Al terminar hace unos días la conferencia de apertura del V Encuentro Nacional de Orientación en Sevilla se me acercó una de las asistentes y, con ojos llenos de tristeza, me habló de la experiencia de un hijo suyo de diez años que le había dicho:
– Mamá, quiero ser viejo.
– ¿Por qué, hijo?, le preguntó ella, sorprendida y preocupada.
– Porque no quiero ir a la escuela.
La mamá, orientadora de profesión y, por consiguiente, persona muy vinculada a la escuela, vivió aquella confidencia con una profunda desolación. Que un niño de diez años quiera ser un viejo es algo anormal. Y que la causa sea el rechazo de la escuela es algo preocupante.
Si los profesionales de la educación atribuimos la cusa de esa desafección a que el niño tiene escasa motivación, nulo interés, poca capacidad, insuficiente valía, mala relación con los demás, excesiva pereza, conducta indeseable o sobreprotección familiar, será imposible mejorar lo que hacemos. Si nos excusamos en el hecho de que otros sí que quieren ir a la escuela y, por consiguiente, esa es una demostración de nuestro buen hacer, conseguiremos instalarnos en la rutina y dejaremos que algunos o muchos niños y niñas sigan fracasando.
Porque los niños y las niñas no sólo tienen derecho a la escolarización. A lo que de verdad tienen derecho es a tener éxito en la escolarización. Y ya sé que una parte depende de los niños y de las niñas. De su esfuerzo, de su aplicación, de su constancia.
Nosotros debemos preguntarnos por qué ese niño quiere ser viejo para no ir a la escuela. Y si nos lo preguntamos quizá descubramos que el niño se aburre, no se siente querido, se ve comparado y descalificado, estudia cosas que no le interesan, se siente acosado… Y ese descubrimiento nos tiene que hacer reaccionar para mejorar aquello que le hace ver la escuela como un lugar indeseado.
Las personas están diseñadas para aprender. El ser humano tiene una curiosidad innata. Tenemos que preguntarnos por qué no quieren aprender o, como en este caso, por qué no quieren ir al lugar donde se aprende. Decía Winston Churchill: “Me encanta aprender, pero me horroriza que me enseñen”.
No me sorprendió la angustia de la madre. Tiene que ser horrible percibir esa reacción en un hijo que no quiere ir a una institución en la que tú crees, a la que tú amas y por la que tú trabajas.
Que nadie entienda esta reflexión como una descalificación a quienes trabajan en las escuelas sino como una invitación a la reflexión, al compromiso, a la cooperación.
En el año 2003 publicó la Editorial Gedisa un hermoso libro titulado “Por qué tengo que ir a la escuela”. El libro lleva como subtítulo “Cartas a Tobías”. Explicaré por qué.
Una familia está despidiendo en la estación a un familiar, reconocido pedagogo alemán llamado Harmunt Von Hentig. El niño, que se llama Tobías, se muestra revoltoso y agitado, se tira al suelo para ver los frenos del tren, no para quieto un momento. La madre, un tanto irritada, le dice:
– Ya está bien. Ganas tengo de que empiece la escuela.
El niño se pone de pie y formula esta pregunta a los padres:
– ¿Por qué tengo que ir a la escuela?
El tren está arrancando, de modo que el tío, que ha escuchado la pregunta, le dice al sobrino, mientras agita la mano en son de despedida:
– Yo te voy a contestar a esa pregunta.
El tren se va, la madre sigue reconviniendo al niño mientras regresan a casa. Y el tío le envía a su nieto Tobías 26 cartas en las que le explica cuáles son los motivos por los que tiene que ir a la escuela. Se trata de relatos breves y sugerentes que empiezan explicando por qué en la experiencia de su tío fue importante acudir a la escuela. Todas van dirigidas a Tobías. Y todas las firma su tío Harmunt. “Mis cartas os pueden ser útiles –le dice en la primera de ellas-, sobre todo si las leéis todos juntos. Se lo propondré a tus padres. Pero son tus cartas; cuando hayas leído la segunda o la tercera carta, decide tú cómo quieres hacerlo”.
Este libro, que puede ser leído por padres, profesores y alumnos, es una invitación a reflexionar sobre el sentido de la escuela y sobre la forma en que la escuela puede convertirse en una institución creativa que verdaderamente ayude a responder a la curiosidad innata de los seres humanos por aprender.
La escuela no está ahí como caída del cielo. Hacemos la escuela entre todos. Se lo dice Von Hentig a su sobrino. Puede ser que la escuela a la que vas –viene a decir- tenga cosas que no te gusten, pero tú puedes contribuir a cambiarlas, a mejorarlas. Hacemos la esuela cada día con nuestro trabajo, nuestras actitudes y nuestras relaciones con los demás. No es producto que3 venga manufacturado y que no podamos tocar sino que es, en buena medida, lo que nosotros queramos que sea.
La exclamación del niño nos pone a todos y a todas contra las cuerdas. ¿Por qué este niño, que está empezando a vivir, quiere hacerse de repente un viejo? ¿Cómo puede dejarnos indiferentes su rechazo, sin preguntarnos qué pasa con su terrible experiencia, con su dolor cotidiano? Porque, aunque él no quiera, tiene que ir a la escuela cada día, de modo que una tarea apasionante como aprender se puede convertir en una condena a trabajos forzados.
¿Cómo no estimularnos para hacer de la escuela un lugar soñado de aprendizajes relevantes y de encuentros enriquecedores? ¿Cómo no comprometernos en hacer una escuela donde todos y cada uno de los alumnos y de las alumnas puedan encontrarse con quienes van a guiarlos amorosa y exigentemente hacia cotas elevadas de saber y de felicidad? Ya sé que estudiar es a veces arduo y difícil, pero no es igual para hacerlo tener una disposición emocional positiva hacia al aprendizaje que desear tener canas para quedarse en casa viendo la televisión.
Me preocupa mucho que los niños no quieran ir al Colegio. Algo no funciona. Tanto fracaso, tanto absentismo, tanto dolor. Algo falla. NO se puede echar toda la culpa del fracaso a los alumnos. Ojalá nos sirva para repensar lo que hacemos y estimularnos para hacerlo mejor. No me sorprende que la mamá del niño que quería se viejo estuviera entristecida y preocupada.
Mi nieto, de 13 años no quiere ser viejo, lo que quiere es jubilarse. Ir a la escuela es como ir al andamio ¿o no?
A nadie le gusta la escuela… Y convengamos que no es un parque de diversiones…La escuela implica cumplir horarios, asumir responsabilidades, realizar compromisos pedagógicos… A todos nos gustan las vacaciones, por mucho que nos guste el trabajo que hagamos.
Pero convengamos también que en algunos lugares del planeta,por ejemplo en el que vivo, la escuela se encuentra inmersa en la crisis que asola a toda la sociedad y responde tantas veces a decisiones políticas que no tienen nada que ver con procesos educativos.
Sin embargo y a pesar de todo, hay escuelas a las cuales se acude sin muchas ganas, pero se disfruta lo que allí sucede. Mis hijos concurren a una escuela agrotécnica. Allí los espacios académicos se combinan armoniosamente con trabajos de campo, animales y maquinarias y de camaradería con sus grupos , profesoras y profesores.
No todo es malo, no todo está perdido, y a pesar de todo hau mucha gente que emprende cada día estas cuestiones de la educación como un desafío y una aventura.
Esto sólo es una prueba…me lo toma…pues perdí la conexión y no puedo entrar más
¡ Qué alegría!!!!!!!!!!!!!!!Después de tanto tiempo, poder de nuevo tener mi regalo favorito de los sábados!!!!!
Don Miguel! qué tema el de hoy. Ir a la Escuela con gusto…Llevo toda una vida tratando de aprender de mis alumnos , enseñándoles, que me resulta importante, digamos , otro llamado de atención.¿ Qué estamos haciendo, para que los niños quieran venir a la escuela? Que la extrañen, que cuenten los días de clase para disfrutar, y no los de fiesta para no ir….MANOS A LA OBRA COMPAÑEROS!!!!!!!!!Nuestro desafío es lograrlo, con el esfuerzo de cada día, TODOS JUNTOS PODEMOS1111 GRacias Maestro, porque tengo tantas ganas que llegue el sábado para pasar un rato con Ud…Una argentina, que no lo olvida Noelia
Fenomenal reflexión, Miguel Ángel y mejor recomendación bibliográfica. Gracias.
La verdad que cuando te paras a pensar que uno de tus alumnos puede tener ese sentimiento de “querer ser viejo” es para pararse a pensar y preguntarse:¿Qué estamos haciendo? Nuestra labor es muy bonita pero muy arriesgada, trabajamos con cabecitas guiadas por corazones y eso es el material más frágil que pueda encontrarse en la vida. Por eso creo, que uno de los pilares de todo proceso educativo es sin duda la motivación, debe de ser nuestra inseparable compañera, en la escuela, en la vida y sobretodo en el alma.
