Pocas personas pueden desconocer (salvo si cierran ojos, oídos, mente y corazón) los efectos terribles de la violencia de género. Apenas si ha pasado un mes del año 2020 y ya casi llega a diez el número de mujeres muertas a manos de sus parejas (ninguna había denunciado a su agresor). Más mil desde 2003, año en el que se contabilizan en España. Datos duros. Terribles. Detrás de cada número hay un nombre y una historia de dolor y de muerte. No es un dato casual que hayan sino sus parejas los asesinos. ¿Violencia doméstica? No, señores (y señoras) de Vox. Violencia machista pura y dura.
No es casual que, cada cierto tiempo, una manada de jóvenes varones viole en comandita a una chica indefensa. No existen manadas de mujeres que abusen de un pobre chico indefenso. Que yo conozca, no hay ni una monja que haya abusado de un menor. Sin embargo, es grande el número de sacerdotes pederastas. ¿Es todo esto casual? No. No es casual. Existe el sexismo, existe el androcentrismo. No ha desaparecido el patriarcado. ¿Cómo se puede negar algo tan obvio?
Cuando una mujer es asesinada, se suceden escenas lógicas y justas de luto, de dolor, de indignación, de impotencia y de rabia. En todos esos casos yo me pregunto: ¿por qué sucede una y otra vez? Pues porque estamos alimentando cada día el fuego del sexismo. Echamos a ese fuego grandes troncos de madera (lenguaje sexista), rociadas de gasolina (costumbres sexistas), montañas de papel (religiones androcéntricas), abundantes cantidades de carbón (expectativas discriminatorias)… ¡Y luego nos sorprendemos y lamentamos de que el fuego queme!
Los defensores del Pin parental se oponen a que sus hijos e hijas sean educados en la igualdad, se rasgan las vestiduras porque alguien les explica lo que supone estar instalados en el patriarcado. Lo he vuelto a escuchar, entre sorprendido e indignado, esta mañana en la radio cuando volvía del Colegio después de dejar a mi hija Carla. Oí decir a la señora Rocío Monasterio (Vox) que en las escuelas se “adoctrina” en la ideología de género. Ella no adoctrina cuando dice que no existe la violencia de género. Ella educa en libertad. ¡Qué barbaridad! ¡Qué miopía! ¡Qué error!
Creo que hay que ir a las causas del sexismo, que produce el efecto trágico de tantas muertes. Y muchos otros más sutiles que se traducen en la dominación, el silencio y la discriminación de tantas mujeres. Una de esas causas es el sexismo en el lenguaje.
La Viceministra Carmen Calvo pidió a la RAE la eliminación del lenguaje sexista del texto de la Constitución. Y los señores académicos de la lengua dijeron que no, que no hacía falta. Dijeron lo que ya sabemos, que el genérico masculino incluye a hombres y a mujeres. Claro que lo sabemos, pero sabemos también que es una forma de que no se nombre a la mujer, de hacerla invisible.
No me gustan quienes hacen bromitas sobre esta cuestión. Y es fácil hacerlo. Hace poco, el señor Alfonso Guerra, con la socarronería que le caracteriza, volvió a hacerlo en una entrevista que le hizo Carlos Alsina en Onda Cero. Vino a decir que es de tontos decir “los niños y las niñas contentos y contentas”. Otros han definido el lenguaje no sexista como “una soplapollez” (Arturo Pérez Reverte en El Semanal XL, 2/4/2000), “una mojigatería, una ridiculez, una cursilería” (Javier Marías en El País Semanal, 20/3/1995), “lenguaje feminista coñazo” (Manuel-Luis Casalderrey en La Voz de Galicia, 15/11/1995), o “chorradiñas lingüísticas” (el mismo autor en La Voz de Galicia, 3/8/2004).
Pedir y exigir que el lenguaje no sea sexista no es un capricho, ni una estupidez, ni un gesto de esnobismo. Es una exigencia moral. Porque es un elemento que mantiene y hace crecer el sexismo. Lo que no se nombra, no existe. Claro que el lenguaje, en sí, no es sexista. Es sexista la actitud de quienes plantean las reglas de uso y de quienes lo utilizan como si no fuese un arma. El uso del lenguaje no es inocente.
