Las gafas de la maestra

20 Jun

Me ha preocupado mucho desde siempre la influencia que ejercemos los profesores y las profesoras sobre nuestros alumnos y alumnas. Cuando es positiva porque puede llegar al extremo de salvar la vida de un alumno y cuando es negativa, porque puede acabar con sus mejores deseos de aprender y romper las expectativas más ambiciosas.

Hay quien me dice, con buen criterio, que insista en esta cuestión para avivar la conciencia de la responsabilidad de los formadores y para alertar a quienes pueden ser dañados por una mala actitud de quien tiene el deber de motivar y ayudar.

Algunas veces, el artículo te llega prácticamente hecho. Por ejemplo, cuando una profesora, como es el caso que me ocupa, te cuenta la experiencia que vivió hace años y que, en buena medida,  marcó su infancia. Se me permitirá, por respeto a la fuente que me la brinda, que no mencione el nombre de la persona ni la ciudad donde me hace la confidencia. Sí quiero agradecer a esa persona la amabilidad y la generosidad de compartir conmigo entonces y con todos mis lectores y lectoras ahora, la dolorosa experiencia que vivió hace años.

Le pedí que me contara por escrito y con brevedad su historia porque no es igual dar voz a un relato que utilizar las palabras de quien ha vivido en sus carnes la experiencia. Le cedo la palabra.

“Los recuerdos y vivencias de un niño en edad escolar marcan mucho en la edad adulta. Recuerdo de compañeros, de tus ídolos, maestros, etc… Todo deja huellas. 

Mi padre fue siempre un referente para mí, yo quería ser como él. 

Por su trabajo y por su relación laboral con personas de lengua inglesa, hablaba muy bien el idioma pero no sabía ni leerlo ni escribirlo. Ese hecho, allá por el año 85, cuando yo tan solo tenía 9 años hizo despertar en mí la vocación por la docencia y el interés por la lengua anglosajona. Como la EGB no incluía la asignatura de inglés hasta sexto de primaria, pedí a mis padres que me matricularan en una academia de inglés con el objetivo de aprenderlo para que yo misma pudiera enseñar a mi padre a leer la lengua en la que tan bien se desenvolvía. 

Con toda la ilusión que una tímida niña de 9 años podía tener por alcanzar su objetivo propuesto, asistía a clases extraescolares de inglés pero mi timidez no me dejaba tener soltura para expresarme y demostrar la buena pronunciación que tenía gracias a mi padre. 

Una tarde como cualquier otra, la profesora, siempre que se dirigía a mí, me trasmitía tanta inseguridad que no era capaz de articular palabra. Uno de mis recuerdos más marcados de esta etapa de mi infancia es cuando mi profesora me hace una pregunta en relación a lo que estábamos tratando en el libro de texto. Tal fue mi bloqueo, por nerviosismo, por timidez, por inseguridad o por lo que sea que se me pasara por la cabeza en ese momento, que solo pude responder que no veía la respuesta. La reacción de la maestra hizo que toda mi ilusión por el aprendizaje del idioma se frustrara y dijera a mis padres que ya no quería volver a ir a clases de inglés. La profesora me había “ridiculizado” delante de todos mis compañeros o lo que entiende un niño de 9 años por ridiculizar en ese momento. 

No debió gustarle la respuesta que le di porque se levantó de su silla, se dirigió hacia mí, se quitó sus gafas y me pidió que me las pusiera. Una vez que me las puse me preguntó que si llevando sus gafas veía mejor la respuesta. 

No recuerdo bien si la visión la tenía borrosa por su alta graduación o por el bochorno que estaba sintiendo. 

Lo positivo fue que las mismas gafas no me permitieron ver las caras de mis compañeros mientras se reían de la situación. 

Afortunadamente, mi padre me hizo cambiar de idea con respecto a abandonar mis estudios, tan solo tuvo que decirme que le haría mucha ilusión que yo le enseñara a leer. Debía ser fuerte mi vocación por la docencia porque nuevamente acepté el reto. Hoy en día soy maestra, especialista en lengua extranjera y mi padre sabe leer y escribir en inglés. 

Como docente tengo muy presente que mis alumnos estén lo más cómodos y relajados posible para poder trasmitirles la seguridad en sí mismos qué necesitan para que poco a poco vayan adquiriendo y demostrando sus competencias. 

Los niños son personas que crecen hasta hacerse adultos y en cualquier momento de la vida puedes necesitar de su labor, su ayuda o el servicio de esa persona, como ocurrió en mi caso. 

Pasado el tiempo, es decir, en el presente año 2020, mi carrera como docente ha ido madurando y avanzando hasta llegar a un puesto donde asesoro y ayudo a otros compañeros a realizar su trabajo. Una mañana recibí la llamada de una profesora que me requería para que le asesorara para llevar a cabo un proyecto. Evidentemente, no solo la asesoré sino que también la ayudé. Era mi profesora de inglés”. 

Hasta aquí el relato de la protagonista. Es emocionante sentir la vergüenza de esta niña tímida cuando, delante de toda la clase, con las gafas de la profesora puestas, es ridiculizada y zaherida por su maestra.

