Creo que el termómetro moral de una sociedad es la atención que presta a las personas con alguna discapacidad. Lo que nos distancia de la selva es precisamente aquello que invierte la regla fundamental de la misma: el más fuerte se come al más débil. Lo que hace que una sociedad alcance cotas altas de dignidad es que los más desprotegidos por naturaleza o cultura son protegidos por el reconocimiento de su idéntica dignidad con todos y todas las demás.
Construir una sociedad justa es hacerla habitable para todos y todas, no sólo para los más fuertes. Una ciudad construida con el patrón de un niño discapacitado puede ser habitada por todos y por todas. Una ciudad levantada para conductores varones agresivos y apresurados sólo puede ser vivida por ellos.
En una sociedad tan individualista y competitiva, tan obsesionada por los resultados, es preciso desarrollar mecanismos que potencien la equidad y el fortalecimiento de las compensaciones sociales.
¿Quién suscribe estas tesis sin vacilación alguna, con plena convicción y entusiasmo? Los padres y las madres que tienen un hijo con alguna discapacidad. Porque saben que, cuando ellos falten, los dejan en una sociedad que va a prestarles una atención preferencial.
Siempre me han merecido una especial consideración los y las profesionales que han querido dedicarse a las personas discapacitadas. No sólo porque he supuesto que les anima una sensibilidad especial sino porque les he visto interpelados por una exigente preparación profesional. En efecto, el amor no basta, siendo éste un elemento fundamental de la acción educativa. No basta con la ternura porque, a veces, la ternura destruye en lugar de impulsar el crecimiento y porque ternura no equivale a competencia. Tiene que darse un proporción precisa de amor y de competencia. De ternura y de exigencia. De sentimiento y de voluntad. De sentir y de saber. Hace falta desarrollar una elevada capacidad profesional para intervenir con éxito en el desarrollo de las personas con especiales necesidades. Ser competentes es una exigencia decisiva en cualquier campo profesional pero, especialmente, en éste.
Conocía esta historia. Y ahora la vuelvo a ver escrita en el libro de Enrique Mariscal “Cuentos para regalar a las personas que aman”. Es una historia llena de sensibilidad y de significados. Me pregunto por la autoría de los cuentos. ¿Quién los ha creado? Son el fruto de la sabiduría popular. Ruedan y ruedan de libro en libro, de boca en boca, de conversación en conversación.
Un niño se detuvo al leer el cartel “Cachorros en venta”. Se sabe que esta clase de anuncios siempre atrae a los chicos. Pronto el pequeño entró y preguntó:
– ¿Cuál es el precio?
El vendedor, distante, contestó:
– Entre 30 y 150 pesos.
El pequeño lo miró absorto, metió la mano en el bolsillo y sacó unas monedas.
– Sólo tengo 2.50 pesos. ¿Puedo verlos?
El hombre silbó y de la trastienda salió una perra corriendo seguida por cinco crías. Una de ellas se quedó muy atrás. El chico observó el perrito rezagado que cojeaba y, emocionado, preguntó:
– ¿Qué le pasa?
El vendedor le explicó que había nacido con la cadera defectuosa y que caminaría mal por el resto de su vida. El niño no se lo pensó. Fue determinante:
– ¡Quiero ése! Es el cachorro que quiero comprar.
Entonces, el hombre replicó:
– No vas a gastar en ese perro; si realmente lo quieres, yo te lo regalo.
El chico se disgustó y, mirando al hombre directamente a los ojos, le dijo:
– No quiero que usted me lo regale, él vale tanto como sus hermanos y le pagaré el precio completo. Le voy a dar mis 2.50 pesos cada mes hasta que lo haya pagado todo.
El hombre contestó:
– No querrás comprar ese animalito, hijo. Nunca será capaz de correr, de saltar ni de jugar como los otros.
El pequeño se agachó y, levantando su pierna derecha torcida e inutilizada, soportada por una aparato de metal, dijo:
– Yo tampoco puedo correr muy bien y él necesita a alguien que le comprenda.
