El dentista del cocodrilo

2 May

 

¿Cuándo nos convenceremos de que nos necesitamos unos a otros, de que el mal del prójimo puede ser nuestro mal, de que solo podemos salir adelante si nos ayudamos? En la crisis provocada por el Covid-19 estamos viendo que un descuido mío puede provocar el contagio de otras personas y que una falta de preocupación del prójimo puede llevarme fatalmente a la muerte. Nos necesitamos. Podemos comprobar más fácilmente que nunca que sin la ayuda ajena estamos condenados sin remedio al desastre. Necesitamos la cooperación, la solidaridad, la ayuda mutua. Para no contagiarnos y para curarnos. Para salir a flote.

Acabo de leer la novela “La estrategia del cocodrilo”, de Katrine Enberg, afamada bailarina y coreógrafa antes de dedicarse a la escritura. Esta es su primera novela. Se trata de una trama policíaca en la que, desde la primera página, aparece una joven muerta de forma truculenta y enigmática.

Confieso que me decidió a comprar el libro el título de la novela, ya que no conocía  a la autora. ¿Cuál es la estrategia del cocodrilo?, pensé. Nunca había leído ni sabido nada al respecto. Y hasta la página 304 seguí sin saber nada. Estaba a la vez sorprendido e intrigado. ¿Por qué ese título para el libro si todavía no ha dicho ni media palabra sobre el cocodrilo a falta de 50 páginas para llegar al final?

Pues bien, en la página 304 un sospechoso de los asesinatos se refiere a un colaborador como uno de sus pluviales. Tampoco sabía nada de ellos. Y una policía, en la página siguiente, pegunta a un compañero si sabe qué aves son esas. Y es entonces cuando recibe la explicación. Los pájaros pluviales comen el alimento que encuentran en la boca de los cocodrilos y, al mismo tiempo, les limpian los dientes.

El pluvial es un ave de la familia Pluvianidae que vive en África. Sus áreas son zonas húmedas como ríos y charcas y los podemos encontrar en casi todos los países africanos menos en el sur y algunos del norte. Incluso durante mucho tiempo lo pudimos ver en Canarias, pero ahora está extinto en estas islas. Está bastante extendido en Egipto.

Lo curioso de este pequeño pájaro es que es el dentista de un gran y peligroso animal: el cocodrilo. Y ¿cómo se puede ser el odontólogo de este reptil? Sencillo: este pájaro se sitúa en la boca del cocodrilo cuando este la abre y picotea en sus dientes la comida y restos que le quedan. Esta relación hace que el cocodrilo se ahorre algunas infecciones y problemas en sus dientes y el pluvial tiene la comida que necesita. Curiosa simbiosis.

La relación es positiva para ambos aunque demuestra la valentía de esta pequeña ave. Claro que si el cocodrilo se alimentara de este pájaro perdería a su dentista particular. Además su canto le advierte de posibles peligros.

Los humanos han utilizado mucho tiempo a los pluviales como señal de que en la zona había cocodrilos, para poder evitar el encuentro con uno de ellos.

Otro hecho curioso es que los cocodrilos tienen aproximadamente ochenta dientesque cambian de forma continua, llegando a sustituir la piezas viejas por nuevas entre 2 y 3 veces al año. Su mordida tiene una fuerza de más de 2000 kilos por cada 2 centímetros cuadrados, la más fuerte en el reino animal.

El pluvial por su parte mide de 19 a 21 cms de largo cuando es adulto. Tiene la corona, la espalda, la banda de los ojos y la parte inferior negra, y el resto blanco. Su plumaje del dorso de las alas es gris azulado y naranja, por tanto su esplendor sucede en el vuelo.

Me vienen estos hechos como anillo al dedo para hablar de las actividades de cooperación y ayuda mutua que son tan beneficiosos para unos y otros. Las personas, y en especial los amigos, se prestan mutua ayuda.

En una cultura tan asentada sobre el individualismo, qué ejemplo más hermoso nos ofrece la naturaleza, de colaboración y ayuda. El cocodrilo tiene el beneficio de la limpieza de su dentadura y el pájaro pluvial encuentra un alimento seguro.

La naturaleza nos ofrece estos magníficos ejemplos de colaboración, que contrastan con tantos comportamientos de los humanos, comportamientos en los que unos dañan a los otros sin consideración alguna, incluso con daño propio.

Hijos que maltratan a sus padres con desprecio, burlas, amenazas y pequeñas o grandes agresiones.

Amigos que traicionan la amistad de los mejores amigos por intereses mezquinos.

Políticos que venden a los miembros del partido para medrar en un grupo adversario.

Empleados que se chivan de compañeros y que, incluso, se inventan bulos con el ánimo de destruirlos.

Vecinos que denuncian a sus vecinos y les hacen la vida imposible.

Ciudadanos y ciudadanas que se saltan las reglas del confinamiento sin tener en cuenta el posible contagio.

Los seres humanos nos necesitamos como se necesitan el cocodrilo y el pájaro pluvial. Es el primer paso del buen hacer. Do ut des. La simbiosis que ayuda a quien da y a quien recibe con reciprocidad. “No existe mejor prueba del progreso de un civilización que la del progreso de la cooperación”, decía John Stuart Mill.

Pero existe otro paso que los seres humanos podemos dar hasta llegar a la generosidad, que es dar la a los demás sin esperar recibir nada del beneficiario. Ni siquiera su gratitud. Hay personas que, de forma heroica, hacen la entrega de lo más valioso que tiene, que es la vida. Decía San Agustín: “En ti debe haber una fuente, no una bolsa”. Lo estamos viendo hasta la saciedad durante la crisis.

Existe mucha generosidad en el género humano. Hay muchas personas que dan gratuitamente el conocimiento, el dinero, el tiempo, a otros seres humanos necesitados.

Estamos más dados a visibilizar el egoísmo, el engaño, el robo, la maldad. Solo es noticia aquello que nos presenta como seres crueles y perversos. Pero existe una parte bondadosa, generosa y amable en el corazón de las personas de la que muchas veces nos olvidamos. Personas que dan en silencio e, incluso, con alegría. Personas que siguen al pie de la letra el consejo de Eduardo Marquina: “Hay que dar cantando como la fuente, no chirriando como la noria”.

¿Cómo no ver que hay millones de individuos que se dedican a través de ONGs o de forma individual a ayudar a personas que sufren hambre, enfermedad, opresión, sufrimiento o ignorancia? ¿Cómo no admirar y elogiar a quienes, sin el menor interés personal, dedican su tiempo a ayudar al prójimo? ¿Cómo no reconocer a quienes durante la crisis están arriesgando la vida por los demás? Decía Paul Claudel que “no hay más que una cosa necesaria: las personas a las que somos necesarios”.

