La palabra aquí usada como título, «calles», así a solas, ¿qué significa? Si la consideramos verbo, es fácil asociarla a «hablar, silencio, secreto, preguntas…» y un largo etcétera. Y si la consideramos sustantivo, -que es el caso : nos referimos al plural del término nominal calle-, no nos costaría mucho asociarla a «ciudad, calzada, aceras, casas…» y otros muchos de dicho abanico semántico, tan propio del mundo ya sometido a la acción civilizadora del ser humano. Conque esté desde ahora claro del todo : hemos escrito ahí arriba «calles» con el valor sustantivo que la hace ser «street» en inglés y formar parte de la frase «courir les rues», que suele tener un sentido figurado.
Un amante de la pintura moderna podría asociarla también a un famoso cuadro de Giorgio de Chirico, que se titula «Misterio y melancolía de una calle», obra llena de soledad a la vez que de un simbolismo que sólo ( o casi sólo ) podemos encontrar en los sueños. Porque las calles de que vamos a hablar a partir de ahora van a ser todas, o casi todas, «calles oníricas», van a ser de esas que nos llegan como recién nacidas de algún sueño.
Las calles, en la realidad del mundo actual, nos han llevado bastante lejos de la vida rural y de las vivencias del campo. Nos han lanzado en tropel a formas de vida que son a la vez azarosas y calculadas. Formas de vida que parecen estar gobernadas por los relojes y el tiempo medido con cuenta gotas, y en cierto modo sometidas a sorpresas : solemos recorrer las mismas calles; y tanto y tanto las pasamos un día y otro, que apenas reparamos en ellas y casi nunca nos sorprenden con novedad alguna…, salvo cuando tenemos ese encuentro repentino e inesperado que dejó de Chirico en la parte no visible de su óleo antes citado. Porque las calles están llenas de tiempo, de poesía tan ingrávida que apenas de percibe, y de un no sé qué de vida propia que les hace ser, con suma facilidad, símbolo siempre de algo y, por supuesto, escenarios de vidas anónimas a la vez que de sucesos que hacen girar la historia. Pero vayamos ahora al sueño :
«Estaba en una calle que reconocí tan sólo un poco más tarde como recorrida en otros sueños : No sabía que estaba soñando hasta que me fijé en la calle, me quise preguntar por su nombre y re-orientarme en mi camino, y entonces caí en la cuenta de que aquella calle ya la había soñado en anteriores veces, y que ese sueño, -porque entonces supe que era un sueño-, nunca antes me había llevado a lugar alguno, pues siempre acababa despertando sin más, sin llegar a lugar alguno, y sin terminar de recorrerla. Y al despertar, como solía ser otras veces, me diría que aquella calle era también otras muchas calles»
Ese ha sido el sueño. Un sueño que se repite de vez en cuando y cuyo sentido se me escapa, me dijo X. Le pregunté si había algo especial en esa calle que le llamara la atención, y me dijo que sí, y que era algo que no solía contar (salvo a su psiquiatra) porque no quería que se le tomara por persona algo «tocada» de la cabeza.
¿Qué es?, le pregunté. Y me dijo, tranquilamente, que en esa calle era posible (con un mínimo de voluntad por nuestra parte) oír los colores y sentir el sabor de los pensamientos, el peso de las palabras, y hasta percibir un susurro que se traduce en un «…existen formas de vida donde no hay tiempo, y ahora estás a punto de entrar en una de ellas.»
– ¿Podría decirme el sentido de este sueño? Usted es psicólogo y ha escrito un libro de sueños.
Me miró con fijeza, y luego de unos segundos que me parecieron de plomo, dijo :
– ¿Podrías decirme qué es un agujero negro? Eres cosmólogo, y lees muchas tesis sobre el universo.
Ambos entonces comprendimos que cuando se llega a callejones sin salida, lo mejor es despertar, si se está dormido, o dar la vuelta atrás, si estamos en la vida real de la vigilia. Porque símbolos o no, las calles deben ser abolidas cuando no nos llevan a lugar alguno. Y ambos supimos también, como en otras muchas ocasiones anteriores, que X siempre solía ser yo : yo, esa forma de condena inevitable.
Ya que en una próxima entrada o post se explicará algo más sobre este sueño, y sobre el soñar con calles en general, será entonces cuando pongamos una reproducción del estupendo cuadro de Giorgio de Chirico que se menciona en el texto.
