Se está dando en llamar, de forma claramente incorrecta, MIR EDUCATIVO, a una parte de la formación docente que pretende asimilar los ejes de la formación práctica de los Médicos Internos Residentes. Apoyo incondicionalmente la idea, aunque no el nombre.
Conozco muy bien el llamado MIR sanitario porque realicé durante dos años la evaluación de esta parcela de la formación médica, a petición de sus responsables. Fruto de esa evaluación nació el libro: “Evaluación externa de la formación de médicos internos residentes o el arte de mejorar a través del conocimiento”, editado por la Semfyc (Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria). Fue un trabajo apasionante de un equipo de evaluación. Durante dos años observamos consultas, guardias, urgencias, cursos, sesiones clínicas… Hicimos numerosas entrevistas a tutores/as, a Jefes de Unidad, a médicos internos residentes de I, II, III y IV año. Analizamos también los materiales de trabajo utilizados para la formación.
Un proceso largo que concluyó con la entrega del informe. Quizá largo en exceso. Aun recuerdo las palabras de la doctora Paqui Muñoz (mi actual médica de familia) cuando recibió el informe:
– Habéis tardado mucho en cerrar el proceso porque, desde que empezó la evaluación hasta ahora, yo he tenido dos niños y no han sido gemelos.
El libro era el número 1 de una colección que llevaba como título “El médico como docente” e iba a estar integrada por doce títulos. La colección se interrumpió no recuerdo ahora en qué número, por problemas de financiación. Se secaron las fuentes (laboratorios farmacéuticos) de las que manaba el agua de la ayuda.
El Informe estaba encaminado a la mejora. No pretendía comparar, ni clasificar, ni controlar. Todas las partes del mismo que estaban relacionadas con decisiones de mejora aparecían sobreimpresas en azul. Si se leían solo esas partes se podía elaborar fácilmente un programa de transformación.
Recuerdo que las sesiones de negociación eran interminables. ¿Qué podemos hacer ahora los jefes de Unidad a la luz del Informe? ¿Y los tutores? ¿Y los responsables de la formación?, ¿y los MIR? Tuvimos que decir: “Bueno, nos vamos, tenemos que hacer otras cosas”. Ese hecho desvela el sentido y la finalidad que había tenido la evaluación
Quiero hacer algunas consideraciones sobre esta modalidad de formación docente que se inspira en el MIR sanitario, estrategia formadora que considero de gran valor.
La primera cuestión importante sobre esta formación en la práctica es que se realiza en el lugar donde se desarrolla la acción profesional. No se habla de los pacientes en las clases o en los libros sino en la consulta, en la urgencia, en la Unidad, en el Hospital. Es decir, allí donde se produce el acto médico.
La segunda cuestión es que realizan el MIR aquellos profesionales que van a ejercer, que ya están empezando a ejercer. No se forma a miles de médicos, de los cuales no van a trabajar más que una pequeña parte, como sucede con los profesionales de la enseñanza.
La tercera cuestión es que se trata de cuatro años en los que aprenden, pero ya ejercen, asumiendo una responsabilidad progresiva. La asunción paulatina de decisiones autónomas es clave. El tutor va dejando a los MIR cada vez mayor iniciativa. Se va haciendo cada días más prescindible.
La cuarta cuestión es que quien aprende no es solo el que se forma sino los que enseñan. Cuando fui Director del ICE (Instituto de Ciencias dela Educación) de la Universidad de Málaga organicé un CAP (Curso de Aptitud Pedagógica) experimental que tenía como eje la inmersión en el centro. Allí trabajaban con alumnos de carne y hueso, con clases reales, con integración en las dinámicas institucionales. Los tutores me hablaban insistentemente de las enormes ventajas que tenía su actividad formadora: les hacía pensar, preparar materiales, observar con atención, ofrecer respuestas a preguntas insospechadas…
La quinta cuestión es que los aprendices tienen un tutor o tutora que se encarga de la formación. He participado muchas veces (casi cien) en cursos para la formación de tutores y tutoras junto a mi querido amigo Daniel Prados Torres, Jefe de la Unidad Docente sita en el Hospital Civil de Málaga. En el Informe de la evaluación a la que me he referido aconsejábamos que los MIR tuviesen diferentes tutores, no uno solo. De esa manera no se presenta un solo estilo, una sola forma de ser profesional de la salud.
