Me emocioné profundamente mientras aplaudía con Lourdes y Carla desde el balcón de nuestra casa a los profesionales de la sanidad. Se oían en la oscuridad muchos aplausos desde las ventanas de las viviendas, iluminadas al anochecer. Lo haremos cada día. A las ocho de la tarde. No hay que cansarse dar las gracias. Dice Jean de la Bruyère que “solo un exceso es recomendable en el mundo: el exceso de la gratitud”.
Era emocionante escuchar a muchos ciudadanos y ciudadanas aplaudir al unísono agradeciendo a los sanitarios del país su trabajo, su esfuerzo y su riesgo. Personas de izquierdas y de derechas, creyentes y agnósticas, ricas y pobres, inmigrantes y autóctonas, hombres y mujeres, patronos y obreros… Todas y todos a una aplaudiendo. Porque al virus solo le podemos vencer unidos. Porque el virus ataca de forma indiscriminada. Es muy democrático el coronavirus. Afecta por igual a ministros que a pordioseros, a catedráticos que a analfabetos, a personas progresistas y retrógadas…
He trabajado durante muchos años con profesionales de la salud. En lo poquito que sé, que es cómo formar mejores profesionales. Sé de su competencia científica y de su cercanía emocional a los pacientes. Ahora les toca estar en el frente de la batalla sanitaria, allí donde llega la mayor necesidad de atención médica y de ayuda psicológica. Con escasez de medios, con el temor de que el sistema se colapse. Y, sobre todo, con el riesgo de contagio a pesar de todas las prevenciones.
Me imagino lo que será para cada uno de ellos acudir cada mañana al puesto de trabajo, inundados de noticias, cargados de demandas, como testigos de la angustia y del dolor y como responsables de las mejores respuestas.
Ese gesto de agradecimiento hacia quienes están en la primera línea de fuego sanitario es digno de encomio. Se trata de reconocer su profesionalidad, su valentía, su espíritu de sacrifico, sus conocimientos puestos al servicio de la ciudadanía.
Alguien tuvo que tener la idea. Una persona, probablemente anónima, o varias en distintos lugares. No se sabe casi nunca cómo, cuándo y dónde salta la chispa. Pero es magnífico que alguien haya pensado en ello, que alguien haya hecho la propuesta. Y que la haya hecho pública, que la haya compartido.
Muchas personas, después, se han hecho eco de esa idea y la han difundido a través de las redes y de los medios de comunicación. Y se ha propagado con más velocidad que el coronavirus.
A través de ventanas, balcones, azoteas y terrazas de las casas salen los aplausos como bandadas de palomas mensajeras que llevarán a estos y a estas profesionales la gratitud, la admiración y el afecto del pueblo. Son el ejército de salvación de la humanidad. Médicos y médicas, enfermeros y enfermeras, administrativos y administrativas, camilleros y camilleras, personal de limpieza… También los sanitarios que investigan y que luego difunden e informan.
He visto cómo, desde la puerta de algunos Hospitales y Centros de Salud, pequeños grupos de personal sanitario devuelven a la ciudadanía los aplausos expresando su reconocimiento con las palmas de sus manos. Hermoso diálogo de reconocimiento mutuo.
(Ha circulado el simpático mensaje de un anónimo ciudadano que decía lo impresionado que estaba con sus vecinos ya que le habían aplaudido con fuerza cuando salió a echar la basura por la noche. “No sabía que era tan querido y admirado”, decía asombrado).
No hay mal que por bien no venga. La crisis nos está haciendo descubrir que un celador es más importante que un futbolista, que una enfermera es más necesaria que un multimillonario y que un médico es más decisivo que un general de división.
Descubrimos también lo importante que es la ciencia y la investigación. Clamamos todos ahora por la vacuna, pero sabemos que no se puede comprar con millones una que no existe.
Caemos en la cuenta de lo importante que es la salud de cada un, no solo la nuestra y que acaso tengamos invertida la escala de valores.
El pasado 14 de marzo, escribió al respecto Edna Rueda Abrahams, escritora y psiquiatra colombiana, en el Diario de San Andrés y Providencia un hermoso artículo titulado “Empatía viral”. Dice:
“Y así un día se llenó el mundo con la nefasta promesa de un apocalipsis viral y de pronto las fronteras que se defendieron con guerras se quebraron con motitas de saliva, hubo equidad en el contagio que se repartía igual para ricos y pobres, las potencias que se sentían infalibles vieron cómo se puede caer ante un beso, ante un abrazo.
