Los pimientos de Padrón

27 Sep

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Para lectores y lectoras que no son españoles es preciso, quizás, explicar que Padrón es una localidad de Galicia, cercana a Santiago de Compostela, en la que se cultivan unos pequeños pimientos verdes que tienen una peculiaridad llamativa: unos pican y otros no. Existe un dicho que lo explica de forma sintética y que se aplica a diversas personas, acontecimientos y facetas de la vida: “Como los pimientos de Padrón, que unos pican y otros no”. Si tú vas a un restaurante y pides un plato de pimientos de Padrón, te puedes encontrar de pronto, después de dar cuenta de varios deliciosos pimientos, con uno que te llena de fuego la boca. No es fácil discernir cuáles pican y cuáles no, aunque hay opiniones para todos los gustos.
Acabo de leer un libro titulado “La educación de los hijos como los pimientos de Padrón”. El autor es un maestro nacido en Sigüenza en 1959, creador de la Fundación Internacional O´Belén, cuyo fin es la ayuda y formación de los menores en situación de desamparo social. Ha dedicado su vida profesional a la atención de jóvenes (y sus familias) con graves de problemas de comportamiento. Ha recibido a más de cinco mil jóvenes con graves problemas de comportamiento. Algo sabrá del asunto después de leer durante tanto tiempo en el libro de la vida y en las páginas del corazón humano.

Es curioso que el prólogo esté escrito por el padre y la madre de una chica que pasó por las manos sabias del autor. Dicen: “Si algo hemos aprendido o, mejor dicho, estamos aprendiendo, es que para esta tarea de la educación, no hay métodos infalibles. Desde nuestra modesta experiencia de padres, creemos que ninguna herramienta, que ningún método, por sí sólo, garantiza el éxito; todos necesitan adaptaciones, ajustes a cada realidad particular, a cada persona, a cada situación”.
A eso voy. En educación no sucede que si A, entonces B. Lo que realmente sucede es que si A, entonces B, quizás. Por eso podemos encontrarnos con familias que tienen dos hijos y que están encantadas con el comportamiento de uno de ellos y desesperadas por el modo de ser y e reaccionar del hermano. ¿Qué hemos hecho mal?, se preguntan atormentados por la forma de reaccionar del segundo.
Bueno, pues si lo han hecho de manera similar con los dos, nada. Si les han demostrado similar afecto a los dos, nada. Lo que sucede es que no solemos tener en cuenta la responsabilidad de los hijos en su propio proceso educativo. Ellos tienen una parte importante de intervención sin la cual todo el esfuerzo de los agentes educativos será inútil o contraproducente.
Dice Emilio Pinto en la introducción de su libro que “lo más importante, si un pimiento pica, es tener a mano un buen vaso de vino o de agua”. Es decir que, hay que saber afrontar la sensación de fracaso que produce el tener un hijo problemático, que se rebela, que pega, que no estudia, que es violento, que es desordenado, que es un aprendiz de delincuente. Es preciso saber soportar ese “picante” sin que nos destruya.
No soy determinista al decir que «los hijos son como los pimientos de Padrón”. No pienso que la naturaleza suponga ninguna condena. Solamente digo que no se puede eludir la parte de autocontrol, de esfuerzo, de responsabilidad que cada uno tiene en su proceso formativo. No todo depende de los educadores, aunque no se puede eludir la parte que corresponde a los padres y a los docentes.
Tengo unos amigos que han derramado muchas lágrimas por una de sus hijas. La hermana es ejemplar. Ellos se preguntan con angustia y con dolor: ¿por qué son así las cosas?, ¿por qué no hemos tenido el mismo resultado habiendo aplicado los mismos métodos? Pues por eso, queridos amigos, porque «los hijos son como los pimientos de Padrón”.
Cuando la hija dice que si no se cumplen sus deseos, si no se atienden sus exigencias, dejará de estudiar, habrá que decirle que esa es una responsabilidad suya. Cuando la hija exige que se le den todos los caprichos porque de lo contrario abandonará la casa, habrá que darle a entender que ella tienen en sus manos su vida y su futuro.
Este no es un planteamiento exculpador o tendente al conformismo educativo. No es una invitación a lavarse las manos sino al compromiso con las exigencias de la educación. A fuerza de insistir en los derechos, hemos dejado un poco al margen las obligaciones.
Dice el autor del libro que me ocupa que “la educación de los niños se puede moldear si se tienen las herramientas para ello. Aunque no se puede garantizar el resultado, es más probable que un niño pequeño que reciba una buena educación de mayor no pique, o que pique menos, pero no se puede asegurar de forma absoluta”.
Hay que interpelar a los niños y a los jóvenes haciéndoles ver que tienen una responsabilidad en lo que hacen o dejan de hacer. Hay que ayudarles a descubrir que son ellos los que tienen que caminar. Nosotros podemos encender una linterna e iluminar el camino, pero ellos los que tienen que dar los pasos.
A fuerza de hacer hincapié en la responsabilidad de padres y educadores nos olvidamos a veces de exigir las respuestas que, acomodadas a la edad, tienen que dar los educandos. Como hijos, como estudiantes, como ciudadanos, como amigos tienen unos deberes en los que no se hace el suficiente hincapié. La relación educativa no es tan asimétrica como muchas veces hemos supuesto. Darlo todo, incluido el ejemplo, no es suficiente para que haya una buena educación. Una buena sementera requiere buenas semillas, pero también una buena tierra y excelentes condiciones.
Padres que han sido modélicos, que se han esforzado, que han sido afectuosos y cercanos, que han corregido a tiempo y con tino a sus hijos , no han sido correspondidos con actitudes de respeto, agradecimiento y responsabilidad. Es más, padres que han hecho un sacrificio extremo por sacar adelante a sus hijos han visto con asombro, con amargura y desesperación cómo éstos respondían a sus desvelos con una pereza, una deslealtad y una desvergüenza inusitadas. Porque los hijos son como los pimientos de Padrón.

