Sueños : Mente

7 May
Chamán-pájaro tal vez incubando un sueño en Lascaux

Los sueños pueden ser destruidos de muchas maneras. Puede hacerse destruyendo a sus portadores, a quienes los producen, a los soñadores. También pueden alterarse sus contenidos, y de ese modo des-virtuarlos. Un sueño desvirtuado, esto es, desprovisto de su virtud, ya no es un sueño : es un cascarón vacío. Otro de los muchos modos de eliminar el mundo de los sueños y, con ello, a los sueños mismos, es cercenando de raíz la posibilidad de que se sueñe : deje usted a un durmiente sin sus sueños, y habrá cercenado en dicho durmiente algo más que la virtualidad de su soñar, pues llegará a alterar hasta tal punto su mente, que hará de un ser humano una entidad sin contenido realmente humano. Un loco, un ser «demens», es decir, «sin mente». La mente humana se alimenta de sueños, esto es una realidad incontestable.

Cuando los estudiosos del mundo de los hombres de las cavernas, nuestros ancestros de hace 30 ó 40 mil años, e incluso más, vieron eso que con tanta nitidez ha explicado María Zambrano en sus ensayos sobre el sueño, esto es, que el sueño es arte y que el arte nace del sueño, y cuando esos estudiosos -hablo de eminencias como David Lewis Williams, por ejemplo- llegan a comprender que los hombres que pintaron cavernas como la de Lascaux, pongamos por caso, y que al hacer eso estaban actuando según patrones neurológicos que hoy comienzan a conocerse con más detalle merced a la Neurología, y vieron más aún : que tales «patrones del cerebro» los igualaban en gran medida a lo que hoy somos los seres humanos, esto es, que eran como nosotros en lo básico, se puede decir que habíamos topado con una «piedra rosetta» de nuestra propia identidad : aquellos hombres eran, neurológicamente, como somos nosotros.

Soy consciente de que esta afirmación podrá sorprender a muchos, y no faltarán quienes consideren que entre el hombre que pintaba bisontes y caballos y manos en Lascaux o en La Pileta (Ronda) o en Altamira, y nosotros, los hombres actuales, median abismos.

Sin embargo, y luego de valorar una serie de elementos el menor de los cuales no es la capacidad de hacer arte, la de soñar y tratar de incubar sueños, (que eso es lo que, quizá, esté haciendo el chamán-hombre-pájaro que «duerme» en Lascaux junto a su bastón chamánico con su puño igualmente representando un pájaro, ( : lo mismo que su rostro, «disfrazado» de pájaro), y ante la imagen de un gran bisonte : está incubando un sueño), así como organizar sus vidas y moradas de acuerdo con unos esquemas que nos remiten, al creer y razonar de muchos, a un cosmos «real» que existe sobre nuestras cabezas y vemos cada noche en los cielos despejados, y, luego de valorados esos elementos, caer en la cuenta de que tales cosas se han dado en todos los pueblos de todas las latitudes del planeta que habitamos, y nos han llegado a través de culturas ya tan cercanas y tan «nuestras» como las de los griegos clásicos y los romanos de la época de Cicerón, y la de los celtas y germanos, etc., etc., finalmente he llegado a la conclusión de que los sueños son en sí una especie de «piedra rosetta» de la mente humana, de que sin sueños no nos es posible ser real y verdaderamente humanos, y que son los sueños el más elemental alimento de nuestra mente.

Pero como esto que se acaba de decir necesita de una mucho más cimentada base, y como el material de que disponemos para ello es amplio y está a la fácil comprensión de todos los lectores, en sucesivas entradas a este blog iremos dando datos y razones, y, luego de ello, ya podremos entrar en las discusiones que quieran ustedes. Antes de irme hoy : mil gracias a cuantos se dirigen a mí y me consultan cosas, o me dan datos que no tenía yo, o me niegan, simple y llanamente, lo que creo saber : todos ellos me enriquecen y animan. Gracias.

6 respuestas a «Sueños : Mente»

  1. Ismaíl Kadaré, en su novela «El Palacio de los Sueños», (de Ediciones Cátedra (1999), en edición y traducción de Ramón Sánchez Lizarralde), explica cómo un régimen totalitario organiza la esclavitud de sus ciudadanos a través de la «purga» de sus sueños. La novela de Kadaré se publicó en 1981, y con ello el autor corrió grave peligro ante las autoridades de Albania, país en cuestión en su obra, que estuvo «condenada al silencio» durante más de siete años.
    De algunas de las cosas que dice I. Kadaré también nos ocuparemos más adelante.

  2. Que de algún modo los sueños, la actividad onírica, es una forma de «alimento de la mente» y que sin esa actividad el ser humano puede llegar a enloquecer y finalmente a morir, es algo ya sabido por la ciencia desde hace tiempo.

  3. Para centrar mejor estas cuestiones relativas al «yo», al psiquismo, a la materia vs la forma, a la materia en sí frente a su (posible, necesario, imprescindible diríamos) «insight», acudiremos a cosas dichas por físicos como el francés Costa de Beauregard, uno de los que mejor ha explicado la «paradoja» Rosen – Podolsky – Einstein. Mejor : esto es, con mayor belleza.
    Ya lo abordaremos, pues tiene un enorme interés y, además, ayuda a centrar, y no poco, lo que son los sueños en relación con la vigilia, y «el par sueños-vigilia» de cada uno de los seres humanos con el mundo exterior que le circunda. Lo conozca como lo conozca, a dicho mundo exterior.

  4. Las cosas que decía de sus sueños Andrea de Chirico ( hermano de Giorgio ) sobre cómo huía de sus sueños y cómo finalmente los sueños le «atrapaban» o, para no decirlo con tan abrupta expresión, le influían, son de gran curiosidad. Entran el el capítulo de aquellos textos que dedicamos a lo que grandes hombres han dejado escrito sobre sus propios sueños, desde Juan Eduardo Cirlot o Teodoro Adorno hasta el mismísimo Don Bosco, el fundador de los Escolapios, si mal no recuerdo. Ya las comentaremos.

  5. Hay una traducción al castellano del sacerdote R. Martín Morillo que aclara cosas sobre las relaciones entre Escolapios y Salesianos. Se trata de una carta de Don Giovanni Bosco. Su lectura es curiosa, y en cierto modo ayuda a comprender el espíritu de los escritos de Don Bosco sobre sus sueños en general, de los que destaca el que llama «sueño de los 9 años».
    Este tema nos lleva lejos de nuestros propósitos, y no lo seguiremos, de momento. Se da el dato para quienes tengan interés en él.

  6. Don Bosco no es el fundador de los Escolapios, sino de la familia Salesiana. Disculpen el lapsus. Es San José de Calasanz.
    Gracias, Ignacio, por refrescar mi memoria.

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