Preocupados por las cuestiones materiales, nos olvidamos en muchas ocasiones de algo tan importante como la salud emocional. Acuciados por las necesidades relacionadas con el cuerpo, hacemos caso omiso de nuestro bienestar psicológico. Inquietos por el porvenir de nuestros hijos e hijas, vivimos entregados a la satisfacción de sus necesidades físicas presentes y futuras y nos olvidamos de su desarrollo emocional.
La pandemia que todavía estamos atravesando ha generado muchas desgracias: muertes en soledad, ruina económica, secuelas somáticas perniciosas, ingresos hospitalarios, confinamientos y restricciones… De todo ello hemos ido teniendo cumplida información cada día. Hemos estado abrumados por las cifras, muchas veces aterradoras. Pero no se ha hablado tanto de las consecuencias que ha provocado en la salud mental de los ciudadanos y ciudadanas. Y está claro, a mi juicio, que han existido y que tienen mucha importancia. Importancia que se acrecienta al no ser objeto de atención, estudio y respuesta. Si no se tiene conciencia de un problema, es imposible tratar de solucionarlo. Si no se diagnostica con rigor, las soluciones serán inútiles o contraproducentes.
Uno de los daños psicológicos que ha provocado es el incremento de un trastorno denominado “síndrome del impostor” (deberíamos decir “síndrome de la impostora”, ya que afecta a más mujeres que hombres), “fenómeno del impostor” o “síndrome del fraude”. No digo la aparición, porque el síndrome ya existía con anterioridad a la pandemia, sino su considerable incremento. El trastorno afecta a una de cada siete personas, según el International Journal of Behavioral Science. Esta afección no es considerada un trastorno psicológico ni una patología grave, por lo que no se recoge en el Manual de diagnóstico de los Trastornos Mentales.
El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978. Este mismo año publicaron un artículo sobre este síndrome, “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention” (El fenómeno del impostor en mujeres de alto rendimiento. Dinámica e intervención terapéutica)..
¿En qué consiste el síndrome del impostor? Es un fenómeno psicológico por el que la persona cree que no es inteligente, que no es capaz, que no es competente ni suficientemente creativa, a pesar de que las evidencias demuestran que esa persona es hábil, que presenta un buen rendimiento y que incluso tiene éxito. El paciente se siente un impostor, aunque en realidad no es cierto que lo sea. La persona afectada se considera un fraude social, aunque no lo manifieste o, incluso, aunque manifieste en público lo contrario. Quien padece el síndrome cree que nunca ha dado ni va a dar la talla. Es un trastorno relacionado con la incapacidad para atribuirse los propios logros. Estas personas atribuyen el éxito de una tarea, ya sea en el ámbito laboral, familiar o académico, a factores externos, como la suerte, el azar, la divinidad o la ayuda de otros agentes.
Las personas que padecen el síndrome del impostor están convencidas de que son un fraude, de que no merecen el éxito que han conseguido y de que son inferiores al resto. A pesar de que demuestren lo contrario, la persona continuará convencida de que no ha logrado nada por sí misma e interpretará sus logros como resultado ajeno. Este síndrome se caracteriza por el sentimiento de vacío constante, de que algo falta por muchas cosas que se consigan. En el fondo, descubre un problema de identidad y un pésimo autoconcepto.
Se suele dar en personalidades que aparentan Además son conscientes de que tienen alguna dificultad emocional que tratan de esconder. Les cuesta exteriorizar sus emociones y pensamientos porque tienen miedo de perder la aceptación de los demás. Tienen la sensación de que si muestran lo débiles o torpes que son, van a perder la aprobación del prójimo.
He leído recientemente un artículo sobre esta cuestión en el que se afirmaba que el problema afectaba más a las mujeres en un porcentaje del dieciocho por ciento. Puede ser. Porque hay estereotipos que exigen a la mujer ser maravillosa en todos los aspectos: supermadre, superejecutiva, superesposa, supereficaz, superfuerte, superatractiva, …
Todas las comparaciones que hacen con otras personas concluyen en detrimento de quien tiene el trastorno. Todos los demás son mejores en todo lo que es necesario saber o tener para ser una persona respetada y admirada. Todos los demás son más listos, más guapos, más competentes, más creativos, más sociables, más fuertes…
Debajo de la apariencia prepotente y arrolladora de algunas personas se esconde un complejo de inferioridad que se pretende borrar con manifestaciones impactantes. Esa percepción subjetiva genera ansiedad, angustia, estrés y desconfianza en las propias posibilidades. También puede producir reacciones de miedo a ser descubierto por los demás como lo que siente de sí mismo el impostor que es: un mentiroso redomado.