En un libro inglés que leí hace años y cuyo título no recuerdo, encontré la siguiente anécdota. Un padre sale en moto con su hijo. El chico va detrás del padre. El suelo está resbaladizo. La moto derrapa y se produce un terrible accidente. El padre muere. El hijo queda gravemente herido y es trasladado en una ambulancia al Hospital más próximo. El equipo de guardia decide que hay que operar inmediatamente. Está muy grave. Cuando llega al quirófano y el cirujano jefe ve a quién tiene que operar, exclama, asombrado:
– Dios mío, es mi hijo.
Les pregunté a mis alumnos cómo era posible esta exclamación si el padre había muerto. Alguien dijo que el que iba en la moto era el padre biológico, pero que la madre se había vuelto a casar. El cirujano jefe era el padrasto del chico. Hasta hubo alguien que dijo que el que iba en la moto era un padre espiritual, un sacerdote, con un hijo feligrés. Aclaré el enigma:
– El cirujano jefe es la madre.
Es evidente que la mujer había quedado invisible. No había allí una cirujana. No había una jefa. El lenguaje se las había tragado.
Olga Castro Vázquez , escribió en 2012 un estupendo artículo titulado “Rebatiendo lo que Otros dicen del lenguaje no sexista” (la O mayúscula de otros es una llamada de atención de la autora, puede valer cualquier otra forma de dar visibilidad). He oído muchas veces esas argumentaciones contra el lenguaje no sexista que considero torpes excusas. La autora plantea once, que figuran a continuación, a las que va dando respuesta serena y razonada. Estoy segurísimo de que hay muchas más, algunas todavía más burdas e hirientes.
– Preocúpense por la discriminación social y déjense de tonterías lingüísticas.
– El lenguaje no sexista es antinatural.
– Yo, como mujer, no me siento discriminada por el lenguaje.
– Las feministas confunden sexo y género.
– El masculino es genérico.
– El lenguaje no sexista es contrario a la economía del lenguaje.
– Tendremos que acabar diciendo el sapo y la sapa.
– El lenguaje no sexista inventa palabras y suena fatal.
– Miembro y miembra ya tienen género común.
– Los diccionarios recogen el modo de hablar de la gente.
– El lenguaje no sexista se limita a lo políticamente correcto.
La autora rebate uno por uno estos razonamientos. Me remito al texto, que está publicado en el número 12 de la revista El Viejo Topo y que puede encontrarse fácilmente en la red escribiendo el nombre de la autora y el título del artículo.
Dice Olga Castro: “Pensamos, con palabras y categorías gramaticales, e imaginamos la realidad a través de la representación cognitiva que hacemos de ella mediante el lenguaje. El famoso principio cartesiano “pienso, luego existo” ganaría sin duda precisión si se formulase, como propuso Wittgenstein, “hablo, luego pienso, luego existo”.
Y añade: “Respecto al lenguaje, los grupos de poder presentaron el lenguaje sexista y androcéntrico como el normal y natural, y de este modo tanto hombres como mujeres lo han ido adquiriendo y perpetuando de forma acrítica e inconsciente, hasta dar lugar a lo que el sociólogo Pierre Bourdieu denomina “dominación simbólica”.
Respecto a las mujeres que no se sienten molestas con el lenguaje sexista, quiero decir que no hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor.
No debemos olvidar que las normas de la gramática y dela sintaxis las hicieron, casi en su totalidad, varones. Yo aprendí de niño que los adjetivos concordaban con el sustantivo por el género noble. ¿Adivinan cuál era? Por contraposición, ¿cuál era el innoble?
Creo que cuando colisionan dos principios, uno de naturaleza lingüística (economía del lenguaje, uso de genéricos…) y otro de carácter ético, hay que dar prevalencia al de carácter ético. En la medida que hay personas discriminadas, que sufren y mueren, no podemos decir que se trate de un asunto banal.