Y nos dimos cuenta de lo que era y no importante, entonces una enfermera se volvió más indispensable que un futbolista, y un hospital se hizo más urgente que un misil. Se apagaron luces en estadios, se detuvieron los conciertos, los rodajes de las películas, las misas y los encuentros masivos y entonces en el mundo hubo tiempo para la reflexión a solas y para esperar en casa que lleguen todos y para reunirse frente a fogatas, mesas, mecedoras, hamacas y contar cuentos que estuvieron a punto de ser olvidados.
Tres gotitas de mocos en el aire, nos han puesto a cuidar ancianos, a valorar la ciencia por encima de la economía, nos ha dicho que no solo los indigentes traen pestes, que nuestra pirámide de valores estaba invertida, que la vida siempre fue primero y que las otras cosas eran accesorios.
No hay un lugar seguro, en la mente de todos nos caben todos y empezamos a desearle el bien al vecino, necesitamos que se mantenga seguro, necesitamos que no se enferme, que viva mucho, que sea feliz y junto a una paranoia hervida en desinfectante nos damos cuenta de que, si yo tengo agua y el de más allá no, mi vida está en riesgo.
Volvimos a ser la aldea, la solidaridad se tiñe de miedo y a riesgo de perdernos en el aislamiento, existe una sola alternativa: ser mejores juntos.
Si todo sale bien, todo cambiará para siempre. Las miradas serán nuestro saludo y reservaremos el beso solo para quien ya tenga nuestro corazón, cuando todos los mapas se tiñan de rojo con la presencia del que corona, las fronteras no serán necesarias y el tránsito de quienes vienen a dar esperanzas será bien recibido bajo cualquier idioma y debajo de cualquier color de piel, dejará de importar si no entendía tu forma de vida, si tu fe no era la mía, bastará que te anime a extender tu mano cuando nadie más lo quiera hacer.
Puede ser, solo es una posibilidad, que este virus nos haga más humanos y de un diluvio atroz surja un pacto nuevo, con una rama de olivo desde donde empezará de cero”.
El camino que puede hacernos salir de la crisis es la solidaridad. Téngase en cuenta que la cuestión fundamental no pasa porque cada uno se libre del contagio sino de que cada uno no se coinvierta en un arma mortífera para otros ciudadanos y ciudadanas, más vulnerables. Lo que nos salvará a cada uno es la preocupación por la salud de los otros.
El partido se juega en el campo de la sanidad. Por eso aplaudimos a los profesionales. Ellos y ellas nos guían y nos cuidan. Son ellos y ellas quienes están diciendo que nos quedemos en casa, que les ayudemos así a detener el contagio.
Cristina Marín, una de las adjuntas de Cirugía General del Hospital Universitario de la Princesa de Madrid ha pedido que escribamos cartas a los enfermos que están sumidos en una dolorosa soledad, ya que reciben una sola visita al día de un médico y no pueden ver a familiares y amigos. Magnífica idea. Hay que dirigir la carta a esta dirección: cartas.venceremos.covid19@gmail.com. Ahora mismo me pongo ala tarea, Un enfermo tendrá mi carta.
Los profesionales de la salud nos piden cosas tan importantes como sencillas: que nos quedemos en casa, que nos lavemos las manos, que dirijamos el estornudo al antebrazo, que mantengamos la distancia de al menos un metro, que procuremos estar informados. Hagámoslo en bien de todos.
Ahora pedimos algo más sencillo. A los ocho de la tarde, abramos nuestras ventanas, balcones, azoteas y terrazas y unámonos al coro unánime de la sociedad que da las gracias a quienes están salvándonos de la catástrofe. Son nuestros héroes cotidianos. Nuestras heroínas. Aplaudamos hasta que nos duelan las manos.
