El poeta y escritor inglés John Edward Masefield, fallecido en 1967, escribió hace ya muchos años, creo que fue en 1942, un texto sobre la Universidad que me gusta recordar y que quiero compartir contigo, querido lector, que has tenido la amabilidad de dedicarme estos minutos. Dice así:
“Existen pocas cosas terrenales más bellas que una Universidad.
Es un lugar donde aquellos que odian la ignorancia pueden esforzarse por saber, donde aquellos que perciben la verdad pueden esforzarse en que otros la vean, donde los buscadores y estudiosos, asociados en la búsqueda del conocimiento, honrarán el pensamiento en todas sus más delicadas formas, acogerán a los pensadores en peligro o el exilio, defenderán siempre la dignidad del pensamiento y del aprendizaje y exigirán valores morales a las cosas.
Ellos dan a los jóvenes esa íntima camaradería que los jóvenes anhelan, y esa oportunidad de discusión infinita sobre temas que son infinitos, sin los cuales la juventud parecería una pérdida de tiempo.
Existen pocas cosas más perdurables que una Universidad”.
Hermoso texto. Aunque creo que entre lo que dice y la realidad, media hoy una gran distancia. Me preocupa comparar lo que debería ser y lo que cada día es la Universidad. Pienso que debería ser un faro que orientase en la noche de esta cultura neoliberal que nos invade, en la niebla de esta sociedad llena de tantas informaciones adulteradas por intereses comerciales, políticos y religiosos. Debería ser, pienso, el faro que permitiese orientarse en noches de tormenta, en días de escasa visibilidad, como los de hoy.
Me temo que ese hipotético faro tenga hoy escasa luz. Y que ni siquiera esté bien orientado hacia la sociedad. En parte porque se han instalado en la Universidad algunas rutinas que afectan al entramado de una perversa micropolítica (selección endogámica, políticas pervertidas de evaluación, acomodación al funcionariado, intrigas mezquinas, escaso o nulo control democrático, cicatera financiación, masificación del alumnado, ensimismamiento…), en parte porque los profesionales que trabajamos en ella estamos poco preocupados por superar el individualismo, la mediocridad, la rutina, la comodidad y la obsesión por la meritocrática…
El llamado Plan Bolonia, que pretendía ser una ocasión de transformación metodológica, de homogeneización con otras Universidades europeas y de racionalización del currículo, se está convirtiendo en un trampa ya que se pretende hacer los cambios con coste cero. Es decir que se está queriendo fabricar toneladas de nieve frita. ¿Cómo mejorar la calidad didáctica si no se reduce el número de alumnos por aula? ¿Cómo mejorar la calidad de la enseñanza si no se cuenta con el número necesario de profesores y profesoras? ¿Cómo mejorar el trabajo sin presupuestos que permitan disponer de los medios y espacios necesarios? ¿Cómo hacer mejor la tarea docente sin mejorar en algo al menos la capacitación pedagógica del profesorado?
La obsesión meritocrática aleja de las preocupaciones por mejorar la docencia ya que no se evalúa ni se tiene en cuenta la valoración que de ella hacen los alumnos y alumnas. Sin embargo, los mecanismos para evaluar la investigación son cada día más rigurosos y exigentes. De ahí que, con ese modo de proceder, se esté castigando la docencia.
Desde mi punto de vista la falta de preparación didáctica del profesorado es nuestra lacra más importante. He definido, no sin sarcasmo, la enseñanza universitaria como un proceso mediante el cual lo que está escrito en los papeles de los profesores pasa a los papeles de los alumnos sin pasar por la cabeza de ninguno de los dos.
Sé que hay profesores y profesoras extraordinarios. Auténticos maestros. Mi respeto y mi admiración para ellos. Sobre estos magníficos profesionales escribió Ken Bain un hermoso libro titulado “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”. Pero sé también que la mayoría tenemos muchas cosas que mejorar.
Otro pilar de la buena enseñanza y del buen aprendizaje es la calidad del trabajo del alumnado. No habrá buena enseñanza si no hay buenos aprendices. Si lo que les importa es aprobar al menor costo, si la obsesión es conseguir la mejor calificación con el menor esfuerzo, será muy difícil que exista calidad en la enseñanza universitaria.
