Cuántas veces nos sucede que dejamos de valorar todo lo que tenemos de bueno para instalarnos en un lamento y queja profundos por alguna pequeña o gran cosa que nos falta. En lugar de poner el énfasis en aquello que nos haría felices, lo ponemos en lo que nos hace sentir desgraciados.
Lo pienso muchas veces. Cuánto daría por estar como ahora el día que pierda la salud, o a un ser querido, o el trabajo, o la vivienda, o los amigos, o la seguridad… Pero una pequeña dificultad o un mínimo contratiempo lo tiñe todo de tristeza, a pesar de tener lo demás.
En el libro de Jaume Soler y M. Mercè Conangla titulado “La Ecología Emocional. El arte de transformar positivamente las emociones” me he encontrado con una historia que explica muy bien esta perniciosa actitud. Se titula El círculo 99. Dice así.
Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente que, como todo sirviente de rey triste, era muy feliz. Todas las mañanas le llevaba el desayuno y despertaba al rey cantando alegres canciones de juglares. En su cara relajada se dibujaba una sonrisa y su actitud ante la vida era alegre y serena. Un día el rey le llamó:
– Paje, ¿cuál es el secreto de su alegría?
– No hay ningún secreto, Majestad.
– No me mientas, paje. He hecho cortar cabezas por ofensas menores que una mentira. ¿Por qué estás siempre alegre?
– Majestad, no tengo razones para estar triste. Me habéis honrado permitiendo que os sirva, tengo esposa e hijos viviendo en la casa que la corte nos ha asignado, tenemos vestido y alimento, un buen sueldo y además vuestra alteza nos hace regalos que nos permiten satisfacer algunos caprichos.
– Si no me dices ahora el secreto, te haré decapitar. Nadie puede ser feliz por las razones que me has dado.
– Pero, Majestad, no hay secreto ni nada que esconder.
– Vete antes de que llame al verdugo.
El sirviente salió de la habitación haciendo una reverencia. El rey estaba como loco. No conseguía explicarse cómo el paje era feliz viviendo en un lugar prestado, llevando ropa usada y alimentándose frugalmente. Cuando al final se calmó, mandó llamar al sabio más sabio de sus asesores y le contó la conversación de la mañana.
-¿Por qué es feliz?
– Ah, Majestad, es que está fuera del círculo 99. Puede comprobarlo metiendo a su paje dentro de ese círculo. Inmediatamente será infeliz. ¿Está dispuesto a perder a un excelente sirviente para poder entender cuál es la estructura del círculo?
– Sí, estoy dispuesto.
– Esta noche lo vendré a buscar. Debe tener preparada una bolsa con 99 monedas de oro. Ni una más, ni una menos.
Aquella noche el sabio fue a buscar al rey. Y se dirigieron a casa del paje. Llamaron a la puerta y el sabio dejó la bolsa con 99 monedas ante la puerta, con una nota que decía: “Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre. Disfrútalo y no le digas a nadie dónde lo has encontrado”.
El sirviente abrió la puerta, vio la bolsa, leyó la nota y entró en la casa. El rey y el sabio espiaban por la ventana lo que hacía el paje. Estaba apilando las monedas en montones de diez. Las juntaba y las separaba: 10, 20, 30… El último montón solo tenía 9.
-Me han robado, gritó. ¡Malditos!
El rey y el sabio seguían mirando por la ventana. La cara del paje se había transformado, su frente estaba arrugada, los rasgos faciales tensos y los ojos pequeños, su boca con una expresión horrible… El sirviente guardó las monedas en la bolsa y, mirando alrededor para asegurarse de que nadie lo veía, escondió la bolsa entre la leña. Entonces se sentó a hacer cálculos. ¿Cuánto tiempo debería ahorrar para comprar la moneda número 100? Estaba dispuesto a trabajar duro para conseguirla. Quizá si trabajaba y ahorraba de su salario y añadía algún dinero extra, en doce o trece años tendría el dinero suficiente para comprar la moneda que le faltaba. Tal vez podría pedirle a su mujer que buscase un segundo trabajo en el pueblo y, tal vez, cunado él acabara el trabajo en palacio, también podría trabajar en otro lugar… Entonces necesitaría solo… siete años. Quizá podrían vender algo, o… El paje calculaba enloquecido. Había entrado en el círculo 99.