Rafael Santandreu tiene un libro titulado “Las gafas de la felicidad”. Las gafas de la maestra fueron las gafas de la amargura. Imagino la angustia de esta niña, tímida y sensible,  como ella se confiesa, cuando, al mirar a la profesora, viese esas gafas que para ella habían sido objeto de ridículo ante toda la clase.

Su pasión por el aprendizaje del inglés quedó truncada por la angustia, por el miedo, por el dolor, por la vergüenza. Una cosa es corregir y otra cosa es humillar. La corrección hecha con exigencia y amor estimula y motiva. La humillación duele, desanima y deja huellas. No podemos olvidar que el  profesor disfruta de una posición de poder. Y, sobre todo, no podemos olvidar que, en una clase, los demás alumnos y alumnas ejercen una enorme presión sobre el que está en una posición de ridículo.

No somos conscientes de la importancia que tiene para los niños y las niñas ser ridiculizados en presencia de sus colegas. La maestra iría a comer ese día, satisfecha quizás por la tarea realizada en el aula. Y dormiría con tranquilidad después de un día de trabajo. Pero una niña seguiría mucho tiempo dolorida por aquellas risas, se sentiría humillada por aquellas miradas que la ridiculizaban.

Afortunadamente, esta maestra reaccionó por el estímulo que supuso la petición de su padre de convertirla en su maestra. Afortunadamente también supo poner aquel duro aprendizaje al servicio de la superación.

Le pregunté si había desvelado a su antigua profesora las consecuencias de aquel incidente. Me dijo que no. Y luego he pensado qué efecto habría tenido esa confesión. ¿Recordaba algo? ¿Fue consciente?  Lo que para ella fue un hecho intrascendente, dejó traumatizada a una niña. Aquellos segundos fugaces dejaron una huella que ha durado muchos años, que durará probablemente toda la vida. Muchas veces no somos conscientes del daño que causamos. Y no estaría mal que pudiéramos aprender de nuestros errores.

He querido contar esta experiencia porque, alguna vez que otra, también se puede escarmentar en cabeza ajena. No es fácil, pero es posible. No es frecuente, pero es deseable.

33 respuestas a «Las gafas de la maestra»

  1. Querido Miguel Ángel, qué bonito sería que pudiéramos tener la mirada pura e inocente de un niño y niña sin necesidad de ponernos gafas, o al menos, que estas permitieran ver lo mejor de las personas que se encuentran a nuestro alrededor. Me encantan los cuentos y ya tenía una colección de ellos antes de incluso tener a mis hijas. Entre ellos tengo “El punto”, donde una profesora convierte en una obra de arte lo que para otros no deja de ser un folio en blanco con una pequeña marca. Es un cuento escrito por una persona donde su profesor dio luz a su camino, a su vida y donde le hace una dedicatoria: Dedicado al Sr Matson, mi profesor de matemáticas de séptimo grado que me animó a poner mi marca”…“No tienes más que hacer una pequeña marca y observar a donde te lleva. Vasthi dice que no sabe dibujar, su profesora dice que si. Porque sabe que todo el mundo tiene capacidad creativa dentro de si y que donde hay un punto hay un camino…
    Confieso que tu historia no me ha dejado indiferente y me ha trasladado a mi infancia y a mi fobia por el idioma, porque siendo una niña muy. muy tímida yo también me sentí ridiculizada en varias ocasiones por una de las profesoras…pero no quiero centrarme en historias que me causan tristeza por el dolor causado, en definitiva historias de aprendizaje que me han hecho ser mejor como persona y como profesora.
    Hoy quiero centrarme en una bonita iniciativa por parte de la Delegación de Málaga y fue editar un libro “Docentes que dejan Huella” done se rendía un bonito homenaje a aquellos docentes que nos habían marcado y dejado huella y la gran importancia que tienen en la vida de cualquier persona, a través de las historias personales, recuerdos y sentimientos que nos han despertado….Yo quise dedicarle un capítulo a mi maestra María Dolores, pero se me pasó el plazo y la historia se quedó y seguirá en mi recuerdo.
    María Dolores me enseñó a sentir pasión por la profesión, recuerdo cómo me miraba, cómo me hablaba…ella me conocía y sabía qué hacer y decirme y los momentos para hacerlo. Recuerdo una anécdota en uno de los controles que hacíamos, los planteaba como retos y nos daba pistas como si de un juego se tratará y nunca olvidaré la respuesta a una de las preguntas que formulaba…porque cogió una vela la encendió, puso un vaso encima y se apagó…y nos preguntó ¿Por qué se ha apagado?…la respuesta fue inmediata…María Dolores, sin duda, me marcó el camino a mi vocación y sacó lo mejor de mí, respetaba mis silencios, mis intervenciones y recuerdo especialmente como me miraba…me sentía entendida…. María Dolores ya era mayor y confieso que la busqué una vez que empecé a trabajar, pero ya fue demasiado tarde para expresarle todo mi agradecimiento, una persona tan inteligente a nivel emocional, estoy convencida que lo supo ver a través de mi mirada. Ella me dio clase en segundo de EGB y después de tanto tiempo, la recuerdo con mucha nitidez porque ella confiaba en mí y me hacía sentir segura. La huella que me dejó me permite que día a día siga mirando a mi alumnado con los mismos ojos…y lo que es mejor no necesito gafas para ver la luz que cada uno de ellos y ellas irradia y que en definitiva me iluminan el camino para continuar en la mejora de una Escuela donde se tenga en cuenta a la persona. Gracias Miguel Ángel, hoy leyendo tu historia y escribiendo mi comentario me he emocionado…ha sido como volver un poco a la niña que fui y que sé que está todavía, porque todos y todas tenemos que seguir cuidándolos…ellos y ellas saben de momentos mágicos y en definitiva la Escuela debería estar repleta de ellos.

