Otra vez estamos metidos en fechas de evaluaciones. Decimos que la evaluación debe ser continua pero el sistema no acaba de romper las viejas rutinas. Así que sigue habiendo tiempos de aprendizaje y tiempos de exámenes. Mal asunto, a mi juicio. 
La lógica de las respuestas a las preguntas de las evaluaciones escolares suele tener una mecánica muy simple. Hay una exigencia básica: las respuestas tienen que acomodarse a las demandas del evaluador. Y las demandas del evaluador están claramente plasmadas en el libro de texto.
Cuando preparas con un escolar un examen, tienes que acudir al libro de texto. En él se encuentran la pregunta y la respuesta. Ésta tiene que reproducir lo que el texto enuncia. Las preguntas se extraen del texto con la misma precisión que han de tener las respuestas que se exigen.
Puede que haya lógica en la contestación del alumno, pero ésta no valdrá si no reproduce exactamente lo que se pide. Ya sé que no sucede siempre. Ya sé que no sucede con todos los profesores. Algunos, para instalarse en estas prácticas, se escudan en el hecho de que en fases superiores del sistema los alumnos van a tener que hacerlo así, mecánicamente. Así van preparados, dicen. Es como si hubiera que practicar la violencia para poder ir a la guerra. En lugar de romper esas prácticas simplistas se acentúan propedéuticamente.
Se suele premiar la repetición y la memorización pero no la creatividad y el ingenio. Sé que hay que ejercitar la memoria, sé que la memoria es una parte esencial del ser humano. Sin memoria no tendríamos conciencia de nosotros mismos. Pero la memorizar sin comprender mata la creatividad y el pensamiento divergente. Mientras más simplista y esquemática es la respuesta, más seguridad tiene el evaluador en la corrección.
Mi querido amigo Marcos, maestro inquieto e investigador incansable, me cuenta que le preguntó no hace mucho a uno de sus alumnos:
– ¿Qué es Segovia?
El niño contestó con aplomo:
– Segovia es un verbo.
– ¿Por qué un verbo?, quiso saber el profesor.
– Pues porque se dice yo me agobio, tú te agobias, él “sagobia”.
La respuesta del niño tiene su lógica, pero será desestimada por un evaluador al uso. Tiene su ingenio, pero está alejada de la ortodoxia de las respuestas. Se le colocará una raya descalificadora. Mal. No será utilizada para la reflexión y el aprendizaje. Por el camino de los errores se puede avanzar de forma expedita hacia el descubrimiento de la verdad.
La evaluación está más orientada a la repetición que a la comprensión, más preocupada por el dominio de algoritmos que por las estrategias de reflexión, más atenta a lo que hay que reproducir que a lo que hay que descubrir o inventar, más pendiente por reproducir que por aplicar.
Es importante saber qué es lo que piensa el evaluado, qué es lo que tiene en su cabeza, qué es lo quiere saber y qué es lo realmente sabe. Lo explicaré con un ejemplo (espero no incurrir en aquella chocante aclaración: y ahora, para complicarlo más, pondré un ejemplo). Un niño le hace a su mamá esta embarazosa pregunta:
– Mamá, ¿qué significa pene?
De forma improvisada y un tanto aturdida la madre da una respuesta describiendo lo más someramente posible el miembro viril. Y corta de forma brusca la explicación para decirle al niño.
– ¿Por qué me haces esa pregunta?
Ante el asombro de la madre el niño contesta:
Porque he leído en un libro de la asignatura de religión: “Para que el alma no pene”.
La lógica de las respuestas tiene algunos recovecos, que van más de la mecánica simplista de la repetición. Una profesora de la Universidad de Playa Ancha, en Santiago de Chile, contó al terminar una conferencia que impartí sobre evaluación la siguiente anécdota.
– A un niño le preguntaron en clase cuál era la palabra opuesta a claro (compañía de telefonía móvil). El niño, en lugar de decir oscuro, contestó: Entel (la compañía telefónica de la competencia).
La profesora preguntaba por un antónimo y el niño contestó, con cierta lógica, usando otro eje de contraste y oposición distinto al usual.
Valorar el ingenio. Valorar el pensamiento divergente. Pocas veces se hace. No sé dónde leí una anécdota sobre evaluación que enlaza con la línea de argumentación que estoy sosteniendo en estas líneas.
Un profesor le preguntó a un alumno qué haría si estuviese pilotando un avión y el rayo de una tormenta incendiase uno de los motores. El alumno respondió que pondría en marcha el motor de repuesto. Insistió el profesor en lo que haría si se incendiase otro motor a causa de una nueva tormenta. El alumno dijo que sustituiría el motor averiado por uno nuevo. Se lo vuelve a preguntar una y otra vez y el alumno, imperturbable, da la misma respuesta.
Hasta que el profesor, un tanto irritado, dice:
– ¿Se puede saber de dónde saca usted tantos motores?
– Del mismo lugar del que usted saca tantas tormentas, contesta con rigurosa lógica el alumno.
Ingenio muestra este alumno que está siendo examinado de francés y no sabe la respuesta a una pregunta que se le formula.
– ¿Cómo se dice en francés ven aquí?
El alumno contesta con rapidez y precisión:
– Viens içi.
– Dígame ahora como se dice vete allí.
El alumno no conoce la respuesta. Se queda pensativo unos segundos y dice:
– Pues me voy allí y desde allí digo: viens içi.