El hombre, emocionado, sonrió y dijo:
– Espero que cada uno de estos perritos tenga un dueño como tú.
El niño se había enamorado de nuevo. El cachorro creció espléndido y orgulloso de su digno dueño.
Ahora el comprador se ha transformado en un joven deportista. Se le suele ver cuando camina todas las mañana por los bosques de Palermo acompañado siempre de un hermoso ejemplar canino.
Si uno los observa detenidamente puede percibir en los dos una ligera dificultad al afirmar las piernas en la hierba.
Ambos, en silencio, dicen con su armoniosa compañía que un verdadero amigo es aquel que llega cuando el resto del mundo se ha ido. También lo descubrirás cuando al cogerte de la mano consigue tocarte el corazón.
La determinación que impulsa al protagonista de esta historia a elegir al cachorro con problemas es la que lleva a las personas a trabajar con los discapacitados y las discapacitadas.
– ¡Quiero ése!
Es probable que los logros sean más lentos, menos deslumbrantes, pero estoy convencido de que serán más reconfortantes. Hace falta competencia profesional, decía más arriba. También hace falta voluntad y persistencia. Las prisas son malas consejeras en educación. El árbol hace menos ruido al crecer que al caer. Cada persona marca los ritmos, marca los plazos.
No tiene mucho sentido plantar hoy por la tarde una semilla de manzano en el jardín y acudir mañana con una cesta para recoger las manzanas. Sería un error desalentarse. Sería una estupidez abandonar la semilla a su suerte por considerarla, por ese hecho, de mala calidad. Paciencia. Tranquilidad. Perseverancia. Ya irá creciendo. Pero, mientras tanto, hay que regar y abonar y podar y proteger al manzano de plagas y tempestades. Habrá frutos, pero no aparecerán por arte de magia.
Me parece una gran entrada. Ojalá todas las personas que se dediquen a la docencia pensaran igual.
Efectivamente, en la jungla no hay lugares para discapacitados. El que es más fuerte acaba con el más débil. Pero los seres humanos hemos hecho un pacto por el que nos reconocemos unas dignidad esencial por el hecho de ser personas. Tener una visión sensible hacia las personas con alguna discpacidad es un hecho que nos digniica. Gracias al autor por recordárnoslo.
Si, si, si. Se te cambia la vida, tu escala de valores, tus expectativas y tus necesidades cuando tenés la oportunidad de asomarte a otras vidas construidas sobre faltas o limitaciones.
Desde hace varios años trabajo en un Centro con niños y niñas pequeñas con problemas.
He descubierto que importante es vincularte afectivamente con esas familias atravesadas por tanto dolor. El amor es la mejor manera de volver a reconstruir los proyectos de vida que se hacen trizas cuando aparece en la familia una niño o una niña con discapacidad. Querer de verdad. Poder reír y llorar juntos. Y el amor ayuda a curar muchas heridas. No es cierto que el tiempo cure las heridas. Solo el amor. No siempre las cura, pero siempre las suaviza. Y parte de ese amor es estar muy preparados para saber como hacer frente a las dificultades. En estos últimos años las neurociencias han avanzado a pasos agigantados. La tecnología ha hecho progresos increíbles. Como profesional y como persona, mi meta es estar tan preparada, que quienes se crucen en mi camino, sus vidas le sean diferentes.
No es una tarea fácil y el dolor del otro te duele. Es un trabajo fascinante. Porque trabajas con cuerpos y dejas huellas en las almas.
Pero no hay que olvidar, que en esa interacción, no sólo ganan los que tienen problemas. También el que ayuda aprende y se beneficia de esa relacción, en todos los sentidos.
A veces, en la escuela se plantea la necesidad o la conveniencia de que los que “más pueden o saben”, ayuden a los que “más lo necesitan”; y para algunos, eso es perder oportunidades para los alumnos más capaces de “avanzar” (no sé muy bien hacia dónde).
En la formación en centros que estamos realizando, la ponente sacó este tema y me gustó la reflexión: “Ayudar a otros a aprender no significa desaprovechar el tiempo, porque si no ¿qué sentido tiene lo que hacemos los docentes?”
