Me cuenta mi querida amiga Elena, apasionada profesora de Lengua y Literatura en un Instituto de Enseñanza Secundaria de Málaga que, al finalizar la visita del inspector a su aula, uno de los alumnos le dijo:
-¿Podemos ser ya nosotros mismos?
La frase descubre la complicidad que ese alumno tiene con la profesora. Y desvela que esa persona que ha estado con ellos es un sospechoso vigilante al que conviene ofrecer la mejor imagen para no perjudicar a su querida profesora y para que ellos sean tenidos por estudiantes aplicados, disciplinados y respetuosos. ¿A qué viene esta sabrosa anécdota? Pues me viene como anillo al dedo para hablar de la necesidad de reflexionar rigurosamente sobre la práctica para poder mejorarla
Ningún profesional se forma de una vez para siempre. Alguna vez he dicho que los títulos deberían tener fecha de caducidad. Un médico que no sigue aprendiendo después de terminar su carrera, pronto quedará desfasado en sus diagnósticos y tratamientos. Lo mismo le sucede a un profesor. Hace falta mejorar constantemente la práctica. La mejor forma de hacerlo es la reflexión rigurosa sobre la misma. Para que esa reflexión tenga rigor es preciso que esté basada en evidencias, no en conjeturas. Una buena forma de mejorar es contar con observadores externos que puedan contemplar el trabajo que se realiza en el aula. A través de la discusión de esos informes es probable que se encuentre una información relevante para la transformación de la práctica en su racionalidad y en su justicia.
He escrito mucho sobre la evaluación de las instituciones y de los profesores y las profesoras como medio de mejora de las prácticas profesionales. Uno de los instrumentos más poderosos para comprender lo que sucede en las aulas y en los centros es la observación rigurosa. De eso va uno de mis últimos libros, titulado “El pez en la pecera. Docentes que aprenden en la escuela”, editado por Homo Sapiens en Argentina.
Hay algunos requisitos para que los resultados de las observaciones sean eficaces. El primero es que la persona observada no se vea amenazada y que, para ello, tenga la facilidad de actuar libremente y la posibilidad de interpretar y de decidir lo que hay que hacer con los resultados. En el caso del inspector con el que abro estas líneas está claro que quien observa tiene poder y, por consiguiente, puede hacer con los datos lo que mejor le plazca. Por eso los alumnos modifican el comportamiento y dejan de ser ellos mismos. Y probablemente también la profesora. Esa observación se convierte en un peligro, en una amenaza. El comportamiento se hace artificial, razón por la cual los resultados no reflejan la realidad, no tienen rigor, no sirven para nada.
Muchos problemas que vuelven artificial el comportamiento se podrían resolver observando a través de cristales con visión unidireccional. Ni el profesor ni los alumnos saben que están siendo observados. Como es lógico, ese hecho requiere una aceptación previa por parte de los observados. En mi Facultad de la Universidad de Málaga se ha puesto en marcha un aula experimental que cuenta con cámaras ocultas para que se puedan realizar grabaciones de las interacciones que se producen en ese microcosmos que es el aula.
Si la finalidad de la evaluación es el control y no el aprendizaje, ese proceso se adultera porque también el comportamiento del profesor no es el habitual. Después de una visita de inspección, al finalizar la clase, un alumno le dijo a la inspectora:
– A ver si viene usted todos los días, porque el profesor hoy parecía otro.
El segundo requisito para que la observación sea un instrumento eficaz es que sea prolongada. No basta una sesión para tener una idea de lo que allí sucede. Porque la realidad del aula es muy compleja y muy cambiante.
El tercer requisito es que los datos obtenidos se sometan al contraste de las personas observadas. Porque ellas tienen las claves del significado. El observador goza de mayor independencia ya que no tiene intereses en juego, pero es el sujeto observado quien sabe lo que significa lo que dice y lo que hace.
