Comienza un nuevo curso escolar. Desde hace muchos años vengo escribiendo un artículo para dar la bienvenida a una experiencia tan afortunada como ésta. El país entero vuelve a las aulas. Los escolares de todos los niveles emprenden el camino hacia las instituciones. Los profesores y profesoras se reúnen para planificar e iniciar el nuevo curso. Los conductores de autobuses escolares madrugan para retomar las rutas que durante el verano se han detenido. El personal de administración vuelve a las conserjerías, a las secretarías y a los comedores. Los inspectores e inspectoras vuelven a sus despachos, vacíos durante las vacaciones. La maquinaria educativa gubernamental vuelve a funcionar. Todo se había detenido durante un tiempo. No somos conscientes de la importancia que tiene el hecho de que todo vuelva a esa dichosa normalidad, un año más. Una gran cantidad de dinero al servicio de una gran causa.
La reiteración en el comienzo puede llevar a la rutina, que es el cáncer de las instituciones. ¿Cómo lo vamos a hacer este año? Como el año pasado, como todos los años. Así, sin más. Sin someter a un riguroso análisis lo sucedido, sin poner en tela de juicio los procesos y los resultados.
Los padres y las madres, que han dicho en repetidas ocasiones, sobre todo en las últimas semanas del verano, que ojalá empezara mañana el cole, ven concluida la etapa de la tutela constante para compartir con el profesorado sus inquietudes educativas.
Hace unos años escribí un libro titulado “Pasión por la escuela. Cartas a la comunidad educativa” (Homo Sapiens. Rosario. Argentina). Me dirigía en aquella ocasión y por ese medio epistolar a todos los agentes del sistema. A las autoridades, a los profesionales de la educación, a los alumnos, a las señoras de la limpieza (casi siempre son señoras), a los conserjes, a las cocineras, a las familias. A la comunidad educativa y a la ciudadanía en general. Porque la educación es la causa de todos y de todas. Un pueblo sin educación no tiene futuro.
Es probable que el esfuerzo necesario para sacudirse la flojera de las vacaciones nos haga olvidar la dicha y la suerte de poder disfrutar de este inmenso y articulado sistema educativo. Un sistema que necesita mejorar pero que dispone ya de logros acrisolados por la experiencia y por la ilusión de todos quienes hacen posible que funcione.
Quiero dar la bienvenida al nuevo curso haciendo algunas reflexiones sobre el significado de la tarea que se realiza en las escuelas, en los institutos y en las universidades. Voy a utilizar dos metáforas para explicar dos concepciones antagónicas de la tarea de la enseñanza. Sé que las metáforas tienen la virtualidad de iluminar una parte de la realidad, aunque deje en la oscuridad otras partes de la misma. Si digo de alguien que es fiero como un león nada digo sobre su inteligencia o su sensibilidad. De todos modos nos permiten reflexionar y comprender algunas parcelas de la realidad y de la vida. Se trata de dos metáforas antagónicas. Las dos tienen como eje de la reflexión el agua.
La primera metáfora hace referencia a una concepción academicista, estática, jerárquica y simplista de la enseñanza. La voy a denominar: el docente como escanciador de agua que recibe el aprendiz. El conocimiento está almacenado en la institución dentro de recipientes cerrados, está acabado, está concluso. El profesor es el depositario de las tinajas llenas de agua El alumno es un recipiente vacío y pasivo en el cual hay que echar con cuidado el líquido del saber. En el mejor de los casos, el recipiente se coloca debajo del chorro de agua, que la recibe. Lamentablemente, en otros casos, al no colocarse bajo el chorro, no recibirá ni una sola gota.
Esta concepción del aprendizaje lleva aparejada una forma de entender la evaluación. La evaluación tendrá que responder a la pregunta siguiente: ¿cuánta agua hay en la copa? Si no hay agua, habrá que añadir esta otra: ¿Por qué causas no hay agua en la copa? Es probable que los docenes digan que es porque la copa no se ha puesto debajo. Incluso los docentes que tienen la enfermedad de Parkinson y, sobre todo, aquellos un poquito sádicos que procuran hacer difícil la recogida del agua.
La segunda metáfora hace referencia a otra dimensión muy diferente de la enseñanza. El profesor es la persona que ayuda a que el alumno sea capaz de buscar por sí mismo, de forma autónoma y entusiasta, manantiales de agua. Una vez que los encuentra, es capaz de discernir si el agua está contaminada o es salubre. Es decir sabe utilizar el conocimiento, aplicarlo a la vida, trasladarlo a la realidad. Y, lo que es más importante, cuando sabe que el agua encontrada es potable, es capaz de compartirla con quienes se mueren de sed y no la dedica exclusivamente a hacer fuentes ornamentales, surtidores y piscinas en el jardín de su casa mientras se muere la gente detrás del muro que protege su casa.