El rey y el sabio volvieron a palacio. Durante los meses siguientes el paje empezó a seguir sus planes. Una mañana entró en el dormitorio real dando un fuerte portazo y protestando en voz baja.
– ¿Qué te pasa?, dijo el rey amablemente
– No me pasa nada, nada de nada.
– Antes, no hace mucho, estabas contento., reías y cantabas todo el rato.
– Hago mi trabajo, ¿no? ¿Qué quiere, Majestad, que además de paje haga de bufón y de juglar?
Al cabo de un tiempo el rey despidió al sirviente No era nada agradable tener un paje que siempre estaba de mal humor.
Hasta aquí la historia del círculo 99. La moraleja se desprende sola. Todos y todas estamos tentados por esa absurda forma de pensar: siempre, y solo estando completos podemos ser felices. Siempre nos falta algo para sentiros completos. Y como siempre nos falta algo, siempre tenemos motivos para la infelicidad.
Lo hemos vivido, probablemente, muchas veces. Cuando compre la casa, cuando me case, cuando tenga hijos, cuando me jubile, cuando me toque la lotería, cuando se resuelva el problema del trabajo, cuando me compre… Entonces seré feliz. Ahora, no. Porque me falta la moneda número 100.
He conocido pocas personas que vivan fuera del círculo 99. Mi padre era una de ellas. Siempre que le hablábamos de comprarle algo, de regalarle algo, de proponerle alguna adquisición del tipo que fuera, decía de manera indefectible con una sonrisa en los labios:
– Estoy completo.
Claro, estando completo, no se desvivía por ninguna adquisición que acabara con la supuesta e insatisfactoria infelicidad.
“Decía Erich Fromm: Cuando el ser humano ya no está alegre y no ve ningún sentido en interesarse por la vida, siente que, aun estando vivo, su alma está muerta; entonces se aburre y empieza a odiar la vida y a desear destruirla”.
¿Por qué no se trabaja más en las escuelas la educación emocional? ¿Por qué no se hace más hincapié en la formación emocional de los docentes? En mi libro Arqueología de lo sentimientos en la escuela (Buenos Aires, 2006), recojo la siguiente cita de Filliozat: “En el colegio se aprende historia, geografía, matemáticas, lengua, dibujo, gimnasia… Pero, ¿qué se aprende con respecto a la afectividad? Nada. Absolutamente nada sobre el duelo, el control del miedo o la expresión de la cólera…”. Tengo delante su libro “El corazón tiene sus razones”.
La salud emocional es la fuente de la desgracia o de la felicidad. No está situada en el nivel de conocimiento que se posee, de la cantidad de dinero que se tiene o del nivel de poder que se atesora.
No acabar atrapado en el círculo 99, salir de la trampa que nos tienden la cosas y las personas, saber moverse con soltura por los intrincados vericuetos del mundo emocional, es la mejor garantía para sentirnos bien, aceptándonos como somos y relacionándonos con los demás y con las cosas de forma equilibrada e inteligente.
Permítame el lector (o la lectora) hacer referencia a mi último libro, publicado en la Editorial Homo Sapiens (Rosario. Argentina): “Educar el corazón. Los sentimientos en la escuela”. Nos hemos olvidado en la escuela de la educación emocional. Recuerdo todavía con emoción la lectura del libro de Alexander Neill, traducido al castellano ¡en 1978!: “Corazones, no solo cabezas en la escuela”. Cuánta razón. Cuánto corazón.
Querido amigo y maestro:
Las matemáticas…
99 = 18
18 = vida (en hebreo)
18/07/20 = 18
Un fuerte abrazo MÁS.
Querido Juan Miguel:
Recuerdo tu teoría matemática.
Cuando me la explicaste, me algunos ejemplos que la confirmaban.
Ahora encuentras otro.
Habrá que pensar, aunque seas escéptico de partida.
Un abrazo.
