Una calle de la ciudad de Purto Lápice (en la provincia de Ciudad Real) tiene este hermoso nombre: Calle de todos los maestros. Yo quisiera que el Ayuntamiento de Málaga, en estos momentos en que los docentes están vapuleados por la sociedad y maltratados por quienes gobiernan la escuela, les brindase este sencillo reconocimiento.
Se le acaba de dedicar una glorieta de la ciudad a Manuel Pellegrini, entrenador del Málaga CF en las tres últimas temporadas. Nadie podrá discutir que ha hecho una excelente labor al frente del equipo. Por primera vez en la historia del club ha conseguido que juegue la Champions, ha realizado en ella un excelente papel, le ha llevado a las puertas de las semifinales y ha hecho vibrar a la afición como nunca se había visto en la ya larga historia del club. El nombre de la ciudad ha sonado en el mundo y, a través de los éxitos deportivos, se ha hecho una buena publicidad de nuestra ciudad.
Pero, claro, no lo ha conseguido él solo. Él ha hecho su parte. Los jugadores han realizado a la perfección la suya. Lo han conseguido también los demás miembros del equipo técnico y los directivos y los empleados y la prensa y, cómo no, la vibrante afición que ha pagado y que ha empujado lo suyo.
Si no estoy mal informado se le han pagado a Pellegrini más de diez millones de euros en estos años. Es decir que ha tenido una recompensa por el trabajo que casi produce sonrojo en un momento de crisis económica tan brutal.
No discuto los méritos del ingeniero y me sumo al aplauso por el trabajo bien hecho. Es unánime el elogio de los jugadores a su capacidad técnica y a su modo de relacionarse con la plantilla. Me gusta también que su modo de comportarse con la prensa, con la afición, con los árbitros y con los rivales haya sido siempre ejemplar. Pellegrini ha cumplido con su deber, sencillamente. Y ha alcanzado un éxito que ha supuesto muchas emociones a la afición. ¿Qué se premia al ponerle su nombre a una glorieta? ¿Se premia el trabajo bien hecho, el esfuerzo, la seriedad, la honradez o se premia solamente el éxito? Al no tener claro el futuro deportivo del club Pellegrini decidió cambiar de aires y ahora es ya entrenador Del Manchester City, donde percibirá unos emolumentos considerables.
¿Qué mensaje está transmitiendo el Ayuntamiento con esta decisión? Que el fútbol es muy importante y que el éxito es más importante todavía. Que basta un año de éxitos para hacerse acreedor de una gloria perdurable.
Estoy diciendo todo esto porque voy a proponer a través del Consejo Social al que pertenezco que se dedique una calle de Málaga a todos los maestros y maestras. Los que han sido, los que son, los que serán. Las que han sido, las que son, las que serán.
Después de una larga experiencia profesional de treinta o cuarenta años, los maestros y maestras se van a sus casas sin pena ni gloria, sin que se reconozca la importancia de su trabajo y sin tener en el banco una cuenta saneada. Estos profesionales de la enseñaza que, humilde y pacientemente, acuden cada día a las aulas para ayudar a que los niños y las niñas descubran el mundo y sean mejores spersonas, pasan inadvertidos para una sociedad más atenta a otros eventos, más admiradora de otras actividades.
El gran magistrado Pericles, cuya personalidad marcó todo el siglo V antes de Cristo, hasta el punto de conocerse a éste como Siglo de Pericles, entendió de forma cabal la misión del maestro como forjador de la personalidad y la conciencia de los pueblos.
En cierta ocasión, mandó reunir a todos los genios y artistas que habían contribuido a engrandecer Atenas. Fueron llegando los arquitectos, loas ingenieros, los escultores, los guerreros que defendieron la ciudad, los filósofos que propusieron nuevos sentidos a la vida… Estaban todos allí, desde el matemático que descubría en el número el sentido helénico de la exactitud hasta el astrónomo que se asomaba al universo para contemplar la armonía de las estrellas. Pericles cayó en la cuenta de una ausencia notable: faltaban los pedagogos, personas muy modestas que se encargaban de llevar a los niños por el camino del aprendizaje.
– ¿Dónde están los pedagogos?, reguntó Pericles. No los veo por ninguna parte. Vayan a buscarlos.
Cuando, por fin, llegaron los pedagogos, habló Pericles:
– Aquí se encontraban los que, con su esfuerzo, embellecen y protegen a la ciudad. Pero faltaban ustedes, que tienen la misión más importante y elevada de todas: la de transformar y embellecer el alma de los atenienses.
Ha llovido mucho desde entonces, pero parece que no ha trascurrido el tiempo suficiente para que otros gobernantes caigan en la cuenta del valor de la tarea docente.