Ser generoso y solidario en un mundo de depredadores, puede tildarse de ingenuidad extrema. En el epitafio de estas personas admirables algún cínico podría escribir: “Era tan bueno que parecía tonto”.

Hay miles, millones de ejemplos. Que no son noticia, pero que son una feliz realidad. Pueblos enteros que practican la solidaridad, grupos organizados para la ayuda, familias que se desviven por otras más pobres, individuos que, de forma aislada y persistente, hacen mejor este mundo. Hoy quiero pensar en ellos. Quiero rendirles un humilde homenaje. Un homenaje de gratitud y de felicitación. También de ánimo, porque tienen que avanzar contracorriente.

En una cultura cargada de individualismo, competitividad, obsesión por la eficacia y relativismo moral, no podemos olvidar que existe un inmerso número de personas que, de forma gratuita, ayudan a los demás sin necesidad de que se lo pidan expresamente. Lo estamos viendo cada día durante esta terrible crisis. La solidaridad nos salva de la destrucción, nos dignifica y nos redime como especie. La solidaridad, dice Tomás Borge, es la ternura de los pueblos.

 

 

 

 

 

 

35 respuestas a «El dentista del cocodrilo»

  1. Estimado Miguel Ángel, efectivamente los animales tienen mucho que enseñarnos, es cuestión que observemos con delicadeza y nos encontraremos lecciones magistrales que nos alumbrará el camino de la verdadera solidaridad. Las suricatas hacen de niñeras y hasta alimentan los descendientes de otra hembra; se turnan para vigilar al grupo; y ayudan a escarbar las madrigueras, organizándose en manadas que permiten no sólo la supremacía del más fuerte, sino la supervivencia del más débil. Siempre he considerado que la Solidaridad el la llave maestra que abre las entradas más difíciles de atravesar. Y siempre he querido que esté presente en todas las actividades que como orientadora diseño y desarrollo. También he querido que esté presente durante la Crisis del COVD- 19. Y he diseñado la Actividad “LA Solidaridad que deja Huellas. Enviando un mensaje a tutores, alumnado y familias “Hola a Todas y Todos, en estos momentos duros que estamos viviendo, la Solidaridad es muy importante, el sentirnos útiles con nuestras aportaciones, genera un bienestar que favorece una mejora de nuestra autoestima y por supuesto genera emociones favorables. Como primer Reto os planteamos la posibilidad de apadrinar a abuelos y abuelas de nuestras Residencias, que en estos momentos son la población más vulnerable y que viven este confinamiento con tristeza y miedo. Podemos contribuir a que sean más felices y el tiempo de espera, hasta que la situación se normalice, sea más emocionante recibiendo mensajes y vídeos de alegría y de ánimo. He dado los nombres de cada uno de ellos. Teniendo más de 70 abuelos y abuelas pensé que ante tanto alumnado…me encontraría con la situación de que una abuelo o abuela tuviera dos o tres padrinos/as…y mi sorpresa ha sido que tienen una agenda tan impregnada de actividades academicistas que no han tenido tiempo de responder…Si la Escuela durante el Covid 19 no tiene tiempo de reflexionar sobre lo verdaderamente importante, es para preocuparse y mucho. Me entristece, pero ahora solo me centro en lo positivo, en las personas que han contestado (muy pocas) y en que la actividad la voy a abrir a toda la comunidad educativa de la localidad. Nuestros abuelos y abuelas recibirán sus mensajes de ánimo. Termino reflexionando con Marie Curie, una científica que dio hasta su vida por los demás: “La Humanidad también necesita soñadores, para quienes el desarrollo de una tarea sea tan cautivante, que les resulte imposible dedicar su atención a su propio beneficio. La Vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero,,,¡qué importa!. Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo. Hay que sentirse dotado para realizar alguna cosa y que esa cosa hay que alcanzarla, cueste lo que cueste.(Marie Curie). Todas y todos estamos dotados para ser solidarias y solidarios.Muchas gracias Miguel Ángel

    • Querida María José:
      Conozco muy bien a las suricatas. Siempre me han resultado simpáticas y, por lo que dices, aleccionadoras.
      Qué interesante iniciativa la del apadrinamiento de abuelos y abuelas.
      Sí, a veces lo urgente y lo intrascendente toma el lugar de lo importante.
      Pero no hay que desesperar. El número de padrinos y madrinas irá creciendo, ya lo verás.
      No hay que desalentarse porque una iniciativa tan solidaria no tenga un apoyo masivo en un comienzo. Hay que seguir sembrando.
      Interesante la cita Marie Curie. Mujer admirable. Gracias por compartirla. Para pensar.
      Feliz día de paseo o, mejor dicho, feliz paseo del día.
      Beso y gracias.
      MÁS.

  2. Querido Maestro!
    ¡Como me ha calado hoy su comentario !
    Muchas veces ir hacia adelante es una lucha emocional que se libra dentro de nosotros mismos.
    Podemos enfocar nuestra vida y sentir odio, envidia, tristeza, arrogancia, o desarrollar alegría, paz , amor, afectos,esperanzas, fé, humildad , solidaridad y generosidad.
    La elección de las emociones que quieres sentir, marcará sin duda, nuestra forma de ver la vida y nuestros comportamientos.
    Mi elección está muy clara.
    A mi me gusta sentir las emociones positivas, porque estás me ayudan en avivar mi estado de ánimo y a motivarme a conseguir los mejores actos.
    ¡Tu eliges que sentir!
    Dentro de nosotros hay una batalla que ganaremos o no dependiendo de lo que decidamos alimentar. Yo alimento al lobo bueno, son los parámetros de mi vida.
    Quizás tenga esta actitud,porque la vida me ha enseñado, que lo material no llena los vacíos del alma ni sella las heridas más crueles de la adversidad.
    ¡La mejor actitud es la esperanza!
    No se si son los años o los daños, nuestros aceanos de injusticias, nuestras creencias en las personas, nuestros errores mundanos, pero arrastramos nuestras cargas y no siempre sabemos cómo salir de ellas.
    Me he sentido muchas veces como el pájaro de su historia.
    He arriesgado para sobrevivir y a veces me han cortado las alas , me han puesto zancadillas y etiquetas.
    Esto me crea un estado de desesperanza absoluta, donde dejamos de creer en nuestro potencial y no sentimos buena no, tonta y es entonces cuando te aislas en los rincones del alma, sumida en los llantos las lágrimas y el abatimiento.
    Te enfadas con el mundo y no merece la pena.
    Creo en mi y se que mi potencial resurge en cualquier momento, como el ancla que surge de las profundidades.
    A veces es mejor dar por perdida alguna batalla si en ella se pone en peligro ti integridad física y moral.
    Yo guardo el pasado en ese rincón donde se guardan los viejos recuerdos y así me permito vivir en el presente con ilusiones, con nuevas personas, nuevos vientos que me llevarán a la mejor orilla.
    Algún día la calma llegará y me permitirá ser felices.
    ¡No pido más!

