Me preocupan mucho los efectos secundarios del sistema educativo. Entre otros, el aplastamiento de la creatividad, de la espontaneidad y de la inventiva que puede acarrear una práctica rutinaria, repetitiva y homogeneizadora.
Bastaría comprobar el clima de una aula de educación infantil y compararla con un aula universitaria. Entre una y otra experiencia han pasado muchos años en los que se ha primado la repetición, el silencio y la rutina. El color del espacio, el calor de las relaciones, la efervescencia de las iniciativas, la diversidad de las actividades, la viveza del diálogo, la espontaneidad de las intervenciones de un aula de infantil tienen poco que ver con la rigidez y la frialdad de muchas aulas universitarias.
“Enfrentemos la realidad, lo que la escuela hace, por la general, es interrumpir continuamente los intentos de los niños de retomar la altamente concentrada intensidad del juego”, dice la autora del hermoso libro que voy a comentar a continuación. Se titula “La niña del lápiz marrón” y lo ha escrito Vivian Gussin Poley, prestigiosa maestra de infantil, en la Editorial Amorrortu. Vivian recibió el premio McArthr Award por su labor pionera en la técnica de narración de historias en el aula .
Hace bien la autora en decir “en general”.Y yo hago bien en subrayarlo. Para que nadie que pone toda su carne en el asador se sienta acusado o acusada de poner zancadillas a la creatividad. Para que ninguna persona que dedica su vida a cultivar el ingenio se sienta metida en el saco que lleva una etiqueta negativa.
Dice esta ilustre maestra (no sólo son ilustres los académicos): “yo también necesito que en la clase haya pasión. Necesito la intensa preocupación de un grupo de niños y maestras que inventan nuevos mundos mientras aprenden a conocer recíprocamente sus sueños. Inventar es estar vivo, Más que a la ausencia de calificaciones, yo me resisto a la ausencia de imaginación…”.
El libro del que hablo nos muestra la vida de un aula en la que los niños se entregan al análisis de cuentos de un autor italiano llamado Leo Lionni. La profesora explora en una experiencia nueva para ella, ya que nunca ha dedicado el curso entero a estudiar la obra de un solo autor.
Las diferentes obras que estudian los niños dan paso a la exploración de interesantes cuestiones sobre la vida, la raza, el amor, las relaciones, el poder, el género, la muerte…
A través de Frederik, el ratón, de Tico, el pájaro sin alas, del cocodrilo Cornelius, de Mancha Azul y Mancha Amarilla… los escolares van entretejiendo diálogos espléndidos, elaborando pósteres y desarrollando las necesidades humanas esenciales: crear y pertenecer.
Renney es el gran descubrimiento de la maestra. Renney es una niña de cinco años, de raza negra, inteligente, vivaraz y simpática, a la que le encanta escribir y dibujar con un lápiz marrón. De ese color precisamente pinta a las personas de su misma raza.
– Esta niña marrón que está bailando soy yo, dice mientras fija un dibujo en la pared.
Resulta muy aleccionador ver cómo interactúan la niña y la maestra. Cómo Renney, la niña del lápiz marrón (la única niña negra de la clase), activa el pensamiento de Vivian, su maestra, y cómo la ayuda a descubrir vertientes nuevas y dimensiones insospechadas.
Me gusta la actitud abierta de la maestra que la abre a múltiples aprendizajes. Hay facetas en las que reconoce que los niños son mejores que los maestros:
– “A veces trato de recordar el orden en que fueron colgados los pósteres. En eso los niños son mejores que los maestros: Frederik es número uno; Tico es número dos; Cornelius es número tres…”.
Resulta muy importante esta actitud abierta que nos sitúa frente a nuevos aprendizajes. Lo cual supone atención, flexibilidad, humildad y curiosidad sin límites. Dice Vivian Gussin en su libro:
– “He conocido maestros que eran como rocas: nada podía moverlos ni hacerlos cambiar. Y hasta a veces creo que yo fui así. Todos los caminos que emprendo en estos días llevan hacia adentro…”.
A la clase acuden los familiares de los niños y de las niñas para contar historias: el papá, la mamá, un abuelo… Hermosa iniciativa que permite compartir un proyecto conjunto de narraciones que cultivan actitudes de gran valor educativo.