En mi opinión, Nati ha dado en el clavo.
Un saludo, y gracias.
En mi opinión, Nati ha dado en el clavo.
Un saludo, y gracias.
Pues que hermoso tema maestro!!!
Al iniciarme como docente de Nivel Inicial y dado que en la mayoría de las provincias de Argentina se hace integración con niños especiales me tocaron varios casos con distintas dificultades!!!
Pero quien me marco para siempre fue Rodrigo, un pequeño autista.
Su primer día en la sala fue terrible y con mi inexperiencia y mi juventud, y ante sus gritos y ver la cara de mis otros alumnos…le pedí a la celadora con la debida autorización de una directora autoritaria que lo llevara a su casa. No me sentía capaz de manejar esa situación.
A los pocos minutos, vino su madre llorando y me pidio que lo aceptara, que no lo dejara fuera de la sala.
Mientras la madre me explicaba la realidad de Rodrigo, mi mente a toda velocidad pensaba (Y si el día que tenga un hijo/a me toca a mí algo similar???) pues no dude un instante y le conteste que Rodrigo sería mi alumno.
Me exigio ponerme en contacto con la psicóloga, pediatra y fonouadióloga y juntos y en verdadero equipo Rodrigo logró cumplir su Ciclo Lectivo.
Pero no cuento esta historia por haberlo aceptado.
La cuento por el ejemplo de mis otros alumnos, ellos son el ejemplo de esta historia real.
Antes que llegara Rodrigo les explique a mis alumnos que tendríamos a un niño especial, pero niño al fin.(La explicación fue mucho más larga y con la verdad a lo que no enfrentábamos)
Cuando le pido a la celadora que se lo lleve, y luego de asegurarle a su desesperada madre que sería mi alumno, ese día se lo llevo.Y regresaría al siguiente.
Al irse Rodrgo y su mamá, mis alumnos me rodearon y me preguntaron: “¿Por qué lo hechastes??? nos dijiste que era especial y debíamos quererlo y tenerle paciencia”
!Qué verguenza que sentí ante esas caritas desconcertadas!
Su maestra (Yo) les había explicado la venida de Rodrigo, y estaba haciendo todo lo contrario. Obvio que les explique que Rodrigo vendría al otro día y sería todo el año alumno de esta sala.
No quiero justificarme, pero sentí miedo de no poder hacer nada por él.
Sin embargo, mis otros alumnos, me hicieron comprender lo equivocada que estaba…
El Amor!!! La Paciencia!!! La Solidaridad!!! de mis alumnos de ese año me enseñaron que no es un trabajo fácil pero tampoco imposible…
Hoy Rodrigo ya está inserto en la sociedad, con sus limitaciones, pero es aceptado y respetado!!!
¿Qué sería de Rodrigo, si le hubiera dado cabida al miedo que sentí ese primer día???
¿Qué sría de él, si mis alumnos no me hubieran cuestionado mi proceder???
Como Ud. bien dice “Las prisas son malas consejeras en educación. El árbol hace menos ruido al crecer que al caer. Cada persona marca los ritmos, marca los plazos.”
Gracias Maestro, por recordarme una vez más la historia de Rodrigo.
Mi cariño y admiración de siempre Maestro!!!
Mi comentario es: gracias por estos hermosos artículos. Un buen termómetro para medir la sensibilidad de nuestros políticos, de un pueblo es lo que hacen por ayudar a solucionar o mitigar los problemas a los que más lo necesitan.
Mi reconocimiento y admiración desde aquí para todos aquellos que entregan sus vidas para que otros la tengan mejor.
Con todo el cariño, Miguel Angel.
Soy maestra de educación especial porque era lo que siempre quise ser, y tengo la suerte de trabajar con niños y niñas que cada día me enseñan a ser mejor persona.
