Donde hay vida hay conflicto. En ningún lugar hay más paz que en un cementerio. Allí nadie molesta a nadie, nadie se pelea o discute con otro por asuntos importantes o livianos, nadie engaña a nadie, nadie agrede o golpea al prójimo. Cada uno está en su sitio y no trata de aprovecharse de nadie. Pero no queremos ir a ese lugar ni a la fuerza. Cuanto más tarde, mejor. No queremos esa paz. Preferimos la vida, aunque la vida entrañe conflictos.
Ahora bien, los conflictos pueden afrontarse o dejarse pudrir. Para solucionar un conflicto resulta fundamental que el diagnóstico sea preciso. Cuando no se diagnostica bien un conflicto se corre el riesgo de buscar soluciones no solo inútiles sino contraproducentes, que lo perpetúan y lo agravan.
Diagnosticar un conflicto exige conocer bien la realidad, analizarla desde todas sus perspectivas, recoger la opinión de quienes son sus protagonistas. Es preciso conocer su génesis y su evolución. Los motivos que lo han suscitado y aquellos otros que hacen que se mantenga en el tiempo y se encone.
Intervenir en un conflicto sin haber diagnosticado bien cuál es si origen, su naturaleza y su evolución es correr el riesgo de agravarlo y de suscitar nuevos núcleos problemáticos y dañinos. Por precipitación, por ligereza, por falta de rigor.
En mi libro “Ideas en acción” (un libro que es más para hacer que para leer) presento 70 ejercicios para mejorar la enseñanza y para promover el desarrollo emocional.
Nace este libro en la cafetería de la Facultad de Educación cuando una querida compañera y amiga me hace la propuesta de que recopile las prácticas que utilizo en las clases y en las conferencias para que puedan utilizarlas otras personas, ya que las considera de gran utilidad didáctica. Consideré que era una buena idea y me puse manos a la ora. Recopilé más de un centenar de actividades y las fui agrupando bajo diversos epígrafes: lenguaje, enseñanza y aprendizaje, evaluación, diversidad, creatividad, género, comunicación, diálogo, conflictos, educación sentimental… (Tuve que dejar muchas fuera del libro, hasta tal punto que alguna vez he pensado preparar una segunda publicación que podría llevar el título “Más ideas en acción” ya que creo que el título es apropiado para el contenido). Se trata de ver cómo algunas ideas funcionan en la práctica, cómo se ejemplifican y se encarnan en la acción.
Invito a mis alumnos y alumnas a que sean buenos recopiladores, a que vayan haciendo su propio catálogo de prácticas. Una que han realizado en clase, otra que han leído en un libro, una más que un compañero ha comentado… Digo esto porque cada una de ellas, llevada a la acción, recibe la impronta de quien la realiza. Además, les insto a crear alguna dando respuesta a la pregunta siguiente: ¿cómo puede explicarse esta idea de forma práctica?
Estos ejercicios tienen una finalidad intelectual: mostrar de forma clara y dinámica una idea, una teoría, una reflexión… Pero tienen también una pretensión didáctica. Todas tienen una brizna de ingenio, de chispa, de gracia. Sirven para romper la monotonía de una discurso y para hacer partícipes de la acción a quienes no solo van a escuchar sino a ser interpelados por la actividad.
He elegido una de ellas porque me interesa plantear hoy, como decía al comienzo, una cuestión que considero decisiva en todos los ámbitos de la vida: en la política, en la escuela, en la familia, en la empresa, en el deporte, en la fábrica, en la calle… En todos esos ámbitos se producen conflictos entre personas. Me refiero a la necesidad de diagnosticar bien los conflictos para poder intervenir en ellos con racionalidad y con justicia en su solución.
Conocí hace tiempo esta experiencia en un libro de Javier Urra titulado ¿Qué se le puede pedir a la vida? Está publicado por la Editorial Aguilar en 2011. Lo he incluido bajo el epígrafe “Solución de conflictos” en mi libro antes citado.
Un profesor de enfermería pide a sus alumnos y alumnas que realicen una propuesta de intervención para una paciente de la cual expondrá las características más relevantes. ¿Qué habría que hacer con ella?
