La creación y «lo otro»

9 Jul

En alguna otra ocasión he usado esta misma imagen para empezar un texto en este blog. Baste por ahora con decir que se rata de una de las pinturas rupestres que en la gruta que hoy se llama «Cueva del Tesoro» descubrió el abate Henri Breuil, hace ahora un siglo. La pintura, que está como dormida (¿desde cuánto tiempo?) en la estrecha galería donde se localiza, ( ¿que cuánto tiempo? : muchos siglos, pongamos que no menos de unos 20.000 años), se debe a un «homo sapiens» que tanto podría ser Neanderthal como Cromañón : ambos tipos de «sapiens» convivieron durante siglos en esta zona sur de Europa, y hoy se sabe que muchas de las pinturas rupestres halladas en la Península Ibérica fueron obra de los Neanderthales.

Pero ahora los «prehistóricos» que nos interesan son otros. Unos que por cierto nos van a llevar a pasar como de puntillas cerca de Carlos Edmundo de Ory, y desde ese «ahí» que fue el gaditano, ver de recalar en lo que podríamos llamar, propiamente, «creación artística». Fue él quien en una ocasión llamó «Nuevos Prehistóricos» a los jóvenes poetas que «…tejedores de rico lenguaje abstracto, se dirigen hacia el porvenir infinito y abierto desde la matriz prodigiosa del principio, recibiendo el estímulo magnífico del pasado remoto.»

Así lo escribió en el prólogo del cuaderno número 7 de la colección «Artistas Nuevos», que se publicó en enero de 1949. Cito el artículo de Chus Tudelilla, que dedica a la memoria de Carlos Edmundo de Ory y que tituló, por ello sin duda, así : «Los Nuevos Prehistóricos».

Ese tipo de creación que atañe sobre todo a la pintura y a la poesía, pero que en último extremo es timón o gobernalle de toda forma de manifestación artística, impregnó de lleno el alma de Carlos Edmundo de Ory que llegó en un momento dado de su trayectoria creadora, ya fundado el movimiento que se conoce como Postismo, junto con Eduardo Chicharro y otros, ya en los años 50, reúne en un descampado toda su biblioteca de libros españoles a fin de comenzar desde cero y recomienza su tarea instalándose en Francia, en una especie de voluntario exilio.

Ory se marchó acompañado sólo de su mujer Laura Lacheroy, y no quiso ya volver a la España que estaba entonces dominada por un espíritu de posguerra que él no podía o no quería soportar. Y se dedica a difundir la poesía que él entiende más como una mirada solitaria dirigida al mundo, (ya sea desde sus «Aerolitos», ya desde sus «Cuentos», en su caso); y en el de otros, sus obras son los testimonios de ese mirar afuera para expresar el interior inasible del que intenta el arte : porque el arte, en el fondo, si es algo que vale como expresión de un interior humano callado pero hondamente sintiente, es siempre un intento, esto es, el esfuerzo por llegar desde un punto de partida (tal vez ignorado) a otro. Que eso es lo que significa el verbo latino «in-tendere» : tender hacia, marchar en busca de, o tender a una dirección.

Ahora la pregunta es clara y simple, pero…, ¿qué diríamos de la respuesta? Si el arte, ( : la pintura, la poesía, un relato…), es la creación, el punto de partida desde el que se intenta, ese interior silencioso y lleno de misterio, ¿qué es? Acaso diremos, por lo pronto, que la obra es lo que tenemos ante nuestra posible contemplación, la obra es el hecho final. Y el lugar desde donde se tiende hacia la obra, desde donde «se intenta» el arte, eso es «lo otro» : el punto central del misterio humano. Nosotros, en este texto en realidad tratamos ahora de iniciar un camino en dirección a una meta que aún desconocemos en gran medida : tratar de entrever en cada rasgo artístico que comentemos, a partir de lo evidente, (que es siempre lo dado, lo hecho, lo logrado…, la obra en suma), lo que no se ve : el alma del creador, ese «en el interior del hombre habita la verdad», para decir con palabras castellanas la conocida sentencia latina.

 

 

 

2 respuestas a «La creación y «lo otro»»

  1. ¿Es preciso señalar que hizo una hoguera y quemó todos sus libros en lengua española? Recuerda al Quijote, pero aquí no hubo cura ni bárbaro barbero ama ni sobrina : estaba solo de Ory y su interior propósito. Y la estepa española. Y la hoguera de libros.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *