-“El sueño era confuso al empezar. Se diría que en sus inicios, más que un sueño era una especie de mezcla de muchos sueños entrelazados, fragmentos rotos de un anónimo soñador ya desaparecido, a quien no era posible preguntarle nada sobre lo que había soñado…”
-¿Cómo describiría a ese anónimo soñador?
-Como a un ya desaparecido, le dije. Debo ahora añadir : me trajo, al despertar, la memoria de mi hermano, ya sido en este mundo, ya ido al otro. (Francisco Javier feliz en su Paz). Pero no puedo describir a quien no llegué a ver, sino sólo a intuirlo como “una presencia”…
-Comprendo. Continúe.
“…, de manera que me parecía que estaba soñando yo, y a la vez había otra clase de personas en mi rededor que también soñaban. O por lo menos, dormían. Y luego estaba lo de la espiral…
-Antes de que siga : ¿me habla de una espiral como algo material en espiral, caso de una escalera de caracol, o me habla de la forma geométrica, algo como pensado por usted?
-Yo diría que le hablo de las dos cosas. Verá, doctor : yo no pensaba, yo “sentía”. Como sabe usted ya de otras veces por mí mismo, en los sueños tengo la impresión de que más que pensar las cosas, uno las ve o las siente. Pero pensarlas es otra cuestión. Es como si hubiera “sueños de ver y tocar”, y “sueños de sólo pensar”; y en los dos tipos de sueños, ¡claro que se llega a sentir!
-Entendido, entendido. Y las otras personas, ¿soñaban también lo mismo?
-Eso no lo sé. Sólo sé que las percibía o sentía en mi sueño. No sé si sueño lúcido o no, eso no lo puedo asegurar. Algo de lucidez sí que debía haber en mi sueño, pero más de eso, no sé. Y otra cosa : el que soñaba o veía la espiral, no era yo , sino el “anónimo soñador ya desaparecido”.
-¿Cómo sabe eso? ¿Su hermano era quien soñaba la espiral?
-No, no. El anónimo desaparecido me trajo la memoria de mi hermano, pero no podría decirle a usted, sin más ni más, “he soñado con mi hermano, y me ha sugerido una espiral mi sueño. O mi hermano”. No puedo decir eso.
-Antes lo dijo, casi.
-Casi no es nada : casi tomo un avión y casi llego a Àmsterdam. Pero aquí me tiene : sin el “casi”, estaría camino de la bella ciudad del Ámstel, ¿no?
-Cierto. Volvamos al sueño : ¿qué le sugiere la noción de espiral?
-Evolución, progreso. Como cuando Don Quijote se queda dormido sobre una cuerda enrollada en espiral y sueña lo de la Cueva de Montesinos…
-Interesante. Pero se acaba aquí su hora. Deje para la siguiente vez lo de la espiral, y en tanto estudiaré lo que me ha referido.
-Gracias, doctor. Volveré y seguiremos.
La portada del libro que ilustra esta entrada es del estudioso Aldo Ruffinatto, y en ella se representa una escena del Quijote : la de “la limpia” que hacen de sus libros su sobrina, el ama, el cura…, en la casa del ocurrente hidalgo lector y buscador de aventuras.
Lo que constituye el meollo de este post, son cosas todas “ya sidas”, esto es, ya ocurridas : por un lado, sueños reales tenidos, y por otro, reflexiones sobre lecturas y búsquedas de sentido a “lo que pasa en el patio”.
Digo “lo que pasa en el patio” de manera similar a como se puede leer en cierto Machado y sus “alter ego(s)” aquello de “lo que pasa en la calle”, traducción a lo llano de los “eventos consuetudinarios que acaecen en la rúa”. “El patio”, como resultará obvio para más de un lector, es el interior o lo más personal de cada uno, referido a sus experiencias mentales, sean soñadas o sean sólo sobrevenidas al pensamiento.
Gracias, lectores. “Si valete, bene est. Ego valeo.”
El significado de la espiral, en el mundo de las cosas esotéricas, es muy rico y variado, de ahí que ese doctor del diálogo del protagonista de la anterior historia “pida tiempo”, -como se pide en la cancha de baloncesto-, y vea la manera de instruirse sobre la cuestión.
No se olvide la constante presencia de formas de espiral en el mundo vivo : desde la que vemos en la concha de un caracol, hasta la que se describe en la doble hélice del ADN…
Que resulte obvio : algo habrá de plantearse sobre un breve pasaje del Quijote, las espirales ( y las estructuras en espiral ), y sus significados esotéricos.
Pero ya no hoy : esperemos unas horas más, que no por mucho madrugar…, et cétera.
Quien recuerde el libro de A. Ruffinatto, cuya portada tienen arriba, y vuelva a lo que se razona en relación con la bajada de don Quijote a la Cueva de Montesinos, podrá saber a ciencia cierta de qué va a ir el próximo texto que se publique en este blog sobre el tema ya anunciado.
El sentido final de una obra literaria rara vez existe : cada época lee las grandes obras desde una diferente perspectiva. Eso no significa que sea una tarea inútil interpretar las obras, más bien al contrario, pues al dar cada etapa de la historia una “lectura”, de su legado, está mostrando su “ser actual”. La actualidad es, pues, lo que se dilucida en las lecturas que se van haciendo a lo largo del tiempo de las obras o creaciones de cada época o cultura de un pueblo, de su lengua y su cultura.