La sexta cuestión tiene que ver con la dimensión institucional. El proceso de enseñanza/aprendizaje no se reduce a la interacción entre quien aprende y quien enseña. Es la institución entera la que forma. Por eso pienso que el aprendiz de docente tiene que estar en las reuniones del Claustro, en el Consejo Escolar, en las sesiones de evaluación…
La séptima y última cuestión que voy a plantear es la que se refiere a la remuneración por el trabajo que se realiza. Si se desempeña una labor en el sistema, ha de tener un justa recompensa económica. Lo digo para la planificación que se está haciendo de la formación de docentes.
Los tutores/as tienen formación médica, pero no didáctica. La demanda de esos cursos era extraordinaria. Y la preparación y desarrollo de los mismos estaba cuidada al máximo: grupos de 25, entrega de materiales bien seleccionados, puntualidad extrema, asistencia controlada…
Recuerdo las observaciones de las consultas. Vi tutores que convertían al MIR en mano de obra gratuita: “haz el parte”, “extiende la receta”, “entrega la documentación”… Otros, con más sentido didáctico, dejaban la dirección de la cultura al MIR, le pedían opinión sobre el electro…. Hacían protagonista al aprendiz.
Quiero dejar constancia de otra cuestión importante. La inmensa mayoría de los tutores se preocupaban de aspectos actitudinales de la formación. Es decir, no se contentaban con formar buenos profesionales sino profesionales buenos.
Recuerdo la anécdota que me contó una cirujana cardiovascular. Un MIR de la especialidad estaba haciendo una guardia en un gran Hospital. De pronto recibe una llamada de una habitación. La enfermera le dice que hay una emergencia porque un paciente ha entrado en crisis… El joven médico llama a su tutor y le dice: “Oye, mira, han llamando de la habitación X, vete tú porque yo estoy terminando de ver una película.…”. Sobre esta historia me pidió un artículo para una revista de la especialidad. ¿Cómo trabajará este profesional en un equipo? ¿Cómo actuará este personaje cuando tenga poder en la institución? ¿Cómo tratará a los pacientes sui trata así a los jefes?
La formación de los profesionales de la educación es, a mi juicio, la cuestión más determinante de la calidad del sistema educativo. No hay mejora posible (me refiero a mejora auténtica, si no se garantiza la competencia de los profesionales.
Una de las modalidades más eficaces de la formación es la que se asienta en la práctica. Una formación que produce en y se destina a la práctica. No es que no sea necesaria la teoría pero la práctica resulta indispensable. Las dos facetas de la formación tienen que complementarse. Tiene que haber una buena simbiosis entre teoría y práctica.
Nadie aprende a montar en bicicleta escuchando explicaciones o leyendo prospectos. Nadie aprende a nadar con el estudio de la química del agua, la psicología del nadador o la historia de la navegación. Nadie aprende a cocinar leyendo libros de cocina sin tocar siquiera una sartén.
Creo que la formación de los docentes en la práctica ha sido y está siendo deficiente. Tiene que ser más larga, más profunda y más exigente. Similar a la que hacen los profesionales de la salud.
Hola Miguel Ángel.
Compartiendo tu reflexión también quisiera destacar otro matiz.
¿Si importante es que el futuro docente aprenda desde la teória de la universidad y desde la práctica en la escuela, no lo debería ser también la del formador universitario de ese docente? ¿Además de su formación teórica no debería participar participar de la práctica?
