Hay muchos modos de entrar en un lugar, pero ahora voy a señalar básicamente dos : el uno es la entrada por derecho, esto es, con la plenitud de entrar a dicho lugar concedida y estando uno en posesión de todo lo que se requiere y la ley marca para poder hacerlo como se ha dicho : por derecho. Concedida, decía. Y como es natural, concedida por quien o quienes tienen la plenitud de derecho para conceder.
Y el otro es como a escondidas, sin que se tenga acceso claramente lícito a tal o cual lugar. Los ratones entran en las alacenas cuando se saben a salvo de miradas «superiores», si la oscuridad o el silencio del lugar les asegura soledad para esa «vía libre» que ellos se procuran para husmear acá y allá. Y los husmeadores de cuevas históricas y objeto de interés científico, que no están abiertas como parques o calles públicas para que cada cual vaya adonde le plazca y haga y deshaga como si estuviera revolviendo un cajón en su casa buscando un no sé qué que se le extravió, entran en ellas como ratones en alacenas.
Esa imagen que ven ahí arriba está en la Cueva del Tesoro. Tapa a medias una entrada a una zona que acaba en sí misma y que, aún cuando de momento parece no llevar a sitio alguno, es zona virgen de cueva, es lugar protegido, y ni debiera estar así como se ve, con un cable incluso para poder dar luz a quien en su momento quiera entrarse ahí y llevar a cabo sus escudriños, o por más duramente decir, sus escudriñeos.
Esta Cueva, que en su día fue investigada por su natural propietario, con los permisos que eran de rigor y con el asesoramiento, cuando era preciso, de las personas bien documentadas y con autoridad y conocimientos para aquellos menesteres, aún conserva gran cantidad de secretos.
A ella se ciñen leyendas que pueden ser aún más fidedignamente documentadas, así que se tengan los medios técnicos para tal menester. Está rodeada de leyendas, cierto. Pero tales leyendas tiene su base histórica, lo que las puede certificar, ya que se trata de una Cueva Histórica, citada por autores clásicos desde tiempos muy antiguos y recogidas y descrita ( la parte entonces conocida) en libros de autores dados a referir la Historia de esta Costa.
Ya se trate de algún que otro» rumor heredado de moros», – como dice Medina Conde en sus «Conversaciones Históricas Malagueñas» -, o ya se escuchen las múltiples leyendas en torno a buscadores de maravillas, (como lo fuera Antonio de la Nari, natural de Suiza y ex miembro de la Guardia Walona de los Reyes de España), no es cueva de reciente descubrimiento, sino que atesora en sí tanta historia y tan dilatados años de investigación, que, con sus restos de pinturas rupestres, con sus aún por desentrañar misterios de extraños sucesos que la historia sólo dará a conocer a su debido tiempo y a quienes sean merecedores de tales conocimientos, y con sus extraordinarios domos
Hoy por hoy, está muy precisada de la debida guarda y custodia, y quienes tiene su neto «possessio» legal (si bien aún no tienen su titularidad como propietarios), en este caso el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria, tendrán el cuidado de mantener cuanto por ley debe mantenerse y conservar debidamente lo que en su momento deberá pasar a ser propiedad legal con plena titularidad de dicha Institución.
Y deberán hacerlo, digo, porque por su propia conveniencia les interesa, porque por ley a ello están obligados, y porque con esa actitud de sano y digno hacer, por sí mismos y por su propio patrimonio general, que al cabo es patrimonio de todo un pueblo y toda una nación, laboran y actúan de buena fe. Que así sea.
La imagen que ven, esa entrada ilícita una zona pequeña de la Cueva, está a la vista del público en la misma Sala de la Virgen, la sala o domo de entrada a la visita de la Cueva del Higuerón, del Suizo, o del Tesoro. Se halla bajo las escaleras de bajada, a un lado del absolutamente indebido ascensor que facilita la salida de visitantes pero que desdice de los que una gruta histórica debe ser, y es una especie de tarea realizada por manos no autorizadas a tal tarea.
Comprendo que a muchos les pueda la curiosidad y a otros (aunque esto no tanto lo comprendo) les pueda el afán de encontrar un algo que les merezca la pena. Pero es cosa que no admite comprensión que la autoridad de turno permita desafueros. ¿O es que la propia autoridad los comete?
Las cuevas declaradas BIC ( : Bien de Interés Cultural ) tienen una legislación específica. Deben estar dirigidas por una persona titulada al respecto, ya se trate de un Licenciado en Historia, en Arqueología, o en alguna rama del saber que le habilite a dicha tarea de dirección.
La Cueva del Tesoro es BIC genérico desde que en ella el abate Henri Breuil descubrió pinturas rupestres ( hacia 1918; tales descubrimientos fueron publicados por Breuil en la Revista francesa «La Arqueología», en 1921) y es desde el 2002 BIC específico, así declarado por la entonces Ministra del Gobierno Español la Sra. Carmen Calvo.