Llevo 4 años trabajando con un alumno con síndrome de Asperger,le tenía pánico a bajar las escaleras, esta semana después de mucho trabajar con él,lo ha conseguido, baja las escaleras con los pies alternos,para el que no lo entienda será una tontería pero para él y para mí es como si hubiera subido al Everest.Esas escaleras eran su Everest particular.
Y aún nos quedan muchos por conquistar!!! y a mí se me seguirán poniendo los vellos de punta cuando lo vea!!! y no se lo digáis a nadie,me emocionaré y mis lágrimas se saltarán,y daré gracias por poder participar de esos logros.
Gracias a todos esos niños que han pasado por mi vida y que seguirán pasando por mi vida.
Gracias Miguel Angel por este artículo.
Un saludo
Miguel Ângel el concepto de discapacidad tan controvertido en muchos casos, en lo personal muchas veces me siento incapacitada para tantas cosas cuando veo que en mi ciudad hay un grupo de niños con capacidades difierentes que todos los años desafían al río Paraná nadando km y km, demostrándonos a todos/as que se puede, con esfuerzo, con convicción, con empatía y con trabajo en grupo. Nada los detiene, son los Tiburones del Paraná, casualmente el próximo sábado 20 se realizará el cruce. Vuelvo a a replantearme el término discapacidad, que chica me siento con estos grandes.
Invito a todos/as a brindar el apoyo a nuestros TIBURONES!!!
Maria Laura, el término “discapacidad” es absolutamente subjetivo. Yo tuve una madre que estuvo cuarenta años en silla de ruedas. Fue la persona más capacitada que conocí. Nunca siquiera se me ocurríó pensar que le cabía el término. La vida es un desafío enorme para todos. quienes tenemos la oportunidad de trabajar en educación especial podemos verla en otra perspectiva.
Yo estoy enamorada de mi trabajo…
Gracias,muchas gracias!! por hacerme tocar fibras sensibles de mi ser que ,no obstante,estar guardadas ,estan olvidadas..gracias,por hacerme recapacitar en mi egosita actitud y hacer que a traves de esta lectura haga el intento de ser mejor persona cada dia.
Respetado señor Santos guerra, ha sido usted en estos años en que he ejercido mi profesión un referente muy atrayente para la reflexión, diálogo y mejora en la calidad educativa, sería bueno tenerlo algún día en Chile, y quiero permitirme compartir con usted una reflexión realizada después de clases.
El tetrix y el estudio de clases.
REFLEXIÓN DESPUÉS DE UNA CLASE DE MATEMÁTICA.
CARLOS MENÉNDEZ MORAGA,
MAYO 2010.
Al reflexionar sobre una clase de matemática realizada en el 3º-4º multigrado, me percaté que el resultado de esta No estaba siendo el esperado(puesto que debería tratarse en 30 minutos aprox.), tomó más tiempo del necesario y, realmente no todos los estudiantes en principio llegaban a comprender lo que perseguía como objetivo a cumplir, el tema “regularidades para el establecimiento de secuencias numéricas”, les presenté la actividad como un juego en que deberían seguir la secuencia primero de 10 en 10, partiendo de un número cualquiera…
… Contemos de 10 en 10, iniciando en 6, las respuestas fueron 16,26,36,46… bien en esta parte, algunos ya empezaban a contar de uno en uno para llegar a 10. Así con la misma secuencia con otros números de inicio( 3, 5, 10,)
Luego, contemos de 5 en 5, iniciando en 4, (creo se entiende la regularidad en la secuencia), al iniciar en 4, algunos estudiantes ya respondían acertadamente con cierta rapidez, 9-14-19-24- otros comenzaban a “agregarle” 5 contando con los dedos, para dar con el número que debían responder , pocos realizaban cálculo mental y descubrían la regularidad existente.
( Aquellos estudiantes con NEE, les daba más tiempo y sin presionarlos para que pudieran responder)
Paralelamente, iba anotando los números resultantes en la pizarra, utilizando plumones de color rojo, azul y negro para diferenciar, pues veía que para algunos ya se hacía un tanto difícil.
