Hace algunos años comencé el curso, no recuerdo en cuál de las asignaturas, haciendo una pregunta a mis alumnos y alumnas.
– ¿Cómo te defraudaría como profesor de esta asignatura?
Les pedí sinceridad en las respuestas escritas (firmadas o anónimas), solicité que me las entregasen y anuncié que todas las sugerencias serían objeto de análisis. No se trataba, les dije, de hacer un catálogo de demandas que yo procuraría satisfacer sino establecer un diálogo fecundo.
Inmediatamente les dije que yo redactaría un escrito en el que les diría a ellos y a ellas cómo me defraudarían como alumnos y alumnas de la asignatura en cuestión. Y anuncié también que sometería mis ideas y demandas a la crítica de sus opiniones.
He conocido a estupendos docentes que han visto destruidas sus mejores ilusiones de enseñar por quienes tenían que aprender y alumnos que han sido dañados en sus ansias de aprender por los profesores incompetentes y autoritarios que tenían que enseñarles. Por eso considero el diálogo fundamental, por eso ese encuentro decisivo, por eso la necesidad de romper esa nefasta vivencia de que el profesor es el verdugo de los alumnos y de que los alumnos son de los enemigos de los profesores.
Considero fundamental el diálogo entre el profesor y sus alumnos. Ya sé que hay un curriculum establecido que unos y otro deben conocer y cumplir. Pero no de forma acrítica. Ya sé que ese diálogo consume un tiempo que es muy necesario para el desarrollo del programa. Pero, el tiempo que se dedica a preparar un viaje no es un tiempo perdido respecto al viaje sino un tiempo imprescindible para que sea bueno. No tiene sentido empezar a correr sin saber hacia donde. Lo he repetido muchas veces: no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.
Se me dirá que ya otros han decidido hacia dónde hay que ir, cuándo, de qué manera, con quién y a qué ritmo. Se me dirá que no hay que perder el tiempo en discutir lo que ya está establecido. Contraargumento diciendo que el grupo tiene que hacer una experiencia de aprendizaje prescrita, pero hay muchas formas de entenderla y de llevarla a cabo. Creo que la participación del profesor y de los alumnos en el proceso es muy importante. El docente no es una máquina de enseñar y los alumnos máquinas de aprender. De ahí la importancia del diálogo y de los acuerdos. Con el mismo curriculum predeterminado, cada grupo (cada profesor, cada alumno) tiene una experiencia de aprendizaje diferente. En unos casos estimulante, dinámica, enriquecedora y en otros aburrida, dictatorial (de mandar y de copiar) y empobrecedora.
Hicimos nuestras tareas. Leí con atención sus propuestas. Aparecían en las demandas muchas peticiones demandas razonables y otras adulteradas por errores o malas experiencias vividas.
Aparecía, por ejemplo, un afán desmedido de garantizar el aprobado (o, mejor dicho, la buena nota) que iba más allá que el interés por garantizar el aprendizaje. Alguno quería que estuviese muy clarito lo que había que hacer para conseguir el aprobado. Pedía que se explicase desde el primer día cuáles eran los mínimos exigibles y la forma inequívoca de alcanzarlos. Les dije que, en ese aspecto, quizás les iba a defraudar. Para explicarlo, les conté la historia del profesor que recibe peticiones similares de un alumno.
– ¿Donde vas a comer hoy?, le pregunta el profesor al alumno.
– En el comedor universitario, responde sorprendido el alumno.
– ¿Te puedo invitar?
– Claro, si usted lo tiene a bien.
Se dirigieron hacia el comedor, ocuparon una mesa y compartieron el almuerzo hablando de esto y de lo otro.
– A la hora de los postres, el alumno desea tomar un melocotón y ante su sorpresa el profesor pregunta:
– ¿Te lo puedo pelar?
– .No gracias, yo lo hago con facilidad.
– Dame se gusto, ya que has aceptado la invitación.
– ¿Te lo puedo partir en pequeño trozos?, inquiere el docente.
– No, profesor, muchas gracias, Yo lo sé hacer.
– ¿Te lo puedo masticar?
– No, profesor, eso no. Qué asco.
– Pues mira, eso es lo que me pedías hace un rato cuando me formulabas las preguntas sobre el modo de responder correctamente a las preguntas del examen.
Fue curioso observar cómo renunciaban a su protagonismo en el proceso. Ponían toda la iniciativa y toda la responsabilidad, en mis decisiones.
Algunas demandas me parecieron más que razonables: querían que respondiera a sus dudas, que cumpliera con rigor y receptividad las horas de tutoría, que las clases fuesen motivadoras, que supiese escuchar, que estuviese atento a sus dificultades, que hubiese prácticas, que pudiesen participar, que fuese justo en las evaluaciones, que pudiesen dialogar sobre ellas…
En mi escrito les decía que me defraudarían si solo estuviesen preocupados por la calificación, si se entregasen a la ley del mínimo esfuerzo, si no se atreviesen a hacer preguntas, si estuviesen pasivos en el aula, si se limitasen a conseguir un aprobado raspadito, si fuesen competitivos unos con otros, si no mostrasen interés por aprender, si no se ayudasen unos a otros, si carecieran de iniciativa, si se mostrasen conformistas…
Recuerdo que, cuando escucharon mis sugerencias, uno de ellos levantó la mano para decir lo siguiente (espero que no me falle mucho la memoria, aunque la idea está muy clara):
– Dices que te defraudaríamos si nos vieras competitivos y obsesionados por las calificaciones. Sin embargo cuando se convoca una plaza de profesor en tu Departamento, lo que se pide es la calificación…
No tuve más remedio que decir que tenía razón y propuse que se formase una comisión, formada por cuatro o cinco estudiantes (entre ellos el que hizo la pregunta) que respondería conmigo a esta tercera cuestión, que inicialmente yo no había previsto: ¿Cómo nos defrauda el sistema a los dos?
Nos reunimos y reflexionamos sobre las condiciones del trabajo y los contextos en los que se realizaba. Hablamos de las características que definían la cultura en la que se instalaba la institución y en las exigencias que se le planteaban desde fuera a través de la política, la economía y el mundo del trabajo.
La respuesta individual y colectiva, concluimos, debía ser la contrahegemonía. Frente a las exigencias de competitividad, individualismo, obsesión por la eficacia y relativismo moral que se imponen desde la cultura imperante, debería la institución y cada persona luchar para conseguir una sociedad más justa y más hermosa en la que cupiéramos todos y no solo un pequeño grupo de privilegiados. Sin salir del mundo en que vivimos, deberíamos trabajar con la pretensión solidaria de hacer un mundo mejor.
Los textos de las tres dimensiones de las hipotéticas decepciones se publicaron (siempre insisto en la conveniencia de la escritura) en la revista universitaria “5ª Convocatoria”. Hoy traigo aquí esa experiencia porque sigo pensando que el diálogo entre docentes y discentes es fundamental, no solo al inicio, sino durante el transcurso de toda la experiencia de enseñanza y aprendizaje. Por eso, al finalizar el curso, volvimos a poner sobre el tapete del diálogo aquellos escritos del comienzo Ese será otro artículo.
Buenos días MA y a todo el resto de la familia del blog.
Sólo un comentario muy concreto y sentido: me gusta muchísimo y me emociona. Me transmite muchas ganas de aprender así. De trabajar así.
Muchas gracias educador.
Contestando a tu pregunta, sobre todos nosotros, sin más pensamiento respondería que me entristecería que permitiésemos que te murieses. Y ya me gustaría hablar de tu cuerpo, pero ahí no tenemos mano,…
La respuesta anterior responde a la pregunta ¿qué actitud nuestra nos defraudaría ante tus enseñanzas?
Querido José Antonio:
Lo voy a tener difícil. Ya tengo dos peticiones muy contundentes de que no puedo morirme. La de mi hija Carla y la tuya. Habrá que intentarlo. .
gracias por tus palabras. A mi también me emociona ver tan de mañana la receptividad con la que ha sido leído el artículo.
Tú me defraudarías si dejases de asomarte cada sábado a esta ventana al mundo que es El Adarve.
Un abrazo y buen fin de semana.
MAS
Querido maestro.
Me quedo con dos aspectos de los tratados en tu artículo semanal: HABLAR Y ESCRIBIR.
Ambos términos son contenidos básicos de la lengua. Hablar supone expresión y comprensión oral, uso del vocabulario… Y escribir supone expresión y comprensión escrita, uso del vocabulario, de las normas gramaticales,…
Pero estos aprendizajes instrumentales se han de desarrollar en todas las áreas, asi lo inidca la norma curricular, pero aunque no lo estableciera, se ha de hacer. Hablar y escribir suponen plasmar pensamientos, ideas, sensaciones, emociones,… Cuando hablamos o escribimos sacamos hacia afuera lo que llevamos dentro con la intención de que otros lo lean o lo escuchen, es decir, pretendemos comunicarnos.
Si todo lo que he dicho es es sumamente obvio, entonces… ¿por qué nos olvidamos de ello? Hay que hablar y dialogar en todas las áreas, hay que poner en tela de juicio lo que dice el alumno/a, sus compañeros/as o el profesor/a. Hay que razonar y argumentar nuestras respuestas, hay que llegar a consensos y acuerdos,… Aprendizajes éstos bastante complicados si nos fijamos en nuestros políticos…
Y también hay que escribir, como haces tú todos los sábados, como hacemos algunos cuando podemos… Escribir también para argumentar, razonar o crear. Por ello escribir no es un aspecto exclusivo de la lengua, sino de cualquier otra materia. Como «especialista» en Educación física, suelo decir, que las asignaturas no son más que meros recursos o instrumentos para educar y formar a las personas.
Gracias por no defraudarme.
Querido Juan Carlos:
Tú tampoco defraudas con tu fidelidad a la lectura y con tus ricos y comprometidos comentarios.
Comparto tu visión sobre el papel de las diferentes parcelas del conocimiento como instrumentos para la formación de las personas.
También me parece acertada tu opinión de que los aprendizajes instrumentales deberían ser una ocupación y una preocupación de todos los miembros de la comunidad educativa.
Un abrazo.
MAS
¡Dios! ¡Cómo me hubiera gustado ser alumna en tus clases!¡Qué buen saber ser y saber hacer!Para mí aún mas importantes que el saber.
Del artículo de hoy me quedo con esto:
«Pero, el tiempo que se dedica a preparar un viaje no es un tiempo perdido respecto al viaje sino un tiempo imprescindible para que sea bueno. No tiene sentido empezar a correr sin saber hacia donde. Lo he repetido muchas veces: no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.»
Ya comenté en alguna otra entrada que conozco una maestra que el primer trimestre «lo pierde haciendo grupo», pese a las presiones que recibe. Y resulta que a final de curso, ese grupo es de los que mejores resultados obtienen.
Yo me empeño en hacer lo mismo, primero es el grupo: atemperar, armonizar, cohesionar, que se sientan queridos, respetados, valorados, acompañados. Aunque mis alumnos son muy pequeños y el egocentrismo es la característica de esta edad. Trato de ser como el director de orquesta con sus músicos, no como el general frente a sus soldados.
Y lo mismo sucede con las familias, con ellas también hay que hacer grupo. Hacer que se sientan parte imprescindible del centro, que valoren más lo que les une que lo que les separa, que estén unos para otros. Además, este grupo que se forma ahora, convivirá ya durante toda la vida escolar de los niños, Infantil, Primaria, Secundaria… Un largo viaje para el que lo mejor es ir bien acompañado.
Un abrazo y buen fin de semana para todos.
Lucía.
