Una multinacional en una ciudad pequeña, Breda, instala un campo eólico con la problemática que conlleva en el entorno y con la diferencia de opiniones de los lugareños. Si las cosas no iban del todo tan bien para la multinacional como ellos mismos esperaban, encima, aparece la ingeniera encargada de los aerogeneradores, colgada de uno de ellos. Supuestamente, un suicidio.
Cupido, nuestro protagonista y detective es el encargado de desentrañar el misterio. El gran jefe de la multinacional, que no quiere ningún tipo de información negativa que pueda entorpecer la labor de expansión en el lugar, ni tiene ningún interés en salir en los medios, quiere que el detective solucione rápido el tema, por eso lo contrata, porque además nuestro personaje es de la ciudad donde han acaecido los sucesos.
El coro de personajes son una pareja de ecologistas, otra pareja de gemelos ganaderos, el mejor amigo de Cupido, un ex alcohólico llamado Alkalino, la nueva ingeniera desplazada al lugar, Senda, un periodista, Maca, y el enlace con el gran jefe, Álvaro.
Los tópicos que se desarrollan en algunos personajes, vienen justificados. El autor nos explica cómo han llegado a esa situación y cómo el tópico muchas veces esconde una historia detrás de la que nosotros sólo vemos la apariencia. Fuentes lo irá desgranando poco a poco deteniéndose en las reconstrucciones de personajes, con frases que te hacen pensar y sopesar cómo es el individuo.
Mistralia es una novela de intriga, con toques de misterio y no del todo policiaca. Cupido, no es un detective al uso, ni de corte americano, ni si quiera tiene un pasado que lo atormenta, no. Nuestro investigador es original ya hasta en el apellido, un tipo sencillo, reflexivo, deportista y tranquilo. Porque en el fondo, la novela gira alrededor de problemas normales y gente normal, con sucesos comunes y nada ficticios, ahí es donde radica su encanto.
Las relaciones personales son un nexo de unión importante en el desarrollo del tema. Conforme avancemos en la lectura iremos descubriendo dosificadamente los secretos que esconden los personajes, hecho que afianza aún más la trama del relato pues estas conexiones se tejen como las relaciones de una ciudad pequeña en la que se desarrolla todo y donde todos prácticamente se conocen.
En la lectura de la novela, encontraremos un ritmo pausado, tranquilo, pues vamos a estar conociendo datos de la investigación hasta casi pasados los tres cuartos del libro, y en cierto modo desconcierta al lector porque no consigue sospechar por dónde van los tiros. De forma casi abrupta, en una vuelta de página, encontramos la resolución. Quizá demasiado fácil, pero el autor no deja ningún cabo suelto y se dispone a cerrar todas las opciones e indicios que te había hecho saber, atándolo todo sin dejar ningún cabo suelto.
Supongo que a estas alturas reconocerán a Cupido, un detective que no nació ayer, porque con esta novela ya va por su séptimo caso. Si no es así, les invito a que le conozcan, sobre todo a los que gusten del misterio tranquilo y sin grandes sobresaltos.