Me ha pasado hace pocas semanas. Después de una conferencia que pronuncié en la Universidad de Alcalá de Henares, tuve la oportunidad de hablar con una alumna mía de la Universidad Complutense a la que había dado clase hace treinta y cinco años. Me lo tuve que repetir varias veces vez para creerlo: ¡treinta y cinco años! La recordaba muy bien, como la alumna aplicada, tímida y formal que fue en aquel 2º año de la carrera de Pedagogía. Corría el año 1978. Ella es ahora una estupenda profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Alcalá.
Su padre era un importante pedagogo de aquellos años, autor de libros que manejábamos con asiduidad profesores y alumnos del área de educación. Ella, hija única, tuvo una relación especial con su padre mientras vivía y ha mantenido su recuerdo muy vivo después de fallecido hace ahora, según me cuenta, diecisiete años.
En el viaje a Madrid le pregunté si recordaba que su padre había contestado a una carta que yo dirigí a mis alumnos al terminar el curso académico y en la que compartía mis ilusiones, preocupaciones, temores y sueños de profesor universitario novel. No sabía que su padre me había contestado. Me dijo también lo importante sería para ella recuperar ese escrito de su padre, ya que él se había desecho de casi todos sus escritos antes de morir. Le prometí buscar la carta y le aseguré que la encontraría porque tenía la convicción de no haberla destruido.
La busqué y, sin mucho esfuerzo, la encontré. Releí mi carta y vi plasmadas, casi con asombro, mis inquietudes de profesor joven. Y leí la carta del padre de mi alumna, que entonces se encontraba a un paso de la jubilación. Hacía interesantes reflexiones a un principiante desde la atalaya de su experiencia.
Ella me dijo que la carta le había hecho derramar muchas lágrimas de emoción, al avivar el recuerdo y el pensamiento pedagógico de su padre.
¿Por qué traigo a colación esta experiencia? Porque la relectura de la carta que escribí entonces a mis alumnos, las respuestas que estos me dieron en las suyas y la de este veterano pedagogo, me han retrotraído a aquellos años en que comenzaba mi tarea de profesor universitario Es cierto que yo había sido ya profesor de Primaria en Oviedo y profesor de Bachillerato en el Instituto de Tui (Pontevedra), pero eran mis primeros años de docencia universitaria.
Y también rememoro la experiencia porque he pensado en todas las cartas que otros han dejado o que yo he ido depositando en el buzón de la vida. Antes se escribían más cartas a través del correo postal. Hoy la comunicación ha cambiado a través de los teléfonos móviles y de internet. El correo electrónico y el whatsapp abren caminos que se recorren velozmente en las dos direcciones.
Las cartas postales, más lentas, sí, tenían otro calado, otra profundidad, otra extensión. Esta mía a los alumnos y alumnas tenía cinco páginas. Hoy los mensajes son más breves, más fugaces. La contestación del papá de mi alumna tiene tres largas páginas.
Existe en género epistolar abierto que no necesita de sellos ni de carteros. Lo he practicado muchas veces. Durante varios años tuve una sección en el periódico Escuela en la que, cada quince días, enviaba una carta abierta a un profesor interino, a un padre despistado, a un inspector de educación, a una señora de la limpieza, a un conductor de un autobús escolar, a un alumno desanimado… Esas cartas se han presentado con formato de libro (Pasión por la escuela. Cartas a la comunidad educativa) en la Editorial Homo Sapiens de Rosario (Argentina).
Me ha sorprendido verme ahora en el puesto de la vida que entonces ocupaba el padre de mi alumna. Soy yo ahora quien ha alcanzado la jubilación. Y soy yo ahora el que habla con su hija que comienza. El cuso de la vida. Un curso que a unos les destruye y a otros les salva. O, mejor dicho, un curso en el que unos se hunden y otros salen a flote.
En esta historia aparecen tres generaciones docentes. El padre de esta alumna mía, pedagogo avezado, que mantiene la ilusión por la tarea, como demostraré más adelante. El profesor joven universitario que era yo entonces y que ahora ha llegado ya a la orilla de la playa. Y la joven alumna de Pedagogía que se ha convertido en una magnífica profesora.
Me pregunto por las interacciones generacionales. En ocasiones nos ayudamos. En otras nos destruimos. Creo que este es un ejemplo de cómo es posible esta ayuda. Veamos las actitudes de apoyo que se reflejan en los textos de esta colección de cartas. Digo yo en la mía: “Debemos romper los tópicos, deshacer los malentendidos, luchar juntos contra nuestras deficiencias. Aceptando cordialmente nuestros límites. Porque –en definitiva- todos buscamos lo mismo”.
El padre de mi querida alumna me decía aquel 21 de julio de 1978: “Y ahora que has escrito a tus alumnos, a tus recién estrenados alumnos, quizás con demasiado dramatismo, y les pides que te comprendan un poco y se den un más, vuelvo a repetirte: ese es el camino. No lo abandones. Sin vino y sin rosas. Con espinoso amor, que solo te compensará si en cada momento de tu vida eres capaz de decir: lo que hago es bueno. Lo hago, por lo menos, lo mejor que sé”.
Me pregunto por lo que ha cambiado en mí. Y también por lo que ha cambiado en la educación. Me pregunto por las causas que nos hacen evolucionar y por la forma en que cada uno las afronta.
Pienso que todos estos años de trabajo han pasado en un suspiro y me han permitido aprender muchas cosas. En los libros, en la práctica, en la conversación con las personas. Afortunadamente, la realidad no me ha endurecido, no me ha hecho pesimista o escéptico. Los años me han permitido afianzar el optimismo e incrementar la esperanza. Especialmente en todo lo relacionado con la educación.
