En otra ocasión, hace ya de esto algunos años, comenté algunas cosas a propósito de esta fotografía de un edificio de la ciudad de Praga. Como verán, de ese balcón o amplia ventana acristalada que está justo sobre la entrada al edificio, salen como unos rayos de luz. En la realidad visual directa de quien hizo la fotografía, no estaban. Era de día, no hay farolas encendidas en las calles, la luz natural de la mañana era clara y no cabe suponer que ningún tipo de reflejo haya podido ser la causa de ese curioso fenómeno que llamaremos de momento sólo «óptico-fotográfico». Pongo lo de «fotográfico» porque sólo al pasar las fotos del móvil al ordenador, -donde se podían luego fijar y visualizar-, es cuando aparecieron esos haces de luz, con esas ondulaciones tan curiosas. Aún me pregunto qué podrán ser.
Ahora quisiera, de un modo breve y sin excederme en el texto, volver a comentar este fenómeno y, de paso, relacionarlo con otros similares de los que de una forma u otra he sido testigo, unas veces sólo presencial, como en el caso de Praga (las fotos las hacía M. V., que tiene mejor visión artística de las cosas que yo), y otras, como cuando acudo a la Cueva del Tesoro, cosa que suelo hacer a solas, además de ser testigo presencial las circunstancias me convierten en «actante» (para decirlo en términos lingüísticos) de tal o cual suceso o fenómeno. ¿Cuál podría ser su causa? ¿Salían esos haces del balcón, o acudían a él, expandiéndose a medida que se unían a las jambas y al dintel mismo?
En líneas muy generales adelantaría que hay una serie de fenómenos cuya causa está ante todo en el cerebro humano, y es ahí donde primero deben buscarse. De causas o de origen hablo ahora, muy en concreto; no entro de momento en el resultado. Pongamos por caso : el arte. ¿Acaso el arte, por ejemplo una pintura, o un texto escrito, no se origina primero en «el ser interior» del artista, y luego pasa ya a obra cuando éste, el creador o artista, lo plasma y organiza en «cosa visible» a la inmensa mayoría? ¿Podría ser la emoción misma de quien hacía la fotografía que ahí vemos lo que proyectó esos haces de luz o como de luz? No lo descarto en este caso tan concreto por las razones que muy brevemente voy a exponer.
Esta misma persona que hizo esa fotografía, en momento y ciudad y ocasión muy diferente, hizo una fotografía de mi hermano Francisco Javier. Hace de esto ya algún tiempo : estamos en septiembre del 2017, y la foto que M. V. le hizo a mi hermano tiene como fecha un luminoso día de finales de la primavera o inicios del verano del año de 1997, unos pocos meses antes de que falleciera mi hermano, y esta vez se utilizó una cámara de foto de las que portan un carrete que luego hay que revelar. Estaba Fcº Javier sentado en una habitación, era pleno día, y en el revelado de la foto, meses después (ya había fallecido mi hermano, cosa que tuvo lugar el 7 de enero del 1998), se ve un fuerte haz de luz que o sale de (¿o incide sobre?) su pecho.
La luz era tan plena y viva que tras de ella no se veía el resto de la parte de la habitación donde estaba él. Era una luz muy blanca que parece salir, más que incidir, del pecho de mi hermano : como si desde su interior algo más fuerte que una gran linterna emitiera luz hacia afuera. Amigos que pertenecían al CSIC y eran físicos, como José Luis Ramos, y miembros de su grupo, como el P. José María Pilón S.J., o como Paloma Navarrete, psicóloga y farmacéutica además de mujer con dotes bien contrastadas de videncia, no dieron una explicación científica al hecho, tras de haber analizado tanto la cámara de foto, como el carrete y el propio revelado de la fotografía. Para ellos, el fenómeno está hoy por hoy fuera de nuestros límites racionales.
Hay cosas que podemos ver, y que aún no podemos explicar. En gran medida, estamos rodeados de un insondable misterio. Me refiero ahora a ese modo de misterio de que hablaba René Magritte en su obra, y que es algo que atañe a muchas obras de arte, a algunas actividades humanas, y en ocasiones, y de manera inesperada, a cosas que o bien hacemos o bien nos ocurren en nuestro día a día.
Estos que ahora llamo «misterios» no los ubico en un mundo fuera del que habitamos, sino en determinadas «zonas acotadas» de ese nuestro propio mundo. Y son «zonas» a las que se accede, o por causas que ignoramos aún, o por actividades como el arte en sus diversas manifestaciones, o por medio de estados oníricos muy especiales. De estos «misterios», que no considero que sean sobrenaturales, hablaremos en otros textos, y con ocasiones de otros hechos que podré resumirles a ustedes, lectores, en palabras razonadas. Son misterios vivos.
Algún día trataré de mostrar unas fotografías hechas en el interior de la Cueva del Tesoro donde, al ser reveladas, aparecían unas esferas luminosas y como flotantes en todo el ámbito de los que estaban fotografiados : arriba de uno, en los lados, por detrás… ¡Qué gran curiosidad despertó en nosotros ese sorprendente efecto!
Rectifico una fecha, por lo pronto : la fotografía de ese edificio de Praga se hizo en el mes de octubre, que por cierto fue aquel año poco lluvioso por aquellas fechas. Días antes de llegar a Praga, había nevado. Luego, todo fueron breves nublados y días gratos.
En cuanto a la fecha de la muerte de mi hermano Francisco Javier : tuvo lugar el día 8 de enero del 1998.
La memoria olvida con frecuencia fechas y realza hechos.