Un saludo a mi compañera Nancy, una gran maestra y todavía mejor persona.
Importancia de aprender en este caso INGLES.
Profesor , me hizo recordar , las tediosas clases de inglés de los años 1954, donde teniamos que memorizar un texto y decirlo frente a los compañeros. eran biografias de hombres ilustres a los 13 años , pedia siempre a una amiga que hablaba ingles me hiciera una pagina escrita que siemptre memoricé y siempre salí del paso, aprobando la tarea .
Al respecto . estando en una avenida en New York perdido , en compañia de mi nieto Bastian 2001 (año de Las Torres Gemelas ) preguntaba en voz alta ¿Quien habla castellano ? ya que mi ingles era deficiente y nadie se me acercó , todos hablaban ingles .
Mi nieto me preguntó que necesitaba y le dije ir a la Basilica de San Patricio y Bastian de 11 años me dijo
!Tata sigueme ! le segui y llegamos al lugar .
de esta situacion hay dos aprendizajes importante.
Uno .- Es importante aprender ingles,conversar para salir de apuros. La conversación basica se aprende en el colegio.
yo apremdi de memoria , sin conversar con mis compañeros.
Dos .- Los niños de 11 años , como mi nieto Bastian tienen un sentido de orientacion sorprendente , ya que con mi nieto habiamos pasado por ese lugar y se recordó de inmediato y yo andaba perdido.
Es necesario como usted nos dice siempre MOTIVAR EL APRENDER.
Importancia de aprender, en este caso INGLES.
Profesor , me hizo recordar , las tediosas clases de inglés de los años 1954, donde teniamos que memorizar un texto y decirlo frente a los compañeros. eran biografias de hombres ilustres a los 13 años , pedia siempre a una amiga que hablaba ingles me hiciera una pagina escrita que siemptre memoricé y siempre salí del paso, aprobando la tarea .
Al respecto . estando en una avenida en New York perdido , en compañia de mi nieto Bastian 2001 (año de Las Torres Gemelas ) preguntaba en voz alta ¿Quien habla castellano ? ya que mi ingles era deficiente y nadie se me acercó , todos hablaban ingles .
Mi nieto me preguntó que necesitaba y le dije ir a la Basilica de San Patricio y Bastian de 11 años me dijo
!Tata sigueme ! le segui y llegamos al lugar .
de esta situacion hay dos aprendizajes importante.
Uno .- Es importante aprender ingles,conversar para salir de apuros. La conversación basica se aprende en el colegio.
yo apremdi de memoria , sin conversar con mis compañeros.
Dos .- Los niños de 11 años , como mi nieto Bastian tienen un sentido de orientacion sorprendente , ya que con mi nieto habiamos pasado por ese lugar y se recordó de inmediato y yo andaba perdido.
Es necesario como usted nos dice siempre MOTIVAR EL APRENDER.
Sí, de verdad buen tema, mucho para reflexionar.
Siempre me he preguntado eso. No me lo he podido responder, y menos con una respuesta única.
Habría que ver en qué contexto se dio la situación. Qué niño, qué edad, qué escuela, qué situación familiar.
Puede ser un niño que no quiere tener compromisos ni obligaciones, es más lindo quedarse a dormir hasta tarde y levantarse a hacer lo que a uno le vienen ganas. ¿Y a quién “no le gustaría, acaso”, como dijo vuestro Nano Serrat?.
Me da pena la tristeza de la madre, el sentimiento que ese niño logró despertar en ella. Creo que si uno de mis hijos me hubiese planteado lo que a ella le planteó el suyo, ésta hubiese sido mi respuesta:
-Y yo quisiera ser Peter Pan, para no llegar nunca a vieja, fíjate hijito querido. Tú no tienes idea de lo que es “ser viejo”-
Los niños saben muy bien cómo manipular a sus padres, y conocen perfectamente las trampas del amor. Luego, por supuesto, conversaría mucho con él para saber por qué razón no quiere ir a la escuela. Puede ser que algún compañero le haya hecho algún tipo de amenaza, que se sienta discriminado, que no le faciliten integrarse a juegos o trabajos…pueden ser tantas las causas!