Leeré el artículo de Olga Casto. Parece interesante el planteamiento.
A mí también me molestan los que hacen bromistas con el asunto. Porque no es un tema para reírse sino para reflexionar.
Afortunadamente estamos avanzando.
Antes ni se planteaban estas cuestiones. Que una vicd`residente del Gobierno haga esa propuesta a la RAE no es una casualidad.
Gracias por el artículo, que es para leer y para practicar.
Querida Elena:
Has abierto la puerta de los comentarios en esta mañana de sábado. Gracias.
Sí, éste es un artículo para practicar, no solo para leer.
El problema nos atañe a todos, hombres y mujeres.
Porque el lenguaje está en todo, nos configura y nos relaciona a todos y a todas.
Hay que tener cuidado al hablar y al escribir.
Creo que el tema de la visibilidad es muy importante.
Y no hay asuntos menores en un problema de esta envergadura.
Besos.
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Querido Maestro!
Este tema, ya lo he dicho algunas veces, me desgarra el alma.
Cuanto discriminación sufrimos en todos los ambientes, en la familia, en la sociedad, en todo el ámbito educativo que nos llevan a arrastrar trastornos toda la vida.
Yo lo he vivido en mis propias carnes, desde pequeña he sido arrastrada por un ambiente auroritario y machista que utilizaba el poder más malvado y la violencia para denigrar y maltratar a toda la familia.
Esto lleva a un sentimiento de frustración y de cobardía.
En aquel tiempo había que aguantar al ser infernal machista de turno que te insultara y te pegara porque el era el jefe de la tribu.
¡Todo ha cambiado, ya no soy cobarde ni indefensa!
Ahora saco mis garras de fiera y soy capaz de vencer al mundo
Ya no me dejo derribar por la incomprensión, la maldad , el poder de lo material en una palabra el infierno vivido.
Vivo agradecida a las enseñanzas de buenas personas que también estuvieron en mi vida.
Lucho porque las mujeres tengan su lugar ya que nos lo hemos ganado con sangre, sudor y muchas lágrimas.
Me parece un enorme regalo encontrarme con personas que como usted defiende la importancia de todas las personas y de las mujeres.
Sin más me despido con muchísimos afectos para todos.
Querida Loly:
Tú eres un buen ejemplo de superación. En un contexto y una sociedad machista has sabido afianzar tu autoconcepto de mujer y afilar las uñas para defenderte.
Han mejorado mucho las cosas pero aun queda un largo camino por recorrer.
Hombres y mujeres tenemos que estar en esa lucha.
¿Cómo se puede negar que sigue existiendo el machismo?
Besos y gracias, Loly, por tu ejemplo, por tu presencia en el blog y por tu capacidad de superación.
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He utilizado tu artículo oara un debate en un foro,un pelín copión jeje; me aprovecho de tu reconocimiento.Aquí te dejo el enlace que me delata, un saludo y gracias.A ver si te respetan más que a mí con esto del lenguaje no sexista.¡Qué cansancio!
https://xarxatic.com/forum/topic/a-vueltas-con-el-lenguaje-inclusivo/#postid-20
Estimado Gonza:
Me parece estupendo que difundas mis planteamientos.Es de agradecer.
Te daré un curioso dato sobre sexismo en el lenguaje. Ahora me refiero a las bibliografía. Ve cómo se esconde la mujer bajo las siglas.
Un día les dije a mis alumnos: ¿Quiénes los autores/autoras que cito a continuación:
SNCHO, J.M.
CASANOVA, M.A.
A CORO DIJEROS, JUAN MANUEL SANCHO Y MIGUEL ÁNGEL CASANOVA.
Se trata de personas reales.
Las dos son mujeres. Una es JUANA MARÍA SANCHO (Catedrática de Didáctica de la Universidad de Barcelona) y otra MARIA ANTONIA CASANOVA, Pedagogos e Inspectora de Educación de Madrid.
Es que el lenguaje está en todo.