MÁS
Estimado Miguel Ángel. bonita lección nos acabas de escribir. Tenemos una sociedad que está atrapada en el círculo 99, muy pocos son los afortunados que viven fuera de ese círculo. Cuánto más se tiene, más se quiere y más insatisfechos estamos. Estudiando magisterio, fui voluntaria de Cruz Roja Juventud y llevábamos un Programa para los centros de zonas marginales, con muchas carencias económicas, pero también afectivas, por la situación de sus familias. Las prácticas de magisterio las solicité en el centro, que por entonces se consideraba, de “peor” desempeño. Me llamó el profesor de la universidad encargado de la asignación y me preguntó ¿Eres consciente de las características del centro y que te vamos a evaluar por tu desempeño allí? Yo le contesté que por supuesto, que si no superaba la prueba no me merecía ser maestra, porque ese alumnado necesita profesorado que le devuelva la ilusión por aprender y muy especialmente por vivir. Y lo que no pude imaginar es que la ilusión que ellos me transmitieron me perdura hasta mis días. Gracias al trabajo que realicé allí soy quién soy y sigo en el camino de la Mejora de una Escuela inclusiva que entusiasme al alumnado… Recuerdo cómo me esperaban en la puerta para que les diera un abrazo y un beso, eran felices y por supuesto yo también. Tenían la capacidad de ayudar a los demás y se desvivían por los más débiles, a pesar de la debilidad que ellos y ellas ya tenían. Las prácticas las aprobé con matrícula de Honor, pero el Honor fue mío al poder vivenciar y aprender que una Escuela fuera del círculo 99 es posible.” ¡Qué bonitas las personas que te encienden luces. Que sacan lo mejor de ti y no lo rompen. Que te enseñan como curar tu corazón. Personas que te hacen sentir colores. Que te alargan la sonrisa. Qué bonitas las personas que nos hacen sentir valorados, felices y vivos! “(Javier Labandon).
Querida María José:
Pues bien, tú eres una de esas personas de las que hablas en el último párrafo del comentario.
Gracias por contarnos la experiencia de tus prácticas de Magisterio. Gracias por compartir tu aprendizaje y tus emociones.
Lo que me ha preocupado es la advertencia del profesor de prácticas…
Enhorabuena por esa merecida matrícula.
Supongo que no sería la única de tu carrera.
Besos.
Buen sábado.
MÁS
Miguel Ángel, hermoso y muy aleccionador el cuento que nos traes esta semana.
Esto me trae a la mente una frase que digo en muchas ocasiones a mis hijos: «No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.»
Educar en el control de las emociones es fundamental para vivir con equilibrio. Cuántas veces vemos a personas que se desesperan por motivos fútiles que no merecen la más mínima consideración.
Si sabemos que es tan importante a prender a controlar las emociones y que no nos controlen ellas a nosotros, por qué no entra eso en el sistema educativo? Diría que eso queda al libre criterio del profesor.
Personalmente diré que una de las cosas que más agradezco de mi educación es el que con frecuencia me sometían a que dominará mis emociones y relativizar las cosas positivas y negativas que nos suceden en el devenir de la vida.
Todos los días tengo muchas cosas que agradecer. Los sábados, Miguel Ángel, tengo una más.
Un gran saludo, emociones a todos.
Querido Joaquín:
Yo también, cada sábado, tengo que agradecer tu aportación. Y tu lectura.
Una aportación que siempre es certera, sincera y enriquecedora.
De nuestra educación emocional tendríamos muchas cosas que decir… Ya sé que hay que hacer el análisis con los criterios de aquella época y de aquel contexto, no con los que ahora tenemos.
De lo que estoy convencido es de que hay que trabajar esta parcela en la escuela y en la casa.
Y de que para ello los docentes tienen que tener una buena educación emocional.
MI amigo y colega Rafael Bisquerra (Barcelona) lleva muchos años trabajando en estas cuestiones.
Él me llama algunas veces par reflexionar sobre el tema.
Un abrazo.
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QUERIDO AMIGO Y MAESTRO MIGUEL-ÁNGEL:
Un saludo afectuoso. Recuerdos entrañables para Carla y Lourdes.