    Me despido de todos con muchos afectos y abrazos.
    Hasta la próxima cumplir las normas en las salidas.

    • Querida Loly:
      Hermoso comentario, como siempre son los tuyos.
      Tu corazón sale siempre a relucir, lleno de sentimientos positivos.
      Has hecho de la adversidad un aula de aprendizaje y de emociones.
      Todo te hace mejor.
      Me alegra mucho tenerte como comentarista de cabecera.
      Porque tú escribes a corazón abierto.
      Muchas gracias por compartir tus ideas y sentimientos.
      Besos y feliz paseo.
      MÁS

  3. Serendipia, hallazgo afortunado.
    Eso es lo que ha supuesto tu artículo para mi, este sábado.
    Dicen que las casualidades no existen.
    Recién salida de librar una pueril y dañina batalla que parecía no tener fin. Cuando la escalada en el conflicto no presagiaba un final prometedor para ninguna de las trincheras, conseguí vislumbrar la luz que me devolvería la calma. Solo tenía que volver en mí, volver a ser yo, por encima de cualquier otra consideración que creí tan justa como necesaria, en el fragor de la batalla.
    Entonces lo hice, me bajé de la noria que chirriaba. Y como al final de una tormenta, encontré de nuevo la calma.
    Solo escogí no seguir. Era tan fácil lo que necesitaba. Y así, sorprendentemente ante mí, de
    forma espontánea, se presentó ante mí el cese de la batalla.
    Tus inteligentes palabras han acertado como el dardo en la diana.
    Gracias!
    Un abrazo.

    • Querida María:
      Veo que has prescindido de la segunda parte de tu nombre. Y te sigo en la decisión. Solo María.
      Dichosa serendipia.
      Quiero intuir que la batalla de la que me hablas no es la del coronavirus.
      En cualquier caso, si te siendo victoriosa al haber finalizado (y ganado, aunque sin derrotados) una batalla solo quiero alegrarme contigo.
      Me alegra que hayas recuperado la paz.
      Gracias a ti.
      Besos.
      MÁS

  4. Miguel Ángel, me han parecido unas magníficas y aleccionadora palabras todas las de tu artículo.
    Difícilmente alguien podrá objetar nada en contra de lo expuesto.
    Sin embargo frente al canto de solidaridad, de aunar fuerzas, de remar unidos para conseguir objetivos, se opone frontalmente el sistema que rige globalmente las relaciones humanas: la competencia.
    El competir es la otra cara de la moneda que se llama colaborar.
    Tanto una como otra tienden a conseguir objetivos, pero de que distinta manera y con qué efectos tan distintos sobre las personas.
    Hay laboratorios que colaboran con otros mostrando sus avances en la investigación. Han unido sus fuerzas y como dice el adagio: la unión hace la fuerza.
    Otros son cuidadosos de sus hallazgos, que no les robe nadie su esfuerzo, tener la patente que detrás hay millones. Parece ser que en esta carrera están China y USA.
    En fin, la colaboración nos une en un proyecto común, la competitividad nos enfrenta en la búsqueda del mismo proyecto.
    Sí, Miguel Ángel, cuanta buena gente hay en el mundo. Esta calamidad universal las hace brillar. Cuántos y cuántas están exponiendo su vida con heroísmo por salvar la de sus semejantes. Cuant@s cumplen fielmente su encierro y las normas para no contaminar a nadie y no ser contaminado y portador. Y cuánt@s lo hacen humildemente, como aquello del evangelio: que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda.
    Bueno, que sigamos unidos para vencer finalmente a este virus invasor.
    Saludos y salud a todos.

    • Querido Joaquín:
      Aquí te tengo otra vez repartiendo sabiduría.
      No sabes cuánto me alegra contar contigo.
      Uno escribe y no sabe a quién llega y qué efecto ha causado lo escrito.
      Tú te esfuerzas cada semana por hacerte eco de la lectura y por aportar algunas ideas y sentimientos enriquecedores. Estás colaborando, no compitiendo.
      Porque, en efecto, quien solo compite. NO ayuda.
      Ahí tenemos a la oposición, erre que erre, dando caña sin cesar al gobierno. ¿Cuándo se enterarán de que hay que estar juntos para superar esta crisis? Claro que hace algunas cosas mal el gobierno, claro que hace algunas cosas tarde, claro que tiene que rectificar… Pero no puede ser que cuando no rectifica, improvisa y cuando no improvisa llega tarde… ¿Quién puede afrontar una crisis como esta sin improvisar? Es la competencia por el poder.
      Y la competencia por conseguir la la vacuna, como dices. Y la competencia por ganar más dinero o más presencia.
      Frente a competitividad, solidaridad.
      Estoy de acuerdo.
      Un abrazo para ti y para Ana Mari.
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  5. Hola Miguel Angel! Geniales reflexiones como siempre, tu texto me hizo acordar mucho a una anécdota relacionada a la antropóloga Margaret Mead. Un estudiante le preguntó qué era lo que ella consideraba la primera señal de civilizacióncivilización en una cultura.
    El estudiante esperaba que Mead hablara sobre anzuelos, ollas de arcilla o piedras de afilar.
    Pero no. Mead dijo que la primera señal de civilización en una cultura antigua era un fémur roto y cicatrizado. Explicó que en el reino animal, si te rompés la pierna, morís. No podés correr para huir del peligro, ir al río para beber agua o cazar. Sos carne fresca para los depredadores. Ningún animal sobrevive a una pata rota por tiempo suficiente para que el hueso sane.
    Un fémur roto, que cicatrizó, es evidencia de que alguien tuvo tiempo para quedarse con el que cayó, trató su herida, lo llevó a la seguridad, y cuidó de él hasta que se recuperó.

    «Ayudar a alguien ante la adversidad, ahí es donde comienza la civilización» dijo Mead.

