Vivimos en una sociedad en la que se admira y se cultiva la fuerza. La fuerza física, la fuerza política, la fuerza económica, la fuerza intelectual, la fuerza psicológica. Nadie presume o alardea de fragilidad.
- Hay que ser fuertes, decimos, ante cualquier adversidad.
Habitamos un mundo en el que solo hay ojos para los ganadores, los perfectos, los que llegan a sobresalir, los destacados, los sobresalientes, los que no tienen defectos psíquicos o físicos.
Los medios de comunicación se preocupan solo de quienes han triunfado, de los fuertes, de los poderosos, de los que han alcanzado la cumbre del éxito, de los que sobresalen por algún talento. Pocas veces se acuerdan de los débiles, de los que fracasan, de los que son diferentes porque no llegan a eso que, tantas veces de forma discutible, consideramos normalidad.
Hoy se entrena el cuerpo para que adquiera vigor y quienes tienen una constitución física endeble parecen ciudadanos de segundo rango. Lo mismo digo de la fortaleza económica. Quien no tiene dinero se enfrenta al mundo en condiciones de inferioridad. Qué decir de la anormalidad psíquica o física. Salirse de lo normal es un hándicap a veces insuperable.
Pues bien. Pondré hoy la mirada en las personas frágiles, en las personas débiles, en las personas imperfectas, en las que tienen que sortear los vericuetos de la anormalidad.
Y lo haré apoyándome en tres obras que acabo de retirar de los anaqueles de mi biblioteca porque, en algún momento, las leí y ahora han asaltado mi memoria. La primera se titula “Elogio de la debilidad”. Se trata de un curioso libro. Está escrito por Alexandre Jollien, un joven francés, paralítico cerebral que, después de permanecer durante diecisiete años en un centro especial, estudió filosofía en la Universidad.
La estructura literaria es muy original porque toda la obra es un diálogo del filósofo Sócrates con el autor de la obra. Alexandre y Sócrates van alternándose en el uso de la palabra y explorando los recovecos del alma del joven paralítico cerebral. Las fronteras entre normalidad y anormalidad, concluyen, son mucho más difusas de lo que podríamos suponer.
En uno de los pasajes de la obra le cuenta Alexandre a Sócrates: “Siempre recordaré a una educadora que, después de haber consultado un libro de divulgación psicológica quiso, a toda costa, reunirnos en la sala. De entrada, ya solo ver los preparativos, ya era divertido. Con las orejas alzadas como conejos, nos preparábamos para ser testigos del acontecimiento del siglo. La decepción fue enorme. La eminente freudiana, conocedora de los secretos del alama humana, nos exhortó a asumir la aflicción de nuestra vida… Querer convertir nuestro caso particular en un hecho sin salida, significaba que no había entendido lo que el libro pretendía enseñar. Esperaba que nos diéramos cuenta de nuestra fragilidad física, que fuéramos conscientes de la precariedad de nuestro futuro. Pero peor no podía haberlo hecho. Éramos conscientes de nuestra debilidad, de la singularidad de nuestra situación, de la incertidumbre de nuestro porvenir. “Tú nunca serás Maradona”. Esta es la frase con que me sentenció. Mientas yo, en mi interior pensaba: “Me importa un bledo Maradona, persigo otro ideal”.
La segunda obra se titula “El arte de la fragilidad”. El autor es un profesor de Instituto, que trabaja con adolescentes y que explora con tino sensibilidad en los vericuetos del alma de los jóvenes.
Dice el profesor en un capítulo titulado “El arte de ser frágiles”: “Un día soleado por el calor, a la sombra de un árbol inmenso que nos protegía con su benéfica sombra, una alumna me preguntó en qué empleaba mi vida. Le contesté, mientras le tendía una flor del campo, una margarita diminuta: “En defender la belleza de las cosas frágiles”.
