Ideaciones : saltos evolutivos

2 Ene

 

¿Quién ve a quién?
¿Quién ve a quién?

 

En el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua de la palabra «ideación» sólo se nos dice esto : «génesis y proceso en la formación de las ideas.» Sin embargo, la palabra nos parece tan sugestiva que creemos que debería de decirse de ella más cosas. Desde luego en este título que ahí arriba hemos escrito, donde «Ideaciones» se equipara ( o casi ) a «saltos evolutivos», creo que se debe pensar que ideaciones es algo más. Algo más que ahora no es la cuestión. Vamos de momento a quedarnos con que, de algún modo, toda ideación puede dar lugar a un tipo, el que sea, de salto evolutivo. Ya sea en el planteamiento de una determinada problemática, o ya sea en la propia esencia del ser de algo.

Una de las causas que han podido llevar a la humanidad a descubrir o inventar modos de dominio y estrategias de control del mundo que forma parte de su entorno, es esa que yace o está en el propio ser del hombre mismo : el sueño. Y aclaro que nos referimos ahora al sueño como un tipo muy específico de «potencial onírico». Y no olvidemos lo antes escrito, no dejemos de lado el matiz de esas palabras : «…causas que han podido.»

Con esto no aseveramos nada, no lo damos por cosa segura, sino que nos limitamos a aventurar, nos ceñimos a una posibilidad, no a una certeza infalible. Y no se nos va de la mente la idea de que en determinados ámbitos de nuestro propio ser, ámbitos que va desentrañando la ciencia, ya se trate de la neuropsiquiatría, ya la genética, ya la biología…, etc., en los genes mismos pueden estar implícitas una serie de «saberes potenciales» que sólo están como a la espera del momento idóneo para ponerse de manifiesto. Para dar lugar al salto evolutivo.

Hay razones que nos pueden hacer pensar, de una manera lógica, que con la simple observación del mundo natural y de sus fenómenos, el ser humano da ya ese paso que le «re-humaniza» y le hace pasar de un simple «homínido» a todo un «homo sapiens».

Pero en otros casos no basta con eso : en algunas cuestiones pensamos que la naturaleza por sí sola no puede dar pistas al ser vivo que va a devenir, o que ya devino hombre. Así, por ejemplo, el control del fuego es algo que el ser humano podría llegar a deducir por sí mismo. O la construcción de puentes. Y atención : ahora decimos «naturaleza» pensando en el entorno global del ser humano, en su medio ambiente, no en su personal e interna esencia, como antes decíamos cuando nos referimos a los genes.

Pero, ¿y la transmisión de conocimientos? ¿Es la pintura en las paredes  de las cavernas algo que la naturaleza ha sugerido al hombre, o es más bien algo que ha llegado a su consciencia desde su propio subconsciente? Ver como una piedra rueda por una pendiente puede llevar al observador a inventar la rueda, o al menos a plantearse ese invento, pero creo que domar a un caballo, – diríamos -, es ya otra cuestión. Podemos entonces pensar que algunos «descubrimientos» pueden ser resultados de atentas observaciones, mientras que en otros casos estaríamos ante «inventos», esto es, ante «inducidos hallazgos» : algo que la propia mente del hombre logra hacer «desde» sí misma.

Y es ahí donde pensamos que podría el «factor sueño», como potencial onírico y no como fenómeno del dormir de un a amplia gama de seres vivos, ser un «actante», un elemento agente de importancia decisiva. Pensemos en los casos que se conocen de diferentes personalidades a lo largo da la historia del ser humano : los sueños de Descartes, los sueños de Carl Gustav Jung, los de R. L. Stevenson, los de F. Kafka, los de Robert Graves… Por no citar sino unos pocos.

Y a partir de esos casos históricos conocidos, a los que habría que añadir la enorme importancia que la propia antigüedad de nuestra historia le daba a los sueños y a su estudio, al menos desde la ciencia de los griegos clásicos, allá por el siglo V antes de la era actual, consideramos lícito preguntarnos qué pudo hacer ese «factor onírico» o «actante» en la mente del hombre prehistórico. Terminamos por hoy : la palabra «actante» la tomamos del uso que le dieron Lucien Tesnière y el propio Greimas, en el ámbito de la Ciencia del Lenguaje.

3 respuestas a «Ideaciones : saltos evolutivos»

  1. A. Julius Greimas nació en Rusia en 1917 y murió en París 1992. Es un lingüista de gran prestigio en el campo de la semiótica, campo lingüístico donde él mismo fundó la escuela de Semiótica Estructural. También fue un estudioso de la mitología lituana.
    En cuanto a Lucien Tesnière fue un lingüista francés conocedor de las lenguas eslavas y creador de una muy original teoría sintáctica : la sintaxis estructural.

  2. No es lo mismo «descubrir» que «inventar». El que descubre, es como si destapara algo cubierto y hallara lo que se convierte en «su» descubrimiento. Por ejemplo, la electricidad. Y el que inventa (que tiene su raíz en el latín «in-venio», esto es, «venir adentro, entrar») es como si reflexionando o «yendo adentro de sí» – : al soñar, pongo por caso…-, encontrara algo. Por ejemplo, el modo de domesticar animales.

  3. Y ahora está una cuestión un tanto enigmática : ¿por qué pintaron los prehistóricos en cavernas y dentro de ellas en lugares de difícil acceso? Es una pregunta con posibles respuestas, y ninguna aún del todo convincente. Pero habrá que tratar de razonar la cuestión.

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