No debería ser necesartio recordar que ser docente hoy es una tarea importante para las personas y para la sociedad. La hisotria de la humanidad es una larga carrera entre la educación y la catastrofe, dice Herbert Vells. No debería ser necesario decir que la tarea docente es difícil. Porque hay alumnos que no quieren aprender, porque cada alumno es diferente y porque los docentes tienen competidores muy poderosos que ofrecen propuestas seductoras a niños y jóvenes, No debería ser necesario decir que, en la era digital, la enseñanza es compleja porque el conocimiento se fragmenta, se multiplica y llega a los alumnos adulterado por intereses comerciales, políticos y religiosos. No debería ser necesario recordar que la docencia es hoy una tarea paradójica porque los alumnos reciben muchos mensajes que les muestran que más importante que el conocimiento que se adquiere en las escuelas som el dinero, la fama y el poder.
Téngase en cuenta que los docentes de hoy están especialmente presionados por las demandas sociales y por las decisiones del poder que endurecen las condicioneds de trabajo, recortan sus salarios, aumentan sus horas y devalúan su función.
Es probable que si a un niño se le pregunta si quiere ser como Pellegrini o como su maestro diga que quiere dedicarse al fútbol: ganará mucho más, hablarán de él más los medios y, con un poco de suerte, le dedicarán una calle. Si se dedica a la docencia probablemente llegará a la jubilación con estrecheces y no tendrá ningún reconocimiento social. No tengo nada en contra de la decisión del Ayunatamiento de dedicarle una glorieta a Manuel Pellegrini (a mí me gusta el fútbol, no soy de los que consideran que es un entrdtnimiento estúpido), pero tengo muchas más razones para pedir una calle para todos los maestros y maestras de Málaga. Sería un modo barato y simbólico de compensar el maltrato gubernamental y de reconocer la hermosa y decisiva tarea que realizan cada día por un modesto estipendio.
Ya sé que ese gesto no resuelve los problemas. Ya sé que esa decisión no borra los agravios. Pero, al menos, ofrece el consuelo del reconocimiento de una labor imprescindible. Dice Emilio Lledó algo que sucribo plenamente: enseñar no es solo una forma de ganarse la vida; es, sobtre todo, una forma de ganar la vida de los otros.
No puedo estar más de acuerdo. Me uno a esta demanda de reconocimiento de la sociedad a la labor abnegada, silenciosa, duradera de los maestros y maestras. Ojalá se haga realidad esta demanda. No puede ser más justa ni más oportuna. Los momentos son malos y sería un gesto (al menos un gesto) de reconocimiento.
Saludos a todos en este nuevo sábado, primero del verano.
Así se construye la jerarquía de valores de una sociedad. ¿Qué tiene valor en ella? ¿Que se reconoce? ¿Qué se recompensa con una calle?
Pues eso: el fútbol. Otras cosas no merecen tanto premeio y tanta rapidez. Porque hay que ver la celeridad que ha tenido el proceso de concesión de la calle a Pellegrini.
“¡Hermosa frase que enarbolas cada vez que hablas, Miguel Ángel!”…Aquí en Buenos Aires, en la zona de Puerto Madero, próxima al Puente de la Mujer, las calles llevan nombres de mujeres célebres…una de ellas es “Olga Cossettini”,docente oriunda de Santa Fé, que desarrolló una experiencia educativa muy “revolucionaria” para la época, y que obviamente tuvo sus costos desde el plano político. Me conmovió ver su nombre en esta callecita, un orgullo. Allí me siento un poquito representada.
Como siempre profesor, dando en el clavo. ¡Grande su post! Gracias por el reconocimiento al trabajo de los maestros y maestras, como usted dice, una tarea ardua pero apasionante. Hace poco leí en alguna red social la siguiente frase: “El día que este país comprenda que un bombero, un médico o un maestro son más importante que un futbolista. ¡Ese día, sólo ese día! Realmente tendremos posibilidades de salir adelante como nación” Saludos a todos.
Supongo, Miguel Ángel, que te habrás dado cuenta que al inicio del artículo aparece una errata en el nombre del pueblo de Ciudad Real, ya que es Puerto Lápice.
Por cierto, ¿a qué se debe esos cambios de tipografía que aparecen en los dos últimos artículos?
Gracias por advertirme sobre la errata.Ya está corregida. No sé si habrá salido en la edición de papel del periódico. Lo comprobaré mañana cuando compe el periiódico ya que estoy fuera de Málaga. Eso ya no se podría evitar.
En cuanto al cambio de los tipos de letra ya he hablado con el responsable de lo blogs ya que pienso que se trata de un fallo del programa. Lo que pasa es que el técnico no llega al periódico hasta el lunes.
Muchas gracias, querido amigo.