Recuerdo una experiencia en la que observando a través de fotografías la vida de un aula de infantil, vimos que la maestra caminaba por la clase con un trenecito de niños y niñas que la seguían en fila agarrados a sus babys. En esa fila aparecían siempre juntas dos niñas. Las llamamos para saber por qué esa proximidad reiterada. Se reían de forma cómplice pero no explicaban nada. Hasta que una dijo:
- Te lo vamos a decir, pero tú no puedes decírselo a la seño.
Y, si se les promete silencio a los niños, no se le puede decir a la seño nada ni bajo tortura. El que sean niños no significa que seles pueda engañar y faltar al respeto. Las niñas de esta experiencia explican así su presencia en la fila:
- Es que nosotras somos muy amigas y, cuando estamos juntas hablamos y reímos todo el tiempo. Entonces la seño nos ha puesto a una en un sitio y a otra muy lejos. Y cuando queremos hablar un poquito, nos guiñamos el ojo, vamos a la fila y hablamos de nuestras cosas y ya nos vamos.
Solo ellas tenían la clave. Los observadores solo podíamos hacer conjeturas sobre el motivo de esa coincidencia repetida en la fila.
Si un observador comprueba que nadie hace preguntas en un aula, tendrá que interrogar a los protagonistas para saber cuál es el motivo: no se atreven, lo han entendido todo, tienen miedo a la reacción del profesor, temen que se rían los compañeros, no estaban pendientes de la explicación…
La evaluación pone un espejo delante del evaluado y le dice: Mírate en este espejo. Mira lo que quieres cambiar, lo que tienes que eliminar, lo que tienes que añadir, lo que tienes que cambiar. El evaluador no le dice al profesor tienes que hacer esto o lo otro, o tienes que dejar de hacer esto o lo otro. Hace algunos años publiqué en la Editorial Mar del Plata de Buenos Aires un librito muy pequeño sobre estas cuestiones. Lo titulé “Como en un espejo”.
Es muy importante saber observar. Observar no es mirar, es buscar. Es preciso educar los ojos para ver lo que sucede. Es muy importante discernir qué es lo que es importante y lo que es accesorio.
Las fotografías y las grabaciones ofrecen la posibilidad de analizar detenida y reiteradamente los documentos gráficos que, por cierto, tienen que ser obtenidos con la anuencia de los protagonistas.
El análisis de los datos es una fase fundamental. Alguna vez he dicho que los datos, sometidos a tortura, acaban confesando lo que quiere quien los maneja. Para hacer un buen análisis hace falta tener una buena teoría para interpretarlos. Me gusta poner este ejemplo que es muy clarificador. Si acuden a ver un parido de fútbol un periodista deportivo y un amigo que no conoce las reglas del juego, los dos van a ver y van a escuchar lo mismo si está uno al lado del otro. Pero uno sabe lo que pasa mientras que el otro no tiene ni idea de lo que está sucediendo.
Cuando el especialista deportivo dice que uno de los equipos está jugando con la táctica del 4-4-2, el profano ve muchos números pero esos tres no los ve por ninguna parte. Y no los ve porque no están escritos. Son el fruto de una teoría. Cuando el público grita, quien no conoce las reglas, no sabe por qué lo hace. El periodista le explica que tiene la culpa el de negro, y el amigo dice:
– Ahora caigo en la cuenta. No ha tocado el balón en todo el partido.
Quiero terminar compartiendo una experiencia que puse en marcha cuando fui Director del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga. Se llamaba “Puertas abiertas para mejorar la práctica docente”. Consistía en que los profesores y profesoras que lo deseasen abrirían sus aulas a observadores externos. Ellos, a su vez, observarían la actividad docente de otros colegas. Les sorprendió que, al formar las parejas, les propusiera que un profesor de matemáticas observara a uno de griego y uno de medicina a un colega de filosofía. Se pretendía que el foco de la observación no fuese solo el contenido de las materias sino las estrategias didácticas de enseñanza y aprendizaje. Al finalizar las observaciones se intercambiaban los informes. Y de ese diálogo surgían las evidencias para mejorar las prácticas.