He aprendido mucho de mis alumnos y alumnas. De su esfuerzo, de su curiosidad, de sus preguntas, de su fallos. Una de las alumnas que contestaron aquella carta, decía: “Pienso que tu esfuerzo, tu dedicación, tu dar continuamente, tus heridas, son recogidas y no caen en saco roto. Mientras haya alguien que las recoja, sin duda tu esfuerzo ha merecido la pena. Y hay bastantes personas que hemos recogido tus esfuerzos y te lo agradecemos profundamente”.
Dicen muchas cosas emocionantes los alumnos y las alumnas. Yo he tenido mucha suerte, en ese sentido. Sus palabras y actitudes han puesto alas a mis deseos de volar y han insuflado entusiasmo y alegría en los momentos de duda.
Una alumna dice en una carta de aquel manojo de escritos que conservo muy vivos en la memoria y algo amarillos en el anaquel.
“¿Sabes? Al conocerte recordé una frase que había leído una vez: “al término de múltiples naufragios he recobrado el tiempo”. En tu mirada, en ti, en todo lo bello de la vida que tú representas como maestro… No cambies nunca, sé siempre tú, alguien que ha sido capaz de dar sentido a mi vida, ilusión y realidad a muchos otros… Ojalá seas feliz, muy feliz y la espuma de tu sonrisa borre para siempre, si alguna vez aparece, el dolor y la tristeza”. Ojalá.
Querido Maestro!
Magnífico comentario que nos lleva a reflexionar los momentos pasados de la vida que a veces nos gustaría cambiar pero que son vivencias que nos ha permitido ser como somos con nuestros defectos y virtudes.
Lo mejor de todo es recordar lo bueno de los años pasados,lo malo no merece la pena.Tengo en mi mente, personas que me ha ayudado a ser quien soy.Recuerdos imborrables de amistades que si no fuera por ellas no hubiese conservado el trabajo, a las que estoy muy agradecida.Apoyos en los momentos más difíciles de mi vida.Los buenos amigos perduran para toda la vida pese al tiempo y a las distancias.
Este comentario se lo dedico a ellos,que me han entendido me han dedicado su tiempo, me han dado alas para volar cuando estaba herida de muerte,y me han valorado hasta el infinito.
Gracias a usted maestro que con sus lecturas me ha hecho más humana y mejor persona.
Tengo hermosísimos recuerdos en el buzón de mi vida y a ellos me aferro.
Sin más agradecida me despido con un cordial saludo.
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Querido amigo y maestro:
Me ha parecido un artículo de extraordinaria belleza.
Felicidades a las tres generaciones. El padre de tu alumna, fallecido hace diecisiete años -según explicas en el texto- sigue vivo en el recuerdo; al tenerlo presente su hija y al valorar tú su pedagogía a través de esta publicación, hace que este maestro trascienda…
Un fuerte abrazo MÁS.
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Como maestro veo mi vida reflejada en este escrito con tanta similitud que no he podido esconder lagrimas de mis ojos que siguen mojados de esperanza. es que vamos dejando huella en la vida de nuestros alumnos…ojala siempre sean las mejores.
Emocionante relato en el que entran tres generaciones. El padre que le escribe a uun joven profesor, y ese profesor que se encuentra con la hija aquel padre que entonces le escribió.
Cuando la cadena de generaciones se hace en la educación se ve claramente cómo la sociedad puede articularse sobre el conocimiento y la convivencia.
El paso del tiempo nos hace mejores a todos si hacemos de la educación un espacio de reflexión y de convivencia.
Le oí un día a Miguel Angel decir los siguiente: La historia de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catástrofe.
Todos estas generaciones de las que se habla en el artículo han estado en la educación.
Es es la esperanza.
Normalmente en mis sencillos comentarios me dirijo a los posibles lectores, pero hoy me dirijo a ti, Miguel Ángel. Te conocí de niño, de adolescente y de joven, después cada uno siguió su camino por la vida y, finalmente, sin sorpresa he conocido tu siembra fructífera a lo largo de tu vida y que continúa todavía en plenitud.
Y esto para los lectores: Miguel Ángel siempre puso su extraordinaria inteligencia al servicio y ayuda de los otros, siempre lo conocí amigable, optimista y lleno de buen humor. La jubilación, para muchos, es sólo una imposición social, pero sus vidas siguen siendo plenas. Así veo a Miguel Ángel y creo que así es.
Como en el artículo se habla del devenir de la vida, me he permitido este breve comentario sobre lo que conocí de nuestro articulista
Agradecido por muchas cosas, por el bien que has ido sembrando y por las reflexiones que nos brindas.
Saludos.
Querido Joaquín:
Es un tesoro para mí tu amistad mantenida en el tiempo. Echa susa raíces en la infancia y ha fructificado a estas alturas de la vida. Muchas gracias. Yo digo que un amigo es una persona que, a pesar de conocerte muy bien, te sigue quetiendo. Gracias por tus generosas palabras. Un gran abrazo. MAS.
Querido Miguel Ángel:
Tienes razón al decir que tras una larga travesía en la docencia, y cuando comprendes que el tiempo se acaba (al menos en el aspecto académico), nos hacemos la escueta pregunta: “¿Ya?”.
Uno siente que el tiempo se ha ido volando, precisamente cuando uno más sabe, cuando uno ha acumulado mayor experiencia y sin haber perdido ningún ápice de ilusiones.
Recuerdo que cierta vez, en ocasión del curso de doctorado en Málaga, se abrió un debate que derivó hacia el sentido de la profesión docente. En mi caso, comenté que como arquitecto podía ver y mostrar aquellos trabajos que había proyectado y de los que me pudiera sentir orgulloso; sin embargo, decía, que como profesor esperaba el reconocimiento y el aprecio de mis alumnos y alumnas con el paso de los años.
