Una desgana invencible

27 Nov

He leído en estos días la novela ”Los vencejos”, de Fernando Aramburu. Son 698 páginas de intensa narración. Me gusta el estilo de  este autor, que tuvo un éxito inconmensurable con “Patria”, novela  traducida a muchos idiomas y con una cantidad extraordinaria de ediciones en castellano. Con perspicacia, tino y maestría entró en el intrincado mundo sociopolítico de la organización terrorista ETA. La novela te atrapa desde la primera página.

El protagonista de “Los vencejos” es un profesor de Instituto. Un personaje  perfilado con ingenio  desde todos los ángulos de la existencia. Hijo, hermano, esposo,  padre, amigo, amante de una muñeca sexual a la que llama Tina, compañero de quienes trabajan en el instituto  y profesor de filosofía.

La planificación de un suicidio impregna todas las páginas del libro ya que recogen, durante un año, el diario del protagonista camino de la decisión final. Se suicidará el día 31 de julio del próximo año. No robaré al lector ni un ápice de interés sobre el desenlace. Ahí dejo el curioso y sorprendente final.

No pretendo analizar ni comentar siquiera el contenido de la novela en su espina dorsal que es la planificación del suicidio del protagonista. Y del suicidio de su amigo Patachula. Los dos quieren acabar con su vida. Me voy a centrar solo en un rasgo de la trayectoria vital de este profesor de Secundaria: la amargura. Sé que es el personaje de una novela, por consiguiente un caso de ficción, pero creo que refleja la triste e inquietante historia de algunos docentes.

En la novela no aparecen nunca los alumnos y las alumnas de Toni, pero no es difícil imaginar su apatía, su rechazo y su frustración ante la actitud  de quien pretende enseñar con tan poco entusiasmo, con tanta desgana. “Una desgana invencible” dice, como se verá en breve,  el protagonista.

He leído el libro rastreando la evolución del docente, tratando de descubrir la incidencia de su trayectoria vital en el modo de concebir y realizar su tarea, y pensando en cómo la forma de vivir la profesión condiciona también las demás facetas de la vida.

La trayectoria es la transición de una concepción profesional a una concepción mercenaria. El trabajo hecho de cualquier manera por un sueldo. Inspira tristeza esta forma de vivir la enseñanza. En la página 554 dice el profesor sobre su tarea docente: “Vengo a despachar mi tarea diaria, que consiste en adormecer a un rebaño de adolescentes administrándoles una dosis de conceptos soporíferos, y a justificar mi sueldo disertando sobre filosofía; en el caso de hoy, sobre Nietzsche y la crisis de la razón ilustrada  que es lo que tocaba esta mañana por decisión de los  diseñadores del temario. Se acabaron para mí los días en que me tomaba la molestia de preparar las clases como si las fueran a televisar en directo para una audiencia numerosa. De unos años a esta parte me basta con echar una ojeada a la lección poco antes de salir para el instituto y de tirar después en clase de apuntes viejos, mayéutica socrática y debates improvisados”.

Es obvio que en una primera etapa no fue así. Porque al comienzo preparaba las clases con dedicación, esmero e ilusión. Con pasión, podríamos decir.

Pero, probablemente poco a poco, ha ido cargando de decepción la práctica de su trabajo: mala relación con los alumnos, con las familias, con los compañeros, con la directora…. Mala experiencia docente. Una práctica evaluadora cargada de arbitrariedad (se trata de regalar buenas notas para que estén contentos). Una tarea que le hace infeliz. Hasta sueña con terremotos que destruyan el instituto.

“La indisciplina de los alumnos, la aspereza de la directora y mi desgana invencible me hacían cuesta arriba la docencia. Soñaba a todas horas, dormido y despierto con terremotos que destruían el instituto o con epidemias que obligaban a suspender las clases durante meses. Algunas mañanas iba con miedo a trabajar: miedo a que los chavales me amargasen el día,  a que un padre con malas pulgas me causase problemas, a perder un trabajo que en realidad me hacía infeliz. ¿Incentivos? El sueldo, las vacaciones y pare usted de contar”, dice el protagonista en la página 595.

