«No rechaces los sueños por ser sueños», escribió Pedro Salinas con notable acierto, casi con intuición más propia de chamán que no de profesor universitario de Literatura. Aunque, ¿acaso el poeta no es, en gran medida, un chamán? Creo que sí, que lo es. Pero hay que establecer diferencias : los chamanes pueden ser de diferentes clases.
Dicen los estudiosos del tema que los primeros artistas que conoce la Humanidad, -cuyos nombres por cierto no han llegado hasta nosotros, y así, de ellos sólo conocemos sus obras-, eran pintores : los pintores de las cavernas, ésos que dejaron parte de su fauna pintada en las paredes de las salas más recónditas de cuevas. O en abrigos de piedra. Ésos, eran chamanes. De modo que, de acuerdo con esa teoría, los actuales grandes pintores y artistas son los chamanes de la modernidad.
Ellos, entre otros chamanes más «chamánicos», por así decirlo. Como el mexicano Juan Matus, universalizado por Carlos Castaneda, de quien por cierto nos ocuparemos a propósito de una obra que se titula «El arte de ensoñar», primera vez publicada en Seix Barral, en diciembre de 1993.
Volviendo a Salinas : la realidad puede ( ¡y hasta debe, a veces! ) vivirse como un sueño. La vida es sueño, como dejara escrito ese gran hombre del teatro barroco del XVII hispano que era don Pedro Calderón de la Barca. La realidad es un modo de sueño, y los sueños pueden hacerse realidad si se siguen las debidas instrucciones. No hablo de los sueños «comunes» más o menos vanos, como alcanzar un determinado estatus o tener mucho dinero, sino de los sueños universales que componen el vivir de los hombres. Y ya hablaremos de esas «debidas instrucciones».
Hagamos una prueba : miremos un cuadro, como por ejemplo ese de Salvador Dalí, -sin duda el máximo chamán que ha dado el siglo XX-, donde se ve a Gala, desnuda sobre una roca que flota sobre el mar, y sobre la que se lanzan, feroces, dos tigres. ¿Ven al fondo del cuadro ese elefante que parece caminar sobre largas patas a modo de zancos? ¿Ven en la base casi del cuadro esa manzana roja cuya sombra dibuja un corazón sobre la roca y el agua quieta? (¡Cuántas cosas que observar y ver hay en ese cuadro!).
Pues observen bien el cuadro y díganse ustedes mismos si Dalí era o no era un chamán, resurgido de la Antigüedad Cavernaria, revivido del Renacimiento Luminoso, y llegado a nosotros con esa eterna llaga que son el Amor, el Sueño y el Arte. Y de paso, repitamos esta pregunta, latente en todo este texto : ¿vivimos en realidad un sueño, o soñamos la vida sin saberlo? No lo sé. Quizá, ambas cosas.
Por último, esta curiosidad : si tienen en su memoria con cierta nitidez el cuadro de Dalí, y reviven mentalmente las patas del elefante del fondo, traten de ver en esa nube, de la que caen rayos sobre las aguas, el elefante que camina eterno en el cuadro de Gala-Dalí y los tigres, y cuando lo estimen oportuno, vean de tratar de soñar aquellas cosas que nos oferta el arte y la vida misma también, y que sus sueños más plácidos se hagan un día realidad en sus vidas. Et sic transit gloria mundi, palabras que por cierto nos podrían llevar a otro cuadro, esta vez de Valdés Leal, donde se representa la tarea incesante de la muerte, -¡ese sueño!-, devoradora de la vida.
Nota.- Acudan a recrearse en el cuadro citado de Dalí, y observen sus detalles. De ese modo, de paso, les será más hacedero lograr «soñar realidades» deliberadamente. ¿O nunca han tratado de soñar un cuadro, un paisaje, una idea? Intentarlo no es cosas vana, creo.
Podemos llegar a confundir los sueños con la realidad? O vivir en los sueños cosas que nos han pasado o nos van a pasar? y en este caso, me surge la pregunta: ¿como saber si es un sueño premonitorio?
Tengo curiosidad por saber cuales son las instrucciones para hacer nuestros sueños realidad. Y cuando hablamos de sueños en este caso, supongo que nos referimos a los sueños que queremos alcanzar en nuestra vida, como ser felices o vivir libremente y no a los sueños que tenemos mientras dormimos, aunque a veces estos vayan entrelazados.