En algunas ocasiones, lo que hace el evaluador, es buscarle tres pies al gato. Es decir, intentar cazar al alumno en un renuncio. Hay preguntas trampa, hay preguntas capciosas, hay preguntas que tienen la finalidad de no encontrar respuestas. Es más, hay formas de valorar las respuestas que solo tienen que ver con el deseo de sorprender en un renuncio. Es el síndrome del “te pillé”.
Desvela este vicio memorístico del que estoy hablando la siguiente advertencia de un profesor a sus alumnos:
– Esto es muy importante, tenéis que aprenderlo de memoria. Bueno, si alguno no es capaz de aprenderlo de memoria, lo pude decir con sus propias palabras. ¿No será más pertinente decirles que si no son capaces de decirlo con sus propias palabras se limiten a repetir de memoria lo que dice el libro?
En un aula, dice Doyle, pueden realizarse tareas de diverso tipo: memorizar, aprender algoritmos, comprender, analizar, comparar, dar opinión, investigar, crear. Todo el mundo pensará que esta relación de actividades está ordenada de menor a mayor complejidad intelectual. Pero, si tenemos en cuenta la frecuencia con la que estas actividades están presentes en las evaluaciones, es probable que piensen que la jerarquía se presenta en orden inverso, es decir de más a menos.
La evaluación es un fenómeno complejo. Ojalá lo utilicemos para aprender y no solo para comprobar, clasificar y seleccionar. Hace años titulé así uno de mis libros: “Una flecha en la diana. La evaluación como aprendizaje”. Aprendizaje para quien enseña y para quien aprende. La evaluación de los alumnos y alumnas puede ser un excelente medio de aprendizaje para el profesorado. Que así sea.
A finales de los sesenta, en un examen de Latín, libre, se nos puso un texto de una estela funeraria, en la que el difunto se despedía de la vida añorándola, y en el que salía la palabra «luxuria» y cuya traducción, más o menos, sería: «aquellas lujosas cosas», añadí, conociendo algo de cómo se las gastaban los romanos, en paréntesis: «la follaera». La profesora se atrevió a ponerme un notable.
Era en Granada, en una Universidad Pública.
No sé si la profesora aprendió con mi respuesta, pero es que me salió del alma.
Gracias, Miguel Ángel, por ventilarnos el ambiente de las evaluaciones.
Precioso texto que ayuda a pensar, que invita a cuestionar la forma de actuar, tantas veces entregada a las rutinas.
En una ocasión le oí decir a Miguel A. Santis que una evaluación pobre da lugar a un aprendizaje pobre.
Cuando Miguel Ángel habla de evaluación a muchos nos saca los colores. Ya sea por los instrumentos y estrategias utilizadas, por los aspectos valorados, por el carácter o finalidad que le otorgamos, por los criterios fijados,…
Aunque tratamos de valorar múltiples aspectos, no sólo la memoria, también procuramos que las respuestas de los alumnos no sean literales y que, en la medida de lo posible, sean abiertas, buscando el ingenio y creatividad del alumno, pero seguro que aún nos queda mucho por mejorar.
Valoramos lo observable, lo medible, lo cuantificable es lo más fácil. Evaluar lo subjetivo, lo cualitativo, lo incuantificable es mucho más complejo, quizás no estemos preparados para ello o simplemente no queramos complicarnos la vida.
Siguiendo con el ejemplo con el que se titula esta entrada (Segovia es verbo), se me ocurre conjugar el verbo «evaluar» de la siguiente manera:
Yo controlo y comparo.
Tu reproduces o memorizas.
El o ella premia o castiga
Nosotros/as medimos y clasificamos
Vosotros/as sufrís y osagobiais
Ellos o ellas certifican.
En este caso losm pronombres hacen referencia a las siguientes personas:
1º persona: profesor(singualr) profesorado (plural)
2ª persona alumno/a (singualr) alumnado (plural)
3ª persona familia (singular) administración educativa-sociedad (plural).
Seguiremos aprendiendo…
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Está bien que reflexionemos sobre estas cuestiones. Porque las rutinas y las prescripciones nos invaden. Lo hacemos como siempre y como mandan. Pero es bueno interrogarse sobre lo que hacemos para ver si existen otras formas mejores de actuación. Y las hay.
En mi opnion no estoy en total acuerdo con lo que se menciona anteriormente, esta claro que hay ciertas rutinas o modos de realizar las cosas como es el caso de la evaluacion y cosas que supuestamente se han dejado de lado pero que se siguen respetando, como es el caso de la iglesia en la escuela, sin embargo creo que en la actualidad si se ha tenido una evolucion en cuanto a las respuestas de los alumnos, creo que ya no es tanto la reproduccion tal cual de un texto para estar bien; pero tambien creo que va de acuerdo al maestro, al juicio de valor que el considere, considero que no ha desaparecido este modo de las respuestas exactas a textos pero seria estupendo que ya no existiera para ser mas criticos y reflexivos.
Es cierto que la evaluacion se toma solo como una serie de numeros,cuando en realidad deberia de preocuparse por el desempeño o las habilidades que los alumnos han desarrollado.Y esto sucede en todas las escuelas, hasta en las universidades que se supone que es un nivel alto pero los maestros aun quieren que contestemos un examen tal y como esta en el libro con puntos y comas, o nos ponen preguntas de temas que el maestro no explico…creo que es necesario cambiar este tipo de evaluacion y tomar mas en cuenta la critica de los alumnos.