Querido Miguel Ángel:
Todo muy cierto, muy difícil y real,como la vida misma.
La observación rigurosa. La reflexión, que no deja de ser la observación de lo observado. Así aprendemos. Así mejoramos si somos honestos y no nos hacemos trampas.
Muy pocas veces somos nosotros mismos, puede que ni en nuestra propia casa. Y muchas veces eso es bueno. Quizás sea domesticación o educación, pero ese lleva al otro con la cuerda corta para que no se desmelene con lo que decimos sinceridad.
Abrazos maestro, como te dicen mucho aquí y que a mí me gusta.
QUERIDO JOSË ANTONIO:
Te escribo desde Santo DOMINGO donde he estado tres días en un Congreso sobre Formación Docente. No he podido seguir el rastro de ningún negocio y no he podido dedicar ni unas horas al ocio. Seis conferencias, más la de apertura y la de clausura. Una paliza, pero muy gratificante porque la receptividad y la empatía de estos docentes no puede ser mayor.
Muy importante y muy sugerente la expresión que utilizas cuando dices lo siguiente: si somos honestos y no nos hacemos trampas. Es que muchas veces nos hacemos trampas.Por pereza, por interés, por comodidad… Hay que estar al lado de las trampas en el solitario.
Un gran abrazo.
Gracias, amigo.
MÁS
Buenas Miguel Ángel!
Precioso y necesario artículo. Gracias
Esta semana sin sustos y con la conexión perfecta aunque ya sabemos que nada en la red se pierde.
Hoy tocas una de las claves de la educación que tanto has trabajado, la evaluación!
Es el gozne necesario para la transformación. Cambiar la evaluación es cambiarlo todo.
Mil gracias por recomendar los dos libros, esto me sirve para animar a que los compren cuando reenvío tú artículo.
Saludos desde el sur allá donde estés.
Mil abrazos
Queridos amigos almerienses:
Os escribo desde mi hotel en la ciudad de Santo Domingo de la República Dominicana. Dicen que a viene aquí para hacer negocio y yo sin enterarme de nada, T que es el paraíso del ocio. Pues nada, Ni entrarme tampoco. Terminé ayer el Congreso seis conferencias, más apertura y clausura, Ahora voy aa tener una intervención para Chile y… al aeropuerto para viajar a Madrid y de Madrid a Málaga.
El tema de hoy, en efecto, es de gran interés para que podamos mejorar,
Ña reacción del alumno de Elena me pareció fantástica. Tanto, que fue el origen de toda la reflexión.
La experiencia del ICE resultó fantástica. Hubo más de cincuenta voluntarios.
Un abrazo.
Feliz verano.
MÁS
QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL ÁNGEL:
Un sábado más, gracias a este foro, blog, auténtico punto de encuentro para disfrutar, encontrarnos y activar el sentido crítico, romper inercias y resistencias para la mejora del sistema y el orden establecido en tantos ámbitos del mundo actual.
–El tema central del artículo, henchido de tu genialidad y magistral estilo de pedagogo, aborda y engloba varios motivos y subtemas: la exposición, el desarrollo de los planteamientos y las propuestas sugeridas por tu parte en cuanto a la evaluación y función de la inspección educativa, reducida muchas veces a una actuación controladora, de observación detectivesca, lo cual presupone y provoca una alta tensión y nerviosismo, junto a una apariencia de realidad, porque, como bien describes, el alumnado, conminado por la profesora –también compadecido del «trago» que la presencia del Sr. inspector provoca en la docente– sin duda alguna, origina cierta angustia ansiosa en los propios alumnos. Esa presencia de un profesional funcionario de la inspección impone: representa un cargo preeminente: es un integrante o miembro de la «jerarquía» de la institución escolar. Habitualmente altera la dinámica del grupo…el día a día del ejercicio docente, concretamente, la actividad docente de tal o cual profesor o profesora. Somos humanos y conocemos casos (excepcionales) de autoritarismo, no de autoridad.
