Hace ya tiempo que una lectora de este blog, que formó parte del Cine Club juvenil que fundé en Tui (Pontevedra) hace casi cuarenta años, me pidió que dedicase algún artículo al cine. Hoy es el día. Y espero que no sea el último. Su invitación, y una película que acabo de ver y de la que hablaré brevemente más adelante, han fraguado la decisión.
El cine es un modo de expresión de enorme potencia. Recibimos un porcentaje altísimo de información a través de las imágenes. En el año 1984 publiqué el libro “Imagen y educación” en el que expliqué la importancia que tiene el cine como lenguaje a través del cual se hace posible recibir y transmitir mensajes y la necesidad de plantear una formación rigurosa, sistemática y sugerente para entender y disfrutar esos mensajes. Para poder asimilar ese enorme caudal de información –decía entonces- apenas si existe formación sistemática. Cuando lo reviso ahora, después de tantos años, veo que muchos de los planteamientos que allí hacía siguen teniendo plena vigencia.
Estoy dirigiendo una tesis doctoral, que está realizando con pasión y buen tino, mi querido amigo Raúl Rojano. Está estudiando cómo se utiliza el cine en la formación de los estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de Málaga. Parece lógico pensar que si los maestros y maestras tienen que enseñar estos códigos de expresión a sus futuros alumnos y alumnas, antes los tienen que aprender ellos. Algunos profesores utilizan el cine como un simple auxiliar didáctico, pero son muy pocos quienes entienden que el cine es un lenguaje con un código propio que hay que entender y en el que las personas se pueden expresar.
Con una buena formación se pueden conseguir tres objetivos. El primero, no dejarse engañar por quienes hábilmente manejan estos lenguajes. No me refiero solamente al uso del lenguaje subliminal. El segundo es la capacidad de apreciación de aquellos mensajes que tienen calidad y aquellos otros que solo son pura bazofia. El tercero es la capacidad de expresar ideas y emociones a través de este lenguaje.
Hay muy pocas personas que fabrican imágenes en un país y millones que las consumen. Al ser analfabetos en ese código es muy fácil la manipulación del espectador. Y es casi imposible la expresión de ideas y emociones en un lenguaje del que se desconocen los códigos.
Ante la pantalla hay que situar a un espectador inteligente, capaz de descubrir las trampas y de valorar la calidad de los mensajes. De lo contrario, los productores de imágenes seguirán ofreciendo unos productos tramposos y de baja calidad. ¿Por qué existió en Francia la nouvelle vague? Porque existían directores con talento como François Truffaut, Eric Rommer, Jean-Luc Godard…, sí, pero también porque ese cine le gustaba a las personas que acudían a verlo. Por eso, una entrada en una taquilla es un voto a favor de un tipo de cine.
La principal preocupación de los agentes educativos ha sido la protección del menor respecto a la contemplación de imágenes potencialmente nocivas. “No veas ese programa”, “no vayas a ver esa película”… han sido los objetivos prioritarios. Como si se pudiese aprender a ver cine o televisión por arte de magia. Algunos abren a la vez los ojos y la boca. Se lo tragan todo. Hace unos años se colocaba un rombo o dos en la pantalla para advertir a los espectadores del potencial dañino de las imágenes. Un padre dibujó por fuera de la pantalla dos espléndidos rombos…
La pregunta no puede ser más clara: ¿Qué hacemos en la casa y en la escuela para que nuestros hijos y alumnos aprendan a ver cine y televisión? En un mundo saturado de imágenes, en una iconosfera como esta en la que vivimos inmersos, la escuela (y con mucha más razón la Facultad que forma a los futuros maestros y maestras) no puede seguir siendo un islote de palabras.
Ver una película no es solo entender la trama, es comprender el mensaje y descifrar su significado. ¿Qué ha querido decir el director? ¿De qué va esta película? ¿Cómo está contada la historia? ¿Cómo está elaborado el mensaje?¿Con qué fuerza está explicado?