En la vorágine de la actualidad se ha puesto de moda mucho de moda hablar de evaluación, y recaemos nuevamente en tradicional forma de evaluación, en las pruebas estandarizadas solo se mide conceptualmente.
Al hablar de evaluación es sin duda alguna un mar de definiciones y criterios de las diferentes persona que la utiliza. debemos de ubicarnos en el contexto y fin a perseguir para poder utilizar el instrumento adecuado a utilizar, correspondiendo a los fines, objetivos y aprendizaje esperados. y ciertamente nos debemos de situar en el contexto de las preguntas y respuestas que deseamos obtener, y no es nada mas lo que yo quiero escuchar para evaluar, sino que es lo que el niño quiere aprender para que le sirva en su medio cotidiano y le sirva para poder resolver situaciones diarias en donde el niño se desenvuelve.
se debe de tener un cambio, no de sistemas sino un cambio de pensamiento como lo menciona Edgar Morin, para poder influir en el medio que nos rodea primeramente debe ser el cambio interiormente.
Espinoso tema. Una cosa es la teoría y otra la práctica. Se habla de evaluación continua y se practica la evaluación mediante exámenes.
La teoría va por un sitio la ley por otro y la práctica por otro. Es importante que se acerquen las tres.
Opino que como siempre la evaluación es talón de Aquiles de las personas inmersas en procesos educativos, y más aún en mi contexto y realidad inmediata donde se me solicita evaluar conocimientos, habilidades y valores a la vez, sin dotarme de orientaciones precisas, pero si exigirme reportes descriptivos y absurdamente limitados por 200 caracteres (soy educadora de preescolar). No solamente en estas fechas sino desde siempre la evaluación me produce ciertas dificultades tanto así que mi proyecto de investigación parte de esta problemática.
el profesor ante la evaluación en general se encuentra con insonsistencias como la que se pone sobre la mesa, planifica en lo mejor de los casos actividades diversificadas, desarrolla una práctica docente generando ambientes de aprendizaje pertinente para la diversidad de alumnos (también en el mejor de los casos) y dadas dos acciones educativas encuentran su mayor frustración en una evaluación que se concreta a la medición de «conocimientos» en un instrumento de opción múltiple que al final los numerales obtenidos determinan al alumno como apto o como apto con condiciones… Maestro Santos Guerra, un placer conocer su perspectiva educatiiva. Será interesante aplicar niveles de desempeño a la creatividad, el ingenio y al pensamiento divergente. MEBUPNN.L.14
La evaluación, se debe dirigir a juzgar el valor tanto de los aprendizajes alcanzados, como a los procesos que los han desarrollado. La evaluación debe servir como instrumento para indicar en qué espacios se debe incidir más prioritariamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje, orientar acerca del modo más adecuado para reforzar los aspectos a tener en cuenta, y detectar los progresos alcanzados. Se ha convertido en un acto compulsivo en el sistema educativo, se puede afirmar que se evalúa para evaluar, se evalúa para mostrar indicadores; las prácticas y los procesos educativos sencillamente no son contemplados en la tarea de evaluación.
Nos centramos tanto en la culminación de contenidos, en el sistema, que estamos dejando fuera el verdadero significado de la educación, ¿Cómo sabemos si un alumno lo logro o no?, si nosotros mismos, lo cerramos a un número…
La evaluación, un tema que requiere mucho más tiempo que la planeación y ejecución y que engloba en tan reducido espacio el desempeño de una persona. Desde mi punto de vista es muy importante la memorización en áreas específicas,el dominio y comprensión de temas. ¿De qué nos sirve si en las pruebas externas de evaluación solo se toma en cuenta el resultado?, ¿En dónde queda el proceso?, ¿Cómo evaluar de ésta forma las competencias?, ¿Cómo observar el atraso o avance en lectura, escritura, comprensión lectora, operaciones básicas de matemáticas?.
En secundaria con el Acuerdo secretarial 696 se solicita a los docentes realizar un examen final de preguntas abiertas, no sabrá la autoridad el tiempo invertido en preparar a los alumnos para que puedan responder a evaluaciones tipo ENLACE, ahora se solicita que sean sometidos a una prueba final, con preguntas abiertas. Coincido con el Maestro Miguel Angel Santos Guerra, ¿qué interpretación le voy a dar al texto elaborado por los alumnos?, ¿contestarán lo que se les va a preguntar (visión del docente)?, ¿dejaremos el resultado obtenido en dicha evaluación?. No se ve justo este proceso final para el alumno propuesto por las autoridades, espero mis alumnos logren comprenderme y escribirme.
UPN MEB, N.L. 20
El tema de la evaluación sigue siendo uno de los puntos débiles del sistema educativo mexicano, las reformas que proponen el enfoque por competencias han llegado desde hace unos diez años atrás, pero finalmente se ha concretado en toda la educación básica a partir del año 2011.