Apreciado Dr Santos Guerra, comentaristas y lectores saludos
Me transmitió mucha felicidad y emoción su artículo en torno al reconocimiento que dieron a los doctores expertos por su desvelos para detener el coronavirus. Hacer el bien solo por la preocupación de los unos por los otros. Actos cotidianos que ante la situación de alerta sanitaria, hacen historia. Acciones bondadosas en su máxima expresión y que seguramente tendrán influencia en los estudiantes que están en casas para que se sientan atraídos a solidarizarse como decía Usted al voluntariado con acciones en favor de humanidad. Gracias por la historia verdadera e inspiradora.
Querida Lourdes:
Es hermoso ver que, desde tan lejos, alguien ha leído el artículo y li ha comentado con tanta sensibilidad y acierto.
No me había olvidado de lis voluntarios que generosanente arriman su hombro para ayudar a los profesionales de la salud.
Es emocionante aplaudir cada noche a esta legión que nos está salvando del desastre.
Besos y gracias.
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Querido Juan Carlos:
Un comentario corto,ingenioso, coherente y generoso con el autor.
Muchas gracias.
Un abrazo digital.
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Querido maestro y entrañable amigo:
En Argentina también se ha hecho sentir este aplauso….pero a las 22 hs de ayer viernes se escuchó otro aplauso mantenido en el tiempo para todos los DOCENTES….un aplauso para nuestros colegas que en 3 o 4 días han transformado completamente sus prácticas educativas recurriendo a las posibilidades que se brindan desde las nuevas tecnologías… educo en un contexto vulnerable, con muchas carencias….y he experimentado la solidaridad de las familias ( padres y madres monitoras) en armar grupos de comunicación entre los alumnos, y ayudar a que tanto las tareas, como las actividades propuestas por los docentes lleguen a los alumnos; la creatividad y la innovación han florecido por todos lados y los colegas han estado a la altura de la circunstancias, tenemos interconectada a casi toda la escuela y en estado de comunicación. Ha sido una dura semana de trabajo para todos los docentes en Argentina…valga también nuestro sostenido aplauso de pie.
Un abrazo. Horacio
Querido Horacio:
He pensado escribir sobre ese tema. Sobre el esfuerzo que están realizando los docentes para organizar el curriculum de una forma que nunca habían hecho antes.
Y, algunas veces, con escasos medios y con la incomprensión de algunas familias.
Lo hemos comentado en casa. Porque Lourdes tiene muchas compañeras que están haciendo un esfuerzo gigante.
Tengo también una cuñada maestra que me habla de su inquietud y de sus dificultades por dirigir el aprendizaje de los alumnos y las alumnas.
Me gustaría proponer algo al respecto.
Por ejemplo que el aplauso de unos de los días de la semana (el lunes, por ejemplo) se dedicase a los docentes.
Un gran abrazo.
Gracias por escribir.
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Querido Miguel Ángel.
En el comentario anterior quería corroborar todo lo que has dicho…. El aplauso era para ti por lo bien que lo has expuesto, pero sobre todo para los sanitarios del país, entre los cuales tengo algunos familiares y amigos. Como bien has indicado los sanitarios son los que están en primera fila, es la infantería que se enfrenta al fuego de la artillería enemiga… Son los que más arriesgan y los más valientes, los auténticos héroes…
Pero en la retaguardia también se lucha… Transportistas, fuerzas de seguridad, dependientes de supermercados, cajeros, agricultores, obreros de la industria,… y muchos más,…y docentes. Permite que me centre en éstos últimos. Nuestra labor no es tan sacrificada como la de los sanitarios, estamos atrincherados en casa, pero también es muy importante… Te expongo algunas cuestiones que lo demuestran:
1. Para muchos docentes en casa se hace de padre/madre y maestro/a, labor aún más ardua. Prepara para tu alumnado y atiende a tus hijos e hijas.
2. En primaria, que es donde imparto clases, el alumnado no dispone de recursos telemáticos propios ni conocimientos para trabajar telemáticamente, y cuanto más pequeños la cosa se complica más.
3. La mayoría del profesorado carece de una formación suficiente como para utilizar recursos telemáticos que les permita impartir clases en plataformas apropiadas. No se usan habitualmente.
4. A colación del punto anterior, los docentes estamos explorando a marchas forzosas nuevas vias de comunicación telemática que no conocemos, pero que intentamos dominar para mantener el proceso de enseñanza y aprendizaje de nuestro alumnado.