Me ha gustado el relato que hace Vivian Gussin de lo que sucede en el aula. Es hermoso y aleccionador. Cuántas veces he instado a los docentes a escribir sobre aquello que hacen cada día en las aulas. Es un ejercicio magnífico para quien escribe. Porque la escritura nos ayuda a domar el pensamiento errático y caótico que muchas veces tenemos sobre la educación. Y otra cosa: gracias a que esta maestra se decidió a escribir podemos ahora leer su delicioso libro y aprender de su experiencia. Por eso escribir es multiplicar y compartir los aprendizajes
Me llama la atención la energía vital y el apasionamiento docente de la profesora Vivian Gussin en su último año de trabajo. Y me lleva a una importante preocupación que me invade desde hace tiempo: ¿Cómo envejecemos los docentes? A medida que vamos teniendo más años, ¿qué nos va pasando? ¿Nos hacemos más qué? Más optimistas, más trabajadores, más sensibles, más solidarios, más humildes, más felices… O, por contra, ¿nos vamos haciendo más pesimistas, más perezosos, más insensibles, más insolidarios, más orgullosos, más desgraciados…?
“Sólo un milagro podrá sostenerme cuando mis pies ya no me lleven al aula 284”, dice Vivian Gussin. Qué diferente actitud a la de quien está esperando la jubilación como si de una salida de la cárcel se tratase. Hermoso libro. Hermosas gentes quienes lo habitan.
No viene exactamente a cuento lo que tengo ganas de contar, pero tengo ganas de contarlo… Hoy mientras hacía cola en el cajero de un banco, oí la convesación de dos jóvenes docentes. (En Argentina esta semana han comenzado las clases). Por los comentarios eran maestras de niños pequeños. Tuve la impresión que dentro de sus clases no tenían niños y niñas ansiosos de descubrir la vida, sino pequeños salvajes para domesticar y aplacar… Solo pude pensar que terrible e implacable juicio hecho sobre sus alumnas y alumnos ápenas sin conocerlos… Con gusto le hubiera dicho algo… Ya ves Miguel, no solo es cuestión de años y de lo que les pasa a quienes llevan un largo camino recorrido…
Se que algunos habrá que han empezado el año llenos de energía, sabiduría y entusismo.
Felicidades Miguel Ángel.
Me ha encantado este artículo, es muy bueno como todos tus trabajos. Lo que más me ha llenado y llegado es tu invitación a escribir.La palabra nos da todo lo que necesitamos. Yo creo que es nuestro mejor modo de expresión. Por eso siempre recuerdo el Poema de Blas de Otero que trata de la palabra, y que os pongo a continuación:
Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo al agua, si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra.
Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra.
Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra.
Blas de Otero.
Buenos días Miguel Ángel, como siempre un hermoso artículo.
Como dice Eva, mi querida amiga asturiana, que no nos falte la palabra.
Gracias a la magia de la palabra aquí nos encontramos cada sábado, para intercambiar opiniones, experiencias y sentimientos desde los más rcónditos extremos y rincones del planeta hispanohablante.
Siempre he pensado con mucha pena en las personas agonizantes, no tanto por lo que puedan sufrir a causa del dolor físico, sino porque me resulta mucho más terrible pensar que teniendo necesidad de expresar algo no puedan comunicarlo porque hayan perdido el don de la palabra.
Hay quienes hacen de la combinación de letras y palabras arte.
Hay quienes teniendo pocas palabras disponibles expresan maravillosos pensamientos.
Hay quienes hablan hasta por los codos.
Hay quienes hasta con sus silencios logran expresar pensamientos y sentimientos.
A mí me fascina interpretar mensajes entre líneas, lo que dijeron o escribieron mis alumnos y decodificar qué quisieron expresar más allá de las palabras.
Las palabras tienen magia.
Leer-escribir-hablar-escuchar-interpretar-imaginar-inventar-recrear-disfrutar-fascinar, maravillosa manera de crecer permanentemente y mantenernos jóvenes, porque cuando dejamos de crecer comenzamos a envejecer independientemente de la edad cronológica.
Un fuerte abrazo querido Miguel Ángel.
Para Eva Salinas:
Otro gran abrazo para vos, querida amiga Eva. Pronto te haré llegar la dirección del blogg que estamos creando en nuestra escuela con motivo del Bicentenario de la Independencia Argentina (1810-2010), que coincide con el aniversario Nº 75 de nuestra Escuela.
Contame de tu vida, de tus alumnos y de tu escuelita en las minas. Este año me ha tocado 5º Grado A. Estoy recién conociendo al grupo, pues hace sólo una semena que epezaron aquí las clases. Un beso.