A continuación el autor nos invita a valorar la fragilidad: “Vivimos en un época en la que solo tenemos derecho a vivir si somos perfectos. Cualquier debilidad, cualquier defecto, cualquier fragilidad parece estar prohibida. De la tierra de los equivocados se escapan, temporalmente, aquellos que se mienten a sí mismos construyendo corazas de perfección, pero hay otra forma de ponerse a salvo y es construir otra tierra, fertilísima, la tierra de aquellos que se saben frágiles”.
El tercer libro se titula Biografía del fracaso”, de Luis Antonio Villena. En él se ocupa, después de plantear algunas reflexiones sobre el tema, de la historia de algunos personajes célebres que se convirtieron en grandes fracasados. Se puede ser famoso, se puede haber llegado al éxito y, sin embargo, ser un auténtico fracaso en la vida. Villena nos cuenta, entre otras, la historia de Caravaggio, de Paul Gaugin, de Rimbaud, de Scott Fitgeral, de Luis Cernuda y de Jim Morrison.
Existe un tipología razonada del perdedor: el que no pudo, el que no quiso, el cobarde, el excesivo, el aceptador, el comprado. El perdedor es alguien que no se ajusta. El ganador acepta el orden.
Hay quien fracasa en el amor y tiene éxito en el trabajo. Y viceversa. Los grandes fracasados viven un desastre total. Hay quien tiene un éxito razonable pero se consuela con aquel pensamiento del profesor John Kenneth Galbraith: “Aunque todo lo demás nos falle, siempre podemos asegurarnos la inmortalidad cometiendo un error espectacular”.
Algunas personas pierden cuando ascienden, cuando se venden, cuando suben por las laderas de la maldad. Groucho Marx decía: “He escalado las más altas cimas de la miseria”. También los peces, según observa Maurois, cuando mueren ascienden a la superficie y flotan en ella. Es una forma de caer.
¿Se puede ser humano sin fracasar? ¿Se puede triunfar sin ser un canalla, se pregunta Luis Antonio de Villena. También escribió Cioran: “Cada ser es un himno destruido”.
Siempre he pensado en la suerte de los perdedores, en su condición de silenciados, de invisibles. Pienso en el último de la clase, en los derrotados en las elecciones, en la oveja negra de la familia, en el perdedor de la carrera, en la anciana solitaria, en el paciente con una enfermedad rara, en la persona con el síndrome de Asperger, en la niña autista, en la fea de la pandilla, en los que fracasan en las oposiciones, en la mujer maltratada, en el médico que se equivoca en una operación, en la escritora a la que le cierran la puerta todas las editoriales, en el hermano torpe, en el zoquete de la clase, en las personas con un trastorno de personalidad, en el niño enclenque, en el homosexual del equipo de rugby, en la profesora despreciada por los alumnos y las alumnas, en la persona rechazada en las relaciones que emprende, en el empresario que tiene que cerrar, en quien tiene un defecto físico que no puede ocultar, en los desheredados de la tierra…
El coronavirus nos ha venido a recordar que somos más frágiles de lo que pensábamos. Como individuos y como sociedad. Un virus minúsculo y desconocido ha puesto en jaque el mundo entero, ha matado a millones de personas y ha sembrado el miedo en nuestros corazones.
En esta sociedad en la que solo cuenta el éxito, la fortaleza, la perfección, en la que o se es primero o no se es nada, en la que el esfuerzo tiene poca importancia comparado con el logro, en la que todo vale para llegar a triunfar, quiero rendir un homenaje a todos los fracasados y fracasadas de la historia, a quienes se sienten débiles sin serlo y a quienes lo son sin haberlo descubierto, a quienes se sienten frágiles, a quienes se viven penosa y no felizmente como diferentes.
Una gran reflexión profesor, muchas gracias.
Querida Lilia Rubio:
Gracias a ti por la lectura y por estas gratificantes palabras.
Besos.
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Querido Maestro.
Hoy con sus palabras me ha atravesado el corazón, ha removido mi esencia de ser.
La fragilidad es un volcán que llega sin esperar, y te asume en un caos.
Es una situación de incertidumbre y de angustia que llena de incógnitas tu interior.
