Hace algunos años, siendo Director del Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, pusimos en marcha, entre otras, una iniciativa para mejorar la práctica docente del profesorado universitarios.
Convocamos a todos los profesores y profesoras que estuviesen dispuestos a recibir en su aula a observadores externos y que también deseasen ser observadores de la actividad docente en otras aulas. Todos iban a observar y todos iban a ser observados. La iniciativa se denominaba así: “Puertas abiertas para mejorar”.
Les ofrecimos algunas pautas para realizar esa compleja pretensión que es captar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Porque observar no es solo mirar, es buscar. Y para entender lo que sucede hay que buscar con sentido y hay que tener teoría para interpretar.
Recuerdo que, en una de las ediciones, se presentaron voluntariamente unos cincuenta docentes. Cuando acudieron a la cita en la que se planteaban los objetivos y se formaban las parejas de observación, algunos se sorprendían de que propusiésemos que un químico observara las clases de filosofía o que un geógrafo fuera el observador de un compañero de latín.
La finalidad de los emparejamientos radicaba en la idea de que no fuese la única preocupación la selección, organización y exposición de los contenidos sino la estrategia didáctica. Si se emparejan como observador y observado dos profesores de latín, es fácil que la atención se centre en el rigor de la utilización de la partícula cum en un texto de Ovidio que se está traduciendo y no en la atención de los alumnos, en la comprensión de los mensajes, en el tipo de preguntas, en la riqueza didáctica de las estrategias, en los ejercicios didácticos, en el clima del aula…
Aplicando estos criterios no menospreciábamos el rigor de los conocimientos. Dábamos por supuesto que los profesores eran competentes en sus materias. Nadie puede enseñar lo que no sabe. En el estupendo libro “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”, de Ken Bain se afirma de forma taxativa que una de las características de estos docentes fuera de serie es que tienen un buen dominio de la asignatura que imparten. Solo desde ese conocimiento profundo y desde el amor al mismo, se puede realizar un proceso significativo y relevante de enseñanza.
Lo que sucede es que apenas si existe preparación alguna en el ámbito pedagógico. Para ser profesor universitario se exigen investigaciones y publicaciones que permitan confirmar la competencia disciplinar, pero nada que tenga que ver con la capacidad y la actitud docente.
La actividad tenía varias pretensiones. Por una parte, aprender a observar lo que sucede en las aulas. Todo habla en los escenarios de la práctica docente: los espacios, los tiempos, las posturas, las actividades, las dinámicas, los silencios, las preguntas, las respuestas, los materiales, el clima… Hace falta educar los ojos para ver. En segundo lugar, se pretendía que la observación del compañero, el informe construido y el diálogo suscitado, sirviesen de espejo en el que el profesor viese reflejada su práctica. En tercer lugar y, fundamentalmente, se pretendía que la práctica pudiese mejorar a la luz de lo analizado y de lo aprendido. En cuarto lugar, el análisis conjunto de todos los pares de observadores daba lugar a un segundo nivel de análisis y enriquecía lo que cada par había descubierto en su nivel.
Abrir las puertas permite que entre aire en el ambiente a veces enrarecido del aula, constituida en un reino de Taifas. Abrir las puertas es dejar que la mirada de otro ilumine, a través de las evidencias que recoge y del diálogo que se suscita, indicadores de reflexión conducentes a la mejora.
Es probable que a esas experiencias acudan los docentes que tienen voluntad clara y manifiesta de reflexionar y de mejorar. Hecho que suscita una pregunta de forma casi inevitable: ¿qué sucede con quien realiza su tarea de cualquier manera y no tiene el menor interés en mejorarla?
Conozco otras experiencias de este tipo en niveles diferentes del sistema educativo (no me gusta definir los niveles por la negación, como se hace al decir “niveles no universitarios”, porque la expresión parece indicar que este es el importante y que los demás se definen en referencia a él).
En Barcelona se están llevando a cabo algunas experiencias de esta naturaleza, en Infantil, Primaria y Secundaria. El cuerpo de inspección organiza estas iniciativas que se sitúan en el ámbito de la evaluación del profesorado por pares, pero que en realidad están encaminadas a la mejora de la práctica. A mi me parece un excelente enfoque de la evaluación. Profesores de diferentes niveles se observan y se entregan informes. Procuran que el nivel del observado no sea el mismo que el del observador. Imagino que la finalidad coincide con la que nos impulsaba a nosotros en el Instituto de Ciencias de la Educación: centrarse en la sustancia didáctica, en la relación docente-discente, en las estrategias metodológicas…
Conocí estas experiencias en un encuentro del Forum Europeo de Administradores de la Educación celebrado en Madrid hace unos meses. Un grupo de inspectores e inspectoras compartieron la experiencia con los asistentes. El modelo fue recogido, según explicaron, por un grupo de inspectores de educación en una visita a Gotemburgo. Responde a las siglas ALP, acrónimo de Alingsàs, Lehrum, Parthille y tuvo su inicio en el año 2002. El objetivo del mismo es “buscar métodos cualitativos de valoración y seguimiento del desempeño del profesorado, para crear las condiciones que lleven a la reflexión y a la mejora de la actuación docente”.
