¿Hay rocas mágicas?

23 Mar

La pregunta puede parecer absurda. Porque antes de preguntarse directamente si hay o no hay «rocas mágicas», tendríamos que preguntarnos si existe o no eso que llamamos  «magia». Nuestra respuesta ahora quiere dar cuenta y razón a la primera pregunta : («¿Hay rocas mágicas?» : Sí, las hay). Y ahí, hemos contestado a dos cosas : la una, que existe algo que llamamos «magia», y en segundo lugar, que creemos que, en efecto, hay rocas mágicas. Claro está : ahora nos queda todo un mundo por delante, como vamos a ver. Pero como antes que nada se debe seguir un orden, y el anterior texto ya nos tenía condicionados, sigamos lo que entendemos que debe ser ese orden.

Recordarán los lectores que leyeran el anterior escrito que allí se hablaba de una roca, de la que debido al tipo de foto que se usó en él a modo de imagen ilustrativa, lo que se veía  sobre todo era una punta rocosa sobre un fondo muy iluminado, y la propia luz impedía ver con detalles la punta de roca. Se trataba de una roca «exenta», que había sido colocada adrede allí, entre dos paredes de la Cueva, o entre dos muros, que tendían a acercarse a medida que bajaban hacia el suelo. No llegaban a unirse, pero podría pensarse que sí. Aclaro, antes de seguir : «roca exenta» quiere decir que esa roca no forma parte de ninguna de las dos paredes, era una roca de tamaño no despreciable pero «suelta, exenta de conexión con los muros o con el suelo».

En la imagen que ahora hemos puesto nos hemos ayudado, al hacer la foto, de una potente linterna para de ese modo contrarrestar el efecto de la iluminación que hay instalada en la esa zona de la gruta, y centrando el foco sobre la roca en cuestión, poder obtener una mucho más nítida imagen de la roca. Y ahora, logrado ese objetivo, diré sin más preámbulos que no sólo es que haya «rocas mágicas», que las hay, sino que además la que ahí pueden ustedes ver pertenece a ese notable grupo de rocas que poseen o tienen «su magia». Más claro, más simple, y en menos palabras : hay rocas mágicas y esta roca lo es.

Decíamos en el párrafo inicial de este texto de hoy que «nos queda todo un mundo por delante». Y no hemos hecho nada más que empezar a andar por los caminos de ese tan extenso mundo que tenemos ante nosotros : en primer lugar, el sentido en que usamos la expresión «rocas mágicas» ; luego viene qué entendemos nosotros en concreto por «magia» y, por lo tanto, cuándo nos atrevemos a decir que «algo, un objeto», (en este caso una roca), «es mágico»; y, en tercer lugar, qué hay que decir de las rocas en general, ante todo, y en relación con el ser humano, finalmente. Como verán, hay bastante tela por cortar. Y claro es que la iremos ordenando y cortando y desarrollando nuestras ideas en relación con todo ello. Pero por ahora volveremos a la imagen, y nos limitaremos a hacer sobre lo que ella se ve algunas observaciones. Muy brevemente :

La roca está como partida, o por mejor decir, «tallada», como puede verse si nos fijamos en su parte más baja. En la parte de arriba, la roca, que es caliza, tiene una especie de orificios redondos o muy redondeados, que pueden ser naturales o no (eso, habría que analizarlo con medios de los que no dispongo), y la piedra aparece como más oscura. Se diría que si la parte inferior, la que aparece como tallada «a lo basto», es más clara, blanquecina, la parte superior tiende al gris. De los orificios de que hablo se ve con nitidez sólo uno de ellos, pero hay algunos más que aquí no están a la vista. Pues bien : nada de esto es casual, eso lo primero. Y lo segundo : como es lógico, ahí seguirá la roca y nosotros seguiremos hablando de ella.

Pero adonde nos va a llevar el camino, a poco tardar, es a hablar de hombres antepasados nuestros muy, muy primitivos pero a la vez plenamente humanos, y sus relaciones, de gran interés como se verá, con las rocas. Cuando hablemos del hombre prehistórico tendremos que referirnos con cierto detenimiento a dos tipos de «cosas», por decirlo así, que son básicas. Para él, lo fueron. Y esas dos cosas son, las rocas, y el fuego. Por ese orden además : en primer lugar los materiales líticos, que es lo que son en general las rocas, y en segundo lugar, ya el fuego. Seguiremos hablado de esta tan interesante «roca mágica».

 

9 respuestas a «¿Hay rocas mágicas?»

  1. Aclararemos que el concepto de «mágico», o de la misma magia, es algo que debe ser contemplado en un determinado contexto cultural. Según lo que se entienda por «magia», habrá o no habrá «rocas mágicas».
    La palabra «mago» está emparentada con «magnus», y así se decía de «los reyes magos», es decir, personas con una gran visión de ciertas cosas, lo que los hacía «grandes personas», o sea, «mágicos».

  2. Es lógico pensar que aquellos humanos de nuestra prehistoria que tenían sus principales instrumentos hechos de material lítico ( esto es, de piedras ) aparte de los que se hacían o trataban con fuego, como las puntas aguzadas de palos de maderas duras, consideraran «mágicas» algunas cosas : desde la mítica espada artúrica, hasta una roca específica.

  3. Llámase «magia» a lo que ejerce un determinado poder sobre la mente y las maneras de ver las cosas de personas que den pleno crédito a las posibilidades de «actos mágicos», o de «objetos mágicos».
    No se trata aquí de una cuestión científica, sino antropológica.

  4. Los estudiosos de antropología y prehistoria saben que antes de que se impusiera una visión científica del mundo en la sociedad, regía una visión mágica.
    Otras culturas han sido directamente ambas cosas : en unas cosas se atienen a lo que establece la Ciencia, y en otras acuden a las diversas «magias» que estén en circulación.
    Burlas de ello tenemos en nuestra literatura desde antes del mismo Cervantes.

  5. Nuestra cultura actual se mueve en muy diversas direcciones: hay quienes depositan su esperanza en la Ciencia, otros en sus tipos de Fe, otros en diversas «magias», y hay, en fin, quienes acuden a todos esos caminos y a cuantos encuentren en su vida.
    Me pregunto si creer uno que le puede o le va a tocar la lotería es un acto de fe, o es una esperanza «mágica».

  6. Por una razón afirmé antes que esta roca «es mágica» : es más que muy posible que esta piedra fuera en su día tallada, de forma algo simple pero suficiente para el propósito que se buscaba, y una vez adecuada al lugar donde se quería ubicar, allí se colocó. El hombre que tallaba rocas del tipo que fuera, sílex u otro material lítico que tuviera a mano, es muy posible que le diera a esos objetos un valor «mágico» : es una reacción normal en muchos pueblos a lo largo de la Historia. ¿No aludimos antes al mito del Rey Arturo con lo de su famosa espada?

  7. Se preguntará algún lector : ¿qué podría tener de «mágico» una piedra? Yo diría que si algún hombre que vive en el seno de la naturaleza y no tiene nada más que sus manos para hacer cosas que le sean útiles, convertir un trozo de en un hacha que le dé poder sobre un animal grande y peligroso, bien podría pensar que su acto es en sí ya algo mágico y que esa piedra transformada en hacha es «mágica».

  8. Rectifico : » … convertir un trozo de piedra en un hacha.» Lo de «piedra» se escapó -es un decir justificativo- de la frase. Quede rehecha la totalidad de lo escrito. Mis disculpas.

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