    Es una reflexión que nos lleva a dos concepciones contrapuestas de sociedad, la vinculada con los objetos o la relacionada con los valores. Me quedo con la segunda…..
    Un gran abrazo desde Rosario!
    Griselda

    • Querida Griselda:
      Cómo y cuánto me alegra tenerte entre mis comentaristas habituales.
      Y qué hermosa reflexión la de Margaret Mead. No solo qué hermosa sino qué certera.
      Es una respuesta maravillosa a una pregunta importante.
      Veo también la decisiva aplicación que tiene esa anécdota a la situación que estamos viviendo.
      Parece ser que Perico se está animando a poner en marcha algunas actividades de formación online.
      Con tu ayuda todo será fácil, atractivo y eficaz.
      Besos y gracias
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  6. Apreciado Dr., comentaristas y lectores, saludos a todos
    Dr. respecto al artículo del dentista del cocodrilo, como estaba en la lectura de otro de sus artículos, que lleva por título, “La formación del profesorado en las instituciones que aprenden”, de fecha 2010. Pensé, tal como el cocodrilo abre su boca para recibir colaboración para sus dientes. Usted recomienda que sería deseable que la escuela que hiciese algo similar en su página 182 dice “de la clausura a la apertura…cerrarse, si no tiene en cuenta lo que sucede fuera de ella, si no recibe la retroalimentación-acción de sobre su forma de intervenir, será muy difícil que pueda superar sus limitaciones y modificar sus líneas de acción” (Santos Guerra, 2010, p. 182). De igual manera, ver dos especies del reino animal situadas con diferente posición en la cadena alimenticia colaborando. En su texto, comenta que es importante atender en los colegios los problemas de convivencia y de motivación y no solo entre estudiantes, sino también entre colegas. Y con respecto a la duda, Usted relata que en la lectura se preguntaba, pero dónde aparecerá el cocodrilo y su estrategia y me vino a la mente, que hace poco le pregunte sobre las dudas y lo que me respondió, “La duda es un estado intelectual incómodo. Llena a las personas de inquietud, de preocupación, de búsqueda, de insatisfacción, pero la certeza …” lo encontré en la página 180 de este mismo texto. Gracias Dr por los artículos y por los sabios análisis. Gracias

    • Querida Lourdes:
      Te agradezco que estés ahí con tus comentarios.
      Ya veo que más allá de la lectura del artículo del blog.
      Recuerdo bien el texto al que haces referencia.
      La necesidad de la colaboración es indispensable en todos los ámbitos.
      Tenemos que ayudarnos a pensar, a superar las dificultades, a mejorar, a salir de los problemas, a combatir el sufrimiento…
      Nos necesitamos en todos los ámbitos de la vida.
      Es aes la mejor señal de estamos civilizados, como apunta Griselda en la estupenda anécdota de la antropóloga Margaret Mead.
      Besos y gracias.
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  7. Hola MÁS.

    En la historia que nos cuestas esta semana no sé si realmente existe colaboración entre el cocodrilo y el pluvial. Yo diría que se da un «entente cordiale», es decir una tratado de no agresión. En realidad esta situación no implica ningún tipo de colaboración entre ambos animales.

    En Educación física se diferencia entre dos términos aparentemente sinónimos, la colaboración y la cooperación. La colaboración implica trabajar con otras personas en la realización de una tarea. En muchas ocasiones, no siempre, este concepto va unido a la generosidad, solidaridad y altruismo. En la escuela se suele referir al trabajo en equipo. Este es el concepto que has estado analizando en tu artículo, aunque como te indico, no creo que exista esa colaboración entre el cocodrilo y el pluvial.

    La cooperación en educación, en cambio, implica:

    – Interdependencia positiva. El éxito del grupo depende de la contribución individual de cada miembro porque el aprendizaje de un miembro afecta al de los otros.

    – Interacción promotora. Cuando cada miembro del grupo tiende a animar a sus compañeros, a apoyarlos y ayudarlos cuando tienen dificultades, a reforzar sus ideas y esfuerzos, para completar con éxito la tarea asignada.

    – Responsabilidad individual. Capacidad de una persona para asumir la tarea que se le encomienda, esforzándose por desarrollarla lo mejor posible.

    – Procesamiento grupal. La reflexión para describir qué acciones del grupo resultaron útiles y cuáles fueron inútiles, y tomar decisiones respecto de qué conductas deben mantenerse y cuáles deben cambiarse. Se utiliza una evaluación compartida entre todos los componentes del grupo.

    Es decir, cooperar implica más interdependencia entre unos y otros que la colaboración.

    Joaquín Álvarez habla de lo negativo que resultan las relaciones sociales basadas en la competencia. Ciertamente la competitividad suele traer consigo conductas poco beneficiosas para las personas, más aún cuando se lleva a sus extremos. En Educación física decimos que en sí la competencia no es mala, sino la forma de enseñar y afrontar las situaciones competitivas. Porque la competencia también puede conllevar efectos positivos en el ser humano, generalmente de tipo afectivo, lógicamente.

    Pero, además, según Parlebas, existen otras relaciones de comunicación, las de colaboración y oposición. Sería las que estamos acostumbrados a ver en los deportes colectivos: futbol, baloncesto, balonmano,… En estos juegos o deportes se dan ambas situaciones, te opones y compites contra el rival, pero a su vez, colaboras con los de tu equipo. En el deporte el respecto al rival debe ser una máxima a conseguir. Frente a modelos poco educativos que nos ofrecen algunos deportes, están en la mente de todos, en cambio vemos otros, como en el rugby o los de lucha (donde prima la agresividad) que terminan con un abrazo.

    Sirva toda esta parrafada para extrapolarla a la realidad que nos envuelve en estos momentos.

    Necesitamos, al menos, «un entente cordiale», entre nuestros políticos porque ahora no cabe la agresión sino la ayuda. Si además, se llegara a la colaboración, esto sería magnífico, aunque me temo que casi imposible. Utópico hablar de cooperación, en los términos que he expuesto.

    Además el «entente cordiale» puede ser compatible con la colaboración-oposición. Se puede hacer oposición y colaborar con el gobierno, o a la inversa, se puede gobernar con una política opuesta al partido rival y sin embargo colaborar en objetivos comunes o en buscar acuerdos. La salud y el bienestar de los españoles es un objetivo común para todos los partidos, supongo.

    Competir u oponerse porque sí o para contentar a los fans no creo que solucione nada, no construye nada. En tiempos de reconstrucción solo cabe la responsabilidad de todos, la empatía, la ayuda, la colaboración, la solidaridad, la escucha activa, el entendimiento,… es decir, todas esas conductas y valores que todos los políticos pretenden que enseñemos los docentes en nuestras aulas ¡Cómo pretender que nuestros niños y niñas aprendan estos valores cuando ellos ofrecen otros radicalmente distintos!

    Buena fase cero!!! Vivámosla con responsabilidad por el bien de todos y todas.