Me preocupa esta actitud.  Una actitud que no era la del comienzo sino que se ha ido fraguando a lo largo del tiempo. ¿Por qué? ¿Qué es lo que lleva a esta apatía, a este aburrimiento, a esta infelicidad?

Hace muchos años (exactamente en 1983) escribí, en el número 159 de la Revista Española de Pedagogía, un artículo titulado “La erosión de la función docente”. Por cierto, lo acabo de repasar. Se encuentra fácilmente en la red con el título del artículo y el nombre del autor. Reflexionaba allí sobre las causas que podrían ir destruyendo las ilusiones del comienzo.

Pocas cuestiones hay de mayor envergadura. Cómo convertir la experiencia en sabiduría? ¿Cómo lograr que la ilusión sea progresiva? Digo que es una cuestión decisiva porque nada hay más inteligente que desarrollar la capacidad de ser felices y de ser buenas personas. Lo que nos da a todos la experiencia son años, pero no sensatez, pasión, sabiduría y felicidad.

Y de hecho, con similares condiciones y experiencias, hay algunos y algunas docentes que van haciéndose más humildes, más sabios, más optimistas, más felices. Y otros y otras que se van haciendo más vagos, orgullosos, cínicos, amargados y pesimistas. Una pena para ellos y para ellas. Una pena para sus alumnos y alumnas.

Hablaba en aquel artículo de la erosión, es decir, de múltiples, complejos y diversos factores que causaban el deterioro. Unos externos y, la mayoría, radicados en la vivencia de los mismos por cada individuo.

Pensaba mientras iba avanzando en la lectura  en la serie Merlí, protagonizada por un profesor de filosofía que está en los antípodas del personaje  de “Los vencejos”. ¿Cómo pueden darse trayectorias tan disímiles, tan antagónicas?

De las múltiples causas voy a destacar tres. Hablo en aquel lejano artículo de causas  sociológicas que erosionan la actitud docente. Por ejemplo, del deterioro de la valoración de la profesión docente por parte de la sociedad y de algunas familias… Hablo también de la actitud apática e incluso hostil de algunos alumnos y alumnas que no solo no quieren estudiar sino que pretenden que nadie lo haga…

Planteo algunas causas psicológicas como puede ser el progresivo envejecimiento del docente mientras sus alumnos y alumnas (en cursos sucesivos) tienen la misma edad. Toni tiene más de cincuenta años, pero sus alumnos y alumnas tienen misma edad que cuando empezó.

Y algunas causas de naturaleza filosófica. La jerarquía de los valores del ser humano actual es claramente diferente a la de otras épocas. Se ha producido un «vómito axiológico» que ha dado lugar a un evidente desconcierto. La movilidad de los valores es grande y el propio cambio se ha convertido en un valor, antes poco apreciable. Un nuevo concepto de persona, de sociedad, de historia, lleva consigo una nueva dimensión del concepto y del proceso de la educación

El concepto «erosión» se utiliza (en un primer nivel de lectura) dentro del campo de las ciencias naturales. La aproximación semántica al término nos dice que es el desmoronamiento y modelación producidos en la corteza terrestre por la acción de agentes externos a ella. La erosión es una «roedura», como indica la misma raíz etimológica de la palabra, que se produce de forma lenta, continuada y progresiva.

Nosotros vamos a transpolar el término al campo de la pedagogía para referirnos al fenómeno del desgaste que sufre el educador en el ejercicio de su función a lo largo del tiempo. Desgaste de ilusiones, de esperanzas, de esfuerzos y de compromiso, debido al proceso «erosionante» de diversos agentes que inciden en la tarea educativa, porque es indudable que la experiencia tiene grandes posibilidades de enriquecimiento pero también entraña riesgos y amenazas. Una mala experiencia puede hacernos perder la capacidad de utopía, recortar las ilusiones, imposibilitar el comienzo de empresas arriesgadas, aumentar la dosis de escepticismos (siempre bajo la pretensión de realismo y de sensatez), relativizar los planteamientos más divergentes y entusiastas… En definitiva, la mala experiencia puede convertir una sonrisa franca, casi ingenua, en una mueca irónica y sarcástica ante los que comienzan. Es el gesto mordaz de los que ya «están de vuelta».