A continuación lee detenidamente el siguiente texto, en el que se explicitan los rasgos de la paciente a la que tienen que atender.
“Se trata de una paciente que aparenta su edad cronológica. No se comunica verbalmente ni comprende la palabra hablada. Balbucea de modo incoherente durante tres horas. Parece desorientada respecto al espacio y al tiempo, aunque da la impresión de que reconoce su propio nombre. No se interesa ni coopera con su aseso personal. Hay que darle comer alimentos blandos pues carece de piezas dentarias. Presenta incontinencia de heces y orina por lo que hay cambiarla y bañarla a menudo. Balbucea de forma continua y su ropa está siempre manchada. No es capaz de caminar. Su patrón de suelo es errático, se despierta con frecuencia por la noche y con sus gritos despierta a los demás, aunque la mayor parte del tiempo parece tranquila y amable. Varias veces al día y sin causa aparente se pone agitada y presenta crisis de llanto involuntario”.
Finalizada la lectura les concede un tiempo para que hagan la propuesta de intervención. Una vez recogidos los proyectos de los alumnos y las alumnas, les dice que les va a presentar una foto de la paciente. En ese momento les proyecta en una gran pantalla una fotografía de una preciosa niña de tres meses.
Algunos habían hecho una propuesta de intervención para una paciente nonagenaria, desdentada, sin control de esfínteres, con trastornos de sueño y crisis de llanto… Resulta obvio concluir que esas propuestas de intervención resultaban inútiles o perjudiciales para la verdadera paciente. El diagnóstico no podía ser más inadecuado y, por consiguiente, la intervención resultaría contraproducente.
Claro que no solo hace falta diagnosticar bien la naturaleza del problema. Es necesario intervenir de manera racional y justa.
Hay otra exigencia más en la solución de conflictos que pocas veces se tiene en cuenta. Me refiero a la necesidad de evaluación de las intervenciones. Parecería que la buena intención de quien pretende solucionar un problema es suficiente para que se consiga la pretensión que se busca. Y no siempre es así.
Me preocupa mucho a la hora de hacer análisis el rigor de los nexos causales que se estableces entre lo que consideramos causas y efectos. La lógica de autoservicio hace que neguemos algunos nexos evidentes o que inventemos otros que a un analista riguroso le costaría descubrir.
Es importante diferenciar la comprobación y la atribución. Una cosa es comprobar lo que ha sucedido con la estrategia de solución y otra muy distinta atribuir las causas a unos hechos u otros.
Y en el proceso de evaluación hay que tener en cuenta los tiempos. Las soluciones no suelen avanzar como las balas. La impaciencia nos lleva a graves errores. No sería razonable plantar una semilla de un manzano en el jardín de la casa en la tarde de un viernes y acudir el sábado con una cesta a recoger las manzanas ya maduras. Los procesos tienen sus ritmos, que no dependen de la voluntad de quienes los contemplan o analizan.
El primer paso para afrontar la solución de los conflictos políticos, sociales, empresariales, escolares, familiares… encalla en un diagnóstico poco riguroso que lleva a soluciones ineficaces o perjudiciales. Todo lo que sigue a ese mal paso inicial, conduce a un fracaso seguro.
Muy buenas Magister!
Muy buen artículo de un tema esencial: Aprender a vivir y resolver pacificamente los conflictos!
Es verdad que nos precipitamos y no hacemos un buen diagnóstico ni evaluamos las medidas aplicadas. Tomo nota.
Hoy te lo agradezco doble porque me viene como anillo al dedo al estar preparando un taller de convivencia….jeje. Antes de terminar de leer tu artículo de hoy ya tenía tu libro entre las manos recordando ejercicios y decidiendo cual meto en el bolo. Espero agradecertelo dialogandonos un buen vino.
Mil Gracias Maestro y Amigo, que bien se conjugan estás palabras en ti. Qué placer y honor.
Un gran abrazo Miguel Ángel, también para Lourdes, Carla y Miluca.
Más besos de Gema que sientan genial.