Puesto que el cine nació como un espectáculo de barraca, muchos intelectuales lo despreciaron como un vehículo adecuado para expresar ideas. Poco a poco se fue comprobando que, a través de una película, se podían expresar las tesis más ambiciosas y más complejas.
Me voy a referir como ejemplo, a una obra de John Sturges (no Preston Sturges, sino John), ya muy antigua, que se encuadra en el género del oeste. Sturges es un buen director. Un buen artesano. Un magnífico narrador de historias. Todo el mundo recordará algunas obras suyas como “Los siete magníficos”, “La gran evasión”, “Fort Bravo”, “Duelo de titanes”… En 1959 estrenó “El último tren de Gun Hill” (The last train from Gun Hill) que, en mi opinión, es un alegato a favor de la educación.
Nunca olvidé, desde la primera vez que la vi, hace muchos años, cuando hice en Valladolid la Diplomatura de Cinematografía, la frase que cierra el guión y que pronuncia antes de morir el fantástico actor Anthony Quinn.
– Edúcalo bien, Matt.
– Matt es su íntimo amigo en la historia. Matt, que acaba de ver morir al hijo de su amigo, tiene también un hijo. El agonizante Quinn le pregunta por la edad que tiene el hijo de su amigo.
– Ocho años.
Es entonces cuando le ofrece ese sabio consejo que él no ha sabido darse a sí mismo. Esa es la tesis. Ese es el núcleo temático al que sirve toda la narración, llena de dramatismo. Quinn tiene un hijo a quien ha consentido todo, que se ha convertido en un abusador, un racista y un asesino. Y todo ello, que va a llevarle a la silla eléctrica, le conduce prematuramente a una absurda muerte.
Kirk Douglas, cuya mujer, una joven india, ha sido asesinada, descubre que el asesino es el hijo de su mejor amigo y en su condición de sheriff decide que se haga justicia. Se enfrenta a Anthony Quinn, a la sazón cacique de Gun Hill. Tendrá para ello que enfrentarse a su amigo y a todo el pueblo al que tiene sometido a su única ley. Quiere llevarse al chico al tren de las 21 horas (el último tren de Gun Hill). Antes de subirse al mismo ocurren las muertes del padre y de hijo.
(No quiero reventar la película al espectador. Una cosa es que la trama no sea lo más importante y otra que el articulista le robe al espectador la clave de la intriga. Me ha gustado siempre aquella vieja historia del acomodador de cine que se quiere vengar del espectador que le ha dado una raquítica propina y que se acerca sigilosamente a él durante la proyección y le dice al oído: El asesino es el sheriff).
La educación no es, según la tesis que se mantiene en la película y que yo comparto plenamente, la sobreprotección que impide crecer, la concesión de todos los caprichos que acaba debilitando el carácter, la falta de exigencia, la falta de responsabilidad y de esfuerzo… Se ve claramente en esta obra de Sturges. Ha explicado de forma meridiana que una vida puede ser destruida por una mala educación.
Es cierto. No hay formación para ser buenos espectadores. Y se ven las consecuencias. Esas audiencias masivas de programas basura, esa avanlancha de espectadores en películas infames. Y, por supuesto, la falta de formación para expresarse en un lenguaje en el que no nos podemos expresar.
Limitarse a decir “no veas” no es una buena educación. Es que, además, acaban viéndolo.
A mi me encanta el cine pero reconozco que nunca he leido ni escuchado ni pensado en cómo aprender a verlo o enseñarlo.
Comparto las preocupaciones del autor respecto a la importancia que tiene la educación para la imagen.
Todavía, cuando se quiere que los alumnos cuenten algo les damos un bolígrafo o un ordenador, pero no una cámara.
Tendríamos que pensar en ello.
Un día esperando la clase de Filosofía…… llega el profesor, va directo al encerado y escribe:
“Aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo…..”
Ese día pasamos la hora hablando de aquello que había escrito, cada uno hacía su interpretación, asombrados y encantados; incluso comentábamos si guionista y director en realidad eran conscientes de todo lo que habían querido decir y no era algo a lo que estaba sacando todo el jugo posible el profesor (un profesor que se caracterizaba precisamente por eso) todos conocéis la película: ESPLENDOR EN LA HIERBA.