En mi centro, empezamos a coordinarnos a traves de grupos de guasap. A lo largo de esta esta semana hemos probado diversas plataformas para poder realizar una vidoconferencia. El equipo directivo hemos utilizado una plataforma privada: zoom, pero tiene sus limitaciones.
Como la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía está dotando de una plataforma en moodle que permite realizar videoconferencias, pero se está configurando para el profesorado a toda prisa y ha está en pruebas. Otra cosa será si aguantará el flujo de tanto profesorado y alumnado que hay en nuestra comunidad autónoma. Posteriormente hemos pasado del guasap a esta moodle, la mayoría del claustro hemos accedido al mismo, algunos tenían problema técnicos, ya sea de audio o de imagen (no somos técnicos informáticos).
Porque antes de empezar a hacer nada el claustro debe disponer de una «sala de profesores virtual» donde poder coordinar sus actuaciones, ya que desde la Consejería tampaco se han trasmitido unas instrucciones concisas, claras y detallas al respecto. Más bien nos han dicho que de momento hagamos lo que podamos con los medios que dispongamos… Y eso es lo que estamos haciendo…
5. Otro aspecto a tener en cuenta es cómo contactamos con el alumnado y, lógicamente, con sus familias, ya que ellas son el nexo de unión entre unos y otros. Empezamos por el guasap porque era el recurso más fácil y universal. Los tutores/as se ponían en contacto con los pardres/madres delegados y éstos, a su vez, con el resto de las familias de cada grupo.
Posteriormente hemos creado en google drive diversas carpertas para que las familias puedan acceder a los «deberes» que el profesorado prepara para su alumnado de forma simple. Para ello pusimos enlaces desde la web del centro a cada carpeta del drive, una para cada grupo. Afortunadamente en nuestro centro el ambiente socioeconómico de las familias hace que estos mecanismo sean posibles. No obstante puede que haya niños con dificultades. En eso casos se la comunicación con los padres/madres delegados seguirá manteniéndose a través de los guasap. En centros con un ambiente socioeconómico bajo plantearse algunas de estas medidas es casi utópico…
La Consejería ha convocado de forma urgente cursos maximos dirigidos al profesorado para conocer la plataforma moodle que te he hablado, el curso es intensivo y dura una semana. Es decir que hay que ponerse las pilas ya.
En esta plataforam se ingresa con la contraseña de Séneca o Pasen, lo cual «facilita» el registro del profesorado y de las familisa (si es que estas estaban registradas previamente en Pasen, otra dificultad).
6. El silencio adminsitrativo, o la falta de instrucciones precisas al profesorado. Ya he hecho alusión a ello. Ahora se están recibiendo en algunos centros instrucciones sobre la segunda evalaución, dejando a la autonomía de los mismos la decisión de realizarla en las fechas que estaba planificada (en nuestro centro tenemos suficientes datos e informaciones para realizarla) o bien dejarla para más adelante.
7. Avanzar en el currículum o repasar mientras dura el encierro. La lógica, ante tantas dificultades aconseja repasar.,¿ pero y si esto se alarga….?
8…..
Podría haber llegado a un decálogo, pero me quedo en siete, es el número de la suerte, la suerte que deseo a todas las personas de este planeta porque el problema es global.
En mi primer comentario quise ser breve y contundente. Mis aplusos para los sanitarios. Este segundo comentario, que no tenía previsto realizar, nace de la aportación de Horacio y de tu respuesta posterior. Con ello no quiero quitar mérito a los sanitarios y conceder medallas al magisterio. Simplemente quiero describir lo que está pasando en la «escuela en casa».
Otro abrazo digital a dos metros para ti.
P.D. Disculpad un texto tan extenso.
Querido Juan Carlos:
Estoy pensando en escribir algo sobre esta cuestión que has desarrollado en tu interesante comentario.
No se está valorando el esfuerzo de los docentes.
– sin tiempo para prepararse ante esta situación inesperada.
– sin muchos medios.
– con mucha presión.
– con familias de todo tipo.
– con un alumnado poco habituado a estas circunstancias.
– con prescripciones complejas…
Pocas personas reflexionan, comprenden, valoran y agradecen este esfuerzo.
Gracias por tu comentario.
Un gran abrazo virtual.