Aunque la propuesta surge fuera de las aulas, el epicentro de la iniciativa está en ellas y en la voluntad de los docentes que desean incorporarse a la iniciativa, tratando de encontrar un estímulo para el desarrollo profesional.
Estas iniciativas están emparentadas con la contrastada estrategia para mejorar la práctica docente, denominada en el mundo anglosajón “Lesson study”, que se sustenta en el trabajo colegiado de varios docentes.
Creo que estas experiencias pueden promoverse desde todas las instancias. El Centro escolar sería una de ellas. Los Centros de Profesorado, en su loable empeño de promover la formación, sería un foco interesante de promoción. Y, cómo no, la Inspección educativa, en una de las facetas más sugestivas de su función, que es la mejora de la práctica docente.
Siempre animo a que haya constancia escrita de estas experiencias innovadoras. Por dos motivos. El primero es que la escritura ayuda a la comprensión. El pensamiento caótico y errático que tenemos sobre la práctica, al ser sometido al rigor de la escritura, facilita la comprensión. El segundo tiene que ver con los efectos positivos que provoca la difusión: uno relacionado con el conocimiento de estrategias y otro con el optimismo que conlleva saber que otros están haciendo esfuerzos encomiables para mejorar su práctica. Saber que se hace es una demostración irrebatible de que se puede hacer.
Guau. Este sí es un tema que me gusta. Me gusta el tema y me gustas tú.¿ Y los resultados de la experiencia?)
Se me da mal escribir en el móvil.
Miguel Ángel, supongo que consideras, con buen criterio, que no se puede contar todo, o no todo en un artículo. ( Papeles de Panamá ).
Curiosidades que me planteo ( sólo alguna).
1-. Veo que se llevó a cabo en más de una temporada.¿ Nivel de participación?. ¿ Alguno lo dejó sin terminar?. ¿ Qué carreras o materia fue más propensa a participar? ¿ En general, aceptaban bien las valoraciones del compañero profesional?
Todo de buen rollo,vale.
Sigo a lo Forrest Gunp, pues ha parado de llover.
Preguntas.
1-. Nivel de participación en cuanto a su número.
2-. Carreras más participativas. O disciplinas, materias dentro de una misma carrera más participativas.
3-. Alguna pareja lo dejó sin terminar.
4-. Aceptaban de buen grado las valoraciones del compañero profesional.
5-. Más.
Querido José Antonio:
La experiencia fue magnífica en sus diferentes ediciones. Sobre ella se publicó un artículo en Cuadernos de Pedagogía (lo firmaba la profesora Neves Blanco García).
Sobre tus preguntas:
1.Solía haber un número próximo a cincuenta. En este sentido ya sé que son pocos respecto a la totalidad de profesores de la UMA, pero son como la levadura que fermenta.
2. Es curioso que siempre había más participantes de carreras e ciencias, aunque había alguno de todas las especialidades.
3. Que yo recuerde, todas la parejas terminaron su trabajo y realizaron los informes.
4. No hubo problemas con los informes porque insistimos en que se basaran en evidencias recogidas en la observación.
5. Pusimos también marcha cada año una convocatoria de «Proyectos de investigación-acción para mejorar la práctica docente». Con los informes de esos proyectos (que no tenían el foco en lo disciplinar sino en lo didáctico) se publicaba un libro cada año.
Creo que es importante reflexionar y escribir sobre la práctica de la enseñanza. Y que lo hagan los protagonistas.
Un gran abrazo desde el sur hasta la Torre de Hércules.
MAS
Yo lo que pienso y he observado es que el ser evaluado no gusta. No gusta al alumno y menos al profesor y creo que la razón está en que la evaluación lleva aparejada la sensación de castigo, reprensión o fracaso del evaluado.
La evaluación es necesaria en la escuela, en la industria, en cualquier actividad humana, pero si la evaluación fuera solamente con el fin de mejorar la actuación del evaluado, parecería muy aceptable, pues hemos de entender que todo aquel que realiza una actividad desea realizarla eficientemente.
¿Es así cuándo se evalúa? La evaluación que se realiza es conocida por los compañeros y eso ya introduce un término de comparación. Mal asunto. Y no digamos que evaluar nada menos que a un señor catedrático que ya fue bien evaluado para conseguir su cátedra. A mí me parecería maravilloso conseguir esa evaluación logrando soslayar los elementos negativos que creo que conlleva.
Por cierto al leer el artículo me surgía la misma pregunta que hace Jose Antonio Romero. ¿Cuál fue el resultado de la experiencia?
Hoy en día se evalúa a nuestros jóvenes comparándolos con otros muchos para conseguir cualquier puesto de trabajo. Triste evaluación, a mi modo de ver, que lleva a muchos a vivir como mendigos el resto de sus días. No dan la talla…
Agradecido, M.A. Porque cada semana nos das motivos de reflexión.
Saludos a todos.
Querido Joaquín:
La evaluación es una cuestión peliaguda.