Generalmente los niños que se niegan a asistir a clase son los que recién comienzan, tienen temor a lo desconocido, ya que no saben qué pasa allí dentro.
Siempre he concurridio feliz a la escuela, mientras mi hermana ha sufrido horrores, y éramos sin embargo pertenecientes al mismo hogar, vivíamos la misma realidad familiar, asistíamos a la misma escuela.
Siendo adultas lo hemos hablado, y ella recuerda que estaba triste en la escuela porque extrañaba a nuestro padre, que por razones de trabajo venía a casa dos veces por semana. Es decir, el problema no estaba en la escuela, ni en la casa, sino que era un conflicto que ella sola debía resolver.
¡Las personas somos tan complejas! Además de maestras debiéramos ser psicólogas para poder desentrañar cada sufrimiento que vemos aflorar en unos ojitos llenos de lágrimas.
Y como dijo mi amiga Eva muy acertadamente: Trabajamos con cabecitas guiadas por corazones, y eso es lo más frágil que existe.
Feliz fin de semana para todos.
Un fuerte abrazo Miguel Ángel y otro para Eva, desde Argentina.
Como docente me preocupa mucho el fracaso escolar. Creo firmemente que debemos cambiar nuestra metodología y nuestra manera de ver la escuela. Debemos conseguir que que los niños sientan la necesidad de aprender, sean curiosos. Acogernos a las ventajas que pueden aportarnos las nuevas tecnologías. Y los maestros, reciclarnos. La sociedad cambia, no se puede enseñar hoy como se enseñaba ayer.
I read blogs on a similar topic, but i never visited your blog. I added it to favorites and i’ll be your constant reader.
La escuela está hecha para las niñas. Que los varones se aburren es algo normal y que se sienten menosvalorados, tambien.
Ja, ja, jose: ¿de dónde sacaste semejante cosa? Es la primera vez que oigo semejante disparate…
Comentario para Jose:
¿Por qué dices que la escuela está hecha para las niñas? Hay que argumentar. Más bien habría que decir que la escuela es una isntitución androcéntrica. Lee los libros de historia, de literatura, de arte, de religión y dime cuántas mujeres aparecen. Fíjate en el lenguaje y verás que es sexista en detrimento de las mujeres. Observa que, a medida que se asciende en la jerarquía académica va habiendo más hombres (más rectores que rectoras, más catedráticos que catedráticas…). Mira los modelos que propone y verás que priman a los varones: médicos y enfermeras, pilotos y azafatassacerdktes y feligresas… ¿Cómo puedes decir que los chicos están discriminados en la escuela? ¿Por qué se abuerren más? ¿En qué se sienten humillados? Como dice A.F. también yo oigo esta opinión por primera vez. Resulta llamativa y, desde luego, poco rigurosa.
Hola José. Soy otra interesada en saber porqué lo dices. Soy docente y madre de tres varones. A veces he sentido como que los varones están en desventaja en la escuela primaria, ya que parece que algunos docentes sostienen que el alumno modelo debe ser ordenado, prolijo, cosa que por lo general les cuesta más a los varones que a las niñas, pero a la hora del razonamiento lógico, de la rapidez en el cálculo mental, son ellos generalmente los aventajados.
No me parece que deban aburrirse por el hecho de ser varones. Cuéntanos qué se siente desde el pupitre.
Un cordial saludo desde La Argentina.
¡Hola José!
Espero y deseo con todas mis fuezas que esa afirmación tan poco acertada que haces, tenga una contextualización que nos haga entenderla. Me parece que si en la escuela, en la familia y en la vida, todavía hay alguien en desventaja ese es el género femenino.
Un saludo desde Asturias.
La escuela es un sistema socializador de primer orden. En este sentido, el rechazo de un niño al colegio en realidad lo que quiere expresar son disfunciones en su proceso de socialización. Compañeros, profesores, etc. Es en este punto, donde conjuntamente con el tutor o tutora correspondiente, la familia debe adquirir un protagonismo absoluto. En cuánto a hablar del “género femenino”, a colación, por parte de los contertulios, toque el artículo el tema que sea, creo con sinceridad que el asunto deja de ser una necesidad para convertirse en una cansina obsesión. Seamos serios, por favor. Saludos.
No sé a qué viene tanto jaleo, a la mayoría de los chavales les gusta ir a la escuela, por aprender, o por estar con los amigos, o para dejar su casa, que, a veces, es peor… Pero sí, habría que averiguar el motivo por el que alguno la rechaza, porque no es único, y eso lo sabemos todos. Y tampoco cuesta tanto averiguarlo, demonios.