MÁS
La vida es bella en todas sus formas. Quizás esta situación nos vuelva a hacernos sentir que los seres humanos no somos islas, que la tierra es una pequeña aldea y que tiene que ser entre todos.
Estimada Verónica:
La crisis puede hundirnos y puede elevarnos.
Va a depender de cómo la afrontemos.
Está en nuestras manos.
Las manos de todos.
Gracias por escribir después de tanto tiempo.
MÁS
A veces la vida nos da un aldabonazo y nos grita qué es lo importante.
De ordinario nos perdemos en los mil quehaceres diarios y de repente nos llega un diminuto virus para decirnos que lo importante es la vida, la ciencia, la solidaridad, la empatía, el reconocimiento hacia los que lo dan todo, exponiendo su vida para salvar la nuestra.
Este virus nos está enseñando a separar lo importante de lo accesorio.
Sí, es una gran idea el aplauso a los más sacrificados para salvarnos exponiéndose al peligro. La madre de mis nietos es enfermera en el hospital más importante de Sabadell. El virus ya se pasea por él. No tienen equipos de protección adecuados. Bien se merecen nuestra admiración, afecto y aplauso.
Miguel Ángel, gracias por este artículo lleno de sensibilidad. Yo deseo a todos, desde nuestro encierro, perseverancia y una paciencia inmensa para los que tienen que compartirlo con niños en la casa. Pienso en los que tienen que estar en soledad. En fin, esperemos que pase la tormenta…
Me uniré a la idea de la carta.
Saludos a todos con los mejores deseos.
Querido Joaquín:
Otra vez por aquí. Es una alegría. Me preocupa la ausencia prolongada de Loly.
Es verdad que este parón en seco en la vida nos puede hacer reflexionar sobre lo que es importante y lo que es accesorio.
Ojalá lo aprendamos de manera que dure.
No sabía que tenías familia en la sanidad. Se vive de otra manera cuando están tan cerca aquellos a quienes mostramos agradecimiento y admiración.
Os imagino solos sin hijos y nietos.
Un abrazo muy grande de un encierro a otro.
Nosotros tenemos la suerte de tener una casa grande mirando al mar.
Pienso en quienes están hacinados en viviendas minúsculas sin ventanas.
Un gran abrazo para los dos.
Y gracias, amigo.
MÁS
Buen dia a todos querido Miguel Angel mi familia agradece infinitamente desde Argentina tu comentario. Mi esposo es medico y trabaja en una pequeña localidad donde no tienen ni agua potable, con nuestro hijo Facu tenemos mucho miedo por el que ama lo que hace y como el de tantos profesionales lucha cada dia por aquellos que mas lo necesitan.
Dios quiera que todo pase pronto.un cariño muy grande para todos
Querida Marisa:
No sabía que tu marido era médico. Por eso conocerás de primera mano la magnitud de su trabajo.
Aplauso merecido que debe mantenerse porque también mantienen ellos el esfuerzo, el riesgo y la generosidad sin cansarse y sin perder la esperanza.
Gracias por leerme y pie escribirme.
Besos digitales.
MÁS
Querido Miguel Ángel:
Aplauso merecido y que suena con mayor intensidad cada noche. Un aplauso para todo nuestro personal sanitario sea de la categoría que sea sin duda, sin excepción, hombres y mujeres…pero que en mi pensamiento, y creo que en el de muchas y muchos, también va dirigido a todas aquellas personas que con su trabajo y esfuerzo, llenan cada día las estanterías de los alimentos más necesarios, transportan mercancías para que no nos falten los artículos de primera necesidad, vigilan nuestras calles y carreteras para que el confinamiento sea efectivo…y todo ese grupo de personas que, bien produciendo mascarillas, respiradores, batas, guantes, soluciones hidroalcohólicas, bien investigando para encontrar esa vacuna deseada y salvadora…contribuyen de manera imprescindible a cuidar de todos y de todas.
Y, por supuesto, a todas las personas que con sus palabras, nos enseñan que todos los granitos de arena son igualmente importantes.
Un abrazo y miles de besos virtuales.
Mª Ángeles Peláez
Querida María Ángeles:
Gracias por tu hermosa aportación.
Pienso también en los profesores que están dando el callo de una manera silenciosa desde sus casas.
