Quiero ser normal

12 Feb
Por muy común que sea, lo anormal nunca puede convertirse en lo normal.
Por muy común que sea, lo anormal nunca puede convertirse en lo normal.

El libro de Jordi Pamiés “Si te comes un limón sin hacer muecas” contiene veinte cuentos referidos a situaciones reales o fantásticas que profundizan en emociones comunes con las que nos podemos identificar fácilmente. Quiero dedicar estas reflexiones a comentar uno de los cuentos que me ha llamado especialmente la atención.. Se titula “Sangre de nuestra sangre”. Elegiré algunos fragmentos para que el lector se pueda hacer una cabal idea de su contenido. Y luego haré algunos comentarios al respecto.

El padre de una familia ejemplar acaba de fumar un cigarrillo después de haber dejado el tabaco cuando nació su hija. Su única hija. También en eso fue modélico. ¿Cuál es la causa de esa nefasta decisión? Lo explica el autor con palabras precisas: “Hace un rato, su hija le ha explicado las razones de tanto tiempo de silencio, mal humor, problemas, insomnio y discusiones: no soporta ser la única chica del instituto con padres no separados y les ha pedido, por favor, que se separen”. Con lágrimas en los ojos les ha dicho: “Quiero ser normal”.

El cuento va describiendo el comportamiento responsable y amoroso de los padres con su hija. Y de ellos dice el relato:

“Estuvieron muy atentos a la hora de evitar los excesos de la protección y lo resolvieron con frecuentes visitas a casa de los primos y un trato continuado con los vecinos y compañeros de escuela. Con semejantes precedentes nada hacia presagiar los dos últimos años que les ha tocado vivir”.

Lo han hecho todo por ser unas buenos padres. Cuando comenzaron los problemas, hablaron con todo bicho viviente:

“Hablaron con tutores, con profesores, con el director del instituto, que los remitió a un especialista. La conversación, que tuvo lugar en un consultorio tétrico, resultó enriquecedora. La mutación de la niña, afirmó el especialista, era perfectamente lógica y estaba documentada por una experiencia ancestral y toda clase de diagnósticos y estudios científicos. Así pues, ningún motivo para preocuparse”.

Una vez que se desencadenaron los conflictos acudieron a un reputado neurólogo que les informó sobre la problemática de la adolescencia. Lo hicieron lo mejor posible. Con el mayor amor y con la máxima responsabilidad.

“Cuando convenía dar un paso atrás lo daban. Cuando convenía marcarla más cerca, la marcaban. Al padre le dolía tener que admitir que había fracasado en una primera fase….. Ni la tensión de los peores momentos los desunió.

No solamente han sido buenos educadores. Entre ellos han mantenido una relación llena de respeto y de amor, que ha podido servir de ejemplo para su hija.

“Se quieren. Tanto que ya no les hace falta decírselo. Por eso, cuando el padre termina el último cigarrillo del paquete, se levanta y se abrazan, todavía sin decir nada. Hoy empezaré a buscar un piso para mí y hablaré con el abogado para que inicie los trámites. Y ella conmovida le dice: Voy a llamar a la niña para darle la noticia. Se va a poner muy contenta”.

Es un cuento para pensar. Probablemente sea una historia de ficción pero cargada de significados. El primero se refiere a que en educación no sucede siempre que si A, entonces B. Lo que suele suceder es que si A, entonces B, quizás. Y es en ese quizás donde se esconden muchos problemas, muchas frustraciones y conflictos.

El segundo comentario que quiero plantear es que la presión ambiental es tan fuerte sobre los adolescentes que les condiciona su forma de ser. El deseo de estar en la onda, en lo que todos hacen, viven y piensan no les deja ser ellos mismos. Por eso es muy importante el clima que se crea a través de la cultura. Cuáles son los valores dominantes. Cuando alguien quiere ser normal, ser como todos y esa “normalidad” es negativa, todo tira hacia abajo. Por eso es tan importante elevar el clima moral de la sociedad.

El tercero tiene que ver con la decisión adoptada por los padres en beneficio de su hija. Pienso que el fin no justifica los medios. No todo se puede hacer por los hijos. Tenemos en España un detestable personaje televisivo que ha hecho célebre un disparate conceptual: “Por mi hija, mato”. No. No se debe ni se puede hacer todo por los hijos. Nadie es responsable de las reacciones patológicas de los demás.

El cuarto tiene que ver con la velocidad de las transformaciones sociales. Los cambios son tan acelerados que lo que no hace mucho se consideraba normal, ahora es la excepción. Hemos cortado con el pasado y todavía no hemos definido el futuro. Esta sociedad ha sido denominada por Ulrich Beck como “la sociedad del riesgo”. Anthony Gidenns habla de “un mundo desbocado”. En este contexto, el pasado es obsoleto y el futuro está cargado de incertidumbre. Sólo hay “aquí y ahora”.