    • Querido Juan Carlos:
      Gracias por tu comentario.
      Creo que sí hay colaboración entre el cocodrilo y el pluvial. El cocodrilo le brinda comida y el pluvial le garantiza la limpieza y protección de la dentadura.
      Es un buen ejemplo de simbiosis, de ayuda mutua. El cocodrilo no solo no agrede al pluvial, le facilita el alimento. El pluvial le cuida la dentadura y le avisa de los peligros.
      Ya sé que entre los seres humanos la relación es más compleja, más elaborada.
      Es bueno que maticemos el significado de los conceptos. La semántica nos puede llevar muy lejos. Yo pienso que no hay palabra sinónimas, que cada una tiene su significado preciso.
      Pero discutiría contigo que en la colaboración no haya (te cito):

      «– Interdependencia positiva. El éxito del grupo depende de la contribución individual de cada miembro porque el aprendizaje de un miembro afecta al de los otros.

      – Interacción promotora. Cuando cada miembro del grupo tiende a animar a sus compañeros, a apoyarlos y ayudarlos cuando tienen dificultades, a reforzar sus ideas y esfuerzos, para completar con éxito la tarea asignada.

      – Responsabilidad individual. Capacidad de una persona para asumir la tarea que se le encomienda, esforzándose por desarrollarla lo mejor posible.

      – Procesamiento grupal.La reflexión para describir qué acciones del grupo resultaron útiles y cuáles fueron inútiles, y tomar decisiones respecto de qué conductas deben mantenerse y cuáles deben cambiarse. Se utiliza una evaluación compartida entre todos los componentes del grupo».

      Si defino la colaboración como «la tarea de ayudar y servir, de una manera desinteresada, a los demás», ¿no existen esas características?

      De acuerdo contigo en el análisis de lo que se cultiva en unos deportes y en otros.
      Y en esta otra cuestión: para que los niños y las niñas sean personas colaboradoras y cooperantes, es necesario que desarrollemos en ellos un espíritu generoso, solidario y altruista.
      Un abrazo y gracias.
      MÁS

      • Miguel Ángel.

        Entiendo que desde el ámbito pedagógico, en lo que se denomina aprendizaje cooperativo se tienda a utilizar los dos vocablos como sinónimos, es más se suele usar más el término cooperativo. Como bien indicas la colaboración puede llevar consigo algunas de las caracterísiticas de la cooperación (omití anteriormente algunas más por no hacer mi comentario excesivamente extenso), pero generalmente no todas. Desde la Educación física, estos conceptos se diferencian con más claridad. Te pongo algunos ejemplo.

        Una carrera de relevos es colaborativa, en el sentido de que, aunque se trata de una prueba en equipo, no existe interdepencia positiva a la hora de realizar un esfuerzo común, aunque si haya un resultado final común. Cuando un corredor hace su posta no interfiere ni necesita la ayuda de nadie, solo hay intemediación a la hora de la entrega del testido, pero no mientras se corre.

        Si la popuesta al alumnado es: cómo entre seis, actuando todos a la vez y sin excluir a nadie, podemos coger un aro del suelo situarlo en la cabeza sin usar las manos. Aquí sí que existe interdependencia ya que para lograr el resultado final hay que actuar todos a la vez, no se trata de la suma alternativa y consecutiva de esfuerzos, sino de la suma simultánea de los esfuerzos.

        En las técnicas de aprendizaje denominado cooperativo que se suele realizar en el aula, no siempre se dan todas estas características y generalmente consiste en sumas de esfuerzos alternativos, pero no simultáneos: jigsaw, lápices al centro, folio giratorioparada de tres minutos, 1-2-4,…

        Disculpa que insista en el matiz. No soy yo la persona más apropiada para hacer una defensa de esta tesis, pero sí se pueden ver con claridad en expertos como mis amigos Carlos Velázquez Collado, Ángel Pérez Pueyo, Francisco Javier Fernández del Río, José Vicente Ruiz Omeñaca… O autores como Orlick.

        Entre el cocodrilo y el pluvial, aunque sean del reino animal, no se da colaboración ni cooperación alguna, el cocodrilo no hace la cena ni el pluviar saca la pasta de dientes y se los limpia 😉

        Un abrazo.

        P.D. Disculpa que me haya salido tanto del tema, pero en un blog de eminente carga pedagógica creo que hablar de estas cuestiones educativas pueden resultar interesantes, simpre y cuando me haya expresado con claridad y lo haya argumetnado convenientemente (que eso es otra cuestión).

        • Querido Juan Carlos:
          No. No nos salimos del tema. Está bien que nos metamos en estas disquisiciones semánticas.
          Estoy con Manuel Alcántara, que decía que no existen palabras completamente sinónimas. Cada una encierra su peculiaridad semántica en cada contexto lingüístico.
          Y no dudo de que en algunas áreas de conocimiento o actividad profesional se hayan trabajo más intensamente unos conceptos que en otras. Me refiero en este caso a la educación física. Todo discutible, sin embargo.
          Porque, en el ejemplo que pones de la carrera de relevos, no creo que la ausencia de simultaneidad sea un criterio esencial para decir que no es cooperativa, además de colaborativa.
          no me sirve el al argumento de autoridad, sí me vale la investigación.
          Ya sé que no se puede trasladar íntegramente el comportamiento animal al comportamiento humano. Hay muchos elementos que se añaden y hacen más complejo lo que hacemos las personas: los sentimientos, las emociones, el pensamiento, la ética, la voluntad…
          Pero sí, lo más importante que quise decir en el artículo es la necesidad de que nos ayudemos, especialmente es estos momentos de crisis.
          Un abrazo.
          Y gracias por echar leña al fuego del pensamiento.
          MÁS

  8. Buenos días Miguel Ángel.

    En primer lugar, quiero darte las gracias por regalarnos cada semana un artículo en tu blog. La lectura de tus publicaciones nos hace pensar sobre todo lo que está pasando en esta pandemia y sentir que muchos de nosotros/as vamos a salir siendo mejores personas, con nuevas formas de pensamiento y valores renovados para afrontar la «nueva normalidad» de la que ya nos hablan los medios.

    Estoy de acuerdo Miguel Angel que muchas personas se han mostrado más generosas y cooperativas en lo que llevamos de confinamiento. Más dispuestas a echar un cable en lo que pueden. En mi caso, por ejemplo , te puedo hablar de mis vecinos que se ofrecen y dan mucho de lo que tienen sin esperar nada a cambio. En estos días hablamos por teléfono con amigos/as con los que hacía tiempo que no contactábamos, nos acordamos de personas que no estaban en nuestra agenda y tratamos de ayudar a los más necesitados.