19 respuestas a «Los pimientos de Padrón»

  1. «si A quizás B» representa, en mi modesta opinión, a la educación. Nada es absoluto en esta. Quizás admitiendo esta premisa podríamos, como padres, ser más felices ya que si educamos «bien» no tendríamos que esperar, necesariamente, un gran resultado.

  2. Ser persona es una elaboración personal que cada hijo hace con los materiales que le han aportado sus padres y que con el correr de los años va modelando y remodelando con su propia producción.
    Los padres ponemos algo así como los cimientos pero no entregamos el plano de la construcción.
    A los hijos e hijas no se los quiere IGUAL, no se los educa igual, no se los trata de la misma manera, no se les ponen los mismos límites, no tienen iguales libertades ni iguales obligaciónes. Cada uno de ellos es un proyecto personal, porque cada uno de ellos es único y distinto. Cada uno aporta a la obra distinta materia prima. No son más o menos picantes. Son distintos. Ser madre o padre es la carrera más difícil. Somos quienes tenemos la más alta cuota de responsabilidad ya que estamos junto a ellos en la etapa más maleable de la vida. Claro que, también estoy convencida que cada uno es lo que quiere ser, pero si los cimientos son fuertes, sólidos, estables puede ser mas sencillo. Nadie es responsable de mis aciertos y errores de hoy. Solo yo.
    El secreto está en poder ver las diferencias, como padres, como educadores. Saber hacer de manera que cada niña y cada niño sea un sol, que cada uno brille con luz propia.
    Hay quienes disfrutan de los pimientos picantes.

  3. En educación no vale decir «a palos», porque no domesticamos a burros, tampoco que «el arbolito, desde chiquitito», porque no hay que atar a nadie, aunque en guarderías del siglo XXI se siga atando a los niños. Pero eso sí, tenemos que ser radicales. Me explico. Pienso que cada persona es un ser vivo y que se encuentra con unas raíces y con un tallito que van creciendo y que con el tiempo va desarrollando una hermosa copa, pero, que al igual que los ficus, tienen que desarrollar raíces aéreas desde sus ramas para poder sostener y alimentar con su propia vitalidad y sabia savia las nuevas necesidades, los nuevos problemas y asegurar una personalidad que se va remodelando hacia el futuro. No puede abandonarse y que se le caigan las ramas por falta de la aportación propia, de iniciativa, de alimento personal y social.
    Sabemos que no podemos abandonarnos y que cada palabra o frase o conocimiento nos provoca un desplazamiento de las estructuras y prejuicios que hasta ese momento teníamos. Todo crecimiento conlleva una modificación, unas adaptaciones y acomodaciones, que nos van exigiendo las nuevas realidades, que ni sospechábamos.
    Educar es preparar a los demás que entiendan esto pronto, por lo menos más jóvenes que nosotros, para evitar frustraciones, adquirir responsabilidades y conseguir libertades.
    Ahora bien, el camino de la libertad es la libertad que se desarrolla en la infancia con el juego libre y la psicomotricidad, donde los que pican y los que no terminan comprendiéndose y colaborando, aunque sean muy distintos.
    Gracias Miguel A. por obligarnos a pensar.