Y un quinto comentario. En la mente de lectores y lectoras quedarán muchos otros. Me refiero a la utilización que han hecho los grupos conservadores del daño que recibían las personas que se salían de “su normalidad”. He oído muchas veces rechazar algunos avances de la sociedad invocando el daño que conlleva la marca social que deja en evidencia a personas que se acogen a ese avance. Se decía, por ejemplo, que los niños de padres separados eran mirados por los compañeros como individuos raros y anormales. Se decía, para rechazar a los pocos que no optaban por seguir la asignatura de religión, que serían discriminados y tachados de bichos raros…Cuando una mujer se convertía en madre soltera, decían que sufriría el rechazo de los vecinos. En lugar de poner en solfa a los desacreditadores, a los discriminadores, a los intransigentes, ponían en tela de juicio el proceder de los discriminados.

Falsos argumentos. En primer lugar porque el respeto ha de manifestarse a todas las personas, a las que están en mayoría y a las que pertenecen a la minoría. En segundo lugar porque, como en el caso de la chica del cuento, no se les ocurriría ahora aconsejar la separación de cónyuges que se quieren para evitar la marca de ser una despreciable excepción.

17 respuestas a «Quiero ser normal»

  1. Cuando los jóvenes consideran “lo normal” como un criterio de vida y “lo normal” es ganar mucho dinero de manera fácil, ser famoso a cualquier precio, tener poder para beneficiarse de los demás, se ponen en entridicho los modelos asentados en la ética.

  2. ¿Cómo se construyen los modelos? ¿Como quién se quiere llegar a ser? Hay modelos que se ofrecen por la vía de la seducción y otros por la de la argumentación. Cuando a un chico se le pregunta como quién quiere ser, ¿qué contesta?

  3. Creo que no hay que dosificar nada Juan Carlo!!! Y te lo digo con todo respeto, es mi opinión!!!
    El ejemplo del Maestro, verdadero o falzo, es una triste realidad!!!
    Como madre separada, en su momento sentí mucha culpa, pues mi familia en su gran mayoría (Yo no) pertenece al Opus Dei y me obligaban con sus ejemplos de vida personal, que por mi hija debía respetar el sacramento del matrimonio!!! La culpa me perseguía y hasta llegué a pensar que era una mala madre. Pero esto no me hizo cambiar de opinión después de 13 años terribles de matrimonio!!!
    Un día… comprendí que no había más culpas!!! Y que aún separada era una buena madre. O mejor dicho todos los días intento ser una buena madre. Hoy mi hija cumple 27 años, y no me arrepiento de haberme separado, hubiera sido mucho más perjudicial para mi hija seguir dándole ese clima terrible mientras sus padres seguían juntos.
    Es mi única hija, y si bien en su momento sufrío el divorcio, hoy con sus 27 años es una buena mujer, de buena madera y gracias a Dios no sufrió discriminaciones!!!
    En cambio yo me convertí en la oveja negra de la flia. “Soni divorciada, que Horror”… Todos los que vinieron a darme consejos sobre que debía hacer, después la vida me demostró que: algunos tuvieron la suerte de tener buenos matrimonios, pero en cambio otros de ellos, vivían solo para las apariencias!!! Para el: que van decir!!!
    No emito juicios de valor para ninguno de ellos, creo que en su juicio final deberán rendirles cuenta a Dios.
    Pero quienes eran ellos en aconsejarme lo que debía hacer!!!
    Amo a mi hija por sobre todas las cosas, pero ni siquiera por ella, podía seguir viviendo en matrimonio con la violencia verbal e indiferencia que permití por 13 años!!!
    Volviendo al ejemlo del Maestro, y a esa frase: “Por mi hijo Mato”, me parece con muy poco sentido común los padres que no saben hasta donde nos debemos y como debemos entregarnos a nuestro hijos!!!
    Es verdad, ya lo he comentado otros sábados, no hay universidades de padres; pero la madures de cada uno de nosotros nos debe ayudar a tomar las mejores decisiones por el bien de nuestros hijos.
    Otro punto que coincido plenamente con el maestro es que lo que siempre ha sido una buena actitud de vida, hoy se ha convertido como algo fuera de lo normal, destacable, y digno de comentar!!!
    Considero que esto se debe a una total falta de valores en nuestra sociedad mundial, o lo que es peor los valores que no cambian, solo están totalmente tergiversados.
    Me encantó la reflexión Maestro, pude vocar en este blog, lo que padecí por violar el Santo Sacramento del Matrimonio, el cual respeto y enseño, puesto soy licenciada en Teología; y le enseño a mis alumnos, que por sobre todas las cosas debemos acostumbrarnos a no juzgar, puesto esto enseña la verdadera doctrina cristiana.
    !Gracias Maestro, mi cariño y admiración de siempre!!!
    PD: Si tiene pensado visitar nuevamente Mendoza, no deje de avisarme, si no es mucha molestia!!! Nuevamente me quiero nutrir con sus enriquecedoras charlas!!!