Querida Lucía:
Pues yo también digo: Dios, cuanto me hubiera gustado tenerte como alumna. Porque estoy seguro de que hubiera sido una aventura magnífica. Hay alumnos y alumnas que hacen mejores a sus profesores. Tú hubieras sido una de ellas.
Sí, recuerdo aquella experiencia que contaste. Y lo que tú misma haces con los niños/as y con las familias.
Yo les decía al salir de esas sesiones: es probable que al salir alguien pregunte qué es lo que habéis hecho hoy y alguno tendrá la tentación de decir que no ha hecho nada. ¿Nada? Se han tomado las decisiones más importantes, nos hemos conocido, hemos panificado… ¿Eso es nada?
Besos y gracias.
MAS
Querido Miguel Ángel, tu talento y creatividad siempre me han impresionado.
¡Lástima que no hayas sido Ministro de Educación, no de Málaga, sino de España!
Como dice Lucía, hay alumnos que tienen suerte con sus profesores.
Yo he tenido la suerte de conocerte desde niño.
Un abrazo y saludos a todos.
Querido Joaquín:
Menos mal que te harán caso.
Gracias, de todos modos, por lo que suponen tus deseos.
Ya le he dicho a Lucía que hubiera sido estupendo tenerla a ella como alumna. Unos a otros podemos hacernos mejores.
Muchas gracias por tu lectura y por tu comentario.
MAS
Querido Maestro!
Aveces me quedo impactada con tus comentarios y con los seguidores del blog y siento que no puedo transmitir comentarios que sean interesantes, que no puedo aportar nada nuevo ni sugerente.Ten en cuenta que yo solo hablo desde mi experiencia personal, de mi andar por el mundo,de mi día a día.Siempre he sido muy habladora,ingenua,desprendida y cómica en el sentido que me lo decía mi madre,persona que disfruta haciendo que los demás se lo pasen bien,en cualquier momento en cualquiera situación.
Cuando estoy de bajón busco en la lectura de sus comentarios un aliciente de vida,una solución a mis desdenes,un camino para seguir adelante con la fuerza que salen de sus profesionales palabras.Podría haber sido psicólogo porque sus principios pedagógicos embargan todos los sentidos sobre todo el de la sabiduria y la sensatez!
Bueno aquí estoy otra vez, contando mis propias vivencias que es de lo que más se.
Me gusta hablar y escribir y ello me lleva a desahogar mi corazoncito que está lleno de buenos deseos para todos.
Gracias por admitirme a formar parte de este ilustre sitio de opinión.
Sin más deseando que la semana os sea leve me despido con un cordial saludo.
– ¿Qué espero de los alumnos antes de comenzar el curso?
La respuesta, en principio, es sencilla: que respondan con interés al desarrollo de las clases; que guarden los móviles cuando estamos en medio de ella; que entiendan que son mayores de edad y que hace tiempo abandonaron la adolescencia; que no aparezca ese típico “grupito” de alumnos (en masculino) que le es indiferente lo que explico, al tiempo que ríe por lo bajo entre ellos, lo que me molesta profundamente porque me desconcentra…
He de apuntar que tras muchos años en la docencia universitaria creo que las expectativas mías y las de las nuevas generaciones, lógicamente, se modifican, pues no son las mismas que cuando accedí a las aulas de la Universidad, cuando apenas nos diferenciaban unos cuantos años entre ellos y yo, por lo que entonces la autoridad moral (que no la académica) tenía que ganármela en la práctica real.
¿Qué esperamos hoy de la generación actual que vive inserta en una gran crisis económica y moral? ¿Cuáles son los referentes que predominan entre los chicos y chicas jóvenes? ¿De dónde proceden o adquieren esos valores con los que penetran en las aulas? ¿Somos capaces de contar con ellos antes del comienzo de las clases?
En el nuevo mundo digital y globalizado, los medios de comunicación y consumo, las redes sociales y la publicidad se han convertido en unos potentes instrumentos de transmisión de modelos de conducta que actúan al margen de aquellos dos pilares que habían sido la familia y la escuela. Y esto, pese a que no nos guste, tienen una poderosa influencia en sus modos de entender la vida.
Sobre este punto, quisiera aportar algunas reflexiones que expuse en un reciente artículo de cómo las empresas comerciales -vía publicidad- transmiten unos valores interesados (o si se prefiere, contravalores) que tienen gran peso en ellos.
El artículo lo titulé “La vida es una fiesta”. Del mismo os indico el enlace, por si tenéis curiosidad en leerlo.
http://www.montilladigital.com/2016/04/aureliano-sainz-la-vida-es-una-fiesta.html
Para cerrar, quisiera manifestar que lo que en el mismo yo apuntaba se completó, posteriormente, con aportaciones de otros comentaristas que nos hacían ver el cinismo moral al que conduce esta sociedad de la banalidad consumista.
Querido Aureliano:
Claro que varían los tiempo, que varían los alumnos y los grupos.
Por eso el diálogo tiene que mantenerse con cada grupo, que es irrepetible.
A mí me gusta dar más peso a los deseos, a las opiniones y a las decisiones de los alumnos y alumnas. Hay quien pone en tela de juicio la capacidad de los alumnos y alumnas para participar en la elaboración de contenidos, metodologías, evaluaciones… Los propios alumnos y alumnas se resisten a veces a sentirse tan importantes. Yo creo que son adultos y que son muy capaces de hacerlo bien.
Recuerdo las bromas que provoqué un año al decirles que no tenían SOLO que leer lo que otros habrían escrito sobre la disciplina sino que ellos iban a escribir un libro. Cuando vieron sus nombres impresos en los diferentes capítulos que editó el Servicio de Publicaciones de la Universidad, se sintieron orgullosos y satisfechos.
Me ayudó mucho a poner en práctica estas estrategias el haber conocido personalmente a Carl Rogers.
He leído tu artículo. Excelente.
Un abrazo.
MAS
Querida Loly:
Siempre tenemos ALGO interesante que compartir. Recuerda aquel hermoso pensamiento: nadie es tan pobre que no tenga nada que dar y nadie tan rico que no tenga nada que recibir.
La experiencia propia es lo que más se agradece porque nadie más que la interesada puede aportaría..
Me alegra saber que algunas veces te acercas al blog para reconfortarte. NO hay mayor motivo de gratitud,
Un beso.
MAS
Mi estimado profesor, permita me decirle que usted nos defraudaría si un sábado no aparece un nota de opinión, la espero con ansias eso me ayuda a replantearme todos los lunes ¿qué vas a hacer hoy por cada uno de esos chicos que se sientan frente a mi?.
Espero no defraudarlo yo como alumna a través de estas lecturas virtuales, reflexionando y compartiéndolas con los colegas.
Un abrazo a la distancia, desde Tucumán- Argentina.
Querida Stella:
Procuraré no faltar a mi cita, como he venido haciendo desde marzo del año 2014. Otra cosa es que te defraude el contenido o el estilo.
Tú no me defraudas al acudir a la cita y, menos aún, con tus comentarios, que siempre son enriquecedores.
Besos desde España.
MAS
Interesante post.
Me ha abierto muchas posibilidades de acción respecto al diálogo
Creo que es necesaria una mayor participación del alumnado en sus procesos de aprendizaje.
Tienen que decir muchas cosas respecto a todos los aspectos del curriculum: planificación, contenidos, metodología, evaluación, normas, ritmos, tiempos…
Gracias, profesor.
El diálogo entre profesores y alumnos resulta imprescindible. Me parece un estupendo ejemplo el que se nos brinda en este artículo.
La estrategia puede ser esa o puede ser otra. El caso es que es necesario que el diálogo fluya sin cortapisas.
Ya sé que todo está mediatizado por el poder del profesor y por su condición de evaluador. Hay que salvar esos escollos.
Los alumnos tienen que ser más valientes y los profesores tenemos que ser más humildes.
Saludos.
El clima del diálogo tiene que generarlo el docente, a mi juicio.
Los alumnos tienen una experiencia larga de sumisión y de acatamiento. LO que diga el profesor es lo que hay que hacer. Porque él sabe. Y porque él pone la nota.
Pero sería muy importante que los alumnos rompiesen esa barrera de silencio, de aguante y de sumisión.
Para ello tienen que estar unidos. Uno solo no puede imponer un clima de negociación.
Gracias a todos los lectores y comentaristas. Y, por supuesto, al autor del blog.
Saludops dominicales.
Estimadas Encarnita y Magdalena:
Siempre hay caminos para garantizar la libertad. Se puede pedir opinión de forma anónima para que no haya problemas de identificación de quien emite opiniones críticas. Peor, lo más importante es que el lima sea abierto y que el profesor tenga la suficiente capacidad de encaje para escuchar opiniones críticas, incluso las menos fundamentadas.
Mucho va a depender de cuál es la actitud del profesor: si es de cercanía o de lejana, si es de afecto o de indiferencia, si es de compromiso o de dejadez, si es de humildad o de prepotencia, si es de autocrítica o de
dureza…
Creo que el diálogo es imprescindible.Por eso es preciso generar las condiciones para que tenga lugar de forma fluida, auténtica y enriquecedora.
Todos saldremos beneficiados.
Un abrazo.
MAS
Buenos días a todos y a todas y, por supuesto, a nuestro anfitrión.
Estoy muy de acuerdo con Encarnita Álvarez cuando emplea los adjetivos valientes y humildes para alumnos y profesores. Yo los dos adjetivos, se los destinaría a ambos, pues recordemos que a veces, sobre todo en este clima de auténtico diálogo, (que podemos también pensar como negociación, llegar a acuerdos), los papeles se intercambian. Todo lo aprendemos y enseñamos entre todos. (Creo que debería ser considerada la máxima de este blog en concreto).
Creo, también, que aunque esto sea así, no hace falta ser muy despierto para darse cuenta de que no todos sabemos lo mismo en todos los temas, no todos sabemos de la misma manera, unos pueden enseñar más y otros debemos aprender más. Todos aportamos, lo cual no significa que nuestras aportaciones sean del mismo tipo; me explico mejor; como personas todos somos igual de importantes y valiosas, pero creo que quien tiene más autoridad en el campo que sea, sus aportaciones tienen también esa autoridad, algo que no le fue dado en una tómbola, que ha sido ganado y regalado por los demás; nosotros y nosotras somos los que lo consideramos valioso.
Los tímidos tenemos un problema: la timidez. No participas, no preguntas, no hablas, no saludas, no cuentas,…, no por egoísmo, no por ser callado, no por escuchar a lo que viene de fuera; sólo por timidez. Cuando uno quiere vencerla, debe armarse de valor, respirar hondo y despacio para bajar pulsaciones y que la sangre deje de concentrarse en tu cabeza y se vaya al resto del cuerpo, dejando así espacio para que las ideas fluyan de forma natural y pausada. Dado que hay una vida interior rica, pues se habla más uno consigo mismo que con las demás persona, surgen muchas preguntas que se quedan ahí, en el interior, sin respuesta a no ser la que uno mismo se responda. Muchas de esas preguntas son auténticas tonterías y otras puede que no; no lo sabemos hasta que son formuladas y contestadas; lo mismo le pasa a todo investigador; he leído cómo perseveran en sus búsquedas y se equivocan cientos de veces, pero aprenden cientos de formas de no hacer para encontrar lo que buscan; y siguen buscando, haciéndose preguntas cada vez más complejas esperando encontrar respuestas satisfactorias.