Hace unos años comencé la clase pidiendo a mis alumnos y alumnas que expresaraan en unas cuartillas cómo les defraudaría yo como profesor. Les dije que estudiaría sus demandas y que las discutiría con ellos. Podría muy bien suceder, les dije, que no quisiese satisfacer algunas de sus expectativas. Por ejemplo, si me pidiesen que no hubiese exigencia, que diese igual saber que no saber con tal de aprobar, que diese igual esforzarse que no, que se lo diese todo hecho… Y yo les escribí a ellos cómo me defraudarían como alumnos y alumnas. Les decía que me defraudarían si les viese más obsesionados por la calificación que por el aprendizaje, si les viese competir en lugar de ayudarse, si les viese desinteresados por saber, si no aportasen lo que ellos sabían, si no fuesen trabajadores y exigentes, si no se atrevieran a hacer preguntas, si se entregasen a la ley del mínimo esfuerzo, si hicieran trampas para aprobar..
Uno de ellos levantó la mano para decir que cuando había plazas de profesores en el Facultad se miraba el expediente y no la ilusión, la bondad o el esfuerzo. Estuve de acuerdo y les propuse hacer una comisión mixta en la que estuvieran ellos y yo para responder a esta pregunta: ¿Cómo nos defrauda el sistema a los dos? Así lo hicimos y así lo escribimos. Es muy importante que profesores y alumnos trabajemos como aliados y no como enemigos. En el fondo (y en la superficie) a los dos nos preocupa un fin común que es el aprendizaje. Y la mejora de la sociedad a través de la formación de ciudadanos inteligentes, críticos y comprometidos con los valores de una sociedad democrática.
De nuevo Miguel Ángel nos ilumina con la luz, que según él, le falta a la universidad, a ciertos profesores y a muchos alumnos.
Si bien coincido en muchos planteamientos de su argumentación, no obstante quisiera hacerle algunas precisiones desde mi humilde opinión.
En cuanto a la universidad como institución. Realmente los intereses políticos lo abarcan todo, hasta la selección de los dirigentes de esta noble institución. Pero quejarse de falta de medios y recursos cuando nunca la universidad ha tenido los presupuestos que tienen en la actualidad y cuando miramos para abajo en el sistema educativo y vemos en qué condiciones se trabajan en algunas escuelas me parece, al menos, una justificación simplista.
En cuanto al profesorado y su capacitación profesional para impartir docencia. Efectivamente una cosa es la preparación o formación intelectual del profesor y otra muy distinta la capacitación para transmitir, conectar y formar a los alumnos. No siempre el profesorado está dotado de ambas caracterísiticas. Lamentablemente una gran cantidad del profesorado universitario anda perdido en la investigación, unos para ampliar su curriculum (meritocracia) y otros con ánimo de descubrir cosas nuevas. Si el investigador es además un buen docente, el sistema educativo se está viendo limitado en desarrollar todo su potencial. Si el investigador es de los que pasan de la docencia, mejor que se quede ahí, investigando.
La investigación, esa es otra cuestión, hoy en día se investiga todo, hasta lo más trivial o absurdo. Quizás algunos recursos dedicados a este tipo de investigaciones se podrían destinar a mejorar los reucrsos para impartir la docencia.
En cuanto a los alumnos. Sí Miguel Ángel, a los maestros también nos gusta tener buenos alumnos, alumnos motivados e interesados por su formación y el aprendizaje, pero esa no es la ralidad, vosotros también la sufris y os quejais, pero sin embargo a los maestros se nos pide que realicemos un plan de refuerzos o de apoyos, hay que intentar sacar el máximo de nuestros alumnos. ¿Y en la universidad qué? Pues en base al mismo argumento, vosotros también debeis tratar de motivar a vuestros alumnos e intentar sacar el máximo provecho posible. Lanzar balones fuera es algo propio de los docentes, independientemente del nivel educativo al que pertenezcan.
Quizás, ahora que la universidad está reformándose con el Plan Bolonia, habría que replantearse los planes de estudios, por ejemplo en el magisterio, en donde no sé en qué se está perdiendo el tiempo, cuando se observa a un alumno que termina la carrera y no dispone de instrumentos para enfrentarse a la realidad escolar. Por cierto realidad muy distinta de la que le muestra en la universidad.
Cordialmente.