  4. ….solo me quedo pensando…tengo 5 (cinco) hijos todos distintos y de buena madera…uno pronto a ser cura y otro que se cruza de vereda al pasar por la iglesia…yo sòlo confìo y espero…la semilla buena , se desarrolla en la tierra que con el tiempo se va fertilizando ..mientras tanto riego …abono…dando la regadera y el abono, no hacièndolo yo…GRACIAS MAESTRO

  5. SÍ, ASÍ ES.
    TANTO CARGAMOS LOS PADRES Y MAESTROS NUESTRAS MOCHILAS DE RESPONSABILIDADES SOBRE LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS, QUE A VECES OLVIDAMOS QUE ELLOS TAMBIÉN TIENEN SU PROPIA MOCHILA CON LA CUAL NACIERON.
    ES QUE SON PERSONAS SIEMPRE, NO ES QUE A PARTIR DE LA EDUCACIÓN QUE LES BRINDEMOS VAN A EMPEZAR A SER, POR SUPUESTO QUE ESTO Y LOS EJEMPLOS INFLUYEN…
    NOSOTROS PONEMOS LOS MISMOS CONDIMENTOS EN TODOS, PERO CADA CUAL TRAE UNA ESENCIA DESDE EL MOMENTO DE SU GESTACIÓN, Y EN BUENAHORA SON DIVERSOS, DIOS NOS GUARDE DE LA CLONACIÓN!

  6. Y POR CADA DICHO O REFRÁN DE LOS ESPAÑOLES, NOSOTROS, LOS ARGENTINOS, TENEMOS EL QUE LE CORESPONDE, PERO ACOMODADO A LA USANZA DE NUESTROS GAUCHOS.
    DECIR QUE LOS CHICOS SON COMO LOS PIMIENTOS DE PADRÓN, ACÁ SERÍA COMO DECIR «UN TIRO A LA TABA», UNO NUNCA SABE COMO VA A CAER, PUEDE DARTE SUERTE O NO. AH, A PROPÓSITO, LA TABA ES UN HUESO DE LA RODILLA DE LA VACA, LOS GAUCHOS TIRABAN Y JUGABAN MUCHO DINERO CON LAS APUESTAS, LUEGO SE PROHIBIÓ, HACE MUCHOS AÑOS, PERO EN LOS CAMPOS MUCHOS JUEGAN A LA TABA, DE MANERA AMIOSTOSA.

  7. Me ha gustado mucho este artículo y los comentarios que hasta ahora aparecen, más que estoy esperando un segundo hijo(a) y me he puesto a pensar en todas estas interesantes reflexiones. Solo quiero agregar que no solo son diferentes los hijos, los padres y la familia sino también sus amigos, los cuales son otro importante ingrediente en su formación como persona.

  8. ESTIMADO AMIGO.
    NO SABES CUANTO ME HA AYUDADO EL COMENTARIO DE HOY,A NIVEL PERSONAL Y PROFESIONAL.TENGO DOS HIJOS Y MI FRACASO ES QUE PICAN LOS DOS,PERO HE LOGRADO A BASE
    DE ESFUERZOS Y CON LAS MIRAS PUESTAS EN EL FUTURO SALIR ADELANTE Y QUE NO ME DESTRUYAN.
    A NIVEL PROFESIONAL ERES UNA LUZ EN EL CAMINO,O UNA CASUALIDAD, O UN DESEO DE PARECERME ALGO A TI, CASI SIEMPRE LLEGAS CON EL COMENTARIO OPORTUNO. MAÑANA VOY AUN EXAMEN PARA OCUPAR UN TRABAJO CON CHICOS CON DIFICULTADES DE INTEGRACION. TODO UN RETO QUE ME GUSTARIA ASUMIR PERO COMO ESTA LA POLITICA DIFICIL DE CONSEGUIR PORQUE TODAVIA EXISTEN LAS ACTUACIONES POLITICAMENTE INCORRECTAS.
    SOLO ME QUEDA LA LUCHA, LA CONSTANCIA, LA CREENCIA EN EL VALOR DE UNO MISMO Y EL OPTIMISMO QUE PERCIBO EN PERSONAS COMO TU QUE ME APORTAN VALORES EN LOS QUE YO CREO.
    SIN MAS TE DOY LAS GRACIAS Y ME DESPIDO CON UN CORDIAL SALUDO.