-El artículo que nos brindas hoy nos interpela sobre la necesidad de la educación emocional, especialmente, en la institución escolar (profesorado y alumnado). También nos ofreces, a través de la moraleja que se desprende del cuento del rey y el paje, la conveniencia de no magnificar los pequeños contratiempos y carencias, ya que empañaríamos y descuidaríamos la percepción de nuestra propia realidad en conjunto. En suma, una formación de la dimensión emocional de las personas que propiciaría una sociedad más sana, más genuina, donde los índices de conflictividad y agresividad se reducirían notablemente. Decía Aristóteles que educar la mente sin educar el corazón no es educar. Su «Retórica» contiene un verdadero tratado sobre las emociones humanas (formula el concepto dd catarsis). Resulta curioso, pues el «logos» (‘razón’) ocupó la atención y la reflexión de los antiguos griegos.
Me consta que en el sistema educativo de algunos países de nuestro entorno se trabaja la educación emocional en sintonía con el «reino o imperio de lo cognitivo.»
-Enhorabuena por el nuevo libro (telefonearé la semana próxima al distribuidor para adquirir un ejemplar).
Que coseches mucho éxito y reconocimiento con esta obra recién editada.
Un feliz fin de semana para todos y todas.
Querido Carlos:
Te devuelvo los saludos que me envías para Carla y para Lourdes. Gracias.
Gracias también por interesarte por mi último libro. Se iba a presentar en mayo en la sala más grande la Feria del Libro de Buenos Aires, con aforo para quinientas personas. Pero…
Tenemos mucho que aprender y mucho que hacer para que los centros escolares se preocupen y se ocupen de esta parcela esencial de la formación.
Y, cómo no, para que los profesionales de la enseñanza tengan una buena educación emocional
Hasta el presente, poco se hace. Y nada en el momento de la selección. No existe ni un pequeño filtro para detectar graves anomalías emocionales…
Un gran abrazo.
Y saludos para Eli.
MÁS
Gracias, MIGUEL ÁNGEL, por tus palabras y por transmitirme los saludos de Carla y Lourdes.
Recuerdos de Eli y de nuestras familias para todos vosotros.
Buenas Magister!
¿Cual es nuestra moneda 100?
Salud emocional
Educación de la incertidumbre
Habilidades y competencias Socio-emocionales.
Nuestros miedos..deseos..
Entender la realidad que nos rodea y el mundo.
Ser Curiosos, Proactivos, resilientes
Etc.
A veces en nuestro sistema educativo si vivimos en el círculo porque No estamos completos! y a la vez estar fuera de él en nuestra vida diaria… parece complicado y lo es..pero Se puede!!
Gracias por tocarnos el corazon y las neuronas.
Ahora que estoy » con cobertura» me uno al homenaje a la escuela rural. Interesante propuesta de lectura del cuento de Unamuno, no tenía ni idea. Gracias.
Un fortísimo abrazo Miguel Angel, Maestro de Vida y además dicen de Pedagogía, Didáctica, Organización. .etc
Seguimos en contacto!
Besos para Lourdes y Carla.
Querido Miguel (nunca me olvido de Gema):
Gracias por tus recuerdos para mis dos mujeres. Se los paso. Te los devuelven.
Así que también a ti te afecta la brecha digital.Te eché de menos en el homenaje a la escuela rural, pero aquí estás con tu ramo de flores.
Hay que educar el corazón para que no pierda la cabeza, como dice el título del libro de Lucia Etxebarría: «TU CORAZÓN HA PERIDDO LA CABEZA».
Un abrazo.
Buen fin de semana.
Buen verano.
MÁS
Querido Maestro!
¡Cuantas afinidades tenemos!
Me siento súper identificada con el comentario de esta semana.
La gente entra en el circulo 99 sin darse cuenta que es lo más horrendo de la vida.
La ignorancia, el egoísmo y la codicia los grandes males de este mundo.
Yo estoy pasando por un momento delicado y triste.
Aparte de pasar el duelo por la muerte de mi padre estoy comprobando la maldad que se puede tener por conseguir dinero y bienes materiales por parte de la familia más cercana.
Menos mal que experimento en mi una sensación de tranquilidad que me lleva a creer que los milagros existen y que la verdad aflorara.