    • Querida María José:
      Fuiste la más madrugadora en hacer el comentario de esta semana. Perdona que haya tardado 12 horas en contestarte.
      Conozco ese libro. Y creo que fue una hermosa iniciativa. Habría que repetirla porque los hechos de ese tipo suceden sin cesar.
      Qué pena que no haya llegado a tiempo la historia de María Dolores.Qué belleza. Qué profundidad.
      Gracias, María José, por tu emoción. Gracias por compartirla.
      Besos.
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  2. Querido y Estimado Miguel Angel!
    Como Maestro de cabecera es de agradecer que nos hagas reflexionar y tener presente este tema importante.
    Por responsabilidad, lo quisiera unir a las espectativas de las Familias que también son decisivas para la infancia. Cómo me encantaría ver con más frecuencia hablar y compartir éstas experiencias entre docentes y familias. Ahora con tu artículo nos lo pones «a huevo» para hacerlo.
    Jeje, me encanta lanzarlo a las redes cual zanahoria sabrosa….y pican
    Gracias por seguir Creando conciencia. Por nuestra parte orgullosos de ser el sobre de tan magnificas cartas.
    Un abrazote sincero

    • Querido Miguel, querida Gema:
      Sé que estáis los dos detrás de los comentarios.
      Me gusta que a través de vosotros (sobres maravillosos) el mensaje llega a las familias.
      No podemos olvidarnos de ese eslabón de la cadena.
      Un abrazo y gracias por estar ahí.
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  3. Querido maestro:

    ¡Qué hermoso relato de superación! ¡Afortunada de tener un guía que le insufló motivos sobrados para continuar creciendo!

    Frecuentemente, pienso que no somos conscientes del poder de la palabra, sobre todo si esta viene acompañada de un contexto -sin olvidar que las palabras tienen como contexto las propias palabras que las acompañan-. ¿Tan difícil es observar con ternura al prójimo? Quizás ella podía haberle ofrecido «sus gafas» para «saber ver» en el presente. En cierta medida seguro que así lo hizo, pero con la dulzura de alguien que sabe acompañar. Esta historia, como tantas otras que reflejas, me enriquecen como ser humano y me hacen ver la gran riqueza de muchos. ¡Qué fortuna contar con ellos!

    Por tantos motivos, soy consciente del daño que nos pueden hacer las palabras. Por eso, cuando experimento en primera persona «un secuestro emocional», freno -o intento hacerlo- mis primeros impulsos y, aún así, hay instantes en los que se escapan. Somos humanos. Pero, afortunadamente, existen palabras bellas que enseñan, como el precioso vocablo «perdón». Cuando volcamos palabras malsonantes, el impacto es feroz. Como tú bien señalas, ella – la docente – continuó su día sin más, pero esa personita sufrió mucho tiempo.

    Un abrazo y mil sonrisas para ti y tu maravillosa familia.

    • QUERIDA LIDIA:
      Creo que es bueno que, de vez en cuando, recordemos de una forma o de otra cosas que ya sabemos.
      Estoy seguro de que la maestra que le pone las gafas a su alumna SABE que eso que está haciendo causa dolor a su alumna, pero no es consciente de que esos minutos de ridículo van a dejar una huella tan grande en ella.
      Por eso he contado esta historia. He querido recordar que las acciones de los maestros y de las maestras impactan de una manera profunda en los escolares. No igual en todos, claro. Puede ser que a otro la situación le hubiera hecho reír, pero a ella le causó una herida difícil de curar.
      Siempre me ha preocupado ese abuso de poder que se encierra a veces en el humor que se ejerce sobre quien no puede defenderse. Siempre me ha preocupado la situación de ventaja de quien sabe más y puede más sobre quien está indefenso o indefensa.
      Besos y gracias.
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  4. Querido Miguel Ángel:
    Qué importante es para el alumnado que sus maestros les enseñen con amor y respeto siempre. Ciertamente muchas veces los docentes no lo haremos bien porque la carga de trabajo es grande, los alumnos por clase demasiados y malos momentos tenemos todos. Pero eso es una cosa, y otra muy distinta es utilizar la humillación del discente ante sus compañeros como estrategia de aprendizaje ¡Qué horror!

    Para las personas que se están forjando, indudablemente este tipo de experiencias y situaciones dejan huella siempre; en el caso que nos expones, la niña tuvo la suerte de que su padre fuese una figura vital para ella y le ayudase a revertir su decisión para llegar a conseguir su deseo: aprender inglés para enseñarle a su padre. Otra cuestión es cuando los niños no tienen esa figura fundamental a la que agarrarse y dejan de realizar sus sueños. En este último caso, el daño causado es tremendo.