A mi m gusta enfocarla como una ayuda y no como una amenaza. Me gusta una evaluación que esté encaminada a la MEJORA y no tanto a la competición, al control, a la comparación…
Por eso me pareció estupenda la experiencia que les escuché a los inspectores/as de Cataluña.
Un gran abrazo, querido amigo.
MAS
Lo siento, al enviar mi escrito no había leído la respuesta de Miguel Ángel a José Antonio. Vale.
Si evaluar al alumno es complejo, qué decir de la evaluación del docente y su proceso de enseñanza cuando uno está aislado entre cuatro paredes con su grupo.
Cabría distinguir entre ser observados y ser evaluados. Si bien ambas situaciones suelen ser miradas con recelo por los docentes, no lo es tanto la primera. En el magisterio es frecuente tener alumnado universitario en prácticas que nos miran y nos comparan, pero que generalmente no nos dicen lo que ven. En otras ocasiones otros colegas que realizan un refuerzo dentro del aula también pueden mirarnos y hacer una crítica para sí. En Educación Física también es factible que nos vean las familias en los patios porque son lugares abiertos, pero en muchos casos, tampoco ejercen una valoración crítica de todos los aspectos que hay que tener en cuenta de la intervención docente.
Otra cosa muy distinta, tal y como propone MAS en el artículo, es que se realice una evaluación sistemática de la estrategia didáctica, eso no gusta, a nadie le agrada que le puedan «sacar los colores».
Creo que todos, de alguna manera, somos conscientes de nuestras limitaciones, quizás de ahí nuestros miedos…
Destacar los aspetos negativos en otra persona es muy fácil, lo complicado es ofrecerle alternativas para la mejora. En algunos es posible que sea sólo cuestión de actitud, pero en otros quizás sea cuestión de aptitud. En estos casos es necesario formación contínua.
Por ejemplo, en estos momentos de reforma educativa, con nuevos elementos curriculares, nuevas modelos de diseño didáctico (UDIs), utilización de aprendizaje basados en proyectos, tareas, preguntas,… aspectos que afectan en gran medida al uso de estrategias, recursos, métodos, espacios, tiempos, instrumentos de evalaución… requiere una formación para todos aquellos que hemos bebido de la fuente de la enseñanza tradicional. No vale con que el inspector de turno venga y nos diga lo mal que lo hacemos, hay que dar alternativas de formación, no RECETAS…
Reflexionar sobre nuestra actuación docente es muy importante, pero saber cómo resolver nuestras carencias en pro de la mejora es lo es más.
Gracias Miguel Ángel por animar, una vez más, a mis cansadas neuronas…
Un abrazo MAS y saludos a los comentaristas.
Querido Juan Carlos:
Efectivamente, una cosas es la observación de la práctica y otra la evaluación de la misma.
La observación tiene el problema de la artificialización del comportamiento. ·Es decir que, cuando hay observadores (sobre todo cuando se trata de evaluación) el observado no se muestra espontáneamente sino que muestra su mejor cara.Eso depende de la finalidad de la observación, de la finalidad de la misma y de la capacidad del observado de decidir qué es lo que hay que hace con los resultados.
A mí lo que realmente me preocupa es mejorar la práctica. Por eso he incluido este verbo en el título.
Tus neuronas están siempre activas.
Un cordial saludo y gracias por participar.
MAS
( Inciso en un tema tan serio y peliagudo)
Acabo de ver una americanada de sábado de tarde. Peiton y Joe han conseguido lo que buscaban al final y al principio. Que me ría y se me caigan dos lágrimas, una por cada hijo. ¿ Qué es lo más importante para ti, José Antonio? Mi familia, y, como parte de ella, todos vosotros y vosotras. Mis hijos. Demostración de lo que digo es esta intervención. El cariño que doy y recibo en estas páginas. ( sigo hablado como si fuera un libro escribiéndose entre todos.
Gracias familia. Loly, Joaquín, Jesús, Aureliano, Lucía, todos los anónimos y, especialmente, Miguel Ángel Santos Guerra, que nos aguanta a todos con paciencia y cariño infinito. Gracias. ( para mí querría su paciencia, pues su saber ya nos lo va dando cada semana, poquito a poquito, pero con paso firme).( Ojalá las administraciones actuasen así).
Querido Miguel Ángel:
El tema que propones en esta ocasión me parece de gran importancia, puesto que considero que la evaluación, las distintas evaluaciones, son cruciales en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Pero para comentar esta cuestión, quisiera remontarme muy atrás para explicar lo que pienso sobre ello.
Yo, desde pequeño, quería ser profesor de Matemáticas. La razón de esta inclinación la comprendí ya de mayor cuando las reflexiones me hicieron ver el significado de esa vocación (palabra que a ti no te gusta mucho) personal. En realidad, había nacido cuando los amigos de la infancia me pedían que les explicara los problemas que ellos no comprendían de los profesores de esta asignatura y yo con cierta soltura se los hacía comprender.
De este modo, y durante mucho tiempo, creí que los que accedían a la enseñanza les gustaba (como a mí) este trabajo.
Por razones largas de explicar, estudié Arquitectura en Sevilla, pero sabía que llegaría también a ser profesor, dado que era algo que formaba parte de mi carácter, es decir, enseñar lo que conozco a otros que lo necesitan para su formación.