La Doctora Valerie Young es experta de renombre internacional en esta materia. En 2011 escribió un best-seller titulado “The Secret Thoughts of Successful Women: Why Capable People Suffer from the Impostor Syndrome and how to Thrive in Spite of it” (Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas: por qué las personas capaces sufren el síndrome del impostor y cómo prosperar a pesar de él).
Categorizó los comportamientos relacionados con este síndrome en cinco grupos de personas:
- Los perfeccionistas: el éxito para estas personas no suele ser satisfactorio, porque al ponerse metas tan altas, siempre piensan que lo podrían haber hecho mejor.
- Los Individualistas: rechazan la ayuda. Sienten que si piden ayuda no demuestran su valía.
- Los Expertos: suelen pensar que no han sido honestos en la selección y temen ser descubiertos.
- Los Genios Naturales: Se juzgan a sí mismos, se estresan y se agobian si no hacen las cosas con fluidez, rapidez y a la primera.
- Los Superhumanos: se presionan para trabajar más duro y dar la talla, pudiendo dañar su salud mental y sus relaciones sociales.
Aparte, establece algunas posibles causas del origen del síndrome, como las dinámicas familiares llevadas a cabo durante la infancia, por ejemplo las comparaciones entre hermanos, familiares, la presión que ejercen los padres sobre sus hijos…
A pesar de las pruebas externas de su competencia, aquellos que padecen el síndrome del impostor están convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido. Las pruebas de éxito son rechazadas como pura suerte, coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser.
El síndrome del impostor, en el que gente competente encuentra imposible creer en su propia competencia, puede ser visto como complementario al efecto Dunning Kruger en el que gente incompetente encuentra imposible creer en su propia incompetencia. Se trata de un sesgo cognitivo por el cual las personas con baja habilidad en una tarea sobrestiman su habilidad. Suele medirse comparando la autoevaluación con el rendimiento objetivo.
He pretendido con estas líneas llamar la atención sobre la importancia de la educación emocional. Hay que trabajar con nuestros hijos y alumnos las cuestiones relacionadas con la autoestima, con las habilidades sociales y con la esfera sentimental. Nos importa la geografía, las matemáticas, la historia, el arte, la química, la literatura…, pero permanecemos ajenos, en la familia y en la escuela, a otras dimensiones educativas sobre las que descansa nuestra felicidad. Hay que evitar hacer comparaciones con otras personas, reconocer la propia valía y compartir lo que se siente. En algunas ocasiones, cuando el síndrome se agudiza, se hace necesaria la ayuda de un profesional. Es hora de ver con normalidad que alguien tiene cita con un profesional de la psicología. No estamos locos cuando buscamos nuestra salud emocional.
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Buenas Miguel Ángel!
Hoy nos brindas un articulo..Bingo!!
Bueno, Interesante,Necesario,Generoso y Original.
Gracias.
La Salud mental y el bienestar emocional es ya una necesidad de País urgente y prioritaria.
Existen ya innumerables estudios e investigaciones post pandemia sobre las consecuencias en la infancia, jóvenes y población general que ponen los pelos de punta. Debemos conocerlos.
En materia de Educación Emocional tenemos una oportunidad con la LOMLOE y con los 100 millones del Plan de acción 21/24 Salud Mental y Covid esperemos que mejore porque el retraso es evidente.
No conocía a los señores Dunning y Kruger con su efecto..interesante. Gracias. Mis neuronas han estudiado más al Señor Narciso y su primo soberbio.
Me uno al barco sobre la importancia de la educación emocional..Mi Capitán ya tiene a otro grumete para este viaje a tan buen puerto.
Mil abrazos a toda la Familia.
Os queremos y tenemos presente.
Cuidaros
Querido Miguel, querida Gema:
Qué hermoso es comprobar que ese artículo que se hace visible a la 1 de la madrugada, va a tener una respuesta inteligente y sensible en la mañana del sábado.
Y saber que se lee en familia. Es un honor que merece mi sincera y emocionada gratitud.
Estoy participando en un Master y un Diplomado en Educación emocional que tienen varias ediciones al año. Los organiza la Fundación Liderazgo Chile. Cada experiencia me convence más de que esta tarea se hace cada día más necesaria e importante.
Cuántos sinsabores nos ahorraría preocuparnos de la EDUCACIÓN DEL CORAZÓN y cuánto disfrute de la vida y de las relaciones con los demás.
Un gran abrazo familiar.
MÁS
Querido Maestro:
Hoy el tema que trata de salud emocional me enamora.
Lo emocional es lo más significativo en lo personal y en las relaciones con los demás.
Tan importante que es el eje central de todas las actuaciones y de la convivencia.
Que su ausencia provoca trastornos es algo más que evidente.
Hoy quiero comentarle, porque para mi ha sido un gran aliciente de vida, mi colaboración en la semana del día del libro, con la participación en la lectura de un poema llamado «Te necesitas» de la gran poeta contemporánea, Magdalena Sánchez Blesa.
Iba con nervios, exponerse a leer en un auditorio causa inquietud.
Pero es un poema que me llena los adentros, enternece mi corazón,pone luz a mi mente y me hace crecer.
¡Fue un gran éxito!
Logré enternecer a todo el público asistente.
Incluido a un gran escritor allí presente, Francisco Díaz Valladares, que tuvo la gentileza de elogiar efusivamente mi modesta actuación.
Todo esto viene a relucir el trastorno del que habla que nunca me creo la capacidad que tengo de sorprender.
Y esta vez, si me lo he creido.
¡Tanta gente no se puede equivocar!
Le voy a escribir un trocito del poema que trata de que nos demos cuenta que somos importantes.
» Y nunca tus asuntos lo primero,
y déjalo pasar que no hace falta,
y acaso el mes que viene,si se puede.
Y el tiempo que te agacha la mirada.
Y tú, cuando los años lo permitan,
y tú , cuando esta crisis un día pase
y tú cuando se pueda en otra vida
y tú nunca jamás de los jamases.
Y el tic tac del reloj en tu muñeca,
y vas envejeciendo en el paisaje. »
Con todo mi amor para todos ustedes.
Y ya sin más me despido con un cordial y entrañable abrazo.
¡Qué la semana os sea feliz y leve!
Besitos.
Querida Loly:
Gracias por compartir con todos los lectores y todas las lectoras la experiencia que describes en tu comentario.
Estoy seguro de que las felicitaciones que recibiste (a las que me uno) fueron más que merecidas.
Esas felicitaciones son un medio para eliminar el síndrome del que hablo en el artículo.
La parte del poema que has reproducido está llena de sabiduría y emoción.
Besos. Gracias. Feliz semana.
MÁS
No conocía el nombre del síndrome, pero sí conozco a personas que creo que lo padecen.
Lo que pasa es que, por lógica, no hay muchos que lo hagan público porque es precisamente ese el problema.
La cuestión que se plantea es muy importante, porque si no afronta el problema se vive con angustia y con miedo.
¿Por qué hacemos tan poco caso a estas cuestiones en la escuela? Con lo importante que es.
Querida Raquel:
Claro, es lógico que quien padece este síndrome no se quiete la careta. Porque es de lo que se trata, de presentar un imagen diferente a la que tiene de sí mismo.
La imagen que he elegido y muchas otras que he descartado muestra el síndrome con una careta que se coloca el paciente.
Es muy importante trabajar el autoconcepto y la autoestima, pero la educación emocional está ausente en la familia y en la escuela.
Es muy importante que tengamos en cuenta que las personas tengan un buen desarrollo.
Besos y gracias.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Muy acertado tu artículo de esta semana porque es cierto que con la Pandemia que aún perdura, nos hemos centrado en sus consecuencias en cuanto a la pérdida de muchas vidas, a la soledad de los mayores, a la crisis económica que ha desencadenado, a la pérdida del trabajo para muchas personas (aspectos fundamentales sin duda), pero no se ha visibilizado suficientemente lo que ésta ha provocado en nuestros niños, niñas y jóvenes. Éstos últimos han vivido una situación muy difícil de gestionar que les ha acarreado secuelas emocionales en una edad en la que el contacto directo con personas de su edad es una pata fundamental para su formación como personas. Como también es muy importante que en el seno de la familia se esté muy pendiente y atento a que nuestros hijos e hijas aprendan a quererse, a perdonarse, a valorarse positivamente para que su autoestima sea sana y positiva.
El síndrome del impostor lo denominan los expertos, no había oído el término aplicado a lo que significa y que tú has explicado muy bien.
Muchas gracias por ayudarnos a visibilizar aspectos tan importantes y necesarios a tener en cuenta para el equilibrio emocional de las nuestros hijos y de las personas a las que ayudamos a formar los que somos docentes.
Un abrazo grande
Mª Ángeles Peláez
Querida María Ángeles:
Tengo que agradecerte la lectura del artículo y el comentario que has enviado. Sé que hay muchas cosas que leer, por eso valoro tanto la elección de un texto que he difundido para que alguien lo lea.
Coincidimos en la importancia que tienen todas las cuestiones relacionadas con el desarrollo emocional. La nuestra, en primer lugar. Y, por supuesto, la de nuestros hijos e hijas y la de nuestros alumnos y alumnas.
Tener una adecuada autoestima va a favorecer no solo nuestra estabilidad emocional sino que va mejorar la relación con los demás.
Muchos besos.
MÁS
Querido profesor y amigo. Muy interesante explicación de este síndrome ,desconocidos por muchos nosotros. Ilustrativo , profundo y educativo ,como son tus anhelados escritos semanales Como todos los Domingos al desayuno , doy valioso tiempo a tus hermosas narraciones , que sorprenden a mis contactos Si , muchas dolorosas consecuencias ha traído esta pandemia. Te cuento. El temor ,desconocimiento y protección del COVID , nos llevó con mi esposa a encerrarnos en El. Tabo , balneario. Litoral de. Los. Poetas. Este aislamiento me permitió INNOVAR LA VIDA ,por tus enseñanzas. Decidí quedarme ,solo con mi esposa ,para cuidar su salud mental, por paulatina pérdida de memoria. Para unos y otros la pandemia ha sido muy dolorosa. Muy lamentable para todos Maestro en mi afloro el SÍNDROME DE VALORAR Eso es , valorar a mi esposa lo que entrego por mi al trabajar yo fuera de casa ( ella lo hizo en el hogar ) como tu sabes ,dos labores diarias diferentes , durante 41 años Así atender necesidades de mi madre y familia. Este SÍNDROME DE VALORAR , me permite recordar desde su primer beso , que recuerdo hoy aún sorprendido por su belleza ,ternura y amor. Eso y muchas riquezas me entrego ,como un hijo y dos hijas , aparte del HOGAR Ese SÍNDROME , me tiene activo e INNOVADO , en nuevos aprendizajes de CUIDADOR DE MI ESPOSA. Desde su primer remedio en ayunas , estoy activo todos los días , viviendo de recuerdos ,anécdotas , aventuras ,sorpresas ,pasiones y varias otras cosas lindas que compartimos. Así recién , he aprendido a partir un huevo ( como se dice a los inútiles ) ,algo jamás pensado ,pues madre. , esposa ,hijas y nietas en mi mundo machista ,jamás permitieron entrar a la cocina y hoy soy un modesto ,admirado y amoroso artista de la buena mesa. Perdón por aburrir , pues en muchos y muchas aparecen distintos síndromes Disculpas a lectores intelectuales ,por domestico comentario de INNOVACIÓN DE VIDA , producto de tantos síndromes Amigo Miguel. Ángel siempre recuerdo al despedirnos , que exprese EMOCIONADO , que mereces el PREMIO NOBEL , creo hace tantos años tenía razón. Os recuerdo con cariño ,gratitud y admiración. Jorge. Espinosa. G. Chile. Fundación Creando. Futuro
Querido Jorge:
Me alegra mucho leer tus comentarios, siempre llenos de sensibilidad y de inteligencia.
Veo que tienes unas tareas muy importantes que realizar, con el cuidado de tu esposa. Tú siempre has dado una gran importancia a la familia. Y cuánta razón tienes.
La pandemia nos ha hecho aprender muchas cosas, entre otras que la solidaridad es muy necesaria para superar la crisis.