Pero hay una diferencia sustancial.  Así como en la naturaleza la erosión es inexorable, el ser humano puede reaccionar ante esos factores externos, protegerse de ellos e, incluso, conseguir que produzcan el efecto contrario. Ojalá lo entiendan así los graduados y graduadas de Infantil y Primaria a los que hablé el día 25 en La Facultad de Educación de Vitoria-Gasteiz. A ser felices. A dar felicidad.

25 respuestas a «Una desgana invencible»

  1. Querido amigo y maestro:

    ¡Unas ganas invencibles!

    A principios de esta semana ha venido a vernos nuestro maestro y tutor de 6º, 7º y 8º de EGB.

    Es de Gran Canaria. Hacia los años ochenta estuvo en Málaga y tuve el privilegio de ser su alumno. Tras varios años maravillosos, regresó a Canarias y lleva más de 30 años viajando hasta Málaga (y otras provincias en las que educó) para ver a sus antiguos alumnos. Venía realizándolo unas dos veces al año y solo lo ha interrumpido el tiempo de pandemia. Lo valoro muy especialmente porque sé que no le sobra el tiempo (actualmente, entre otras responsabilidades, se ocupa de cinco parroquias). No se trata de palabras. Sentimos que le importamos. Vive para los demás. («Por sus frutos los conoceréis»…).

    No se ha «quemado» con el tiempo (y doy fe de que podría haber tenido motivos). Siempre nos regala su sonrisa, su ejemplo, y solo con su presencia me sigue enseñando.

    ¡Unas ganas invencibles!

    Una semana inolvidable, pues ayer mismo publicaron la entrevista que realizaron a Lidia en la Feria del Libro de Madrid (te la iba a enviar por correo electrónico, pero parece que no te han llegado los últimos a pesar de que me aparecen en la carpeta de enviados).

    Te traslado el enlace porque sé que te va a gustar:

    https://youtu.be/JwdVYwoTHdE

    ¡Unas ganas invencibles!

    Muchas gracias una vez MÁS (auctor augere…).

    Un fuerte abrazo para tu familia de parte de la mía.

    Y feliz fin de semana a los lectores de El Adarve.

    • Querido Juan Miguel:
      Acabo de escuchar la entrevista que le hicieron a Lidia. Estupenda. Enhorabuena.Clara, concisa y rica. No tiene que agradecerme nada. Fue un placer escribir el prólogo.
      No sabía que teníais relación con Mar Romera.
      Qué estupenda costumbre la de ese sacerdote que visita periódicamente a sus exalumnos. Me ha encantado.
      Un gran abrazo, comentarista madrugador.
      Os deseamos un buen fin de semana y una vida feliz.
      Gracias, amigo.
      MÁS

  2. Querido Maestro!
    Hoy me he levantado con la lectura de este grato comentario.
    Habla en él de lo que más sabe, de la tarea educativa y la erosión que hace el tiempo y la descansa en ella.
    El libro me parece muy interesante.
    Yo le voy a hablar de lo que más sé.
    Mi experiencia de vida.
    Esa desgaste, esa erosión esa manera de sentir la percibo yo a veces en la vida.
    Muchos días piensas que no tiene sentido levantarse , la duda te disipa la alegría y te desgasta el alma.
    Pero eso son solo momentos, tu corazón necesita que tú cuerpo avance con ilusiones y esperanzas.
    Es verdad que el mundo ha cambiado, que los valores no son los mismo de una generación que nos precede, pero el amor y los afectos tienen una misma trayectoria, llenar el corazón del docente, de las personas, para que así hagan un admirable trabajo.
    Y le aseguro que mi corazón ha estado siempre lleno de satisfacción y de vocación por mi profesión y ahora por mi vida, aunque sea dura y no me lo ponga fácil.
    Claro que se nota el cansancio de la presión existencial y de los años.
    Pero el buen profesional, las buenas personas, analizan su pasado de una manera constructiva para tener un buen presente.
    Si ofrecéis amor, seguro se os recompensará!
    Gracias por estar ahí cada sábado haciéndonos ver qué la vida importa.
    Sin más me despido con un abrazo para todos y muchos besos.
    Qué la semana os sea feliz y leve!

