Sueños mitológicos

8 Mar
Mujer sola ( : ¿en el centro de los cinco elementos? )

Una de las distinciones que hace JUNG en su obra es la de dos tipos de sueños, que son los que están formados claramente por material que él llama «personal», y son netamente individuales, y aquellos otros, mucho más raros y menos frecuentes por lo tanto, que presentan una estructura que denomina «mitológica». Más abajo, en esas notas que solemos añadir al texto principal de nuestras entradas en este blog, daré las oportunas referencias bibliográficas.

Casi todos los sueños que se nos han  transmitido en textos antiguos, como El Libro de Daniel (de la Biblia) o como el Poema de Gilgamesh, o La Guerra de los Judíos (de Flavio Josefo) son de este segundo tipo antes referido. Una de las diferencias más notables entre los sueños personales y los mitológicos, – y seguimos aquí con la terminología que procede de Carl Gustav Jung -, es que los primeros sólo pueden ser correctamente interpretados si se ubican en su secuencia natural, esto es, si se les relaciona con otros sueños del mismo sujeto, por lo general una persona que, o bien dedique un tiempo a la atención de sus propios sueños y lleve por lo tanto una relación de los mismos, o bien sea alguien paciente de un psiquiatra o psicólogo y necesite, para lograr el deseable equilibrio de toda vida humana, controlar aspectos de su psique que, por las razones que fueren, ( : traumas, consumo de drogas en exceso, – y aquí se incluye el alcohol : esa distinción que solemos escuchar en frases como «alcohol y drogas» es inaceptable, pues el alcohol en sí es droga, y sólo depende que nos dañe o no, que nos perjudique o beneficie, de la cantidad que se suela tomar -, o circunstancias vitales muy específicas que puedan trastornar a cualquier persona, como rupturas sentimentales violentas, muertes de seres queridos inesperadas, y otras muchas ), han sido dañadas profundamente.

El estrés y el mal dormir son cosas que podemos incluir en lo antes dicho de las drogas y sus efectos nocivos sobre los seres cerebrados, ( que los in-cerebrados, nada tiene que temer : lo que no existe no puede dañarse ni matarse ), pues el insomnio mismo daña a la larga como cualquier otros exceso indeseable. Igual que un fuerte y prolongado estrés.

Personalmente he conocido un sueño del tipo que el discípulo (luego disidente del maestro) de S. Freud llamó mitológico. Y, en efecto, por su misma configuración, y por el hecho de contener elementos del lenguaje del Inconsciente Colectivo, esos sueños pueden ser interpretados por la persona idónea sin necesidad de tener un conocimiento especial del sujeto que lo soñó, como es el caso de Daniel ante el sueño de Nabucodonosor, pongamos por caso. esto, dice Jung, posibilita que alguien que tenga conocimientos acerca de lo que es la Historia del Arte, el Simbolismo Arcaico, los Mitos, y unas bases de Psicología suficientes, pueda con cierta facilidad entender el sentido cabal de los sueños mitológicos. Sueños a los que podemos también llamar de simbolismo primordial.

Pero para todo esto se hace precisa una condición que, a mi espero que modesto entender, se casi un sine qua non : que tengamos una determinada «soledad fértil». Quiero decir que tengamos en nuestra Psique misma una cierta parcela de personal trato, de cuido y atención muy delicados. A tal cosa, la atención íntima con el En Sí Mismo de nuestra Psique, aludo con esa imagen surrealista de una mujer sola que arriba pueden ver ustedes. Gracias. Como dije, en notas que añadiré, doy los oportunos datos de la obra que hemos manejado. Y ya otro día, en otra entrada, referiré el sueño del paciente que acabó suicidándose y a quien se refería Jung, y también ese «sueño mitológico» que poco antes dije haber conocido.

5 respuestas a «Sueños mitológicos»

  1. Sigo utilizando el texto de Jung «Sobre la teoría y la práctica de la Psicología analítica», en «LA VIDA SIMBÓLICA», de C. G. Jung, en la traducción de Jorge Navarro Pérez para la Editorial TROTTA. ( Ferraz 55, Madrid 2009).

  2. Los cinco elementos, he escrito arriba : porque a los 4 básicos de la tradición occidental, que son el aire, el agua, el fuego y la tierra, hay que añadir un quinto, que es típico de la tradición oriental : la madera.

  3. No está de más relatar desde ya la primera parte del sueño a que se refiere Jung en su «Sobre la teoría y la práctica…» La segunda parte la referiré en la próxima entrada, pues de momento sólo nos interesa que el lector tenga una idea sobre el contenido de un sueño típico mitológico, por un lado, y por otro también nos va servir (el dejar la segunda parte por ahora en suspenso) para conectar esta post con el venidero.
    Es ésta :
    «Bajo la gran catedral de Toledo hay una cisterna llena de agua que está conectada subterráneamente con el río Tajo, que rodea la ciudad. Esta cisterna es una habitación pequeña y oscura. En el agua hay una serpiente enorme cuyos ojos brillan como joyas. Cerca de ella hay un cuenco de oro que contiene un puñal de oro. Este puñal es la llave de Toledo, y su dueño tiene todo el poder sobre la ciudad. El soñaste sabe que la serpiente es la amiga y protectora de B. C., un joven amigo suyo que también está presente. B. C. mete su pie desnudo en la boca de la serpiente. La serpiente lo lame de una manera amistosa, y B. C. disfruta jugando con la serpiente; no le tiene miedo, pues es un niño sin maldad. En el sueño, B. C. parece tener unos siete años de edad; en efecto, había sido amigo del soñante en su infancia. El sueño dice que desde entonces la serpiente ha caído en el olvido y nadie se ha atrevido a descender a su guarida.»
    Hasta aquí, la primera parte, introductora, del sueño.
    (Págs 110 – 111 de la obra citada)

  4. Estoy a la espera de recibir respuesta del pintor Omar Ortiz, a quien he solicitado permiso para poder usar como ilustración para el próximo texto alguno de sus cuadros hiper-realistas. En concreto el titulado «Somnus».

  5. He recibido respuesta (positiva) del señor Omar Ortiz, pintor mexicano hiperrealista. El cuadro que en próximo post se podrá ver en este blog será el titulado «Somnus».
    Deseo hacer constar aquí mi absoluta gratitud al señor Omar Ortiz.

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