Siempre has sido muy generoso y amable conmigo. Agradezco tus palabras y tu admiración, que nace más de la bondad de tu corazón que de mis méritos.
Un gran abrazo.
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Estimados Profesor y Jorge,
Que grandes relatos, me han llegado a lo más profundo, muestran la sensibilidad y el amor por la vida, por lo bueno y me invitan a seguir dando lo mejor y teniendo la plena confianza que hay grandes seres humanos inteligentes y humanos que comparten lo bello de esta vida que cambian vidas y dan esperanza.
Gracias por darnos la posibilidad de sentir a través de sus letras.
Un abrazo
Narciza Flores
Querida Narciza:
Muchas a ti por hacer este comentario.
Conocí a Jorge Espinosa como alumno de un doctorado organizado por la Universidad de Alcalá de Henares en Santiago de Chile. Sus ganas de aprender eran insuperables. Y, como dices, su bondad y simpatía hacían fácil el encuentro y la amistad. Ya ves, después de tantos años, sigue leyendo y escribiendo. Admirable Jorge Espinosa.
Por lo que dices yo también te considero una gran persona que hace mejores a los demás.
Besos.
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Coaching para Educación Emocional
El investigador y psicólogo latinoamericano trae una obra que enaltece los libros de coaching relacionando de forma maestra la metodología; “psicología & coaching” como estrategia para el desarrollo personal y organizacional.
Rasgo vestiduras a la norma pedagógica que tiene vacíos inconmensurables en la especie puesto que, infamo y constituyó un planeta atestado de carencia de voluntad y ensombreció criterios mentales que implican desconocer ciertas activaciones emocionales. Se callan los cielos por el afán de los truenos, la tierra gimotea por su desconsuelo, la horda sigue a ras de suelo pisoteando su desvelo, cientos de lenguas manchadas de conmoción afligen tal condición desmintiendo tal enunciación. La educación emocional constituye una insurrección a las disciplinas tradicionales, exponer tales fundamentos desarrolla un cauce natural a la enseñanza recíproca, concibiendo un puente de mentalidades mutuas. En este sentido, la expansión de la afectividad puede poner en la balanza las otras soberanías humanas desbaratando conductas visibles de riesgo e irracionales. Marx Lo describe de la siguiente manera “los productos del cerebro humano tienen el aspecto de seres independientes dotados con cuerpos particulares en comunicación con los humanos y entre ellos”. Tomar consciencia de las ambigüedades que controlan a diario los productos de la mente; como fuente inagotable de conocimientos, deben trasladar a la afectividad a favorecer identificar y liberar la falsa coherencia de los sistemas, que maniobran hasta el momento la condición humana. El reorientar la formación emocional en la línea correcta es solidarizar con los saberes provocando en la ciudadanía planetaria competencias democráticas y comprensiones mutuas en los niveles educativos, esta labor deja de manifiesto lo importante que es incorporar con urgencia la educación emocional al servicio de la variedad humana dada la importancia de irradiarse en las culturas y conocimientos dominantes. A fin de cuentas, agradecer a las innumerables personas que me acompañaron en esta guía emocional como un comienzo de nuevas certezas y caminos para la educación del futuro.
Gracia por vuestro aporte
Querida Alessandra:
Me alegra mucho recibir este comentario de una profesional que, sin duda, sabe mucho más que yo de todas estas cuestiones. Yo solo soy un aficionado que, desde hace muchos años, descubrió la importancia de de la educación emocional en las instituciones educativas. Recuerdo que ya en 1980, cuando casi nadie se preocupaba por este asunto, escribí un artículo titulado «La cárcel de los sentimientos». Me refería, por supuesto, a la escuela.
Comparto estas palabras con las que cierras tu comentario:» El reorientar la formación emocional en la línea correcta es solidarizar con los saberes provocando en la ciudadanía planetaria competencias democráticas y comprensiones mutuas en los niveles educativos, esta labor deja de manifiesto lo importante que es incorporar con urgencia la educación emocional al servicio de la variedad humana…».
Muchas gracias por leerme y por compartir tu experiencia.
Besos.
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Qué buena llamada a la necesidad de ocuparse en las familias y en las escuelas de la educación emocional.
Evitaríamos muchas patologías., muchos sufrimientos, muchos miedos.