—Si me permitís expresar mis vivencias con la inspección: en honor a la verdad, debo manifestar públicamente que la experiencia, o experiencias, en mi relación con los señores inspectores ha/n sido motivo de satisfacción y sorpresa en el sentido positivo del término.
1.°) Recuerdo la enorme responsabilidad que recayó sobre mí (por sorteo, hay quien dice que la bola que me asignó la función que enseguida os comento estaba preparada para que yo asumiera la ingente tarea).
¿Cuál fue esa responsabilidad tan grave y de suma importancia? La de ser secretario de la junta electoral del IES MEDITERRÁNEO DE MÁLAGA, EL PALO. Creo que también para las elecciones de representantes del consejo escolar, y otros órganos representativos que ahora no recuerdo bien. Al grano: el proceso implicó un mecanismo exhaustivo de supervisión del censo de toda la comunidad educativa, comprobar la actualización del mismo; papeleo de lo más variopinto: informes, cotejo de datos, asegurar el buen desarrollo del proceso en general, y, particularmente, del proceso electoral, reuniones diarias vespertinas durante tres semanas con el Sr. inspector, redactar diferentes documentos oficiales requeridos con los resultados y los nombres de los/las representantes de los distintos sectores…El trato y la estima entre el entrañable inspector (se jubilaba en breve) y yo fueron recíprocos, nos profesamos una mutua admiración y reconocimiento, lo supe gracias a que se lo comentó a mi director. Perdón por la inmodestia. Supuso una experiencia enriquecedora para mí, aquel curso 2003-2004, IES MEDITERRÁNEO DE MÁLAGA, EL PALO.
2.°) La segunda experiencia enriquecedora también ocurrió en otro insigne y prestigioso IES de Málaga, durante el
último año antes del traslado a Valladolid: 2006-2007, IES MIGUEL ROMERO ESTEO DE MÁLAGA. Como una actuación de rutina, el Sr. inspector, D. Carlos, entraría en las aulas de 3.° de ESO. No me olvidaré del estado de nervios de una compañera de Matemáticas. Yo le decía: «Tranquila, es algo habitual, tú trabajas bien. Seguro que ha presenciado grupos disruptivos, para el inspector, entrar en una clase es el pan de cada día «. Al final, nos sorprendió positivamente: solicitó al Sr. Director, un gran Amigo, noble persona y excepcional director, D. Fernando Medina, que los profesores de 3.° de ESO entabláramos sentados en torno a una mesa una conversación con él para describirle, expresarle o informarle de nuestra práctica docente, de las dificultades, retos, problemas del trabajo, del proceso o procesos de enseñanza, de los procesos de aprendizaje. Hablamos del alumnado, de sus expectativas, actitudes, dificultades, procedencia, familias, necesidades especiales…En vez de encarnar una figura estática intimidatoria, en vez de amonestar, en vez de asistir a una farsa, en vez de imponer, nos escuchó, se interesó, realizó concienzudamente y con profesionalidad, calidad y calidez humanas su importante trabajo. Nos ofreció su ayuda y disponibilidad para cualquier consulta o aclaración. Conmigo se mostró muy cordial y atendió con bastante interés a mis explicaciones. Nunca me olvidaré de este cualificado y muy humano inspector (joven), D. Carlos.
–TÉRMINO: Os ruego que me disculpéis el «excursus» que os he lanzado. Mi objetivo: transmitir serenidad a los que recibirán en unos meses al inspector o inspectora. A mi entender, sin ánimo de generalizar, creo que la inspección poco a poco va eliminando inercias y estereotipos como el principio de autoridad jerárquica, las correcciones resultan argumentadas y discernidas; el distanciamiento humano se sustituye por más empatía, la imposición y el silencio de los que dependen de su facultad y función se torna comunicación bidireccional…
Efectivamente, la inspección debe supervisar el buen funcionamiento de los distintos recursos de la institución escolar: humanos y de organización. Debe asegurar el cumplimiento de la ley. Conocer la información contenida en los diversos documentos preceptivos, la tecnoburocracia…Pero más importante todavía: ayudar y asesorar, dilucidar y aclarar cuestiones. Legalidad sí; legalismos, ¡NO! Ante todo y sobre todo, humanidad, los educadores, los directores y los jefes de departamento (prefiero, utilizo en las actas y documentos del departamento el término «coordinador») también somos personas. Menos formulismos y formalismos… más autenticidad humana y servicio de ayuda.