Pingback: uberVU - social comments
Saludos atemporales a todos los lectores de este rincón del ciberespacio y por supuesto, al profesor Miguel Ángel Santos Guerra. Mi nombre es Roberto Franchy Hernández, me gustaría redirigir los comentarios hacia el punto principal del artículo para continuar el avance de la reflexión, ‘el aburrimiento del alumno en el colegio’.
Si podemos parar a meditar unos segundos, nos daremos cuenta que es un problema serio el cual estamos tocando. Cómo es posible que niños pequeños (ni siquiera adolescentes) nos estén señalando un problema grave con unas repercusiones tan impactantes para la sociedad en general.
En mi proyecto de vida tengo la suerte de poder compatibilizar el trabajo como docente en un colegio de primaria, a la vez que sigo mis estudios en la universidad. Así que puedo ofrecer una doble visión que amplíe el campo de visión. Por cierto profesor, saludos de Lidia Santana Vega desde Tenerife. A medida que alcanzo experiencia me doy cuenta que gran parte de los alumnos acuden al colegio de manera inercial, se lo exige la familia, es una obligación, la sociedad necesita personas formadas… Y así podría seguir con una lista bastante extensa. Pero esa no es la cuestión, la verdad es que el principal indicador de una ‘educación de calidad’ nos está avisando que algo está fallando y no queremos hacerle caso, o simplemente como no sabemos actuar, miramos hacia otro lado.
¿Cuál sería la solución? Realmente no creo que pueda haber una respuesta clara, ni siquiera que hubiera una sola e invariable salida de esta crisis pedagógica. Pero como por algún punto hay que empezar, quisiera dirigir mis pensamientos hacia los cambios que, exponencialmente, se provocan en nuestra sociedad. Escuela- sociedad son dos partes del todo, es decir, la sociedad demanda una formación previa para sus integrantes y la escuela se nutre de sistemas o redes sociales altamente estructuradas para alcanzar sus objetivos. Es por ello que si la sociedad cambia, lo haga también la escuela, intentando simular el movimiento dinámico que surge a cada paso.
Es imposible imaginarnos las escuelas de hace veinte años porque entre otras cosas, la sociedad ya no es lo que era (sea bueno o malo) ya no exige las mismas características de sus ciudadanos. Es verdad que no podemos caer en el conformismo de ‘seguir la corriente’ y acatar los mandatos de la sociedad (consumismo, mercantilismos, explotación, individualismo…) pero sí es posible adoptar nuevas formas que podrían mejorar nuestro sistema educativo (ecologismo, colaboración, cooperación, construcción colectivo del conocimiento, nuevas herramientas tecnológicas…) Se trata de adaptarnos o quedarnos parados.
Sin duda, aunque yo acabe mis argumentos aquí, dejo muchos más por el camino. Es por lo cual invito a todos a seguir más de un camino para dialogar y, quizás, poder poner un granito de arena más en la mejora de este mundo.
Saludos a todos.
La sociedad se siente enferma y está además cansada. Si la escuela es pasiva, pede ser más apta para las niñas, pero hasta en Infantil hay niñas que se sienten siempre cansadas y no quieren hacer psicomotricidad o educación física. La sociedad sigue troquelando discriminativamente a las niñas, o al menos se encarga de ello alguna que otra familia. El polo opuesto es que con cinco añitos ya haya varones verdaderamente agresivos, a los que nada le viene bien.
También hay abuelos que van a la escuela. Conviene recordar que la escuela no acaba nunca, sólo hay descansos para otras actividades de vez en cuando. Y si no que me lo pregunten a mí, que me creí con once años que no volvería más a la escuela y me he tirado el resto de mivda yendo, “porque si hay que ir se va”
Hoy he disfrutado por primera vez de sus conferencias Miguel. Le voy a tutear. en Alicante tras tu ajetreado viaje, he sido un placer, cuántas mentes has agitado Miguel, cuantos sillones se movían inquietos viéndose reflejados…. yo soy, en este caso la joven que encontro el cuchillo de \"ufffff ya veras como te quemas\" y huí a una escuela rural, donde con 25 alumnos y otra maestra más, ejerzo la Dirección y mi vocación sin problemas, como ese argentino…..el despacho es un pasillo, un lugar de encuentro donde se fotocopia…..y claro que mis soles saben quién soy……..un saludo y felicidades por ser así, por se un agitador de conciencias…… Lourdes Garcia.