…continúo con tu libro…
Querido Miguel, querida Gema:
Imagino que el taller que preparas será presencial.¿O todavía no? Parece que vamos avanzando hacia la normalidad del encuentro.
Qué necesidad y qué ganas.
Me alerta saber que algo de lo escrito o pensado pueda ayudar a otras personas, especialmente a amigos tan entrañables como vosotros.
Un gran abrazo y éxito en la actividad. Estoy seguro de que, de tus manos, llegará de forma inexorable.
Y gracias.
MÁS
Hola Miguel Ángel.
No sé si es un problema de mi dispositivo o bien de los duendes de la informática. En la entrada de esta semana tienes un párrafo muy desconfigurado con palabras a medio escribir. Te lo copio y lo pego a continuación:
«Nace este libro en la cafetería de la Facultad de Educación cuando una querida compañera y amiga me hace la propuesta de que recopile las prácticas que utilizo en las clases y en las conferencias para que puedan utilizarlas otras personas, ya que las considera de gran utilidad didáctica. Consideré que era una buena idea y me puse manos a la ora. Recopilé más de un centenar de actividades y las fui agrupando bajo diversos epígrafes: lenguaje, enseñanza y aprendizaje, evaluación, diversidad, creatividad, género, comunicación, diálogo, conflictos, educacistico ﷽﷽﷽﷽era paciente. El diagn propuestas de intervenci resulta fundamental que el diagnrede o golpea…presenta una fotograf ón sentimental… (Tuve que dejar muchas fuera del libro, hasta tal punto que alguna vez he pensado preparar una segunda publicación que podría llevar el título “Más ideas en acción” ya que creo que el título es apropiado para el contenido). Se trata de ver cómo algunas ideas funcionan en la práctica, cómo se ejemplifican y se encarnan en la acción».
Ya sé que de ti me puedo esperar cualquier cosa, pero ¿también sabes árabe? 🙂
Espero que analizado el conflicto de este párrafo le des la solución más oportuna 😉
En educación todo es un proceso lento de maduración, había un colega que decía que los aprendizajes deben calar como la lluvia fina, una tormeta normalmente arrasa todo lo que pilla por delante y, generalmente, empapa poco la tierra.
Afortunadamente no soy aprendiz de enfermería, desde la segunda pista sabía que era un bebé. En esta ocasión el instinto me ha funcionado, pero en muchos casos mi intuición también me ha traicionado. Por ello, analizar el contexto es siempre imprescindible.
استمتع بعطلة نهاية أسبوع سعيدة.
عناق.
P.D. Yo no me he equivocado. Traduce… 😉
Querido Juan Carlos:
No sé lo que ha podido pasar.
Copié el artículo que había escrito y lo pequé como suelo hacer en el lugar adecuado. Es curioso: solo se ha desconfigurado ese párrafo. Lo he cortado y he pegado el que escribí. Espero que se mantenga así. Son los duendes de la técnica, del todo incontrolables.
Solucionado el problema. Ojalá fueran todos tan sencillos de resolver.
Mientras escribo veo y oigo rayos y truenos de una tormenta en Rincón de la Victoria. La metáfora sobre el aprendizaje es sugerente.
No sé árabe. Como tantas otras cosas que ignoro.
Pero te puedo responder al deseo: أتمنى نفس الشيء لك ولعائلتك وللمجتمع التعليمي لمدرستك.
Un gran abrazo.
Y muchas gracias por la advertencia. La verdad es que resultaba ininteligible.
Enhorabuena por el olfato.
MÁS
Querido Maestro.
Hoy ha elegido un tema de bastante dureza para mí.
Los conflictos y sus soluciones.
A veces nos hace trampa la vida, nos fuerza a elegir con riesgo de equivocarnos.
Siempre he dido una persona afable que he evitado las peleas y los desencuentros.
Llámeme cobarde, igual lo sea, pero pensaba y sigo haciéndolo, que hablando se entiende la gente.
Hasta que llegó el conflicto familiar que hoy me tiene aturdida porque no le encuentro solución.
Lo primero como bien dice es encontrar la raíz o inicio del problema.