Me explico. Muchos catedráticos de medicina que están en la universidad trabajan en hospitales, clínicas o consultas propias. Es decir, además de estar cerca de la teoría no abanadonan de pleno la práctica.
Por la misma razón, el formador de mestros y maestras debería ser una persona que hubiera pasado por la escuela o tuviera incidencia directa sobre la misma. Ya sé que en tu caso has pasado por todas las etapas educativas, eso te fortalece. Pero la realidad en muchos casos es otra…. A veces, alguien que termina una licenciatura (ahora grado), hace unos master y posteriormente un doctorado y se queda agregado en la propia universidad se encuentra preparado para formar docentes sin conocer la escuela, ni como reacciona un niño de 6 a 10 años, pero más preocupante es sin, encima, tiene que preparar a un docente de infantil.
La formación de docentes, sea de la etapa que sea, a mi juicio, también requiere otro MIR o cualquier otra circunstancia que lo acerque a la realidad escolar o a la de un insituto (aquí prefiero no opinar)…
Buen fin de semana a todos y todas los que pasan por este lugar de reflexxión y opinión.
Querido Juan Carlos:
¿Cómo no estar de acuerdo contigo?
Cuando fui Director del Departamento de Didáctica y Organización contratamos 20 profesores que estaban EN LA PRÁCTICA para que aportasen esa visión que solo da la práctica. La experiencia iba fenomonal,pero el Rector impidió la continuidad de esos contratados. A propósito de esa decisión, a mi juicio equivocada, escribí en Cuadernos de Pedagogía un artículo que se titula UN PUENTE DINAMITADO.
Pero lo que tu dices, vamos allá. Y también en eso estoy de acuerdo. Los formadores (todos/todas) deberían tener conocimiento y experiencia de la práctica en la que forman.
Un abrazo y gracias.
MAS
Importante cuestión.
En primer lugar, estoy con usted en que se debería llamar MIR de educación porque las siglas no tienen nada que ver con el sistema educativo sino con el sistema sanitario. Nos entendemos pero me parece que nos entendemos mejor si hablamos de FORMACIÓN EN LA PRÁCTICA DE LOS DOCENTES. No formación práctica sino formación en la práctica. Porque en la práctica también se aprende teoría.
La formación práctica de los docentes es fundamental. Yo creo que el problema no es conceptual sino económico y organizativo.
Ahora que se está tratando de llegar a un pacto educativo deberían esforzarse los agentes políticos en dialogar profundamente (y asesorarse cuando sea necesario) para llegar a un acuerdo.
Un cordial saludo.,
Querida Luisa:
Hay muchas cuestiones relacionadas con esta cuestión:
– Duración de los períodos
– Relación con la teoría
– Estrategias de enseñanza y aprendizaje
– Coordinación entre tutores
– Centros de acogida de los aprendices
– Cuestiones económicas
– Complicaciones de los interinos
– Progresividad de los aprendizajes
– Evaluación de los aprendizajes
Como se puede ver la complejidad del asunto es extrema. Y la importancia.
No se puede aprender este oficio solo en los libros y en las aulas.
Besos y gracias.
MAS
Respecto a la cuestión económica. Actualmente los docentes de primaria que tutorizamos alumnos universitarios en prácticas no percibimos dinero a cambio, solo el reconocimiento de 20 horas a efectos de formación. En cambio, en Secundaria si que hay dinero a cambio. Como siempre en primaria estamos haciendo multiples trabajos por amor al arte. ¿Tenemos que dejar de recibir a este alumnado para que se nos tome en serio y se nos pague al igual que al profesorado de Secundaria? ¿Es que si no es por las bravas n o se reconoce económicamente esta función que en otras etapas si que están reconocidas? ¿Cuanto paga el alumnado en la matrícula a la universidad por un servicio que prestan los centros de primaria?
Me imagino que al profesorado tutor de “profesores mir” recibirían algo a cambio…
Centros de acogida. ¿Vale cualquier centro, es necesario volver a los antiguos colegios de prácticas que estaban adscritos a las antiguas escuelas de magisterio? ¿Todos los docentes en activo valemos para formar a los profesores del MIR o como se le denominase?