    Cuando todo esto acabe, tengo la esperanza de creer que vamos a salir siendo mejores personas. La cooperación es un valor que también debería ser extensible entre distintos partidos políticos. Seguro que todos saldríamos beneficiados como el cocodrilo y su ave dentista.

    Un saludo desde Ronda.

    • Querido Juan Francisco:
      Gracias por tus palabras que llegan desde una población para mí muy querida y admirada.
      No sabes cuánto me alegra oírte decir que tus vecinos tienen esa actitud positiva. Algunas veces nos llama más la atención lo negativo que lo positivo. Es estupendo leerte lo que dices de ellos y de ellas. Está en ellos y está en ti.
      Yo también tengo la esperanza de que saldremos mejorados. Pero solo con esfuerzo y lucidez. No por arte de magia.
      Un agrazo y gracias.
      MÁS

  9. Queridos Miguel Ángel y Juan Carlos:

    Fue leer tu comentario, Juan Carlos, y pensé:
    Bueno hombre, ya viene el maestro a ponerme deberes, porque de esto que me cuenta de la colaboración y la cooperación no tengo ni idea. Y yo algo sobre tema debí ver en algún momento.

    Así que me puse a la faena de ver en qué consisten el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo. He de reconocer que en un principio, y dependiendo de la información que me iba encontrando, me entró un “pequeño dolor de cabeza”. Al final, me ha parecido entender que el colaborativo es más completo, y para aprendices más autónomos.

    Pero como esto, en parte, iba de animales, yo me acordaba de mis clases de Ciencias Naturales y de las abejas. Como dices tú, Miguel Ángel, un caso claro de simbiosis.

    Me pongo a repasar conceptos en el diccionario. Me encuentro a un señor que quiere conocer los matices que diferencian asistir, ayudar, cooperar, colaborar, auxiliar y socorrer. Bueno. Está bien. Como diría Quintiliano, autodidacta. Pero yo buscaba simbiosis y lo relacionado con la bichería.

    Está claro que si nos ponemos a hacer clasificaciones, podemos hacer las que nos dé la gana según el aspecto que escojamos. En un lugar me hablan de tipos de simbiosis, y el mutualismo es uno de ellos, junto al comensalismo y al parasitismo. En otro lugar me encuentro que la simbiosis, dice, es un tipo de mutualismo.

    No sé. Muy espabilado no fui nunca, pero, la información o el manejo de conceptos cada uno lo hace a su manera. A veces pienso que un libro lo escribe cualquiera, o que a cualquiera le dejan escribir un libro. Lo digo porque yo a los libros les doy categoría de algo valioso y serio. Claro, eso lo pienso cuando no me gusta lo que veo, cuando no me aclara nada, más bien al contrario. Cierto es que la información que yo me iba encontrando en la red no pertenece a un libro, pero me apetecía decirlo.

    Para rematar, y ya en el colmo de mi ignorante atrevimiento, me la jugaría a que la relación que tienen el cocodrilo y el pluvial es mutualista de servicio-recurso natural. Aunque también podría considerarla de servicio-servicio (odontología-restauración). No sé. Con los triángulos y los cuadrados de colores lo tenía más claro. Mándame las respuestas y me corrijo.

    Ni siquiera tengo totalmente claro qué tipo de relación mantienen los cocodrilos y los pluviales, que son, al fin y al cabo, bichos con comportamientos simples, como para saber cuál es la que se da entre los que gobiernan y los que pretenden gobernar. Sin que me presiones nada, me da la sensación de que muy colaborativa no parece. Estos depredadores compiten por la misma presa, y no les importan los daños colaterales. Pero no voy a hablar de política, no voy a hablar de lo que no entiendo. (Qué tontería. Desde que empecé a escribir no he dejado de hacerlo).

    Un fuerte abrazo.

    • Según los autores citados en mi último comentario, todos maestros de maestros e investigadores, el aprendizaje cooperativo es mucho más rico que el colaborativo, si entendemos que las interrelaciones humanas son más provechosas que el individualismo.

      Yo puedo colaborar contigo eh hacer un libro y puede que tú escribas el 80% del mismo y yo tan solo el 20 (porque para torpe yo) y además sin tener conexión el uno con el otro. Los dos colaboramos en hacer una obra, en este caso el libro, pero no llegamos a ningún tipo de acuerdo en la información que transmitimos el uno y el otro. Si cooperamos, seguramente tendremos que coger un documento en el drive e ir escribiendo entre los dos el libro, y yo podré retocar lo que tú dices y a la inversa. ¿Harán lo mismo nuestros políticos? Me temo que cada uno quiere escribir su propio libro, salvo que puedan copiarlo…

      Sirva este ejemplo fuera del ámbito de la educación física para ilustrar ambos conceptos, aunque a ti te gusta más los conceptos de las ciencias naturales.

      Y finalmente, seguramente el cocodrilo estaba dormido y el pluvial que era ciego no supo donde se metía 😉

      Saludos.

      • Querido Juan Carlos:
        Sí, no me cabe duda de que cooperación y colaboración son palabras de diferente contenido semántico. Ya te dije que creo que no existen sinónimos en castellano. Pero la connotación existe. ¿Qué tal si digo que colaboro haciendo el 50% del libro y coopero en un trabajo con una aportación mínima?
        Entiendo lo que dices y en buena medida lo comparto. No me cabe duda de que los investigadores que citas tiene detrás de las afirmaciones muchas horas de trabajo.
        Muy ingeniosa la última frase. Qué gracias. Me ha hecho sonreír gratamente.
        Un abrazo.
        MÁS

      • Querido Juan Carlos:

        Entiendo que tu último comentario viene dirigido a mí. Sé que no hay ningún tipo de problema, pero quiero asegurarme de una cosa que no debí poner en este contexto porque sería normal que se entienda lo que no es.

        En un principio, con una mala broma, solo quería agradecerte que me pusieras a aprender.

        Como has mencionado una serie de autores, quiero dejar claro que cuando digo que dejan escribir un libro a cualquiera, para nada estoy enlazando lo uno con lo otro. Lo puse porque me estaba encontrando información confusa en internet. O el que tiene la confusión es mi cabeza.

        Prometo saber algo de tus amigos, de hecho, ya he empezado. Un Abrazo.