Todo este contexto que pretendo conformar viene a que pueda que una de mis preguntas formuladas a un amigo, al que aprecio enormemente, pueda haberle disgustado, pueda sentirse defraudado conmigo. Hay preguntas que, sin uno pretenderlo, o por ingenuidad o mera ignorancia y torpeza, puedan resultar ofensivas. (En mi anterior trabajo, digamos que trabajaba fuera de los ojos del patrón, y había trabajos que sumaban puntos (valor, dinero), otros nada (cero), y otros restaban de lo ya sumado (como los exámenes tipo test). Al acabar el día (puede que uno de esos de mucho trabajo, pero que no llenaba el bolsillo y no aparecía en el ordenador de cuentas) recibía una llamada preguntándome qué había hecho. Yo, que padecía un sistema injusto de valoración, pero que asumía, recibía aquella llamada como el colmo del día, me causaba indignación por un lado, y por el otro asombro, que después de 14 ó 15 años no conocieran mi forma de trabajar, no me conocieran, no pensasen en que si el bolsillo estaba vacío, no sería por vago; deberían conocer mejor el trabajo; estoy a favor de la existencia de control, lo exijo, pues yo veo que no tengo nada que ocultar, pero también veo los que sí lo tienen, y eso fastidia un montón).
Estamos en tiempos de que una pregunta quede sin respuesta concreta: ¿por quién pondrías la mano en el fuego? Ya nadie pone la mano en el fuego por nadie. Hemos perdido la confianza en todo el mundo. Pues yo sí pondría la mano en el fuego por mucha gente. Si me quemo, pues me quemo y aprendo, pero no voy a ir con la desconfianza por bandera antes de nada. Tampoco quiero ir de ingenuo por la vida. Pero prefiero pecar de ingenuo que de desconfiado. Como decía cada vez que se dirigían a todos los trabajadores o a mí por un tema, tenía que preguntar si necesitaba un abogado, pues parece que era yo el que tenía que justificar mi inocencia partiendo de una culpabilidad. Yo pongo la mano en el fuego por mi amigo, pues me tiene ganado con creces, y le pido perdón si alguna de mis preguntas puedan resultarle meras ocurrencias, por no decir insultos. La pregunta no pretendía poner en duda su integridad u honestidad, más bien estábamos hablando de algo que para mí, era síntoma de gran inteligencia, de habilidad, de motivación hacia los objetivos buscados, de matar la monotonía y el aburrimiento (La manzana que quería ser estrella). A mi amigo le gustan mucho las manzanas, le da igual el color, verdes, rojas, amarillas, todas le gustan no por el color de su piel, sino por su interior, por sus propiedades, por sus feromonas, por la estrella de su interior. Mis disculpas y mi admiración incondicional. Puede que sea un testarudo cabezón, que seguro que sí. Sin pretender ser lo que no soy, ¿hay algún científico que no lo sea, que no persevere, que se rinda ante el primer fracaso?¿Hay algún científico que no trate de caminar por donde no hay camino, o el camino no esté muy trillado? ¿Qué espera aportar, más de lo mismo?
Un fuerte abrazo para todos y todas desde el Finisterre romano (Coruña, Galicia, España) para el resto del mundo, estéis en donde quiera que estéis, os deseo muchas cosas positivas y muchos deseos de seguir luchando por un mundo más justo con él y todos los seres vivos que lo componen, en definitiva, por un mundo mejor y más habitable que cuando lo hemos recibido.
Cda vez ess menos cierto que el profesor solo es el que enseña y que el alumno solo tiene que aprender. El profesor puede aprender y el alumno pude enseñar.
Me ha parecido estupendo ese modo de empezar una asignatura en el que todos expresan sus deseos y sus temores.
Es la mejor forma de poder organizara después una experiencia significativa de aprendizaje.
Hay muchos mitos y errores arraigados en la prácticas.El diálogo sincero y valiente es la mejor forma de combatirlos.
Yo creo que ese diálogo del que se habla ene artículo debe seguir durante toda la experiencias.
Ese diálogo que no se encauza, se desaprovecha.
Saludos.
Estimado José Antonio:
He pensado mucho en los tímidos. En quienes tienen mucho que aportar y no se atreven a hacerlo. O en los que no son capaces de preguntar lo que no entienden.
Pensando en ello, algunas veces, en pleno debate, yo decía:
– Quienes hemos hablado hasta ahora (yo incluido) no vamos a hablar en apelante.
De esa forma había alumnos que se veían impulsado a intervenir. Digo esto porque algunos acaparan el diálogo y no dejan hablar a otros.
Aunque yo insistía en el derecho a solicitar la palabra, a levantar la voz cuando otros la acaparasen, creía importante facilitárselo con esa medida que limitaba el tiempo de los más parlanchines (entre los que yo me encontraba).
Saludos.
MAS
Palabras escritas por un dios gallego.(para el que tenga tiempo). Por cierto, que ya llovió, y más aquí.
Pocas veces en la historia reciente se lanzaron tantos reproches desde la Administración sobre el alumnado como en la actualidad. Este colectivo es presentado como el único responsable de los déficits del sistema educativo y, de rebote, sus familias, por no ser mucho más exigentes.
Recordemos que, en las mismas fechas en las que se hace público el Documento de Bases para una Ley de Calidad de la Educación, se estaba produciendo otro debate sobre la “cultura del botellón”. Los chicos y chicas estaban siendo presentados como proclives a toda clase de desmadres en su vida cotidiana: aficionados a emborracharse y a drogarse. Tampoco en el debate de esta problemática se ofrecían datos; más bien, sobre la base de comportamientos aislados, pero muy magnificados, se hacían toda clase de generalizaciones. Una vez más, lo que hacía un pequeño sector de la juventud venía a ser imputado al resto, equiparando con gran exageración juventud a gamberrismo, alcoholismo y drogadicción.
La palabra más frecuente en el Documento de Bases es “esfuerzo” (“cultura del esfuerzo”), escrita hasta 22 veces y siempre referida a una característica que deben poseer los alumnos y las alumnas. Por el contrario, nunca se discute ni propone cómo motivarlos. No se analizan los porqués del desinterés de muchas alumnas y alumnos, ni se sugieren alternativas motivadoras para estimular el esfuerzo del alumnado.
Insistir machaconamente en la “cultura del esfuerzo” puede llevarnos a proponer sólo metodologías didácticas autoritarias basadas en “la letra con sangre entra”; es también una manera de desvalorizar las pedagogías activas, más respetuosas con la idiosincrasia de los chicos y chicas.
Tengamos presente que si la culpa del fracaso escolar es que el alumnado no se esfuerza, no hay manera de someter a análisis crítico los comportamientos del profesorado, su grado de profesionalidad y la calidad de las metodologías y recursos empleados. Nunca podremos saber si la culpa la tiene el alumnado debido a que no se esfuerza o el profesorado porque no sabe cómo proponer tareas interesantes y apropiadas.
El esfuerzo precisa de una motivación previa. Aprender nunca debe equipararse a sufrimiento, a infelicidad, sino que tiene una clara relación con el valor de lo que se nos propone como tarea, con alcanzar a ver su utilidad y relevancia.
…debajo de las situaciones de conflictividad existentes en algunos centros de enseñanza, es fácil que nos encontremos algunas de las situaciones siguientes:
* Formas de gobierno y de relación antidemocráticas.
* Contenidos culturales poco respetuosos con las culturas del alumnado allí presente.
* Informaciones presentadas de manera nada significativa para ese alumnado.
* Recursos didácticos nada motivadores e incluso carentes de la debida actualización.
* Tareas escolares inapropiadas.
* Normas de disciplina muy autoritarias.
* Falta de respeto por parte del profesorado a estudiantes con problemas de aprendizaje y/o pertenecientes a minorías étnicas sin poder.
* Profesorado sin la debida preparación para afrontar situaciones conflictivas, etc.
En la ley se habla de itinerarios, pero no se informa de las consecuencias de los diferentes itinerarios el día de mañana. Incluso se oculta que detrás de esas opciones se esconde una forma de agrupación del alumnado por niveles de rendimiento.
En los países en los que existieron o existen este tipo de modalidades de clasificación del alumnado (recordemos, por ejemplo, la LGE del 70 en España), siempre acaba por darse un distribución del alumnado en los distintos itinerarios conforme a dimensiones como la clase social, el género, la etnia o raza. Los alumnos y alumnos de los grupos sociales más cultos y ricos acaban por ubicarse en el itinerario científico.
Como consecuencia de este tipo de itinerarios, podemos afirmar que es esta una etapa educativa en la que se refuerza el racismo, el clasismo y, en general, la segregación del alumnado al separarlo en esos seis itinerarios.
Contemplar el fracaso escolar también obliga a prestar atención a las metodologías y recursos didácticos utilizados por el profesorado, así como a los contenidos con lo que se trabaja en las aulas. No olvidemos que las clases magistrales o las dominadas por los libros de texto no permiten adecuarse a la diversidad de ritmos de aprendizaje, tipos de inteligencia, ni a los conocimientos y experiencias previas del alumnado.
Dialogar con los alumnos es un deber para el profesorado. Se acabaron los tiempos del ordeno y mando.
Hay quien entiende la relación docente-discente de una manera excesivamente asimétrica.
Si uno piensa por todos, los demás no piensan. Si uno decide por todos, los demás no deciden.
Creo que mientras más participación tengan los alumnos, mejor.
Buen domingo.
Las sociedades neoliberales que promueven las ideologías conservadoras se rigen por las leyes del mercado basadas en la oferta y la demanda. Pero en la Ley de Calidad se obliga al alumnado a “elegir” itinerarios sin prepararlo antes, sin darle todas las claves para hacer elecciones libres e informadas y, por lo tanto, sin la madurez necesaria para tomar decisiones que afecten a su vida laboral futura.
No por disfrazar el lenguaje transformamos la realidad.
Uno de los efectos más perversos de los controles externos y, por lo tanto, también de las reválidas es que tienden a destruir los proyectos educativos que tienen que construir los distintos centros y acaban convirtiendo los dos años de bachillerato en una mera “preparación para pasar la reválida”.
El éxito de estas políticas conservadoras dependerá de cómo logren convencer a la población de que esas medidas “técnicas” no tienen nada que ver con ideologías y valores, con fomentar más un determinado tipo de conocimientos, procedimientos, actitudes y valores en vez de otros.
Aplaudo el planteamiento que se se hace en el artículo. Ese clima de diálogo genera las condiciones necesarias para que haya un proceso interesante de aprendizaje.
No basta hacer una buena selección de contenidos. Hace falta una disposición emocional positiva hacia el aprendizaje.
No creo que sea una pérdida de tiempo dedicar esa primera o primeras jornadas al diálogo y a la negociación.
Gracias a todos lo comentaristas.
Gracias al autor
Como el rendimiento de estos grupos va a ser menor en tales tests, se verán forzados a acudir a escuelas públicas, con lo cual se contribuirá a propagar un falso implícito: que el profesorado de la enseñanza pública es de peor calidad que el de la privada.
• B) No se define con claridad la finalidad del sistema educativo, en especial en sus etapas obligatorias. Por consiguiente, existe el riesgo de que se lleguen a olvidar cuatro grandes metas que guiaron la lucha por la obligatoriedad de la educación:
1- Hacer realidad la igualdad de oportunidades.
2- Asegurar una ciudadanía solidaria y democrática mediante una educación antirracista, antisexista, anticlasista y no homofóbica.
3- Construir una sociedad más humana, sirviéndose para ello de una educación que preste especial atención a los valores.
4- Capacitar a la ciudadanía de la sociedad informacional mediante la filosofía educativa contenida en la fórmula: aprender a aprender.