En estos momentos finales del curso, cuando estamos cansados psicológicamente, con los nervios a flor de piel (los cluastros finales de curso suelen ser complicados), con las pilas al mínimo,… se agradece que se hable bien de esta profesión y de los que nos dedicamos a ella.
Dedicar una calle de forma anónima a todos los docentes en mucho mejor que dedicársela de forma exclusiva a algunos colegas en función del partido de la localidad que esté en el poder. Cuando se dice lo bien que lo hace un maestro se suele poner en tela de juicio cómo lo hacen los demás… Y en esta profesión, y en la escuela pública, hay muchos y muy buenos trabajadores y trabajadoras…
Y sí, Miguel Ángel, te veo cada semana menos competente digitalmente, los cambios de letra, me imagino que pueden ser de configuración de fuente en tu editor… 🙂
Buen verano para ti y para todos los visitantes del blog…
Merecido, sencillo y necesario homenaje.
Además, el dedicarse la calla a todos los maestros se hace más visible el carácter público de la profesión.
Espero que pronto nos digas si la propuesta ha tenido éxito, aunque me temo que el proceso no será tan acelerado como el de el entrenador.
Buenas esta semana, y saludos a Miguel Ángel.
Muy , muy, muy, de acuerdo en lo planteado.
No me molesta el éxito y la ganancia ajena, al contrario, que bueno que así sea.
Creo que el reconocimiento debe partir de nosotros mismos, ninguna autoridad, político, tiene espacios en sus ocupadas mentes para pensar siquiera en lo importante que somos los educadores, día a día me encargo de mejorar a mi mismo, y si puedo en la medida de lo posible a mis pares también. Y aunque parezca arrogante, y de excesivo ego, todos debemos fortalecernos.
Un detalle no menos importante; los técnicos deportivos, gerentes y empresarios tienen la oportunidad de “seleccionar” con quien
quieren trabajar, en cambio, nosotros, los maestros de las escuelas públicas, municipalizadas, no lo hacemos, no cabe ni siquiera que se te pase por la mente seleccionar con quien trabajar, a quien educar, todos tienen derecho, a propósito de lo publicado por el propio Ministerio de Educación chileno, ranking de resultados en pruebas de medición. Eso ya es lo último, una falta de respeto.
Querido Maestro !
Por proponer que no falte. Yo dedicaria una calle de Malaga, a la que me une unos lazos sentimentales, a su dedicada labor por engrandecer la tarea docente. Lleva.años luchando por una profesion vocacional y humana que te recompensa muy dentro del alma. Yo le doy el primer voto.
Feliz fin de semana veraniego.
Estoy unos dias en Malaga.
Saludos cordiales.
Querido maestro Miguel Ángel, eso está hecho, a no ser que a los señores de la mayoría absoluta, se les ocurra hacer balance y sigan las directrices de algunos próceres de estos desgobiernos que nos toca sufrir, que se dedican a menoscabar la labor de los maestros, como si en sus filas no hubiera maestros y sólo gente de excelencia, incluidos los insignes asesores que no tienen preparación académica, pero que estan ganando una pasta gansa, el doble que un maestro, no sabemos por qué.
Hasta otra.
Necesario recfordatorio.
Interesante y significativa comparación entre una persona dedicada al fútbol y otras relacionadas a la educación.
Al Ayuntamiento le ha faltado tiempo para dedicarle un glorieta al entrenador, pero no tiene tiempo y decisión para dedicársela a los maestros. Claro que, tal como está la afición, resulta rentable para la política hacerse eco de ese clamor popular. ¿Qué es lo que importa?
La profesión docente es la más importante de la sociedad. ¿Cómo tratan los políticos, las familias y los mismos alumnos a los docentes?
Hay que reivindicar la dignidad de la profesión docente, que es díficil y a la vez deisiva.
Una parte de la dignidad la hemos de conquistar nosotros con nuestro trabajo, nuestro compromiso y nuestra actitud.
Querido Profesor: coincido plenamente con Ud. con respecto a que la profesión docente no es valorada como debiera, más aún en estos días en que se valorizan tantas frivolidades y se hace más grande la distancia con nuestra tarea cotidiana, por nosotras tan respetada y amada. Pero hay ocasiones en que algunas personas que saben valorar lo que hacemos, lo ponen de manifiesto. Aquí en L. N. Alem (provincia de Misiones, Rep. Argentina) sí tenemos calles con nombres de maestros, por ejem., Maestro Amatta, Hilaria Grubert, Angélica Schnarbach, Maestra Rita Arndt y Av. Profesor Félix Manuel Durán y una calle lleva por nombre “El Maestro”. Si bien son muy pocas al menos hubo quienes quisieron hacer un reconocimiento a estos docentes que dieron mucho por nuestra comunidad. Qué lindo sería, como lo plantea Ud., que en cada ciudad se hiciera lo mismo!
