Te he dicho cuatrocientas mil veces que no exageres

16 Ago

Los casos de corrupción que estamos padeciendo en la política son demoledores para el aprendizaje de los valores por parte de los niños, de las niñas y de los jóvenes. Y de toda la ciudadanía en general. No me gusta la descalificación indiscriminada de todos los políticos porque no es justa ni es democrática. Ni todos son malos, ni todos son iguales. Pero ahí están, por citar algunos casos, los de Ábalos, Koldo y Cerdán de un lado y, más recientemente, el caso del Ministro Montoro y de sus secuaces del otro. No es fácil persuadir a los ciudadanos y ciudadanas de la imperiosa necesidad de ser honrados con estos ejemplos que están colocados en el candelero de la fama, en la cúspide de la sociedad. Con el agravante de que, en una democracia, la ciudadanía deposita en los elegidos una confianza de la que ellos se burlan con desvergüenza..

La paradoja que encierra el título de este artículo, de todos conocido, adquiere aquí un tinte trágico, una burla sarcástica, un efecto demoledor en las personas de buena voluntad que quieren vivir con autenticidad y contribuir a la construcción de una sociedad democrática presidida por el respeto, la justicia, la solidaridad y la compasión.

Sabemos desde hace tiempo que es el ejemplo lo que nos persuade, que es la imitación el mejor patrón de aprendizaje. Según la Teoría del Aprendizaje Social de Bandura (1977), prestigioso psicólogo canadiense, la mayor parte del comportamiento humano es aprendido mediante la observación de modelos que ejecutan el comportamiento en cuestión, siendo este uno de los medios más poderosos para transmitir valores, actitudes y patrones de pensamiento y comportamiento. Bandura, considera que el aprendizaje vicario es aquel que se adquiere a través de la observación de las conductas de los demás individuos, haciendo que la conducta del observador sea modificada u obtenga un nuevo aprendizaje a base de la nueva experiencia observada.

No sé cómo no tenemos en cuenta este descubrimiento tan importante, tan claro y tan decisivo en los procesos educativos que se producen en la acción política, en las familias, en las escuelas y en la sociedad. En todos los ámbitos No hay forma más bella y más eficaz de autoridad que el ejemplo.

Un profesor entrega a un alumno un ejercicio en el que ha escrito unas líneas de su puño y letra. El alumno, a pesar del enorme interés que pone en conseguir leerlo, no entiende lo que le dice el profesor en esas líneas manuscritas. Y le dice:

Profesor, no entiende lo que me ha escrito aquí.

Y el profesor, sin caer en la cuenta de la contradicción que encierran sus palabras le contesta:

Ahí te digo que escribas con la letra más clara.

Eso en la escuela. Lo mismo sucede en la familia. No olvidaré nunca una escena que contemplé en el estadio Santiago Bernabeu. Jugaba el Real Madrid contra el Burgos, que entonces militaba en primera división. Una parte de los espectadores, por aquel entonces, veían el partido de pie. A mi lado estaban un padre y su hijo de unos diez años. El padre no paraba de soltar palabrotas, improperios e insultos dirigidos al árbitro, a los jugadore del equipo burgalés, al linier de la banda próxima. Era una catarata de palabras soeces.

De pronto, el niño, de forma clara y con tundente suelta un insulto.

Arbitro, hijo de puta.

El padre le suelta una sonora bofetada diciendo:

Eso no se dice.

E inmediatamente sigue con su letanía de palabrotas y de insultos.