Gracias por vuestra santa y bendita paciencia. Habéis superado a Job. Y ya es decir. Con el calor que «seca la sesera o mollera» , el «Quijote» (Sancho, «con muy poca sal en la mollera», o sea, sin cerebro).
Desde Valladolid (España), feliz fin de semana. Carlos Arconada Carro, como D. Jorge Guillén: un vallisoletano de corazón malagueño, boquerón…
Querido Carlos:
Tú tienes tal capacidad de comunicación y tanta bondad que serías capaz de tener amigos en el infierno. No me extraña que hayas tenido buenísimas relaciones con inspectores e inspectoras porque tú haces mejores a las personas con quienes tratas, solo ves su vertiente positiva.
Sé que hay inspectores e inspectoras innovadores, que orientan, animan, ayudan… Por otra parte, la función ha mejorado mucho, en general.
Y es importante que así sea porque la inspección tiene una responsabilidad importante.
Yo tuve un problema muy duro con la inspección de Andalucía. La Dirección General de Profesorado encargó a mi grupo de investigación hacer la metaaevaluación de la evaluación que los inspectores habían realizado de los centros escolares de Andalucía. Se negaron a colaborar si el grupo de investigación que yo dirigía se hacía cargo de la tarea. Según decían, yo no tenía buena imagen de la inspección. Algunos miembros del grupo dijeron que no aceptásemos el encargo si los inspectores no colaboraban. Mi postura fue que aceptásemos el trabajo y que contásemos lo sucedido con loa inspección. De hecho, hay un capítulo en el Informe que se titula ACTITUD DE LA INSPECCIÓN ANTE EL PROCESO DE METAEVALUACIÓN. Levantó ampollas. No quería que se difundiese el Informe final. Envié el libro a la Editorial Eduforma de Sevilla. Cuando supieron que se iba a publicar el libro me llamó el Inspector Jefe para decirme que el Informe no era mío y que no podía publicarlo. Le dije que la invstigación se había realizado con dinero público, que el dinero público lo ponían los ciudadanos y que le iba a dar el Informe a sus legítimos propietarios. Se hizo una presentación por todo lo alto, se invitó a la Inspección y no acudió nadie.
Comparto contigo la idea de que la Inspección está superando inercias y mejorando el sentido de la tarea.
Un gran abrazo y gracias por tu interesante comentario.
MÁS
Gracias, MIGUEL ÁNGEL.
Desconocía este hecho de la Inspección, quizá promovido por el Inspector Jefe y otras instancias de la Consejería de Educación. Disculpadme si la denominación de la Consejería abarca más términos y competencias de otra índole (deporte, tauromaquia…). No lo he consultado.
El argumento que adujiste responde al sentido de la honorabilidad y a un deber de justicia. Tus colaboradores y tú, Miguel Ángel, sorteasteis inteligentemente el boicot, gracias a la publicación del libro: un equipo frente a todo un ejército del poder institucional educativo.
Gracias por confiarme esa experiencia concreta.
Y feliz inicio de semana. Si no recuerdo mal, el inicio de la Feria y Fiestas de Málaga se aproxima. Cuidado con el finito que ofrecen en la feria de día (calle Larios…).
Saludos cordiales. Carlos Arconada
Querido Carlos:
He contado esta historia y otra de similar contenido ocurrida con el Ministerio de Educación de Bolivia.Nos pi9dieron a varios expertos la evaluación de una Reforma educativa.Desde el primer día le pedí al Ministro que exigía (no solo pedía, exigía) seguridad para la publicación de los informes TAL COMO SALIERAN DE LAS MANOS DE LOS EVALUADORES. NO LAS TUVE. EL ÚLTIMO DÍA DIJE EN LA SESIÓN QUE LOS INFORMES ESTABAN FILTRADOS EN VARIOS PUNTOS DEL MINISTERIO, DE MODO QUE, SI LOS CAMBIABAN A SE SILENCIABAN,LA CIUDADANÍA LO SABRÍA. La reacción fue terrible. Me amenazó, non mi nombre y apellidos, en la prensa.Le dije algo parecido que en el conflicto andaluz: los informes son de los ciudadanos, ya que los han pagado.
He explicado estos dos casos en el libro LA NEGOCIACIÓN, PIEDRA ANGULAR DE LAS INVESTIGACIONES Y DE LAS EVALUACIONES. Es un asunto crucial para el rigo, el aprendizaje y la ética.
Sí, ya se acerca la feria. Ojalá que sirva para celebrar juntos la vida y el paso del tiempo.
Un abrazo.
Gracias.
MÁS
Querido Maestro:
!Me sorprende leer, que es un viajero incansable!
!Cuanta suerte tienen los que pueden escuchar sus ponencias!
Ser una persona observadora tiene muchas ventajas.
Yo debo reconocer, que no lo soy.
Me centro mucho en lo mío, no es egoísmo, es desarrollar lo que nunca he tenido, amor propio.
Pero entiendo que observar es algo muy importante.
Desarrollas muchas habilidades, cómo la atención, la empatía hacía la otra persona, el tener bajo control el espacio donde transitas, la disposición a estar en alerta si algo sucede.
!Pero yo soy más ingenua, más desastre!
!A veces no atiendo suficientemente!
Yo lo achaco a mí deficiencia auditiva.
Tengo que concentrar mi atención en lo más próximo porque mi audición no me alcanza más lejos.
No me quejo, asumo lo que me ha tocado vivir, agradeciendo enormemente estar viva.
Sin embargo la enfermedad me hace estar algo más atenta de los acontecimientos que ocurren a mí alrededor, agudizando los demás sentidos.
Siempre se pueden alcanzar sueños y lo estamos viendo en los juegos olímpicos 2024.
Es un placer comprobar que el esfuerzo nos hace ganar batallas y medallas.
Me han encantado todas las historias que cuenta, porque hacen más compresible los textos.
Espero que disfrute de ese bonito viaje y lo haga recibiendo y repartiendo afectos.
Y ya sin más me despido con un cordial abrazo para todos.
!Qué la semana sea feliz y leve!
Muchos besos.
Querida Loly:
Ya estoy en casa, después de una semana de actividades en un Congreso.sobre Formación Docente celebrado en Santo Domingo. Ha sido una hermosa experiencia.
Cada uno tiene <Ha sido preferencias y habilidades distintas. A cada uno, por un sinnúmero de motivos nos vienen mejor unas actividades u otras.
Estoy seguro de que si tuvieras que observar que observar y registrar una actividad docente lo harías con la mayor atención.
Y también estoy seguro de que no tendrías problema en que te observasen para poder mejorar tu práctica.
Todo depende de la actitud.
Y estoy seguro de que tu actitud y tu compromiso con la enseñanza çhan sido magníficos y te hubieran dado la fuerza necesaria para participar de esas experiencias.
Además, a observar se aprende observando.
Besos y gracias,
MÁS
Querido Miguel Ángel.
No he recibido con claridad tu respuesta.
Sí le digo que cada día manifiesto más comprensión a mis actuaciones.
Y con afectos se puede hacer e intentar cualquier actividad.
Estoy segura que la energía positiva se transmite y hace que el corazón de las personas funcionen a la perfección.
!La unión nos hace más grande!
!Procura descansar!
!Qué los viajes son agotadores!
Querida Loly:
No sé qué me quieres decir con tu frase NO HE RECIBIDO CON CLARIDAD TU RESPUESTA.
Lo que te he querido decir es que con el compromiso y la voluntad de mejora se pueden poner en marcha ese tipo de prácticas porque a observar solo se puede aprender observando.
Sí, los viajes te cansan, pero la satisfacción que generan compensan y alivian el cansancio.
Besos.
MÁS
Miguel Ángel
Me refería al texto que no me había llegado con claridad y había cosas que no podía leer.
Ahora sin problema lo he leído perfectamente.
Muchísimas gracias por infundirme tantas cosas buenas.
Lo agradezco con el corazón porque me da muchísimas fuerzas para seguir adelante.
Uno de mis deseos sería volver a escucharle en alguna intervención.
!Escucharlo es una maravilla!
!Cuídese de este intenso calor!
Muchos besos.
Querida Loly:
No pensé que se trataba de poca claridad visual.Creí que era cuestión de poca claridad en la expresión.
Me alegro que se haya solucionado.
Sí, habrá que cuidarse de esta ola de calor tan sofocante.
En Santo Domingo hacía calor, pero no tanto.
Besos.
MÁS
En general los profesores no queremos tener observadores en el aula. No nos gusta que nadie nos supervise y que nadie nos diga lo que piensa sobre lo que hacemos.
Creo que al mantener esta actitud nos privamos de una formidable ayuda porque, como dice, nos privamos de ese espejo que nos podría devolver la imagen sobre la que trabajar para mejorar lo que hacemos,
Gracias por el artículo.
La frase del alumno de Elena es antológica.
Estimado Daniel:
Es cierto. Existe una resistencia a ser observados. Y, sobre todo, si se trata de observadores que tienen poder sobre nosotros.
Si quien observa puede utilizar la información sobre nosotros, la reacción lógica es falsear el comportamiento.
Por eso hablo de una observación democrática, científica, una observación que se pone al servicio del observado y es él quien la utiliza para comprender y mejorar lo que hace.
Gracias por leer y por escribir.
Un cordial saludo.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Has escrito esta semana un artículo muy interesante sobre un aspecto fundamental de la educación y creo que de todos los aspectos de la vida, la evaluación.
Qué cierto es cuanto dices, y qué estupenda la frase del alumno jejeje.
Creo que todos los docentes sabemos de sobra lo importante que es la evaluación, que no la calificación, pero no siempre tenemos la valentía de que nos observe un agente externo ( y no me refiero solo a la inspección) porque ese espejo que tú señalas, podría devolvernos una imagen incómoda que no queremos reconocer.
Muchas gracias por el artículo y un abrazo.
María Ángeles Peláez
Querida María Ángeles
Acabo de regresar de Santo Domingo, donde he participado en un Congreso. En una de las sesiones que titulé LAS EMOCIONES DE LA PROFESIÓN DOCENTE hice referencia a tu correo anual…
Efectivamente, la frase del alumno e Elena es antológica.
Creo que la propuesta de mejora que planteo es muy eficaz.Lo que pasa es que necesita condiciones: tiempo, observadores, preparación…
Gracias por leer y escribir en estos días de vacaciones.
Besos.
MÁS
VEO DOS CUESTIONES IMPORTANTES EN EL ARTÍCULO. UNA RELACIONADA CON EL PAPEL DE LA INSPECCIÓN Y OTRA CON LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN.
En cuanto al primer tema creo que hay mucho que mejorar en la función que tiene la inspección en la mejora,
En cuano a la investigación creo que hay que mejorar las condiciones laborales para que pueda realizarse. En lugar de tanta burocracia, hay que hacer este tipo de cosas.
Estimado José María:
Hay que mejorar las funciones de la inspección. Hay funciones pedagógicamente ricas y funciones pedagógicamente pobres.
Convendría propiciar las más ricas.
También es interesante propiciar la investigación que hacen los profesores sobre sus prácticas. No hablo de la investigación macro, realizada con grandes muestras y complejos aparatos estadísticos. Hablo de la investigación del profesor sobre sus propias prácticas para mejorarlas en su racionalidad y en su justicia.