El reconocimiento como docente no era algo tan físico, tan visible, pero que contenía los valores emocionales que los seres humanos deseamos encontrar en una labor que va más allá de la transmisión de conocimientos.
En esta ocasión has citado un hecho emotivo que te retrotrae a tus inicios en el ámbito de profesor novel universitario. Estoy seguro que podrías aportar muchos más. Con todo, el que muestras es lo suficientemente elocuente para entender las raíces profundas que has dejado a tu paso.
También dices que en la actualidad las cartas son más breves, más escuetas, en razón de los medios digitales que las transmiten.
Cierto. Aunque a través de estas cartas digitales uno puede recibir el cariño y reconocimiento. Es lo que me sucedió hace unos meses, cuando en uno de los diarios digitales en los que escribo, publiqué un artículo titulado “¿No hay nadie que quiera a Wert?”.
Puesto que no era la primera vez que escribía en contra de ese engendro clasista que es la Lomce, y que, como era de suponer, los sectores defensores de la misma no esperaron para iniciar los ataques hacia mí, incluso sin conocerme.
La grata sorpresa provino de dos largas cartas de antiguas alumnas. Si me lo permites, muestro el inicio de una de ellas:
“Excelente artículo, Aureliano. Coincido con Belén en que eres un hombre de principios y valores, es decir, con dignidad. También fui alumna tuya en el curso 1976-1977 en la Escuela de Magisterio de Córdoba. Fíjate si ha llovido desde entonces, y aún sigues firme en tus convicciones…”.
La carta se extiende haciendo un recorrido personal de su trayectoria desde que era pequeña, ya que pertenecía a una familia muy humilde. El texto, verdaderamente emotivo, era una auténtica defensa de la escuela pública y de lo que significa como apoyo a los que carecen de recursos para poder insertarse dignamente en la vida a partir de su esfuerzo.
Ni que decir tiene que recordaba a ambas, que no las había olvidado… pero que encontrar sus dos largas cartas de apoyo de quienes habías tenido en el aula en el año en el que iniciaba la trayectoria docente fue una enorme alegría y un gran orgullo saber que el trabajo que por entonces comenzaba no había caído en terreno baldío.
Cierro, felicitándote por tu trayectoria, puesto que seguro que quienes te han tenido como profesor siempre te recordarán como la excelente persona que eres y has sido.
Querido Aureliano:
Gracias por tus palabras. No me soprenden las palabras de tu alumna, a pesar de que yo te cono, lamentablemete, más tarde que ella. Sé de tu coherencia y de tu valentía. Y sé que tus posiciones políticas y pedagógicas están bien fundamentadas en el rigor y en la ética. Gracias por ser así. MAS.
¡Hermosa historia!, me fue imposible detener las lágrimas de emoción al leerla, el hacer el recuento del pasado de esa manera es algo tan agradable y nos motiva a los docentes jóvenes para seguir su ejemplo y dejar una huella en nuestros alumnos.
En la semana pasada encontré a mi maestra de sexto año de primaria, nos encontramos a la puerta de una tienda después de muchos años de no vernos, creo que es la primer oportunidad que tuve de platicar con ella ahora que soy su “colega”. Me dijo que le agradó el comentario que el 15 de mayo pasado publiqué en facebook en el cual agradecí a los maestros que han estado presentes en mi formación a lo largo de mi vida.
Ese momento me hizo sentir en realidad como ha pasado el tiempo, cómo de un momento a otro ya estamos del otro lado, y hoy estando como docente en sus primeros años de servicio espero que llegue el momento en el que me toque encontrarme con mis ex-alumnos y compartir los éxitos de la vida.
¡Hermosa historia! no pude evitar que se salieran mis lágrimas, siempre la emoción me gana. Esta experiencia que nos comparte nos lleva a hacer un recuento sobre aquellas personas, en este caso maestros que han marcado nuestra vida.
Y apenas la semana pasada tuve me encontré a la salida de una tienda a quien fue mi maestra de sexto año de primaria, fue un encuentro muy agradable pues hacía muchísimos años que no nos veíamos, yo le calculo que son 12!!, en ese pequeño tiempo hablamos sobre mi trabajo ahora que somos “colegas”, y me dijo que le agradó mucho la publicación que hice el pasado 15 de mayo donde agradecí a aquellos maestros que han sido parte de mi formación durante toda mi vida estudiantil.
Esta situación me hizo darme cuenta en realidad de cómo ha pasado el tiempo tan rápido, y cómo de un momento a otro ya estoy en el otro lado de la barrera, pero también que dentro de mi trabajo va un poco de cada uno de esos maestros que han compartido sus saberes.
Con apenas 4 años de experiencia y muchas cosas por hacer en mi trabajo, espero que algún día me encuentre a mis ex alumnos y podamos platicar sobre los éxitos de la vida.
El tema que presenta es en cierto modo el lado romántico del profesor, me hace recordar aquellos maestros que trascienden en cada uno de nosotros, las razones pueden ser diversas, pero hay un epicentro de la trascendencia del profesor: el amor a lo que hace, el amor que inspira, que innova, que genera, que siembra en el alumno inquietudes, admiraciones y ganas por lograr objetivos de crecimiento. Considero que existen docentes con tanto en sus acervos de estrategias, ideas y acciones que bien valdrían la pena escribirlas y tener así la certeza de que lo hecho por la educación en aciertos o en error de algo habrán de servir a otros, incluyendo a la investigación educativa.