Me quedé pensando y seguí observando. El niño no volvió a abrir la boca en todo el partido. Lo imaginé viendo un partido con sus amigos, sin la compañía de su padre y profiriendo una larga ristra de improperios como un energúmeno. Cuando no tiene encima la amenaza de una bofetada se siente libre para imitar a su padre. ¿Qué aprendió aquella tarde en el estadio Santiago Bernabeu? Aprendió a insultar de forma oportuna. Aprendió la incoherencia de su padre, aprendió lo que es el abuso de autoridad…

Su silenció duró el tiempo que faltaba para terminar el partido. No aprendió que no es se puede insultar. Aprendió que no se puede insultar cuando te pueden soltar jun a bofetada. Está claro que el bofetón del padre produjo silencio pero no un aprendizaje positivo. El aprendizaje real provino del comportamiento del padre. Es probable, además, que el niño sintiera un profundo rechazo e indudable animadversión hacia el progenitor que utilizó la fuerza para seguir haciendo lo que prohibió. No nos damos cuenta los adultos de la rabia que generan nuestras incoherencias, nuestro abuso del poder.

También existe esa incoherencia en la actuación de algunos políticos, como decía más arriba. Nos instan a pagar los impuestos y luego nos enteramos de que el Ministro de Hacienda urdió una trama para robarnos a todos de una forma torticera. Nos piden que respetemos las leyes, pero ellos se las saltan con descaro. Esos hechos producen desafecto y rabia . Y eso es muy grave. Los dictadores se han hecho con el poder por la fuerza y está en su lógica extorsionar al pueblo. No sucede lo mismo en una democracia.

Quiero reproducir una larga cita de Humberto Maturana sobre esta cuestión. Una cita en la que dice que tenemos que hablar tanto de los valore porque no los encarnamos, porque no los practicamos, porque no los vivimos.

La recogí en mi libro “Una tarea contradictoria: educar para los valores y educar para la vida”, publicado hace años por la editorial Magisterio del Río de la Plata (Buenos Aires). Planteo en ese libro la tesis de que a la escuela se le plantean dos retos contradictorios. Por una parte se le exige que prepare a los alumnos en valores. ¿Qué valores? Paz, solidaridad, justicia, libertad, equidad, respeto, compasión, honestidad, autenticidad,.. De acuerdo. Pero, a la vez, se le pide que prepare a los alumnos para la vida, ¿Y cómo es la vida? Pues la viuda es casi diametralmente lo contrario: belicista, insolidaria, injusta, coercitiva, egoísta, deshonesta, hipócrita….

¿Qué hacemos? Si le en caminamos hacia la esfera de los valores, es probable que se encuentre luego con situaciones comprometidas. Si le preparamos para sobrevivir en un contexto tan adverso, pondrá en juego la esfera de los valores.

Vuelvo a la cita prometida de Humberto Maturana. La escuché de sus labios en uno de los encuentros celebrados en la Universidad de Málaga de los que salió el libro “Conversando con Maturana sobre educación”. Durante tres mañanas nos encerramos con él los profesores Ángel Pérez Gómez, Miguel López Melero y su servidor. Las conversaciones se grabaron, se transcribieron y la editorial Aljibe publicó el libro al que hago referencia.

Voy a la cita anunciada: “Yo creo que cuando uno tiene que enseñar algo es porque ese algo no surge solo en la vida. Por ejemplo, el niño aborigen australiano va con la mamá o con el papá por el desierto o por la selva recolectando algo o reconociendo el lugar. Lo va recogiendo o va reconociendo el lugar en el momento de vivirlo. Entonces no se le está enseñando. No se le habla de una cosa que tiene que venir sino que está viviéndola allí. Ahora, si yo no tengo la posibilidad de ir al desierto para ver allí la roca que corresponde al lugar donde el ancestro hizo tal cosa…, y estoy en la sala de clase, tengo que hablar de eso. Voy a tener que enseñar sobre esa roca que es un hito fundamental en la historia ancestral. Tenemos que enseñar porque aquello que enseñamos no lo estamos viviendo. Yo creo que ese es el verdadero problema con los valores”.

