1.- Qué te parece la nueva ubicación de la Feria del Libro en el Palmeral de las Sorpresas. ¿Crees que beneficiará a la venta?
El nuevo entorno es, desde luego, sugerente, pero me preocupa que no es un lugar de paso. Hay que ir expresamente al Palmeral, y eso puede hacer perder clientes. Ojalá me equivoque.
2.- Qué opinas sobre la feria (necesaria o no). Qué cambiarías. Qué ofrecerías. Qué dejarías tal cual.
La Feria la entiendo como una gran fiesta del libro, y en ese sentido la veo necesaria en tanto suponga una ocasión festiva y estimulante para compartir el placer de la lectura, para sincronizar energías y descubrir propuestas. Ofrecería más autores de fuera de nuestra ciudad, más debates, más tertulias…
3.- ¿Qué es lo que te gusta de una feria de libros? ¿Buscas? ¿Dejas que te sorprendan?
Siempre busco, ante todo, la sorpresa.
4.- El último libro que has leído.
El olvido de sí, de Pablo D´Ors
5.- El libro favorito que siempre recomendarías o recomiendas.
Pedro Páramo, de Juan Rulfo (prosa), y Animal de fondo de Juan Ramón Jiménez (poesía).
6.- La última novedad que has leído.
El olvido de sí.
7.- Tu visión particular del libro digital. ¿Lo utilizas?
¿Cómo cerrar la puerta a cualquier camino de lectura, cualquiera que sea? Pero no, no lo utilizo, ni me estimula. Adoro el papel, no lo puedo evitar.
8.- ¿Cuál crees que es la auténtica crisis del libro?
La ausencia de lectores voraces y exigentes que socialicen su pasión más allá de su intimidad.
9.- Como profesor, ¿cómo percibes la relación entre los jóvenes y los libros? ¿Has notado variación y aumento/descenso de lectura entre ellos en tus años de docencia?
Es una relación problemática. La lectura exige siempre un pequeño esfuerzo de partida, y los jóvenes buscan placeres inmediatos, sensaciones rápidas y envolventes relacionadas, fundamentalmente, con lo audiovisual. Y no estoy del todo seguro, en ese sentido, que sean positivas las campañas de fomento de la lectura tal y como se suelen concebir. Estamos quitándole al libro su factor de elemento prohibido y joven en sí mismo, y eso hace que el joven lo veo como algo que le imponen los mayores. En cuanto a un libro lo rodea el morbo, el joven sí va a por él. Grey es un ejemplo. Hagamos de Baudelaire un poeta morboso, no una lectura solemne. El joven desconfía de lo solemne y lo institucional.
10.- Por último ¿estás enfrascado en algún libro o poemario?
Por ahora, toca silencio.