Me ha recordado el artículo de hoy otra ocasión…….un seminario en el que debatíamos si nuestros padres no nos dejaban toda la libertad que queríamos, dirigían demasiado nuestros pasos o exigían demasiado, y eso era por nuestro bien o porque estaban más tranquilos con el adolescente en casa. También, si al que dejaban hacer todo lo que quería era bueno para él, o para que los dejara en paz. El caso es que los progenitores no quedaban muy bien parados según nuestra visión hijo-adolescente.
Hoy como madre la perspectiva es distinta. Lo que queremos para los hijos es que los baches no sean demasiado grandes, los resbalones no los descalabren y que vuelvan sanos y salvos a casa
¡Qué difícil es hacer un cóctel redondo con libertad, exigencia, esfuerzo, responsabilidad, protección, caprichos y todo el amor del mundo!
Ni que decir tiene que el profesor es Miguel Ángel Santos.
Un abrazo y gracias por ayer y hoy.
Querida Elena:
Ha sido muy emocionante para mí evocar los recuerdos que tú has revivido en el comentario.
Qué hermosas aquellas experiencias, qué entrañables emociones y cuánta gratitud me despierta esta actitud tuya tan sensible, tan cercana, tan generosa.
Muchas gracias por tus palabras.
Muchas gracias por tus sentimientos.
Un beso muy grande para ti y para tu familia.
Tus hijos tienen la suerte de tener como madre una educadora.
Muchos besos.
Miguel A. Santos
¿Qué te puedo decir, Miguel Ángel, del tema que abordas en esta ocasión? Llevo toda mi vida como docente, y antes de entrar en la docencia, trabajando con las imágenes (todo tipo de imágenes) y compruebo que al cabo de tantos años sigue todo igual: el aprendizaje de los lenguajes visuales quedan al margen de la enseñanza, desde edades muy tempranas.
Con verdadera desolación, compruebo, cuando mis alumnos van a realizar trabajos de investigación a los colegios, que los niveles del profesorado, sea de Infantil o de Primaria, son muy escasos y que son casos excepcionales los que trabajan el pensamiento y las destrezas visuales a través de la Plástica. Y me refiero a esta materia, porque la alfabetización sigue siendo, prioritariamente, lingüística, sin que haya formación en la alfabetización icónica, tan necesaria en una sociedad en la que la imagen ha adquirido un protagonismo inusitado.
Así, cuando llegamos a las aulas universitarias, el profesorado, a lo máximo, utiliza las tecnologías, pero desconoce y no tiene el menor interés en formarse en los lenguajes icónicos o visuales.
Y lo más triste de todo ello, es que en ocasiones te encuentras con relevantes nombres del campo literario que confunde sin ningún problema “imagen” con “publicidad”, y hablan de ello sin ningún tipo de pudor, descalificando a los mensajes visuales, pues de lo que no se sabe se suele decir muchas tonterías.
En fin, Miguel Ángel, que os felicito tanto a ti como a tu doctorando de que abordéis este tema “marginal” como es el del cine y la educación, pues siempre son bienvenidas todas las iniciativas que rompan la situación que conduce, parafraseando a Paulo Friere, al denominado “pensamiento ingenuo” en el campo de las imágenes.
Buenas a todos y todas esta semana.
Muy cierto lo planteado, siempre me ha llamado la atención con respecto a la imagen de portada en cada ensayo que propone para la discusión, y en lo personal es como el gran “lead” que encabeza.
Propongo que nos invites a jugar reflexivamente a “ver” qué sucede si lo planteas al revés, es decir, reemplazas la imagen por un breve título en palabras, y luego nos llenas de imágenes (iconografía), creo sería interesante de debatir ,el ejercicio descubrir el mensaje, la enseñanza oculta en ella.
saludos desde Chile.