Duranción ¿Cuanto tiempo es necesario para que se entienda que el profesorado MIR está convenientemente formado?
No sigo… porque como bien dices hay muchas incognitas que resolver…
Estimado Juan Carlos:
Tienes toda la razón del mundo.Existe un agravio comparativo que es inexplicable e inadmisible.
LO que siempre me asombra es que, estando tan claro y tan denunciado, siga todo igual.
En lo económico habría que pensar en lq remuneración del trabajo que saquen adelante los profesores que se forman (como pasa con los MIR).
Creo que todos los centros deberían valer porque no se trata de ver SOLO CENTROS IDEALES, INNOVADORES… Los verán de todo tipo. Y en todos se puede reflexionar y aprender.
A mi juicio, la duración dependería del contenido y de la estructura. No es igual observar, que intervenir, que responsabilizarse íntegramente de una asignatura.
Y esa formación en la práctica debe ser evaluada con más exigencia, con más rigor. No se puede justificar que todos los prácticos no solo aprueban sino que todos tengan sobresaliente.
Un abrazo y gracias.
Ya ves que nos estamos quedando solos esta semana. Qué raro. Creí que este tema iba a ser mas polémico.
MAS
Querido Miguel Ángel:
Bastante despejado el campo esta semana, sí, pero seguro que solo en cuanto a la escritura. Acabo de darme cuenta de que esta semana estoy de cumpleaños en tu universidad (en tu clase, en tu casa, en tu comunidad de aprendizaje), y puedo asegurarte que no me he perdido ni un solo minuto del tiempo que nos dedicas. Al contrario, como he llegado cuando he podido, he recuperado cursos (años) anteriores. (Cada uno tenemos nuestras rarezas).
¡Cómo no estar de acuerdo contigo!
“Una de las modalidades más eficaces de la formación es la que se asienta en la práctica. Una formación que se produce en y se destina a la práctica. No es que no sea necesaria la teoría pero la práctica resulta indispensable. Las dos facetas de la formación tienen que complementarse. Tiene que haber una buena simbiosis entre teoría y práctica.” (Miguel Ángel Santos Guerra).
Pero mira lo que te voy a decir. Yo creo que el lugar por antonomasia para la formación de profesionales es la institución universidad. El asunto es saber qué universidad tenemos cada uno en mente. (Aureliano y yo la teníamos un poco idealizada. Casi me caigo de culo cuando empezaron a dictarme para que copiase lo que tenía que memorizar para poner en el examen, con el agravante de que estaba en una Facultad de Educación).
Porque para mí, aunque esté trabajando-aprendiendo en mi lugar de trabajo-aprendizaje, sigo estando en mi universidad, tutorizado por mi universidad, con tiempos en uno y otro lugar físico, con actividades y objetivos distintos pero complementarios, … (no quiero extenderme). Debe haber más práctica en la formación (de lo que sea), pero sigue siendo formación. Ejercer y prepararse, saber y hacer no han de darse por separado, o no totalmente separadas, o no siempre separadas. No concibo una formación en la práctica independiente de la universidad. Tampoco concibo una formación sin práctica. Pero hacer sin reflexión, sin análisis, sin ánimo de mejora, nos lleva a más de lo mismo.
Quiero dejar unas citas que expresan parte de lo que quiero decir. También problemas y cuestiones a resolver para un mejor funcionamiento.
“El crecimiento de cualquier oficio depende de la práctica compartida y el diálogo sincero entre quienes la realizan… Cuando una función se vuelve privada, el resultado más probable es que la gente la realice de forma conservadora, rechazando alejarse del consenso silencioso sobre lo que funciona, aunque claramente no sea así”. (Parker J. Palmer).