Le envío un cálido saludo (a pesar del frío del invierno), desde la tierra roja.
Mabel de Misiones.
Hoy llegué a la escuela después de dos días de no asistir porque estaba enferma.
La sorpresa fue que, mis alumnos de primer grado, me decían: Hola seño, volviste!!! Y Joaquín particularmente me dijo, te extrañé, vos me extrañaste. Cómo contarles lo que sentí. Es que la docencia no te da gratificaciones materiales, te da estos reconocimientos. Es que ellos, los niños, esperan, te esperan. Como dirían los autores, Barcela y Melich, “El rostro del otro irrumpe más allá de cualquier contrato social”.
Entonces, me pregunto: Si todos los adultos fueron niños, que aprendieron con y de nosotros los maestros, porque cuando crecen se olvidan de sus comienzos y no valoran el trabajo que tanto han realizado los maestros? ¿Por qué se olvidan del amor que les brindamos a diario? Será que se valoran otras cosas más superficiales…..
Necesario alegato en favor de la tarea de los maestros.
En la palestra están los futbolistas, los actores, los políticos… Ellos ocupan titulares y a ellos se les dedican calles.
Me supo a la petición del autor para que en cada ciudad haya una calle dedicada a TODOS LOS MAESTROS.
A ver si se consigue, ya que no es muy cara.
Querida Mabel:
Recuerdo muy bien aquella mañana de invierno (aquel día no muy frío) en el que compartimos algunas ideas, sentimientos y propuestas sobre la autoridad educativa. Gracias por estar allí.
Gracias también por leer este artículo del blog y por hacer run comentario que, sin duda, lo completa y enriquece.
Las aportaciones que haces de nombres propios me pareden interesants.
Muchos besos.
Miguel A. Santos
Aquí otra argentina que lo felicita por el post. No debería ser necesario recordar que no todo está perdido mientras no se pierda la esperanza y el esfuerzo.
Trabajo en las clases con su libro La estrategia del caballo… y los resultados siempre me han sorprendido gratamente, los alumnos se “enganchan”, debaten, opinan, reflexionan. ¡Gracias por ese maravilloso libro!
Saludos
Los valores de una sociedad los vamos construyendo cada día. ¿A qué cosas o pewrsonas le damos importancia? ¿Qué es lo que cotiza? ¿Qué es aquello de lo que se habla? ¿Aquello que importa?
Y en estos gestos se ve de forma clara. El fútbol se lleva la palma.
Así nos va.
Porque en el fútbol se mueve dinero y se mueve fama.
Esos son loos valores que se premian.
Después nos vamos a las aulas a predicar otras cosas.
Así nos va.
Me sumo a la idea.
Creo que habría que recoger firmas en Málaga para que la iniciativa tuviera más fuerza.
De todos modos, creo que, a poca sensibilidad que tenga la corporación municipal, no hará falta más que escuchar la propuesta.
Y espero también que el proceso no se eternice, sino que siga un curso tan rápido como el del técnico de fútbol por lo menos.
He impartido hace unos días una conferencia en la ciudad de Santa Fe (Argentina).
En esa ciudad hay un monumento dedicado a los maestros. Me pareció una idea estupenda. Les pedí a los organizadores una foto del monumento y tuvieron la amabilidad de dedicarme una placa como recuerdo de mi paso por la ciudad. Es un monumento hermoso y lleno de significado. (Podéis verlo en cualquier buscador como “Minumento Nacional al Docente”).
Me pareció una hermosa idea.
Un modo de recordar a los ciudadanos la importante tarea que realizan los maestros en las aulas cada día.
He tenido la oportunidad de asistir a la conferencia que brindó tan distinguido profesor, en esta querida ciudad, Santa Fe.
La ciudad cordial, la llamaban por entonces, espero que aún lo siga siendo.
Pasé una tarde encantadora. Llena de aprendizajes pero también muy divertida.
Gracias por haber compartido tu tiempo y tu saber.
Estimado Miguel Angel, le escribo desde Tres Arroyos, Argentina. Le cuento que junto a una colega -que Ud. conoció en su paso por estos lugares- Adriana Etcheto (ex directiva de la Escuela Agropecuaria de Ts As), estamos realizando un trabajo de investigación que tiene como objeto de estudio LA ESCUELA SECUNDARIA ACTUAL y SU SENTIDO E IMPACTO EN LA VIDA DE LOS ALUMNOS.
Haberlo conocido en su paso por Tres Arroyos nos motiva a querer conocer su opinión en este tema. Por lo que he leído en su blog… puede ser que esté en Argentina? Qué linda noticia!
Bueno, quedando iniciado el contacto, lo saludo atte. Diana Arias (La periodista que hizo la nota de su conferencia en Tres Arroyos…)
Cariños.