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  5. “Un día normal, a una hora normal, en una ciudad muy normal… En una sala de partos normal, en un hospital normal; una mujer normal estaba dando a luz. Ell niño nació, pero los padres estaban muy tristes: no sabían lo que habían hecho mal; no entendían porqué su hijo no era normal…”
    Así oomienza “LA TRISTE HISTORIA DE CHICO CERILLA” de Victor Bonet. Un pequeño cuento en flash. que se puede ver en YouTube, fue el punto de partida para trabajar con los alumnos de 6ª de EP la marginación y el acoso escolar que sufría un compañero.

    El artículo de Miguel Ángel me lo ha traído a la memoria y hace unos días lo hizo también el anuncio de un coche que “roba” la original presentación de la historia (incluso los términos y la voz) para, manipulando las sensaciones que produce, instarnos a comprar un coche. De lo que es capaz de hacer la publicidad y cómo puede manipularlo todo: la verdad, la ética, el buen gusto… quizás nos hable M. Ángel algún día.

    No tengo nada que añadir a lo expuesto en el artículo de esta semana. Estoy completamente de acuerdo. Yo mismo, no me considero demasiado normal (la vida es poliédrica y nadie es cuerpo geométrico regular 100%). No ser normal es, generalmente, doloroso. Vivir de pegote en “Un mundo feliz” es dramático.
    Sólo os invito a ver este pequeño vídeo (por cierto, está inspirado en un pequeño relato de Tim Burton).
    http://www.youtube.com/watch?v=LA5X5Rx5UgE

    A los alumnos de 6º les encantó. Y les hizo reflexionar algunos días sobre su propia normalidad y la aceptación de los “menos normales”.

  6. Hay niños y niños, jóvenes y jóvenes, padres y padres. cada vez que hemos tenido la oportunidad, les hemos dejado muy en claro a nuestros hijos que mi esposo y yo “somos equipo”, que en las buenas y en las malas tiraremos juntos del carro. Hoy algunos abrieron sus alas y volaron, otros empiezan sus primeros planeos bajos, pero todos nos han manifestado en diversas ocasiones que están orgullosos de los padres que les han tocado, que ya casi ninguno de sus compañeros cuenta con los “viejos” como si fueran uno solo…y que sólo formarán una familia si se parece a las que les tocó, aunque dicen que hoy es muy difícil.
    Y bueno, al final creo que los buenos ejemplos son la mejor herencia que un padre puede legar a sus hijos, y pues, que hagan ellos lo que quieran con eso. No debemos sentir culpas por haber soñado lo mejor para ellos.
    Cariños a todos, en especial para Ud.,Miguel Ángel.

  7. El peligro se encuentra en que se hago “normal” y deseable lo que nunca aceptaríamos como moral. Que lo normal sea hablar de forma grosera y comportarse de forma chabacana en televisión hace que muchos niños y jóvenes piensen que eso es lo desebale. Y así en todos los campos de la vida y de la realidad. Si lo normal para enriquecerse es robar parece que el que no lko hace es un imbécil. Y así sucesivamente…

  8. Estoy de acuerdo, Miguel Ángel, en que el tema de normalidad (salirse de “la norma”) da mucho juego. Expones, o mejor, esbozas cuatro enfoques y dejas el quinto a los que te leemos. Pues bien, dentro de las múltiples ideas que asoman a mi mente, quiero indicarte una que considero influye en los padres bienintencionados: “La normalidad del especialista”. Con ello, quiero apuntar, por ejemplo, que hay profesiones que parecen que se especializan en buscar “síndromes” por todos lados, entre ellos se encuentran algunos psicólogos. No hay congreso, no hay encuentro, no hay revista especializada en que no propongan nuevos síndromes, que dejan a la gente en estado de suspense: “tendrá mi niño o mi niña ese problema; estaré resolviendo bien este conflicto; seré buen padre o buena madre si no estoy seguro de que no sufren esa ‘anormalidad”…”.
    Posdata: He tomado el ejemplo de los psicólogos, como podría tomarlo de los médicos o de otra profesión que busca siempre la notoriedad en los medios de comunicación.

