Sueños : ¿ser «otros»?

22 Abr
G. de Chirico : "Misterio y melancolía de una calle"

«Existen otras formas de vida donde no hay tiempo, y ahora estás a punto de entrar en una de ellas.» Eso me dijo X en una anterior conversación que tuvimos sobre un sueño, que ya me contó, y que yo referí en un post anterior, el titulado «Calles». El sueño en cuestión era uno de esos que se repiten, sueños recurrentes cuyos significados o sentidos pueden ser muy variados, dependiendo del soñador y de sus circunstancias. Aquí, en gran medida, tiene validez aquello que dijera don José Ortega y Gasset : «Yo soy yo y mis circunstancias». Pero ya volveremos, en otra ocasión, a «Calles».

Un inciso : en alguna ocasión, en mis clases de literatura, he tenido la muy relativa osadía de modificar esta especie de axioma de Ortega y lo convertía en «Yo soy yo a pesar de mis circunstancias» : quería recalcar así la elemental esencialidad de cada ser humano, minimizar todo lo posible el peso de las circunstancias, y elevar al máximo nivel de potencialidad el valor de lo esencial humano. Poner el Ser sobre o por encima de el Existir. Pero sigamos con lo nuestro.

Los sueños, ¿son sólo circunstancias nuestras, sólo «aventuras insólitas» de la mente, o tienen en sí una muy mayor carga atonal, carga de sentido, carga de «esencialidad», que nos lleva a recorrer, de alguna forma, territorios in-explorables de otro modo? ¿Son los sueños «puertas» hacia ámbitos, paisajes, lugares muy diversos que nos están vedados en el estado de vigilia? Bueno, esto es una posibilidad, pero en ella no se agotan los múltiples sentidos que comportan los diferentes estados oníricos. Porque por ahí debemos empezar hoy : hay sueños y sueños. Quiero decir que no todos los sueños son del mismo tipo, ni tienen la misma naturaleza, por más que el hecho de ser fenómenos, -o «cosas»-,  que nos ocurren en un estado determinado ( : durmiendo, por lo general, aunque a veces incluso sin estar dormidos… Ya abarcaremos tales estados.) tienda a enmascararlos y hacerlos parecer a todos iguales, aproximadamente iguales al menos.

Pues bien : no hay tal. Hay sueños cuya naturaleza supera con mucho determinados estados de supuesta «vigilia» y adquieren una dimensión tan especial que nos vemos obligados a considerarlos de algún modo «sueños inspiradores» : de obras de arte, de fenómenos de superación personal, de conocimientos de cosas ocultas. En un libro del que nos hemos ocupado ya en anteriores textos, y cuyo autor es Pierre Fluchaire (: «El Universo Secreto de los Sueños») se aclara que hay personas que durante largos periodos de su habitual estado de vigilia en realidad se encuentran en un estado de somnolencia que no siempre llegan a apreciar o del que no son del todo conscientes, y en ese estado, sueñan, tienen sueños como si durmieran. Esto al margen de que hay sueños en fase REM y también los hay en fase No-REM.

Y lleguemos ya al argumento del título : en sueños, ¿podemos llegar a «ser otros», llegamos de hecho a vivenciar «otros yo-es» desde o en nuestro potencial «yo-único»? Bueno, igual no existe en realidad eso de un YO-ÚNICO… ¿Qué hacen en realidad algunos, (incluso muchos), artistas cuando componen obras donde dan vida a seres que en cierto modo son proyecciones de su propio ser interior, el cual, por cierto, NO ES NUNCA ÚNICO?

Observen ese estado de latente silencio de ese cuadro de Giorgio de Chirico, ese estado de quietud anclada en sí misma, y ese juego de contraste entre la luminosidad y la sombra, – tan diferente, por otra parte, ¡y tan «otro»!, que el que se diera en la pintura del barroco-, pero quietud y contraste y amarre tan intensos que casi llegan a anular toda posibilidad de movimiento en el cuadro : tal es el «peso» de la geometría de esa misteriosa calle, tan ominosa, que parece tener a la niña que corre con el aro como detenida, fatalmente quieta en su carrera… ¡Fascinante!

Sí : en muchos sueños «somos otros». Quiérese con esto decir que nuestro «yo superior» se hace en sueños capaz, a veces, de observar otros «sub-yoes», los cuales yacen como vetas de mineral viviente bajo nuestra consciencia de vigilia. Tal tipo de observación lo podremos desarrollar con mayor amplitud comentando algunas observaciones de la obra de Danah Zohar, «El Yo Cuántico», que también en otros textos anteriores hemos comentado. Porque hay esto, lector : para mejor entender lo que soñamos es preciso «viajar» por libros que no tratan de sueños, sino que se adentran en lo que es nuestro cerebro y se va descubriendo de él, y en los lenguajes basados en la simbología universal, «lenguajes» que por cierto no son sino un ancestral eco de esa incomparable «unidad de sentido» que es el ser humano en su totalidad y a lo largo de toda la Historia : la del Ser, y la del Cosmos.

3 respuestas a «Sueños : ¿ser «otros»?»

  1. El libro de Danah Zohar que arriba citamos introduce, en la concepción del cerebro humano y de nuestra mente, elementos que toma del mundo de la física cuántica. Tal cosa no es ningún disparate, sino más bien todo lo contrario, pues al fin y al cabo, son ondas electromagnéticas las que «organizan» nuestro cerebro, y es una determinada energía ( y energía de ese tipo, electromagnético ) la que nos da ese modo de «visión de coherencia» que, al cabo, llamamos «Yo». Y aborda, aunque muy de pasada, el mundo del sueño. Nosotros lo que tratamos de hacer es seguir, en cierto modo, esa senda ya marcada. Hasta donde nuestros medios intelectuales nos permiten, como es obvio.

  2. El lenguaje de los sueños, por lo general, es simbólico. De ahí que los llamados «diccionarios de sueños» no tengan tanta validez como la que se les debe dar a los de Símbolos.
    Un diccionario de sueños tiene más valor, a nuestro juicio, como indicador de una determinada época histórica, que no como instrumento de interpretación. Si comparamos lo que aparece en un diccionario de sueños de la época de Artemidoro de Éfeso ( o de Daldis ), del siglo II de nuestra era, con lo que puede leerse, pongo por caso, en el de Emilio Salas ( que es del siglo XX ), lo que mejor podemos entrever es una especie de «radiografía de época» que no otra cosa.

  3. No se tome como fácil excusa lo de organizar el texto en torno a alguna representación pictórica : ya tendremos ocasión, en breve, de ver la íntima relación que estableció en su día, (y que ha sido recientemente editada en como libro, junto con otros breves ensayos y apuntes), entre sueño y pintura, esa mujer excepcional que fue, – que es : pervive en su obra-, María Zambrano.

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