Querida AF: Claro que viene a cuento tu comentario. No sabes cuánto me preocupan esas actitudes, especialmente en personas jóvenes. ¿Qué futuro les espera a ellas y a sus alumnos y alumnas? Esta una tarea que sólo se puede entender desde el amor a lo que se hace y a las personas con las que se hace. No quiero ni pensar en la suerte de los escolares a quienes les ha tocado en “mala suerte” esas docentes. Porque la enseñanza es una tarea intrínsecamente optyimista, ya que parte de la convicción de que los otros pueden aprender y de que nosotros podemos ayudarles a conseguirlo.
Ante todo MIS MÁS HUMILDES FELICITACIONES a un maestro como es Miguel Angel.
A.F. no sé si tu comentario está o no fuera de lugar pero a mi me da una rabia y melancolia al poder leer esas palabras que compartes con nosotro. Te hablo desde la poca experiencia ya que no he trabajado como maestra en colegios públicos (trabajo en talleres extraescolares con empresas privadas), estoy tratando de sacarme oposiciones pero ese tema me indigna bastante. Me parece cruel que haya tanta gente con ganas de compartir, vivir ese camino con niños y de descubrir todo lo que nos pueden mostrar y lo que nosotros podemos enseñar y que tengan la oportunidad de poder disfrutar otros que no quieren aprovechar esa situación.
Un saludo
El trabajo didáctico en las aulas de infantil es extraordinario. Como la edad tiene una enorme plasticidad se trata de una etapa verdaderamente decisiva. Hay que felicitar a las maestras dfe infantil (y a los maestros, que también los hay) y al autor del artículo.
me encantas desde que veniste una vez a jerez y diste una conferencia .He comprado carios libros tuyo y tambien leo lo que escribe aqui .Yo como madre es diferente lo que te escribo yo sobre la participacion de los padres en la escuela yo sigo ahi particpando por los niños pq es bueno.Pero a veces te viene abajo cuando ve que la particpacion de los padres solo es como chacha (hacer bocadillos,cojer dinero de los alumnos etc….) pero eres muy bien en ese momento pero despues ve las distancia que nos ponen .Tu eres una de las personas que me han dado fuerza de seguir participando.Graciassssssssssssssss
Me han parecido muy oportunas las preguntas que hace Miguel al final. Casi todas me las hago yo que soy profesor de Secundaria de una cierta edad.
A mi, muc@s alumn@s ya me llegan creativamente \"castrad@s\" de la Primaria. Además, a una de las materias que exploran más la creatividad de modo natural, la Educación Plástica y Visual, le han quitado horas lectivas. No obstante, a las materias de Matemáticas o Lengua, o a cualquier otra, no se les puede perdonar la falta de creatividad. Y no hablemos del profesorado, es muy difícil no transmitir las propias frustraciones.
Me ha encantado del artículo la actitud de la profesora Gussin que está a punto de jubilarse y no sabe cómo sobrevivirá sin su tarea educativa. Qué lección para aquellos que aborrecen lo que hacen y están deseando huir a toda velocidad de aquello que ha sido su vida durante muchos años.
Gracias a la autora por compartir con nosotros la experiencia vivida y al autor del artículo por hacérnosla llegar a través de su blog. Otra cuestión que siempre me ha preocupado: ¿No había forma de hacer menos traumáticos los pasos de unos niveles a otros? Creo que es un problema importante del sistema educativo. Los alumnos van bien en un nivel y al llegar al siguiente les dicen que van mal. ¿Tienen ellos la culpa?
La presencia de los padres, madres y abuelos en la escula es muy importante, a mi juicio. No entiendo a quienes tener alejados a los padres/madres del colgio. Porque padres y profesores tienen los mismos fines. Los dos estamentos son colaboradores, no enemigos. Juntos se consigue mucho más y mucho más fácilmnte.
Yo siempre digo, medio en broma, medio en serio, que mis hijos dejaron de ser inteligentes cuando ingresaron en el sistema educativo. Entonces, se les acabó la creatividad.
Ester
Yo siempre digo, medio en broma, medio en serio, que mis hijos dejaron de ser inteligentes cuando ingresaron en el sistema educativo. Entonces, se les acabó la creatividad.
Ester
Ester: quiero pensar que lo dices más en broma que en serio, y te diré por qué sostengo ésto. Si tus hijos de verdad son inteligentes, lo serán adonde quiera que vayan, ocurre exactamente con la creatividad. A uno no se le quita la inteligencia ni la creatividad como se le quita una muela. Hasta entre las rejas de las cárceles existen personas que crean obras maravillosas.
Un cordial saludo desde Cordoba, Argentina.