No vivir los valores, no encarnarlos, es un grave problema. Pero hay otro mayor que es quebrantar la ética mientras se predica y exige su cumplimiento. Es el caso de los sacerdotes pederastas que demandan desde el púlpito la práctica de la castidad. El caso del político que exige el cumplimiento del pago de impuestos mientras roba a la Hacienda Pública, como acabamos de conocer en España con las maniobras torticeras del Ministro de Hacienda Cristóbal Montoro. El caso del médico que prohíbe el tabaco a un paciente mientras extiende una receta con los dedos amarillos de fumador empedernido. O el del profesor que recomienda la lectura cuando siente alergia por la letra impresa. Pocos matricularíamos a nuestro hijo en una Academia que exhibiese en el frontis el siguiente anuncio: “Aquí se dan clases de hortografía”.

10 respuestas a «Te he dicho cuatrocientas mil veces que no exageres»

  1. Querido Maestro:
    !Buen artículo!
    !Es un buen dilema para reflexionar, valores o vida!
    Es una realidad que se educa con el ejemplo.
    Pero también es verdad que por suerte, algunas veces no seguimos los ejemplos de los que debían ser nuestros referentes.
    !Menudos ejemplos nos ha puesto para entenderlo!
    !Impresionante la bofetada del niño en el fútbol a manos de su padre! Cuando el estaba haciendo lo mismo.
    Incoherencias hay en muchas actuaciones en la vida.
    Decir blanco y luego negro, nos lleva a desesperarnos.
    No entendemos esa manera de actuar, porque el mejor de los sentidos, el sentido común, nos dice que es más sensato para nuestro bienestar, decir, hacer y sentir lo mismo.
    Hay que mantenernos firmes en nuestras creencias, definir bien nuestro camino y buscar la plenitud y la paz en nuestras actuaciones.
    !Y ser compasivos con el que tiene la maldad por objetivo!
    !Pobre de ellos, están llenos de odio y desenfreno!
    ! Cuándo el corazón no miente la felicidad llega a tu vida y ese es el mejor regalo!
    !Busquemos la coherencia en nuestras actuaciones para que los demás puedan imitarnos!
    Y ya sin más me despido, hoy desde su tierra malagueña, disfrutando de éste bello paisaje.
    !Pasen una feliz y leve semana!
    Muchos besos.

    • Querida Loly:
      Me alegra saber que estás por tierras malagueñas, disfrutando del paisaje como dices y también de la Feria que hoy se estrena.
      Claro, hay que imitar lo que nos hace buenas personas, no los malos ejemplos que nos conducen al desastre moral.
      El artículo tiene dos vertientes. Una que tú subrayas que consiste en imitar los buenos ejemplos, no los negativos, a pesar de la fuerza de arrastre que tiene la imitación. Y otra que es una invitación a ser nosotros un buen ejemplo para los demás, sobre todo si tenemos responsabilidad educativa como es el caso de padres/madres y docentes.
      Que no pases mucho calor. Y que disfrutes de la ciudad.
      Besos y gracias por ser tan madrugadora.
      MÁS

  2. Buena Miguel Ángel!
    Siguiendo el ejemplo de la academia de «Hortografía»enseñamos en la familia,en la escuela y sobretodo en la sociedad la convivencia con violencia y así no va.
    Estamos contigo sobre la importancia del Ejemplo. Necesitamos referentes y eso lo sabe hasta el neoliberalismo para inculcar sus valores. Gema y yo tenemos dos frases escritas en el corazón de forma permanente: «las niñas y los niños nos aprenden» y «El ruido de lo que somos, les impide escuchar lo que le decimos» la primera se la escuchamos por primera vez a Tonucci y la segunda es made in Santos Guerra del que estamos eternamente agradecidos por todo lo que hemos aprendido, aprendemos y gracias a su amistad seguiremos aprendiendo.
    Como decían los escolásticos » Amor est diffusivum sui» por ello necesitamos compromiso y lo que nos sueles recordar «Amar lo que se hace y a quienes lo hacemos» sería un buen comienzo para dar ejemplo.
    De la corrupción nos preocupa que solo se puede corromper el que tiene «oportunidad» (por estar cerca del poder, etc) ser honesto cuando uno no tiene posibilidad de corromperse es fácil.
    Mil gracias por tu artículo que genera diálogo y las recomendaciones de los libros.
    Mil abrazos y besos. Os queremos!!