La batalla emocional es una batalla que se libra dentro de nosotros mismos.
En nuestra vida podemos enfocarnos en tener cosas materiales, en sentir ira , envidia, celos, tristeza, arrogancia o desarrollar bondad, alegría, paz, afectos, humildad y generosidad.
La elección de esas sensaciones marcará nuestra forma de ver y sentir la vida y nos comportaremos de una forma proactiva o conflictiva.
Experimentar unas u otras influye en nuestro estado de ánimo en nuestra motivación e incluso en nuestro carácter y conducta.
Elegir lo positivo es mi andadura de vida, mi estar en el mundo, se me lleva el corazón con los afectos y percibo cualquier pequeño regalo como el más grande agradecimiento.
¡Cada uno elije que sentir!
En cada uno hay una batalla que ganaremos o no dependiendo de lo que decidamos alimentar.
¡Yo alimento el lado bueno!
Tenemos una vida llena de luces y sombras de subidas y bajadas de brillos y de oscuridad.
Somos lo que aceptamos y lo que negamos lo que mostramos y lo que callamos.
Solo desde la aceptación podemos comenzar nuestro camino de desarrollo aprendiendo sobre todo a amarnos.
Solo desde la luz podemos brillar en la oscuridad , y así alumbrar a otros y transformar las emociones negativas por emociones de amor, esperanzas, humildad, alegría y generosidad que nos acompañaran siempre y en todo lugar.
El camino se me presenta duro pero lo superaré, trasformare mi realidad.
Sin más me despido dando un gran apoyo a la educación emocional tanto en la escuela como el la vida como en la sociedad.
Reciban de mi parte un gran abrazo para todos.
P.D. Me encantaría tener su último libro,
Educar el corazón .¡ Y además dedicado!
De ilusiones también se vive.
Querida Loly:
El duelo es a veces largo y siempre doloroso.
Tristes asuntos esos de los hablas en los que el dinero se señorea sobre los sentimientos más profundos y elementales.
Me agrada saber que siempre buscas el lado positivo de las cosas.
A ver si me llegan ejemplares. Todo está muy parado en Argentina. Dedicado, sí porque, como dice García Márquez, un libro no se acaba de escribir hasta que no se dedica.
Besos y gracias por tu fidelidad y por tus palabras.
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Esta es una forma estupenda de hacer llegar los conceptos. Las historias captan la atención y muestran con claridad las ideas.
Muchos estamos atrapados en ese círculo maldito. La insatisfacción por todo lo que no se tiene hace que no podamos disfrutar de lo que trinemos.
So cosas que sabemos, pero que olvidamos frecuentemente.
Gracias por recordárnoslas de forma tan amena.
Saludos.
Querida María Jesús:
Gracias por la lectura, por tus palabras y por tu actitud ante la vida.
No hay señal más clara de inteligencia que buscar eficazmente la felicidad.
Vivir encerrados en el círculo 99 nos hace maldecir nuestra suerte y permanecer en un continuo nivel de infelicidad.
Saludos y gracias, pues.
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Estimado Maestro.
Gracias por su articulo .Después de leerlo sentí el deseo de dar gracias a Dios por lo que tengo, en lugar de quejarme por lo que no tengo.. Por ejemplo me puedo sentir feliz de tener mi trabajo de docente, en lugar de sentirme triste porque aquí en Ecuador nos van a rebajar el 16% de nuestro sueldo mientras dure la pandemis. Más aún si tomo en cuenta que hay muchos ecuatorianos que se han quedado sin trabajo o han recibido un descuento de su sueldo de hasta el 50%. Sin duda la felicidad depende de valorar lo que tenemos en lugar de entristecernos por lo que no tenemos.. Gracias, muy oportuna y útil su reflexion. Adelante y que vengan muchos más articulos como este.pues me fue de mucha utilidad.