    • Querida Loly:
      El tiempo no pasa para todos igual. A unos les hace más sabios, más humilde, más felices.Y a otros les erosiona y les desgasta la ilusión y el compromiso.
      Sí, tú sueles hablar desde la experiencia.
      Y dices cosas siempre interesante sobre lo que la vida te ha enseñado.
      Muchos gracias.
      Besos.
      MÁS

  3. Mi epicentro erosivo lo viví por casualidad.
    Con mis alumnos y alumnas de Magisterio de Lugo buscábamos acciones necesarias para acoger a los que vinieran de otros lares.
    Un alumno dijo, sin más, que «hablar su mismo idioma».
    No importan los comentarios complementarios (¿y el chino también?) y otros colaterales, todos de enorme riqueza didáctica y pedagógica.
    A mí me erosionó darme cuenta de que yo ya no hablaba el mismo idioma que ellos y ellas.
    Y entonces me jubilé.

    • Querido Rufino.
      Siempre que veo tu nombre me da un vuelco el corazón.
      Cuántos recuerdos, cuántas emociones.
      No te imagino jubilado. Siempre te veo con un actividad desbordante y mil proyectos en curso. Claro que a personas como tú goles para ni la jubilación.
      Lo hermoso de tu comentario es cómo cuentas que se fraguó la decisión.
      Muy contundente.
      Feliz jubilación.
      Un abrazo enorme y gracias por aparecer de vez en cuando por aquí.
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  4. Querido amigo…he pensado en colocar un cartel en la sala de docentes que diga: «PIENSA QUE ESTA ES LA PRIMERA CLASE QUE DARAS EN TU VIDA….PIENSA QUE ESTA SERÁ LA UNICA CLASE QUE PODRÁS DAR EN TU VIDA….PIENSA QUE ESTA PUDRÍA SER LA ÚLTIMA CLASE DE TU VIDA…» entiendo y concibo al pode educar como un estado muy parecido la categoría que llamada felicidad. Después te cuento como me fue en la experiencia. UN CORDIAL Y SENTIDO ABRAZO. Horacio

    • Querido Horacio:
      Gracias por compartir la experiencia. Siempre es saludable indagar.
      No dejes de contarme cómo ha ido la experiencia. Puede dar lugar a sentimientos y reacciones interesantes.
      Espero que descanses durante el fin de semana.
      Imagino que estás aprendiendo a vivir tu nueva etapa con profundidad y sosiego.
      Un abrazo.
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  5. Estimado Miguel Ángel Santos Guerra:

    Solo agradecer ambas clases del diplomado, llegue a las lágrimas tras su última historia, gracias por inspirarme nuevamente a seguir buscando el tesoro en nuestros lugares de trabajo. Un abrazo gigante a la distancia.

