Hay una muy amplia y también antigua tradición que relaciona con un árbol muy especial a varios pueblos de esa «zona intercalada» que existe entre la Prehistoria y lo que solemos considerar Historia. Dicho árbol es el tejo, y esos pueblos son los celtas, los cántabros y astures, sin descartar del todo a otros, como britanos o germanos.
Lo que hace especial al tejo, entre otros muchos árboles de excepcionales características, es su uso -digamos- «mortuorio» : el acto de provocarse voluntariamente la muerte por envenenamiento con «zumo de tejo», esto es, con una infusión hecha con hojas del «árbol de la taxina» (que es el taxo o tejo, que ambos son sus nombres). Tal acto era común en los pueblos antiguos que hemos citado y solían acudir a esa medida extrema cuando tras de librar una guerra con algún enemigo irreconciliable veían que no les era posible ya la victoria ni pacto alguno, y sólo les esperaba la esclavitud o, lo que solía ser más probable, una muerte muy cruel.
La madera del tejo es muy dura y resistente, y con ella se solían fabricar arcos cuyo uso, como bien sabemos, era predominantemente la caza y la guerra. O sea, algo igualmente relacionado con la muerte. Como anécdotas podemos referir aquí las que siguen : el barco predilecto del rey inglés Enrique VII, buque de nombre «Mary Rose», que fue hundido en 1545 y llevaba en su interior 167 arcos hechos de madera de tejo; y uno de los más antiguos y curiosos instrumentos hechos de madera de tejo es un hacha (¡Un hacha de madera!) de 36,7 cm. de longitud, que se encontró en Clacton (Inglaterra) en 1911, y a la que se le calcula unos 50.000 años de antigüedad. Con estos simples datos, que el lector puede constatar en internet sin necesidad de acudir a las fuentes históricas clásicas o modernas, basta para remarcar lea singularidad de este árbol. Me acabo de referir a fuentes como las que son las obras de Plinio, en su «Historia Natural», Lucano, en su «Farsalia», o Laguna, o el Font Quer en su «Dioscórides renovado»…etc. De ellos trataremos en otro momento.
El alcaloide que contiene, la toxina, es altamente tóxico y lograrlo no era en absoluto difícil desde tiempos antiguos. ¿Cuántos guerreros y hombres poderosos de la Antigüedad no solían llevar consigo algún tipo de veneno por si las circunstancias le ponían ante extremos para ellos insufribles?
El tejo es uno de los árboles más antiguos, y la paleobotánica lo documenta ya desde épocas que hay que situar ya en el Jurásico, y además es muy longevo. Según algunos autores que son de fiar pueden alcanzar hasta los 4000 años de vida, si las condiciones de su entorno no les son desfavorables. Y tejos con 2.500 y más centenares de años de existencias no son raros de encontrar.
Para acabar hoy esta entrada, que espero poder continuar en próximos días sin abandonar aún del todo al «árbol de la vida y de la muerte» que es el tejo (que tiene también propiedades medicinales) voy a referirme a un pasaje del «De bello gallito», de Julio César. está en el libro VI de sus «Comentarios de la guerra de las Galias», donde se lee cómo Catuvolcus, rey de la mitad de los Eburones, se quitó la vida mediante la ingesta de un «zumo de tejo» : no podía ya soportar el peso de la guerra, ni tan siquiera las vicisitudes de una fuga, debido a su avanzada edad, y antes de caer prisionero de los legionarios de Julio César, como se lee en el texto latino, «… taxo, cuius magna in Gallia Germaniaque est, se exanimavit.»
Traduzco : «…con tejo, del que hay gran cantidad tanto en la Galia como en Germania, se quitó la vida.» Y hago una personal y breve anotación : ¡qué palabra esa de «ex-animavit», que viene a decir literalmente «sacar de sí el ánima, el alma»!
Hay que reconocer que algunas lenguas tienen a veces vocablos dotados de suma elegancia, pues de decir «matarse» o «suicidarse», a decir «sacar de sí el ánima»…, ¿no hay un cierto trecho de finura? Finura, en esta ocasión, favorable a la lengua latina clásica.