La experiencia recogida del estudio de clases( entre otros elementos), me permitió mantenerme en pie y no sentirme derrotado por lo que estaba sucediendo, pero sí preocupado. Pues el “contrato didáctico” nos plantea que el estudiante debe llegar a sus respuestas y no darles soluciones, sólo guiando el proceso.
En el diseño de la clase, anticipar las esperadas estrategias, posibles dificultades y errores, y no darme por vencido hasta lograr al menos que relacionaran y establecieran regularidades sin necesidad de “contar con los dedos”…
Todo esto, -no lo había mencionado- en presencia de una estudiante de pedagogía( realizando su práctica en la escuela) y que nos permitió reflexionar primeramente y luego diversificar las estrategias… ¡ el Estudio fresquito de la Universidad, complementado con la Experiencia in situ! En teoría.
Moraleja…
– Cuando vemos que nuestros estudiantes han aprendido en la clase (momento de formalización, algunos le llaman cierre de la clase) no hacemos mayor reflexión y nos quedamos contentos de lo realizado. A veces compartimos la experiencia con nuestros pares y comentamos.
– Cuando nuestra clase refleja que el aprendizaje no es el esperado, nos quedamos silentes, y escasamente compartimos lo sucedido. Incluso con nosotros mismos.
Analogía.
Y el tetrix, que tiene que ver en esto, pues más de alguien a jugado con esta maquinita en que rápidamente caen unos bloques y con mucha concentración y experticia debemos completar las filas inferiores apostando a que no queden vacíos, no pasa de ser un juego entretenido para algunos, para otros, un desafío consigo mismo, habilidades complejas y destrezas táctiles.
Pero ¿qué sucede cuando estos bloques del tetrix son el conocimiento, y la pantalla es la mente de nuestros estudiantes?
Como en el juego, ¿tenemos la misma habilidad para que los estudiantes queden sin grandes vacíos que, al término de un proceso, estos sean los mínimos? Ya no es un juego cierto, es nuestra diaria labor.
¿Nos damos cuenta que entre múltiples acciones y eventos, endógenas, exógenas, intrínsecas, extrínsecas, inherentes a las personas, el promover y crear aprendizajes es mucho más que un simple juego de entretenimiento?
Realmente, ¿Creamos ambientes cognitivos de aprendizaje a nuestros estudiantes, o nos dedicamos sólo a transmitir conocimientos?
Una “buena clase” se apoya en un buen diseño.
Un “buen diseño”, no asegura una buena clase.
Estimada AF coincido plenamente con tu concepto de discapacidad. Saludo cordiales
Cuestión verdaderamente importante desde el punto de vista humano, profesional y ético. Me parece bien que se haga hincapié en la necesidad de ser competentes. Digo esto porque, en este campo, se le da mucho valor al afecto (y creo que está bien) pero no siempre se hace referencia a la necesidad de saber y de hacer hacer. Ellos y ellas nos agradecerán el amor, pero más, si cabe, las soluciones. Claro que el amor será el motor que nos lleve a buscarlas.
Cuando vemos la señal que reserva aparcamientos a las personas discapacitada, sentimos a veces que son excesivas porque muchas vces están libres. Pero yo pienso que constituyen una exigencia moral. Hay que cuidar a quienes no pueden hacerlo por sí mismos.
La historia es hermosa y aleccioanadora. Es verdad que lo que dice el dueño de los perros: ojalá que los otros cuatro cachorros tengan la misma suerte que el elegido por niño.
Anda que no hay diferencia entre unos educadores y otros. En mis prácticas de educación especial he vito a maestras gritando a los niños con discapacidad y lamentado que no se les pueda pegar.
Tiene que ser dificil para un docente integrar a alguien con discapacidad sin duda, porque si ni la prpia sociedad los integra..¿cómo aleccionar a los niños en esta materia? Es un tema complicado que en este post se ha sabido resolver maravillosamente. Enhorabuena
¡Vaya venía a ver si tu “¡Indignáos!” se refería a la reseña que tengo anotada como preferente en mi libreta y me encuentro que ha desaparecido…
Saludos desde mi osera
mamaosa©