    • Querida Marisol:
      Gracias a ti por asistir a las dos sesiones.
      Yo también he sentido una especial emoción al trabajar con vosotros y vosotras a través de la pantalla.
      Ojalá pudiéramos hacerlo personalmente.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
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  6. Soy alumna del diplomado de flich iba a compartir esto con usted y de pronto me invadió una gran tristeza que no se explicar, pero lo que le quería compartir es la experiencia de mi hija con el sistema educativo,ella iba feliz al párvulo le encantaba,luego paso al primer año y ella lo describe así en el jardín aprendíamos tranquilos jugando y yo era feliz pensé que el Cole gio sería igual pero las profesoras nos presionaban con aprender rápido ya no había tiempo para jugar ,estaba cansada los espacios para almorzar eran pequeños teníamos que hacerlo rápido para que pudieran pasar otros ,así siguió diciendome por mucho tiempo que no le gustaba el colegio que no quería ir hasta séptimo que todo se puso peor tenía jornadas de 8a 6de la tarde todos esos años yo le decía que yo también la había pasado mal en el colegio pero que había salido adelante,y que además no había alternativa ,hasta que un día puse atención a lo que yo misma le decía y lo que significaba ,le estaba diciendo que se confirmara que no buscará ser feliz que aguantará bueno ahí desperté y me puse en acción busque y busque hasta que encontré el Home Scholing la saqué del Cole gio para que rindiera exámenes libres todos se nos vinieron encima desde la directora hasta la familia y de lo único que me arrepiento es de no haberlo hecho antes,mi hija no era feliz y yo lo normalizaba a ella no le hicieron bulling al contrario tenía amigas y se llevaba bien con sus compañeros pero la presión las extensas jornadas los regalos de los profesores y la exigencia no eran para ella , bueno profesor contarle está experiencia para que no se me quedé atorada en el alma y darle infinitas gracias por su clase que me motivo hasta las lágrimas

    • Querida Mónica:
      Gracias por compartir conmigo y con los lectores y lectoras de El Adarve esta dura experiencia con final feliz. Has hecho bien en no dejar que la experiencia quede «atorada en el alma». Es duro ver sufrir a una hija. Y verla sufrir precisamente en el lugar en el que se pretende (se debería pretender) hacerla feliz. No me extraña que te angustiase la situación. Son muchas horas de sufrimiento.
      Tienes razón: frente a la práctica de la educación lenta y adaptada están las prisas y las comparaciones, que resultan demoledoras. Y, sin ser conscientes, lo alimentamos como si fuera algo natural. Incluso para nuestros hijos.
      Afortunadamente encontraste una solución. Fuiste valiente. Antepusiste la felicidad de tu hija a cualquier otro criterio de actuación. Hay formas de compensar la falta de socialización que supone el Home Scholling. No me extraña que pienses que deberías haber tomado antes la decisión. Ahora tienes que mirar hacia adelante y felicitarte por haber solucionado un grave problema.
      Ha sido un placer compartir con vosotros y vosotras las dos sesiones del Diplomado.
      Besos, ánimo y gracias.
      MÁS

  7. Hola Miguel Ángel.

    En tu caso, habría que titular » una desgana vencible» o «una gana invencible», porque conforme le vas dando vueltas al sol y vas acumulando experiencia no haces otra cosa que compartirlas con nosotros semana tras semana, de forma infatigable, sin vacilaciones ni olvidos.

    En mi caso, que ya me queda poco para acercarme al júbilo, he de reconocer que en ocasiones doy sensación de flaqueza, no de desgana, sino de cierta debilidad. Pero cuando hago alguna broma y mis alumnos se ríen, recobro nuevos bríos que me abren el apetito…

    Si angustiosa es la desgana en profesorado que van acumulando años de docencia, no siempre de experiencia, me resulta más penoso y lamentable ver esta desgana en gente que empieza. Por que, como bien indicas, el profesorado que va flaqueando y desmotivándose con la edad tuvo en sus principios ilusión por su tarea. Pero que ya desde el principio tengamos mercenarios/as… pobre servicio se hace a sí mismo y a su alumnado…

    Afortunadamente son las excepciones porque en nuestro gremio predomina la profesionalidad de nuestros docentes que se van haciendo fuertes ante tantas adversidades a las que nos enfrentamos en nuestra intenvención educativa diaria.

    Un abrazo.