En este largo proceso se han llevado a cabo una serie de cambios y ajustes a los contenidos, enfoques y aprendizajes esperados de los programas de estudios para los tres niveles (preescolar, primaria y secundaria), pero en el ámbito de la evaluación aún se presentan ciertas dificultades por la falta de congruencia entre lo propuesto y las pruebas estandarizadas establecidas para medir el «logro educativo de los alumnos», ya que trabajar por competencias implica ir más allá de la memorización de un contenido, algoritmo, datos o procedimiento, se requiere de que el alumno manifieste un dominio de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que permitan solucionar o participar con eficiencia en situaciones cotidianas.
Entonces, lo que se necesita también, es tener un punto de vista diferente a la evaluación, dejar de dar tanto peso a las pruebas que requieran que el alumno memorice; los diseños de éstos instrumentos de evaluación tienen que cambiar para informar sobre el dominio de dichas competencias.
Los docentes tenemos esa información a la mano, de nosotros corresponde saber manejar e interpretar esa información: lo podemos detectar en el actuar de nuestros alumnos dentro de aulas, en los juegos llevados a cabo durante el recreo, cuando compran en la «tiendita escolar», etc., ¡sólo observemos con atención para obtener datos relevantes! entonces, dicho proceso de evaluación no recaería en alto porcentaje en los resultados que el alumno obtenga del examen, sino que podemos complementar esa información con otros instrumentos que permitan recabar de forma más precisa esa manifestación de logro de una competencia.
La evaluación es un elemento del curriculum donde se estrellan muchas propuestas de mejora.
Los viejos hábitos se repiten empobreciendo el aprendizaje. Los niños memorizan y memorizan en unos esfuerzos tan grandes como inútiles.
Evaluar siempre ha sido un fenómeno complejo, aunque haya por ahí algunos personajes (docentes y no docentes) que opinen lo contrario, establecer criterios de evaluación que midan los niveles de desempeño de cada uno de los alumnos es una tarea ardua y complicada, requiere, entre otras cosas de un dominio pleno del Plan y los programas de estudio, de la aplicación de estrategias didácticas que desarrollen eficientemente los conocimientos y habilidades en cuestión, para que los alumnos puedan emplearlos apropiadamente en su vida cotidiana.
El docente también debe conocer el enfoque de la evaluación y dominar plenamente diferentes instrumentos de evaluación que le permitan tener un mayor acercamiento a los procesos cognitivos de sus alumnos, los resultados que se obtengan de estos instrumentos serán el complemento perfecto para anexarlos a las evaluaciones hechas a través de exámenes escritos. El ingenio, la creatividad y el pensamiento divergente podrían verse reflejados en esos instrumentos de evaluación alternos a los exámenes escritos, incluso, hasta podría estimularse el desarrollo de estos; sin embargo, siendo realistas, pocos docentes se atreven a hacerlo, sus razones tendrán, por ejemplo el factor tiempo, que nunca alcanza, de la rigidez de un currículo o incluso el temor de algunos docentes por no saber que hacer en el caso de que sus alumnos cuestionen y pongan en entredicho lo que ya está establecido.
Realmente deseo que cada día se sumen más profesores a ese grupo que motiva el ingenio y la creatividad de sus alumnos.
Agradezco su aportación maestro Miguel Ángel.
Existen muchas lacras en las prácticas evaluadoras de la escuela. De algunas de ellas habla el artículo.
Por eso es bueno que pongamos sobre el tapete el proceso de evaluación, con el fin de potenciar sus dimensiones más ricas y de eliminar las más pobres y las más dañinas.
UN SISTEMA DE EVALUACIÓN QUE EN SU DEFINICIÓN SE MARCA COMO UN PROCESO FLEXIBLE CONTINUO Y QUE EN LA PRACTICA DE ELLA NO SE REFLEJA ASÍ, SE APLICA LA EVALUACIÓN DE FORMA CERRADA YA QUE COMO PROFESORES EN OCASIONES DEJAN DE LADO LA PARTE SUBJETIVA INTERPRETATIVA Y DE REFLEXIÓN Y CRITICA DE LA PERSONA; YA QUE SE QUIEREN RESPUESTAS Y RESULTADOS QUE REPITAN LO QUE EL MAESTRO LES REPITIÓ DE UN LIBRO, UNA EVALUACIÓN QUE REFLEJE RESULTADOS PROMUEVA CAMBIOS Y AYUDE A LA MEJORA ES AQUELLA QUE NOS PERMITE EVALUAR DE MANERA ABIERTA LAS RESPUESTAS DE LOS ALUMNOS Y CONOCER EL PORQUE DIERON ESTAS RESPUESTAS. NO SE DEBE REDUCIR UNA EVALUACIÓN A 2 HORAS DE EXAMEN Y PERMITIR QUE CON UNA PRUEBA ESTANDARIZADA EN OCASIONES MUY CERRADA SE EVALUÉ EL LOGRO A NIVEL DE CONOCIMIENTOS EN LOS ALUMNOS.
Seguimos teniendo problemas con la evaluación, es uno de los puntos debiles del sistema educativo, es triste saber y reconocer que efectivamente la evaluación ha ido en una dirección equivocada durante muchos años. Finalmente lo he vivido como alumna y como maestra. Yo creo que es sumamente complicado llevar una evaluación por proceos, si el maestro no tiene un pensamiento divergente, capaz de ser crítico y creativo mucho menos creará una evaluación acorde a a sus alumnos y seguira reproduciendo lo mismo de años y no es capaz de cambiar sus formas de ver a sus alumnos.