Como arquitecto, trabajé en equipo con otros compañeros, pues siempre me ha parecido más agradable este modo que el ejercicio individual. Lo cierto es que funcionábamos bastante bien, pues nos habíamos distribuido las funciones y regularmente nos reuníamos para debatir la marcha del estudio y de los proyectos.
Cuando pasé al ámbito educativo, compatibilizándolo inicialmente con el ejercicio de arquitecto, me llevé la gran sorpresa del individualismo que existía en la enseñanza; quizás yo la tuviera un tanto idealizada pensando que la mayoría de los que accedían a este trabajo tenían al menos una clara inclinación hacia ella. Pero con el tiempo comprobé que no era así.
Recuerdo que esto lo comenté en una ocasión, allí en Málaga, cuando realicé los cursos de doctorado.
“¿Cómo es posible que el trabajo docente en el que, en principio, no existe la competencia que se da en las profesiones liberales y las actividades de producción, haya tanto individualismo?”. “¿Cómo es posible que entre compañeros de profesión que, en última instancia, no existe una pugna por lograr contratos se produjera tanta competencia, recelos, envidias, comentarios negativos a espaldas, camarillas (como se dan en la Universidad), rivalidades, etc.?”.
Puesto que siempre he trabajado en la Universidad, aunque conozco la enseñanza no universitaria, sea por la dirección de las prácticas de los alumnos o la relación que tengo con amigos de Secundaria, en la actualidad sí estoy en condiciones de afirmar que uno de los graves problemas que se da en este nivel (quizás en los otros también) es la falta de colegialidad, es decir, la falta de trabajo en equipos. A mi modo de entender, el desarrollo de un trabajo que no puede ser tan individualista como es el que actualmente se ejerce en la enseñanza.
Una pregunta que me hago y que hago de forma abierta: ¿Cómo es posible que un trabajo que tendría que tener un fundamento colectivo se desarrolle tan individualmente, tan aisladamente en las cuatro paredes del aula, cada uno por su lado?
A estas alturas ya tengo claro que, de ningún modo, la mayoría del profesorado quiere ser evaluado.
Recuerdo que, hace dos décadas atrás, se planteó que hubiera evaluaciones anuales en la Universidad de Córdoba por equipos externos. Una parte significativa del profesorado se oponía a las mismas. La argumentación: el alumnado es muy subjetivo e intentará castigar al profesor o profesora que no le caiga bien.
Por mi parte, daba la bienvenida a algo totalmente necesario para la mejora docente; pero entendía que había que hacerlo bien para que las evaluaciones tuvieran verdadero sentido de mejora de la práctica educativa.
Lamentablemente, con el paso de los años las evaluaciones han perdido significación, se han hecho rutinarias, los equipos profesionales de evaluación no se han formado porque suponen un gasto que la Universidad no puede o no quiere afrontar. Hoy es un mero trámite que se le pide al profesorado como requisito para la promoción y ya está.
Sin embargo, ¿quiénes no tienen problemas en admitir un compañero o compañera en el aula? Respuesta: los mejores docentes.
En tu caso y en el de otros amigos, como Juan Daniel Ramírez, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, nunca tuve problemas para estar presente en las clases que impartíais en los cursos de doctorado que organizábamos en Córdoba. Pero es que los dos que cito tenéis plena confianza en vuestra formación, entrega, responsabilidad y profesionalidad, por lo que no os incomodaba que una mirada ajena a los alumnos y alumnas matriculados estuviera allí presente.
Para cerrar y no alargarme, creo que sería magnífico, tal como apuntas en el título del artículo, que las aulas tuvieran “las puertas abiertas para mejorar”. Sería un indicio de que la enseñanza caminaría por un rumbo mucho mejor del actual, puesto que el profesorado de hoy, y de modo mayoritario, lo entiende como una intromisión en su trabajo.
Quizás, amigo Miguel Ángel, el problema es que crees en la utopía educativa y no te importa plantear cuestiones que, hoy por hoy, son aspiraciones de los que sueñan en la transformación de las personas y de sociedad también a través de la educación (cosa que, en gran medida, yo comparto).
Un abrazo y buen fin de semana.
Querido Aureliano:
Abrir las puertas a la mirada del otro me parece una estrategia magnífica para comprender y transformar la práctica. Efectivamente, el individualismo es una constante que deberíamos romper en aras de la colegialidad. Es una lacra con la que deberíamos acabar en bien de todos y de cada uno.
Las «lesson study» son holy un ex elect camino para la mejora.
Abrirse a la mirada de los otros puede ser una ayuda. Es como mirarse en un espejo y ver lo que se tiene que hacer.
Otro asunto complejo es el de la evaluación. No debe ser igual hacerlo bien que hacerlo mal.No es igual esforzarse que abandonarse. Tenemos una responsabilidad social. No sería de recibo que un cirujano se dedicase a mandar pacientes al otro barrio sin que nada sucediese.
Hay que plantearse el tema de la evaluación y encaminarla a la mejora.
Saludos y gracias, una vez más, por tu comentario.