    • Querido Juan Carlos:
      No es de extrañar que haya momentos de cansancio, de debilidad, de flojera… Porque no somos máquinas. Y porque la realidad, a veces, es dura.
      Pero en tu caso, lo que predomina, por lo que yo conozco de ti, es el compromiso, la entrega y la ilusión.
      Tocas una realidad verdaderamente inquietante, la de los jóvenes que se queman sin ver siquiera el humo. Tengo que reconocer que esa situación me duele y me alarma. ¿Qué será de sus vidas? ¿Qué será de sus alumnos y alumnas?
      Y me interpela también la forma en que hacemos la selección y la formación inicial. Cuánta responsabilidad.
      Un abrazo.
      Y gracias.
      MÁS

  8. Muy buenas Miguel Ángel!
    Estremecedor artículo sobre la desgana invencible que amarga no solo al que la práctica sino que influye y afecta a todo lo que toca especialmente al alumnado.
    Hoy con un día de retraso en el comentario que no en la lectura (algo tiene que influir ser de Canarias) quería comentar que últimamente me rodea profesorado que están en las antípodas de Toni y que son como tus famosas feromonas.
    En nuestra Jornada de Formación de ayer sábado para juntas directivas trabajamos la mejora de la participación y te tuvimos muy muy presente. En los Grupos interactivos que preparamos tu decálogo y la participación cómo un árbol fueron Trending Topics.
    Tú decálogo sobre Participación es un regalo que entregamos a todas las participantes y que siempre va en las carpetas que se llevan.
    Con la ilusión de verte que nunca pierdes la utopía recibe un fortísimo abrazo.
    Besos de familia a familia, 3×3!

    • Querido Miguel, querida Gema:
      Pues si, te eché de menos.
      Ya veo que no paráis. Sois incombustibles.
      El tema de la desgana es terrible para el interesado y para los alumnos y alumnas, pero olvidamos el efecto sobre los colegas. Es muy triste compartir proyecto con alguien que no solo no empuja hacia adelante sino que tira para atrás.
      Gracias por difundir esos trabajos sobre participación.
      Un abrazo enorme y mi gratitud de siempre.
      MÁS

  9. Querido Miguel Ángel:
    Hoy nos tres un tema preocupante: el pasotista, el quemado, el desilusionado de la bella e importante profesión de a educación. Se apuntan posibles motivos, digamos razones. La mejor razón, creo, es, que el que ha llegado a tal grado de desmotivación, cambie de profesión. Los alumnos, con todos sus defectos, pues no olvidemos que están en periodo educativo, no se merecen un profesor en peor situación mental que ellos.
    Que tengamos días difíciles, ingratos, amargos, entran dentro del devenir humano, pero hacer de la amargura profesión en la educación es de lo más triste, ya que la educación consiste en modular, dar forma hermosa a esa joya en bruto que se pone en nuestras manos.
    No todo mundo tiene una psicología capaz para comprender a los niños y adolescentes. Yo he visto a profesores salir llorando del aula. Tremenda esa falta de conexión profesor-alumnos.
    El profesor, como en cualquier otro trabajo, necesita un sueldo, pero así como el que conduce un camión, o fábrica un vehículo, o tantas cosas sin alma, no se puede comparar con el que trabaja formando seres humanos. El sueldo no puede ser objetivo final.
    Cambiando. Me gusta la temática de «Los Vencejos,» de Uranburo. Lo compraré. Patria lo he leído y la verdad que su enfoque de la temática no me ha gustado, trata a los de Eta como a unos niñatos inconscientes. No creo que fuera así, aunque tomarán un camino equivocado e inaceptable, que por suerte está acabado.
    Un abrazo y saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Si los alumnos ya estuvieran educados y fuesen perfectos, estudiosos y responsables en todo, ¿para qué necesitarían educadores?
      En aquel artículo, ya tan lejano en el tiempo, planteaba muchas posibles causas, distribuidas en tres grandes grupos: de origen sociológico, psicológico y filosófico.
      La verdad que es un tema peliagudo.
      José Manuel Esteve, que fue compañero mío en la Complutense y en Málaga (ya fallecido), escribió varios libros sobre El malestar docente. Interesantes investigaciones.
      Yo creo que la principal causa está siempre en la actitud del profesional. Porqure las dificultades son parecidas para todos. Unos se estimulan y otro se hunden.
      Un gran abrazo, querido amigo.
      Y gracias por tus siempre interesantes y esperados comentarios.
      MÁS

  10. Querido maestro:

    “Invencible”. Curioso adjetivo, tanto para lo positivo como para aquello que no consideramos agradable.