Así, por ejemplo,¿cuándo podemos hablar de “un clima escolar ordenado, afectuoso pero exigente? ¿en qué consiste?. El Ministerio no debe ignorar que para combatir las diferencias sociales que, en la mayoría de los casos, equivalen a desigualdades sociales, además de garantizar a las nuevas generaciones el acceso a centros escolares de calidad y con recursos suficientes, es preciso llevar a cabo intervenciones en todos aquellos ámbitos que contribuyen a generar esas desigualdades: en el mercado laboral, en el acceso a la vivienda, en la sanidad, en las prestaciones a las personas jubiladas; es imprescindible garantizar barrios y pueblos con las suficientes condiciones y dotaciones que permitan llevar una vida digna a sus habitantes.
Tengamos presente que la actual carrera docente se caracteriza por expulsar a las mejores profesoras y profesores del nivel en el que se encuentran, ya que sólo pueden ver incrementado su salario y prestigio opositando a una etapa del sistema educativo superior a aquella en la que se encuentran. No hay ningún estímulo administrativo para retener al profesorado en la etapa que más le gusta y en la que va acumulando mayor experiencia y conocimientos. Se olvidó ya una tradicional y muy necesaria reivindicación del cuerpo único de enseñantes, lo cual no impide una línea de incentivos para asegurar una mayor calidad en el trabajo en los centros. Debería ser posible alcanzar el máximo nivel de la carrera administrativa con independencia de la etapa educativa en la que se trabaje.
Otra significativa ausencia del Proyecto de Ley es el mundo de la Escuela Rural. No hay ni una sola línea que contemple su especificidad, ni en cuanto a modos de organización, ni a la forma de ayudar y motivar a su profesorado.
Éste tipo de medidas tiene su traslación a los sistemas educativos bajo eslóganes o filosofías como la “cultura del esfuerzo”. Al igual que las medidas de “tolerancia cero” tratan de aplicar exclusivamente la represión policial y el internamiento en prisiones de los colectivos sociales más desfavorecidos, con el consiguiente efecto de criminalizar la pobreza, ahora en educación también se culpa únicamente al alumnado, sin llegar a cuestionar las dimensiones estructurales que explican la falta de motivación de un sector importante de este colectivo. Podemos decir que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte opta también por la “tolerancia cero” para marginar y segregar a los alumnos y alumnas pertenecientes a los grupos sociales más desfavorecidos.
Querido Miguel Ángel:
Pareciera que por el escrito anterior yo tuviera escaso interés en debatir con el alumnado elementos del desarrollo de la materia que voy a impartir y ellos a recibir. En absoluto; sucede que en el caso del ámbito en el que me muevo aparece con unas peculiaridades específicas.
De entrada, quisiera apuntar que la Educación Artística está en el furgón de cola del currículum educativo de nuestro país. Este es un mal endémico al que no le encuentro solución, a menos que hubiera una “revolución pedagógica”; algo que no es de esperar, puesto que en los tiempos actuales nos encontramos, en el mejor de lo casos, con una situación de resistencia para que no haya un mayor retroceso de la educación pública (hay gente que únicamente le interesa la enseñanza privada a la que mandará su prole para que aprenda de modo separado y no contaminados por los “de abajo”).
Apunto que, difusamente, los estudiantes que comienzan las asignaturas que imparto creen que realizarán algo así como “manualidades”, en las que se olvidarán de aquellas materias de contenidos teóricos que sobreabundan en los grados de Magisterio.
Cuando les explico el programa real que llevaremos a cabo, se sorprenden de que estudiarán la evolución gráfica del niño, en la que no solo se conocerán los aspectos plásticos o artísticos sino que trataremos los de tipo cognitivo, emocional y pedagógico. Empiezan, entonces, a sentirse un poco descolocados, pues sobre el pensamiento visual lo desconocen todo. En algunos casos, han escuchado en Psicología el nombre de Howard Gardner y sus estudios acerca de las inteligencias múltiples, pero muy por encima; también algo de Daniel Goleman y sus trabajos sobre la inteligencia emocional. Pero, tal como apunto, sin una clara comprensión en los desarrollos de los escolares.
Todo este debate les empieza a resultar un tanto sorprendente, ya que, como digo, lo que esperan es que en Educación Plástica y Visual se realicen algunas actividades que no les resulten muy complicadas y disfruten realizándolas.
Dado que soy consciente del vacío formativo con el que llegan, a medida que avanzamos en la presentación, les pregunto individualmente qué recuerdan de lo que aprendieron de Educación Plástica en su paso por Infantil y Primaria.
Ante esa pregunta se abre un enorme silencio, pues una gran parte de ellos no recuerda nada o casi nada. Otros se remiten a algunas actividades que realizaron cuando se acercaban las Navidades o el Día de Andalucía.
Hay casos verdaderamente jocosos, como el que nos contaba este año Carlos, un alumno bastante simpático, que nos describía que sus recuerdos se centraban en aquella vez en que la profesora les invitó a realizar unas especies de maracas con un cilindro de cartón, de los que sirven como envoltorios de cierta marca de patatas fritas, a llenarlo de garbanzos y, tras cerrarlo, le pinchaban, alrededor y por el exterior, unas especies de chinchetas y creaban esas maracas para montar unas bandas que hacían mucho ruido. (Risas en toda la clase).
Otra alumna apunta que sus recuerdos iban hacia la papiroflexia, de modo que evocaba la mesa llena de pajaritas, barquitos, aviones…
¿Deprimirme? ¿Echarme a llorar…? Tras cuarenta años de trabajo formando maestros y maestras ver que eso que describían los alumnos era la Educación Artística para una parte significativa de centros de este país no deja de ser un panorama verdaderamente desolador.
“Bueno, con lo que me habéis apuntado podemos comprobar que en el país de Velázquez, Goya, Picasso, Dalí, etc., la Educación Plástica y Visual es verdaderamente penosa.
De ello soy consciente, por lo que comenzaremos con un trabajo práctico que no os ofrezca dificultades, para que seáis conscientes de que vuestras capacidades creativas existen, pues es necesario una base de confianza, autoestima y placer en el trabajo para que salgan buenos resultados. Ya sé que la mayor parte de vosotros tenéis grabado en la mente eso de que ‘el dibujo no se me da’, pero contad con mi ayuda, que para eso estoy aquí como profesor”.
Es el eterno comienzo de unas materias que, en este país, con escaso interés hacia las manifestaciones artísticas, no me queda más remedio que afrontar.
A lo largo del curso, los debates con ellos son constantes, especialmente en el significado del desarrollo emocional de niños y niñas a través de los dibujos de los distintos temas que abordamos.
Así, cuando al finalizar el curso me entregan, entre las actividades que realizamos, el trabajo de investigación con el dibujo de los escolares y realizan una valoración del mismo, apuntan lo laborioso que ha sido, que ha merecido la pena el esfuerzo empleado, que han disfrutado mucho cuando en las aulas se sintieron maestros y maestras que llevaban adelante un trabajo real con los niños y niñas… pero, especialmente, manifiestan que no se imaginaban la riqueza que contiene el dibujo infantil.
En algunos casos, me piden, con dos años de antelación, que los tenga en cuenta para tutelarles en el Trabajo Fin de Grado que deben realizar al finalizar la carrera.
Para ir cerrando, Miguel Ángel, si te mando estas anotaciones es con el fin de aclarar que el primer escrito lo orienté teniendo en consideración ideas previas que tengo consolidadas. Así, en este indico que debo partir de “abajo” y no presuponer unos conocimientos y una formación que el alumnado no posee, aunque por sus edades y por ser la Universidad ya deberían tenerlos.
Como verás, amigo Miguel Ángel, me muevo entre la dura realidad y la utopía educativa. Y dentro de esta, a lo largo de los años he confirmado que el dibujo libre es un lenguaje con un potente valor comunicativo, apenas conocido y, por tanto, poco trabajado.
Esta es una de las razones conceptuales que me anima a continuar investigando: haber descubierto una especie de mina de diamantes que es necesario excavar con la ayuda de alumnos y alumnas que han comprendido la riqueza potencial de esos minerales que se extraen de la misma.
(Posdata para José Antonio Romero: En el anterior artículo me preguntabas por las fechas del congreso de Vancouver. Lo cierto es que será en julio, fecha cercana en la que tenemos todavía exámenes y tribunales de Trabajos Fin de Grado en la Universidad, por lo que mi participación tiene que ser on-line, es decir, debo grabarla en vídeo para que pueda verse en formato YouTube.
La verdad es que me gustaría mucho acudir presencialmente a esta ciudad canadiense, de la que tengo muchas referencias. Espero que este pequeño sueño se cumpla pronto.)
Bien maestros y maestras. Las y los que hasta aquí habéis llegado estaréis conmigo que el pedagogo gallego es denso, pero está lleno de argumentos.
Y ahora tenemos cómo nos pinta el futuro y a nuestros alumnas y alumnos. ¿Qué estamos haciendo? ¿Qué pensamos hacer o seguir haciendo? ¿Somos técnicos y técnicas administradores desideologizados o somos profesionales? ¿Vamos a cumplir con lo establecido o vamos a tratar de buscar una mayor justicia escolar y social?
Seguro que MA se llevaría un gran alegrón, si alguno o alguna de los lectores del blog tratase de llevar a su práctica las sugerencias que él nos proporciona cada semana. Eso si no lo estaba haciendo ya. Casi nunca leo, hombre, no sólo estoy de acuerdo en lo que dices, sino que ya lo estoy tratando de llevar a cabo. ¿Cuántos y cuántas tenéis el libro de texto con todos sus ejercicios, como base de vuestro quehacer en el aula? Si no es el libro de texto, algo parecido que provoque una forma similar de trabajar y de aprender en aula. No es una riña. Es una invitación a reflexionar sobre las prácticas que tanto valoramos frente a las teorías o buenas frases.
Decía Xurxo que si algo va a caracterizar el futuro, es la incertidumbre. A todos nos gusta tener las ideas claras. Más claro que el libro, no hay nada. Si con nosotros creemos que funcionó, ¿por qué no va a funcionar ahora?, al fin y al cabo, un niño o una niña siempre serán eso. Además, si es un mandato de la ley, y la escuela, si por algo se caracteriza, es por enseñar a ser respetuoso y cumplidor con las normas que nos hemos dado para poder llevar la vida democrática que tenemos ahora. Nada hay más grande que la democracia. Si el pueblo da su apoyo a una mayoría absoluta en las cortes, esa mayoría está legitimada para hacer las leyes que considere oportunas. Lo demás, es desacato a lo democrático, es como un pequeño golpe de estado individual.
Como dice Quintiliano, tengan un buen día. Por cierto; gran pedagogo este Quintiliano, precursor de muchas ideas de hoy en día.
(Gracias Aureliano. A ver si me llaga tu libro esta semana y ya te contaré. También he leído tu blog sobre juventud y publicidad, gran rival de los y las educadoras).
Palabras de Miguel Ángel. Sólo para quien tenga tiempo y ganas, por ese orden.
Considero fundamental el diálogo entre el profesor y sus alumnos. No tiene sentido empezar a correr sin saber hacia dónde. Lo he repetido muchas veces: no hay nada más estúpido que lanzarse con la mayor eficacia en la dirección equivocada.
En mi escrito les decía que me defraudaría si:
– Se entregasen a la ley del mínimo esfuerzo.
– No se atreviesen a hacer preguntas.
– Estuviesen pasivos en el aula.
– Se limitasen a conseguir un aprobado raspadito.
– Fuesen competitivos unos con otros.
– No mostrasen interés por aprender.
– No se ayudasen unos a otros.
– Carecieran de iniciativa.
– Se mostrasen conformista.