por primera vez en mucho tiempo puedo leer que no escuchar a un profesional, creo que este texto debiera llegar a todas las páginas de todos los colegios de España para decirles que hay niños que piden ayuda a gritos y los profesores(en su mayoría) cada vez están más sordos. mis hijos tampoco quiere ir al colegio, se aburren, se sienten mal y lo más triste es que a los dos les encanta aprender, hay muchísima gente que se siente identificada con ese niño y con esa madre, como se les dice a dos niños de 4 y 11 años que tienen que ir al colegio, cuando allí lo pasan mal? mi hijo de 4 años cuenta los días que faltan para el fin de semana pero aparte de contar sabe sumar y restar, curioso,verdad? el mayor tiene TDAH, en su colegio hacen oidos sordos. Que concepto puedo tener yo de un colectivo al que confio a mis hijos y al que por ley tengo la obligación de mandar? hay algún profesional que me lo pueda decir sin que los colores se le suban a la cara si cada mañana tubieran que pelear con mis hijos, por favor que alguien me lo conteste.GRACIAS
Estimada Ana Soilán:
Le recomiendo que hable con el tutor o tutora de sus hijos al respecto de lo que cuenta y lo que lo haga de forma asidua. Esas impresiones, tan negativas, que transmite en su escrito, por otra parte, las puede, inconscientemente, contagiar a sus hijos. Debe tener en cuenta que el trabajo cooperativo entre familias y centros es absolutamente necesario para garantizar el éxito escolar del alumno. Descargar sobre los Centros Educativos toda la responsabilidad de un fracaso escolar o de integración carece del menor sentido. Por otra parte, la atención a la diversidad está garantizada en todos los colegios públicos de España, comenzando por un diagnóstico realizado por profesionales. Le recomiendo que trabaje en positivo y sobre todo, de manera cooperativa con el Centro. Buenas tardes.
Estimado Miguel Ángel.
Tu artículo me ha hecho recordar mi infancia y mi época en la escuela primaria de un pueblo de 1500 habitantes del Aljarafe Sevillano.
Yo fui un niño, que a los 8 años, también le dije a mis padres: Yo quiero ser mayor.
Mis padres muy extrañados me preguntaron.¿Por qué quieres ser mayor? Y yo le respondí para no ir más a la escuela. A mis padres se le vino el mundo abajo con esa respuesta.
Claro que yo había sido un niño, que hasta los 6 años no pisé la escuela. El preescolar lo hice con mi abuela paterna, tenía gusanos de seda, criábamos conejos, cuidábamos un huerto con tomates y calabazas.Todos los días teníamos nuevas tareas ilusionantes. La naturaleza y mi abuela fueron mi escuela infantil.
A los 6 años entré en una clase con un maestro mayor y enfermo, que tenía un recipiente para escupir, que me provocaba vómitos. Me sentía como un pajarillo encerrado en una jaula.
A los dos años de estar en la escuela había aprendido a leer y escribir, las operaciones de suma, resta y multiplicación. Esto era suficiente para pasar a la clase de los mayores, donde había niños de 8 a 14 años. Los mayores imponían su ley y yo me quería morir.
Al cumplir 9 años, todo cambió de repente, un maestro joven llegó al comienzo del curso, llegaba a la escuela en bicicleta y en tan poco tiempo se ganó nuestro cariño, que todas las mañanas íbamos a la entrada del pueblo a esperarlo y todos corriendo detrás de su bicicleta llegábamos a la escuela. Él nos enseñó a amar la escuela y la vida.
Cuando teníamos 10 años nos presentó a un examen para conseguir una beca de estudio a 15 de sus alumnos. Yo fui uno de los que conseguí la beca.
Estudié bachillerato y luego hice magisterio, siempre quise ser maestro. A los 21 años estaba dando clase a niños de 2º de Primaria, ya nunca volvería abandonar la escuela. Llevo 30 años en la enseñanza y no me he arrepentido ni un sólo día de esa decisión.
Por eso pienso, que esa madre puede tener esperanza. Su hijo siempre podrá encontrar un maestro que le haga mirar la escuela de otra manera. Esa misión la tenemos hoy, todos los que estamos dentro de la escuela, en eso no podemos fallar.
Un abrazo para ti y para Lourdes. Y recuerdos de Manuel el de la llaves, antiguo guarda del Alcázar de Sevilla.