    Creo que en mi trayectoria vital he experimentado muchas veces «el ser vencida», tanto a nivel personal como profesional. Unos momentos con más intensidad que otros y de mayor o menor duración. A veces incluso, de modo inconsciente regresan, vuelven a pasar por el corazón sin pedir permiso. Pero, del mismo modo, me considero «una suertuda» por muchos motivos: mi familia, mis maestros, mis amistades, mi profesión, mis ganas de aprender siempre… Todo ello me ha hecho un poco más resiliente, «más elástica» (en términos de la física).

    Dicen, con toda la «razón», que aproximadamente la mitad de nuestros pensamientos diarios son inconscientes, la denominada «red por defecto».

    Es asombroso «asomarse» a estudios que demuestran que el ser humano, cuanto más tiempo pasa en esta «red» es más infeliz. De ahí la importancia que en el presente otorga la neurociencia al ejercicio de «mindfulness» o consciencia plena, por ejemplo. El cerebro es como un «músculo» que podemos y debemos ejercitar, realmente cuerpo y mente, un todo que se complementa y modifica en ambas direcciones.

    Tu título, sin lugar a dudas, ya emociona. Nos invita a recordar aquellos docentes «con desgana» que todos hemos tenido. No critico la emoción, ya que esta «no pide permiso», sino la acción que se emprende ante ella. ¿Pueden existir motivos? Pues, como tú bien analizas, probablemente sí.

    En relación al artículo que citas, es curioso que recuerdo haberlo leído estando en la universidad, entre tantos otros. Es hermoso que, incluso el olor y el tacto del papel, se rememoran cuando algo te emociona. Mientras lo trabajaba con atención, pensaba que no podía permitir que eso me ocurriera. Mi siembra debía ser la adecuada para obtener una buena cosecha. Dices que no tengo que agradecerte, pero puedo afirmar que he tenido mucha fortuna con mis maestros y que continúo teniendo, en su mayoría. Como sabes, me considero una eterna aprendiz.

    ¿Nos erosionamos? Sí, pero ello no debe hacer desaparecer nuestro «elemento». Como afirmaba Ken Robinson, «si descubres tu pasión, lo cambia todo». La pregunta podría ser:

    ¿Hemos descubierto nuestra pasión?

    Por desgracia, para aquellos docentes a los que haces mención, ser profesor se ha convertido en una especie de tortura, también germinada en sus alumnos.

    Cualquier profesión, especialmente aquella en la que la construcción del ser humano es protagonista, debería ser realizada por personas con vocación para ello. En más de una ocasión, afirmas que para transmitir primero tienes que ser, en el mejor de los sentidos.

    Javier Cebreiros, que trabaja y profundiza en la comunicación, señala que todos somos buenos comunicadores. Destaca personas que le han pedido que quieren aprender a comunicar bien para tener éxito con sus trabajadores y cómo él, en esos momentos, ha pensado que el reto no era que no comunicaran, eso lo hacían estupendamente, el «problema» radicaba en quiénes eran.

    Recientemente, tras una ponencia de Blanca Portero (neurocientífica y madre), Mar Romera le planteó una cuestión muy interesante, a mi parecer. El interrogante era el siguiente: si tuvieras que elegir tan solo una etapa educativa, como madre, atendida por docentes formados en neuroeducación, ¿cuál elegirías? Ella indudablemente es madre, pero también experta en neurociencia. Su respuesta fue la adolescencia. Recordemos que solo podía elegir una…

    Todo ello nos demuestra la especial relevancia del artículo que tratas y el «valor» del docente. Debemos ser conscientes del bien o el mal que podemos provocar. No podemos evitar errar, sentirnos frustrados, tristes, enfadados, deprimidos, infelices y otras tantas emociones desagradables pero, como seres humanos y, especialmente, en esta maravillosa profesión, tenemos que saber gestionarlas. Una piedra erosionada también gana suavidad. Hace pocos días, buscando piedras bonitas por la orilla de la playa junto a mi marido y mis hijos, a nuestros pequeños les motivaba encontrar cristales y únicamente seleccionaban aquellos que no tenían aristas. Sin duda, la erosión les había aportado belleza ¿Depende de cómo lo miremos?

