Invenciones

17 Jun

«El hombre es un enigma para los demás y para sí mismo. /…/ Cuando el hombre se analiza en la soledad es cuando nota en sí mismo su carácter oscuro y enigmático. En cambio, cuando se dirige a los demás, toma su postura habitual y la sigue fácilmente. /…/ Pero cuando se encuentran solos (los hombres) quieren saber cómo son, y entonces es cuando no lo saben.» Son palabras de don Pío Baroja que podemos leer en una muy curiosa obra suya, titulada «La intuición y el estilo». (Aclaro que aunque cito de memoria, creo que cito con fidelidad). Hay tanto que aprender en las «Memorias» del gran novelista vasco de la Generación del 98, que citar unas cuantas palabras suyas ya – casi – nos darían oportunidad de comentar y más comentar sin caer en la repetición o sin llegar a parecer pasados.

Esto que hemos citado a propósito del hombre y su íntimo ser enigmático, por ejemplo, lo podemos traspasar o aplicar a aquellas obras que sean fruto de la actividad creativa del ser humano, ya se trate de filosofía, de música o de literatura. ¿Qué significa en el fondo esa capacidad humana de crear sistemas de pensamiento, o grandes sinfonías, llegar a pintar cuadros de indudable genio, o concebir obras literarias que sobreviven a los siglos y parece que se acercan a ese extraño concepto que llamamos «eternidad»? No lo sabemos a ciencia cierta. Al menos no tengo yo respuesta que estime definitiva para esta cuestión. Y ahora, pasemos a otra cosa :

Ahí arriba tiene ustedes una imagen de una calle de la ciudad vieja de Tallínn. Imaginen que se les propone una tarea : traten de idear un relato donde sea esta calle el lugar, el sitio, – enigmático o no, tranquilo o ajetreado…etc. -, donde haya de transcurrir todo…, ¿les sería tarea difícil de realizar? Creo que, a poco que dejaran correr a sus anchas la imaginación que tengan, no tardarían en ir hilvanando hechos, inventando sucesos y peripecias en torno a la calle y a sus posibles viandantes, y acabarían por tener escrito un relato del tipo que fuera : costumbrista, romántico, de terror, policíaco, de intriga, de humor…

Tal vez describirían el origen de la calle, y contarían cuándo y cómo se hizo; o tal vez relatarían algún suceso interesante ocurrido en ella, y sería entonces el dicho suceso ideado lo que marcaría, quizá, el tono del relato. Puede que imaginaran la calle en un momento histórico notable de la ciudad de Tallinn, o que hablaran de ella como algo por lo que el tiempo no transcurre, como si fuera una calle ideal exenta de tiempo, fuera del acaecer histórico, «eterna». ¿Cuántas posibilidades tendrían ustedes ante sí, vista esta imagen de la calle? ¿Infinitas? Tanto como infinitas, no creo; pero desde luego sí que muchísimas serían las posibilidades.

Pues bien : algo así ocurre con la creación literaria, que sus posibilidades no se agotan con los estilos ni con los tiempos. Que las lenguas de cultura, el español o el francés, el inglés o el ruso, el alemán o el árabe o cualquier otra de las lenguas vivas y de cultura, contienen en sí los gérmenes de infinidad de relatos, de una incontable cantidad de posibles creaciones literarias. Y especifico lo de «… de cultura» porque existen lenguas cuyas posibilidades sólo dan para una comunicación viva de carácter utilitario, pero no para crear grandes obras literarias, como pueden ser las que hemos heredado de la antigüedad greco-latina, o las creaciones del medievo como la Divina Comedia. Piensen en las obras de Edgar Allan Poe o de Herman Melville, en las de Valle Inclán o las de Franz Kafka, en las de Jorge Luis Borges, en las de Paul Auster. en las de Chantal Maillard…

Estaremos entonces en nuestros tiempos y ante escritores actuales, en términos amplios, pero seguiríamos ante obras cuya riqueza establece una dimensión de lo humano que va más allá de lo trivial : son cimas de la actividad creadora del lenguaje en el hombre; o del hombre en su lenguaje, depende. Y tomen lo de «el hombre» con ese valor universal que incluye en sí tanto al varón como a la mujer : que el uso de «hombre» con valor de «ser humano» es clásico y no hay por qué renunciar a ese valor del término.

¿Son las obras literarias algo que tiene límites, realmente? Lo dudo : las obras de creación de los seres humanos, ya sean música o sean obra de imaginación literaria, son tan ilimitadas como lo son los propios seres humanos. Eso no significa que podemos decir que son infinitas, pero sí que podemos decir que tienen como medida algo así como lo que dijera Protágoras del ser humano : «El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, como de las que no son, en tanto que no son.»

O si lo prefieren : los límites de los seres humanos y de las obras de los seres humanos son los que marcan los tiempos : tan largos y anchos y extensos como sean los años y los siglos y las épocas, así serán de inacabables y prolongadas y, en apariencia, sin términos, las obras y las lindes de los seres humanos.

Terminemos por hoy : esto que acaban ustedes de leer, ténganlo como un a modo de introducción a unos escritos que iré intercalando en estos textos del blog «Palabras, bosques» y que tratarán sobre la mayoría de las obras que me ha sido dado leer, – y leer con sumo agrado -, y cuyo autor es Alfonso Vázquez. Desde «Viena a sus Pies» hasta «Crimen on the rocks» o «La Invasión de los Hombres Loro», entre otras. La elección de un autor de nuestros días y próximo a nuestro entorno no es caprichosa : encuentro en la obra del ilustre periodista calidades de alto valor, no sólo por su manejo magistral de la lengua española, sino además y sobre todo por su mirada bien humorada y de serena crítica sobre el hombre y su tiempo. Ocasión tendremos de ver todas esas calidades en lo que podamos desgranar de sus obras. Hasta pronto, pues.

 

2 respuestas a «Invenciones»

  1. Como es hasta cierto punto natural, nos ceñiremos de momento a la obra creativa de Alfonso Vázquez, dejando para una más amplia visión lo que constituyen sus críticas y otros escritos de prensa, en especial sus Crónicas de la Ciudad, que van formando un magnífico retablo de costumbres, carencias, logros, actualidades del día a día que con el tiempo serán una historia impagable : la historia de esta ciudad de Málaga tiene en Alfonso un claro y perspicaz cronista de alta valía.

  2. Antes he escrito «… carencias». Me refiero con ello a las deficiencias que deben atribuirse a las autoridades que deben cumplir y hacer cumplir cuanto una efectiva vida pública en orden y buen concierto requieren, así como a esos descerebrados congéneres que dejan maltrecho tanto los espacios públicos como la propia imagen de esta ciudad.

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