Querido Don MIguel!!!!Mire Ud. habla de la universidad, y yo le puedo decir, que lo mismo pasa en el nivel primario, donde trabajo. Nos exijen excelencia, integración, grupos numerosos, atención personalizada…Todo es lo ideal para los alumnos y las alumnas, y creo que para los maestros de vocación , es el Sumun!!..Pero sabe una cosa ? En nuestro rico y bendito país, ARGENTINA, el presupuesto y las oportunidades son tan escasas, que nos imposibilitan. Los institutos de formación, caducos, ya empezamos mal, los cursos, cuando los hay buenos, carísimos, frente a los magros sueldos, equipos psicopedagógicos ausentes, edificios en mal estado, moviliario ausente….y podría seguir enumerando….Por supuesto, hay escuelas privadas, al alcance de muy pocos, que disponen de todo. Pero me refiero a las escuelas públicas populares, las que reciben los excluídos y con menores posibilidades…POR SUERTE PODEMOS SEGUIR, GRACIAS A LA ENTREGA Y DEDICACIÓN DE ALGUNOS MAESTROS Y MÁS MAESTRAS, QUE HACEMOS QUE NO MUERA LA ILUSIÓN DE ESTOS NIÑOS, pero muchas veces no alcanza con la voluntad y la entrega de unos pocos, y sin el compromiso del PRESUPUESTO GUBERNAMENTAL….Una argentina, que lucha por la mejora y la incxlusión de todos, en especial, los más débiles…..
Creo que se abusa demasiado de la moda, que me temo va a durar mucho. del ellos y ellas o mejor ellas y ellos.
Sugiero que en el último párrafo debería decirse: “Es muy importante que profesores y profesoras y alumnos y alumnas trabajemos como aliados y aliadas y no como enemigos y enemigas”.
¡Pues qué bien!
Para Abuelo:
No. Las cosas no son buenas o maslas porque estén de moda. Si apareciese una medicación eficaz contra el cáncer no dejaríamos de usarla porque se haya puesto de moda, sino porque es eficaz.
Creo que el uso sexista del lenguaje hace invisibles a las mujeres. Es indiscutible que si al decir Hombres incluimos a hombres y a mujeres a ellas no se las nombra.
No se puede olvidar que el diccionario, la grmática y la sintaxis la han hecho los hombres (hasta ahora).
Estoy contigo en que se puede llegar a expresiones farragosas y hasta ridículas. Pero no se trata de converir el lenguaje enun laberinto sino en dejar constancia del problema y corregirlo en la medida de lo posible.
Por otra parte, si tengo que elegir entre un asunto de estética lingüística y otro de justicia, me decanto por el segundo.
Gracias, de todos modos, por tu aportación.
Miguel Angel Santos
No puedo estar más de acuerdo con usted, señor Miguel Ángel. Me encanta lo que dice, y cómo lo dice. Ahora bien, más allá de lo que uno pueda hacer y decir, y del gozo de poder cambiar, sin demasiado esfuerzo, nuestro propio comportamiento -y actitud- a fin de mejorarlo; no puedo dejar de sentir cierta impotencia, por lo que entiendo es el comportamiento inadecuado de tanta gente que se empeña en no mejorar, ni mejorarnos. Un saludo y gracias
Es una pena que algunos estudiantes que realmente tienen deseos de apreder se encuentren con docentes a los que les importa poco que los alumnos aprendan. Sueltan el “rollo” y se van. Y si los alumnos suspendan piensan que son vagos o torpes.
Me parece estupenda la idea de dialogar con los alumnos sobre las expectativas que tienen y también sobre las del profesor. Y, sobre todo, la de reflexionar juntos sobre cómo el “sistema” (algo tan etéreo y tan concreto a la vez) condiciona el trabajo de profesores y alumnos. Yo lo voy a llevar a mi práctica. Gracias por contarnos esta iniciativa.
El sistema de la universidad da mucho de que hablar. A veces se trata a los alumnos como simples números,algunos profesores no consideran circunstancias personales, no escuchan, les da igual las ganas de aprender, tal y como dice Laura, que estoy de acuerdo con ella, sueltan el rollo y se van, y después cobran como los que más.
Estupenda inciativa y que de verdad hace falta.
La Universidad, como lugar de búsqueda del conociminto, debría ser un espacio de discusión más que de copia, de transmisión y de reptición. Lo que dbe hacr la Universidad es enseñar a pensar no a repetir.
Para que tengamos una buena Universidad tienen que concurrir lso tres factores de los que se ahbla en el artículo. Tiene que haber una buena política, tiene que haber buenos profesionales de la enseñanza y tiene que haber también buenos alumnos. Si falla uno de los tres ya tendremos problemas. Y se fallan los tres, tendremos un desastre.
Creo que la Universidad tiene un papel que va más allá de preparar a los estudiantes para una profesión. Debe ser un lugar de reflexión y un epicentro de cultura.