Nada hay más práctico que una teoría. Porque la teoría es el camino que nos conduce a una determinada forma de entender la acción. E l problema reside en que no necesariamente la teoría lleva a la acción coherente. Sea porque la teoría es poco consistente, porque la voluntad es débil o porque existan impedimentos externos que dificulten llevarla a la práctica.
Cuando les oigo decir a algunos docentes: “déjame de teorías” pienso que están menospreciando una fuente poderosa de acción.
La clave está en saber pasar de la teoría a la práctica y, a su vez, en saber formular las teorías que se derivan de una forma determinada de hacer las cosas. Una cosa es predicar y otra dar trigo, dice un refrán español.
Se nos achaca a los profesores universitarios la despectiva condición de teóricos, como si nosotros no tuviéramos clases, como si no tuviésemos práctica. Se piensa que los profesores de otros niveles carecen de teorías sobre la enseñanza. No es así.
Hace falta que la práctica nos ayude a pensar y a reflexionar. Y, a su vez, que las teorías iluminen y dirijan a buen puerto las prácticas.
Mis palabras.
Leído todo lo anterior, me gustaría proponer a los que seguimos a Miguel Ángel, que fuésemos activos y preguntones, pedichones “egoístas” con ánimo de aprender lo que creemos que nos hace falta y no tenemos claro. Pedir ayuda a quien puede ofrecérnosla. Yo no estoy en ninguna aula, colegio o escuela rural. Aquí estaremos muchos componentes del sistema educativo: estudiantes,madres o padres, ciudadanos o ciudadanas, profesionales en distintos ámbitos educativos, todos sumamos y todos tenemos dudas. Pidámosle, y a la vez le ayudamos en sus decisiones sobre lo que nos interesa, a Miguel Ángel temas o cuestiones del quehacer diario para que nos enseñe en sus artículos. Será más apetecible para todos.
Me gustaría decir que concibo la educación, la escuela, como un deporte de equipo. No importa que uno marque 4 goles si el equipo pierde. Todos pierden. La calidad del equipo debía ser la del peor de sus componentes. Los éxitos y los fracasos, en equipo, se digieren mejor.
Un gran abrazo para todas y todos desde A Coruña (Galicia, España, Europa, Tierra).
Estimado José Antonio:
Tú necesitas comentaristas con dedicación exclusiva.
Da gusto ver tanta producción, tanta efervescencia y tanta pasión.
Solamente unas ideas sobre uno de los cientos de temas que planteas en tus escritos, los libros de texto:
– Creo que han sido y siguen siendo una lacra tremenda para la enseñanza.
No solo para los profesores. También para los padres y madres que entienden que solo el libro de texto les garantiza que se hacen bien las osas. Para muchos padres y madres el profesor que sigue con fidelidad el libro de texto va por buen camino.
– Los libros de texto no están adaptados a muchos contextos (presenta familias urbanas, escuelas urbanas y no rurales, muestran imágenes y utilizan lenguajes hegemónicos…
– En segundo lugar, el contenido de los libros de texto es el mismo para todo el Estado, uniformiza, homogeneiza el pensamiento. Como muchas editoriales pertenecen a órdenes religiosas (Edslvices, SM, Bruño…) ofrecen una cosmovisión coherente con sus idearios.
– El gran negocio de las editoriales de libros de texto dificulta su desaparición. Ahora hay varios libros por asignatura, libros para vacaciones, libro del profesor y del alumno, libros que tienen una caducidad rápida…
Un cordial saludo y feliz semana.
MAS
Perdón, se me olvidaba. Quiero hacer una petición.
Sé que todas las semanas estamos con el tema. Pero me gustaría que, de nuevo, tratase el tema Teoría – Práctica, Práctica – Teoría. Creo que todavía hay mucho de lo siguiente que tú dices:
Cuando les oigo decir a algunos docentes: “déjame de teorías” pienso que están menospreciando una fuente poderosa de acción.
Se nos achaca a los profesores universitarios la despectiva condición de teóricos, como si nosotros no tuviéramos clases, como si no tuviésemos práctica. Se piensa que los profesores de otros niveles carecen de teorías sobre la enseñanza. No es así.
Gracias a todas y todos y, en especial, a Miguel Ángel.
Estimado José Antonio:
Estimado José Antonio:
Me parece muy bien que haya sugerencias sobre temas que se pueden bordar en el blog.
Desde luego, le educación y la actualidad son una fuente infinita de interrogantes.
Ya he redactado el artículo del sábado próximo porque de alguna manera está anunciado al final del artículo del sábado pasado. Es decir, cómo cierro el diálogo suscitado al principio del curso en las últimas sesiones.
El asunto teoría/práctica tiene mucha enjundia. Recojo el guante.
Un abrazo.
MAS
Buenos días,
Un profesor me defraudaría cuando durante ese tiempo dedicado a escucharle tengo la sensación de que podría hacer algo mejor, por ejemplo, leer un libro, sembrar patatas, injertar un árbol, adiestrar a un perro o a un caballo, asistir a alguien que me necesite, etc. Casi siempre me he sentido defraudado en clase. Intentaba prestar atención, y casi siempre obsevaba que lo que me contaba el profesor venía mucho más claro y completo en los libros. Rara vez me sentí sorprendido. En mi última titulación (universitaria, licenciatura de las de antes, de cinco cursos), no asistiría a más de 20 horas de clase, y fue por imperativo legal del docente; y cuando asistía, normalmente estaba en la inopia o leyendo debajo del pupitre.
José Antonio, te voy a poner un sobresaliente, tu trabajo tiene un mérito similar al del deportista. No buscas meta, la meta es el camino. Por cierto, James Joyce, en Ulisses, en el último capítulo, hizo una obra maestra sobre el monólogo interno, es una buena referencia.
Tengan un buen día.
Estimado Quintiliano:
Me parece estupendo tu catálogo de indicadores de la decepción. Cualquiera de ellos resulta contundente. Y sigue un etc. que contendrá otros no menos clasificadores.
No me sorprende el número de horas de clase que despertaron tu interés. Es que esta tarea se las trae.
Nunca me ha gustado que las clases sean obligatorias. Yo siempre he dado libertad a mis alumnos para asistir y siempre me he dicho cuando respondía a quien me preguntaba: ojalá que el que no venga se lo haya perdido.
Saludos.
MAS
Hay profesores que defraudan sin cesar.
Y hay profesores que colman las expectativas de todos los alumnos o d ella mayoría de ellos.
Yo he tenido de los dos. He vivido decepciones en muchos casos y en otros he visto compradas mis expectativas.
¿De cuál he tenido más?
Creo que los positivos, aunque acaso sea fruto esta valoración del mecanismo de la memoria que hace que recordemos mejor lo positivo.
Saludos.
Yo he tenido profesores de los que he disfrutado cada día. Por su inteligencia, su cercanía, su originalidad, su capacidad de trabajo, su capacidad de escucha, su justicia en las evaluaciones…
También he visto buenos y malos alumnos. Algunos con una actitud incomprensible. Alumnos que no solo no querían aprender sino que procuraban que nadie aprendiese nada.
Buen día.
Hola a todas y todos los educadores.
Primera idea que quiero dejar. Ayer escuchaba en la radio el ranking de las universidades españolas. El pueblo puede estar contento. Busco en internet y veo que ya es el cuarto año. Estudiosos hay para analizar los criterios de evaluación/valoración de sus bondades. Yo sólo lo traigo a colación preguntándome el tiempo que esperaremos por el ranking de escuelas, colegios e institutos. Educación obligatoria, responsabilidad de todos, de la tribu. ¿Qué van a aportar a la mejora? ¿Qué van a provocar? El pueblo tiene derecho a saber. El pueblo tiene derecho a escoger. Escuchaba y leía a Xurxo sobre el tema, que decía que no hace falta ningún tipo de gran estudio para saber en dónde están las necesidades, cuáles van a ser los centros de arriba y cuáles los de abajo. (La educación tratada como algo más que se adquiere en un supermercado. Las maestras trabajando condicionadas por un control externo que marca lo valioso).
(“Uno de los efectos más perversos de los controles externos y, por lo tanto, también de las reválidas es que tienden a destruir los proyectos educativos que tienen que construir los distintos centros y acaban convirtiendo los dos años de bachillerato en una mera “preparación para pasar la reválida”).Xurxo.
Segundo. Me agrada la idea de unión entra la izquierda. Espero que no nos defrauden con luchas personalistas, que predominen las ideas sobre las personas, que alguien pueda coger el relevo en cualquier momento y el proyecto no se vea afectado, porque el proyecto somos todos los representados en él. Los que no tienen esas ideas de ponerse del lado del más desfavorecido, sino lo contrario, nadar a favor de corriente, se empiezan a poner nerviosos, ya lo estaban, pero ahora más. Así escuchamos ¡cuidado pueblo, que viene el comunismo, que vienen los rojos! Os quitarán vuestras tierras para dárselas a los vagos, no cobraréis la pensión, adoctrinarán a nuestra infancia y juventud, y todo lo malo que se os ocurra. Un cataclismo, vamos. ¡Hay que joerse! El problema es que muchas personas creen cosas de este tipo, y a base de repetirlo en toda la amplia gama de medios que poseen, pues lo que solemos decir…algo siempre queda.
Tercero, y corto, va dirigido a Aureliano. Estoy a vueltas con su libro que va en su tercera edición; no lo he leído completo ni en orden, pero ya he leído mucho y visto más, porque es un libro de leer, estudiar, consultar, y ver. Aureliano, me siento muy pequeñito ante las obras de tus pequeños y pequeñas colaboradoras. Son auténticas obras de arte y me encantaría saber dibujar como muchos de ellos, a mí, maestro, que quiero serlo de verdad, de Educación Infantil, me vendría muy bien. Yo, que me tengo por una persona bastante creadora, en el dibujo me siento inseguro, posiblemente por falta de confianza de hacerlo sin copiar un modelo, o, simplemente, porque no es lo mío.
Quisiera hacerte una pregunta, lo he buscado en el libro pero no la he encontrado. ¿Cuál es la consigna que se le da al artista a la hora de realizar el dibujo de la familia u otro tema cualquiera? ¿Cómo se le pide? Verás. Antes ya de tener tu libro le pedí a mi hijo pequeño que quería que me hiciese en un folio el dibujo de su familia. Y él me preguntó que cuál, refiriéndose a la corta o la larga. De ahí su concepto de familia. Pero mi duda es que si yo contesto ya estoy condicionando lo que él va a dibujar. Yo le dije que como él quisiera o entendiese. Por cierto, todavía no me ha hecho nada y ardo en ascuas por saber cómo me ve, también al resto.
«El arte infantil. Conocer al niño a través de sus dibujos». No tengo necesidad de vender nada. Pero a todos los que por aquí andáis, si estáis interesados en la creatividad, el desarrollo de la autonomía, el proponer actividades placenteras y libres, el entender la expresión y evolución del niño y niña, el poder localizar problemas afectivos o de desarrollo general y tomar medidas lo antes posible para actuar educativamente, este libro os irá muy bien. Recordemos que se nos dice, se dice que la escuela mata la creatividad. Hagamos que sea al revés, que la busque, potencie y genere aprendizajes significativos. Hagamos que esta parcela tan importante siempre, pero quizás más cuanto más pequeños, tenga un lugar privilegiado junto a los otros lenguajes.(Ahora que no nos escucha nadie, Aureliano. Los dibujos veo que están realizados por masculino y femenino. ¿No te gustaría que en el título pusiese «conocer al niño y a la niña a través de sus dibujos»)
En otro momento hablaré del olor de los libros. Ya me he alargado demás, como siempre.
(Gracias, Quintiliano, voy a ver de qué forma localizo al Ulisses sin gastar un céntimo, pues Aureliano se ha llevado el presupuesto del mes (es broma). Me interesa lo del lenguaje interno). (En cuanto a la nota (asunto que no me gusta nada, sí las valoraciones positivas que a todos nos estimulan), ojalá formases tú parte de los o las cinco que voy a tener en frente en las regionales, cosa que dudo porque no estoy con los debidos, y no sé si pasaré el primer asalto; ahí sí que no estaría demás tu nota; aún con ella no iba a llegar muy lejos, pero la autoestima quedaría muy reforzada).
Un abrazo a todas y todos los que por aquí andáis.
Creo que ese diálogo del que habla el artículo es necesario al comienzo, al medio y al final del proceso.
Esa estrategia que se cuenta es interesante porque canaliza las opiniones de profesor y de alumnos y alumnas.
A veces bloquean el diálogo algunos factores personales como la desconfianza y otras veces son factores organizativos como las prisas por acabar el programa.
Deberíamos salvar el diálogo de todas las asechanzas.
Saludos y gracias.
Buenas tardes Don Miguel Ángel:
Le escribo este comentario para decirle que estoy de acuerdo con su artículo. Soy estudiante del Grado en Pedagogía en la Universidad de Murcia y, durante los tres años que llevo cursándolo, en varias asignaturas, nos han hecho conscientes de que la comunicación entre el profesor y el alumno es muy importante. Creo que saber la realidad en la que está inmerso el alumnado es muy importante para que el profesor sepa, como usted dice, cuál es el camino más indicado a seguir en su práctica docente. La mayoría, por no decir todos, que se dedican a la Educación, son conscientes de que la sociedad está en continuo cambio y que cada vez es más evidente que el Sistema Educativo necesita introducir, en las aulas, medidas que favorezcan la motivación y el interés del alumnado hacia el aprendizaje; el ritmo de vida cada vez es más estresante, las TIC están en el día a día de los alumnos, hay nuevas estructuras familiares, etc.
Una vez dicho esto, ¿me podría contestar a la siguiente pregunta, por favor? ¿Por qué siguen habiendo profesores que no adaptan sus prácticas docentes a las características de sus alumnos? ¿Por falta de vocación?
Porque si es así, es una pena que habiendo muchísimas personas bien formadas y con vocación, el sistema de lugar a estas situaciones que, a largo plazo, hace que la tasa de abandono escolar aumente.
Muchas gracias, un saludo.
Cecilio.
Querido Cecilio:
Me parece muy sensatos tu comentario.
Sabes valorar lo positivo y sabes criticar lo negativo sin acritud.
Es verdad lo que dices. Sin conocer a los alumnos (sus expectativas, sus intereses, sus contextos, sus capacidades, sus actitudes…) no se puede realizar un buen proceso de enseñanza y aprendizaje.
Dice un pedagogo italiano que para enseñar latín a John, más importante que conocer latín es conocer a John.
Y tu pregunta: Las causas de esa actuación deficiente del profesorado tiene diversas causas:
– de una mala o deficiente formación
– de escasas habilidades
– de errores de concepción y planteamiento
– de malas experiencias
– de tener un alumnado pasivo y poco exigente
– de una escasa pasión por la docencia
Estoy de acuerdo en que las malas actuaciones de los docentes tienen consecuencias.
La solución no es fácil:
– habrías que ayudarles (Departamentos, colegas, alumnos…)
– habría que dar más formación docente
– los alumnos podrían exigir más no conformarse con las notas
– tendría que haber evaluaciones encaminadas a la mejora.
Un gran abrazo.
MAS
Estimado M.Angel.
Entender que el centro escolar en el que trabajo muy pocos compañeros intentan fomentar otros valores distintos a los ideales que la sociedad actual (sociedad neoliberal) nos exige y nos demanda, especialmente a los docentes, conlleva un esfuerzo importante. Esto supone ir en contra de la institución, de la mayoría de madres-padres y del sistema en general. Esto es difícil M. Ángel. Ir contra corriente de lo establecido es un reto diario. Y en ocasiones nos enfrentamos a madres, compañeros/as e incluso alumnos/as que no lo entienden. En mi centro solo unos pocos tratamos de fomentar el trabajo en equipo frente al individualismo, la cooperación, la solidaridad frente a la competitividad y somos los raros del centro. Casi todo lo que encontramos en el día a día como Maestros /as son obstáculos. Aunque también haya excepciones.
Por eso pienso que esta ventanita del Adarve es importante para nosotros, para que nos demos cuenta que no estamos solos en esta tarea de la docencia que, siendo tan enriquecedora, a veces se convierte en ardua por la oposición de lo establecido como lo único y válido que existe.
Muchas gracias por no defraudarme como Maestro de Maestros.
Un abrazo desde Ronda.
Juan Francisco Almagro
Estimado Juan Francisco Almagro:
Yo creo que la escuela ha de ser una institución contrahegemónica (como escribí hace unos ´sábados en este blog).
Claro, ir contracorriente es más difícil que dejarse llevar.
Me parece estupendo que eSe pequeño grupo de tu centro esté avanzando con tanto esfuerzo en la buena dirección.
Para vosotros, este pensamiento que no debes olvidar: SOLO A LOS PECES MUERTOS LOS ARRASTRA LA CORRIENTE.
UN GRAN ABRAZO PARA TODOS LOS MIEMBROS DE ESE GRUPO.
MAS
Con mucho gusto, José Antonio, iré respondiendo a las dudas que te vayan surgiendo tras la lectura de “El Arte Infantil”. Las realizaré de manera ordenada para mayor claridad de las mismas.
1. Comienzo a aclararte acerca de la propuesta que se les hace a los escolares sobre la familia. Habrás comprobado que en el libro hablo de dos enfoques: el naturalista, que es el que se les realiza en un contexto “natural”, como es la familia o el colegio; y el clínico, que es el que desarrollan psicólogos y terapeutas en sus consultas.
El enfoque naturalista tiene la ventaja de que niños y niñas no se sienten incómodos, pues los dibujos se suelen realizar en el horario correspondiente a la clase de Plástica, por lo que los conciben como un trabajo más de esta materia. Esto da lugar a que aquellos que han vivido experiencias muy traumáticas realicen las escenas familiares sin dificultades.
Para que lo entendamos, adjunto los enlaces de dos artículos: “De nuevo el suicidio”, que fue realizado en un colegio del centro de Córdoba y en el que dos hermanos, niño y niña, llevaron a cabo; y “Las huellas del suicidio”, dos años después en el mismo centro, para ver cómo María y Pedro (nombres ficticios) habían evolucionado, tras el dramático fallecimiento del padre.
http://www.montilladigital.com/2014/10/de-nuevo-el-suicidio.html
http://www.montilladigital.com/2016/01/aureliano-sainz-las-huellas-del-suicidio.html
2. Ante las distintas preguntas que puedan realizar (“¿Dibujo a mis abuelos?”, “¿Pongo a mi perro?”, etc.), se les invita a que realicen el dibujo como a ellos les resulte más placentero. Se les debe dar total libertad para expresarse y comunicarse visualmente.
3. Dentro del enfoque naturalista, es más sencillo que plasmen los dibujos en la clase, que si se los piden sus padres, ya que allí es habitual la realización de trabajos de esta índole; cuando se los piden en casa, sienten que se hace “para algo”.
4. Si entras en las páginas 231-232 (Etapa del realismo visual), comprobarás que la expresión de “el dibujo no se me da” comienza a ser habitual hacia las edades de 11 o 12 años, es decir, aparece lo que los autores llamamos la “crisis del dibujo”, hecho que tiene un carácter universal. (Sobre esto me podré extender en otra ocasión).
5. Uno de los temas que me preocupan en mis clases es que alumnos y alumnas aprendan a escribir bien, gramatical y literariamente. Sucede que hay algunas compañeras que les indican que “desdoblen” el genérico, sin más consideraciones, lo que les provoca enorme confusión en sus inciertas e imprecisas formas de escribir. Te lo digo porque hay que avanzar sobre un lenguaje integrador en el que un género no quede oculto, pero que debemos llevarlo de modo creativo y natural. (Sobre ello también podría uno extenderse, pero lo dejamos así, por ahora). Por otro lado, una de las “luchas” de los autores con las editoriales suele ser el título de los libros; no todas aceptan con facilidad la propuesta que se les hace.
Cierro, José Antonio, dándote las gracias por tu interés sobre el arte infantil; y a Miguel Ángel por su cordialidad, al permitir que en su blog entremos en temas que son específicos de los que le leemos.
Creo que por parte del alumno es razonable pensar que la nota es lo más importante, es lo que se exige en cualquier prueba de selección, o lo que se nos ha exigido desde que empezamos en el sistema escolar, aprobado, para poder promocionar de curso. Es el algo que los alumnos tenemos asumido. Pero en este artículo he leído algo muy interesante, y es que el profesor se encarga de hacerle ver al alumno que lo importante no es la calificación, sino el aprendizaje, que si tienes una cosa la otra vendrá de la mano. Esto tan simple, hay algunos profesores que no lo tienen claro, ya que para ellos lo importante es ceñirse al currículo y dar en clase hasta la última coma, dejando de lado todo el contexto que rodea a una clase, sus experiencias, los sentimientos de cada alumno, actividades diferentes que también son enriquecedoras. En definitiva creo que si todos los profesores aplicaran este propuesta al comenzar las clases en septiembre los alumnos, la recibirían con las manos abiertas, tendrían la capacidad de ver lo realmente importante en su educación.
Querida Desirée:
Si los profesores quieren el diálogo siempre es posible. El problema es que los profesores no sepan o no quieran hacer este tipo de planteamientos, como si solo ellos pudieran decidir qué es lo mejor.
Tienes razón cuando dices que, para que haya una buena experiencia, en preciso contar con las experiencias y los sentimientos de cada alumno. Solo aprende el que quiere. Y para querer aprender tiene que sentirse escuchado, importante. Para aprender tiene que participar y no ser un elemento pasivo.
Besos.
MAS
Dialogar es fundamental
Los alumnos no siempre están dispuestos porque han tenido experiencias frustrantes. A veces son los profesores quien entienden que cuanto menos se dialogue con los alumnos será mejor.
Habría que mejorar por parte de los dos.
Saludos.
Me parece muy interesante la experiencia que se cuenta. Sería bueno que, con esa u otra fórmula, se repitiese en las clases.
Todos saldrán ganando.
Entre otras ventajas se aprendería a dialogar, que falta nos hace: saber escuchar, saber expresarse, saber aceptar las ideas de otros, saber aportas, saber llegar a acuerdos, saber respetarlos…
Espero con ilusión el artículo próximo que se anuncia al final.
Considero fundamental el diálogo. Y no pienso que sea una pérdida de tiempo.
Han terminado los días del ordeno y mando.
El profesor tiene su papel que no es simétrico con el del alumno. Porque es un profesional y tiene autoridad. Lo que pasa es que ha de utilizar esa autoridad para ayudar a crecer y a mejorar, no para aplastar o imponer.
Cordiales saludos.
Ojalá fueran más frecuentes experiencias como la que nos cuenta MAS de sus clases. Me temo que no son moneda corriente.
Habría que estimular a los profesores y a los alumnos para que establezcan causes de diálogo y participación.
Un abrazo.
Muy buenos días familia.
Llevo uno o dos días sin escribir y ya tengo mono. Esto es un vicio. Recurro a palabras de Miguel Ángel sobre por qué debemos escribir:
¿Por qué insisto tanto en la conveniencia de escribir? Porque, al hacerlo, el pensamiento errático y caótico que muchas veces tenemos sobre la práctica docente tiene que someterse a la disciplina de la escritura. Porque, para escribir, hay que pensar. Tiene que haber una estructura. Unas cosas tienen que ir delante de otras, para pasar de un punto a otro es necesario argumentar y no dar un salto en el vacío.
No, no nos vamos de tema. LA EDUCACIÓN ES EL TEMA. Yo quiero entender este blog como un lugar de encuentro en donde el tema es el TEMA, donde MA nos invita a entrar y leer, aprender, si queremos podemos opinar sobre su propuesta semanal, o sobre lo que nos gusta o preocupa. Miguel Ángel reclama para nosotros diálogo, participación activa, respeto a todas las personas que opinemos, que reflexionemos sobre nuestras prácticas y las teorías que las sustentan. (un poquito para Aureliano, que lo conoce mucho mejor que muchos de nosotros y sabe, como dicen los deportistas por sus compañeros, que como persona es mejor todavía que como profesional, sabiendo lo grande que es como tal).
Un tema que me atrae muchísimo es el tema de la evaluación, por su controversia, complejidad, necesidad, y por que todos estamos constantemente evaluando y siendo evaluados. Sabemos que es uno de los temas de Miguel Ángel y lo ha tratado y trata muchas veces. No deja de estar de actualidad. Hoy mismo he escuchado en la radio que el 40% del alumnado gallego no había ido a clase para no hacer los exámenes de reválida. Habrá que dialogar, digo yo.
Voy a reproducir alguna frase o idea de dos artículos de este blog del año 2012, partes representativas de nuestras ideas y diferencias de posturas. Los artículos son el titulado “La evaluación como tortura” y “Adivinar la nota” del 29-5-12 y 2-6-12 respectivamente.
Dice Miguel Ángel:
Creo que nuestra actitud debe ser sensible hacia el dolor gratuito. Se puede exigir e, incluso, suspender con respeto. Se puede exigir con dureza y suspender con arrogancia. No abogo por la blandura y la falta de exigencia sino por el respeto y por el amor.
Vienen nuestros comentarios y quiero mencionar a Jesús Marcial Grande porque su opinión y en la manera que lo cuenta me ha llegado mucho:
EVALUAR: señalar, valorar, estimar, apreciar… Oficio de jueces, divino poder, instrumento de la verdad y de la mentira, arma peligrosa y delicada…
¡Cuánta angustia al ser examinado y cuanta desazón cuando he de examinar yo!
Hay muchas clases de trucos para aprobar: profesores que “insinúan” lo que caerá, exámenes diseñados “ex profeso” para superarlos(o suspenderlos), dotarse de una buena técnica para realizarlos (relajarse, planificar, priorizar…), ganarse el favor del profesor, un poquito de piscología (preguntarse “¿Qué querría el profesor que yo respondiera?”)…
Nos imponen unos contenidos “oficiales”, unos objetivos “oficiales” y unas pruebas “oficiales”, pero nuestros niños no son “oficiales”, cada uno es de su padre y de su madre y criado en su casa “no oficial”.
Pongo ahora, una opinión contraria, que representa bien una forma generalizada de pensar; por lo menos, yo pienso que , desgraciadamente y, a la vista de los hechos, es mayoritaria:
La evaluación, bien entendida, es constatar que el alumno ha adquirido los objetivos correspondientes, que como es sabido, se miden en términos de capacidades.
Al mismo tiempo, es una rendición de cuentas: el alumno tiene obligación de estudiar, porque sin ese esfuerzo personal, el sistema de enseñanza aprendizaje carece de sentido.
La conquista de metas, por parte del alumno, donde ve recompensado su esfuerzo con una buena calificación (o todo lo contrario).
No se puede aspirar a que el alumno, sin más “sea feliz” en el sistema educativo o que se la califique positivamente por el hecho de asistir. Es una absoluta falacia. El marco institucional en España, las leyes orgánicas (véase la LOE) habla de esfuerzo.
…en pleno siglo XXI, una persona podrá realizarse, tanto a nivel personal como sobre todo profesional, proporcionalmente al esfuerzo, al rendimiento, a la pasión por la tarea que realiza. E inversamente proporcional a una falta de maduración, en todos los sentidos, en una sociedad cada vez más competitiva. En definitiva, no son tiempos de utopías, metalenguaje y de “felicidad” para el alumno, a toda costa. Son tiempos de adquisición de cualificaciones no de paraísos terrenales, que precisamente, son los culpables de que tengamos el peor sistema educativo de toda la OCDE. Salud.
La escuela, la educación no forman parte de Los mundos de Yupi. Tenemos entre nuestras manos el futuro de millones de personas que van a tener que luchar a brazo partido por hacerse un hueco en el mundo. Y el modelo de empleabilidad es cada vez más feroz. No podemos permitirnos el lujo, en pleno siglo XXI de tener un fracaso escolar más propio del siglo XIX, un 35%. Ni que los resultados de las evaluaciones internacionales, tan terriblemente realistas, sitúen a nuestro alumnado entre los peores puestos de la OCDE. Bienvenidos, definitivamente, al realismo. Me encanta hablar de la comprensividad, de los valores transversales, de la autoconstrucción del conocimiento, de la equidad… pero es tiempo de resultados, no de teorías.
En el segundo artículo dice MA:
Ese diálogo arranca con la elaboración y comprensión del proyecto, sigue con la fijación y aplicación de criterios de evaluación y se culmina con la discusión sobre los resultados. Si el alumno participa autoevaluándose generaremos una nuevo campo de encuentros didácticos.
El diálogo sobre la evaluación permitirá encontrar las pistas sobre las dificultades, descubrirá los errores de la enseñanza y abrirá pistas sobre la necesaria motivación.
Comentamos nosotros:
No comprendo el artículo. La evaluación del alumnado está absolutamente enmarcada en la normativa de aplicación correspondiente. Se trata de comprobar, continuamente y utilizando numerosos registros que, en la enseñanza básica, ha alcanzado los objetivos y competencias básicas correspondientes al curso y la etapa.
Quizás, pienso, el error del artículo subyace en creer que en los centros educativos se evalúa al alumnado exclusivamente con controles, exámenes, etc., que como he dicho son prácticas desterradas hace décadas de los colegios.
La otra visión:
Para mí el artículo está clarísimo. Reclama la conveniencia o, mejor, la necesidad de que el alumno sea partícipe de su evaluación y no solo como evaluado. Reclama espacios de reflexión crítica, de diálogo y de decisión.
Pensar que las prescripciones han cambiado todo lo necesario para que esto suceda es, cuando menos, una ingenuidad.
Un poco de humildad y de autocrítica no nos viene mal, sobre todo si lo que pretendemos es mejorar.
Seguro que los docentes hacemos muchísimas cosas bien, pero no somos infalibles, algunos fallos hemos de cometer, al menos, yo fallo más que una “escopeta de feria”.
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo.
Muy buenos días familia.
Llevo uno o dos días sin escribir y ya tengo mono. Esto es un vicio. Recurro a palabras de Miguel Ángel sobre por qué debemos escribir:
¿Por qué insisto tanto en la conveniencia de escribir? Porque, al hacerlo, el pensamiento errático y caótico que muchas veces tenemos sobre la práctica docente tiene que someterse a la disciplina de la escritura. Porque, para escribir, hay que pensar. Tiene que haber una estructura. Unas cosas tienen que ir delante de otras, para pasar de un punto a otro es necesario argumentar y no dar un salto en el vacío.
Un tema que me atrae muchísimo es el tema de la evaluación, por su controversia, complejidad, necesidad, y por que todos estamos constantemente evaluando y siendo evaluados. Sabemos que es uno de los temas de Miguel Ángel y lo ha tratado y trata muchas veces. No deja de estar de actualidad. Hoy mismo he escuchado en la radio que el 40% del alumnado gallego no había ido a clase para no hacer los exámenes de reválida. Habrá que dialogar, digo yo.
Voy a reproducir alguna frase o idea de dos artículos de este blog del año 2012, partes representativas de nuestras ideas y diferencias de posturas. Los artículos son el titulado “La evaluación como tortura” y “Adivinar la nota” del 29-5-12 y 2-6-12 respectivamente.
Dice Miguel Ángel:
Creo que nuestra actitud debe ser sensible hacia el dolor gratuito. Se puede exigir e, incluso, suspender con respeto. Se puede exigir con dureza y suspender con arrogancia. No abogo por la blandura y la falta de exigencia sino por el respeto y por el amor.
Vienen nuestros comentarios y quiero mencionar a Jesús Marcial Grande porque su opinión y en la manera que lo cuenta me ha llegado mucho:
EVALUAR: señalar, valorar, estimar, apreciar… Oficio de jueces, divino poder, instrumento de la verdad y de la mentira, arma peligrosa y delicada…
¡Cuánta angustia al ser examinado y cuanta desazón cuando he de examinar yo!
Hay muchas clases de trucos para aprobar: profesores que “insinúan” lo que caerá, exámenes diseñados “ex profeso” para superarlos(o suspenderlos), dotarse de una buena técnica para realizarlos (relajarse, planificar, priorizar…), ganarse el favor del profesor, un poquito de piscología (preguntarse “¿Qué querría el profesor que yo respondiera?”)…
Nos imponen unos contenidos “oficiales”, unos objetivos “oficiales” y unas pruebas “oficiales”, pero nuestros niños no son “oficiales”, cada uno es de su padre y de su madre y criado en su casa “no oficial”.
Pongo ahora, una opinión contraria, que representa bien una forma generalizada de pensar; por lo menos, yo pienso que , desgraciadamente y, a la vista de los hechos, es mayoritaria:
La evaluación, bien entendida, es constatar que el alumno ha adquirido los objetivos correspondientes, que como es sabido, se miden en términos de capacidades.
Al mismo tiempo, es una rendición de cuentas: el alumno tiene obligación de estudiar, porque sin ese esfuerzo personal, el sistema de enseñanza aprendizaje carece de sentido.
La conquista de metas, por parte del alumno, donde ve recompensado su esfuerzo con una buena calificación (o todo lo contrario).
No se puede aspirar a que el alumno, sin más “sea feliz” en el sistema educativo o que se la califique positivamente por el hecho de asistir. Es una absoluta falacia. El marco institucional en España, las leyes orgánicas (véase la LOE) habla de esfuerzo.
…en pleno siglo XXI, una persona podrá realizarse, tanto a nivel personal como sobre todo profesional, proporcionalmente al esfuerzo, al rendimiento, a la pasión por la tarea que realiza. E inversamente proporcional a una falta de maduración, en todos los sentidos, en una sociedad cada vez más competitiva. En definitiva, no son tiempos de utopías, metalenguaje y de “felicidad” para el alumno, a toda costa. Son tiempos de adquisición de cualificaciones no de paraísos terrenales, que precisamente, son los culpables de que tengamos el peor sistema educativo de toda la OCDE. Salud.
La escuela, la educación no forman parte de Los mundos de Yupi. Tenemos entre nuestras manos el futuro de millones de personas que van a tener que luchar a brazo partido por hacerse un hueco en el mundo. Y el modelo de empleabilidad es cada vez más feroz. No podemos permitirnos el lujo, en pleno siglo XXI de tener un fracaso escolar más propio del siglo XIX, un 35%. Ni que los resultados de las evaluaciones internacionales, tan terriblemente realistas, sitúen a nuestro alumnado entre los peores puestos de la OCDE. Bienvenidos, definitivamente, al realismo. Me encanta hablar de la comprensividad, de los valores transversales, de la autoconstrucción del conocimiento, de la equidad… pero es tiempo de resultados, no de teorías.