“Y eso que la universidad que hoy conocemos no es ningún idílico lugar donde florezcan a diario, sin mezcla de malas hierbas, las semillas del saber. Sabemos bien que es un territorio complejo donde se dan conflictos de poder, desigualdades injustificables y situaciones de clamorosa precariedad, ofensiva jerarquización de saberes y acceso discriminatorio a recursos, corruptelas e irregularidades varias…, como en tantas instituciones públicas donde entran, salen, viven y actúan cientos de miles de personas, como es el caso del sistema universitario español.” (José Antonio Pérez Tapias)
“¿Cómo es posible que el trabajo docente en el que, en principio, no existe la competencia que se da en las profesiones liberales y las actividades de producción, haya tanto individualismo?”. “¿Cómo es posible que entre compañeros de profesión que, en última instancia, no existe una pugna por lograr contratos se produjera tanta competencia, recelos, envidias, comentarios negativos a espaldas, camarillas (como se dan en la Universidad), rivalidades, etc.?”. (Comentario de Aureliano en “Puertas abiertas para mejorar”).
“Me temo que gran parte de ellos (se refiere al profesorado universitario), especialmente los más jóvenes, están inmersos en sus artículos, que les absorben, para afianzarse en los precarios contratos que han firmado, esos contratos con los llegan a las aulas para trabajar estudiantes que ya han superado la adolescencia. (Por cierto, ¿han superado todos la adolescencia?).” (Comentario de Aureliano en “El coraje de enseñar”).
“Las universidades, como organismos vivos, tienen que vacunarse contra el dogmatismo y las tentaciones fundamentalistas que proliferan en tiempos convulsos, como de igual manera han de recurrir constantemente a antídotos para contrarrestar las derivas autoritarias, elitistas, economicistas, antidemocráticas o de resabios patriarcalistas que puede inducir el clima imperante en el entorno social. Sin tales vacunas y antídotos, la universidad como tal puede fallar en la condición sine qua non para ejercer su misión –algo que implica más que una función (social)–: el espíritu crítico, sin el cual se bloquea la producción de saber y se ve viciada la transmisión del mismo.” (José Antonio Pérez Tapias)
“…el espíritu crítico, que para la universidad es su oxígeno, es incompatible con las mordazas. La universidad es espacio de libre pensamiento y de libre expresión, de libertad de palabra y de diálogo abierto. La universidad no puede ser lugar de silencios impuestos, de sumisiones y servidumbres.” (José Antonio Pérez Tapias)
(¿Cuándo me mandas el Máster?)
Pues eso. Espíritu crítico y menos aplausos y tragaderas con las cosas que no son de recibo.
Abrazos.
Querido José Antonio:
Estoy agotado después tres vuelos consecutivos. Mañana trabajo a primera hora y por la tarde. Y el sábado, un poquito más, de postre.
Pero no quiero dejar de escribirte:
1.Claro que hace falta ir de la teoría a la práctica y de la práctica a la teoría. Porque todos tenemos teoría, más o menos elaborada, más o menos eficaz. Siempre les decía a los alumnos que iban al praticum y comentaban “he aprendido más en unas semanas que en varios años de carrera” que podían decir eso porque llevaban a la práctica una teoría que les permita aprender.
2. Claro que depende de lo que se haga y de cómo se haga en la Universidad. Por supuesto. Lo que dices es un ejemplo palmario.
3. Mañana escribiré sobre la Universidad, precisamente.
4. Gracias por las citas. (Lee los dos últimos comentarios al artículo sobre el libro de Parker y me dices)
Un gran abrazo.