Es cierto que la fortaleza interior actúa de una manera altruista y desinteresada y colabora para que puedas salir adelante.
Se vive pero de una forma sencilla con la aceptación de lo que el destino o la suerte te ha querido sustraer.
Se puede salir del atolladero de la angustia con la aceptación como uno de los grandes recursos de supervivencia.
A mí me ha tocado,sin meter, la ausencia en progresión de la escucha.
Con lo importante que es oir y el equilibrio!
Pero en este momento disfruto de lo que puedo oír y sentir.
Es cierto que cuando te falta un sentido los otros se manifiestan con más intensidad.
!La pandemia nos ha cambiado, si señor! Pero ha cambiado para mejor, a las personas buenas con anterioridad.
!A los malos los ha dejado tal cual!
Sin más con un abrazo gigante para todos,me despido hasta la próxima semana.
Besos.
Querida Loly:
Siempre me ha cautivado tu sensibilidad hacia las personas y hacia los problemas.
Me parece estupenda tu actitud positiva ante la vida y ante ls limitaciones que nos impone, sean físicas, psíquicas o sociales.
Yo creo que a ti todo te hace mejor. Incluida la pandemia.
Ya sé que a algunos, como dices, les dejará como estaban y a otros incluso los empeorará.
Tú eres de las que sabe construir con dos signos menos un signo más.
Es una suerte conocer a personas positivas como tú.
Besos.
Y gracias, como siempre, por acudir a la cita tan puntual.
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Buenos días, Miguel Ángel.
Singular e importante el tema que nos traes este sábado.
Yo pienso que todo ser que está en este mundo tiene y ejerce un cometido, más o menos considerado socialmente, pero que hace el conjunto de lo que llamamos humanidad. En este aspecto todos somos importantes.
En nuestro mundo de hoy, creo que los que más brillan no son los más listos, los ganadores…sino los más golfos, los que las hacen más gordas, los más mentirosas, los más antisociales. Todos estos los vemos en los medios de comunicación como si fueran los próceres de la humanidad. La buena gente, los científicos,etc. como si no existieran.
Como siempre nos traes temas para pensar y mejorarnos. Gracias.
Un abrazo y saludos a todos.
Querido amigo Joaquín:
Un tema importante el que planteas: ¿quién es el que recibe los focos de la fama en esta sociedad?
Los chicos, luego, quieren imitar esos modelos.
Y están muchas veces bajo los focos personas que han triunfado por los motivos que tú dices.
Un serio peligro de modelaje.
¿Cómo quién quieren ser nuestros niños/as y jóvenes?
Un gran abrazo y gracias por participar, como cada sábado.
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Muy buenas Miguel Ángel!
Difícil comentar un texto tan perfecto en la defensa y elogio de los » nadies» como diría tu compi Galeano.
Llevas unas semanas con temas potentes como el Odio, y ahora la fragilidad…para los que nos gusta la chicha se agradece esa profundidad que haces claridad. Una gran Virtud.
Gracias por abrirnos los secretos de tu biblioteca, (tengo pendiente de estar y ser en dos, la de Alejandría y la tuya.) dicen que hay que tener cuidado con lo que se sueña… porque se cumple.
Para los que van por la vida diciendo….» De Todas las virtudes que tengo…que No son pocas, en la que más destaco es en la humildad» le recomendaré tu precioso elogio de la debilidad.
Abrazos Virtuales en camino de ser reales.
Cuidaros familia.
Querido Miguel, querida Gema/ querida familia:
Semana muy ajetreada, lo cual me llevará a ser breve.
No sé donde leí (aunque históricamente la magna biblioteca no pudo ser destruida por los árabes) que la biblioteca de Alejandría se quemó por un falso silogismo:
Los libros de la biblioteca de Alejandría, o hablan de Mahoma o no hablan de Mahoma.
Si hablan de Mahoma sin innecesarios
Si no hablan de Mahoma son perjudiciales.
Bueno, espero que la mía siga creciendo durante mucho tiempo.