La evaluación, en esta segunda metáfora, tiene también otro alcance. Tendrá que comprobar si el alumno sabe hacer, si sabe aplicar, si sebe transferir. No se trata de almacenar por almacenar. Tampoco se trata solamente de saber analizar. Es fundamental la dimensión ética que hace que el aprendiz sepa compartir aquel bien encontrado.
Este asunto fundamental conlleva un segundo nivel de reflexión que se refiere a los caminos por los que se adquiere, posee y se desarrolla una u otra concepción, una u otra metáfora.
Una buena parte depende de la formación recibida. Quiénes han sido y cómo han actuado los educadores/as que han tenido la responsabilidad extraordinaria de la forja de maestros/as. Hay que saber qué objetivos tiene la institución formadora, qué metodología, qué recursos, qué profesionales, qué directivos…
Otra parte se debe a la política educativa, al curriculum básico, a las filosofía de las leyes, al modo de entender la enseñanza que fluye de las prescripciones…
Una tercera parte depende del proceso de socialización del profesorado en el país. ¿Quiénes acceden a la profesión? ¿Por qué caminos, con qué exigencias? ¿Cómo se concibe y se valora la profesión docente?
La cuarta y, a mi modo de ver la más importante, es la actitud del profesional. Es decir, los motivos que le han impulsado a abrazar la profesión, las vivencias que tiene sobre ella, la forma de entender la tarea y la relación con el alumnado.
Al comenzar este nuevo curso quiero llamar la atención sobre estas dos formas, no solo diferentes sino antagónicas de entender la tarea. Quienes se instalan en la primera concepción disfrutan menos, lo pasan peor y le sacan menos partido a su esfuerzo. Quienes practican la segunda viven con entusiasmo aquello que hacen y le sacan el mayor partido. ¡A la tarea de ser felices y de hacer felices a los demás!
¡Ojalá y todos encontremos agua!
A Miguel Ángel le gusta remover las aguas…
Os deseo un buen curso a todos y a todas…
Querido Juan Carlos:
Yo también te deseo a ti un feliz curso
Sé que eres de los que ayuda a encontrar manantiales, de los que enseñan para qué ha de servir el conocimiento y de los que ayuda a ponerlo al servicio de los demás.
Gracias por estar ahí cada día y cada semana en este foro.
Un gran abrazo.
MAS
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Excelente artículo.Lo comparto en las redes.
Saludos.
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Efectivamente, es una gran suerte que el país pueda iniciar un nuevo curso con todos los niveles de enseñanza.
Nos habituamos a las grandes cosas y no somos capaces de valorarlas.
Yo deseo a todos un feliz curso.
Saludos.
De las dos metáforas creo que la más frecuente es la primera y la más deseable es la segunda.
Haría falta pensar cómo es posible hacer pasar a las personas de una a otra si ellas, por sí mismas, no son capaces de hacerlo.
En eso debería consistir la formación permanente del profesorado, a eso se tendrían que dedicar los CEPs, llámense como se llamen en cada autonomía.
Feliz curso.
Estimado profesor, con muchas ansias espero su columna, la de hoy particularmente habla de la generosidad que debe tener el docente a la hora de plantearse su vocación. Compré el libro que menciona, permita me comentarle que es algo difícil conseguir sus libros aquí en el interior de Argentina, en la provincia de Tucumán.
Cariños a la distancia.
Querida Stella:
Muchas gracias por acercarte a este blog y por hacer el comentario que hoy aportas. Si no hubiera lectores y lectoras como tú merecía la pena escribir.
Gracias también por haberte hecho con el libro «Pasión por la escuela». Este libro tiene dos ediciones en Argentina, una en la Editorial Bynum Buneos Aires y otra en Homo Sapiens de Rosario. Supongo que será esta segunda la que tú has comprado.
Sé de las dificultades de distribución en tu país y sé del alto costo de los libros. Por eso admiro a tantos docentes argentino que leen.
Un beso y muchas gracias.
MAS
Bienvenidos al curso.
Es una suerte tener un sistema educativo que está abierto par todos y para todas.
Hay que mejorarlo, si, pero hay que reconocer que tenemos muchos que otros países no pueden ni soñar.
¿Pueden ir a la escuela en paz los niños y las niñas de Siria?
Hay que valorar lo que se tiene.