    Muchas gracias por recordarnos hoy la importancia de ser un buen maestro.

    Un beso grande
    Mª Ángeles Peláez

    • Querida María Ángeles:
      Gracias por estar ahí, con la lectura y con el comentario certero y preciso.
      Es necesario que recordemos de vez en cuando algo que todos sabemos, pero que algunas veces olvidamos.
      Estoy seguro de que esa maestra no fue consciente del daño que hacía pero, ya ves, después de tantos años, ella sigue marcada por aquellos momentos de ridículo. Por eso digo que me hubiera gustado que la protagonista hubiese recordado aquel hecho a su maestra.
      ¡Qué importantes las influencias que ejercemos! Para bien y para mal.
      Besos.
      Gracias.
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  5. Querido Maestro !
    Permítame que hoy mis palabras se las dedique a mi padre que nos dejó esta semana.
    Se fue.
    Sutil, como el agua que transcurre por el acantilado.
    Una noche negra y amarga.
    Solo, tuvo el valor de enfrentarse a una muerte serena.
    Se paró el tiempo en su vida que le azotaba como una condena.
    Se perdió en el camino de la espera.
    Infinitas las sensaciones de impotencia.
    Se me quebró el alma y el corazón se me partió de la tristeza.
    Una vida larga pero incompleta.
    Me faltaban sus afectos, sus caricias sus entregas.
    Me han quedado los recuerdos, las penas, las injusticias vividas, el dolor de las ausencias, las incertidumbres, los miedos, las incomprensiones, los miedos, la cobardía, las faltas de respuestas.
    No entiendo el mundo de la maldad, la adversion y de la violencia, de los artilugios, de las malas creencias.
    Imagino que en ese momento, te acompañó el Señor de la cadena que llevabas colgada en el cuello y que te aferrastes a ella.
    Quizás sea ingenua pero lo mejor de la vida no son las riquezas.
    Es el amor, los afectos,los besos dados, la humildad, la coherencia, que nos llevan a los actos más humanos, a sentir más las presencias.
    Los errores son de humanos y el perdón una herramienta y entre padre e hija no debe interponerse signos de flaqueza.
    Me enseñaste a ser justa, a luchar, a ser fuerte y honesta, valores que llevaré siempre en mi conciencia.
    Me imagino un encuentro contigo llena de esperanzas eternas.
    Ojalá descanse tranquilo y en paz.

    Sin más me despido con un cordial saludo para todos

    • Querida Loly:
      Acabo de leer tu comentario.
      No sabes cuánto agradezco que nos hayas hecho partícipes de tu dolor, de tu drama, de tu experiencia de pérdida.
      Te mando un gran abrazo de consuelo y de esperanza. Sé que las palabras no llenan el hueco enorme que deja un ser querido, pero acepta su sinceridad y su humilde presencia.
      Sabemos que la muerte llega de forma inexorable. Pero, cuando llega y se nos lleva a alguien tan querido, nos deja sumidos en el dolor, en el vacío de la ausencia y en el desgarramiento más profundo.
      La muerte es algo excesivo.
      No sé si vive tu madre. Lo digo `porque, cuando queda uno de los dos, en él o en ella siguen presentes los dos. Pero si ya se fue tu madre, el golpe es más duro, el consuelo es más complejo, el duelo es más difícil. La soledad es mayor.
      Gracias por compartir con nosotros esas palabras que diriges a tu padre, palabras que me han conmovido.
      Cultiva los hermosos recuerdos y el amor que os habéis tenido.
      No importa el tema de la semana. Ante tanto dolor, todo se desvanece.
      Besos y MUCHO ÁNIMO.
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  6. Lo primero, Loly, mis condolencias por la muerte de tu padre. Descanse en paz. Que sus recuerdos sean tu consuelo.
    Un cuanto al tema de hoy no hay duda que todos llevamos influencias de nuestros profesores, positivas o negativas o ambas, que creo que es lo más frecuente.
    Todos podríamos contar montones de anécdotas personales. Si son positivas huelen a incensario, si son negativas no parece bien tirarse un pedrusco encima de la cabeza.
    En lo que estoy de acuerdo es que nunca se debe ridiculizar a un alumno y no sentenciar sobre negros futuros, que no somos profetas…
    Un maestro se considera siempre como constructor frente a los derrumbes que provoca la sociedad en general. Lo contrario es renegar de nuestro oficio.
    Gracias, Miguel Ángel, porque siempre nos traes a colación cosas positivas para reflexionar.
    Saludos para ti y familia. Saludos a todos.

    • Querido Joaquín:
      Dices cosas interesantes y las dices bien.
      Se nota en tus escritos que hay detrás una larga experiencia educativa.
      Se nota, en definitiva que sabes de lo que hablas.
      Has vivido mucho en las aulas,te has comunicado siempre de forma positiva con tus alumnos. Eso también deja huella en los profesores.
      Un gran abrazo.
      Y a ver si acaba esta pesadilla que estamos viviendo.
      Gracias, amigo.
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      Un abrazo.

