En un breve escrito recogido en su primera edición de Cátedra (del 2009, Fundación María Zambrano. Ed. de Mercedes Gómez Blesa) y que se titula “El cine como sueño”, la gran pensadora nacida en Vélez Málaga nos deja una serie de reflexiones que, como la mayoría de los escritos de María Zambrano, tienen esa cualidad que tanto suele agradecer el “lector intenso” : la de invitarnos a reflexionar sobre lo que leemos, y tras de ello, a veces, obligarnos a repensar algunas de las cosas que antes de leer teníamos como asumidas pero sin haberlas en realidad considerado con detenimiento.
Ahora, y dado que esa “obra fundacional” que es la más genial de todas las novelas de Cervantes, “El Quijote”, tiene en sí misma muy altas posibilidades cinematográficas, quiero entresacar algunos párrafos del texto de la pensadora discípula de Ortega y Gasset. En su escrito, recogido junto con otros muchos artículos de prensa en ese citado volumen de Cátedra que se titula “Las palabras del regreso”, María Zambrano dice cosas de sumo interés tanto para los amantes del cine como para los de la literatura; en especial esa literatura íntimamente ligada al que llaman “séptimo arte”, y no en vano. Veamos algunos de esos fragmentos :
“La cámara ha soñado por nosotros, y para nosotros también; ha visualizado nuestras quimeras, ha dado cuerpo a las fábulas y hasta a los monstruos que escondidos se albergaban en nuestro corazón. Si fuera posible la ingente tarea, podría tal vez comprobarse que los sueños, el universo onírico, se ha hecho diferente en las gentes público de cine; se debe soñar en forma distinta que antes del cine, pues ciertos sueños nos los proporciona ya forjado la pantalla…”
¡Fantástica reflexión ésta de que el cine haya incidido sobre la manera de soñar de la gente, de que el público aficionado al cine, – seguramente sin percatarse de ello enteramente -, sueñe de manera diferente a como soñaba antes de ver y más ver cine! Pero sigamos :
“Si todo arte tiene mucho de sueño realizado, el cine por su carácter huidizo, por estar hecho con la materia misma de los sueños, con sombras, y por su continuidad alcanza más que ninguno este carácter de ser el pan de cada día para la necesidad de ver, de imaginar, de hilar y deshacer ensueños.” Y un poco más adelante acierta a decir la autora del texto que traemos hoy a este espacio :
“Ninguna de las fenecidas culturas alcanzó a dejarnos una huella tan múltiple y verídica como la nuestra dejaría con esa “Summa” de sombras que es el cine.”
Debemos resaltar este detalle, en absoluto nimio : que María Zambrano está pensando cuando escribió estas reflexiones sobre todo en el llamado “neorrealismo italiano”, que tuvo ocasión de conocer a fondo en su larga estancia en Roma; es decir, que tenía en ese texto que estamos tocando muy por encima filmes de Rosellini, Antonioni, Luchino Visconti, Vittorio de Sica. Con obras como “Roma, ciudad abierta” (1945) de Roberto Rosellini, o “Ladrón de bicicletas” (1948) de Vittorio de Sica. Habla pues Zambrano de un cine hecho sobre todo como “arte a imitación de vida”, que es la esencia del tipo de estética y técnicas del cine italiano de la posguerra, el de los años 40. tan a imitación de vida que a veces el o la protagonista de la película desconocía por completo lo que se le iba a pedir y, como la de “Celo sulla salude”, una muchacha campesina, jamás había visto una película y en absoluto podía imaginar que un día iba a verse a sí misma, en la pantalla, en la gran exhibición de Venecia. Y cuando se vio, -relata María Zamabrano-, se echó a llorar.
Seguiremos con estas reflexiones, con el Quijote, con los sueños antes del cine y luego del séptimo arte, y con las cosas sin número exacto pero desde luego muy, muy elevado, que estos mundos de estas reflexiones nos ofrecen y guardan para nosotros, si las queremos tocar tan sólo, sin necesidad de tomar para uno, pues es el caso que se nos ponen al alcance de la mano. Quiero decir : del pensamiento.
El libro citado :
“Las palabras del regreso”, de María Zambrano. Edición de Mercedes Gómez Blesa en Ediciones Cátedra, Letras Hispánicas.
Fundación María Zambrano, 1ª edición 2009.
Una de las facetas, que ahora no pero más adelante sí que vamos a abordar, es esa “utilización” que se hace del cine no para dar cuerpo a nuestros sueños, sino para “reescribir la historia”. ¿Cómo se nos suele contar la historia desde el cine?
“…Y los sueños cine son”, en una letra de la canción de Luis Eduardo Aute. “Cine cine cine más cine por favor, que toda la vida es cine y los sueños cine son.
En su obra “España, sueño y verdad”, que la Fundación María Zambrano editó en 1965, y de la que Ediciones Siruela hizo una bella reedición en 1994, la pensadora y gran prosista malagueña de nuestra singular Axarquía, dejó dichas cosas muy interesantes sobre Cervantes y sobre Don Quijote, sobre el “Qué soy” de Descartes ( y que el filósofo francés resuelve en un “Soy algo que piensa” ) y el nítido “Yo sé quién soy”de Don Quijote : porque don Quijote no se detiene en la duda, sino que se lanza a la acción, y en el acto, en la acción, se piensa, y al pensarse, “se sueña” (las comillas son mías, no de María Zambrano) con lo que soñándose se da un ser a sí mismo, y ese ser que se da sí que él sabe qué, cuál es.
Sobre estas cosas, que tienen que ver con el sueño y también con el ser humano en toda su completitud, pues no somos sólo lo que hacemos sino lo que en nuestro más íntimo ánimo nos pensamos y soñamos, quisiera, en próxima entrada, volver. De la mano, por no decir que de la palabra escrita, de la ilustre maestra de intelectuales y artistas y pensadores que es María Zambrano.