MAS
Aureliano, eres una » mala persona» y cómo escribes, condenado,
Lo mío ya es vicio. Me he echado una buena siesta, y pasa lo que pasa,dieron las dos de la mañana y sólo a mí se me ocurre cojer al diablo, que se estaba cargando, y mirar lo que sabéis. Ahí están, los dos malhechores de siempre codo a codo, Córdoba y Málaga.
Grandes preguntas, grandes respuestas. Me reprimo porque soy un ignorante, pero luego salen los copio nos, los lectores de mentes y lo clavan. Desde la lectura he dado 80 vueltas en la cama, escrito 54 INTERVENCIONES LARGUÍSIMAS, CON SUS PUNTOS Y COMAS, QUE NO VERÁN LA LUZ POR DIVERSOS MOTIVOS, y es que no me dejáis dormir. Voy a contar ovejas. No se va a repetir la historia. TENGO LA SEMANA POR DELANTE. Y si escribe otro mis pensamientos basados en sus experiencias, mejor.Me gusta saber que no soy el único. Creo que fue Joaquín Álvarez el que dijo que mi cabeza era un hervidero, no lo sabes tú bien, y de día me soporto pero de noche QUIERO DORMIR.
Hasta luego y espero sea mucho más tarde. Voy a ir a la aldea. Mi suegro tiene que ingresar para ser operado el lunes. Nunca se vio en esas y yo pido que sea para bien. Luego me quedaré de jefe de la casa. Hasta luego, monstruos, dos cracks que, estuvisteis aquí los primeros cuando os necesité, no lo olvido. Estuvisteis por sapiencia y veteranía. Ésta no era ninguna de las 54. No pensaba extenderme. MAL. Algo a evitar. Ya me documentaré y contaré algo digno de este lugar y tema. Me duermo bichos. ( eso intentaré, si el escribiros no me deja tranquilo, tendré que probar con el colacao ). 3:18 de la mañana, como si saliera de fiesta.
El tema de hoy me parece sumamente interesante. Cómo puede mejorar uno solo sin tener referencias externas?
Es más fácil verse a través de la opinión de personas que nos vean realizar del trabajo y, por supuesto, de nuestros alumnos.
Eso parte de la suposición de que pensemos que podemos mejorar. Si pensamos que somos perfectos no es posible.
Me parece una estrategia estupenda.
La voy a poner en práctica.
Saludos cordiales.
Estimado José Antonio:
Hay que dormir bien para luego estar bien despierto.
Deja los problemas al lado de la cama. Y métete en la cama sin ellos.
Te deseo toda la suerte del mundo este lunes para tu suegro.
Pensar que todo va a ir bien es la mitad del camino para que realmente vaya bien.
Hay un libro de Rojas Marcos titulado La fuerza del optimismo. Uno de los capítulos se refiere a la salud. Y dice que el optimismo es importante para currarse.
Un abrazo y mucho ánimo.
MAS
Creo que se trata de una forma de comprender y de mejorar la práctica. No se trata de imponer los cambios a través de leyes. Se trata de un cambio que nace de abajo, que es buscado y querido por los protagonistas.
El observador pone el espejo delante del docente para que se vea. Y de esa visión surgen las decisiones.
Saludos a todos los lectores y lectoras del blog.
Me ha encantado este artículo, Miguel Ángel. Abrir puertas y dejar entrar el aire suele ser una buena idea. Además es algo necesario en todos los niveles de la enseñanza. Para ello, debemos cambiar la cultura al respecto.
Aprovecho para invitar a todos tus lectores a escuchar sabias enseñanzas este martes a las 17:30 en HangoutEDU. Pueden seguirlo en este enlace de Youtube en directo o en diferido:
http://www.youtube.com/watch?v=gJwB64Ce_QY
Saludos
Estimado Jesús:
Gracias por tu participación en el blog. Por leer y por escribir.
Y gracias por la invitación a nuestra cita del martes.
Espero que disfrutemos todos, los que hablan y los que escuchan y después comentan.
Todo sea por la educación.
Un abrazo.
MAS
( Si consigo ser breve, objetivo cumplido. Cuestiones que podríamos aunar para mejorar las prácticas educativas del profesorado).
1-. En los deportes se graban y toman notas, datos, para mejorar , para aplicar tras su análisis.
2.- Hay una gran mejora en medios técnicas al alcance de cualquiera.
3.- He visto videos grabados por los alumnos con sus móviles. Estos artilugios existen y lo van a seguir haciendo. He visto móviles e incluso portátiles estampados en el suelo por un profesor o profesora durante una clase. Me imagino que si el portador fuese un “igual” no acabaría ahí. Comprendo la frustración, pero no puedo compartir la respuesta.
4.- Cada día estamos constantemente valorando para tomar decisiones; no nos damos cuenta porque lo hacemos de una forma automática sin decirnos, espera un momento que tengo que pensarlo; no sería muy práctico. Pero hay momentos que sí deberíamos pararnos a reflexionar, a valorar, a evaluar, a comprender, a dialogar con nosotros mismos sobre nosotros y nuestras prácticas, en el caso que nos ocupa, educativas en un espacio cerrado a las miradas de “nuestros iguales”.