MAS
PD: Es curioso lo sucedido esta semana. Creí que el artículo iba a suscitar más debate. Nunca se sabe…
Hola a todos y a todas, soy la médica de familia a que hace referencia Miguel Angel. Fui residente hace muchos años y ahora soy tutora de estudiantes de medicina y de MIR. No recibimos ninguna remuneración o compensación por ello, salvo un certificado que lo acredita y tiene valor a efectos de algunos baremos. Entiendo, entendemos la docencia como un compromiso con nuestra profesión y con la sociedad en general y como un regalo, el mejor que alguien puede hacer a otra persona: enseñarle lo que sabe. Lo que pasa es que a veces, muchas veces, no sabemos enseñar, es más difícil de lo que parece, por eso tenemos que hacer talleres y someter a continua mejora la tutorización de los MIR. En eso vosotros sois los “maestros”, en todo el sentido de la palabra. Me parece que vuestro trabajo, enseñar, y por extensión, enseñar a enseñar, es el que da sentido a todos los demás, y que si hay que hacer una inversión para hacerlo mejor, no hay dinero público que esté mejor utilizado.
Un abrazo.
Querida Paqui:
Después de tres vuelos que metan tenido en las nubes casi dos días, desde Tuxtla (México) agradezco muy sinceramente tu contribución, llena de sabiduría y generosidad, dos actitudes que te distinguen.
Sin embargo, yo creo que habría que remunerar el trabajo docente para que no “devaluase”. en esta sociedad mercantil. Hace poco escribí en este blog GENEROSIDAD O ESTUPIDEZ. Nadie va a pedir algo de valor y se lo lleva gratis alegando que el que hace el regalo se tiene que sentir muy feliz por hacerlo.
Estoy de acuerdo en que hacen falta estrategias, conocimientos y actitudes específicas para la enseñanza.
Besos y gracias.
MAS
A la atención de la doctora Francisca Muñoz Cobos:
La profesión médica vocacional siempre me ha parecido admirable. Debo todo a mis maestros, así que, por la parte que me corresponde, muchísimas gracias por su trabajo como médica de familia de mi maestro Miguel Ángel.
Un cordial saludo.
Querido Juan Miguel:
Qué hermoso círculo que se cierra en ti. La doctora Paqui estuvo en aquella experiencia de evaluación (es una excelente tutora), ahora es mi médica de familia y tele agradeces el trabajo profesional que hace conmigo.
Muchas gracias.
Un abrazo.
MAS
Este es un tema de un gran calado, a mi juicio.
Hay muchas cuestiones polémicas dentro de él: la duración, la elección de los centros, la formación de los tutores, los contenidos de la formación, la evaluación, la remuneración de los tutores, la remuneración de los aprendices si se hacen cago de responsabilidades…
yo apuesto por un aprendizaje en la práctica de larga duración en centros innovadores.
Ojalá que se haga realidad este modalidad de formación como se hace en el ámbito de la medicina.
Querida Lola:
Efectivamente, el asunto se las trae. Por dos me sorprende que no haya habido más participación esta semana.
Tengo mi opinión sobre los diversos temas que apuntas. Ahora no dispongo de tiempo para entrar en todos ellos.
Hay que hacer en la importancia de la de la formación inicial y, dentro de ella, de la formación en la práctica.
Besos y gracias.
MAS
Me siento muy identificada con este tema. Soy bacterióloga (profesional de la salud encargada de examinar muestras corporales, entre otras funciones), y actualmente me encuentro cursando I semestre en Maestría en Educación, en Ibagué, Colombia.
Pienso que el profesional de la salud tiene una gran responsabilidad con la comunidad, mucho más, si su pretención es guiar el proceso académico de futuros profesionales, también de la salud, a partir de la docencia. En experiencias con personas cercanas, he encontrado a un sin fin de profesionales del área de la salud, altamente competentes y con un currículum vitae atractivo, pero sin conocimientos en pedagogía, ejerciendo funciones docentes, como si enseñar fuese “transmitir y calificar conocimientos”, quizás, porque ven en la docencia, sólo una forma de lucro. Y en ese trasegar académico , se gradúan profesionales con poca formación ética y social, grandes frustraciones, y con muy poco amor por lo que realizan, porque sus maestros, sin pretenderlo (al menos eso espero o quiero creer), se encargaron de pintar un camino sólo con espinas….
Cordial saludo.