  9. Hombre, Manuel. Si has seguido los artículos de Miguel Ángel, habrás visto más de uno en el que, como tu dices, los maestros no tienen la ‘culpa’, como tu la denominas con retintín. Lo que pasa es que aquí se habla de una responsabilidad humana, en el caso de los hijos, y en el de los educadores, creo que Miguel Ángel habla de una responsabilidad, nunca ‘culpa’, que aparte de humana también es profesional. Cuando se trabaja en la educación, hay obligaciones que van más allá de lo sentimental para entrar en lo profesional. La importancia de la labor de un maestro o de un profesor es tal que no conseguirá su objetivo siendo o sólo humano o sólo profesional, sino que debe mezclar ambas cosas para conseguir su objetivo. Por eso hay mayor margen de comentario en lo que los educadores puedan o no puedan hacer. Santos Guerra es un especialista en Didáctica y por eso se refiere en sus artículos a estos temas de la manera que tu entiendes como ‘acusadora’ hacia quienes se encargan de educar. No hay lugar. Como no hay lugar a defensas, porque los artículos de Santos Guerra se defienden solos. Te transmito lo que yo he entendido después de muchos y fructíferos años leyendo esta columna. Gracias.

  10. Tiempos hubo en que la responsabilidad por las conductas en la vida se adjudicaba exclusivamente al sujeto. Ello fué fomentado por concepciones religiosas y también por filosofías ateas (Sartre) ¡Qué fuerte habrá sido en consenso social sobre el punto que coincidieron en él posiciones tan antinómicas!. Consecuencia: padres, familia, maestros y sociedad relevados de toda responsabilidad.

    Pero pasó el tiempo, se desarrollaron la psicología y el psicoanálisis y las creencias oscilaron pendularmente hacia la posición opuesta: casi todo la actividad del ser quedaba determinada por las acciones de sus padres que imprimían tempranamente en el inconciente del niño sus rasgos de comportamiento para toda la vida: los padres y maestros responsables de todo. Como Psicólogo viejo (hice mi carrera entre 1956 y 1961) me hago cargo de lo que me corresponda.

    Evidentemente a nosotros los humanos no resulta más fácil pensar en términos absolutos, polares, y nos evitamos el trabajo de entender la infinita indeterminación de los hechos de cada existencia humana.

    Las actitudes y ejemplos de los padres, los maestros y la sociedad por cierto que influyen en la formación de la personalidad individual; podría decirse, en la mayoría de los casos. Y la libertad personal y la responsabilidad individual siempren están presentes y tienen oportunidad de expresarse en los actos de la vida.

    Nuestra mayor dignidad, ineludible por otra parte, es ir eligiendo nuestra vida y acciones cada día, conscientes de las determinaciones paternas y socioculturales que nos formaron, pero sabiendo que siempre existe la posibilidad de elegir qué hacer. Esto es, no escudarse en que «así me educaron a mí».

    Como padres o como maestros siempre «hemos tenido algo que ver» con lo que hoy son nuestros hijos o alumnos. Y por otra parte nadie puede caer en el facilismo de echar «la culpa» hacia atrás para evitar su responsabilidad sobre sus actos del presente. Actitud esta última que se difunde –me consta– por lo menos a ambos lados del Atlántico con alarmante velocidad.

    Es un tema en el que educadores, padres y psicólogos tenemos mucho que construir entre sí.

    Gracias Miguen Angel por desatar la reflexión sobre un tema existencialmente tan importante a partir de una cuestión tan concreta como los pimientos de Padrón. Así debe ser.