  7. Querido Miguel Ángel, certera reflexión, y excelente transmisión de la profesora. Es tan importante que el deseo de transmitir esté engarzado en el propio deseo del docente que cuando coinciden permiten que se produzca ese maravilloso milagro en el infante que es el deseo de saber, de aprender con alegría y disfrute.
    En mi experiencia de escuchar a niños y adolescentes en mi trabajo, me apena cuando ese deseo de saber de apaga, cuando las exigencias curriculares no dan lugar a los intereses singulares de cada niño, de cada niña y se va desvaneciendo. Pienso que el amor promueve que el deseo de saber aparezca y los niños captan cuando éste está en el docente.
    Las marcas que dejan los profesores que transmiten con amor son imborrables y permiten a muchos niños poder elegir otro destino para sus vidas.
    Un abrazo
    Mabel Alonso

    • Querida Mabel:
      Siempre es una alegría verte por aquí.
      Aportas siempre no solo la sensatez de la reflexión sino la pasión de una buena educadora.
      Comparto la idea de que el amor nos guía por el camino de las buenas influencias.
      Besos y gracias.
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  8. Gracias estimado maestro por su articulo. Soy Eduardo de Quito Ecuador. Sus articulos me ayudan a reflexionar acerca de mi practica docente.! Qué importantes es la influencia que ejercemos los docentes en nuestros alumnos ! . Por eso le pido a Dios que mis actitudes y mis palabras sirvan para alentar a mis alumnos,. a veces no es fácil y podemos equivocarnos, pero lo bueno es tener conciencia de nuestros errores y tratar de mejorar como personas, para de este modo mejorar como docentes. Voy a hacer llegar su articulo a otros compañeros docentes. por cierto una pregunta ¿ está bien que reenvie sus articulos ? Gracias nuevamente.

    • Querido Eduardo:
      Me alegra saber que esa pequeña semilla que es un artículo ha caído en tierra tan fértil.
      Esa era la pretensión: ayudar a recordar que la influencia que ejercemos los docentes en las aulas tiene un gran calado en nuestros alumnos. Muchas veces para bien. Algunas, como en este caso, para mal.
      Agradezco que difundas estos artículos. ¡Claro que está bien que lo hagas!
      Un abrazo.
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  9. Son necesarias llamadas como esta para recordar lo importante que es la relación entre profesores y alumnos.
    Cuando la influencia es buena, puede ser decisiva para orientar la vida de un alumno, pero hay que tener cuidado con este tipo de influencias que marca negativamente la vida, como se ve en esta historia.
    Esos fueron unos minutos irrelevantes probablemente para la maestra, pero la alumna los sigue recordando después de tantos años de forma muy amarga.
    Gracias por llamar a la puerta de nuestras conciencias.
    Saludos-

    • Querida Sandra:
      Hace tiempo que no te veía por aquí. Gracias por asomarte de nuevo a esta palestra.
      Hay cosas que se pueden aprender de esta historia: unas relacionadas con los y las docentes. Ya está dicho.
      Otras que se relacionan con quienes sufren esas perniciosas y desalentadoras influencias. Nadie nos puede hacer daños si no dejamos que nos lo hagan. La alumna de aquella historia supo reaccionar. Hoy, al encontrarse con esa persona, no ha estado impregnada su actuación de rabia o de rencor. Más bien la ha dominado un sentimiento de ayuda y de apoyo. Hay que saber practicar la resistencia. Hay que saber superar las malas experiencias.
      Gracias y besos.
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  10. Apreciado Dr. Santos, comentaristas y lectores, saludos
    Su texto me parece que es sabio y por los escenarios que se viven es muy pertinente. Usted siempre ha dicho en los muchos textos sobre la evaluación de su autoría, que la docencia es en muchos una extensión de tu propia personalidad. También decir que la persona que contó su historia es muy valiente, sin inhibición la mostró. Además, expone su nobleza en el relato, no se aprecia enojo alguno con su maestra pese a lo mal que se lo hizo pasar y es mesurada y prudente porque encima nunca se lo externó. Por fortuna, como bien señaló Dr., que trabajar con buen trato y simpatía, la profesión no va en contra de trabajar el rigor de las asignaturas. Y, también muchas otras pese a los cursos que tomen de actualización abusan de su posición de autoridad y amedrentan a los alumnos y alumnas y hasta los colegas. Si la relación es vertical y asfixian usando el disfraz de la mejora continua de adulto a adulto es grave y si lo hacen de adulto a niño o niña es más grave el asunto y justo eso no ayuda a que hoy día se recupere el prestigio docente. De hecho, lo enturbia, desvaloriza la función que muchos intentamos revalorizar. Algo tengo bien presente es lo que dijo en entrevista que título, “Que tu escuela sea mejor porque tú trabajas en ella” y a la escuela el primero que llega feliz es el maestro o el directivo, como decía Tomás.
    Gracias Dr. por el artículo y por los estupendos análisis.