Y no solo se refiere al lenguaje SOBRE las mujeres sino al lenguaje DE las mujeres (las mujeres no dicen palabrotas).
Hay mucha tela que cortar.
¿Leíste el artículo de Olga Castro? Merece la pena.
Un abrazo.
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Hermoso y razonado artículo. Venimos de siglos en los que la mujer en la vida política y social era, como se suele decir, un cero a la izquierda. Hace poco leí el libro de Ildefonso Falcones titulado El Pintor de Almas. Se desarrolla en Barcelona allá por los finales del siglo XIX. El protagonista es un pintor-ceramista y una mujer que lucha denodadamente en una época convulsa por reivindicarse en igualdad con los hombres. Si ahora todavía es difícil no digamos en su época.
Los cambios sociales tras siglos de inmovilismo llevan su tiempo.
El ejemplo que pones, Miguel Ángel, del niño accidentado nos aclara lo integrado que tenemos dentro de nosotros el lenguaje machista, aunque digamos que consideramos a la mujer como al hombre. Los de Vox, a mi modo de ver, patinan, pues creen ir hacia delante pero van para atrás.
Yo creo que en nuestra sociedad la mujer va dando saltos de gigante en su equiparación con el hombre. Queda todavía ese poso machista del lenguaje y de los hechos. Paciencia que siglos de opresión no se cambian fácilmente.
Lo primero para esos cambios es palparnos nuestra propia ropa para ver si en nuestro hogar la mujer es lo mismo que el hombre.
Lo segundo es reconocer que multitud de mujeres nos dan cien vueltas en preparación y capacidad a los hombres.
Lo tercero es que las mujeres pueden hacer los mismos oficios que los hombres y viceversa.
En cuarto lugar es que, estas cosas y el machismo asesino, sólo se puede cambiar a través de la educación; de ahí que hay que valorar y mimar la escuela, la de verdad, la que no excluye.
Gracias, Miguel Ángel, por estos artículos tan claros y contundentes. Es un placer leerlos.
Saludos a todos.
Querido Joaquín:
Qué interesante comentario.
Los cuarto puntos son importantes.
A propósito de palparse la ropa. Cuando fui Director del Colegio de la Vega, hicimos un proyecto conductivo que se plasmó en el libro COEDUCAR EN LA ESCUELA. POR UNA ENSEÑANZA NO SEXISTA Y LIBERADORA. Pues bien, estuvimos un años revisando nuestras pautas sexistas. No se acababa nunca. Estábamos metidos en el sexismo hasta las cejas. Solo maestras en Preescolar, solo hombre en el equipo directivo, libros de texto sexistas, lenguaje sexista, costumbres sexistas…
¡Qué razón tienes!
¡Y qué importancia tiene la Educación!
Un abrazo, querido amigo.
Y gracias como siempre.
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Queridos lectores, queridas lectoras
Ayer vi la película de Jay Roach titulada El escándalo (Bombsheel) que cuenta el terrible caso de acaso del todopoderoso fundador de la Fox.
Otro tremendo ejemplo de machismo. No conozco un caso similar de una mujer que haya abusado sexualmente de sus trabajares.
Espero que hoy le entreguen el Oscar a la mejor actriz de reparto a Theron. Hace un trabajo magnífico.
¿Cómo hay quien pueda negar que existe la violencia de género?
Saludos.
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Buenas Magister!
Jejeje..con estos artículos tan valientes,honestos y éticamente irreprochables harás «muchos amigos» pero necesitamos referentes que salgan del armario machista. Gracias Miguel Ángel !
Bien sabes que de joven quisiera ser cómo tú…por ahora seguimos en la lucha de «bajarnos del árbol»…de tantos privilegios que nos da el Patriarcado.
Me inspira tu valentía de enfrentarte a la caverna del poder Neoliberal machista.
Con admiración, solo decirte;
Ole tus Ovarios!!
Un abrazo
Querido Miguel:
No. ¡Si yo tendría que pagar por tener lectores y comentaristas como tú!
Persons que van más allá de donde tú has llegado.