Me preocupa mucho que el conocimiento que se adquiere en las Universidades sirva para que quien lo tiene pueda engañar más fácilmente a quien no lo tiene. Por eso pienso que la dimensión ética es fundamental en la formación universitaria.
Además la Universidad no debe estar al servicio de las empresas o del mundo del trabajo. No es una simple correa en el mecanismo de la producción al servicio del capital. La Universidad ha de ser una institución para la formación de personas como ciudadanos críticos y responsables.
Berta Gómez da usted absolutamente en el clavo con su comentario. Un afectuoso saludo
Berta Gómez da absolutamente en el clavo con su comentario. Un saludo
Berta Gómez da absolutamente en el clavo con su comentario. Un saludo
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Lo que observo en el artículo es una enorme subjetividad al respecto de lo que se escribe. Y es curioso que el autor, cuando escribe sobre la educación no universitaria no duda en glorificar los parabienes de nuestro actual sistema educativo (salvo en el profesorado, responsable absoluto de cualquier mínima disfunción), mostrandose especialmente crítico al respecto de la universidad, siendo el Plan de Bolonia, un aspecto esencial de la convergencia europea respecto a nuestro sistema obsoleto sistema universitario, muy particularmente de esa endogamia endémica que está impidiendo, en la medida que los mejores perfiles investigadores nunca están presentes (sólo están presentes, actualmente, “unos de los nuestros”, recordando la película de Scorsese), que los niveles de investigación sean siempre mínimos. En fin, todo es discutible pero siempre partiendo de tesis objetivas. Saludos.
La universidad debe dotar al alumnado de una muy cualificada especialización, por encima de otras cuestiones. No nos podemos engañar al respecto: el sistema universitario está absolutamente interrelacionado con el mundo empresarial, con todo el tejido socio productivo y los parámetros económicos de cualquier país. De alguna manera, que una gran parte de la población de un país tenga una sobreda cualificación cientifico técnica garantiza la supervivencia de éste. Otros valores que aqui se apuntan con ingenuidad (ciudadanos críticos y responsables) deben haberse ya fomentado y asumido plenamente en etapas anteriores. Un joven a los 18 debe emprender un proyecto de futuro laboral que le permitirá integrarse en ese complejo y competitivo tejido socio productivo. Lo que no quita que de forma subsidiaria, los conocimientos especializados vayan a traer consigo al mismo tiempo una suerte de madurez emocional que mucho tiene que ver con la ética profesional con la que deberá enfrentarse a un mundo, por otra parte, ferozmente competitivo. No nos engañemos: el mercado laboral no admite más sensibilidades que una gran perfil profesional, pero siempre pasando por el tamiz de una fuerte competencia.
Estimada Jeanne: ¿Cómo no ser subjetivos? Tú lo eres también, afortunadamente. ¿Qué sería a tu juicio ser objetivos?
No tengo un prisma diferente para mirar a la Universidad. Soy crítico respecto a ciertos aspectos del funcionamiento del sistema (no sólo de los profesores, claro que no) dentro y fuera de la Universidad. Y de otros aspectos me muestro satisfecho.
El Plan Bolonia es potencialmente magnífico, pero estoy observando que las condiciones est{an haciéndolo inviable en sus pretensiones.
Gracias por tus aportaciones, siempre lúcidas y enriquecedoras.
La preparación pedagógica de los profesores de Universidad es inversamente proporcional a la que tienen los profesionales que trabajan en infantil y Primaria. Y,entre ambos, está la preparación de los profesores de Secundaria que es muy escasa.
Pienso que la riqueza del trabajo sigue en los diferentes niveles la misma escala que la preparación educativa.
Pues yo disiento en parte con Berta Gómez. La Universidad TAMBIÉN ha de ser una correa de transmisión con el mundo laboral, parte fundamental de la vida y dignidad de una persona. Y el mundo laboral es, fundamentalmente, la empresa. En la mayoría de los casos, detrás de una empresa hay equipos de personas, familias, etc. la mayoría de las empresas en España son PYMEs que están lejos de ese clishee tópico de monstruo capitalista que “hay que combatir”. La Universidad ha de promover el pensamiento crítico, es cierto, pero crítico con todo, que se lo cuestione todo, hasta ella misma.
muy buen artículo, en facebook tenemos cn grupo que se llama educadores y educadoras como activistas sociales, os animamos a participar y dar vuestra opinión, un saludo compañeros y compañeras, Otra educación es posible y deseable