        • Querido José Antonio:
          Eso es tener lectores de primera categoría.
          Lectores que se ponen a indagar en los autores que un comentarista cita en apoyo de sus planteamientos.
          Admirable, ciertamente.
          Un abrazo.
          MAS

    • Querido José Antonio:
      A mí me gustan las las palabras y me gusta que hurguemos en su significado. Me parece estupendo que exploremos en las diferencias entre cooperación y colaboración o que busquemos qué tipos de simbiosis existen y cuál es la que más le conviene al caso del cocodrilo y el pluvial. Me parece estupendo que no digamos «este es un pájaro», sino «este es un gorrión o un petirrojo». O que este es un árbol sino una encina o un roble. El lenguaje tiene una riqueza infinita.
      Las palabras y las imágenes tienen connotación y denotación. Dicen cosas y nosotros les hacemos decir. Denotan y connotan.
      De todos modos, aquí pretendía buscar más la dimensión ética que la lingüística del relato.
      Pido colaboración y cooperación a la clase política y a la ciudadanía.
      Y sí, querido amigo, todo es política.
      Un abrazo y gracias.

      PD: No estoy en absoluto de acuerdo con eso de que «nunca fui muy espabilado». O se produjo después un milagro… Pero no hay milagros.

  10. Querido profesor Miguel:
    Una vez mas me sorprende la creatividad y asertividad de sus palabras. Tanto provecho que se le puede sacar a uno de los tantos fenómenos de la naturaleza. Me atrevo a decir después de sus enseñanzas, que en educación también los docentes son como los pájaros pluviades. Somos los dentistas de la sociedad que día a día, clase a clase intentamos limpiar lo que puede terminar corrompiendo a la sociedad. Contribuimos con nuestra limpieza al crecimiento de la sociedad. esta sociedad que también es feroz como el cocodrilo, pero que si procedemos con cariño y dedicación como el pájaro pluviades, esta nunca cerrara su boca pata mordernos mortalmente.
    Desde Chile una gran abrazo y muy atento a sus publicaciones

    • Querido Aldo:
      Me ha parecido ingeniosa y certera la aplicación que haces de la simbiosis cocodrilo/pluvial al trabajo de los decentes en la sociedad. Una sociedad que debiera espetar y agradecer el esfuerzo que hacen los educadores por alimentar la mente y cuidar el corazón de sus hijos e hijas.
      Muchas gracias por la lectura, el comentario y por tus generosas palabras.
      MÁS

  11. Estimado Miguel Ángel, en esta situación e intentando alumbrar el camino y cargarme de vitamina para hacer frente a lo que nos espera. He recurrido a mis nutrientes, entre los que te encuentras y he encontrado. «La Escuela que aprende»Santos Guerra, en su libro “La Escuela que Aprende” nos plantea: La escuela tiene como misión fundamental contribuir a la mejora de la sociedad a través de la formación de ciudadanos críticos, responsables y honrados. Sería un problema gravísimo que el sistema educativo fuese en sí mismo un medio para empeorar éticamente la sociedad. Cada ciudadano tiene que plantearse esta cuestión y, más intensamente, cada profesional que trabaja en una institución educativa. ¿Qué papel desempeña la escuela en la formación de los individuos y en la mejora de la sociedad? ¿A quién beneficia la escuela? ¿Cómo aprende para transformarse en una escuela mejor? Para responder, hay que ir más allá de las definiciones, de los propósitos y de los deseos. Hay que trascender la esfera de las intenciones para llegar al corazón de la práctica ¿Qué sucede realmente? Las escuelas tienen que aprender. Tienen que romper la dinámica obsesiva de la enseñanza para transformarla en una inquietante interrogación por el aprendizaje. Por su propio aprendizaje. La institución escolar ha recibido también la encomienda de enseñar a cada ciudadano, de formarlos en todas las dimensiones de la persona, para incorporarlos críticamente a la cultura. La escuela tiene, pues, que enseñar, pero… ¿qué tienen que saber los escolares?, ¿cómo se les puede enseñar?, ¿cómo saber si lo han aprendido?, ¿cómo adaptarse a cada uno? La escuela tiene también que aprender. Tiene que saber dar respuesta a esas preguntas y, desde luego, añadir otras nuevas: ¿Cómo saber si lo que hace está alcanzando los fines que pretende?, ¿cómo descubrir nuevos presupuestos, nuevas exigencias?
    Quería compartir contigo la alegría que me ha dado el leerlo…porque en estos momentos tu libro cobra más sentido que nunca. Mi intención no es que lo publiques en el Blog…es el único contacto del que dispongo . Gracias
    https://sites.google.com/view/conectando-escuelas-con-creati/nuestros-nutrientes?authuser=0

    • Querida María José:
      He visto la relación de vuestros «nutrientes» (Cuando digo vuestros me hago la pregunta de quiénes sois.¿Te refieres a los miembros de la comunidad educativa? ¿Un grupo dentro de ella? ¿Fuera de ella?). He sentido alegría y gratitud al verme entre ellos. Ese hecho habla más de vuestra generosidad que de mi sabiduría.
      La escuela que aprende ha tenido 7 ediciones en castellano y varias en portugués. Es un libro pequeño y sencillo que se ha difundido mucho. Gracias por leerlo y valorarlo en estos momentos.
      Muchos besos.
      Muchas gracias.
      MÁS

      • Gracias Miguel Ángel. Somos un grupo de profesionales de la Educación que coincidimos en una Formación Escuelas de Creatividad, liderada por Alfredo Hernando y subvencionada por FAD y BBVA en Madrid. Pertenecemos a distintos centros de distintas comunidades autónomas.Personas con muchas inquietudes por mejorar la Escuela. Ha sido gratificante descubrir que somos más de los que creemos y que estamos superando barreras y obstáculos a través de soluciones creativas.Para la siguiente reunión virtual hemos compartido tu libro La Escuela que aprende…de su lectura se pueden extraer soluciones para la situación que estamos viviendo actualmente. Me encantaría encontrarte en algunos de los debates que están siendo liderados por Fundaciones, editoriales, etc…alumbrarías el camino. Gracias

        • Querida María José:
          Alguna noticia tenía de vuestra existencia. Creo que con Mar he hablado de esta iniciativa. Y/ tú misma me dijiste algo cuando nos vimos.
          No sabía que hacía referencia a la Escuela que aprende como libro de referencia para vuestra próxima reunión virtual.
          Pues sí, habrá ocasión de aprender de todos vosotros y vosotras en alguno de estos encuentros virtuales o presenciales. Suelo decir que todo lo aprendemos entre todos.
          Enhorabuena por la inquietud. Quel ni la adversidad ni el tiempo la erosiones. Al contrario, que se fortalezca cada día.
          Besos y gracias.
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  12. Buenos días a todo el mundo.

    Leo muy atentamente al Sr. Guerra y a todos los comentaristas, inclusive al Sr. Lema. Aprendo. Muchas gracias.