Ya sé que hoy estas viejas aficiones no pueden competir con sus competidores electrónicos. En un espacio mínimo se pueden meter miles de libros. Pero soy de la vieja galaxia Gutemberg.
Un fuerte abrazo, aunque hablemos de debilidad.
Y gracias, amigo.
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Todo el mundo sabe de sobra que débiles venimos y que por débiles nos vamos. Luego se va llenando el ambiente, cada vez más, de prejuicios, de suposiciones, de «bien entendidos» y se destroza la convivencia. El tema, para mí, es que todos, por desgracia se convierte en etiquetaje y la debilidad se anquilosa. Hace más de 45 años, tuve un chico, muy tímido, que lo tenía asumido de una manera atroz. A tanto llegaba, que su personaje televisivo era el pollito «Calimero», que todavía tenía un trozo de cascarón pegado en la cabeza, aquel que decía: «Nadie me quiere». Es triste que no aprendamos, pero los medios están por «lo que valen y lo que vale». Como si las valías fueran un cúmulo de perfecciones y que por efecto halo se lleva a la gente de calle, como si la perfección fuera totalmente aséptica y no compañera de infinidad de debilidades.
Gracias por levantar estos temas dormidos y de los que no se habla apenas.
Querido josemª
Siempre que peleo, aprendo.
Porque dices cosas interesantes y las dices de forma elegante y atractiva.
Magnífico el ejemplo del pollito «Calimero».
¿Cómo podemos olvidarnos de la forma en que llegamos y la forma en que nos vamos?
En el camino olvidamos muchas cosas y aprendemos otras muy inquietantes.
Gracias por leer y escribir.
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Hola Miguel Ángel.
Aunque tú has abierto el abanico a todos los débiles, me voy a circunscribir en mi comentario sólo a los débiles del ámbito escolar (como no podía ser de otro modo, comparto tu reflexión).
Siempre he tenido un especial interés por mis alumnos y alumnas débiles, unos por hacerse notar y llamar mi atención y otros por lo contrario, no daban señales de aviso, o si lo hacían pasaban desapercibidas… Porque eso es lo que puede suceder, por un lado se nos presentan niños o niñas débiles que aparentan lo contrario, que destacan en el colegio como traviesos, indisciplinados, difíciles o conflictivos, cuando en realidad son avisos para captar nuestra atención. Cuando esa atención se le ha prestado de forma conveniente, no para censurarlos o reprenderles, sino para escucharlos, entenderlos y darle la respuesta que necesitan se logran grandes cambios en su conducta, generalmente se les incluye en el grupo y retoman el interés por las tareas escolares. Ya sé que hay muchos casos muy complicados y que son muy difíciles de actuar con ellos, yo también los he sufrido, somos maestros no supermanes,… pero cuando uno tapa los oídos o cierra los ojos difícilmente puede atender esas llamadas de atención.
Por otro lado están, los que o no llaman la atención y permanecen en silencio, o los que dada su timidez o introversión, lanzan señales muy sutiles que si no se está muy atento pasan desapercibidas. Ellos también son débiles y deben ser atendidos para dar respuesta a sus necesidades.
Y finalmente, quiero centrar la mirada en el colectivo de alumnado con necesidades educativas especiales. Aparentemente son atendidos de forma específica por profesorado especialista (PT, AL, otros recursos humanos…), pero que precisamente por ello (ya reciben una atención diferente fuera del aula) pueden ser olvidados cuando se incluyen en el aula ordinaria. Ya sé que tenemos grandes docentes en la escuela pública, pero en ocasiones los docentes desconocen cómo atenderlos y en otras, y esto sí que sería preocupante, muestran falta de interés porque requieren mucho trabajo… Tengo experiencias propias de inclusión en el área de Educación física que han dado grandes resultados, pero también he visto, en esta misma área como se han dejado olvidados o relegados a niños y niñas que precisaban, más que nadie, una atención desde el punto de vista motriz, para garantizar su autonomía personal, y social, para aprender a relacionarse con los demás.