Un abrazo.
Gracias por escribir.
MÁS
Interesante propuesta para mejorar el trabajo en las aulas.
ES MUY INTERESANTE DISPONER DE TIEMPO, DE CONOCIMIENTO Y DE GANAS PARA PODER HACER UN PROCESO DE REFLEXIÓN BASADO EN EVIDENCIAS.
Yo voy a tratar de hacerlo en mi aula.
Querido Marío:
Me gusta que te hayas decidido a hacer la experiencia en tu clase.
Verás lo interesante que es y los frutos que da.
Es preciso dedicar tiempo, aceptar observadores y realizar buenos informes.
Te doy las gracias por haberme leído y por haber escrito este comentario en el que nos comunicas que vas a lanzarte a la piscina de la investigación.
MÁS
Hola Miguel Ángel.
Esta semana llego el último… Te leí el sábado desde mi sombrilla, pero se me hacía muy pesado comentar desde el teléfono móvil, una teclas tan pequeñas para unos dedos tan grandes es una lata escribir…
Voy a hacer copias y pegas de tu reflexión para comentar:
«Ningún profesional se forma de una vez para siempre. Alguna vez he dicho que los títulos deberían tener fecha de caducidad» Es más, ami juicio, ningún título prepara para lo que se le presupone. El graduado de magisterio no implica ser un buen profesor,será la práctica y la experiencia la que le vaya dando consistencia a esa formación previa universitaria. Y puesto que la formación universitaria es muy básica, desde mi punto de vista, es requisito imprescindible la formación continua…
«Para que esa reflexión tenga rigor es preciso que esté basada en evidencias, no en conjeturas» El problema es diseñar instrumentos que realmente evalúen o exploren lo que que queremos observar. E indiscutiblemente en educación no se trabaja en cadena, de manera que se pueda comprobar donde está el fallo e un eslabón de la misma. Por ello,como bien indicas, es necesario realizar múltiples observaciones, no vale la visita de un día del inspector o inspectora de turno. Hay clases en dónde uno sale satisfecho con la docencia impartida y en otras fastidiado por no haber dado con la tecla para capturar la atención del alumnado… Tanto en un caso como en el otro habría que analizar por qué sale uno satisfecho o fastidiado, en ocasiones lo intuimos, pero no lo queremos ver, especialmente cuando hemos fracasado…
Para finalizar un apunte, los niños y niñas son los mejores observadores y pueden dar las mejores evidencias sobre la acción del docente. Ellos observan y analizan con detalle y durante mucho tiempo cómo actúa su maestro o maestra. Por tanto a ellos también tenemos que preguntar y poner en tela de juicio nuestras intervenciones ¡Qué mejores observadores externos que nuestro propio alumnado…!
Mañana a leer tu nueva entrada.
Un abrazo
Querido Juan Carlos:
Todos los veranos tu emblemática sombrilla se planta sobre las letras de este blog. No tendría sentido el verano sin la sombrilla de Juan Carlos.
Certeros tus dos comentarios a las dos frases que has elegido para hacer una breve exégesis.
Me voy a detener un poco en la tercera ida. En la conveniencia (yo diría necesidad) de contar con la opinión de los alumnos y de las alumnas. Esa es la clave. Ellos saben muy bien lo que pasa o, mejor dicho, lo que les pasa. Cuando hablamos en investigación de la necesidad del rigor, nos referimos a la triangulación de la información. Es decir a la necesidad de detectar las discrepancias entre lo observado, lo escrito y lo hablado. Siendo la pretensión no eliminar sino explicar las discrepancias, Es necesario para ello saber entrevistar, saber escuchar.
Cuando el sistema se pregunta por el buen profesor, de manera equivocada, va a contar el número d certificados adquiridos, pero yo iría a preguntar a los alumnos y a las alumnas. Ese sí que es un buen indicador.
Un abrazo mediterráneo.
Aprovecha y disfruta.
Gracias por este estupendo y postrero comentario.
MÁS