Reciban todos un saludo afectuoso desde Chile, gracias a ti Miguel Ángel por invitarnos a reflexionar. Es muy interesante darse cuenta que el cine partió mudo y paradójicamente es un lenguaje, visual por cierto, pero mudo. Hoy contamos con películas que nos entregan mucho y nos enseñan con su lenguaje y su arte, sin embargo no usamos ese lenguaje en nuestras aulas nos ha costado unir la educación y el séptimo arte. Nuestros profesores han sido formados sin ese arte en sus estrategias o metodologías. El cine nos permite llegar a muchos y no le hemos dado la importancia que tiene para la educación, al parecer es un lenguaje ajeno, separado de ella, sin posibilidad de entrar a nuestras salas de clases.
Gracias por ayudarnos a pensar en este tema, tratemos de ser mensajeros y promotores de tan hermoso lenguaje, que nuestros niños se merecen. Con cariño Héctor.
Magnífica entrada. Siempre me ha preocupdo la lentitud con la que la escuela incorpora las exigencis de las nuevas caractetísticas de la sociedad. Ahora está pasadno lo mismo con la era digital.
Hay demasiada lentitud. En parte porque la organización es muy rígida, en parte porque la formación de los porofesionales no se mueve con agilidad.
“Creo en una educación que posibilite al hombre a una discusión valiente de su problemática, de su inserción en esta problemática, que lo advierta de los peligros de su tiempo, para que, consciente de ellos, gane la fuerza y el valor para luchar, en lugar de ser arrastrado a la perdición de su propio “yo”, sometido a las prescripciones ajenas. Educación que lo coloque en diálogo constante con el otro,…
Frente a una sociedad dinámica y en transición, no admitimos una educación que lleve al hombre a posiciones quietistas, sino aquellas que lo lleven a procurar la verdad en común,…
“La educación como práctica de la libertad”
Paulo Freire
Inmersos en el nuevo analfabetismo funcional
A nivel general, y a pesar de los avances, la dedicación e infraestructura, lamentablemente sigue siendo tardía y tercemundista. A lo sumo, ha supuesto utilizar esta herramienta como un complemento a aquello que se impartía. Con independencia, de que este ámbito clame una infraestructura acorde a los tiempos que corremos, donde como alguien decía en un recién celebrado Congreso de Educación y Tecnología, “la señorita” (afírmese si se desea “el señorito”) ha tardado 45 minutos en explicarme lo que yo hubiese hecho en cinco minutos.
En algún documental al uso se puede visionar el hecho de que componentes de la casta de los parias de la India se dedican, entre otras, al desguace de los monitores y torres “hardware” del primer mundo: aquí en no pocos centros todavía se oficia de copista medieval, o fotocopistas de la era postmoderna a lo sumo, en un universo de las pizarras digitales cuando mínimo.
Todavía el movimiento de traslación se expresa realizando sombras chinescas o el recurso vicario de las picassianas manos de “Lucero Tena” en torno al farol de la entrada al tablao “Café de Chinitas”
Hemos pasado del “magister dixit” a lo que la televisión dijo. El maestro era la piedra angular de la educación, el transmisor de los saberes, el modelo a imitar. Hoy, en una sociedad globalizada, tecnificada hasta el súmmum, donde los medios de comunicación te avasallan por doquier, el profesor no puede ni debe ser sino un mediador de la información que tamice y la ofrezca para un análisis constructivo y crítico.
Para enseñar a ver cine hay que saber algo primero. No se puede enseñar lo que no se sabe.
La cadena es evidente: los que forman a los profesores, los profesores y los alumnos.
Por eso me parece bien el tema de la tesis del doctorando Raul Rojano, a la que se hace referencia en el texto.
Hay que aprender a ver cine. Estoy de acuerdo.
Y hay que aprender a ver televisión. Si fuéramos mejores espectadores no habrían tantos progrmas basura. Porque los hacen porque hay gente (mucha gente) que los ve. Si no tuviesen audiencia esas zafiedades de forma y fondo rendrían que dedicarse a ofrecer otros productos.
Está muy claro que se hace el cine y la televisión que demandan los espectadores.
Me sorprende lo lentods que vamos.
