En la 2ª parte del Quijote, el episodio de La Cueva de Montesinos supone una inflexión que afecta a la singular novela y anuncia, de una manera «algo escondida» (¿esotérica?), que se está llegando a un final inevitable. Y eso desde un punto de vista optimista, feliz : Don Quijote recuperará las cordura antes de morir apaciblemente en su cama y casa y «se liberará» de aquellas ataduras (¿o lastres benditos?) de sus novelerías fantasiosas : las de caballerías.
Esto que ahí acabo de escribir es lo que pretendo razonar, con base y datos suficientes, en muy próximas entregas a este blog. Doy de momento una clave que puede parecer extraña : el círculo y la espiral.
Insisto en que pueda parecer extraña esta (para mí, no
) «clave»; pero todo quedará explicado y razonado debidamente, y sometido al buen juicio del lector. Hasta entonces, «paciencia y barajar».
Anoto : Algunas de las últimas publicaciones sobre la autoría del Quijote son de gran interés, y sin duda darán mucho que hacer y decir y escribir y polemizar a no pocos cervantistas.
También algo de eso se abordará en su momento.
Gracias.
El círculo y la espiral, con un sentido que no puede considerarse casual así «a la ligera», están presentes de una manera tan sutil como «descaradamente a la vista de todo lector», en el dicho episodio de la segunda parte del Quijote.
Críticas o, si se prefiere, «lecturas» del Quijote donde se ha hablado de estructuras en espiral de la obra, las hay. Mi interés ahora no va por esos rumbos.
Para aclarar más lo antes dicho en la anterior nota, remito a este artículo de Stelio Cro, del KING COLLEGE :
«La espiral barroca en el Quijote : de Ginés de Pasamonte a Maese Pedro».
Ahí se cita al ilustre crítico H. Hatzfeld, del que destacan estas palabras :
«…En el Quijote una historia contiene a otra y ésta otra, en una estructura en espiral.»
Se puede resumir en el juicio del crítico (H. Hatzfeld, antes citado) : «Alonso Quijano cuerdo traza una espiral hacia adentro para convertirse en Don Quijote loco y una espiral hacia afuera para llegar a ser Alonso Quijano el Bueno.»
La espiral, pues, está en El Quijote desde esa «perspectiva barroca» que arriba hemos visto comentar en palabras de ese gran crítico y sabio, Helmut Hatzfeld.
Pero la espiral de que nosotros vamos a hablar no es ésa, sino otra. En el próximo texto trataremos de desarrollar y exponer nuestra idea, basada en unas palabras de la genial novela, así como en un iluminador comentario de un crítico y estudioso actual. Hay otro modo de «espiral» en El Quijote : la que podríamos llamar una de tipo «esotérico», antes que barroco.