Cuantas preguntas me surgen de este post tan interesante!!!
Gracias por estos escritos que avivan mi curiosidad
Los sueños y la vida de vigilia pueden solaparse, esto es, coexistir (aparentemente al menos) en un mismo plano vital. No olvides esto : los sueños TAMBIÉN son realidad, sólo que la realidad de los sueños está en un plano diferente al que ocupa la realidad de la vida en la vigilia, es decir, despiertos.
En efecto, en sueños podemos re-vivir cosas que ya nos hayan pasado, a través de un curioso tipo de «recuerdo onírico» (algo de lo que escribiré más adelante), y también llegar a «ver» cosas que luego nos ocurren en la vida de vigilia. Ese «ver» suele darse de un modo normalmente confuso, pero no siempre.
No podemos saber si un sueño es o no es premonitorio, de hecho, hasta que pasado el tiempo, ocurre algo que en cuanto lo re-conocemos nos damos cuenta de que ese algo ya lo habíamos soñado. Recordamos el sueño, en suma, al contemplar en la vida de vigilia un suceso que «ya lo sabíamos». Como es una cuestión algo delicada, y como de eso voy a ocuparme también de manera más extensa, lo dejo ahí por ahora.
De las instrucciones de que me hablas lo primero es la tarea de aprender a recordar lo que soñamos cada noche, y para eso, el paso inicial es DESEAR RECORDAR lo que se sueña. Mentalmente nos decimos a nosotros mismos algo así como «al despertar deseo recordar lo que haya soñado». Si se hace, en poco tiempo, a lo sumo un par de días o tres, comienzas a despertarte recordando lo que has soñado. Eso, es el primera paso y, luego, hay más, obviamente.
Por último : los sueños de que hablo NO SON lo que constituyan nuestras metas en esta vida, sino lo que soñamos cada noche. Ahora bien : CONTROLANDO EL SOÑAR, ES MÁS FÁCIL ALCANZAR NUESTRAS METAS.
Pero sobre todo, no olvidemos esto : NO SEPARES «SUEÑO» DE «REALIDAD», pues lo que se sueña son otro modo, otro plano, de LO REAL. Y «Lo real» contiene en sí tanto lo que se vive en la vigilia, – con todo cuanto nos pase en la calle o en el trabajo o en la mente misma -, como lo que se vivencia en el sueño del dormir.
Más adelante seguiré con estos temas. Tus preguntas han suscitado cosas que están aún por ser tratadas, y además inciden algunas en cosas que se están estudiando en la actualidad en determinados Laboratorios del Sueño.
Gracias por tus preguntas y tu interés.
Muy brevemente, pues se hará una entrada más amplia sobre el tema :
Tres pasos elementales para controlar los sueños
1) Se propone uno, mentalmente, recordarlos. Con decirse «mañana recordaré lo que haya soñado», una o dos veces durante el día, basta. En un par de días o tres, se inicia el proceso del recordar los sueños.
2) Cuando ese proceso se inicia, es clave comenzar a anotar aunque sea en forma sintetizada lo que recuerda uno haber soñado. Si tales anotaciones no se hacen, se puede volver a caer en el olvido de lo soñado.
3) Estas notas se implementan con datos del día, el mes, estado del tiempo (lluvia o no, fase de la luna, etc.) y estados de ánimo de uno antes de acostarse y durante el día en general.
Es curioso, al despertar y antes de abrir los ojos, recordaba parte de mi sueño, supongo que sería el momento justo cuando sonó el despertador.
Durante la primera hora de la mañana veía mentalmente una sola escena de mi sueño y a lo largo del día, con tantas cosas en la cabeza, he ido perdiendo parte de la nitidez de la imagen.
Debe ser que tengo una memoria volatil.
Es normal que te ocurra eso. Hay incluso personas que apenas despiertan, recuerdan perfectamente lo que han soñado, y pasados unos minutos, a veces nada más asearse o salir de la habitación para asearse, el sueño se les voló, materialmente, de la memoria. Eso no significa necesariamente «memoria volátil», sino que es un fenómeno que ocurre fácilmente con los sueños, cuando pasamos del estado onírico al de vigilia.
Como seguiré en un próximo post con este tema, podrás preguntar más sobre ello.