Gracias.
Entonces, además de eso, tal vez se aclare que ese señor (o señoara) X no es un servidor de ustedes, por más que sí que sea yo.
Un tema que nos espera de forma insoslayable es el de los sueños laberínticos. Hablaremos de ellos pronto.
Me contó otro sueño : el mar entraba en las calles, y aunque sabía que podía caminar por ellas pues apenas eran unos centímetros el nivel del agua, sentía el temor de que surgieran de pronto olas o de que subieran de forma repentina las aguas. «Sé nadar, -dice que se dijo-, pero estoy como en un sueño que me paraliza.»
¿Qué hizo usted? – Le pregunté.
– Lo más sensato : desperté. De puro miedo que tuve, desperté.
Alucinante. Es muy recurrente soñar con espacios que son familiares pero no son tal y como «son» o vemos en la vigilia. Tenemos noción de que ese es «mi casa», pero no aparece en el sueño tal y como es, curioso. Por otro lado, la idea de que hay sueños recurrentes y que vuelven, pensé que era una especie de trastorno o noción de haberlo soñado antes pero no es verdad… Gracias
Esos espacios de sueños se podrían llamar ( uso esa forma verbal, «podrían», porque la teoría, hasta donde sé, es personal, y como no soy un titulado en la materia…) «espacios oníricos».
Los hay de dos tipos al menos : aquellos que se sueñan y no existen AÚN en la realidad de la vigilia, pero luego sí, y aquellos que pertenecen plenamente al mundo onírico y SÓLO los podemos recorrer o visitar, vivenciar, etc., en nuestros sueños.
A veces, tales espacios oníricos pueden ser compartidos conscientemente por dos o más soñadores : fue el caso de Reme y Sonia, dos alumnas mías del «Picasso» que así me lo refirieron cuando comenzaron a experimentar por su cuenta con sueños a raíz de unas clases mías sobre el uso de los sueños para potenciar la voluntad, la memoria, eliminar fobias, adicciones…
Ellas se aplicaron a otro aspecto : soñar el mismo sueño, a la vez, cada noche. Y continuarlo de noche en noche. cada una en su casa, obvio. Es una historia fascinante, que algún día referiré.
Nota.- Los nombres Reme y Sonia son o pueden ser ficticios : estas chicas, ya jóvenes de unos treinta años, no tienen por qué ser identificadas por su colegas de la época de estudios si ellas no lo desean.
En un post anterior conté el sueño que tuvo una persona para mí muy cercana y querida, y donde veía un lugar mucho más grande ( en el sueño ) de lo que era en la realidad. Años después, el sueño se hizo realidad en tal sentido : el lugar en cuestión llegó a aumentar de tamaño y ser en la vigilia tan grande como lo había soñado mucho antes. ¿Roza esto, por otra parte, los llamados «sueños premonitorios»? Ahí, no entro ahora.
La obra pictórica de Giorgio de Chirico, sus cuadros de calles y espacios urbanos que parecen estar como exentos de tiempo, llenos de luz (con notorias sombras de contrastes, también) pero casi sin personas en ellas, y los comentarios de expertos en arte y su filosofía, son muy estimulantes para potenciar un tipo de «incubación de sueños» que no tiene, hasta donde llega mi propia experiencia, ningún peligro y sí bastantes ventajas.
Claro que esto es cuestión muy subjetiva…
En la red pueden encontrarse estos comentarios adjuntos a algunos de sus cuadros. En próximo post trataré de dar el link.
Gracias.
Si se acepta : el libro «El camino de los sueños», ( y ello pese a tener ya un bastante largo par de decenios pues la edición inglesa (primera) «The Way of the Dream, Dr. Marie-Louise von Franz in Conversation with Fraser Boa.» es de 1992), sigue siendo válido para quienes quieran aventurarse en la interpretación de sus propios sueños.
A ello de debe añadir esto otro : no hay mejor intérprete de un sueño que el propio soñador. En opinión, esto último, de no pocos estudiosos del tema.
La edición en español, traducida en 1997 en Chile, es de Renato Valenzuela.
En el capítulo TRES, «la estructura de los sueños», se dan ejemplos específicos de cómo proceder para «entender» un sueño.
En el próximo post abundaremos en el tema.