Me pregunto por qué se produce ese olvido de algo tan importante.
Y aquí en el artículo se nos plantea la importante cuestión de la autoestima ¿Cómo ajustarla de manera que nos dañe? Una importante preocupación que muchas veces se olvida.
Querida Sandra:
Gracias por escribir este comentario y por leer el artículo que lo ha suscitado.
Te haces una pregunta cargada de lógica: se produce ese olvido porque estamos más atentos a otros aprendizajes: nos preocupan las asignaturas. Para los adultos lo que importa es que los hijos e hijas aprueben las matemáticas, la lengua, la filosofía, la geografía…
La educación emocional parece un adorno innecesario. Sin embargo, nuestra felicidad depende de la salud emocional.
Besos.
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Es un síndrome muy curioso, pienso yo. Porque solo el interesado sabe si lo tiene o no lo tiene.
Solo el interesado puede manifestar si está satisfecho de cómo es y si se manifiesta con autenticidad.
Solo él que padece el síntoma sabe si lo tiene o no porque las manifestaciones son también particulares. Sabe si tiene angustia o si tiene miedo de ser descubierto.
Pero, así como creo que solo el interesado lo sabe, pienso que solo con ayuda externa se puede superar.
Querida Mónica:
Gracias por la lectura. Y por el comentario.
Cada uno tiene que hacer frente al síndrome, es verdad. Y lo primero que hay que hacer para superarlo es reconocerlo.
También es cierto que, en muchas ocasiones, se hace necesaria la ayuda de un profesional.
Es preciso superar el tabú que durante mucho tiempo ha existido sobre la terapia.
Y habría que ayudar económicamente a quienes no pueden pagarla.
Besos.
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Hola Miguel Ángel.
Una vez más sacas a relucir una temática que debería atenderse desde la escuela. Existen mil y una temática que conforme crean cierta alarma social se vuelve la mirada a la escuela para que le dé respuesta.
Y estando totalmente de acuerdo contigo en el caso de la educación emocional, que es el aspecto sobre el que centras la atención esta semana, también tengo que hacer constar que nuestra formación es de maestros y maestras, no de supermanes o de superwomens. Se nos exigen tal cantidad de habilidades sociales, académicas, pedagógicas, teóricas, psicológicas, sociológicas, médicas, de seguridad vial, de consumo,… que no entran en el currículo de la carrera. Bien lo sabes tú como formador de maestros y maestras.
Y aunque me atrevo a decir que la mayoría de los docentes de primaria utilizan el sentido común en el ámbito emocional de su alumnado, también podría asegurar que en muchos casos se aplica de forma equivocada o contradictoria. Esa formación no se adquiere de la noche a la mañana. Necesita una preparación específica para actuar de forma eficaz y precisa para dar respuesta a las múltiples necesidades emocionales que presentan los niños y niñas de hoy.
Y dado que son tantas las funciones que se nos atribuyen ya se podrían plantear una buena selección del profesorado para la carrera docente, un plan de estudios acorde con esas múltiples funciones y un salario en consonancia con un desempeño tan trascendental.
También se podrían incorporar en todos los centros de infantil y primaria expertos en orientación educativa y emocional, pero no a demanda y un par de días a la semana, sino fija, al igual que existen en los de enseñanzas medias. Tu mujer era orientadora, también conocerás muy bien esta situación. Los problemas hay que detectarlos de forma temprana, no cuando tienen raíces difíciles de arrancar…
Lo curioso es que siempre se mira hacia abajo, donde los recursos y los medios son más deficitarios…
Este puente he estado mirando a tu mar… Ya voy pensando en mi sombrilla…
Un abrazo amigo.
Estimado Juan Carlos:
Me alegro de verte de nuevo por aquí. Siempre se te echa de menos.
Estoy muy de acuerdo con tu análisis. En toda la secuencia.
1. Cuando se detecta una necesidad de formación se mira a la escuela. En este caso cuando se ve como imprescindible la educación emocional.
2. Se supone que los maestros y las maestras tienen que hacer frente a esas necesidades pero, como dices, no han sido formados y formadas para ello. )Acabo de leer un libro titulado LA FORMACIÓN EMOCIONAL DE LOS DOCENTES, publicado por la Ed. Graó).