Ayer fui a ver 1917by acabé siendo El escándalo. ¡Qué terrible historia la del poder en cuanto al sexismo!
Un gran abrazo y MUCHAS GRACIAS.
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Otras dos mujeres han muerto en este fin de semana, a manos de su parejas. Ya son diez las mujeres asesinadas por este terrorismo que no cesa.
Estos sellares de Vox no se quieren enterar, no quieren abrir los ojos. Parece increíble. Me gustaría preguntarles cómo explicar este fenómeno. ¿es casualidad que no haya ocho hombres puertos a manos de sus mujeres en lo que va de año?
Hay que hacer algo de forma urgente. Porque sigue habiendo víctimas.
Querida Marta:
Lo he visto en la prensa y en la televisión. Y lo he escuchado en la radio. Lo digo en el artículo.Creo que cada vez que es asesinada una mujer, lo que toca es pensar en las causas y tratar de combatirlas.
Ya sé que las raíces son muy profundas y que no se soluciona fácilmente un problema de tan gran calado, un problema que lleva siglos arraigado en la sociedad.
Respecto a Vox, no sé cómo pueden estar tan ciegos o, si lo ven, cómo pueden ser tan insensibles.
Imagino que piensan que sus hijas están protegidas por su cerril forma de pensar.
Besos y gracias.
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La dos muertes de este fin de semana han sido dos tragedias más, añadidas a una lista que no se cerrará nunca si existen posturas como la de Vox. Si se niega una realidad no hay manera de luchar contra ella.
El primer paso para acabar con un problema es reconocer que existe.
Estimado Luis:
Claro que sí. Si se niega que exista el sexismo, ¿cómo se puede luchar contra él?
Cuando se ataca la «ideología de género» (desde la Iglesia, desde Vox, desde sectores conservadores…), ¿cómo se puede organizar la sociedad acabar con la desigualdad y la discriminación?
Cuando se desprecia a las feministas y se las llama feminazis, ¿cómo se puede luchar por los derechos de las mujeres?
Hay que diagnosticar bien el problema para poder solucionarlo.
Hay que ver, como digo en el artículo, dónde están las raíces del problema para poder arrancarlas.
Es necesario un análisis riguroso de la realidad y luego tomar las medidas pertinentes.
Gracias por leer y escribir en el Adarve.
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He leído el artículo de Olga Castro Vázquez. Me ha parecido muy claro y muy contundente.
Lo aconsejo a todos quienes quieran tener argumentos sólidos e inteligibles.
Parece que lo natural es lo que se hace, pero hay muchas cosas que son fruto de convenciones. Se pueden hacer y decir las cosas de otra manera.
Los once argumentos que presentan los detractores del lenguaje no sexista son rebatidos eficazmente por la autora del artículo.
Gracias por aconsejarnos este texto a tus lectores.
Querida Marta:
Me alegra que te haya gustado el artículo de Olga Castro Vázquez. Ya tiene algunos años pero es conveniente su lectura porque fundamenta la utilización des lenguaje no sexista.
Muchas palabras que antes parecían antinaturales, ahora resultan normales. Recuerdo el tiempo en que chocaba decir médica, por ejemplo.Hpy nos parece muy lógico.
Besos y gracias.
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El ejemplo del padre y del hijo es magnífico.
Se ve claramente cómo el lenguaje oculta a una mujer que es cirujana y que es jefa de la unidad hospitalaria.
Desaparece del relato la figura de la mujer bajo el lenguaje. Sí el masculino incluye a hombres y mujeres, pero se ve claramente cómo en este caso, siendo la protagonista una mujer, no aparece en la historia.
Muy eficaz para lo que se quiere explicar.
Gracias.
Estimada Carlota:
Creo que es indiscutible que el lenguaje es sexista.
No solo por la invisibilidad de la mujer detrás de las palabras sino por la carga semántica.