    Gracias siempre a ti y a tu maravillosa familia.

    Mil sonrisas.

    • Querida Lidia:
      Te había escrito una larga respuesta y no sé qué ha pasado que se me ha ido al limbo.
      Me ha alegrado mucho verte por aquí. Da gusto recibir comentarios que no solo analizan sino que enriquecen, mejoran, amplían y desarrollan el texto de origen.-
      La cuestión es importante porque no afecta solo a los mercenarios/as sino que repercute esa actitud sobre los alumnos/as, los compañeros/as y los padres y madres.
      Hay que investigar sobre las causas: desde los motivos de la elección, pasando por la formación y la selección y, sobre todo, las condiciones en que se hace el desarrollo profesional.
      Esta profesión no se puede ejercer adecuadamente sin pasión.
      Enhorabuena por la entrevista, gracias por el comentario y mis mejores deseos para toda la familia.
      Beso, querida Lidia.
      MÁS

    • Querido Miguel Ángel:

      (Conste que solo quiero dar señales de vida, y decirte que yo también echo de menos el contar algo por el barrio, contestarte a ti y a los y las habituales. Ni un solo viernes me duermo sin antes haber leído El Adarve, lo cual me hace estar despierto por lo menos hasta la una y media. Pero precisamente son estas lecturas las que me enseñan y recuerdan cuándo es más razonable, conveniente, acertado o coherente que me esté calladito y siga escuchando y aprendiendo).

      Dejo bajo el comentario de Lidia esta muestra de que sigo por aquí sin perderme una letra de nadie porque me ha gustado mucho todo lo que dice, “yo no lo pudiera haber dicho mejor”.

      Un fuerte y cariñoso abrazo para ti y todos los que colaboran y hacen que este sea un maravilloso blog.

      • Querido José Antonio:
        Tú das señales de vida y también señales de inteligencia y de bondad. Así que siempre son bienvenidos tus comentarios.
        No sabes lo que me alegra saber que los viernes lees el artículo antes de dormir. Espero que no te quite el sueño pero, sobre todo, que sea tan soporífera la lectura que te deje KO antes de terminar. Bueno, así te ahorrarías ña compra de somníferos.
        Me alegra también que leas a los y las comentaristas porque todos y todas aportan ideas interesantes.
        Espero verte por aquí más a menudo.
        Un abrazo.
        MÁS

      • Muchas gracias. Somos afortunados por nuestras ganas de aprender siempre y por tener la oportunidad de «construir» nuestro aprendizaje compartiendo. Siempre con el fin de aportar con nuestra mejor versión cada día.

  11. Hola: Dr. Santos Guerra,
    Soy maestra de Guanajuato, México; esta mañana estuve participando en su conferencia, los principios que propuso me motiva para continuar aportando a la formacion de profesores, actualmente desarrollo mi tesis doctoral con el tema de evalaucion formativa en educacion a distancia en el nivel superior, quiero consultarle sobre un ferente bibliográfico me pueda recomendar sobre el vínculo pedagógico que se debe propiciar en el proceso de evalaucion. Ya he revisado dos de sus obras y también a Pablo Freire pero sì usted me puede orientar me ayudaria mucho para consturir la base teorica de mi investigacion.
    Gracias

    • Querida Ana:
      Gracias por asistir ayer a la sesión y por hacerte eco de algunos de los contenidos que abordamos.
      Me gusta la obra de Robert Stake. Concretamente «Evaluación comprensiva» (Editorial Graó).
      No sé si entre los libros míos has visto «Evaluar con el corazón» (Ed. Homo Sapiens).
      Uno de mis referentes en este campo es Ernest House. Por ejemplo» Evaluación, ética y poder» (Ed. Morata).
      Muchos besos.
      Mucho éxito.
      MÁS

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