    • Querida Lourdes:
      Gracias por tu estupendo comentario.
      Efectivamente, la maestra ha sido valiente al contar su historia. Y, como dices, nunca vi ni un solo rastro de rabia o de rencor en su relato. Es más, ayudó a su profesora lo mejor que pudo.
      El problema, como dices, es que desde el poder que concede la edad, la experiencia, el conocimiento y el status se puede dañar a los otros. Es fácil dejarse a arrastrar por el abuso de poder.
      Besos gracias.
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  11. Qué magnífica reflexión para ayudarnos a pensar en nuestra responsabilidad.
    Yo quiero agradecer a esa maestra que te ha hecho la confidencia el regalo de su dura historia.
    Y también a MÁS por habernos hecho partícipes de ella.
    Sería bueno que los alumnos manifestasen a los profesores la repercusión que ha tenido su
    forma de actuar. Muchas veces desconocemos el efecto que causan nuestros comportamientos.
    Saludos.

    • Querido Juan Antonio:
      Deberíamos potenciar el diálogo entre profesores y alumnos.
      Cuando suceden este tipo de hechos, los profesores no se enteran del efecto que han tenido sus palabras o sus obras.
      Existe poco diálogo, unas veces por miedo, otras por torpeza, otras por falta de tiempo de estructuraste lo canalicen.
      De es forma no llegamos a conocer lo que realmente ha pasado.
      Ese diálogo podría se alentado de forma institucional, pero también de forma personal puede tener pleno sentido.
      Un gran abrazo y gracias.
      MÁS

      • Hola Miguel Ángel.

        Te leo los sábados, pero como te dije estoy bastante espeso a estas alturas del curso.

        El comentario de Juan Antonio Gómez y tu respuesta han agitado mis perezosas o agotadas neuronas y de ahí que haya decidido participar.

        Tal y como dice Juan Antonio, los docentes no tenemos constancia de la repercusión de nuestros actos y nuestro comentarios. Y la solución la has aportado tú, diálogo.

        Este diálogo puede llevarse a cabo de forma directa a través de las tutorías con el alumnado (debiera regularse la dedicación de al menos una hora semanal dentro de los horarios escolares a esta importante labor) o bien a través de la evaluación, haciendo partícipes al alumnado de este proceso. Se puede utilizar cuestionarios en donde el profesorado solicite la opinión de su alumnado sobre diversos aspectos de su intervención docente. Este tipo de preguntas suelen ser cerradas y dirigidas, las observaciones abiertas pueden dar mucha información oculta que se nos pasa desapercibida.

        Podremos hacer mil cosas bien que con sólo una vez que metamos la pata es suficiente para que ese hecho quede en la memoria de un sólo alumno/a o de un grupo entero. Equivocarse es consustancial con el ser humano y seguro que nos vamos a equivocar en múltiples ocasiones, pero si se asume el error y se dialoga con el alumnado, seguramente estos fallos desaparecen de su recuerdo y recibirán un aprendizaje básico, clave, sustancial, significativo, imprescindible,… o como queramos calificarlo, para ellos y para nosotros.

        Diálogo, has estado hablando de ello de forma reiterativa durante el estado de alarma. No será éste un aprendizaje más importante que saberse una lista interminable de ríos, afluentes, cabos y golfos (y de estos sí que hay y no son precisamente accidentes geográficos), los tipos de animales invertebrados que existen, los nombres de los polígonos de más de seis o siete lados, o las clases de determinantes que acompañan al sustantivo… Y debe ser un aprendizaje realmente complicado porque es difícil ver su utilización en la vida real. ¿Cómo van a aprender a dialogar en la escuela si no existe el diálogo bidireccional, si sólo habla el profesorado y escucha el alumnado, si no no se dan situaciones para ello? (de esto también has hablado en múltiples ocasiones).

        Un caluroso abrazo, nunca mejor dicho… En Jaén los grillos cantan en las neveras…

        • Querido Juan Carlos:
          Muchas gracias por haber agitado esas neuronas que llevan el peso de todo un curso.
          ¿Tendremos este año sombrilla?
          La escuela es una institución jerárquica.
          Por eso es importante crear estructuras que favorezcan el diálogo.
          Y hay que propiciar la confianza para que puedan hablar sin miedo.
          Ya sabes lo que decía aquel empresario: a mí me gusta que mis trabajadores me digan la verdad, aunque eso les cueste el puesto.
          Un abrazo.
          MÁS