Buena semana.
P.D.
Por fin vacunado con la primera dosis…
Espero que a todos los que restan se les vacune lo antes posible por el bien de todos.
Querido Juan Carlos:
Espero que la primera dosis solo haya tenido el efecto esperado de inmunización (y ningún efecto secundario).
Muy oportuna tu mirada sobre los débiles en la escuela.
¡Cuántas veces han sido olvidados!
También en tu área de trabajo.
Sé que tienes una mirada y una atención especial para ellos y para ellas. Lo que me alegra sobremanera.
Supongo que habrás leído «Mal de escuela», de Daniel Pennac. Él se ocupa principalmente de los zoquetes.
Un gran abrazo.
Y gracias.
MÁS
MÁs
Querido profesor y amigo. Miguel. Ángel Espero llegar al sábado para leer tus motivadores escritos , educativos , saludables y reflexivos . Hoy la debilidad , ha llegado a a mi vida. Por llegar a octogenario . Pues tú has enseñado a superar debilidades del sentir , pensar y actuar , desde otra visión , que tenia , antes de ser tu modesto y desaventajado alumno Hoy centre tu contenido en el HOY Mi esposa duerme con su irreversible enfermedad mental . Leo tu sentir y visión de los débiles Será la edad , pues mis ojos impiden leer , por incontrolable emoción Me siento débil en fuerza , pensamiento y acción Lo he dejado todo para atender y estar junto a. Cristina , esposa que entregó cariñosa dedicación durante mis 41 años de trabajo de domingo a lunes ( como vez , padre ausente ) Me hizo padre de hijo Guillermo e hijas Loreto. Eliana y. Mabel . Miguel. Ángel la debilidad ha llegado , necesito aprender más , para atender , cuidar y sorprender a mi esposa. Frente a los hijo e hijas soy débil en opinar , proteger y colaborar Pero frente a esas debilidades , han surgido con sorpresa grandes cambios , que los cercanos la destacan , inmerecidamente y creo se debe AL APRENDER , que tú enseñas , lo que ha innovado el vivir , en esta cuarta etapa de la vida . Enfrento debilidades en silencio ,reflexión ,tolerancia, recuerdos , nuevos intereses , entrega , admiración , gratitud y AMOR A LA FAMILIA Hoy agradecido del aprender e innovar para vivir con alegría , paz y esperanza. Un abrazo de admiración y gratitud .
Querido Jorge:
Me ha emocionado tu comentario de hoy.
Hay mucha fortaleza en tu debilidad. Porque el amor lo supera todo.
Me ha emocionado tu cariño por Cristina, madre de tus tres hijas y de tu hijo.
Pocas veces he visto un alumno más admirable que tú: con pasión por aprender, con humildad, con humor y con gratitud sin límites.
Tienes que saber, querido Jorge, que tú me enseñaste más a mí que yo a ti.
Un gran abrazo para ti, para Cristina, para Loreto, Eliana, Mabel y Guillermo.
Estoy seguro de que os quieren y os admiran.
Y gracias por escribir otra vez.
Siempre que veo tu nombre se me alegra el corazón.
Querido Jorge:
Pues ya ves que no ha habido torpeza: ha llegado un comentario solamente. Y, por cierto, un comentario precioso y emocionante.
Gracias.
MÁS
Hola Profesor;
Gracias por compartir tan hermosas palabras, me lleva a mirar atrás y valorar los momentos en los que he sido débil porque el regalo de ese momento ha sido el luchar para salir adelante, el buscar nuevas alternativas, que ha sido duro, si lo ha sido. El respeto a las diferencias se ha perdido, quieren meternos a todos en la misma caja sin respetar nuestra individualidad, porque poco a poco se ha normalizado la perfección. Vivimos en piloto automático y no nos permitimos sensibilizarnos ante los que nos rodea.
Gracias por poner su corazón en lo que hace.
Hoy estuve en una clase hermosa «Evaluar con el Corazón»
Gracias, muchas gracias, saludos desde Costa Rica.