Yo no soy muy buena para la memoria, nunca me ha gustado memorizar las cosas, cuando estudio para un examen trato de razonar y ver las respuestas de forma lógica, sin embargo me causa algo de desagrado cuando no se toman en cuenta tus capacidades y los maestros termian etiqutando a los alumnos por burros, o malos alumnos. Muy pocos maestros valoran a sus alumnos y comprenden de lo que son capaz, pero algunos otros se basan en pruebas y examenes sin sentido.
En la semana recuerdo a un compañero que decia,-otraves me sacaron 8, si ahora si cumpli con todo y participe- contesto una compañera y le dijo- crea fama y hechate a dormir. Realmente es una triste realidad, los maestros tendemos a etiquetar y no creemos a los alumnos capaces, solo por que sus participaciones no son coherentes, y talves lo que este diciendo aqui sea tonto, por que observo a algunos de mis profesores que cuando yo participo hacen caras de desagrado, como si mis participaciones no tivieran lógica, no valoran mi participación y la verdad me causan desanimo en crear algo nuevo. Talves una evaluación termine con el futuro del alumno, solo por evaluar la memoria y no tomar en cuenta las individualidades de cada uno. No todos los alumnos son iguales por lo tanto se tendra que evaluar de diferente manera, dar esa atención a la dieversidad tambien en la evaluación.
La evaluación tiene muchas funciones. Unas son muy positivas, como aprender, dialogar, comprender, mejorar, diagnosticar… Otras son negativas, como controlar, jerarquizar, oprimir y amenazar… Hay que potenciar las positivas y eliminar las negativas.
Mucho depende de nosotros.
Evaluar es importante porque para tener éxito en la escuela hace falta que el resultado de la evaluación sea bueno.
Si la evaluación es simplista también el proceso de enseñanza y aprendizaje lo será.
Saludos cordiales.
Los enfoques constructivistas orientan diferentes estrategias de evaluación. Privilegiando el papel activo del alumno como creador de significado, la naturaleza autoorganizada y de evolución progresiva de las estructuras del conocimiento, es decir, abordan la evaluación formativa.
La evaluación, por tanto, debe estar orientada a evaluar los procesos personales de construcción personal del conocimiento. La evaluación formativa se entiende como un refuerzo que ayuda al alumno a reconstruir el tema de evaluación y como parte del proceso generador de cambio que puede ser utilizado y dirigido a promover la construcción del conocimiento.
Entonces, ¿por qué tiene que cerrase todo esto a un número?
Por fortuna, trabajo con niños de dos años y nunca me he visto en la tesitura de tener que evaluar. Pero como estudiante que también soy (UNIR), encuentro que la evaluación parece que es la principal finalidad del proceso enseñanaza-aprendizaje.
Parto del hecho de que evaluar es un proceso inherente a cualquier proyecto, educativo o no, porque es necesario saber en qué medida se consiguen los objetivos que lo fundamentan.
La RAE dice que la evaluación es el cálculo o valoración de alguna cosa. Calcular o medir lo que los niños aprenden es muy complejo. Por eso hay que ser cuidadosos con el tipo de evaluación que se plantea. En mi opinión, la evaluación debería ser procesual, no final como mera comprobación de resultados, centrada en el proceso y no en el producto. Debería estar imbricada en el quehacer diario, porque es durante el proceso cuando se puede conocer lo que va sucediendo, cómo el alumno procesa la información para convertirla en conocimiento, cómo aprende. Porque entonces nos daremos cuenta de porqué obtiene esos resultados. Y, sobre todo, porque nos permitiría tomar decisiones a tiempo, para remover los obstáculos que impiden el éxito de ese alumno, antes de que esos obstáculos se enquisten, se traduzcan en actitudes negativas o se conviertan en un fracaso crónico. Estoy leyendo el libro de Pennac, Mal de escuela, un libro escrito desde la perspectiva del alumno fracasado. ¡Cuánto sufrimiento acarrea el alumno que fracasa! (Aunque muchas veces el que ha fracasado es el profesor, pero a él no le ponen nota)
Pienso que también habría que establecer diferencias entre evaluar unos resultados y evaluar la persona, quiero decir que la evaluación no sea simplemente algo cuantificable, sino cualitativo. Me explico, un cinco es siempre un cinco, oficialmente un aprobado. Pero según las capacidades de los alumnos, para unos será un aprobado y para otros equivaldrá a un suspenso si realmente están capacitados para obtener mejores resultados. Algo así como una evaluación personalizada.
Saludos,
Lucía Antolín.