    • Queridos amigos:
      Como le digo a Loly, el artículo contiene dos interpelaciones. Una se refiere a qué es lo que imitamos de aquello que vemos. Cuando los de arriba se corrompen están invitando implícitamente a todos a corromperse. El que no aprovecha la ocasión (como dices) es que es tonto. Se produce en efecto de arrastre en escala. Yo digo que los políticos no son intrínsecamente malos pero tienen muchas facilidades (oportunidades) para serlo. Si puedo adjudicar una obra a quien me paga millones, no será difícil demostrar que la adjudicación se hace a la mejor oferta.
      No sé qué planes tenéis esta semana. Carla y yo nos iremos una semana (del 23 al 29). No es fácil encontrar un lugar mejor, pero las fechas invitan a moverse. Es parte del juego.
      Os mandamos un enorme abrazo.
      Yo tengo que incluir en él un sentimiento de gratitud que cada sábado aumenta un poquito.
      MÁS

  3. Hola Miguel Ángel.

    Otros ejemplos son defender el feminismo y tratar a las mujeres como mercancías, o derrochar el dinero público en fiestas privadas en paradores, o enriquecer el currículum con títulos no acreditados, o mentir de forma compulsiva… Ejemplos aplicables tanto a políticos de la derecha como a la izquierda…

    A colación con los incendios que se están produciendo por toda la península, circula por el ciberespacio un dicho de más cabras en el monte y menos cabrones en los despachos… Hay que hacer política preventiva y no matando moscas a cañonazos…

    Claro que hay políticos comprometidos… Hoy están enterrando a uno, que, además, tenía criterio propio…

    Seguimos bajo la sombrilla. Esta larga ola de calor me está derritiendo hasta el cerebro… Por estos lares del Mediterráneo necesitamos un poniente ya, aunque se que por Málaga tiene justo el efecto contrario. Nunca llueve a gusto de todos…

    Un abrazo.

    .

    • Querido Juan Carlos:
      No sabia cómo interpretar el silencio desde la sombrilla. Pensaba que era un efecto de lo bien que lo estabais pasando a pesar del rigor de este verano.
      (Era un verano tan caluroso que los árboles corrían detrás de los perros…).
      Los ejemplos que pones son clamorosos. Y de plena actualidad.
      Generan tristeza y también rabia.
      Lamentablemente generan desafección de la política, tristeza y rabia.
      Escribí sobre ese tema con ocasión del comportamiento de Errejón. Él mismo habló de la incoherencia entre lo que decía y lo que hacía. Es demoledor.
      Un abrazo hasta tu sombrilla familiar.
      A disfrutar del Mediterráneo.
      Gracias por asomarte al blog.
      Un abrazo.
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  4. La foto de la ilustración me ha encantado. Al niño no le han exigido ni le han pedido que coloque las manos a la espalda como hacen los adultos que van delante. Él ha observado y ha decido actuar como ellos.
    El problema es que se pueden imitar comportamientos neutros y comportamientos buenos o malos. Por eso es tan importante que sean buenos. Los copiarán sin esfuerzo.

    • Querida María:
      Por eso me gustó la ilustración. Porque muestra claramente cómo el niño IMITA los comportamientos de los adultos xde forma casi automática.
      Imita lo bueno y lo malo.
      De ahí la importancia de que en la escuela, en la familia, en la política y en los medios, ofrezcamos a los niños/as, jóvenes y adultos ejemplos de bvuen hacer, no solo discursos o consejos.
      Lo importante es lo que somos, no lo que decimos.
      Besos.
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  5. Estimado Miguel Ángel:

    Muy buenas tardes desde acá Chile.
    Mi gran dilema es cómo hilar un relato o plasmar en la escritura, todas las palabras que se agolpan, todas las evidencias cotidianas de eso que yo llamo dicotomía entre el sentir y el hacer.
    Los creyentes hablan de la dicotomía entre Fe y Acción.
    Existe un relato al respecto que me hace sentido contarlo:
    «Había una vez un padre que le estaba dando una reprimenda a sus hijos, a través de un discurso retórico, sobre los valores y sobre el No mentir, pues los había pillado en que no dijeron la verdad sobre como se había quebrado el vidrio de una ventana, en circunstancias que ellos sabían que había sido por efecto de un pelotazo, por jugar en la terraza de la casa, situación que les estaba prohibida. De improviso suena el timbre de la casa, uno de los hijos se asoma por la cortina para ver quien llama, el padre le pregunta, quien es?, el hijo responde, es el vecino, a lo que el padre de inmediato le dice, «dile que no estoy».
    ¿Cuántos de estos relatos haremos en casa?, consientes o inconscientes, pero son la escuela de la dicotomía, pequeños errores que generan grandes impactos cuando se es adulto. De esta forma se va minando los valores y concuerdo con lo que planteaba Humberto Maturana, tenemos que insistir en el discurso de los valores, pero es eso, solamente discurso, pues no es ética vivida.
    Si fuésemos tan desarrollados como lo que creemos ser, controlaríamos nuestros impulsos animales y tendríamos un profundo respeto por el otro, pero vivimos centrados en nuestro ego y eso hace que traspasemos la barrera del dilema ético y lo que vale es obtener lo que deseo no importa como, pero si algún otro realiza un acto indebido, entonces ahí surge el moralista, el cínico, el conectado con la verdad, el cuál apunta con el dedo, da discurso de buenismo y del deber ser.
    Me hierve la sangre, me da ira y me altera, escuchar a los políticos de mi pais, ahora que estamos en campaña de elecciones presidenciales, cómo por ejemplo que la hija de uno de los miembros de la junta militar que gobernó junto a Pinochet, sea una posible candidata, la cuál esgrime un discurso moralista pero expresó que el golpe militar era necesario.
    Otro candidato habla si tapujos en contra de las mujeres, pero dice que son «necesarias «y otro espécimen mas, viene de un hogar donde sus padres estuvieron ligados a la muerte de trabajadores del campo en una zona rural, asunto comprobado pero que le resbala y cínicamente lo niega.
    Es decir de 4 candidatos, 3 tienen un discurso dicotómico entre lo que dicen y lo que piensan y sólo una candidata mujer habla desde lo vivido y lo que hace, pero como es miembro de un partido político innombrable, se ha generado el discurso del terror, todos los empresarios han enviado cartas para que la derecha se alineé con un solo candidato de tal forma de poder gobernar el pais a su gusto, de lo contrario «no habrá dinero».
    La miseria humana en toda su expresión máxima.
    Pero es lo que nos toco así que ha seguir luchando con la convicción de que es preferible intentar el cambio, que a mirar como todo sigue igual.

    Te envío un fuerte abrazo y un saludo a todos los lectores.

    Enrique Pérez. Hidalgo.

    • Querido Enrique:
      Lo importante no es lo que decimos, es lo que somos. Lo importante no es lo que decimos sino lo que hacemos.
      Tú planteas dos ámbitos en los que se hace patente la incongruencia.
      a. El ámbito familiar del que pones un ejemplo de una incontestable mentira: dile que no estoy.
      b. El ámbito de los público, en el que los políticos se nos presentan con enormes contradicciones,. El panorama electoral del que nos hablas es verdaderamente escandaloso. ¿cómo pueden presentarse candidatos con un historial tan indecente? Y, sobre todo: ¿cómo pueden los electores y electoras depositar en ellos su confianza?
      Queda menos para que lleguen mis viajes a Chile. En principio van a ser tres. Uno en septiembre y dos en octubre. A ver si el destino nos depara el regalo de un encuentro.
      Un. gran. abrazo y gracias por tu interesante comentario.
      MÁS

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