Entre las cosas que debemos poner en duda hay muchas que pertenecen al terreno de los estudios humanísticos y científicos. Esta afirmación podría chocar a algún lector. Sin embargo, apenas se detenga uno a considerar la mismísima Historia de la Ciencia, no tarda en descubrir que la tal cosa, el dudar de casi todo, acaba siendo una especie de inevitable praxis porque cuando no se llega a un resultado medianamente aceptable, -que no ya óptimo-, en una tarea que se aborda desde una perspectiva intelectual, se impone la duda : algo no se está haciendo bien, algo no encaja, conque revisemos todo el proceso.
En un libro que sigue siendo de suma utilidad, que está plagado de notables atisbos de sabiduría, y que en anteriores escritos hemos citado, «La Rama Dorada. Magia y Religión», de Sir James G. Frazer, se comenta el culto a los árboles entre distintos pueblos primitivos, desde los indios de las praderas de los Estados Unidos de América y Canadá, hasta los más antiguos pueblos de Europa de que se tengan noticia. Cada árbol tiene sus propiedades, de acuerdo con su naturaleza : robles álamos, sauces, hayas, eucaliptos, olivos… Y cada árbol estaba como unido místicamente a una determinada divinidad. Pues bien : la relación de los árboles, o por más exactamente decirlo, de algunos árboles, con el sueño, es algo que incluso ha llegado a nuestros días. Valga como mínimo ejemplo de ello esto que ahora digo : hasta hace unos años era posible comprar en herboristerías tanto la salvia común como la llamada «salvia divinorum». Hoy, ya no es así.
La última, la «divinorum», ya no está legalizada. Se le considera «nociva», -al decir de las autoridades que en su día la apartaron de la venta libre-, porque, ingerida en infusiones en cierta cantidad, o fumada, puede producir daños que van desde graves trastornos hasta la muerte. Por mi parte en realidad creo que más bien es porque este tipo de salvia induce al sueño. No quiero decir con ello que produzca somnolencia, sino que ingerida en una proporción idónea, hace que uno tenga sueños cuando duerme y los recuerde al despertar. A lo que induce, más bien, es a ciertos grados de lucidez :suelen ser sueños de sumo interés y que nos implican más con el día a día.
Mi base de argumentación es muy simple : si se prohibieran todas las cosas que ingeridas en proporciones indebidas causan graves trastornos e incluso la muerte, ¿cuántas de las que compramos y consumimos libremente no tendrían que estar «bajo sospecha»? ¿Acaso el vino se puede ingerir en cantidades muy altas? ¿Y qué decir de los licores de alta gradación alcohólica, ron, vodka, anís -con o sin mono-? ¿Y la misma sal, no puede llegar a producir la muerte tomada en ciertas cantidades? La sal, cuyo valor alimentario nadie duda, tomada en exceso puede causar distintas dolencias, e incluso como decía antes la muerte. Desde pérdida de cal en los huesos, hasta dolencias cardíacas e infartos cerebrales.
Y si esto ocurre con un tipo de condimento cuyo valor en general es tan alto que llegó a utilizarse como moneda de pago -de donde viene el término «salario»-, ni más ni menos que si fuera equiparable a metales precisos como plata o el oro, (y, de hecho, lo es), ¿qué no decir de la salvia divinorum, y otras hierbas como podría ser el mismísimo cannabis, que tomado en una muy controlada y leve proporción llega a ser beneficioso para la salud?
Vamos llegando al final de lo de hoy, y quedan en el tintero muchas cosas : las de los árboles y las de otros tipos de alimentos, y su relación, que hoy no abordamos, con el sueño. Pero en breve (prometo) iremos a ello : a los árboles o las plantas en general, y el sueño. Sin olvidarnos de lo primero dicho aquí : la necesaria duda para la inmensa mayoría de cosas y creencias, a salvo sean algunas tan nítidas como el sol que nos alumbra y vivifica. Ciao!
En una guía, «Sage Student», se dan datos sobre esta planta.
Aclaro que la salvia no es un árbol, aunque tal cosa sería aclaración innecesaria, imagino.
Y remito al lector interesado a este enlace :
http://sagewisdom.org/
Gracias.
Una sugerencia : cuando les sea hacedero, por época del año y clima, busquen un árbol con el que tengan algún tipo de predilección o que les guste especialmente por algo, y siéntense o incluso echen una cabezada bajo él. Nada más.
Don Manuel: la industria farmacéutica dirige el cotarro. Y no hay nada que hacer. Como mucho acceder a cursos gratuitos de pensamiento científico. Saludos cordiales. https://www.coursera.org/course/ciencia
Los árboles tienen propiedades curativas, como el eucalipto ( entre otros muchos ), y se asocian a estados de gran calma. Recuerden esa tradición de Gautama ( o Buda ) y el gran ficus. O, en su sentido esotérico, el Manzano del Paraíso y el Árbol de la Ciencia frente al de la Vida. Y esto no es más que un muy breve apunte.
Gracias, Joaquín. Sí, así es : la industria farmacéutica y, su «aliada – enemiga» la maderera, se están cargando muchas cosas ¡en nombre del progreso y la salud ! El gran cotarro del feroz capitalismo, ese que nos ha metido en esta especie de preámbulo de la tercera guerra mundial.