Eloy Gelo
Ana Solián.
Está usted ofuscada. Ante todo cabe preguntarse: ¿Por qué la pasan tan mal sus hijos? ¿Son molestados, agredidos, discriminados? ¿Sufren algún tipo de acoso? ¿Son muy tímidos y no logran relacionarse con los demás integrantes del grupo? ¿Les cuesta adaptarse a la vida social? ¿Cuáles son las causas por las cuales se sienten de ese modo? Le corresponde a usted, como madre averiguarlo. Eso debe plantearse para acercarse al centro educativo y poder explicar calmadamente su situación y trabajar en equipo con el C.E. en beneficio de esos dos niños.
No creo que toda una institución haga oídos sordos.
Tal vez sus hijos tengan algún otro conflicto no resuelto. No se trata de buscar culpables, sino soluciones. En estos casos suele ser muy importante pedir ayuda profesional (psicólogo).
Ante todo trate usted de tranquilizarse, para que sus hijos la vean segura y no les trasmita su inseguridad y ofuscación.
Y piense que la escuela no sólo transmite conocimientos, sino que socializa a las personas. Una cosa es autoeducarse y aprender operaciones prematuramente, y otra muy diferente es aprender de manera cooperativa. Sólo la escuela puede brindarle eso a sus niños.
Pase Usted buenos días.
Para Ana Solián
Creo que cuando un niño tiene Deficit de Atención e Hiperactividad, la escuela se convierte en una especie de cáos si esta problemática no se tiene en cuenta. El proceso de aprendizaje se torna imposible y las relaciones sociales también. Creo que en primer lugar tu hijo tiene que recibir un tratamiento adecuado y que la escuela tiene que estar preparada para esta situación. Está problemática generalmente genera un desorden familiar en el cuál es muy probable que se vea envuelto tu hijo más pequeño. He leído los comentarios a tu artículo y me parece que no se puede hablar con tanta ligereza ante una situación tan compleja.
Para A.F.: Vuelvo a repetir que en la escuela pública la atención a la diversidad está garantizada desde el momento en que ésta se manifiesta. Y que tras un diagnóstico inicial por profesionales cualificados, todas las acciones pedagógicas están encaminadas a la integración y las medidas de atención individualizadas. Para que tengan éxito es imprescindible trabajar conjuntamente con las familias. No puede convertirse la escuela en una especie de caverna platónica alejada del contexto social del alumno. Es evidente que la escuela es esencial para el desarrollo personal, pero quizás no tanto como la familia, la sociedad en su conjunto, auténticos elementos socializadores de primer orden. Buenas tardes.
Jeanne, no sé si la escuela es esencial para el desarrollo personal. Lo que si sé que no siempre la escuela contempla la diversidad y sobre todo cuando está diversidad es una problématica tan compleja como el Déficit de Atención… Su planteo habla de la escuela ideal, que muchas veces no compagina con la escuela real…
Para A.F.: ¿La escuela no es esencial para el desarrollo personal? Sin comentarios. En cuánto a la calidad de la escuela, dentro del macrosistema educativo de cada país, depende, obviamente, de cada uno de ellos. En España no estamos en la situación ideal, como bien es sabido y resultaría una falacia negarlo. Pero si algo caracteriza al sistema educativo español es la equidad del sistema, justo el contexto que nos ocupa. Buenas tardes.
Jeanne, que lindo lo tuyo.. Como bien decís cada país tiene su sistema educativo que reune determinadas características y el nuestro se caracterísa por la falta de equidad, capacidad de integración e inclusión. En general un maestro piensa: tengo 19 alumnos y uno discapacitado., en lugar de pensar tengo 20 alumnos y uno con un determinado problema. Claro que en toda regla hay exepciones…
perdón, caracteriza…
” muy buena el niño qiere ser viejo.se notaba qe no estaba estimulado x nadie.los niños y niñas todos tienen y deben ir a la escuela,esta en nosotros los papas,abuelos o los qe estemos a cargo de ellos, de estimularlos desde peqeños todos los dias y a cada minuto de su vida,darles el estimulo la fuerza para qe sigan adelante es lo unico qe le debemos dar,es la manera de alludarlos.y luego tenemos la recompensa. “cosecharas lo qe siembres”. dice el dicho.asi es la vida y en todos los sentidos.