Tras meses pensando, lo defino como el egoísmo y la avaricia de una persona para quedarse con algo que por derecho me pertenece y que para tal fin no ha dejado de hablar injurias sobre mi a otra persona que se lo ha creído, bajo la manipulación y el miedo.
Elaborando una estrategia para quedarse con lo que no le pertenece.
Es duro que una familia actúe de esa atroz manera.
He buscado soluciones, la primera para conservar mi salud mental es alejarme de ese ambiente maligno.
Luego busqué profesionales para que mediara en el conflicto, no hubo manera, estaba todo decidido.
Después, llegó el ocaso de su vida, se fué dejándome vacía por dentro, sin una sola respuesta.
Sin entender nada, sin que me conocieran realmente como soy, una persona espiritual nada materialista.
Con la cabeza llena de supocisiones que la otra parte en discordia le había metido.
Después de lo ocurrido he hecho un ejercicio de buscar información e investigación para tener algún criterio para entender los acontecimientos.
Una estrategia para dejarme sin recursos y en la calle.
Duro verdad, imagínese? Mi familia directa! Qué fuerte, que horror!
Y aquí sigo, a veces bien y muchas mal, porque no lo entiendo, mi razonamiento no me funciona.
Mi corazón está destrozado y mi dignidad pisoteada por algo tan tremendo.
Me pregunto, que solución tiene esto?
El se fué, está en ese lugar de paz que es el cementerio; pero a mí me dejó llena de desconsuelo.
Y ahora con la incertidumbre, con los miedos de que la otra parte en discordia siga actuando vilmente.
Me vendrían muy bien sus consejos.
Y quizás también leer ese libro de » ideas en acción’.
Mi corazón busca respuestas que mi mente no tiene.
Espero me de algunas.
Sin más me despido con un cordial saludo y abrazos para todos.
Que la semana os sea leve.
Besos.
Querida Loli:
Los conflictos son, en ocasiones, muy difíciles de resolver porque no siempre se cuenta con la voluntad de arreglo por alguna de las partes. Es más, el conflicto se cierra cada vez más a la solución porque hay intereses de por medio que no se quieren perder o que se quieren ganar, sea o no de forma justa.
No es fácil opinar sin tener todos los datos y todas las perspectivas.
¿Qué te puedo decir, desde mi desconocimiento?
– Que no eres cobarde por evitar los conflictos con las personas. Eres sensata y pacífica.
– Que te informes bien de todas las cosas.
– Que, efectivamente, hay actitudes que son difíciles de entender y de explicar.
– Que no sufras más de lo necesario.
– Que compartas tu dolor con personas queridas.
– Que busques algún mediador que pueda intervenir en el conflicto, aunque veo que ya lo has intentado.
– Que tengas paciencia ante lo que no puedas resolver.
– Que luches por tus derechos.
– Que no desesperes ante las dificultades.
Muchos besos.
Mucho ánimo.
Muchas gracias.
MÁS
Estimado profe
Más que nada agradecer por tocar el tema. Tenemos mucho por aprender aún. Aprovecho de contarle, que fui su alumna en el diplomado de educación emocional. Flich. Y quedé muy motivada con sus clases, en leer sus libros y seguir aprendiendo de usted.
Abrazos cordiales
Querida Camila:
Muchas gracias por haber asistido a la conferencia.
Gracias también por la lectura del del artículo y por este comentario.
Y, sobre todo, gracias por tus generosas palabras.
Ha sido un placer leerte y saber de ti.
Besos.
MÁS
Estimado profe
Más que nada agradecer por tocar el tema. Tenemos mucho por aprender aún. Aprovecho de contarle, que fuí su alumna en el diplomado de educación emocional. Flich. Y quedé muy motivada con sus clases, en leer sus libros y seguir aprendiendo de usted.
Abrazos coordiales
Hay problemas en en la vida política que no se pueden resolver adecuadamente porque no han sido estudiados de manera rigurosa. Y por ese dan tantos palos de ciego.
Lo mismo digo en la vida escolar o familiar cuando se interviene en conflictos de comunicación interpersonales.
Me parece muy clarificador el ejemplo que nos has puesto. Cuando leía las caracersiticas de la paciente iba pensando en una mujer muy anciana.
