Hace poco tuve la suerte de hacer la reseña del primer libro de la trilogía de Marco Malvaldi, La brisca de cinco y vuelvo a ser afortunada en comentar la segunda parte, El juego de las tres cartas, cuya traducción corre a cargo de Juan Carlos Gentile Vitale.
No hace falta haber leído el primero para comprender el segundo, pues Marco, con su certera e irónica pluma nos pone en situación de quién en quién si haber pasado por la primera parte…. Y para aquellos que ya tuvimos la sonrisa de conocerlos, es un placer encontrarte de nuevo con este grupo de abuelos tiernamente cotillas y el nieto de uno ellos, el protagonista, Massimo.
Vuelve de nuevo el asesinato a la pequeña población de Pineta, y otra vez, el protagonista está en medio de él. Otra vez los abuelos nos sacarán una sonrisa y otra vez volveremos a esperar que aparezcan de forma intermitente a lo largo del relato para seguir sonriendo.
Una novela negra con gesto feliz. Sonrisa franca, como sigue siendo el lenguaje del autor, donde sin grandes alharacas te va introduciendo en la narración y de forma sencilla pero efectiva te encontrarás en el bar de Massimo.
Encontrarás esta vez que hay un congreso y muere un científico, el catering era del protagonista y de uno de los abuelos, Aldo, por ello están todos involucrados. Sus despistes, sus introspecciones, además de gotear ironía nos llevarán a la resolución del asesinato en un abrir y cerrar de ojos, tan rápido, que nos dolerá haber acabado tan pronto el libro. Sólo un ‘pero’ y es que la trama del asesinato es más flojita que en el libro anterior.
Personalmente lo que más me gusta de este autor es que disfruto el camino hacia la resolución del enigma, mas, que la resolución del problema en sí. Es leer por disfrute, por la forma de hacértelo llegar, por su vocabulario, sus imágenes… y la sonrisa que provoca.
Hago especial hincapié a un pasaje humorístico que no desvelaré pero con el que más de uno se sentirá identificado y no sólo sonreirán, sino que reirán, recuerden: la nota de Batman (¡sublime!).
Al igual que en la anterior reseña de este autor, me reitero: novela rápida que muestra como se puede hacer novela negra sin rozar americanismos ni acercarse a Noruega (con todos mis respetos para ambas) cercana y de fácil lectura que les llevará a pasar un muy buen rato, completamente recomendada para oxigenar entre un libro y otro.