Recuerdo que en los años que yo cursaba mi diplomatura en cinematografía había una corriente pedagógica en Francia que llevaba por nombre EL LENGUAJE TOTAL. Se trataba de una metodología que pretendía enseñar a leer y a escribir en imágenes.
Se diría que hoy hemos retrocedido. Veo pocos intentos, pocas experiencias de aquella ambición.
Recuerdo que en España participé en una campaña denominada OJOS NUEVOS PARA EL CINE.
Veían pelícían cine, montaban secuencias, ponían diálogos y efectos onoros.
Cuando fui Director de un Colegio en Madrid teníamos un amplio programa de formación cinematográfica:
Sesiones de cine-forum
Taller de fotografía
Taller de cine
Taller de comics
Maratones de cine
Clases de cine
etc.
Hoy creo que estamos en el mismo punto, que no hemos avanzado mucho.
Y creo que el ritmo de las innovaciones debe ser más rápido.
Si a esta hora se descubre que un producto químico hace crecer los tomates, la horticultura lo incorpora de forma casi automática. Pero, en el campo de la educación, aunque se más importante, somos más lentos. ¿No?
Nunca había pensado en esta cuestión.Leeré algunas cosas al respecto. Creo que hay muchas ventajas en ese planteamiento. De dos tipos: por una parte, no dejarse engañar y por otra, disfrutar de forma consciente.
Otro aspecto es la parte expresiva. es un medio más para expresar ideas y sintimientos.
Me pareceun tema muy sugerente.
Creo que es una necesidad apremiante.
Por cierto, he visto esa película y la había visto como una película del oeste, sin más. Pero, efectivamente, esa visión que nos ofrece MAS me hace verla de otro modo, más rico y ambicioso.
Un gran abrazo, cuando yo era estudiante, hace un rato por cierto, fuimos invitados a participar de un curso denominado Cine Foro, aprendimos mucho de cine, las tomas, los lentes, incluso usamos los equipos de 16 milímetros, en los cuales aprendimos a instalar la película que venía en rollos. Me sentí un protagonista, luego vimos películas que fuimos comentando y descubriendo las diferentes etapas que ésta tenía. Los primeros planos, los zoom, los acercamientos, etc. Por supuesto que los mensajes que se trasmitían. Dicha experiencia nos acerco al cine con una proyección a desarrollar en la escuela una iniciativa con los demás estudiantes, sin embargo ningún profesor aceptó el desafío, yo era estudiante y no fui escuchado, sólo quedó en una experiencia personal.
Esperemos que hoy con toda la información que tenemos permita acercar a los niños y niñas al cine. Con cariño Héctor
La iamgen es fundamental en esta sociedad. Mucha información nos llega a través de la imagen. Pero nosotros no sabemos preparados para descifrar esa información que nos llega a todas horas.
La escuela no puede estar de espaldas al modo en que se accede a la información y debe ayudar a los alumnos a entenderla, interpretarla y criticarla.
Se hace poco al respecto. Y una de las causas es que los profesores no estamos preparados.
Creo que el artículo pone sobre el tapete un problema de gran actualidad e importancia.
Soy un cinéfilo empedernido.
Veo todas las películas que puedo.
Y creo que la mejor forma de aprender a ver cine es ver mucho cine.
Bueno también se puede leer y estudiar, pero lo más importante es ver.
Hay una colección de libros que empezó el año 1972 y que llega hasta 2012. Los liobros se titulan CINE PARA LEER. Están preparados por el Equipo Reseña de la Editorial Mensajero (Bilbao). Hasta el año 2000 se editaba un libro por año Cine para leer 1972, 1973, 1974… Desde el 2000 aparecen dos libros por año CINE PARA LEER Enero-junio 200, CINE PARA LEER Julio-diciembre 2000… Contiene el panorama del cine español y mundial, festivales, premios, libros… Y una crítica de las películas más importantes del año.
Yo tengo la colección completa. Se pueden adquirir con facilidad en cualquier librería.
Es un modo de aprender a ver cine y a comprender el complejo fenómeno que es (ideológico, comercial, económico, político, artístico…).