Quiero escribir en algún momento sobre su trabajo al que han tenido que dedicarse intensamente de forma imprevista e intensa.
Besos digitales para los tres.
MÁS
Estimado Miiguel Ángel una vez más gracias por tus reflexiones que se enriquecen con las aportaciones de los comentaristas . Esta crisis ha traído Balcones y ventanas a la esperanza y a la vida que han permitido ver las sonrisas y ojos de nuestros vecinos. Todos los días tenemos una cita y eso hace que cada día sea especial porque nos unimos por un objetivo aplaudir a sanitarios, fuerzas de seguridad,transportes,alimentación…los verdaderos protagonistas de estos momentos en el que son tan necesarios. Soy docente vocacional ,mi marido y hermano también lo son y además madre . Creo que ahora mismo tenemos que ser conscientes que nuestros niños no necesitan avanzar en contenidos…necesitan desarrollar competencias claves.La Digital puede llegar a ser el motor…pero la que lleva los mandos es la social y cívica. Necesitan una educación emocional de corazones en la distancia …porque no olvidemos que algunos están viviendo duelos sin la posibilidad de despedirse , se viven situaciones de ansiedad que solo podrán calmarse con ejercicios útiles de respiración y palabras de ánimo.Necesitamos más que nunca que profes creativos e innovadores compartan sus métodos. Necesitamos creatividad para motivarlos y que se activen sus neuronas espejo viendo a otros compañeros. Necesitan retos porque ahora más que nunca la competencia aprender a aprender es necesaria. La gamificación y el juego deben ser el eje de cualquier propuesta.El Aprendizaje debe ser funcional y no enmascar la realidad que vivimos, debe permitir dotar a nuestros niños y niñas de herramientas necesarias para una adecuada resiliencia. Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto (Aristóteles).
Querida María José:
Ya te echaba de menos.
Si estaré de acuerdo con tigo que en mayo publicaré en Homo Sapiens (Rosario) in libro titulado EDUCAR EL CORAZÓN.LOS SENTIMIENTOS EN LA ESCUELA.
Espero escrbir algo sobre lo a tarea de lis docentes en la crisis.
Besos digitales.
Y gracias.
MÁS
Hermoso artículo.
Me sumo al aplauso a todos los sanitarios y a todos quienes están en el frente de batalla de esta terrible guerra: policías, personal de supermercados, taxistas…
Es un gesto que honra a la sociedad este aplauso mantenido día a día a las 8 de la tarde.
Me ha encantado el texto de la psiquiatra y escritora colombiana.
Gracias por habernos brindado este artículo.
Saludos.
Querida Mercedes:
Gracias por leer el artículo y gracias por haberte tomado la molestia de mandar el comentario.
Haces bien en ampliar el radio de la gratitud a todas las personas que están dando el callo para hacer frente a la pandemia.
Quiero añadir a un colectivo frecuentemente fustigado por la ciudadanía: me refiero a los políticos. Están ahí tomando decisiones, informando de la situación, preocupados por la superación de la crisis…
Creo que hay que mantener ese aplauso. Nos une y nos dignifica, como dices.
Besos (ahora forzosamente digitales).
MÁS
Buenos días a todo el mundo.
Emocionante relato, Sr. Guerra. Gracias.
Va este verso de Calderón de la Barca, por mis admirados soldados (de la UME y todos), que vienen a hacer el trabajo más eficaz y quizá menos condecorado -se han hecho cargo de las residencias de ancianos, tristes lugares que el gobierno se dejó en el camino; y sobre todo obedecen a todo sin rechistar-. A Ellos, mi enhorabuena, por aguerridos, obedientes, humildes, y casi anónimos; muchos líderes políticos a veces los deberían usar de espejo donde mirarse.
Ese ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mayor calidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho,
no adorna el vestido al pecho,
que el pecho adorna al vestido;
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.
Que tengan un buen día.
Estimado Don Quintiliano:
Siempre me alegra verte por estos lares.Entre otras cosas, porque me permite comprobar que sigues en plena forma.
Gracias por tus palabras iniciales y, sobre todo, por la reproducción de los versos de Calderón de la Barca.
Me uno a ese homenaje que quieres rendir a la milicia que está prestando una ayuda eficaz, humilde y sacrificada.