Saludos cordiales a todos los lectores.
Las dos metáforas son muy elocuentes.
La verdad es que veo más frecuentemente la primera en las aulas. Ojalá pudiésemos hacer crecer la presencia d ella segunda.
El problema es pensar cómo puede conseguirse. Y, después de descubrirlo, llevarlo a la práctica.
Para bien de todos.
Caro Professor Miguel Angel Guerra
Yo soy directora de una escuela en la zona de Lisboa. Nos reunimos en Porto, en abril pasado, en la UC. Estábamos hablando sobre el cartel.
Me gustaría enviar un correo electrónico con una invitación a una conferencia en mi escuela. Usted me puede dar su contacto por favor?
Muchas gracias
Estimada Inés:
Mi correo electrónicos arrebol@uma.es.
Gracias por la invitación.
Un beso.
MAS
Hola queridos amigos de una página de las que siempre sacas, no agua, sino petróleo.
Voy a empezar por los comienzos de curso de mi niñez,llenos de ilusión y de alegría del reencuentro con los compañeros y profesores. Lo que más se me ha quedado es el OLOR de los libros nuevas, las ganas de conservarlos así, ponerles mi nombre con mi mejor letra. Dado que estaba interno, era como emigrar, como mi padre y abuelo. Maleta, nuevos compañeros de dormitorio, tu taquilla,…
En mi caso, hoy a mis hijos no les veo esa ilusión de ojear los nuevos libros, de olerlos; quizás sea que tienen más cosas motivantes en casa que en el cole. Mi caso no era ese.
Hace una hora y media he pasado a engrosar esos 4 millones de ciudadanos sin empleo.Por un lado me siento libre de las aguas que no me gustaban como corrían. Por otro, comienza el nuevo curso de buscarse la vida, de poder comer pero feliz,optimista,de comenzar una tercera etapa en mi vida….malos tiempos, sí, pero los tiempos siempre hubo que pelearlos.
Vivo en la ciudad y soy de campo. En donde crecí siempre hubo vacas, agricultura,los niños teníamos nuestros trabajos.INJUSTICIAS FRESCAS. Galicia es leche carne y pescado. España es deficitaria en producción de productos lácteos. Mejor se los compramos a alemanes y franceses. Casualidad. 17 céntimos pagan en galicia por un litro de leche. ¿A donde quiero llegar? ¿Qué se estudia del campo en las aulas? Qué bueno es el bosque,qué fresquita la hierba, qué bonito ternero…nada de partirse la espalda todos los días, todo idealizado. Los políticos no sé qué tendrán preparado para el campo gallego….quizás convertirlo en un gran campo de golf que aquí la hierba siempre está verde.
Espero lo mejor como padre para este curso, que mis hijos me hagan preguntas de historias pasadas pero también de la actualidad de lo que están viviendo. Papá ¿hoy tampoco vas a trabajar? Los lunes al sol…
No me gustaría preguntarme con Antonio Machado «¿Para qué sirve la sed?» Corren malos tiempos para la escuela por mor de los recortes. Es muy difícil atender la diversidad, cuando hay niños y niñas que necesitan más agua que los demás. En algunos centros se ha suprimido una unidad, pero se han suprimido dos profesores. Hay aulas a tope con muchas necesidades especiales.
Ya hace más de veinticinco, una chiquita, cuando vio pasar cerca del colegio un rebaño de ovejas me preguntó: «¿Esas son las ovejitas?». Entonces vi claro que había que salir del aula y de vez en cuando salíamos a visitar a nuestros amigos los árboles. Así visitamos al pino que parecía una horquilla grande, al algarrobo, al almendro…Fue muy curioso el día que visitamos a nuestra amiga la mimosa en flor. Ese día hubo respuestas de todo tipo, cuando les pregunté qué nombre le podíamos poner. Hubo nombres variados, pero una niña, de las atrasadas, dio una respuesta que nos sorprendió a todos: «Yo lo llamaría ‘cariñosa’. Ni que decir tiene que el día que fuimos con el Ayuntamiento a repoblar, la misma niña era la que lo hacía con más entusiasmo y cuidado.
Hay agua para todo, también para regar las plantas; pero siempre habrá que gastar cuidado. A veces nos encontramos con el letrero: «Cuidado, resbala». Lo malo es que somos nosotros, alumnos y alumnas, maestras y maestros, los que tenemos que saber de qué agua tenemos que beber.
Querido José Antonio Romero:
Impresionante comentario. Me ha conmovido tu nueva situación y la pregunta final con la acabas el relato de tu situación.
