Con esta obra, Iñaki Martínez quedó finalista en el Premio Nadal. Eso de por sí ya es una excelente carta de presentación, pero nada similar a la obra, una historia llena de espías, en un marco incomparable y con un escenario mundial interesantísimo, en la mitad del siglo pasado. Aunque existen tres personajes sobre los que gira la narración, lo cierto es que será la propia ciudad de Tánger la auténtica protagonista. Vamos a conocer este enclave, al norte de Marruecos a través de la mirada de extranjeros que por una razón u otra viven o se desplazan allí. La posición geográfica de Tánger, durante el siglo pasado la convierte en un centro para la diplomacia europea, incluso en 1925 Bélgica, España, Estados Unidos, Francia, Países Bajos, Portugal, el Reino Unido y la URSS firmaron un acuerdo –la Conferencia de Algeciras– por el que se establecía el condominio de estos países en lo que sería conocido como Zona Internacional de Tánger. Tres años después se incorporó Italia, situación que se mantuvo hasta la década de los 30. Pues bien, justo antes de que entraran las tropas del Tercer Reich alemán en París es el momento en que nuestra historia comienza.
Una americana absolutamente desinhibida, un sacerdote español criado en Tánger y el secretario del consulado americano serán los tres protagonistas más destacables, pero no hay que olvidar a todos los personajes secundarios absolutamente bien trazados que desfilan por las páginas y que nos hablan en general del cosmopolitismo de la ciudad, de las diferentes ideologías, de los diferentes estratos sociales y de las diferentes mentalidades de la época.
Los escenarios locales también varían, desde prostíbulos con clase como ‘Chez Madeleine’ hasta arrabales, desde el obispado español hasta las mezquitas, desde judíos y el ‘preciado tesoro’ que buscaban los alemanes, hasta la mezcla de razas con la cercana África. Veremos a exiliados vascos, republicanos que esperan un nuevo cambio político y hasta los más acérrimos representantes del franquismo. Todo un abanico de culturas, de gentes de otros lugares y religiones que conviven perfectamente hasta que ven amenazada la neutralidad de la ciudad ante el avance de las tropas alemanas.
Nuestros espías harán todo lo posible para que esto no cambie. Iñaki Martínez ha sabido componer una novela que además de historia, aúne, otra historia de amor, evolución de personajes y la suficiente dosis de misterio que han de tener los espías por detrás para que aún sea más grande su atractivo. Por supuesto, la dosificación de estas tramas secundarias, es excepcional y aunque se desarrollan a la vez, los tempos de cada una van marcados por el personaje a quien pertenece, incluso a veces, dejándolas en suspenso para que la trama principal pueda desarrollar su cadencia sin ser entorpecida.
Cuando todo se resuelve, el autor nos dará la clave, el origen de la historia: Joan, la protagonista, fue posteriormente guionista de Casablanca y tuvo a bien poner entre los personajes a un vasco llamado Martín Ugarte, otro de los protagonistas. En cualquier caso, aromas de Casablanca incluidos es una lectura absolutamente recomendable para los amantes de una buena novela de espías en una trasnochada Europa que comienza a ser testigo de las depravaciones de Hitler.