ME PARECE QUE ESTO DE LA EVALUACIÓN ES UN TEMA QUE EN CUALQUIER ESCOLLO DE LA EDUCACIÓN CAUSA POLÉMICA, ESTO OBEDECE A QUE POR UN LADO ES UN MAL NECESARIO PARA EVALUAR LOS NIVELES DE DESEMPEÑO DEL ALUMNO Y POR OTRO LADO, SE ENTRA EN UNA DICÓTOMA ENTRE LAS EVALUACIONES CON OPCIÓN MÚLTIPLE QUE SON DESDE MI PUNTO DE VISTA ARBITRARIAS Y LO QUE IMPLICA HACER EVALUACIONES CON PREGUNTAS ABIERTAS PERMITIENDO ADVERTIR COMO PIENSA EL ALUMNO. CLARO, ESTO SE REFIERE A IDENTIFICAR EL ESTILO DE APRENDIZAJE DEL ALUMNO, LO QUE NECESARIAMENTE REQUIERE DE LA INVERSIÓN DE MUCHO MAS TIEMPO, DINERO Y ESFUERZO
ME PARECE QUE ESTO DE LA EVALUACIÓN ES UN TEMA QUE EN CUALQUIER ESCOLLO DE LA EDUCACIÓN CAUSA POLÉMICA, ESTO OBEDECE A QUE POR UN LADO ES UN MAL NECESARIO PARA EVALUAR LOS NIVELES DE DESEMPEÑO DEL ALUMNO Y POR OTRO LADO, SE ENTRA EN UNA DICÓTOMA ENTRE LAS EVALUACIONES CON OPCIÓN MÚLTIPLE QUE SON DESDE MI PUNTO DE VISTA ARBITRARIAS Y LO QUE IMPLICA HACER EVALUACIONES CON PREGUNTAS ABIERTAS PERMITIENDO ADVERTIR COMO PIENSA EL ALUMNO. CLARO, ESTO SE REFIERE A IDENTIFICAR EL ESTILO DE APRENDIZAJE DEL ALUMNO, LO QUE NECESARIAMENTE REQUIERE DE LA INVERSIÓN DE MUCHO MAS TIEMPO, DINERO Y ESFUERZO
ME PARECE QUE ESTO DE LA EVALUACIÓN ES UN TEMA QUE EN CUALQUIER ESCOLLO DE LA EDUCACIÓN CAUSA POLÉMICA, ESTO OBEDECE A QUE POR UN LADO ES UN MAL NECESARIO PARA EVALUAR LOS NIVELES DE DESEMPEÑO DEL ALUMNO Y POR OTRO LADO, SE ENTRA EN UNA DICÓTOMA ENTRE LAS EVALUACIONES CON OPCIÓN MÚLTIPLE QUE SON DESDE MI PUNTO DE VISTA ARBITRARIAS Y LO QUE IMPLICA HACER EVALUACIONES CON PREGUNTAS ABIERTAS PERMITIENDO ADVERTIR COMO PIENSA EL ALUMNO. CLARO, ESTO SE REFIERE A IDENTIFICAR EL ESTILO DE APRENDIZAJE DEL ALUMNO, LO QUE NECESARIAMENTE REQUIERE DE LA INVERSIÓN DE MUCHO MAS TIEMPO, DINERO Y ESFUERZO
LA EVALUACIÓN ESTA AL SERVICIO DE LAS ESTADÍSTICAS, LA EVALUACIÓN SIGUE CUMPLIENDO UNA FUNCIÓN SOCIAL, MAS QUE PEDAGÓGICA, MAS UNA FUNCIÓN DE CALIFICAR Y DESCALIFICAR QUE DE APRENDIZAJE CONTINUO Y FORMATIVO. EN EDUCACIÓN PREESCOLAR LA EVALUACIÓN DEBE SER FORMATIVA Y CUALITATIVA, ASÍ LO ENMARCA EL PROGRAMA Y DENTRO DE LAS POSIBILIDADES SE LLEVA A CABO, COSA QUE A LAS AUTORIDADES COMO ASESOR TÉCNICO PEDAGÓGICO Y SUPERVISOR NO LES IMPORTA, TAMPOCO REVISAN SI EXISTE UNA COHERENCIA ENTRE LO QUE SE DICE DEL ALUMNO Y LO QUE SE OBSERVA EN SUS TRABAJOS, LO QUE QUIERE DECIR QUE PARA ELLOS ES UN REQUISITO ADMINISTRATIVO QUE HAY QUE CUMPLIR MÁS QUE UNA FORMA DE MEJORAR EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE. EN LA REALIDAD A QUIEN LE IMPORTA EL ESFUERZO DEL ALUMNO, A QUIEN LE IMPORTA SU INGENIO Y CREATIVIDAD SI EL EXAMEN NO ARROJA LO QUE SE ESPERA? A LOS DOCENTES FRENTE A GRUPO SOLAMENTE Y ESO ES LO REALMENTE IMPORTANTE, POR QUE EN MI OPINIÓN NO IMPORTA QUE SE PIERDA EL BONO POR EL BUEN DESEMPEÑO DE LOS ALUMNOS EN LOS EXÁMENES DE ENLACE, O QUE NO TENGA RECONOCIMIENTO DE LA ZONA ESCOLAR POR EL BUEN DESEMPEÑO EN LA OLIMPIADA DEL CONOCIMIENTO, LO REALMENTE IMPORTANTE ES LA CERTEZA DE QUE LOS ALUMNOS ESTÁN GENERANDO UN PENSAMIENTO, HABILIDADES, DESTREZAS, INGENIO, VALORES QUE LES AYUDEN A SORTEAR NO UN EXAMEN SINO LA VIDA DIARIA.
Creo que la evaluación es un tema de suma importancia y difícil de concretar una homogenización, ya que todos y cada uno de nosotros tenemos puntos de vista completamente diferentes, desde mi punto de vista creo que la evaluación de las competencias que adquiere el alumno se deben ir registrando diariamente a lo largo de las clases que se imparten, un alumno en el momento es cuando externa si ha hecho suyos los aprendizajes o no, el profesor debe tener las habilidades para reconocer las fortalezas y debilidades, en la educación media superior se trabaja por competencias, las cuales se registran en un portafolio de evidencias, y al igual que un examen si así lo considera el profesor se le da un cierto porcentaje al igual que todos los demás instrumentos de evaluación.