Interesantes las preguntas sobre el campo gallego, la crisis de la leche y las actuaciones políticas.
Y más aún la realidad de la escuela ante la vida, la cercanía de la escuela a los problemas de la vida.
Hermosas tus vivencias respecto al inicio de curso de tu infancia y juventud.
Y admirable tu actitud ante la situación que estás viviendo.
Un gran abrazo.
Estimado josem:
Tus comentarios siempre son sugerentes y aleccionadores.
La pregunta de aquella niño sobre las ovejas tendrían que abrirnos lo ojos a muchos docentes, tan apegados a las realidades de papel.
De acuerdo con que las políticas de recortes en educación causan un grave daño a la tarea y constituyen un motivo de desaliento en el profesorado. ¿Cómo puede ser que quien promulga una ley de educación para la mejora de lo calidad sea quien genera unas condiciones que la bloquean o destruyen?
Gracias por leer y, sobre todo, por escribir aquí.
MAS
No te lo dije, y ya lo debería haber hecho hace unas semanas. GRACIAS POR RESPONDERME , POR ESCUCHARME; NO ERES SOLO UN GRAN TEORICO DE LA EDUCACION, UN INVESTIGADOR,(como seguro que muchos de tus lectores piensan por lo que yo deduzco: sí, decirlo es muy fácil, pero ya me gustaría verlo llevándolo a la practica diaria del aula). ERES UN GRAN MAESTRO PORQUE SABES MOTIVAR,PORQUE ESCUCHAS, PORQUE RECONOCES LAS DIFICULTADES (nadie ha dicho que educar, enseñar sea fácil), PERO NOS RECOMIENDAS AFRONTARLAS CON ILUSION, PENSANDO EN QUE LO VOY A CONSEGUIR, PENSANDO EN QUE PUEDO Y DEBO MEJORAR TANTO COMO PERSONA COMO PRFESIONAL, CON DECISION Y ESFUERZO QUE TRANSLADARE A QUIEN ME RODEA.
UN recuerdo de motivación en 1ª de magisterio, asignatura psicología (me encantaba), profesora una señora.Pues esa SEÑORA era una profesora como la copa de un pino.ME DABA CLASE A MI SOLO.(éspero que los demás compañeros que seguían la clase sintieran lo mismo).¿Por qué digo eso?ME MIRABA, ASENTÍA CON LA CABEZA,DABA LA CLASE DE PIE DETRAS DE SU MESA,ME MOTIVABA. ¿Cómo podía fallarle a alguien que con su mirada mostraba tal entusiasmo por lo que enseñaba? SI, UN CRUCE DE MIRADAS COMPLICES,ALGO TAN FACIL Y BARATO, Y TE SIENTES ATENDIDO, RECONOCIDO,ESPECIAL…MOTIVADO.
Gracias.Hay muchas maneras de ser un buen maestro. LA DIVERSIDAD. Pero creo que el gusto por lo que haces es primordial para hacerlo bien,con menos esfuerzo, con más interes en mejorar,con más respeto por los que tienes delante, y, por qué no, somos personas,CON MAS CARIÑO Y EMPATIA.
Muchas gracias, José Antonio.
Tus palabras muestran una enorme sensibilidad.
Estupenda la descripción que de aquella profesora.
Has depositado en mi una confianza que agradezco como regalo ya que no había sido conquistada.
A ver si no hay muchos más lunes al sol…
Un abrazo.
MAS
Me he acordado de aquellos que empiezan el trabajo por primera vez. Unos como funcionarios, otros como interinos.
Y he pensado en la suerte que correrán a medida que vayan pasando los años.
¿Qué será de sus vidas?
Pienso que una buena parte de esa evolución va a estar en las circunstancias externas, pero otra va a estar (la más importante) en su actitud y en su capacidad de aprovechar la experiencia para aprender y para ser mejores.
A principiantes y veteranos deseo buena suerte.
Por su bien y pro el de años alumnos y alumnas.
En el comienzo de curso quiero desear lo mejor a profesores y alumnos. No puedo ignorar que hay profesores que matan las mejores ilusiones de los alumnos pero que hay también alumnos que desanimen a los profesionales más comprometidos.
¿Por qué no entender la tarea como una colaboración en lugar de como un enfrentamiento?
El comienzo de curso. Un buen motivo para pensar. Yo creo que las metáforas del agua son un buen modo de reflexionar sobre el contenido de la enseñanza.
Ojalá que todos tengamos un curso feliz. Un curso lleno de trabajo, de ilusión y de buenas experiencias.
Feliz curso.