Nunca saldría de una escuela que quisiera conocer a fondo sin visitar los retretes y leer los grafiti que los alumnos y alumnas han ido escribiendo en sus puertas y paredes. Para saber cómo funciona una escuela preguntaría al director, a los profesores, a los conserjes, observaría los patios, los pasillos y las aulas, analizaría los documentos pero, sin lugar a dudas, recogería los escritos que aparecen en los servicios.
Las corrientes subterráneas de pensamiento no recorren la superficie visible de la institución. Están bajo la tierra patente de la apariencia. Una cosa es lo que se dice en público, lo que se proclama como importante, lo que se manifiesta como ideario oficial y otra lo que realmente se piensa y se siente.
Los retretes de los alumnos y alumnas (existe una curiosa y significativa separación en los centros escolares, no sólo por sexos sino por rangos) son un libro abierto donde se puede leer lo que piensan .sus prolíficos y múltiples autores. Hay retretes para profesores y retretes para alumnos. Lo más preocupantes es que la diferencia de categoría haga que en unos haya papel, jabón y toalla y en los otros no se disponga de estos elementales e imprescindibles materiales. Por si no fueran suficientes las normas, se utiliza a veces una llave para acceder a los retretes de los profesores impidiendo así el acceso de los alumnos.
En muchas casas el retrete es una más o menos silenciosa y solitaria sala de lectura. Los váteres de los centros escolares, así suele denominar a estos peculiares aposentos, son también salas de escritura. Escritura concisa, ingeniosa y poco académica.
Las tesis oficiales sobre la vida de la escuela tienen, muchas veces, muy poco que ver con esta corriente subterránea de ideas, emociones y experiencias. Lo que allí se dice no suele decirse en los documentos oficiales, los libros de texto, las aulas, el despacho del director; ni siquiera en los pasillos o en el patio de recreo.
Las cuestiones que allí aparecen de forma poco elegante y rigurosa casi siempre, son las que realmente preocupan o interesan a los integrantes de la comunidad. Pero esas cuestiones rara vez son objeto de análisis o de estudio en el currículum explícito. Los grafiti actúan como la válvula de escape del auténtico sentir y manifiestan las preocupaciones reales de los individuos.
El currículum oculto, que no se explicita en los proyectos o en los idearios de las escuelas, aflora con nitidez y contundencia en los escritos que los alumnos (casi siempre los alumnos, pocas veces los profesores o los administrativos) plasman clandestina y anónimamente en los váteres.
Escriben en los retretes de la escuela, no en los de sus casas. probablemente porque allí no sería anónima la escritura y, también, porque su casa es su casa y las cosas propias se suelen cuidar con más afán. ¿Por qué no consideran algo suyo a la escuela?
Esos textos, breves y contundentes son profusamente leídos por quienes pasan por ese lugar de obligada visita. Pocas personas entran y dejan de curiosear y, a veces, de sonreír ante el ingenio de los autores.
Alguna vez he tomado nota de las frases y de los dibujos que aparecen allí. Los contenidos que habitualmente he recogido podrían incluirse en los siguientes apartados:
– Amoroso: Las referencias a enamoramientos o las declaraciones de amor (o de odio) aparecen de forma nominal o gráfica. El clásico corazón sangrante atravesado por una flecha con las iniciales de los enamorados está muy reiterada.
– Político: Posturas radicales que se manifiestan con insultos a políticos conocidos o con emblemas diversos entre los que no faltan las esvásticas y diverso tipo de vivas o de mueras.
– Religioso: Aparecen también, en ocasiones, grafiti de contenido antirreligioso (ataques al Papa, a los sacerdotes, a las monjas), de exaltación de líderes místicos (Jesús nos salve, Viva Cristo Rey) o de proselitismo apostólico.
– Descalificación de los rivales: Los rivales pueden pertenecer al mundo del fútbol, de la ciencia, de la geografía política… Un bético se meterá con los sevillistas, un madridista con los culés, un malagueño con los sevillanos….
– Diálogos de contenido variopinto: Son frecuentes los diálogos que van creciendo al paso de los días. El contenido de los diálogos es muy diverso. Puede ser una cadena de insultos que van in crescendo, una cita que va concretándose, una apostilla ingeniosa a un comentario soez.
– Insultos y protestas de diversa naturaleza: los insultos pueden estar dirigidos a profesores, compañeros o directivos. Los insultos adquieren forma de motes o de apodos que ridiculizan a las personas o ironizan sobre sus defectos o comportamientos indeseados. Las protestas se centran en la política educativa, en los suspensos y en las restricciones y castigos.
– Dibujos obscenos: la sexualidad es un tema recurrente. Muchas veces se remite a ella el autor a través de dibujos o de expresiones que no es imaginable pronunciar en público.
– Declaración de presencia: Siempre me ha llamado la atención ese afán del ser humano por dejar rastro, por dejar huellas, por declarar que ha pasado por un determinado lugar. “Aquí estuve yo”, “aquí…” Suele aparecer la fecha y, en ocasiones, el nombre del protagonista.
– Frases ingeniosas: Se encuentran a veces frases sugerentes referidas a todos los temas a los que antes he ido aludiendo y a otros muchos más. “No soy virgen, pero hago milagros”, “El futuro del país está en tus manos”, “Que nos gobiernen las putas, cuando gobernaban sus hijos nos fue muy mal”, “La vida es como el palo de un gallinero: corta y llena de mierda”…
No es una buena costumbre escribir en las puertas y en las paredes de los váteres pero, mientras esa costumbre exista, debe tenerse en cuenta para conocer lo que realmente piensan y sienten los escolares. Esas corrientes subterráneas dan vida a la variopinta flora ideológica que crece en el campo institucional.
Corrientes subterráneas
16
Sep
Si, todo es cierto, en estos momentos me pasa en la escuela, eso es lo que todos deverìan de observar, asi se conocen las cosas…