Estoy también en acurdo que un examen de “ X” cantidad de preguntas no necesariamente refleja los conocimientos adquiridos por el alumno, esto quiere decir que tenemos que buscar estrategias para poder cuantificar de una manera más veras todos los conocimientos que el alumno adquiere al paso por el aula.
el sistema educativo así como las leyes que lo rigen están hoy en día sumamente cuadrados, vivimos bajo un régimen meramente cerrado, en el que no somos capaces de ver y abrir nuevos horizontes que nos permitan crecer como personas, es lamentable la débil situación que viven nuestros alumnos en las aulas de clase mas aun los supuestos cambios en pro de la mejora de nuestro sistema. nos hace falta visión, verdadero compromiso con lo que hacemos, decimos y enseñamos en nuestros salones, compañeros es urgente y necesaria una reforma, un nuevo método de enseñanza y de aprendizaje que le permita al estudiante ser un individuo integro, un buen ciudadano y que la evaluación sea para que el alumno se de cuenta de sus errores, no de etiquetarlo. saludos.
en mi opinión siento que el evaluar debe renovarse ya no calificar con un simple numero si no detectar habilidades aptitudes destrezas etc. que la evaluación sea mas un tanto cualitativa y no cuantitativa pues por o regular a los docentes lo único que les interesa es saber que tanto sabes que tanto as aprendido pero no toman en cuenta tus interés como alumno y peor aun no valoran tus interés que tienes como alumno.
El dilema de la evaluación lo llamaría yo, sin duda es una controversia enorme desde que nos preguntamos ¿qué evaluar?, ¿cómo evaluar? y ¿cuándo hacerlo?, la Reforma Integral de Educación trajo consigo una serie de cambios curriculares, sin embargo el tema de la evaluación se deja un tanto a la deriva por no tener especificaciones claras de cómo realizar el proceso.
En mi nivel primaria, es cierto que se tienen parámetros para realizar la evaluación y fechas especificadas de manera bimestral, sin embargo de lo que más se adolece es de instrumentos fiables que permitan tener una evaluación objetiva y veraz, a través de los cuales se puedan evaluar los logros de los aprendizajes esperados y de las competencias.
Revisando el programa de estudio en la guía para el maestro se muestran ejemplos de instrumentos de evaluación que se pueden utilizar de acuerdo a los campos de formación, podrían ser una guía útil, lo que realmente me “agobia” es el que tengamos que acentuar un número y que sea este el que determine que tanto el niño sabe o no.
En concordancia con lo que dice Miguel Ángel Santos, procuro poner especial atención en los proceso que realizan mis alumnos ya sea al escribir un texto o al resolver un problema matemático, eso me permite identificar en que parte del proceso esta el error y así guiarlos para que logren sus aprendizajes.
El mensaje que se interpreta del artículo es: que los evaluadores (maestros frente a grupo), debemos de abrir el pensamiento y la forma de interpretar lo que se le cuestiona al alumno, así como la propia interpretación del evaluador, complementado con un buen criterio a la hora de calificar.
Ejemplos de las reflexiones y razonamientos que hacen los niños encontraremos demasiados, docentes que valoren y promuevan esto quizá pocos. Estamos inmersos en el mundo de la evaluación, en el que se requieren resultados, y en el que es difícil considerar los procesos por los que se pasa para lograr el aprendizaje. Considero la memorización como parte de ese transcurso, porque hasta cierto punto se requiere para dar paso a nuevos conocimientos, sin embargo el exceso y abuso de este método no beneficia en absoluto la práctica docente y menos el trabajo de los alumnos. Errores los llamaría el pretender evaluar con una prueba estandarizada, cuando la diversidad que se tiene en un aula exige nuevas formas, si bien es un reto para el docente esta labor pero sería lo adecuado para el niño hacer un juicio de valor sobre lo que sabe, lo que puede hacer y el desempeño que mostro para realizar las actividades, considerar las diferencias entre los alumnos, empezando desde contextos, escuelas y las aulas mismas, sería un buen inicio para retomar otras formas evaluativas.
Docentes preocupados por almacenar en sus alumnos conceptos por que llegaran las pruebas estandarizadas y eso resta puntos a su práctica como docente, olvidados de los procedimientos y sobre todo de las actitudes en los chicos, hacen que se olviden de renovar, innovar, conocer y sobre todo poner en práctica diferentes estrategias de enseñanza.
Nos hemos acostumbrado a hablar de evaluación como un tema sencillo, pues estamos acostumbrados a evaluar como fuimos evaluados, sin embargo las necesidades y características del que aprende son muy distintas a como fueron hace algunos ayeres, por lo tanto la forma de evaluar claro que debe cambiar y responder a las necesidades de los estudiantes, pues antes con aplicar una prueba escrita se tenia una calificación que estaba lejos de la realidad de lo que realmente se había aprendido, y hablando de Preescolar, ni era necesario aplicar pruebas, sin embargo ahora estoy muy de acuerdo en la evaluación que se nos propone; la formativa, pero que aun en nivel universitario los docentes se niegan a aplicarla, es muy fácil de palabra hablar como que es la mejor forma de evaluar, pues al ser formativa te vas dando cuenta qué te hace falta, qué más se puede hacer para mejorar, pero ya en la práctica a la mayoría, por no decir que a todos, se nos vuelve más cómodo seguir evaluando a todos por igual, con los mismos trabajos, con un examen y con el único criterio del docente, creo que realmente hay que hacer un alto y revalorar para qué se evalúa y qué le deja al docente y sobre todo al alumno la evaluación.