    “”Mis niños nos han denunciado por abandonarles en el hogar. Mi marido y yo les dejamos solos en Madrid, y nos fuimos a Valencia. Nos han denunciado ante la Guardia Civil, de esto hace ya unos meses. Les dejamos un listado de instrucciones básicas de vida, les dejamos la nevera llena de tonterías de las que a ellos les gustan, platos preparados en el congelador para comerlos con solo pasarlos unos minutos por el microondas. Toda la ropa limpia y planchada, y ordenada para que la encuentren a primer golpe de vista. Qué arrepentidísima estoy del abandono de mis hijos, ahora me hago cuentas del egoísmo de mi marido y del mío propio, mira que dejar solos a los niños en Madrid. Su padre y yo nos hicimos ilusiones, que han resultado falsarias, sobre la temprana preparación para la vida de ellos, ambos juntos saldrían adelante, al menos en consultas el uno con el otro. Ilusiones, ilusiones, y va y nos denuncian a la Guardia Civil por abandono familiar. Y tienen su parte de razón, y es que somos unos egoístas estos padres de hoy en día. Claro, ya los veíamos tan razonables, tan cultivados cada uno con su título universitario y postuniversitario, ya el mayor con 36 y el menor con 32 años. Y es que son tan buenos, y es que esta vida actual es tan injusta. No como cuando nos criábamos su padre y yo, qué suerte tuvimos, entonces, aún a disgusto aparente, aquello era enseñanza pura y viva para ser feliz, pues teníamos una referencia pasada de lo que no era la felicidad. Nos hicimos novios a la sombra de un olivo en el mes de enero, con catorce años, con las manos congeladas, con las manos embarradas, menudeando del suelo arcilloso una por una aceitunas del olivo, allá en el pueblo. Luego vino mi embarazo, y mis padres sacaron la mula al sereno y nos habilitaron la cuadra para vivir. Cuando nació el mayor nos fuimos a Madrid. Mi marido trabajaba en la obra, y los fines de semana en Mercamadrid descargando melones a lomos, sus propios lomos. Yo siempre estaba con los niños, con mis niños, con mis hijos, y mientras estaban en el cole yo fregaba escaleras, así hasta que me coloqué en la biblioteca municipal de Carabanchel Alto, allí leí algo sobre la búsqueda de la felicidad. Ahorramos peseta a peseta, y luego euro a euro, todo con la ilusión de que nuestros hijos no conociesen la fatiga, no conociesen lo que es pasar ganas de algo. Ellos por su parte, nuestros niños, también hicieron lo que pudieron, aprendieron de la sociedad que todo está bien, que todo es fácil, pero esa sociedad no les enseñó que también la fatiga enseña. Que enseña el miedo, enseña el sacrificio. Enseña el no tener, muchísimo más, que el tener. No aprendieron que la enseñanza nace de la necesidad y en algo de medida también del miedo. La enseñanza beneplácita y bonachona de la universidad que han tenido nos dejan un poco desangelados a su padre y a mí. Pero por fortuna, que yo celebro, vino este bicho, y ahora tienen el susto de que creen que se van a morir, y ahora parece que recapitulan y se arrepienten de la denuncia que nos han puesto ante la Benemérita por abandono del hogar, ahora andan en una ONG de Madrid, altruistas ellos, repartiendo alimentos a los necesitados, siguen muy preocupados porque piensan que nos van a llevar a la cárcel a mi marido y a mí, por culpa de ellos, pobres de mis niños, tuvo que venir el virus este para enseñarles algo de la realidad de la vida””.

    Que tengan un buen día.

    • Estimado Don Quintiliano:
      Muchas gracias por leer no solo los artículos sino los comentarios de quienes tienen la amabilidad de hacer públicas sus reflexiones para quienes deseen acceder a ellas.
      Y mucho más por decir que aprendes de ambas lecturas. Lo cual indica que existe mucha y clara inteligencia no de quien escribe sino de quien lee. Porque una cosa es leer y otra aprender.
      Muy interesante la historia que nos has contado. Es más que probable que sea tuya y que tenga fines didácticos. Pues también es cierto que alcanza los fines que pretende, aunque no sé si todos.
      De tus reiteradas reflexiones sobre la educación fácil/la escuela fácil/la vida fácil, he aprendido yo también muchas cosas. Incluso para la educación de mi hija que, como hija única e hija de padres mayores ha vivido los riesgos de la sobreprotección. Me lo has hecho pensar no solo para ella sino para la educación de la infancia y la juventud de hoy. Generación que he calificado alguna vez como del yo-yo y del ya-ya.
      Me parece muy instructiva la historia sobre el aprendizaje que puede proporcionarnos el virus. Es probable que escriba algo sobre un libro cortito que te recomiendo y que puedes encontrar en la red. Es de Bonaventura de Sousa Santos y se titula LA CRUEL PEDAGOGÍA DEL VIRUS.
      Un cordial saludo.
      Y gracias por el relato.
      MÁS

      • Gracias , Miguel Ángel, por la recomendación. A mí me resultó muy interesante; no sé qué opinará mi amigo Quintiliano, persona con los pies en el suelo donde las haya, eso que da el trabajo duro y la edad, ese trabajo que te hace agradecer irte al catre.

        Algo de lo mucho que dice Boaventura de Sousa:

        “Al igual que con los políticos, los intelectuales, en general, también dejaron de mediar entre las ideologías, las necesidades y las aspiraciones de los ciudadanos comunes. Median entre ellos, entre sus pequeñas y grandes diferencias ideológicas. Escriben sobre el mundo, pero no con el mundo.”

        “Los intelectuales deben aceptarse como intelectuales de retaguardia, deben estar atentos a las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos comunes y teorizar a partir de ellas.”

        “Estoy seguro de que en el futuro cercano esta pandemia nos dará más lecciones y que siempre lo hará de manera cruel. Si seremos capaces de aprender es una pregunta por ahora abierta.”

        Esa misma pregunta me la hago yo, y de una cosa estoy seguro. Como dice Antón Losada en su presentación en twitter, “los ricos vamos ganando”. Con coronavirus o sin él, los ricos seguimos ganando. “El sur” sigue estando lejos, invisible. Para ellos no hay desconfinamiento.

        Gracias de nuevo, Miguel Ángel, y un abrazo.

        • Querido José Antonio:
          No creo que el pensamiento de este autor sea del agrado de nuestro amigo Quintiliano.
          Yo suscribo lo que dice de pe a pa. Incluido lo que citas de los intelectuales.
          Tiene muchas cosas escritas sobre edicación.
          Gracias.
          Buenas noches.
          MÁS

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