El nombre del alcaloide es «taxina», no toxina. Lo aclaro porque una vez editado el post, veo que ese «afán corrector» de muchos ordenadores me ha hecho tratar de rectificar la palabra, quitar «toxina» de donde debía decir «taxina», pero que ni por esas.
Otra» errata» : el nombre latino de la obra de César que aquí se cita es «De bello gallico», no «gallito», como se ha empeñado el ordenador en rectificarme.
Y termino con una dato sólo etimológico : la palabra castellana «suicidarse» es de neta raigambre latina y viene de un «sui occidere», o sea, «provocar en uno mismo la puesta del sol definitiva», por así llamar al morirse.
Gracias. Seguiremos comentando.
Lo del hacha de madera que es prehistórica y se encontró en esa localidad inglesa que se cita, es de resaltar lo que sigue : uno, que no debe extrañarnos que de una madera muy dura se fabricara un instrumento para cortar, como es un hacha, habida cuenta de que con ella se trataría de cortar o golpear o bien maderas mucho más blandas, o bien «cosas» como un cráneo de animal a abatir o de enemigo a derribar. Y esto debe hacernos pensar que, dado que la Edad de los Metales es, en la cronología histórica, algo relativamente cercano a la actualidad, ¿cómo no pensar que la Humanidad tenga en realidad mucho más milenios yendo y viniendo de acá para allá por este planeta? Porque instrumentos de cuerda y de madera, ¿no son acaso mucho más fáciles de desintegrarse con el tiempo y en condiciones no propicias para su conservación, que no los huesos y los metales? Los métodos de indagación que el ser humano irá perfeccionando e inventado, darán en su día respuestas más adecuadas a ciertas valoraciones hoy tenidas por cosa fuera de toda duda.
Hoy me ha gustado mucho, y además tengo tiempo para comentarlo, cosa rara en mi, que voy siempre corriendo de un lado a a otro. Según un amigo mío, soy el parado de España que más trabajo tiene!!! Ahora comprendo a nuestras madres y abuelas, lo que cansa el ser «ama de casa». A lo que voy, lo que más me ha gustado es el final, esa bellísima frase en latina y sobre todo la elegancia con que se referían al suicidio
Gracias, Pedro. Realmente los clásicos tienen ese don de encandilarnos con sus formas de decir las cosas. ¡Y para qué te digo de algunos clásicos actuales, pongo por caso a JL Borges, o a un Jorge Guillén!
Llamo «zona intercalada» entre Prehistoria e Historia a todos esos siglos donde coexisten pueblos que, al tener ya un modo de escritura y por lo tanto de transmisión de sus hechos y saberes, coexisten con otros pueblos aún ágrafos, esto es, carentes de escritura, y que están por lo tanto todavía en «su» prehistoria.
En cuanto lleguemos a saber más (y con otros datos y mentalidad) sobre el «ser propio y muy variado» de lo que es escritura, cambiarán muchos conceptos, ideas y clasificaciones hoy vigentes.
Que con la Historia de la Humanidad ocurre algo similar a lo que vamos viendo que se sabe sobre el origen del Cosmos y en general sobre otros temas y aspectos o cuestiones de la Ciencia.
Abundo en la misma idea : ¿no coexisten incluso hoy día pueblos que estamos desde siglos atrás en la Historia y pueblos que todavía están en su pre-historia? Pues eso ocurría aún con mayor intensidad en la época en que Julio César comienza a ocupar y romanizar la Galia y parte de Germania. Ésta, más o menos hasta el Rin, donde Roma tuvo un inequívoco «limes» casi infranqueable. Recordemos la derrota de Varo y sus legiones en los bosques de Teotoburgo.
Me encanta leer articulos así, que nos relacionan y enriquecen con nuestro entorno y nuestra historia.Además es un tema poco tratado desde este punto de vista tan interesante y enriquecedor(vuelvo a repetir).Por un rato se despeja uno de esta sociedad tan absurda e irritante.Gracias!!!