He pensado en ellos muchas veces. Ayudan y se arriesgan. Con generosidad y valentía.
Un gran abrazo en tiempos de crisis.
MÁS
Muchas gracias por inspirarme a aplaudir todas las noches. Al principio no le daba mucha importancia pero ahora comprendo por los que estamos pasando.
Querido Juan:
Gracias por leer el artículo y gracias por hacerte presente en el blog con tu corto significativo mensaje.
Ya lo creo que es importante estar reconocimiento al personas sanitario (y a quienes hacen posible que luchemos contra el virus que nos amenaza.
Ves que ellos se muestran agradecidos por esta manifestación de gratitud.
Por otra parte hace que nos sintamos unidos en la misma causa.
Un gran abrazo digital.
MÁS
Querido Maestro!
Esto del coronavirus me ha nublado la razón y el tiempo.
No se si me habrán echado de menos?
Quiero regalarles una bonita reflexión que he hecho después de leer un bonito texto.
Somos instantes, momentos pasajeros y una sucesión de recuerdos.
Somos viajeros en el tiempo.
Somos como huellas en la arena que las olas borran al momento.
Nos empeñamos en vivir instalados en el cuento de aquello que nos hiere y en el lamento de no tener lo que nos falta y nos olvidamos de vivir lo que tenemos.
Dejamos que el tiempo se escape sin pensar que nada es eterno, ni lo que amas ni lo que te hiere, porque en realidad somos instantes pasajeros.
Preferimos dejar que el tiempo se escape entre nuestros dedos que agarrar el momento con fuerza para vivirlo sin miedo.
Vivimos encerrados en un túnel del tiempo que nos empuja a ir ciegos hacia ese futuro incierto.
Somos instantes que vivimos como si fuéramos eternos.
Nos comportamos como si hubiera tiempo para disfrutar de lo bueno y no lo estamos perdiendo.
Podemos disfrutar de cada momento presente sin que se nos escape y podemos escapar del sufrimiento sin que nos atrape.
Nadie puede dar más tiempo al reloj, los instantes pasan, tu decides si los aprovechas o los dejas pasar.
Cada segundo cuenta vive y no mires atrás.
Yo estoy en confinamiento intentando poniendo mi granito de arena a esta terrible pandemia.
Espero que todos estéis bien.
Me despido con un abrazo virtual porque otro no puedo dar.
Querida Loly:
¿Que si te hemos echado de menos?
Lo he dicho en diversos comentarios, haciéndome eco de tu ausencia repetida. Como eres de las que no fallan estaba preocupado por ti. Así que, al ver ahora tu nombre me he llevado una enorme alegría.
Me ha encantado tu comentario de hoy, lleno desensibilizad y de cordura.
Gracias, querida Loly.
Veo que sigues ahí, que estás bien y que sigues siendo tu misma, escribiendo con la mente despierta pero siempre teniendo en cuenta al corazón.
Besos digitales.
MÁS
Pues nada más ver (en el ordenador) que estabas en la lista de comentarios, yo también me he llevado una gran alegría. Rápidamente he corrido a leerte.
Estamos atravesando tiempos y circunstancias novedosas para casi todo el mundo, y más que se avecinan. Procuro apartarme un poco del constante bombardeo de información sobre lo mismo, aunque se convierte en un imposible. No hablo de estar desinformado o de no preocuparse por todo lo que está pasando (las muertes en soledad), sino de tratar de llevar la mente a otras temáticas más agradables.
(Mira por donde, he tenido que interrumpir esta manifestación de alegría de saber que estás bien, para salir a aplaudir a mi ventana, comprobar que mis vecinas del primero, el segundo y el cuarto siguen ahí, que hace un frío del carajo, que hoy parecíamos menos, que la niña de enfrente a la que le gusta cantar en la ventana la pilló viendo dibujos).
Yo nunca he salvado vidas, aunque a veces lo pareciese, pero conozco lo que es querer llegar a todo y a todos, y no poder por más horas que le echase. Sé el tute que están llevando todas las personas implicadas en sacar esta situación adelante de la mejor manera posible. Qué menos que reconocérselo, apoyar y obedecer.
Un saludo cariñoso.
Querido José Antonio:
(Aunque el comentario es para Loly, no puedo menos de escribirte).