    PARANA, Argentina, 29/9/08

  11. IMPOSIBLE EDUCAR A DOS PERSONAS DE LA MISMA MANERA,JUSTAMENTE POR QUE SON INDIVIDUOS,INDIVIDUALIDADES IRREPETIBLES,ÚNICAS,CADA UNA CON SU CARÁCTER,SU FORMA DE SER ,DE PENSAR,DE RESOLVER CADA SITUACIÓN EN LA QUE LE TOCA ENFRENTARSE…PREGUNTO:HAY ALGUIEN QUE PIENSE TODAVÍA QUE LOS HIJOS SON UNA SERIE DE SERES IDÉNTICOS?A QUIÉN SE LE OCURRE QUE HAY UNA RECETA PARA EDUCAR A TODOS IGUALES?…VAMOS HOMBRE,SI ESTO ES TAN VIEJO COMO LA HISTORIA MISMA DEL HOMBRE,JODER..ESTO NO ES NOVEDAD.

  12. Hola Miguel: En gallego suena mejor: «Son pementos de Padrón, unhos pican e outros non». Como comentario curioso los pimientos que se producen en Galicia de este tipo se llaman ahora de Herbón, un pueblecito cercano a Padrón, la razón está en que la denominación de origen de Padrón parece ser que la compró o la patentó como suya un huertano de Murcia.
    Como verás este comentario es una disculpa curiosa para saludarte comunicándote dos cosa nos dejó Suso Jsres y ….la vida sigue.Un abrazo. Paco Silvosa

  13. «São pimentos de Padrón, uns picam outros não».

    Em Portugal, diz-se muitas vezes que é como os melões, só depois de abertos é que se sabemos ao que sabem…

    Temos que estar atentos, temos que ter as ferramentas, para lidar o melhor possível com todos os alunos…
    cada um exige de nós um professor diferente, temos que ser, enquanto professores, uma multiplicidade de personagens, cada uma para cada aluno.
    Mas temos que ser essencialmente facilitadores de aprendizagens.

  14. La educación no es fácil, ingenuos aquellos que piensan que hay una solución para todo. Es bien cierto que lo que funciona con un hijo, puede que no funcione con otro. Esto pasa en la vida de los maestros, lo que funciona con un grupo puede que no funcione con otro, pero iría más lejos, lo que funciona un dia, al siguiente se va todo al traste.
    El factor «azar» está presente en la vida diaria de cualquier classe, de cualquier curso. Qué profesor no sale una tarde diciendo ¡Uff que pesados estaban esta tarde los alumnos….no callaban! y casualidades de la vida, esta afirmación coincide con la de otros docentes.
    Como profesores tenemos que tener a nuestra disposición todos los recursos posibles para acompañar a nuestros alumnos en su aprendizaje, pero hemos de ser conscientes que no podemos llegar a cubrirlo todo, no podemos tener a todo el mundo contento, pero eso sí, hemos de ser responsables de nuestras obligaciones…..y una de ellas es la formación, por eso considero que es conveniente leer este tipo de libros para tener una mejor formación e informacióna la hora de enfrentarte a determinadas situaciones del dia a dia en los colegios.

    Un abrazo a todos!

  15. «¿Qué hemos hecho mal?, se preguntan atormentados por la forma de reaccionar del segundo.
    Bueno, pues si lo han hecho de manera similar con los dos, nada.»

    Pues por eso no lo veo tan claro. Porque similar no es sinónimo de igual. Como punto de partida, dos hijos/as habitualmente no nacen en la misma fecha y -aún cuando se da esta circunstancia- los grupos de pares no tienen por qué ser idénticos, la influencia recibida por los mass-media no puede tampoco serlo y ni siquiera la de los docentes o progenitores.

    Es decir, no puede equipararse la educación vital de dos sujetos -pongamos por caso- a la influencia ejercida en un laboratorio donde temporalmente se interactúe con un grupo de estudio y se compare con otro grupo control. Ni siquiera así se lograría una objetividad absoluta en el experimento.

    Considero que las teorías genetistas y ambientalistas, tradicionalmente contrapuestas, poseen bases sólidas, pero la realidad no es -a mi juicio- ni blanca ni negra, es decir, que en ella coexisten una amplia gama polícroma de variables que merecen contemplarse y que, en términos absolutos, su control no se encuentra a nuestro alcance.

    Comparto que es necesario asumir responsabilidades educativas por parte de todos los agentes socializadores -cada uno a tenor de sus competencias-, pero en última instancia es el sujeto libre quien decide su modo de proceder.

