Teorías : sobre las visiones del pasado humano

26 Ago

La imagen que ven justo sobre estas primeras líneas que escribo en este texto pertenece a una roca de la que, hace unos días, en una entrada anterior («Puntos Rojos») ya se hicieron una serie de reflexiones. Ahora la fotografía que hice está tomada desde otro ángulo y permite una visión con diferente panorámica. Me atrevo a decir que la nueva panorámica, sobre ofrecernos más de dos puntos rojos, le confiere a la roca así punteada en rojo ( y con una pequeñas marcas más oscuras ) una cierta apariencia zoomórfica. ¿No recuerda algo así como un hocico de animal visto desde arriba? Sea esto como fuere, vamos a lo que hoy queremos dar a conocer en relación con esta serie de aspectos que nos llevan, directamente, a los orígenes de nuestra historia ya como «sapiens».

De igual manera que los primeros mamíferos de que la Ciencia tiene constancia aparecen  en una época para nosotros muy lejana, en el Triásico, (hace algo más de unos 210 a 250 millones de años), siendo en esta primera fase suya sobre el planeta de una tamaño apenas algo mayor que ratones, así también los primeros seres que darían lugar a los que hoy nos llamamos humanos fueron, en sus comienzos, (hará unos 30 millones de años), unos pequeños monos de no más de seis o siete quilos de peso. Se trata del que se conoce como Aegyptopithecus, ya que fue en Egipto, en concreto en El Fayum, donde se encontraron sus primeros restos.

La historia de la Tierra y de los seres vivos en ella, desde las plantas más arcaicas hasta los seres vivos más evolucionados, (dejándonos ahora a un lado a las bacterias, los virus, los protozoos, etc.) es un capítulo muy pequeño si lo comparamos con lo que llamamos Cosmos o Universo, y una muy extensa historia si tomamos como unidad de medida la vida de una simple generación humana. Más abajo, ya concluido este texto de hoy, daré las oportunas referencias bibliográficas, con la plena seguridad de que el lector sabrá separar lo que son datos que se citan, de lo que son idea o ideas que se razonan y elaboran de manera ya personal. Y ahora, volvamos a nuestra imagen de arriba.

De nuevo encontramos esos puntos rojos de que se habló cuando, en el anterior post, citábamos la obra «The First Signs…», de G. von Petzinger. Desde la actual perspectiva se ve que no son dos, sino más. Y que no se trata sólo de puntos, sino que hay además como líneas que hacen que algunos de esos puntos, en concreto el que está en el plano más inclinado de la parte inferior de la roca pintada, se diría que tiene una especie de estela, también roja y que paulatinamente se desvanece.

Además de los puntos rojos de que estamos hablando, pueden apreciarse algunas figuras ya formando combinaciones de líneas, en forma arqueada, o rectas, o en ángulos…, pero en color oscuro, de modo que son las pinturas rojas las que sobresalen. Ahora la cuestión clave : ¿qué significan, qué podrían significar? De nuevo tengo que decir rotundamente : no lo sé.

Pero también tengo que añadir un par de cosas : la primera, que sin lugar a dudas tiene un sentido, un significado. «Marcan» algo, e incluso puede que «quieran decir» algo. Y la segunda, que al no estar en un lugar cualquiera de esta gruta o cueva de los Cantales de Málaga, sino en una zona tan llena de elementos de por sí ya significativos, los unos obra de la mano del hombre, y otros evidentes espeleotemas de la propia Cueva, no podemos pensar que estemos ante hechos casuales. Sin lugar a dudas, este conjunto de cosas tiene un sentido que en estos momentos no alcanzados a captar, pero que no desesperamos de lograr entenderlo. Si no del todo, sí al menos lo suficiente.

Curiosamente uno de los elementos que señala G. von Petzinger en su obra, esas «rayas marcadas» sobre la pared de la gruta, que en otro texto muy anterior a estos dos últimos, ( : el de ahora, y el anterior ), lo encuentra la autora de «The First Signs…» en otro lugar, esta vez en Sicilia. Y han sido señalados por diversos autores de diversas ideas sobre estas cuestiones, desde David Lewis Williams en su «La Mente en la Caverna» hasta la obra de conjunto sobre la «Prehistoria en las Cuevas del Cantal», de P. Cantalejo, R. Maura, A. Aranda y Mª del Mar Espejo.