5.- Dado que el amor y la evaluación, el aprender no se impone, debe surgir de uno mismo. Debemos mejorar, y como somos reticentes a ser evaluados por otros, sólo nos queda la AUTOEVALUACIÓN. Porque algo habrá que hacer.
6.- No se quiere ser evaluado, no se quiere abrir puertas ni ventanas por inseguridad, miedo desconfianza, comodidad, falta de sentir necesidad. La culpa no es mía. Es que no me lo compran. Yo me vacía de puta madre, y ellos y ellas mira cómo me lo agradecen, con burlas, videos, faltas de educación, de interés, de amor por el conocimiento, panda de vagos…
7.- Los profes tienen móvil. ( Los usan en clase). Todo el mundo quiere hacer bien su trabajo (creo). ( Definamos bien. La escuela es un lugar de ideologías diversas. ¿ Cómo debe ser un buen profesor? Pasemos en este momento de todo esto y consideremos que , sea de la corriente que sea, los hay “buenos” y “ malos”. Yo puedo constatarlo desde la perspectiva de alumno. Duro, exigente pero bien preparado y conocedor de lo que enseña: bueno. Comprensivo, tolerante, cachondo mental, no conoce lo que tiene que enseñar, no aprendes nada o cuatro chorradas: malo. MA, lo de presuponer conocimiento de la materia a impartir es como el valor en la mili ). ¿ Por qué no usar el móvil para grabar nuestras clases y usarlo para vernos, para observar nuestra propia aula y lo que en ella ocurre? Uno sabe cuando ha estado bien y seguro y cuando ha estado mal, ha habido cualquier pequeño conflicto, cuando te prestan atención, cuando disfrutan con el trabajo que se lleva a cabo. Si no lo sabe, debería. Yo y cualquiera cuando escuchamos nuestra propia voz, no nos reconocemos como tal, y , sin embargo es así como nos escuchan. ¿ Y si pasa con lo que hacemos lo mismo que con la voz, que no nos reconozcamos, no nos gustemos,…? Analicémonos, tomemos notas de los fallos y virtudes, mejoremos buscando respuestas a los fallos e iniciemos el ciclo. Si somos un desastre ante nosotros mismos, si no nos gustamos ni gustamos a los demás, cambiemos. ¿ Cómo? Con formación. Con ayuda. El querer es fundamental
8.- Problema. Ser una caquita y creernos unos fenómenos. Yo no tengo ningún tipo de problema. Lo que pasa es que este mundo de vicio y de mocosos mal criados no quiere aprender. Yo evalúo con objetividad. Luego tengo algún compañero que se somete a su evaluación. Idiotas. ¿ Cuándos se ha visto un alumno de profesor y el profesor de alumno sometido a su valoración rencorosa e ignorante.? No disponen ni del más mínimo conocimiento para llevar a cabo esa labor tan importante.
9.-Las conclusiones de la experiencia que comentas creo que están publicadas en REVISTA DE ENSEÑANZA UNIVERSITARIA Nº 5, (1993). No me lo deja leer.
10.- Entremos por la ventana o por la puerta, siempre acabamos necesitando de la evaluación. En este caso de tu artículo, con la finalidad e mejorar las prácticas docentes, de hacer mejora permanente, contestando al PARA QUÉ. SU FINALIDAD ES LA QUE LAS DIFERENCIA Y HACE QUE LA ABRACEMOS O LA REPUDIEMOS .¿ ES MEJOR CUALQUIER TIPO DE EVALUACIÓN QUE NO HACER NADA? ¿ DEPENDE DEL PARA QUÉ, DESTINADA A QUIÉN? ¿ EL PUEBLO TIENE DERECHO A SABER LO QUE OCURRE CON EL PROFESORADO DE SUS HIJOS? ¿ EL PROFESOR DE AL LADO TIENE DERECHO A SABER LO QUE OCURRE EN MI CLASE? ¿ Y EL JEFE DE CICLO O TUTOR O DIRECTOR?
11.- VIDEO. BURNOUT. EMFERMEDAD 85%. RECAIDA 33%.
12.- Miguel Ángel, los del punto 8 no leen aquí. Creo que no leen nada, y tampoco escuchan. Sólo si les das algo material a cambio. TÚ TIENES EL SUPERPODER DE NO CANSARTE EN TODO EL PORRÓN DE AÑOS QUE LLEVAS EN EDUCACIÓN. YO ME CANSO, PERO ME SIENTO A RECUPERARME CON UNA SONRISA. SARNA CON GUSTO NO PICA, eso de dice ¿no?.
( INCISO: mañana pega fuerte, sobre todo con el de A Coruña. Al final no sé si sois los cuatro mosqueteros o sois dos y la señora Ana Forés. Cuando puedas, si quieres , le preguntas al señor Jurjo cómo es que me evaluó así, si fuese autoevaluación no sería lo mismo. Nunca estamos contentos, por lo que sea). ¿ Cómo se hace llegar el agua (Universidad, conocimiento) a las hierbas más necesitadas (sociedad, alumnos, profesores, exterior).
Unha forte perta para todos e todas. Adeus.
Categoría: entretenimiento, por aquí, pasando el rato. ( TODO SEA POR LA EDUCACIÓN). A ver si cuela y cogemos algún despistado.
De acuerdo. Mejora el que quiere mejorar. Si alguien se cree perfecto o si le da igual cómo sea el trabajo que realice será difícil conseguir un cambio de actitud. Pero, claro, no dejaríamos operar a un cirujano que manda para el otro barrio a los pacientes que opera. El problema del control y la responsabilidad existen.
Has aportado interesantes sugerencias.
Mañana estaremos solo dos de los inicialmente propuestos. Operan a la mujer de Angel Pérez a esa misma hora y Gimeno tiene un problema bucal que le impide hablar. Propuse que aplazasen la sesión y dijeron que estaba ya muy publicitada. Han incorporado a Ana solo para la primera media hora.
Vamos a ver cómo va la experiencia.
Ya es bueno que se hable de educación (no porque haya un escándalo, un conflicto o un problema …) por la importancia que tiene para las personas y para las sociedades.
Un gran abrazo.
MAS
Siento de corazón que Ángel Pérez Gómez falte por ese motivo. Deseo que todo vaya bien. Lo de mi suegro fue hoy de mañana ( bulto de tres cms y medio en la vejiga ) y ha salido bien. Junto con Jimeno Sacristán y vosotros, es uno de los grandes.He. visto algo de Ana y me gusta.Todo os va a salir muy bien y no puede ser de otra forma pues tenéis una gran preparación, una vida de experiencia en unos sere humanos muy comprometidos. No pienso perdérmelo y disfrutaros y aprender
Un gran abrazo para ti, MA.
Imagino que no habrá muchos docentes deseosos de que haya observadores externos en sus aulas. Creo que quien acepta esta idea es porque quiere mejorar lo que hace.
El observador no es juez, ni un supervisor, ni siquiera un consejero. El observador pone el espío para que se va bien el protagonista y, según esa imagen, toma decisiones para la mejora.
Por eso me parece bien tomar la experiencia como una ayuda, no como un juicio.
Saludos.
Hola Miguel Ángel.
Acabo de veros juntos pero no revueltos a ti y Xurxo juntos en vuestra charla, dos personas muy importantes en mi formación en todos los sentidos de la vida. Gracias. He disfrutado escuchándoos en un semidirecto portátil – móvil, y, cuando te leo, procuro sentir la pasión con la que te expresas y tu humor.
Un fuerte abrazo a todas y todos.
Gracias, amigo, por estar en ese comida que han organizado en la red. He sentido la ausencia de Angel y de Pepe, dos buenos amigos junto a X. Torres.
Gracias por estar ahí. No sé si la comida era buena, pero estoy seguro de que tu paladar y tu estómago funcionan a la perfección.
Un abrazo y gracias.
MAS
Muchos cierran la puerta del aula y, dentro de ella, actúan como si nada existiera en el exterior.
– Es bueno dejar entrar el aire de la mirada de colegas.
– Es bueno no olvidar que se forma parte de un proyecto colegiado.
– Es bueno ver otras formas de intervención en el aula.
Debería existir más flexibilidad.
Un abrazo y saludos.
MAS
Uno nunca es buen juez en la propia causa.
Está bien tener el contraste de otros docentes que vena tu modo de actuar.
Me parece estupendo el diálogo que suscita el cruce de informes.
Tampoco estaría mal analizar los contenidos (no limitarse solo a la dimensión didáctica).
Un cordial saludo a todos y a todas los que se asoman a este blog.
Buenas noches.
Interesantes experiencias.
Invitan al optimismo.
Hay muchos intentos de mejora que deberíamos tener en cuenta cuando se hacen discursos catastrofistas sobre la educación.
Muchos de ellos no se conoces. Rezamos más dados a decir las cosas malas que las buenas.
Por eso me ha parecido doblemente interesante el artículo.
Un abrazo a lectores y comentaristas.
A veces, cuando leo ideas que me parecen interesantes y que me pueden aportar algo me pregunto si podría aplicármelas.
Cuando leí este artículo pensé cómo podría yo obtener esa observación externa. Pedirle a una compañera que una mañana la dedicara “espiarme” es un tanto artificial. Si sabes que te están observando es posible no actuar con la naturalidad con la que actúas día a día.
Por eso decidí usar el móvil y grabar lo que sucede en clase. El lunes estuve demasiado pendiente del aparato, incluso actué con cierta afectación. El martes también. Hoy, a ratos ya olvidaba que el espía estaba conectado. La observación más auténtica será la de pasado mañana, viernes. Espero no llevarme sorpresas.
Saludos,
Lucía.
Estimada Lucía:
Me parece una iniciativa interesante para evitar el sesgo de artificialización que tiene la observación externa.
Ese sesgo disminuye mucha si se tienen en cuenta estas cuestiones:
1. Mientras más tiempo dure la observación.
2. Mientras más control tenga el observado sobre los informes.
3. Mientras más claridad haya en las finalidades.
4. Mientras la iniciativa sea más libre.
La ventaja del observador externo es que puede ofrecer un contraste con la mirada del observado. Es decir, puede establecerse un diálogo.