En esta pandemia buscamos nuestra felicidad en cosas externas e incluso en personas que está cerca de ti y cuando no cumplen tus expectativas de una «felicidad» porque no adquirí las cosas materiales o porque la persona no te complacen, este artículo me hizo concientizar que la felicidad está dentro de ti de cómo actúas ante los demás y principalmente como tratas de ser mejor persona y amar sin condición como nuestro Padre nos ama y valorar lo que tenemos lo que nos brinda nuestro padre con toda su bondad como la Vida la salud y la esperanza de un nuevo día para ser feliz con todo lo que TENGO familia padres y sobre todo amigos como TU, que siempre estas pendiente del bienestar con sus palabras de aliento o textos motivadores que aportan a un crecimiento emocional personal y profesional y ayudan a mi felicidad interior. L A
Querida Lorena:
Aunque tu comentario va dirigido a Eduardo Ortega, permite que te agradezca la lectura del artículo y la amabilidad de escribir en el blog. Tu aportación nos enriquece a todos y a todas.
Sí, creo que la felicidad está más dentro que fuera de nosotros y de nosotras.
Gracias por valorar mis palabras y por considerar que se trata de «textos motivadores».
Besos y gracias, pues.
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Querido Eduardo:
Por lo que leo, el mensaje no ha llegado solo a tu cabeza sino que ha tenido acogida en tu corazón.
Me alegra saber que valoras las cosas positivas que tienes que, sin lugar a dudas, son muchas.
Esa es la esencia del mensaje que planteo en el artículo y que tú resumes muy bien y haces tuyo: «Sin duda, dices, la felicidad depende de valorar lo que tenemos en lugar de entristecernos por lo que no tenemos».
Lo cual no quiere decir que seamos conformistas y que no luchemos por mejorar. Claro que sí, pero no desde la amargura sino desde la gratitud y la satisfacción.
Saludos cordiales.
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Me ha encantado el artículo.
De esta forma se hace amena la lectura y se ven muy claras las ideas.
Me has hecho pensar mucho en algunas actitudes que tengo ante la vida y, de hecho, me he visto reflejado en esa trampa del círculo 99. Me sentido amargado por algo que no tenía, a pesar de contar con muchas cosas importantes.
Gracias por el artículo.
Y gracias a los comentaristas por sus contribuciones.
Saludos cordiales.
Querida Pilar:
Me alegra saber que el texto te ha ayudado a pensar sobre las actitudes que tienes ante la vida, las personas y las cosas.
No hay mayor satisfacción para el autor que comprobar que lo que ha escrito le ha ayudado a alguien no solo a entender la realidad sino a vivir.
Te agradezco la lectura y el comentario.
Besos.
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Saludos apreciados Dr. Santos Guerra, comentaristas y lectores
Que importante lo que Usted Dr. Santos Guerra, menciona la necesidad de trabajar la educación emocional. Sin duda en el aula y el profesorado también disponga de una formación adecuada en ello. Y también, sin duda, tampoco podemos dejar toda la responsabilidad de la formación emocional de las y los alumnos en manos de las y los docentes, especialmente cuando las familias son un modelo emocional. También ello incluye a las y los directivos y administrativos que prestan servicios educativos evaluar con sinceridad el buen trato que dan a las y los colegas, sin perder el respeto, tratarse con simpatía porque el profesorado en las aulas no es el único que debe cuidar esto y ser ejemplo. Por esta razón, padres, madres, profesoras/es, directivos/as y jefes educativos deberían complementarse en estas tareas y, de forma conjunta, proporcionar oportunidades para mejorar el perfil emocional de las y los alumnos. Porque como bien dijo Usted en una conferencia, no basta con que se asiente formalmente en una ley o texto para que se haga. Afortunadamente, en algunos casos la relación entre los protagonistas educativos es de lo mejor, otros ya lo piensan. Y tan importante es el discurso en congruencia con la praxis, Usted Dr. Santos lo dice en su libro, “Una flecha en la diana: La evaluación como aprendizaje”. Porque considerando que quien se dedica al magisterio evalúa y si toma de modelo para conducirse como profesor/a quien dio un mal trato y se enfoca a dar resultados para la ciencia en lugar de contribuir a la humanidad, como bien dijo en una conferencia será una crueldad es para sí mismo y para quien le tiene que padecer. De ahí la relevancia, de lo que Usted una vez ¿A qué le llamamos progreso?. Gracias por los estupendos análisis Dr.