Hemos compartido la alegría de ver aparecer a Loly un viernes (ella es de sábado por la mañana) y saber que sigue en forma.
Nosotros tres hemos salido hoy a nuestro balcón para aplaudir a las ocho. Para saber si hay aplausos paramos un poquito de aplaudir.Nos ha alegrado comprobar que parecían más sonoros.Y seguimos con la tarea hermosa y significativa tarea de agradecer a las personas su esfuerzo, su compromiso y su riesgo.
Buen fin de semana (ahora menos diferente a los otros días).
Un abrazo.
MÁS
Hola Miguel,soy argentina y hace muy poco me recibí de Licenciada en Ciencias de la educación.Desde mi formación profesional soy admiradora de su trabajo, porque sus palabras me interpelan y me llevan a ver la realidad con otras «gafas». Aca en Argentina usted es aliento y esperanza .Muchas gracias por su trabajo y le ruego no deje de compartir sus profundas reflexiones.
Querida Fabiana:
Gracias por tus generosas y alentadoras palabras. He recibido mucho más de los docentes argentinos de lo que yo os he dado.
Enhorabuena por tu título.
Tu persona y tu trabajo son muy necesarios en el país.
Besos.
MÁS
Hola Miguel Ángel,te cuento, tras haber leído la propuesta del aplauso (durante los primeros días de la curentena) dudé, sí dudé, dudé de si este movimiento social pasaria, si se haria real. Pues, después de haber visto lo que paso con la comida y en algunos casos la falta de sesibilizacóon social que se demostro; pensé que nadie aplaudiria.
Y que confundida estaba, me emocioné la primera noche, viendo que me equivocaba que si teniamos sesibilidad, que el ser humano puede ser agradecido, y ahora espero contenta y emocionada a que sean las 20:00 para aplaudir. Y gracias a que ahora es de día, hay luz, da mas gusto y alegría salir al balcon porque ahora veo (vemos) a nuestros vecinos, a nuestros paisanos, a esas personas que veiamos por la calle breves segundos todos los días, y a los que hasta ahora llevabamos 15 días sin ver. Un saludo y gracias por este texto que reflega la gratitud hacia los valientes que luchan día a día con el COVID – 19, gracias.
Querida Estefanía:
Me gustó desde el principio esta iniciativa porque ponía de manifiesto un sentimiento de gratitud muy hermoso.
Pero, lo que más que ilusionó, fue el hecho de saber que se iba a convertir en una costumbre, en un hecho que se repetiría cada día a las 8 de la noche.
La hora tardía de la primera fecha (diez de la noche) impedía la presencia de muchos niños y niñas.Por eso me pareció muy bien el cambio.
Nosotros lo vivimos como un ritual obligado. Los tres nos asomamos al balcón de la casa y aplaudimos durante unos minutos.
Ojalá que seamos perseverantes.
Ahora, como dices, nos podemos ver unos a otros gracias al cambio de horario.
Besos y gracias.
MÁS
Pues a mi me gusta que todas las personas se reúnan a los balcones a la hora todos los días apoyando a otras personas que ayudan a combatir este virus.
Querido Carlos:
Creo que es una buena costumbre y QUE NO DEBEMOS CANSARNOS DE APLAUDIR TODOS LOS DÍAS. Hay que perseverar porque los profesionales de la salud también están perseverando. Trabajan TODOS LOS DÍAS. Y la sociedad tiene que restar agradecida todos los días.
Un cordial saludo y ánimo en la cuarentena..
MÁS
A mi me parece muchas gracias por inspirarme a aplaudir todas las noches. Al principio no le daba mucha importancia pero ahora comprendo por los que estamos pasando. Hay actualmente mas de 100.000 mil personas infectadas y se estan quedando sin material, yo creo que es la mejor forma de demostrar que no estan solos y todos queremos que esto acabe.
Querido Ismael:
Tenemos que seguir unidos en este aplauso a los profesionales de la salud. Ellos perseveran y nosotros también tenemos que perseverar en el agradecimiento.
Están trabajando con una presión terrible. Y con pocos y malos medios.
Espero que en estas próximas fechas baje esa presión y aumente la cantidad y la calidad de los medios que necesitan.
Están salvando muchas vidas. Ya ves que son muchos los que se van curando.
Un abrazo.
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