    Con todo lo que comento, lo que pretendo expresar es que no tengo la certeza de que los hijos sean como los pimientos de Padrón. Sencillamente, creo que sería imposible reproducir exactamente dos realidades y contextos educativos idénticos porque siempre existen diferencias y cada gesto percibido por el educando -por minúsculo que parezca- puede provocar distintas reacciones. Comparto, pues, la afirmación de Josemª cuando ha enunciado que «Todo crecimiento conlleva una modificación, unas adaptaciones y acomodaciones, que nos van exigiendo las nuevas realidades, que ni sospechábamos».

    Muchas gracias por este nuevo artículo, querido amigo y maestro, así como a los comentaristas que me preceden, por aportarme distintas reflexiones y puntos de vista.

  16. Cuando yo no tenía hijos, pensaba de buena fe que la educacion es responsable de todo, o puede conseguir todo (si es lo bastante buena, lo bastante esforzada, lo bastante flexible).
    Ahora que tengo hijos, y de eso ya hace bastante, pienso que cada uno trae su carga consigo, para lo bueno y para lo malo. La educación no escribe sobre una tabula rasa, como se decía. Ni mucho menos. Ni es todopoderosa.
    Creo que las pequeñas diferencias en la educación (el primero y el segundo, el que estuvo con la abuela más y el que estuvo menos, el que se rompió una pierna y el que no) no explican de ninguna manera las enormes diferencias que hay entre los hijos. Al menos los míos (y los de muchos otros).
    La genética tiende a tener muy mala prensa, pero ese es el asunto. Cada persona tiene una combinación diferente de la herencia de sus padres, y eso influye, y mucho. Afortunadamente, muy pocas veces podemos decir con seguridad que tal manera de ser o tal otra son «buenas» o «malas» para vivir, en un sentido absoluto, o para toda su vida.
    Y afortunadamente, aunque la educación y el afecto no sean todopoderosos, ni podamos conseguir con ellos lo que queremos, tampoco son inútiles, ni mucho menos.
    El hijo difícil muchas veces es eso, difícil (no peor, o no peor para siempre): incómodo como hijo, desobediente, mal estudiante, agresivo en la adolescencia. Se mete en líos. Nos saca de quicio. Es desagradecido y descarado. Es vago. Y así.
    Bueno, pues a pesar de todo, la mayoría de las veces (no todas) esa educación que parece tan ineficiente y tan insuficiente, y que cuesta tanto esfuerzo para tanto disgusto y tan poco resultado, de una u otra manera mantiene a flote al hijo difícil más de lo que parece, y a la postre, cuando se hace adulto, muchas veces aflora de alguna manera. Aunque no sea un hijo como quisiéramos que fuera, resulta que sí es lo bastante solvente para ser autónomo y responsable de su vida, a su manera.
    Y eso es lo que importa.
    No que sea un buen hijo como nos gustaría a nosotros, aunque a nadie le amarga un dulce.

    Mientras tanto, antes de pensar mal de los padres, yo recomiendo que se piense en el inmenso sufrimiento que se infligió a las madres de los niños autistas, culpabilizadas durante años de la enfermedad de sus hijos por su presunta falta de afecto, que se suponía la causa, cuando en realidad es un trastorno neurológico congénito del que en absoluto tiene la culpa su madre (además de tener un hijo autista, que te echen los médicos a ti la culpa, me estremezco de pensarlo).
    Bueno, pues a pensarlo diez veces y a morderse la lengua antes de echar la culpa de tal o cual mal comportamiento de un niño o adolescente a sus padres. Sobre todo cuando se tiene la suerte de tener solo un hijo (o varios) que han resultado facilitos, y se ensorberbece uno pensando que es porque es un padre o madre cojonudo, y los demás son muy malos, en lugar de pensar: «vaya suerte que he tenido hasta ahora». Alguno he conocido yo de ese tipo que se ha bajado del pedestal (al barro con todos los demás) con el último hijo, que le salió de los difíciles. Y con eso comprendió muchas cosas y se hizo más humilde.

  17. GRACIAS AL COMENTARIO DE ALOE ME SIENTO MENOS SOLA.EL MUNDO ESTA LLENO DE DIFICULTADES Y ES MEJOR TENER ALGUIEN QUE TE ECHE UNA MANO. FELICIDADES ALOE

  18. Aloe, gracias por tu ponencia. Me pareció fantástica y comparto tu opinión. Soy madre de 4 hijos. Tenés toda la razón.
    ¡¡Suerte!! Un abrazo.Desde Córdoba , Argentina

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