Qué tema!!!, agobiante para alumnos, padres y docentes. Vienen los examenes y la familia en vilo!!. Conozco una escuela, donde su directora implementó otro sistema evaluativo. Es simple, se enseña un tema, se debate, se aprende, se relaciona, se evalua sin avisar, como parte del proceso, los alumnos lo toman con tanta naturalidad, porque aprendieron a aprender. Todos felices! Es tan dificil el cambio de estructuras mentales y actitudinales!, es hora de animar e intentar nuevas metodologías evaluativas desde los equipos de gestión, Saludos estimado profesor y hermoso artículo.
Querida Silvia:
Siempre son hermosos, inteligentes y sensibles tus comentarios. Gracias por leer. Y gracias por escribir.
No sé si podré verte mañana en Córdoba. ¿Podré disfrutar de ese regalo?
Muchos besos.
Pingback: Una primera reflexión | bernardocotero
El artículo es estupendo. Ayuda a pensar en lo que hacemos y cuestionarse formas de actuación que están muy arraigadas en las prácticas docentes.
Muchas cosas que parecen lógicas porque se han hecho siempre, cuando las sometemos al análisis riguroso, muestras su limitación o su error.
Gracias.
Parece mentira que, quienes hemos sido mal evaluados durante tantos años repitamos con nuestros alumnos los errores que cometieron con nosotros.
Resulta difícil de entender que la mala práctica vivida no nos haya abierto los ojos o, si nos lo ha abierto, que no nos haga transformar esas malas prácticas.
buenos días Miguel Ángel Santos Guerra la verdad la evaluación que se aplica es muy errónea por que no nada mas debe de ser al final,siempre debe de ser continua, no estricta debe de ser flexible, debemos ver como van evolucionando los alumnos y en que se va retrasando para así lograr un refuerzo de lo que no entendió y seguir evaluando no debe de haber un momento estático y no solo se evalúa los conocimientos con exámenes si no también con habilidades y capacidades de los alumnos.
Desde mi punto de vista es que la evaluación siempre se a basado en números y no en ver si realmente los alumnos llegan a los aprendizajes esperados, lo cual ahí que preocuparnos mas en que realmente los alumnos sean competentes que tengas los conocimientos necesarios el cual no nos preocuparíamos tanto por la evaluación porque los resultados van a salir estupendamente bien el cual va a estar respaldado ese numero de evaluación con los alumnos que realmente si tienen los conocimientos que necesitan tener.
estoy de acuerdo con lo que nos dice ya quqe la evaluacion se basa mas en los conocimientos que se memorizan y no a aquello que el alumno va construyendo a traves del proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que los docentes prefieren calificar textualmente como dierón a conocer la información; esto debe de cambiar ya que lo mas impoortnte es saber que es lo que el alumno relmente aprendio y no lo qeu memorizo.
Me parece un tema muy importante por que evaluar no es algo fácil de hacer pero actualmente la forma de evaluar no cambia principalmente en la educación por lo regular la forma de evaluar siempre se realizan exámenes y esto permite la memorización y no ayuda al proceso de enseñanza – aprendizaje en los alumnos, sin embargo la forma de evaluar debe cambiar pero esto no significa que no se debe hacer un diagnóstico, evaluación intermedia del proceso y una evaluación final porque esto permitirá conocer los avances de los alumnos es por ello que el modo de evaluación debe cambiar y debe ser de una forma más dinámica en donde los aprendizajes deben ser más significativos, y esto permitirá qdisminuir la memorización para que los aprendizajes significativos se retengan a largo plazo, tampoco la evaluación no debe desaparecer por que permite mejorar los errores que hubo a lo largo del proceso de enseñanza -aprendizaje y esto permitirá mejorar la calidad de la educación.
Edith Angélica Martínez Martínez
Sexto semestre UPN
El tema que presenta es en cierto modo el lado romántico del profesor, me hace recordar aquellos maestros que trascienden en cada uno de nosotros, las razones pueden ser diversas, pero hay un epicentro de la trascendencia del profesor: el amor a lo que hace, el amor que inspira, que innova, que genera, que siembra en el alumno inquietudes, admiraciones y ganas por lograr objetivos de crecimiento. Considero que existen docentes con tanto en sus acervos de estrategias, ideas y acciones que bien valdrían la pena escribirlas y tener así la certeza de que lo hecho por la educación en aciertos o en error de algo habrán de servir a otros, incluyendo a la investigación educativa.
La evaluación es el proceso que permite determinar en que grado se han conseguido los objetivos. Según la normatividad se tiene que designar un número al desempeño de los alumnos.
La evaluación debe ser cuantitativa y cualitativamente. Es lamentable que algunos docentes se resistan a evaluar cualitativamente a sus alumnos. La evaluación debe tomarse como un proceso de aprendizaje donde evaluador y evaluado después de conocer en qué han fallado mejoren su práctica en el salón de clases.