Esta lectura en lo personal me hace ver un poco mas la realidad a la que me enfrentare en un futuro, donde debo de poner todo de mi parte y ser mas bueno cada día, tal como se menciona en la lectura y seguramente pasare por muchas criticas acerca de los docentes que están ejerciendo y que ya tienen una trayectoria por esta profesión, sin embargo seria genial que todas las criticas fueran para bien, pero creo que muchas veces nos dicen cosas o nos tratan como novatos, nos reprimen por el hecho de ir comenzando, ademas de que las generaciones cambian y nos es lo mismo en cada generación.
Querido Miguel Ángel:
Como yo soy la alumna de tu historia, no tengo más remedio que contestar, como se dice habitualmente, por alusiones.
Como comprenderás, he leído y releído la carta que mi padre contestó para cubrir el vacío de mi silencio. Yo no fui capaz de responderte por timidez, y él consideró que debía ocupar mi puesto para que no sintieras la decepción del abandono. Creo que él me identificaba con ese estudiante anónimo que releería tu carta y querría hacer de sus alumnos sus amigos. Desde luego, eso es lo que mi padre hizo siempre, tender la mano a sus alumnos y concederles una amistad sencilla y generosa.
Aunque yo no me acerco ni de lejos a él, sí que creo, como también él dice en su carta, que “la educación es posible”. Creo que esta es la idea que nos mueve a todos los que nos dedicamos a enseñar, esa confianza en el valor de la educación para cambiar el mundo.
Por eso, pienso que en la vida somos lo que somos gracias a los maestros que nos inspiraron. Yo tuve la inmensa suerte de tener muchos maestros y muy buenos. Desde luego, el primero fue mi padre, que me legó su inmensa capacidad para iniciar cada día con esperanza y con ilusión. Pero tuve muchos más. Y uno de ellos fuiste tú, Miguel Ángel, que nos enseñabas cada día con tu ejemplo lo emocionante y apasionante que podía ser la enseñanza.
Mi padre planteaba en su carta la esperanza de que algún alumno le recordase con cariño. Y creo que su deseo se cumplió; las flores anónimas que encuentro a veces cuando voy a visitar su tumba así me lo hacen pensar. Él te transmitía la esperanza de que tú también tendrías alumnos que nunca te olvidarían. Y eso es fácil de demostrar, yo soy una de ellas.Para tí, que me dejaste la semilla de la pasión por educar, vaya mi agradecimiento y mi cariño más profundo.
Querida María del Mar:
Acabo de leer tu comentario a miles de kilómetros. Estoy en Rosario (Argentina). Me han emocionado tus palabras. Me han hecho revivir aquellos días apasionantes de la Complutense. He recordado siempre con admiración y afecto la carta que me envió tu padre. Qué cordura. Qué sensibilidad.
No me extraña que te sientas hija y alumna de un gran maestro. Lo fue.
Gracias a ti por estas hermosas palabras que hacen visible la belleza y la riqueza de nuestra tarea. Las flores anónimas en la tumba de tu padre son solo una muestra de los frutos que ha dado su labor. Yo creo que el profesor es inmortal porque otros aprendieron a ver el mundo a través de la magia de nuestra.
Gracias .Mil gracias, querida María del Mar, por haberme brindado esta imborrable experiencia.
Muchos besos.
Miguel A. Santos Guerra
Esta lectura nos deja ver en claro que muchas veces nos podemos encontrar en la misma posición que las personas que en este momento nos están dando clases, y que por tal motivo debemos respetar su forma de enseñar, ya que nunca vamos a saber si nosotros como futuros docentes vamos a ser mejores que ellos o estar por debajo de su nivel, por ello creo que es importante tomar en cuenta todos los consejos que nos dan para así mejorar como estudiantes y profesionistas.
Es gratificante el saber que a lo largo de la vida, vas dejando huella, no por ego sino por tu profesión, esto a la ves te llena de satisfacción. que influencies con un granito de arena para ver podido construir a personas de bien, con una profesión u oficio.
Es el mejor pago que puede uno recibir por nuestra labor, el que tus alumnos te recuerden y en las calles te hablen con gusto y alegría, aunque a veces tenemos el pequeño defecto de no acordarnos, por el echo de haber tenidos generaciones y generaciones en nuestra manos.
También es sabido que a lo largo de los años vamos aprendiendo mucho de nuestros alumnos, adquirimos problemáticas que nos hacen buscar estrategias para poder
ponerlas en practica, no sin olvidar que nuestra preparación y actualización también cuenta mucho para que la teoría que aprendamos llevarla a la practica.
Nuestra experiencia a lo largo de 17 años es una de mis fortaleza que me hace mirar al frente y aspirar a nuevos retos en beneficios de la educación. y en lo personal es un aliciente para seguir preparándome y afrontar los retos de la educación del siglo XXI con bases solidas y firmes.
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¡Qué relato emocionante!¡Y qué a tiempo lo he leído y reflexionado! Justamente el pasado viernes me he despedido de las aulas, y no he sentido júbilo si debo desnudar mis verdades. Más bien he sentido nostalgias. Pero así lo decreta la Resolución, ya lo ha comunicado y archivado. Jubilación.
Toda una vida entre escuela y escuela, aula y aula, más de treinta y cinco años que pasaron en un suspiro, desde aquel Junio del 78 del Mundial Argentina, me veo aún, con mi flamante título, una acreditación, nada más, porque creo que todo lo que sé lo aprendí después de egresar, durante el camino.
Sentí precisamente lo que expresó Aureliano, y a continuación -y le pido disculpas- robo, copio y pego: “¿Ya?.Uno siente que el tiempo se ha ido volando, precisamente cuando uno más sabe, cuando uno ha acumulado mayor experiencia y sin haber perdido ningún ápice de ilusiones”.