Saludos.
Querida María:
Te voy.a poner un ejemplo de mal diagnóstico en un conflicto educativo familiar.
Un chico roba en la casa 100 euros y los padres le castigan sin salir todo un trimestre.
Cuando la orientadora del instituto le pregunta a los padres si saben para qué quiere el dinero, dicen que no y que tampoco les importa.
La orientadora le pregunta al chico por la finalidad del dinero sustraído y responde que par comprar un móvil porque, como tiene ningún amigo, espera que el móvil nuevo le sirva de anzuelo.
Resulta que los padres habían dado un castigo que agravaba el problema de su hijo. No habían diagnosticado bien el problema.
Te podría poner muchos otros ejemplos tomados de la realidad.
Gracias por tu participación en el blog.
Besos.
MÁS
La historia es muy sugerente, muy didáctica.
De esas que te hacen decir: claro, claro.
He leído el ejemplo que le has dado a María. Yo viví otro en el que una chica feucha y gordita le quitó una prenda de vestir a una compañera alta, delgada y guapísima. No era un problema de robo, era un problema de autoimagen. Ella pensaba que con una prenda de una persona a la que todos admiraban, ella también sería admirada.
El problema no era de violencia. No necesitaba golpes sino ayuda.
Saludos y gracias.
Querida Marta:
Otro buen ejemplo. La raíz del problema era la pobre autoestima de la chica que le quita la prenda a su compañera. Eso es lo que hay que trabajar, en lo que hay que intervenir.
Lo mismo puede decirse de problemas de parejas, de conflictos entre grupos, de problemas sociales…
Se suele hacer hincapié en el intervención. A veces, hay prisa por intervenir sin caer en la cuenta de que es mejor dedicar tiempo a un buen diagnóstico, aunque haya que esperar.
Tampoco se dedica mucho tiempo a evaluar las intervenciones. Y es fundamental para aprender.
Besos y gracias.
MÁS
Hay conflictos sencillos y conflictos complejos. Unos y otros tienen que ser analizados con detenimiento para poder ser resueltos. Estoy de acuerdo. Hablo de una solución eficaz y duradera.
Digo esto porque lo que se consigue a veces al intervenir, es una simple paralización de los efectos pero no se consigue una verdadera solución.
El ejemplo desarticulo es de una evidencia palmaria.
Gracias por dárnoslo a conocer.
Saludos cordiales.
De los cinco pasos que tiene el intento de solución de un conflicto, aunque todos son importantes, creo que el diagnóstico es el central porque si falla, todo lo que sigue será ineficaz o contraproducente.
Hablo de la detención, el diagnóstico, la intervención, el seguimiento y la evaluación.También es necesario intervenir con racionalidad y con justicia, por supuesto. Porque si se gimnástica con rigor y no actúa de forma coherente, no podemos conseguir el objetivo.
Lo que suele pasar con la evaluación es que muchas veces no se hace o, si se hace, se corre el peligro de hacela de forma interesada.
Muchas gracias por la participación.
Un abrazo.
MÁS
Cuando hay un problema de aprendizaje es fa´cil que se sitúe solo en los alumnos y que no se piense ni el currículum, ni el institución, ni en el profesorado, ni en ningún otro elemento.
Entonces, solo se interviene sobre él. Y así no se soluciona el problema. Porque es más que probable que el origen sea más complejo.
Un cordial saludo.
Querida Elena:
Es es un ejemplo paradigmático. Un problema mal diagnosticado habitualmente. En mi libro EVALUAR CON EL CORAZÓN lo explico en un capítulo titulado La evaluación delos alumnos, un proceso de aprendizaje para los profesores. Allí planteo que la evaluación tiene dos componentes, uno de comprobación (difícil) y otro de atribución (más difícil). Cuando este segundo, que consiste en explicar por qué han aprendido o no, por qué han suspendido o no, se aborda sin rigor, es fácil encontrar una causa única: son torpes, son vagos, están mal preparados…Si se trabaja sobre una causa inexistente, es imposible solucionar el problema.Lo cual no quiere decir que esas causas que cito no sean posibles o reales.
Besos y gracias.
MÁS