Podría rellenar lineas y lineas de esta página para intentar convencer con datos reales de cual es la realidad de nuestras aulas pero se por experiencia que no hay más ciego que el que no quiere ver, y que la autocrítica no es precisamente nuestro fuerte en este país (en este mismo país en el que las cifras del fracaso escolar son escalofriantes superan el 30%)
Solo decir que además de mi experiencia como madre soy vicepresidenta de una Asociación de TDAH y que la realidad de la que hablo no es mi realidad, sino la realidad de unos niños que son estigmatizados, machacados y en el mejor de los casos y con suerte ignorados. Niños que en el caso del TDAH rondan sobre el 8% de la población escolar.
Recomendaría al que tuviese interés en conocer el tema y así emitir juicios con conocimiento de causa que acudiese a la celebración del III CONGRESO NACIONAL SOBRE TDAH que se celebrará en Granada del 22 al 24 de abril, en el evento podremos disfrutar de las últimas aportaciones de especialistas de diversos ambitos.
para más información:
http://www.feaadah.org
http://www.ampachico.es
creo que mi comentario ha dañado o dolido a alguien que debe de sentirse identificado en alguna parte de él, en ningún momento es mi intención ofender a nadie de ello ya se encargan bastantes personas en este país y no me gustaría que se me incluyese en ese grupo , siendo así pido disculpas si he ofendido a alguien, pero la realidad de éste país no es de color rosa, la realidad de los centros educativos es muy distinta, para empezar mis hijos van a centros concertados distintos por lo que no juzgo a un centro determinado sino a una falta de interés y de llevar a unos niños que necesitan apoyos específicos, en cuanto al mayor, teniendo un diagnostico de tdah y una recomendación de su psiquiatra para que sea matriculado en el centro de su hermano por necesidades específicas y reciba por tanto ese apoyo, la administración que según usted también nos ampara me ha denegado dicha plaza sin ningún tipo de explicación, con una simple llamada de la orientadora del centro a la que agradezco profundamente su trabajo pues es bien cierto que por suerte aun quedan buenos profesionales. le puedo asegurar Jeanne que mi rabia es producto de una impotencia que se lleva dos años cuajando pues a mi hijo no le dan soluciones, en cuanto a la educación que imparto a mis hijos,a sus notas me remito, jamas en ningun momento he recibido del centro queja o nota alguna sobre el comportamiento de mi hijo, todo lo contrario lo que lleva aguantando mi hijo empiezo a saberlo ahora que esta empezando a contarlo, no tengo por que dar explicaciones a alguien a quien no conozco y que no conoce a mis hijos pero dado sus comentarios me ha parecido oportuno aclararle que yo felicitaba al autor del articulo por ser capaz de realizar una autocrítica, cosa poco común y que a mi personalmente me reconoció el tutor de mi hijo el día que yo misma reconocí los errores que ahora veo comentí con mi hijo. precisamente en una de esas tutorias a las que usted se refiere y que siempre asistia cada dos meses y en lo que llevamos de curso mensualmente, para su tranquilidad personal decirle que no es problema de comunicación , es problema de incultura, muchas gracias y perdón si en algun momento le he ofendido.
El comentario del niño que quiere ser viejo para no ir a la escuela me recuerda una frase que irónicamente yo misma me digo alguna vez “quiero jubilarme para tener tiempo libre”. Uno de los problemas que yo veo es que la escuela generalmente es una preparación para las exigencias de la vida laboral adulta. Y, generalmente también, la vida laboral adulta excepto para los privilegiados que trabajan en lo que aman es un auténtico aburrimiento. Quiero decir, que a los niños y niñas hay que enriquecerles su vida más allá de la escuela, hay que enseñarles a disfrutar del ocio, del tiempo libre, los padres deben compartir experiencias con ellos/as y aprender mutuamente aumentando y complementando el aprendizaje que van adquiriendo en la escuela y a la vez fomentar el gusto hacia ella.
solo decir que el niño en este diálogo está dando orientación a la madre
– es muy triste que un niño no quiera ir a la escuela y para ello tenga que renunciar a vivir su juventud (quiere ser viejo) mi pregunta es la siguiente ¿qué hacen en la escuela con ese niño?, ¿es el profesor competente para que ese niño se pueda sentir así?
– esto es un tema que por desgracia es habitual que pase en estas situaciones, también nos pasa a los adultos, porque hay profesores que no trasmiten nada.
– tenemos que cambiar el profesorado y enseñarle técnicas para que sus alumnos se enamoren por decirlo de alguna manera de la escuela.