  9. Amor y Pedagogía, de Unamuno, el cuento me ha recordado a esta novela. Un poco excéntrica la decisión de separarse, con el objeto de que la hija se sienta dentro de la normalidad pero siendo una exageración, hay padres que educan así, plegándose a los deseos de los hijos que a su vez se pliegan a la presión ambiental.
    Me llama la atención la frecuencia con que muchos adolescentes presumen de las cosas mal hechas y a veces hasta las exageran si no directamente se las inventan, con el fin de parecer normales. Lo veo a diario, sobre todo cuando hablan entre ellos.
    Educar con el ejemplo en el respeto a los valores morales, fomentar el diálogo para que el niño desde bien pronto pueda plasmar sus inquietudes en el seno de la familia y vaya así reafirmando la seguridad en sí mismo y la comprensión hacia el otro, enseñarles a valorar lo que tienen y a respetar a los demás sin juzgarles.
    Educar es más sencillo que reeducar, desconocen muchos padres hacia dónde conducen a los hijos con su falta de criterio o con su criterio equivocado. ¿Cuántos de ellos hacen verdadera autocrítica, cuántos se interesan por las escuelas de padres, cuántos que no estén ya previamente concienciados leen secciones como ésta?. Bastante desalentador el panorama, en mi opinión.

  10. Más importantes que los padres y los profesores son muchas veces los pares. Los adolescentes tienen ellos su porincipal referencia. Por eso es tan importante que los adolescentes tengan grupos de referencia positivos.

  11. Un saludo a todos y a todas, hacía un montón de tiempo que no entraba en el foro. El artículo… bueno. Los/as docentes que llevamos trabajando toda la vida con adolescentes, sabemos perfectamente de que en esta difícil etapa, la formación de la personalidad, la necesidad de pertenencia a un grupo o la socializaicón en su amplia dimensión, las dudas e incertidumbres propias del desarrollo del cuerpo, las primera experiencias sexuales, la incertidumbre sobre la propia identidad… conllevan inevitablemente cambios drásticos en dicha personalidad. Una adolescente, por ejemplo, con magníficas notas y comportamiento irreprochable, así como con familia ejemplar, de un día para otro se pone a salir con el chico del perfil más lamentable que pueda suponerse, en virtud de un rol masculino hipersexuado, creo que se me entiende. Un adolescente tímido y retraido, libera sus frustraciones de personalidad creándose un rol extrovertido y desafiante ante el profesorado. Y así sucesivamente… ejemplos, prácticamente todos los imaginables. No hay que buscar explicaciones en el contexto escolar, no hay que ahondar tampoco en los patrones familiares, es obvio que es un error absoluto y sería reducir la complejidad del desarrollo psicocognitivo y social de la adolescencia a lugares comunes. Forjarse una personalidad significa andar por miles de caminos en los que vamos a equivocarnos, inevitablemente. Y ésa sería precisamente la esencia del adolescente: ensayo/error. Lo importante es tener paciencia, hablar mucho con ellos y en relación a los errores que puedan cometer, hacerles comprender, precisamente su error. Cualquiera teoría reduccionista al uso, se convertiría automáticamente en una colosal broza, de esa que por desgracia, tanto abunda en pretendidos artículos especializados. Bueno… un saludo a todos y a todas.

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  13. La separación de los padres es una necesidad cuando la vida de la pareja se convierte en un infierno para los hijos. ¿Cómo mantenerlos en un clima lleno de rncor, de odio y de desprecio? Pero, si la pareja va bien, si se quiere, no debe haber una presión externa para seguir a la mayoría y colocqrse la etiqueta de normal o e moderno.

  14. He visto el video de youtube, y he leído también el artículo.
    Yo creo en primer lugar que es muy difícil definir lo que es normal y anormal, porque como nos ha demostrado en varias ocasiones la historia lo que hace la mayoría no significa que sea lo bueno y normal, de modo que todo es cuestionable o al menos debería de serlo.
    Además la persona más normal, en la familia más normal, con un trabajo normal, en un día normal, se levanta a la hora normal,….buf, buf, buf (¿eso sería normal?) Es imposible ser normales del mismo modo que es imposible ser perfecto y la busqueda de esa normalidad al igual que la de la excesiva perfección pueden provocarnos problemas y además ser muy aburrido. De modo que pienso que por suerte somos todos anormales y diferentes, y gracias a eso el mundo es más enriquecedor.
    Le tengo mucho aprecio a una persona que en cierto modo siempre que le preguntas algo y le dices “qué rara soy” ella te dice “no somos raros somos especiales”, tal vez deberíamos de ver así a todo el mundo, pues de este modo sería imposible faltarle al respeto a cualquier persona, porque por el hecho de ser persona se convierte en persona especial.
    Una maestra agradecida

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