Desterrando falsas expectativas os advierto que esta novela no es una novela romántica –al uso, luego volveremos a este punto-, de amores rotos, o de un protagonista ligón. Al contrario, estamos frente a una novela realista donde la vitalidad, la alegría y el amor, se elevan desde las palabras sencillas de Use Lahoz.
Sylvain es nuestro protagonista, un chico trabajador, que ha estudiado periodismo, rozando ya la treintena, con beca Erasmus y viajes en la mochila, y que dadas todas las circunstancias mencionadas aún no se ha comprometido sentimentalmente aunque su intención sea encontrar ese equilibrio y esa madurez.
Arrastrado por el recuerdo de una relación que le ha marcado acepta un trabajo precario en Madrid, con la esperanza en el bolsillo de retomar dicha relación. Pero Madrid es una ciudad muy grande y solitaria para quienes llegan de fuera. Las relaciones amistosas con antiguos compañeros y amigos le irá recreando un Madrid a su medida, un Madrid cercano que será un personaje más, imbuido dentro de los personajes, más que una unidad de lugar narrativa.
Justo cuando aún se está aclimatando a su nueva ciudad y amigos, encuentra un manuscrito. Llevado por la curiosidad comienza a leerlo y descubre a Metodio, vecino suyo, y a su historia de amor maduro y reflexivo. Esta lectura irá posándose en su alma y poco a poco considerará y se replanteará ciertos aspectos de su existencia que le ayudarán a tener más claras las decisiones ante la vida.
La intertextualidad que de forma sublime maneja Use, hace que ambas narraciones confluyan al final de la novela de una forma impecable y natural. Con una prosa cómoda y grata, las dos historias están bien diferenciadas por su propio narrador aunque la temática que une a todos los personajes, el amor, hace de esta novela una obra literaria viva y dinámica como la vida misma.
Por eso al principio os afirmé rotundamente que no es una novela romántica de manual, y sí una novela realista, actual, que gira en torno al amor y a la vida de una generación que fácilmente podemos reconocer en cualquiera de los jóvenes y menos jóvenes que nos rodean. Entre toques de humor suave que te sacarán una sonrisa afable, citas de escritores como Beckett y Bukowski y más de una reflexión en francés, encontramos a personajes fascinantes como Monsieur Tatin, un amigo de la familia que les ‘recompone’ los corazones –a Sylvain y a su madre- cada vez que se ‘desajustan’.
El título de la novela no es lo que parece insinuar y sólo se comprenderá completamente en la última hoja del texto, aunque puede irse visualizando conforme avanzan las historias. El final, feliz, deja cerrada una historia mientras que la otra queda abierta a la imaginación del lector. Pero conociendo a Use no me extrañaría nada que algún personaje, apareciera posteriormente en algún otro proyecto suyo, no en vano me aseguró que sus personajes permanecen vivos tras las novelas que escribe.
Recomendada para todos aquellos que buscan una novela de amor sin cursilerías, sin romanticismo en exceso y con dosis de realidad.
Entrevista a Use Lahoz en La Opinión