  12. Se acabó el curso…y quiero compartir contigo la carta que he escrito a mi alumnado. Un fuerte abrazo a todas y todos y espero que la Escuela haya aprendido.
    Bueno…por fin llegó ese merecido descanso… Quiero felicitar a todas y todos los que habéis superado el curso y también a los que este año no habéis podido aprobar, porque me consta que ha sido un año muy complicado, un año que pasará a la historia y que vosotros ya formáis parte de ella. No os preocupéis demasiado, todo tiene arreglo y estoy convencida que podéis superarlo. ÁNIMO.
    Espero que este tiempo de confinamiento, nos haya dejado aprendizajes y reflexionemos positivamente, y dentro de las posibilidades de cada una/o, de todo lo sucedido. Yo me quedo con la solidaridad que se mostró al principio, con los momentos compartidos en las ventanas de nuestras casas, con el agradecimiento a todos los sanitarios que dejaban su vida para ayudar a los demás, a las científicas/os que siguen con perseverancia en la búsqueda de la vacuna, al ejército que montaba hospitales en poco tiempo, a los comerciantes…Porque todos ellos nos llenaban de esperanza. Pero especialmente estoy muy orgullosa y agradecida a todas las niñas y niños y a vosotras y vosotros muy especialmente. No me he olvidado, ni me olvidaré, del gran esfuerzo que habéis hecho para controlar el miedo, para estar alejados de familiares y amistades, para no salir del confinamiento y por hacer el esfuerzo, dentro de ese caos, de realizar las tareas escolares. Me habéis demostrado que no sólo sois el futuro de un mundo mejor, sino que ya estáis demostrando que habéis sido parte protagonista de un presente mejor.
    Os animo que sigáis el camino de vuestros sueños y que nada, ni nadie os impida a alcanzarlos. Todo es posible cuando uno CREE en el potencial que tiene para conseguir lo que se plantee.
    Ahora toca disfrutar en familia y con vuestras amistades, con la prudencia que habéis demostrado hasta el momento. Se habla de la nueva normalidad, pero posiblemente tengamos que construir una nueva forma de vivir y ver las cosas y a las personas con otra mirada y otros ojos. Las mascarillas nos permiten centrarnos en los ojos y no olvidéis que ellos sienten, se puede abrazar y besar con la mirada.
    GRACIAS, ENHORABUENA Y MUCHO ÁNIMO…ESTOY CONVENCIDA QUE NOS ESPERAN MOMENTOS MUY POSITIVOS PARA COMPARTIR.
    Un fuerte abrazo de vuestra orientadora.
    PD: Os informo que nuestro querido Elías ya está en planta, han sido momentos muy duros para él y sus familiares, porque después de la intervención se puso muy malito y tuvieron que intervenirle de urgencia. Ahora ya está mucho mejor y en cuanto tenga una foto, abandonando el hospital y marchando a su país, la compartiré con vosotros. Recordad que sois también parte de esta bonita historia, en la que, con vuestro esfuerzo, habéis podido salvar la vida a un niño. Espero que este recuerdo también os acompañe en vuestra vida, no hay nada mejor para conseguir la felicidad que poder ayudar a los demás.
    La música nos seguirá acompañando y dejando recuerdos bonitos.
    Persigue tus sueños: https://www.youtube.com/watch?v=BIfWjclcDIA
    Resistiré: https://www.youtube.com/watch?v=hl3B4Ql8RtQ

    • Querida María José:
      HERMOSA INICIATIVA. HERMOSA CARTA. HERMOSAS CANCIONES.
      Te confieso que yo he tenido esa costumbre desde hace muchos, muchos años.
      Hace unos días me encontré con una carta que escribí cuando era profesor en la Complutense, allá por los años 80. Y conservo también las respuestas de muchos alumnos y alumnas que me contestaron. He estado tentado de publicarlas. Pero he ido dejando pasar demasiado tiempo…Ya sé que las edades de aquellos alumnos no tienen que ver con la edad de los tuyos. Eran alumnos universitarios.
      Por cierto, ¿qué edad tienen los tuyos? ¿Te he contestado alguno o alguno de los padres y madres?
      Te deseo unas felices vacaciones. Están ganadas a pulso.
      Gracias por el envío en nombre mío y en el de todos los lectores y lectoras del blog.
      Ojalá cunda la iniciativa.
      Besos.
      MÁS

      • Estimado Miguel Ángel, en primer lugar muchas gracias por tus palabras. La carta la envíe a todo el alumnado de la ESO del centro, desde 1º a 4º de la ESO. He obtenido pocas respuestas, pero era previsible teniendo en cuenta que lo envíe por el correo corporativo que han utilizado para hacer las desbordantes tareas escolares. Me consta que muchos de ellos y ellas han borrado todo recuerdo que les ha supuesto la Escuela en este confinamiento…pasaban mañanas y tardes completas realizando ejercicios que en algunos casos no entendían…y lo sé porque tengo una hija que ha sufrido las consecuencias al querer hacer todas las actividades de las distintas plataformas, áreas educativas en un tiempo limitado. Ha sufrido migrañas, varios brotes de dermatitis y ansiedad…yo le decía que no se preocupara que ella ya tenía notas muy altas y que en esta evaluación no se podía bajar…sin embargo ella quería hacerlas y efectivamente en algunas de las áreas ha sacado la misma nota que si no hubiera hecho nada. Me siento muy orgullosa de mi hija porque me ha demostrado una responsabilidad y un compromiso que no son propios de su edad. Lloraba ante determinados comentarios de algunos profesores; “Debes entregar las tareas a tiempo”, “Debes esforzarte más”…sin preguntar ¿Cómo estás?…. Tuvo mucho miedo, porque sus abuelos, mis padres, viven lejos y son de riego…lloraba desconsoladamente… La escuela no debe ser un ente ajeno a la sociedad…forma parte de ella. Es incoherente que se plantee que la Escuela está para preparar para la Vida. La Escuela es Vida y hay que vivir para seguir viviendo. LA ESCUELA DE LA VIDA, NO PARA LA VIDA.