Hombre público es un señor que se decía a la política y mujer pública e una prostituta, zorro es un hombre astuto, zorra es una mujer ligera, verdulero es un hombre que vende verdura y verdulera es una mujer casquivana…
Pero también tiene que ver el lenguaje sexista con lo que se le permite decir y cómo hacerlo a las mujeres.
Gracias a ti.
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Sería bueno ir abordando otras fuentes del sexismo, como las expectativas que se hacen sobre niños y niñas. Y los estereotipos: las pilas son malas en matemáticas. Y las costumbres. Y la doble morales los comportamientos, Y la diferente postura ante el sexo. Y el cuidado de hijos y de padres, que siempre es de las mujeres…
Pero este asunto del lenguaje sexista lo impregna todo porque somos lo que hablamos, como planteas en un artículo anterior.
Estimada Valentia:
Claro que no es solo el lenguaje. En realidad el sexismo está en todos los aspectos de la vida.
Lo que me preocupa, a veces, es distinguir cuándo se trata de una causa y cuándo de un efecto. Por ejemplo si el lenguaje sexista es la causa del sexismo o si es la consecuencia. Si las expectativas discriminantes son la causa o el efecto, aunque me inclino a pensar que se trata de una pescadilla que se muerde la cola.Es decir, que el lenguaje sexista es fruto o consecuencia del sexismo y que, a la vez lo reatroalimenta.
Gracias por leer y por escribir en el blog.
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Hola, Miguel Ángel.
¿Cómo va la cosa?
Una vez más, no te queda más remedio que tratar este tema. Y espero que no sea la última. Porque solo confrontando las ideas se puede avanzar, aunque sea muuuuy poquito (para lo que se debería).
Veo que has recuperado a nuestra Olga. Desde que me la presentaste he corrido a visitarla muchas veces, incluso aquí, en El Adarve.
No hace muchos meses, en un curso que realizaba (como alumno), no dejaba de escuchar esos mismos argumentos que ella rebate. Todos. Tanto era así, que inmediatamente se me vino a la cabeza su artículo. Lo compartí con mis compañeros y profesora y en el descanso escribí autora y título en la pizarra. Salvo la profesora, no creo que nadie lo buscase para tomar nota y luego opinar.
Siento mucha pena. Es algo que , a día de hoy, no entiendo. Y para más, va un partido político y saca tajada con el asunto. Yo lo veo como una auténtica locura irracional, pero el mundo está lleno de locos. Lo más curioso es que adoramos a nuestra madres y hermanas, a nuestras hijas, pero luego seguimos con el cachondeíto que nos traemos cuando el grupo es solo de varones. (En ese curso había una única mujer, que acabó dejándolo, y no veas lo que cambió la cosa).
Soltar privilegios cuesta mucho.
(Estoy de acuerdo con todo lo que se lleva dicho, desde el principio de tu artículo hasta mi participación. Por desgracia, no creo que quien lo necesita más transite por este barrio. Pero todos y todas, en mayor o menor medida, necesitamos estar al loro con una cuestión tan escurridiza y dañina, tan gabada a fuello en nuestra sociedad y en nuestra persona. Este tipo de ideas son de difícil y lento cambio).
Un abrazo, y a seguir mientras se pueda.
Querido José Antonio:
Es curioso el caso que cuentas: un curso integrado por varones y solo una mujer que acaba por ausentarse. ¿Qué curso era ese? Supongo que no seria sobre cuestiones de enseñanza o educación (aunque el debate sobre lenguaje sexista me indica que sí), ya que las mujeres suelen ser mayoría en ellos. Por otra parte, solo por curiosidad, ¿ella se fue por motivos de esta naturaleza?
Tocas una cuestión que es decisiva:el ritmo de los cambios, la velocidad de las transformaciones de los individuos y de la sociedades.
Es desesperante la lentitud, a mi juicio. Por un sencillo motivo: hay víctimas. Y las víctimas no esperan, sufren.
Veo que estás metido en dos líos buenos: uno de carácter agrícola (el campo en pie de guerra) y otro de carácter político (lecciones en marcha). ¡Suerte en todo!
Un abrazo. Y muchas gracias. Da gusto leerte.
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