Durante este fin de semana disfruté cocinando para mi familia y cavilé sobre el ausentismo en mi casa, las horas que no pude compartir con ellos…tantas cosas. En el transcurrir de todos estos años me casé, tuve cuatro hijos, se criaron, algunos ya partieron, entonces me pregunté si habré hecho las cosas bien. Son tantos los sentimientos que convergen! Mi hijo menor me dijo: Tranquila mamá, lo hiciste bien, ESTUVO BUENO, NOS HICIMOS INDEPENDIENTES. Entonces dije: Sólo les aconsejé con amor y deposité mi CONFIANZA en ustedes.
Este mismo mensaje dejo a mis sucesoras en las aulas, Seños Isa y Solange, y a todos los nuevos docentes de nuestro sistema educativo: No siempre vamos a estar los que ya tenemos experiencia. Por eso debemos CONFIAR: Primero en nosotros mismos, luego en todas aquellas personas que nos han sido CONFIADAS. Confío en ustedes, que acaban de egresar del Profesorado, confíen en ustedes mismas. Cuando uno se encuentra por primera vez ante un puñado de alumnos que esperan mucho de nosotros, sentimos miedos, tememos no estar a la altura d las circunstancias. Pero todo se aprende, siempre se aprende, hasta el último día. Sólo hay que poner amor, estudiar, capacitarse día a día, estar preparados para los cambios,y CONFIAR, CONFIAR…
Feliz semana para todos y un gran abrazo a Miguel Ángel. Seguiré leyendo desde mi nuevo estado.
Me emociona el leer esta publicación, felicidades por el reconocimiento recibido Maestro Miguel Angel.
En lo personal y de acuerdo a la educación recibida, creo que siempre debemos dar nuestro mejor esfuerzo, la materia prima con la que trabajamos es de un valor incalculable y las relaciones interpersonales que llevamos a diario lo son de igual manera, dice mi mamá ” haz el bien sin mirar a quien y no esperes nunca nada a cambio”. Recientemente, el 15 de mayo para ser precisos, recibí una llamada telefónica de felicitación, una ex alumna se tomó la molestia y el tiempo de llamarme y felicitarme por el día del maestro, como se lo dije a ella y comparto en este espacio, nunca esperaría nada a cambio; sin embargo, esa llamada llenó mi día, me dió una palmadita en la espalda y me dijo, sigue así, vas bien, Los que han recibido una muestra así saben perfectamente el sentimiento, la aprobación, la energía que da esa llamada telefónica, ese mensaje de texto o publicación de los alumnos. El ayudarnos unos a otros es un motor que parece estar en peligro de extinción al igual que muchas otras prácticas, sin embargo es nuestra tarea el promover la ayuda entre docentes, reconocer nuestras limitantes y hacer algo al respecto, no quedarnos con el reconocimiento de las fallas. Ojalá que esa felicidad lo acompañe siempre Maestro.
Me emociona el leer esta publicación, felicidades por el reconocimiento recibido Maestro Miguel Angel.
En lo personal y de acuerdo a la educación recibida, creo que siempre debemos dar nuestro mejor esfuerzo, la materia prima con la que trabajamos es de un valor incalculable y las relaciones interpersonales que llevamos a diario lo son de igual manera, dice mi mamá ” haz el bien sin mirar a quien y no esperes nunca nada a cambio”. Recientemente, el 15 de mayo para ser precisos, recibí una llamada telefónica de felicitación, una ex alumna se tomó la molestia y el tiempo de llamarme y felicitarme por el día del maestro, como se lo dije a ella y comparto en este espacio, nunca esperaría nada a cambio; sin embargo, esa llamada llenó mi día, me dió una palmadita en la espalda y me dijo, sigue así, vas bien, Los que han recibido una muestra así saben perfectamente el sentimiento, la aprobación, la energía que da esa llamada telefónica, ese mensaje de texto o publicación de los alumnos. El ayudarnos unos a otros es un motor que parece estar en peligro de extinción al igual que muchas otras prácticas, sin embargo es nuestra tarea el promover la ayuda entre docentes, reconocer nuestras limitantes y hacer algo al respecto, no quedarnos con el reconocimiento de las fallas. Ojalá que esa felicidad lo acompañe siempre Maestro.
En mis comienzos como docente, alguna vez me dijeron, para ser maestra solo tienes que “saber”, mmm, en aquel momento no entendí bien, sin embargo me quede con la idea del saber cómo conocimiento, ahora que cuento con cinco años de poca experiencia, puedo considerar que en aquel momento me enfrasque en conocimiento, sin embargo, tengo que saber mucho, pero algo que indudablemente no puedo dejar fuera de mi labor diaria, es educar el corazón de mis alumnos antes que la mente como bien lo menciona Aristóteles.
A mi… me ha funcionado, pues considero que estas generaciones hoy en día están tan faltas de amor, apoyo, comprensión, tiempo, por parte de sus padres, que al llegar a la escuela necesitan esa educación, que si con exigencia, pero si algo eh aprendido es que los alumnos tienen la capacidad de adaptarse a cualquier situación, lo bonito de esto, es hacer lo que amas, no ver tu práctica diaria como trabajo sino como una pasión, si es así, lo realizaremos con el corazón y las cosas fluirán.
Recordar siempre es emocionante, más cuando esos recuerdos nos trasladan en el tiempo a revivir momentos y pasajes de nuestra vida que fueron maravillosos. Llevo casi 15 años en el servicio docente y durante ese tiempo he tenido momentos memorables y otros no tanto, sin embargo cada una de esas experiencias me han dejado un aprendizaje, profesionalmente he crecido, gracias a las experiencias vividas, a la formación académica y también a la asesoría de personas que me han compartido consejos sabios y que he puesto en práctica en su momento.