3. Lo cierto es que no existe esa formación, prácticamente ni se menciona.
4. Todas esas exigencias (antiguas unas y nuevas otras) se tienen que llevar a cabo en los mismos tiempos, con los mismos sueldos…
Creo que hay que revisar, como dices, los procesos de formación y de selección.
También me parece sensato contar con profesionales especializados.
Y, en tercer lugar, hay que trabajar en colaboración con las familias.
Un abrazo y gracias por el estupendo comentario.
MÁS
PD: La sombrilla se ha hecho ya un elemento imprescindible en el blog.
Queridos lectores y lectoras:
Estoy notando algunas ausencias persistentes. Echo de menos firmas que han sido asiduas, pero no quiero presionar a nadie para que escriba. Hay que tener libertas para escribir y para no escribir.
Si hago este comentario es porque temo que alguna ausencia se deba a un problema de salud. Y más cuando la pandemia sigue causando estragos en la salud de mucha gente.
Pienso en Don Quintiliano, en José Antonio, en Joaquín, en María José Robles, en Horacio Muros…
Trataré de pensar que todo va bien.
De cualquier manera, os envío un gran abrazo.
MÁS
Al hilo de tu acertado artículo…Siempre pensé que no sabía dibujar lo suficientemente bien. No escribía mal, hacía bonitas canciones, contaba cuentos comunicándome con el público…pero pintar no. Hasta hace poco que, después de años pensando que no lo hacía bien, me dispuse a ilustrar de forma sencilla y breve mis cuentos. Y es entonces cuando me he dado cuenta que todos sabemos dibujar, expresarnos con el dibujo, manifestar algo…sólo necesitamos saber lo que queremos expresar. El resultado no es importante, sino el mensaje. Caemos en las comparaciones con los demás y pensamos que no vamos a hacerlo mejor. Pero esa no es la cuestión. Lo importante es hacerlo. Me paso el día diciendo a mis alumnos que sus dibujos son obras de arte. Y yo con 46 años, no soy igual de artista que ellos? por supuesto que lo somos. Somos y soy artista de mis sentimientos plasmados en una hoja en blanco. Hay que lanzarse y hacerlo. Si me sirve a mí…ya es suficiente razón para seguir con ello. Gracias por tus inspiraciones!
Estimado Paco:
Si les preguntas a los niños/as si saben cantar, dibujar, bailar…, dicen sin vacilar: SIII. Nos lo preguntan a los adultos y decimos que no. ¿Qué nos pasa? ¿Qué hace la escuela con nosotros?
Supongo que conoces la preciosa anécdota de Ken Robinson.
Una maestra de escuela estaba con el grupo de niños de 6 años en la clase de dibujo. En el fondo del aula se sentaba una niña que tenía mucha facilidad para distraerse. En la hora de dibujo, sin embargo, estaba prestando toda su atención. Durante más de 20 minutos, la niña había estado dibujando sobre el papel, completamente absorta. A la maestra, la situación le parecía fascinante. Al final, se le acercó y le preguntó qué estaba dibujando. Sin siquiera mirarla, la niña dijo: «Estoy haciendo el retrato de Dios.» Sorprendida, la maestra comentó: «Pero nadie sabe cómo es Dios». La niña replico: «En cinco minutos lo sabrán.»
Lo que Robinson enfatiza con esta anécdota es que todos los niños creen ciegamente en su propio talento y la razón es que no tienen ningún miedo a equivocarse. Sin embargo, nuestro sistema educativo les va enseñando poco a poco que equivocarse está mal y que deben avergonzarse.
«Si no estás preparado para equivocarte, nunca acertarás, sólo copiarás» -dice Robinson- «Pero todos somos superdotados en algo. Se trata de descubrir en qué. Esa debería ser la principal función de la educación».
Un cordial saludo.
MÁS
¿Encontraste el libro de Paco Abril? Está publicado por Octaedro.
Bravoooo!!! Me encanta la anécdota. Es más, mira si la coincidencia es tal, que en mi introducción de la programación cito a Ken Robinson en una ponencia Ted!!! Sobre la alfabetización y la creatividad! Será posible??? Mira que hay posibles citas…es tremendamente inspirador todo lo que cuenta y como lo cuenta. Gracias de nuevo! El libro ya está pedido! Me llega esta semana. Ya te contaré!!! 🙂