Como el lector comprenderá, estas cosas que nos vamos encontrando poco a poco, y que no son exclusivas de esta gruta, sino que aparecen en otras a lo largo y a lo ancho de la geografía del planeta, ni son cosas producto de la casualidad, ni son cosas carentes de sentido. Incluso más : hasta un detalle que señalaba el profesor y sabio David Lewis Williams en su «La Mente en la Caverna», el de incrustar un trozo de cuarzo en una gran grieta de dos rocas hecho por los indios del desierto de Mojave, hasta ese detalle podemos documentarlo en esta gruta. Y además, en ubicación no alejada de la zona que ahora nos está ocupando. Todo lo iremos viendo, y daremos nuestras razones de lo que de este conjunto cosas entendemos, a su debido tiempo : lo cual nos obligará, de una u otra manera, a esbozar teorías o visiones, suficientemente fundamentadas, sobre los orígenes de nuestro pasado como seres humanos, esto es, como especie de seres vivos, dotados de inteligencia, de lenguaje, y organizados en sociedades o grupos.

 

 

 

6 respuestas a «Teorías : sobre las visiones del pasado humano»

  1. En próximos comentarios daré una más amplia nota sobre la bibliografía básica de que me he servido. Como es lógico, y ya he señalado, estoy en el convencimiento de que todo lector sabrá separar lo que pertenece a la bibliografía usada como punto de partida, y lo que por nuestra cuenta teorizamos y expresamos. Gracias.

  2. Él texto donde me ocupé de esas extrañas rayas se titulaba «Rayas chamánicas», dado que una de las posibles explicaciones de las mismas es que fueran realizadas por chamanes. ¿Con qué propósito? Es otra de las cosas que aún se ignoran.

  3. Tratar de poner en claro todo lo que constituyó la vida y las ideas y costumbres de nuestros más lejanos ( : ¡y tan próximos, sin embargo! ) antepasados es una tarea y una aventura de gran valor. Por eso son cada vez más disciplinas las que trabajan en ello.

  4. Antes de pasar a dar alguna nota bibliográfica más, no está de más en que insista en un hecho que cada vez tengo más claro : está por ser estudiada más a fondo aún esta Cueva.
    A tenor de recientes estudios y nuevos descubrimientos en las cuevas de Europa y el continente africano por especialistas con nuevos métodos, hay en esta Cueva, en algunas de sus salas, signos y señales y hasta series de puntos de muy antigua factura que responden a lo que algunos de los estudios más recientes proponen.

  5. Es interesante el estudio «Las primeras civilizaciones», con la contribución de varios estudiosos bajo la dirección de Pierre Lévêque, Ediciones Akal, 2012. Aunque la parte correspondiente al inicio de la historia que nos interesa está tratada en muy pocas páginas, sin embargo la visión que nos ofrecen (sin duda, la colaboración de André Leroi – Gourhan es clave en este aspecto) de estos primeros siglos del hombre ya como «sapiens» por los senderos de este planeta son de sumo interés. (¡Lástima que se refiera a estos primeros grupos de prehistóricos como «hordas»!).

  6. Entre los «documentos» que dan testimonio del pasado podemos distinguir aquellos que suelen algunos llamar «testimonios mudos», y aquellos otros que contienen una fértil comunicación. En principio se piensa que la arqueología prehistórica trabaja con testimonios «mudos», al contrario de lo que hace la arqueología histórica. Sin embargo, debemos preguntarnos hasta dónde podemos extender esa idea de «testimonio mudo» : ¿lo son las pinturas rupestres? ¿Lo son esas manos representadas en paredes de cuevas mediante técnicas diversas, ya sean manos «en positivo» o ya lo sean «en negativo», dependiendo de la técnica que se use para representar la/las manos? Esta idea de testimonio «mudo» tiene obviamente sus límites, pues ¿hasta qué punto unas figuras geométricas gravadas en piedras o en paredes, en techos de cuevas o en cantos sueltos, no nos dicen nada, hasta qué punto son «mudos» como testimonios?

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