La profesión docente esta llena de aciertos y desaciertos, gente valiosa y también de personas que no aportan ningún cometario constructivo, sin embargo también de ahí se puede aprender algo; cada uno de los maestros que laboran en una escuela siempre tendrán algo que recordar y algo que compartir con sus compañeros de trabajo. Siempre es memorable recordar, y más aun cuando te encuentras a ex-alumnos que con agrado te saludan y comparten contigo sus logros en materia de formación académica, sabes, que algo de tus enseñanzas están ahí, eso nos llena de satisfacción.
La sociedad cambia constantemente y sus necesidades también, como maestros tenemos grandes retos que enfrentar, pero al final del camino, con la constancia y perseverancia, seguramente encontraremos algo bueno esperando nuestra llegada.
Agradezco su publicación maestro Miguel Ángel Santos Guerra.
Me conmueve mucho la hisoria, de algún modo me veo reflejada en ella y en mis alumnos, es realmente agradable u motivador cuando al paso del tiempo van pasando muchas npersonitas por tus manos, y cuando las buelves a ver y ves en lo que se han convertido te llenas de orgullo al saber que fué tu alumno y que los has dejado marcados para toda tu vida con buen ejemplo.
Y que al paso del tiempo esas personitas te siguen recordando con gran admiración por que fuiste tú maestro. Ahora recuerdo a una alumna, cuando inicio el primer grado de preescolar sus padres querian que fuera con otra maestra, yo era nueva en la escuela y no me conocían entonces sentian desconfianza, pero Marianita siempre se venia a mi salón y yo ya regresaba con la maestra que querian que estuviera sus padres, la niña aferrada a estar en mis clases, y los padres aferrados que estuviera con la otra maestra y asi paso mucho tiempo, la niña acudia a mi salo, afortunadamente los padres comprendieron que la niña le gustaban mis clases y que ella queria estar con migo, hasta el día de hoy ha estado con migo desde primer grado de preescolar hassta tercer grado de preescolar, para mi ha sido un gran reto mantenerla motivada, además que es una niña muy inteligente, y de verdad que sus logros de ella, me hacen crecer como profesional
Me lleno de entusiamo cuando ella me habla y recuerda todo lo que hemos hecho todos estos años, creo que he dejado huella en ella y me llena de mucha satisfacción. Espero algún dia tener la fortuna de verla convertida en una profesional, pues ella quiere ser maestra. Indudable el trabajo de un Maestro, hay maestros que dejan huella invorrables, quien no recuerda a un maestro?
Cuantas veces nosotros como docentes damos clases a nuestros propios hijos y de ello nace una semilla para trabajar en el magisterio.
Un gran reto que enfrentamos como docentes al educar a nuestros hijos en el salón de clases es que los demás alumnos se muestran celosos, algunas veces apáticos a los hijos de los docentes, yo en particular observe con tristeza como mi hija era efecto de una gran indiferencia por parte de sus compañeros, la agredían físicamente verbalmente, realice varias actividades para erradicar eso y con gran descontento vi que no podía lograrlo. Cambie mi hija con otra compañera y todo volvió a la normalidad.
en años posteriores inscribí a mi otra hija en mi grupo y vi con gran acierto que se gano a todos sus compañeros sin tener ninguna dificultad… en que falle la primera vez.
Me parece que de algún modo la experiencia que se narra en esta semana nos transporta a nuestros pininos a todos aquellos que, por alguna razón elegimos ser maestros. sin antes rememorar que cuando recién se esta graduado se ve la enseñanza como un arte, se desbordan las ganas de salvar al mundo y hacer de este un maravilloso lugar, ya con mas experiencia se tienen muy presentes las necesidades, preferencias, estilos y contextos que conjugan lo que es el niño; un niño que espera mucho de nosotros y que debemos responder con lo mejor que tengamos.
si me lo permiten, también quisiera hacer la remembranza de una maestra que impartía contabilidad en la escuela secundaria técnica de donde crecí, ella me enseño a tener confianza en mi misma a confiar en quien me enseñaba y sobretodo a recibir afecto de quien primero era una extraña y después… mi mejor amiga .
Gracias Idalia.
Me parece que de algún modo modo la experiencia que se narra en esta semana nos transporta a nuestros pininos a todos aquellos que, por alguna razón elegimos ser maestros. sin antes rememorar que cuando recién se esta graduado se ve la enseñanza como un arte, se desbordan las ganas de salvar al mundo y hacer de este un maravilloso lugar, ya con mas experiencia se tienen muy presentes las necesidades, preferencias, estilos y contextos que conjugan lo que es el niño, un niño que espera mucho de nosotros y que debemos responder con lo mejor que tengamos.
Si me lo permiten, también quisiera hacer la remembranza de una maestra que impartía contabilidad en la escuela secundaria técnica donde crecí, ella me enseño a tener confianza en mi misma a confiar en quien en quien en quien me enseñaba y sobretodo a recibir afecto de quien primero era una extraña y después… mi mejor amiga.
La historia a que hace referencia es maravillosa. Me hizo recordar a mis profesores y otras historias relacionadas. En mi caso, cada que me encuentro con algún chico al que le impartí clase y me cuenta sus logros y metas por cumplir; y más aún cuando te agradecen por haber sido su profesor se siente una satisfacción tan grande que te impulsa a ser mejor cada día!!!
El mensaje del texto radica principalmente en conservar física y mentalmente los eventos importantes que han marcado la acción docente, para bien o para mal, obteniendo el mayor aprendizaje posible, que a lo largo del tiempo se convierta en experiencia.
En mi caso muchos de los maestros que me formaron en nivel básico, ahora son mis compañeros de trabajo, de los que aún sigo aprendiendo de sus conocimientos y experiencias.
Y es de mucho orgullo trabajar como docente en la misma escuela que algún día pase como estudiante.
Hermoso y aleccionador relato.
El tiempo pasa para todos.
Lo que pasa es que quienes nos dedicamos a la enseñanza tenemos la posibilidad de sembrar y esas semillas van creciendo con el paso del tiempo.
Por eso se recogen tantos frutos en la educación.
Saludos y gracias.
“Encuentros Generacionales”
Cuando observe el titulo de la publicación, el buzón de la vida, fue inevitable no pensar en mi hijo y en algunas notas que en ocasiones escribo de mis sentimientos hacia el o lo que vivo y lo relaciono con el; pero también escribo sobre mi trabajo, que es frente a grupo, y es precisamente una forma en como vamos construyendo conocimientos en las aulas, mediante los encuentros generacionales, las familias, los chicos de otros grados, los diferentes profesores, directivos, todos los que somos parte de una comunidad escolar nos vemos involucrados en esos encuentros.
pero también encuentro en como los chicos registran sus experiencias, al finalizar la clase, entregan un reporte de autoevaluación y coevaluacion, donde ellos además de asignarle una calificación a al trabajo individual y grupal, registran lo mas significativo para ellos de lo que sucedió en clase, el tiempo y solo el tiempo ayuda a observar y valorar las producciones de los chicos, pues además de contribuir a su formación estudiantil, les apoya a analizar el cambio en su persona…
“Encuentros Generacionales”
Cuando observe el titulo de la publicación, el buzón de la vida, fue inevitable no pensar en mi hijo y en algunas notas que en ocasiones escribo de mis sentimientos hacia el o lo que vivo y lo relaciono con el; pero también escribo sobre mi trabajo, que es frente a grupo, y es precisamente una forma en como vamos construyendo conocimientos en las aulas, mediante los encuentros generacionales, las familias, los chicos de otros grados, los diferentes profesores, directivos, todos los que somos parte de una comunidad escolar nos vemos involucrados en esos encuentros.
pero también encuentro en como los chicos registran sus experiencias, al finalizar la clase, entregan un reporte de autoevaluación y coevaluacion, donde ellos además de asignarle una calificación a al trabajo individual y grupal, registran lo mas significativo para ellos de lo que sucedió en clase, el tiempo y solo el tiempo ayuda a observar y valorar las producciones de los chicos, pues además de contribuir a su formación estudiantil, les apoya a analizar el cambio en su persona…
Lo que en esta ocasión nos comparte, tiene para mi mucha relación con la cuestión de actitud, a veces en el camino que recorremos como docentes nos encontramos con situaciones un poco complicadas y difíciles que en algunas ocasiones nos hacen reflexionar respecto a lo que estamos haciendo , sin embargo creo que no debemos perder de mira nuestro interés, nuestros sueños con respecto al papel de docentes que tenemos, tratando de buscar siempre las mejores estrategias para sacar adelante el compromiso adquirido.
Me quedo con la siguiente frase “Debemos romper los tópicos, deshacer los malentendidos, luchar juntos contra nuestras deficiencias. Aceptando cordialmente nuestros límites. Porque –en definitiva- todos buscamos lo mismo”, y creo que todos deberíamos tenerla presentes porque ha sucedido que aun y cuando todos perseguimos el mismo objetivo, cada quien prefiere recorrer su propio camino incluso a costas de algunos mas.
Hay una frase que dice ¿Quieres algo? Entonces ve, y haz que pase, porque la única cosa que cae del cielo es la lluvia… A veces con insistencia queremos permanecer en los buenos recuerdos de nuestros alumnos, en las buenas experiencias de su vida, queremos ayudar en su formación, proveerlos de conocimientos, pero estamos faltos de estrategias y de ánimos para enseñar, algunos por tener tantos años en el aula, ya sin sentido la práctica, cansados y agobiados por las exigencias, otros por querer comerse las aulas en su intento de saber que es la educación y nos perdemos en el camino. Difícil ser maestro, no solo del conocimiento sino maestro de la vida de nuestros niños, porque inevitablemente alguno querrá seguir nuestros pasos.
Recordar es volver a pasar por el corazón así lo dice Galeano, que satisfacción tan grande ser parte de la vida de alguien, de su formación y aún más tener la gratificante sensación de que creció con un poco de nuestra ayuda.
Tarea del docente sería prepararnos y vestirnos de nuestras mejores estrategias y los mejores conocimientos más allá de los necesarios para enriquecer a nuestros niños.
Al leer el artículo, siento motivación por el gran valor que tiene la labor docente, en realidad solo tengo dos años de servicio docente y sin presunción diré que la respuesta que he obtenido de mi mis alumnos a mi persona ha sido satisfactoria, Miguel Ángel Santos Guerra me tomare el atrevimiento de comentar una experiencia similar aunque a menor escala, esto no ocurrió precisamente en un relato escrito, más bien fue una lección de vida, en una ocasión en el salón de clases una pequeña de primer grado de primaria me comento lo siguiente: maestra yo quiero ser una maestra tan bonita e inteligente como usted, fue lo único que dijo, la niña me miro con unos ojitos llenos de ternura, nose cómo describirlo bien lo que sé es que esas palabras me quedaron grabadas en el corazón, faltaba poco para que terminara el ciclo escolar. Lamentablemente el papá de la pequeña decidió cambiarla de escuela, ya que otra escuela se encontraba más cerca de su domicilio, debido a que es una comunidad rural el papá argumentaba que no había transporte y en caso de que así fuera serian ya tres hijos los que se encontrarían en la escuela y el dinero lo iba a alcanzar para el pasaje, después de proponerle diferentes alternativas no logramos convencer al papá y se llevó a la niña.
Esa niña ha dejado huella en mi vida y es inspiración y razón de ser en mi labor; estoy muy agradecida con la vida por permitirme estar en contacto con esas almitas inocentes que se encuentran de cierto modo vulnerables a lo que nosotros podamos crear en ellos y con ellos.
Me gustó mucho su escrito, no cabe duda que recordar es volver a vivir. SALUDOS.
Cuando leia recordaba la pelicula Al frente de clases y otra llamada Simitrio, en donde como aquí la acción docente no era por reconocimiento de los demás, por elogios, o retribuciones economicas por ser el mejor docente, en dichas peliculas como en el texto que en esta ocasión presenta Santos Guerra, tiene que ver con la vocación, y con la convicción de que siempre hay alguien dispuesto a aprender y esos son nuestros alumnos, y que no podemos darnos el lujo de desperdiciar tan privilegiada oportunidad al poder ser “maestro”.
Las implicaciones de nuestra labor van más allá de un salón de clases, trastocan en lo más profundo la vida de los niños, como prueba el caso que relata Santos Guerra y desde luego la infinidad de cosas y destalles que guardamos de nuestros alumnos seguramente cada uno de nosotros.
Tengo cuatro años de experiencia como docente frente a grupo, de Preescolar, y me hizo pensar el texto, en esos momentos que dejamos pasar, que no valoramos y que no quiero llegar al final de mi carrera y pensar, por qué no hice o dije, al igual que usted maestro, he tenido muchos gratos momentos, momentos invaluables que sólo quien trabaja o comparte con personas, sabe de lo que hablo, colaboré de muy joven en CONAFE, y han sido los momentos y experiencias con los niños que no olvido, aun guardo muchos dibujos de los niños de Preescolar, porque eso me recuerda que la labor docente influye ha mucho en la vida de las personas que de igual manera pasan por nuestras vidas, valora, disfruta y vive cada oportunidad que tengas de compartir con tus niños.
Maestro Miguel Ángel al ir leyendo el articulo paso a paso recordaba parte de lo vivido a través de mi experiencia docente, esto ha sido en el nivel medio superior en diferentes CBTIS (Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios) planteles del subsistema de DGETI (Dirección General de Educación Tecnológica Industrial) en los cuales e tenido un sinfín de experiencias parecidas a las que usted relata, me es muy grato recordar muchos momentos con mis alumnos, les contare una de tantas anécdotas, hablando de las tecnologías actuales en el Facebook hay una alumna de la materia de Química I y Química II la cual en aquel tiempo concurso en el festival académico que nuestra dirección convocaba, primeramente a nivel estatal y luego a nivel nacional, ella me agrego a esa red social y ahora se encuentra terminando su carrera como medico en el IPN (Instituto Politécnico Nacional), cabe hacer mención que en este pasado 15 de mayo nos felicito de una manera especial a los docentes que recuerda y que dejamos algo importante en su vida.
Esto es algo de mi Buzón de la vida
Me han encantado los comentarios de este artículo que hacen referencia a las hermosas experiencias vividas por docentes a lo largo del tiempo.
En la sucesión de generaciones se van escalonando fuertes emociones que algunos han querido compartir con los lectores y lectoras de este blog.
Muchas gracias a todos y a todas, especialmente a María del Mar Pardo, cuyo encuentro después de 35 largos años provocó estas reflexiones.
Es importante saber que todo el esfuerzo que hace un docente se ve reflejado en los logros que sus alumnos suelen alcanzar, en donde lo que más desean no es ser reconocido sino saber que lo que se propuso desarrollar en sus alumnos lo ha conseguido, pero esto se debe lograr con la ayuda de los padres, ya que algunos padres le dejan todo el trabajo a los docentes; sin embargo es importante reconocer el papel que juega el docente dentro del aula.
Esta lectura me hizo recordar historias de mi vida cuando me encuentro en la calle algunos docentes que me formaron, lo cual ellos se alegran de que este en la universidad siguiendo su profesión.
Ser docente no es nada fácil ya que uno tiene que educar a los alumnos con el apoyo de los padres y esto hace que la formación que nos brindan los docentes van dejando huella y este es un motivo de algunos alumnos que deciden ser docentes ya que admiramos este trabajo ya que el docente realiza un rol muy importante, es por ello que nos gusta el trabajo y de esta manera deseamos mejorar las cosas en la educación.
EDITH ANGÉLICA MARTINEZ MARTINEZ
6 SEMESTRE UPN
la escuela, es un termino polisémico si lo analizamos desde la experiencia docente,no es el inmueble en si, no se trata solo del curriculum, las clases o los alumno. no son solo los maestros los horarios y las clases es todo ello. a quienes tenemos la loca pretensión de educar nos enfrentamos a retos sociales difíciles, esto es considerado ya que solo nosotros vemos a la educación desde la óptica del arte, es decir, calificándola tanto moral como técnicamente; y sin pretender parecer romántica puedo argumentar que no solo se enseña con la destreza sino también con el corazón.
firmemente creo que cuando llegue al final de mi camino como docente lo seguiré afirmando y espero así mismo que mis ex-alumnos lo confirmen,por ello el saber pedagógico en ordenado a la enseñanza de la verdad especulativa es un arte según su materialidad, mas un arte especulativo y liberal según su formalidad, del mismo modo que al lógica.
Bien dice el dicho que recordar es volver a vivir, que bonita historia de vida, como pasa el tiempo y podemos darnos cuenta de lo mucho o poco que avanzamos en la vida también de nuestros errores y aciertos pero no hay mejor manera de saberlo que retrocediendo el tiempo y dándonos la oportunidad para mejorar siempre y valorar a aquellas personas y situaciones que le dan sentido a nuestras vidas.