He leído con detenimiento el magnífico texto de Miguel Ángel, y los acertados comentarios de los que tienen a bien compartir sus reflexiones con los demás. Un acto, sin lugar a dudas, de altruismo, porque supone ofrecer perspectivas a otras personas, y con ello enriquecer el debate.
Uno de los aspectos que he podido comprobar en aquellas sesiones donde he asistido como observador en los cine-fórum es que la participación es más bien escasa. Cuando he tenido ocasión de entrevistar a alguno de los alumnos que nunca participan, me he dado cuenta que realizan observaciones lúcidas sobre los temas tratados. En estas ocasiones no tengo por menos que mostrarles mi desacuerdo, explicándoles que el debate se empobrece cuando personas que tienen cosas que decir no las dicen.
Ortega y Gasset apuntaba su particular visión de la verdad, como la suma de todas las perspectivas. Si ante un problema, el significado de ese desconcertante poema que tan hábilmente apuntó en la pizarra ese enorme pedagogo que zarandea las conciencias, sólo hablan tres, es muy probable que haya matices del mismo que no se estén teniendo en cuenta.
Agradezco vuestras aportaciones, y de manera muy especial a Miguel Ángel Santos Guerra el magnífico artículo que con tanto acierto a titulado “Islotes de palabras”. Pues la realidad universitaria sigue tratando con recelo a este medio en el que los ciudadanos estamos inmersos: la iconosfera de la que hablaba Miguel Ángel. Si los niños y adolescentes pasan una media de 4 horas al día viendo televisión, y en gran medida, viendo historias narradas en un lenguaje audiovisual, cabe preguntarse por qué se sigue dando la espalda a ese lenguaje en todo el sistema educativo.
Hace 29 años que Miguel Ángel publicó su libro Imagen y Educación, ya realizaba entonces unas reflexiones sobre cómo se estaba trabajando, y marcaba unas líneas de actuación para el futuro. Y como él mismo apuntaba en comentarios anteriores, en este aspecto no hemos mejorado mucho. Si se tiene en cuenta cómo se ha avanzado en tantos aspectos tecnológicos y científicos de la sociedad, resulta sorprendente ver cómo en este campo la velocidad del avance está ralentizada.
No quiero cerrar este comentario, sin agradecer nuevamente a mi querido amigo Miguel Ángel Santos Guerra, por su dedicación, y por la ayuda que brinda, a los que como yo, estamos necesitado de orientación para salir del laberinto que supone la realización de una tesis.
Muchas gracias, Raúl, por tus generosas palabras. Todo lo aprendemos entre todos. Veo con agrado el enorme entusiasmo con el que estás realizando tu tesis doctoral sobre esta cuestión tan apasionante.
Sé que una tesis es un camino largo y árduo que exige esfuerzo, dedicación y destreza.
Es importante tener en cuenta que no se investiga para uno mismo sino para compartir el conociminto con toda la comunidad.
Saludos y adelante.
Miguel A. Santos
La escuela tiene que estar actualizaándose permanentemente. Pero va muy lenta. El cine tiene ya más de un siglo de existencia, pero su lenguaje todavía no se ha instlado en ella.
Me temo que pase lo mismo con las exigencias de la era digital. La escuela tiene que ir por delante de la vida, pero va muy por detrás.
El mayor problema es que tiene que preparar a las personas para afrontar el futuro. Y no lo puede hacer estando instalada en el pasado.