  13. Querido Miguel Ángel,
    Cómo me ha gustado la historia que has puesto.
    Ahora que me encuentro a las puertas de mi jubilacion (no me lo puedo creer), me parece mentira que lleve tantos años en la enseñanza. En todo este tiempo, siempre he tenido esta idea en mente:
    Que mis alumnos sean felices. Si al final aprender van a aprender. Pero sentirse queridos, respetados, es fundamental, con esto, lo demás casi «entra» solo. No recuerdo a ninguno de mis maestros por ser cariñosos o amables. Y eso lo echo en falta. No tengo un recuerdo especial de alguno de ellos. Me da pena.
    Por eso, siempre he intentado volcar todo mi cariño, todo, con mis alumnos. En el aula sólo me tienen a mi como referente y apoyo. Por qué negarles esa mirada que les tranquilice, que les haga sentirse seguros. He pasado por todos los niveles educativos, desde infantil hasta bachillerato y he podido ver cómo los alumnos saben apreciar y agradecer ese cariño. Todos son receptivos ante una muestra de afecto.
    Releo a menudo un precioso cuento de Unamuno, «El maestro de Carrasqueda». Todas las veces lloro. Creo que es la esencia de la docencia. Ser recordado por tus alumnos, como alguien que te ha acompañado, como una guía, con una voz que te anima, sin reproches.
    Mantengo contacto con muchos de mis ex alumnos y es una alegria comprobar hasta dónde han llegado personal y profesionalmente. Y cuando nos encontramos nuestro saludo es un abrazo, por parte de ellos igual al que yo les daba hace años.
    Es la mejor satisfacción !!!

    • Querida Carmen:
      No podía creer que fueras tú quien estaba a punto de jubilación. He tenido que repasar el correo para comprobar que no me había equivocado. Siempre te recuerdo como aquella maestra joven, entusiasta, sensible, comprometida, con deseos de aprender.
      No me extraña que tus alumnos hayan disfrutado de tu enseñanza y de tu compañía.Y que te recuerden con cariño. Eres de las profesionales que dejan huella.Porque pones el corazón en la tarea.
      Acabo de publicar en Argentina un libro titulado EDUCAR EL CORAZÓN.LOS SENTIMIENTOS EN LA ESCUELA. Podría ser un libro tuyo, por lo que dices y por lo que eres.
      No puedo estar más de acuerdo con tu comentario.
      Ya sabes que siempre me alegra verte por aquí.
      Leeré el cuento de Unamuno. Gracias por la referencia.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
      MÁS

    • Estimada Carmen, no te conozco…pero confieso que tus palabras me han llegado y me han recordado a mi maestra María Dolores. Estoy convencida que la jubilación no te va a impedir que sigas siendo la maestra que eres. Recuerda que siempre lo serás porque has contribuido a que tu alumnado brille y eso te ha permitido que tú brilles más. Me encantaría que desde la Consejería de Educación se creará un grupo de profesorado jubilado que siga enseñando y compartiendo experiencias con los que entran nuevos, el Sistema educativo no puede perderse tan valiosas contribuciones. Decía una vez mi maestra….será una frase que también se escuchará en tu alumnado. Obedece al corazón: párate, apéate del caballo y salva al niño. ¡El pueblo… que espere! Tal vez sea el niño un futuro salvador o guía, no ya del pueblo, sino de muchos.» (El Maestro de Carrasqueda). Gracias Carmen por todo lo que has aportado a la Escuela y por todo lo que puedes seguir aportando. Enhorabuena Gran Maestra.
      (PD: He solicitado un Proyecto de Investigación y me gustaría contar con un grupo de expertos innovadores de la práctica…si te animas podemos contar con tu experiencia).

  14. Hola María José,
    Muchas gracias por tu cariñoso comentario.
    Sí, estaría bien que desde la Consejería de Educación se promovieran encuentros como los que propones.
    Sobre tu proyecto, no sé si te serviría de ayuda, pero si es así cuenta con ello.
    Gracias de nuevo
    Un beso

  15. Muchas gracias por esta anécdota. Como estudiante de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia, he vivido en mis propias carnes esta situación y creo que sería conveniente que en esta rama se tenga en cuenta el poder que tienen los docentes sobre todo en edades tempranas. No solamente es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta y es importante crear un ambiente agradable y de confianza para que todos los alumnos se sientan agusto y puedan expresarse libremente sin temor a ser juzgados. Los momentos incómodos y negativos pueden afectar de sobremanera a un niño marcándolo de por vida, pudiendo generar traumas o afectar a su personalidad no formada todavía.
    Creo que este tema debería estar presente en todas las aulas, incluso considero que todos los docentes tendrían que conocer esta historia.
    Gracias por compartirla.
    Un saludo.

    • Querida María:
      Gracias por tu comentario y enhorabuena por la carrera que has elegido.
      Claro que tienen una gran influencia las palabras y los comportamientos de los profesores y las profesoras, para bien y para mal.
      Para ser docente solo exigen conocimientos. Sería muy importante que hubiera formación emocional.
      Besos y mucho ánimo en la formación que estás realizando.
      MÁS

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