En el segundo artículo dice MA:
Ese diálogo arranca con la elaboración y comprensión del proyecto, sigue con la fijación y aplicación de criterios de evaluación y se culmina con la discusión sobre los resultados. Si el alumno participa autoevaluándose generaremos una nuevo campo de encuentros didácticos.
El diálogo sobre la evaluación permitirá encontrar las pistas sobre las dificultades, descubrirá los errores de la enseñanza y abrirá pistas sobre la necesaria motivación.
Comentamos nosotros:
No comprendo el artículo. La evaluación del alumnado está absolutamente enmarcada en la normativa de aplicación correspondiente. Se trata de comprobar, continuamente y utilizando numerosos registros que, en la enseñanza básica, ha alcanzado los objetivos y competencias básicas correspondientes al curso y la etapa.
Quizás, pienso, el error del artículo subyace en creer que en los centros educativos se evalúa al alumnado exclusivamente con controles, exámenes, etc., que como he dicho son prácticas desterradas hace décadas de los colegios.
La otra visión:
Para mí el artículo está clarísimo. Reclama la conveniencia o, mejor, la necesidad de que el alumno sea partícipe de su evaluación y no solo como evaluado. Reclama espacios de reflexión crítica, de diálogo y de decisión.
Pensar que las prescripciones han cambiado todo lo necesario para que esto suceda es, cuando menos, una ingenuidad.
Un poco de humildad y de autocrítica no nos viene mal, sobre todo si lo que pretendemos es mejorar.
Seguro que los docentes hacemos muchísimas cosas bien, pero no somos infalibles, algunos fallos hemos de cometer, al menos, yo fallo más que una “escopeta de feria”.
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo.
La otra visión:
Para mí el artículo está clarísimo. Reclama la conveniencia o, mejor, la necesidad de que el alumno sea partícipe de su evaluación y no solo como evaluado. Reclama espacios de reflexión crítica, de diálogo y de decisión.
Pensar que las prescripciones han cambiado todo lo necesario para que esto suceda es, cuando menos, una ingenuidad.
Un poco de humildad y de autocrítica no nos viene mal, sobre todo si lo que pretendemos es mejorar.
Seguro que los docentes hacemos muchísimas cosas bien, pero no somos infalibles, algunos fallos hemos de cometer, al menos, yo fallo más que una “escopeta de feria”.
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último.
La otra visión:
Para mí el artículo está clarísimo. Reclama la conveniencia o, mejor, la necesidad de que el alumno sea partícipe de su evaluación y no solo como evaluado. Reclama espacios de reflexión crítica, de diálogo y de decisión.
Pensar que las prescripciones han cambiado todo lo necesario para que esto suceda es, cuando menos, una ingenuidad.
Un poco de humildad y de autocrítica no nos viene mal, sobre todo si lo que pretendemos es mejorar.
Seguro que los docentes hacemos muchísimas cosas bien, pero no somos infalibles, algunos fallos hemos de cometer, al menos, yo fallo más que una “escopeta de feria”.
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último.
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último. ( El blog va mal para enviar).()
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último. ( El blog va mal para enviar).
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
(Hoy la página no va nada bien para enviar los escritos)(Un intento más)(por querer atender a todo, me a a arder la sartén).
Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último. ( El blog va mal para enviar)..
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
(Hoy la página no va nada bien para enviar los escritos)(Un intento más)(por querer atender a todo, me a a arder la sartén).()
– Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación(Está claro que es siempre mi opinión). Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último.
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
(Hoy la página no va nada bien para enviar los escritos)(Un intento más)(por querer atender a todo, me a a arder la sartén).()
Es evidente que queda mucho comino por andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser su finalidades (se me dirá que ya están descritas), que son las mismas que para la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista hegemónica y una visión contrahegemónica de la educación en general. Recuperar estos comentarios, para verlos explicitados y reflexionar sobre ellos, me parecía importante.
Nada. He probado varias teorías y he fracasado. Mejor me retiro a analizar los datos y a tomar perspectiva del problema.
Un día dije que nada había más grande que la democracia. Estaba de coña.
La democracia puede considerarse el sistema político más justo que conocemos, pero es mejorable y no es infalible.
Pongo un ejemplo de lo que quiero decir. El pueblo, en el uso de su soberanía, decide llevar a cabo una consulta sobre si me mata o no, así, sin más motivo. Se lleva a las urnas tal petición y sale por mayoría absoluta que hay que matarme. Yo pregunto por qué, que no he infringido ninguna ley, pero el pueblo ha hablado en las urnas. Es democrática la decisión. Pero ¿es justa? (Seguro que hay mil motivos para matarme). No se me acusa de nada, pero la democracia es lo que tiene. Podría actuar así, aplicando el rodillo. ¿No lo hace con las minorías? ¿No lo hace con los más débiles).
– Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación. Aquí vemos claramente que tenemos una visión oficialista y la visión contrahegemónica. Recuperar de nuevo estos comentarios, para los que os gusta leer y aprender reflexionando, para los que disponéis de tiempo o lo buscáis para estas cosas, me parece interesante e importante el tema. Creo que no debiera hacer falta explicar el motivo de esto último.
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
(Hoy la página no va nada bien para enviar los escritos)(Un intento más)(por querer atender a todo, me a a arder la sartén).().
He leído también que algún amigo del blog opinaba que zapatero a tus zapatos cuando MA trata directamente de política, de la política de los políticos que tenemos. He de decir que a mí me encanta que lo haga y se implique de la forma en que lo hace.
Creo que alguna opinión es fruto de pensar que educación y política son cosas absolutamente diferentes. Es decir, que la educación es neutral, no tiene ideas o ideología política. Yo me pregunto si educar en valores, como los referidos a autonomía, tolerancia, diversidad, cooperación, democracia… y no a sus contrarios, no son ideas políticas, ideología. Y no quiero seguir, porque da para mucho. Sólo quería recalcar en esta idea. Que nuestras actuaciones no son neutrales, seamos conscientes o no. Aquí reside también el problema. En la consciencia y reflexión de nuestras ideas.
(Hoy la página no va nada bien para enviar los escritos)(Un intento más)(por querer atender a todo, me a a arder la sartén).()
A vultas con la teoría y la práctica.
En comentarios anteriores vemos algunas de nuestras opiniones:
– No estamos en los mundos de Yupi.
– No es momento de utopías, si no de realidades
– Es momenyo fe rendir cuentas.
– El fracaso de la LOGSE.
– Socidad competitiva, al igual que el mundo laboral.
Seguimos sin entender la relación teoría y práctica.
Los empresarios son unos señores que buscan como objetivo principal crear puestos de trabajo, aun a costa de pedir préstamos a los bancos, arriesgando su patrimonio. Todo por ayudar a los más humildes de su país. Alguien tenía que decirlo.
Se nos invita siempre a que nos bajemos de la utopía y abracemos la relidad. Yo, cuanto más veo la forma cómo se mueven los grandes en la realidad, cómo maquinan, cómo hacen bromas de mafia,… Pienso que la realidad da asco.¡Qué tropa!
Madre mía, qué creatividad hay en este blog.
Nunca he visto tanta participación en unos temas de esta naturaleza.
Algunos comentaristas son tan prolíficos que van apareciendo temas nuevos a cada momento.
Da gusto.
Saludos a quienes escriben y z quienes leen.
No sé que es más interesante, si el artículo de Miguel Angel o los comentarios de los compañeros. Encantada con este blog que, al menos a mí, me lleva a reflexionar sobre el sentido de muchos aspectos educativos.
Gracias compañeros.
Lucía.
Como escribo poco, va la tecnología y me castiga. Bien merecido me lo tengo.
Nuestra compañera, Lucía Antolín, necesita nuestra fuerza en conjunto, para seguir en la buena dirección, para que su columpio no se detenga. Mucho ánimo,Lucía, que vales mucho.(Soy experto en desanimarme y animarme una y otra vez y las veces que hagan falta).
Buenos días,
J.Antonio, jeje, estas máquinas, evidentemente:
«»»Está claro que queda mucho que andar para llegar a una auténtica comprensión del proceso y cuáles deben ser sus finalidades, que son las mismas que las de la propia educación»»».
Qué bueno. Saludos.
He< eliminado veinte comentarios que estaban repetidos. Preguntaré a los administradores del blog en el periódico La Opinión qué es lo que está motivando las complicaciones.
Saludos.
MAS
Gracias, José Antonio. Sí que es cierto que en este momento estoy un poco, digamos, desnortada. Vuestra compañía me vendrá bien.
Saludos,
Lucía.
Querida Lucía:
Las nubes ocultan el sol. Parece que no habrá más luz, pero basta un poco de viento para que vuelva a lucir.
Ese viento es la gente que te quiere, es la voluntad de tu ánimo, es la esperanza que te tiene que dar el creer en ti…
Tienes derecho a ser feliz. No renuncies a él.
Imagínate con un diagnóstico de cáncer irreversible, imagínate que un ser querido se te ha ido para siempre, imagínate…
Y, si puedes, échale una sonrisa a la situación. Yo tenía un amigo que se llamaba Basilio. Y cuando le venía un revés se decía con gracia a sí mismo: «Chúpate esa, Basilio».
ANIMO, querida Lucía.
Todo me hace pensar que es casi imposible no quererte.
Besos.
MAS
Nuevamente para Lucía:
A una alumna mía que estaba en una situación problemática le escribí hace algunos años un artículo que figura en este blog con el título ZANAHORIAS, HUEVOS Y CAFÉ.
Va por ti.
Besos.
MAS
Miguel Ángel, ¡Cómo agradezco tus palabras!
Hace casi un mes me recomendaste la historia del caballo casi moribundo que utilizó la tierra con la que pretendían enterrarle para salir a flote. Y traté de ser ese caballo. Lo intenté, créeme que lo intenté. Con mi pequeña empresa, en la que solo somos dos personas, me presenté a la licitación para el centro de Educación Infantil. Durante días solo dormí cuatro o cinco horas, trabajando a fondo para preparar todo.
Mi proyecto educativo fue el mejor valorado, pero no sirvió de nada. En las bases solo se daban 10 puntos para el proyecto educativo, frente a 60 para el proyecto económico. Se alzó con el concurso una empresa de estas que yo llamo mercenarias de la educación, porque solo van buscando el dinero, y se hacen con las licitaciones a base de tirar precios.
Lo que me enerva es que cuando planteé que con ese dinero no se podía dar una educación de calidad alguien me respondió ¿a quién le importa una educación de calidad?
Lo que me enerva es que a los políticos locales se les llena la boca hablando de potenciar la economía local, asentar población, potenciar el emprendimiento, bla. bla, bla, pero cuando tienen la ocasión de hacerlo no tienen en cuenta a las empresas de la zona
Lo que me enerva es que me he quedado sin trabajo a diez años de la jubilación.
Lo que me desnorta es que no concibo mi vida haciendo otra cosa que trabajando con niños.
En fin, voy a preparar una nueva entrada de mi blog. Los peques y las familias no tienen la culpa.
Un abrazo.
Lucía.
Acabo de leer Zanahorias, huevos y café.
Gracias de nuevo. Intentaré ser café..
Querida Lucía:
El análisis que haces es tan demoledor como certero.
Vivimos en una sociedad neoliberal que se rige por principios perversos: dinero, competitividad cruel, obsesión por los resultados, relativista moral…
¿La educaci´? ¿La calidad? ¿La ética?
Pero nosotros tenemos que ir contracorriente.
Yo digo que solo a los peces muertos los arrastra la corriente.
Tu sí que eres café de calidad.
Besos.
MAS