El problema fundamental, que creo que el artículo omite, es que la semiótica cinematográfica, como tal, hace ya décadas que está agonizante. La narrativa, el tempo cinematográfico en la inmensa mayoría de las películas no deja de ser aquella que impone, vía montaje y f/x ese ritmo trepidante que es precisamente el que el espectador quiere ver. Todo ello acompañado de la obviedad visual: si los dos protagonistas discuten, escuchamos no solo su discusión sino al mismo tiempo, frases explícitas en relación a qué están enfadados, para que el espectador no tenga dudas. Pero siempre nos quedarán los clásicos, por más que uso en el aula despierte con frecuencia un tedio irremediable entre el alumnado. Películas “viejas”, como ellos dicen. En definitiva, o contagiamos, a duras penas, el amor por los clásicos, en el aula o, simplemente, no hay cine que valga: desde los 90 hasta la actualidad, el cine dejó de ser arte. Exclusivamente industria. No obstante, para los (escasos) amantes de la semiótica cinematográfica, la mejor revista del mercado editorial española sigue siendo Dirigido. Y en relación a enciclopedias, no hay dudas: el clásico de George Sadoul es un imprescindible en cualquier biblioteca. De autores españoles, la enciclopedia del cine de Gubern, imprescindible en una buena edición con todo un gran despligue de fotografías. Buena vidoteca a todos.
Lo recuerdo, en los tiempos del esplendor en la hierba, en el internado de La Lagarteira en Tui:
FUNDIDO EN NEGRO
(Plano busto del profesor Miguel Ángel explicando sobre el encerado las etapas del rodaje de una película. En la esquina derecha del encerado se ve la fecha: 10 de mayo de 1973. Mirada clara y actitud entusiasta del profesor mientras desgrana su lección de teoría cinematográfica. Contraplano conjunto del grupo de alumnos en sus viejos pupitres de madera. Toman notas y le miran absortos.)
“La última etapa es la finalización. En ella se realiza el montaje. Aquí se reune la directiva de la película y ven el copión de trabajo. Luego sacan el “monstruo” que es el copión con las copias seleccionadas y recosidas. Después se sincronizan las bandas (sonora y de imagen) y por último se eligen las tomas válidas. Y ahora os voy a explicar los pasos siguientes: doblaje, sonorización y remates finales…”
Aún conservo el cuaderno de aquellos apuntes.
Gracias, profe.
Querido Jesús Marcial:
Qué hermosos recuerdos.
Y qué increibles cosechas de unas sementeras que no sabes qué resultados tendrán. Me parece incrteible que conservs aquellos apuntes. Es emocion ante saber que es así.
Claro que la semilla crece no solo porque sea de buerna calidad sino porque la tierra en la que cae la hace fructificar.
Muchas gracias por tu tstimonio, tan bien expresado por otra parte. Me ha emocionado.
Muchas gracias y un abrazo.
Miguel A. Santos
Hola Miguel Angel… Saludos desde Bogotá…
Estoy de acuerdo con lo propuesto en el artículo. No es posible enseñar los códigos del lenguaje cinematográfico sin una adecuada formación en el cine. Sin embargo contrario a lo planteado por Aureliano, yo pienso que ahora más que nunca se están utilizando las nuevas tecnologías apoyadas en el cine como herramientas visuales en función del aprendizaje…
Entre el material didáctico que he desarrollado, recordé un material que hice para una presentación cuando cursaba primer semestre. El tema era sobre la Educación en la Edad Media… Para lo cual realicé un par de vídeos complementarios sobre el tema, en el segundo de ellos emplee imágenes de la película “El nombre de la rosa” inspirada en el libro homónimo de Umberto Eco. Dejare el enlace a continuación; https://www.facebook.com/video/video.php?v=10151348968181372&ref=notif¬if_t=video_processed
Me gustaría recibir críticas al respecto, dado que estoy desarrollando un proyecto llamado la “Pedagogía Multisensorial” que utiliza didácticas como las mostradas en el vídeo para estimular diferentes sentidos simultáneamente diversificando los canales y accesos neurológicos y de este modo, comprender y acceder a los recuerdos con mayor facilidad.
Para mí son muy importantes vuestras criticas dado que he recibido una muy buena propuesta de la secretaría de desarrollo de México; para desarrollar mi modelo pedagógico en su país ya que requieren una metodología alternativa para garantizar la inclusión social.
Miguel Angel como siempre es un placer leer tu blog.
Un abrazo desde Bogotá
Michael Steven Sánchez Navas
Estudiante de Ciencias de la Educación
Universidad La Gran Colombia
Bogotá-Colombia