Querida Lourdes:
Interesante comentario sobre la necesidad de la educación emocional.
a. Hay que partir de la formación emocional de los docentes porque nadie da lo que no tiene.
Colaboro desde hace muchos años con Rafael Bisquerra en esta preocupación.
b. La escuela tiene que tener un proyecto que incluya esta dimensión.
c. En el aula tiene que estar presente esta exigencia.
d. La familia tiene también un papel importante en este ámbito.
Gracias por tu aportación.
Besos.
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Estupenda llamada a la importancia de la educación emocional. Igual que la trampa del círculo 99 hay muchas otras que impiden el desarrollo positivo de la vida emocional de las personas.
Toda la obsesión de la escuela está en el curriculum académico. Si eres feliz o no parece ser una cuestión intrascendente. Lo importante es aprobar.
Yo creo que tanto en las casas como en las escuelas debería existir una planificación sistemática para la educación emocional
Querida Marta:
En los quince capítulos que tiene mi libro EDUCAR EL CORAZÓN.LOS SENTIMIENTOS EN LA ESCUELA expongo las razones por las que es necesaria la educación emocional, las estrategias más eficaces para desarrollarla, los obstáculos más importantes, los beneficios que supone, las consecuencias negativas de ignorarla…
Y me ocupo no solo de lo que hay que hacer en la escuela y en el aula sino también de la parte fundamental que le corresponde a la familia en este empeño.
Existe ya mucha bibliografía al respecto. Y muchas experiencias de gran interés.
Son conocidas y muy valiosas las aportaciones del catedrático (y entrañable amigo catalán) Rafael Bisquerra.
Gracias por leer el artículo y, sobre todo, gracias por haberte decido a escribir.
Besos.
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Querido Miguel; tuve posibilidad de asistir a una capacitación que brindo en Córdoba, Argentina en la Universidad Católica. En aquel entonces obtuve uno de tus siempre preciados libros, al acercarme y pedir me lo dedicaras me pregustaste cual era mi nombre… Mi nombre es Corina y fue, para mi muy graciosa tu asociación. Siempre recuerdo tu respuesta rápida y asociativa!!! Me gusta mucho tu blog, a veces no dispongo del tiempo necesario y que me gustaría tener, para leerlo y saborearlo. En mi largo recorrido docente he cosechado anécdotas de alumnos entrañables y que he propuesto recopilar y volcar al papel en algún momento. Pero esta ultima me llevado a la reflexión y hasta hecho emocionar….Comenzado el ciclo lectivo, aquí en mi provincia me encuentro con una alumna con la cual me gusta conversar por su madurez y espontaneidad en sus respuestas. Emocionada, como adulta ante el nuevo comienzo le consulto como le fue en su segundo grado apenas estrenado este 2020, antes de la suspensión de clases por la pandemia, a lo que ella me responde…»aburrida» ante mi sorpresa le respondo con una pregunta ¿como aburrida?…la escuela es divertida… recién comienza, te reencontrás con tus compañeritos…y (demás frases superadoras), a lo que me vuelve a decir….es todo igual…la misma escuela…el mismo horario, la misma seño…mismos compañeros, «todo igual» no hay diferencia… la seño habla y nosotros escuchamos…y si hablo me dice que nunca me callo… y me pareció tan real y crudo su relato… Cuanto de esto se encuentran nuestros estudiantes cada nuevo comienzo, no generalizo pero en su gran mayoría la escuela no ofrece nuevos escenarios, nuevas modalidades, seguimos de la misma manera siempre. Pedimos que los estudiantes «se adapten», «cambien» y sin embargo es muy difícil que la escuela «cambie»… quería compartir esto con usted. Se que sus reflexiones siempre acompañan nuestra tarea. Y decirle que siempre tengo su recuerdo… Un gusto haber estado, aunque poco tiempo, con usted. Saludos, Corina Bechio. Córdoba Argentina.
Querida Corina:
Qué hermosos recuerdos, tan lejanos en el tiempo y tan difíciles de recuperar en un futuro tan incierto.
Muy significativa la anécdota que compartes con nosotros.
Cuánto nos tiene que hacer pensar a los docentes.
Besos y gracias por leer y por escribir.
Besos.
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