A veces, es interesante que el observado pueda hacer preguntas a los alumnos y enriquecer así el informe.
Mejor aun si, además, analiza los materiales que se usa.
Ya nos contarás cómo te ha ido.
Besos y ánimo.
MAS
A me parece una buena forma de entender la evaluación. Y me gusta que los inspectores catalanes estén más atentos a la mejora que al control, más preocupados por ayudar que por asustar, más inquietos por la transformación que por la medición y la comparación.
No es frecuente, por eso es doblemente destacable eso que se cuenta en ella artículo y que desconocía.
Saludos y buen día.
Todo lo que se encamine a mejorar me parece estupendo.
Abrir las puertas del aula es una actitud valiente porque muchos no quieren que nadie sepa lo que suelde dentro.
Hacerlo de forma voluntaria da a entender que la finalidad es la mejora de lo que se hace.
Quiero felicitar alos docentes que están dispuestos a hacer y que hacen ese tipo de cosas.
Saludos.
Se hacen muchas experiencia que no se conocen. Me parece necesario difundir aquello que se hace. Unas veces por pudor y otras por pereza no se habla de aquellas experiencias que podrían servir de ejemplo y aliento.
Por eso me ha gustado este artículo que difunde inquietudes de mejora de todos los niveles del sistema educativo.
Animo desde aquí a compartir las experiencias.
Un cordial saludo.
Este tema me ha parecido muy interesante, ya que todo lo que esté relacionado con progresar y cambiar en la educación lo veo muy importante.
El tema de abrir la puerta para que otro docente entre a tu clase como observador debería motivar a los docentes, porque a través de las anotaciones y opiniones que estos tomen van a saber que errores tiene en su metodología y que deberían hacer para cambiarla, siempre con el propósito de favorecer al alumnado en su desarrollo y formación como persona.
Pienso que el objetivo de abrir las puertas de tu aula al resto de docentes es con un propósito de mejorar y fomentar la colaboración entre los docentes siempre opinando y aconsejando desde el respeto.
Me parece realmente interesante el propósito de esta actividad. Si de verdad queremos mejorar las prácticas docentes los primeros que tenemos que observarnos, analizarnos y evaluarnos somos los docentes.
Debemos acabar con el hecho de que evaluar consiste en ser objeto de consideración negativa hacia la práctica docente. La finalidad de esto es mejorar, y debido a que nos encontramos en una sociedad cambiante, actividades como estas pueden ser la clave para mejorar el proceso enseñanza-aprendizaje.
Tras leer varios artículos e investigaciones sobre la materia bajo el nombre de «amigo crítico» o «coaching entre iguales» que abordan esta temática, considero muy importante que se estandarice esta actuación y que surja de los propios docentes que reflexionen sobre su actuación en el aula..
En mi modesta opinión, a ningún profesor le gusta ser evaluado, y menos aquellos profesores que, con su cátedra y sus más de 30 años ejerciendo, consideran correcta su actuación. Aunque se diga que el objetivo es motivar una mejora en la metodología docente, el profesor observado lo siente como una evaluación. Es ahí mi insistencia en este ámbito de la educación, fomentar desde la propia universidad como experiencia interna la implantación de estas técnicas con el objetivo de fomentar a los profesores a mejorar y/ perfeccionar sus metodologías en el aula.
Cabe destacar que la práctica de esta técnica provoca aprendizaje tanto en el observador como en el observado, donde, además del profesional que observa al docente al que va dirigida la actuación, creo que sería oportuno pedir la opinión de los propios alumnos los cuales, finalmente son los que reciben dichas metodologías y con los que se debería de comprobar las mejoras de las técnicas docentes en el aula.
Considero que la implantación del “amigo crítico” o “coaching entre iguales” se debe de empezar a fomentar entre los propios alumnos universitarios que en un futuro cercano serán docentes y que, trasladarán lo aprendido durante esos años a las aulas en las que impartan.
Me quedo con una frase del artículo que dice; «Para ser profesor universitario se exigen investigaciones y publicaciones que permitan confirmar la competencia disciplinar, pero nada que tenga que ver con la capacidad y la actitud docente». Esto debería de hacer reflexionar ya que, todo se basa en pruebas escritas y ninguna en comprobar la actitud del docente, su habilidad frente a un aula, con lo que, para contrarrestar esta problemática, el uso de las técnicas anteriormente comentadas son de utilidad y de aprendizaje para los docentes. Con esto se combatiría la temible falta de motivación por parte del profesorado.
Aporto una investigación respecto al “coaching entre iguales” muy interesante: http://www.revistaeducacion.mec.es/re355/re355_15.pdf
Me parece muy interesante este artículo, ya que lo veo una forma de comprender y mejorar la práctica.
Aunque creo que no habrá muchos profesores dispuestos a ser observados, pienso que no debemos ver a esa figura como un agente externo a nuestra aula que sólo busca nuestros errores sino como una herramienta para mejorar, siempre y cuando estemos dispuestos a ello.