SUEÑOS : LA LÍRICA ERÓTICA

9 Mar

En la medida en que hay una notable parte de lo que llamamos «obra poética» que es, o directa o indirectamente, «SUEÑO», hay también una parte, en absoluto desdeñable, del vivir cotidiano y «real», ya no literario, (aunque…, ¿en qué sentido no es «literario» lo cotidiano? ¿Ante qué clase de desmesura estamos cuando establecemos un separación tajante entre Literatura y Cotidianeidad, o entre Vigilia y Sueño? Dejamos eso estar de momento…), que es de una manera muy patente «PURA CREACIÓN MENTAL».

Es más : en un sentido muy literal, lo que llamamos «realidad» es una «creación mental» que tiene, por así decirlo, su basamento en tres pilares : el lenguaje, el pensamiento durante la vida de vigilia, y las sensaciones e ideas que durante el tiempo del sueño nos acunan o asedian, nos guían o precipitan, nos elevan o nos arrojan a infiernos indecibles… Por no seguir enumerando nombres que a primera vista puedan parecer contrapuestos pero que al final de ciertos caminos carentes de señales ( la vida es eso, en buena medida ) resultan ser, si no la misma cosa, sí que caras de una misma moneda : las cimas devienen simas, y las derrotas acaban en consumadas victorias. Nada, nadie, en el sentido más estricto del término «per-fectum», es perfecto hasta su definitiva cesación. Los seres vivos en la muerte somos ya «perfectos».

Pero lo de hoy, el texto a considerar, es sólo un modo de querer ejemplificar qué sería un sueño donde lo lírico y lo erótico estuvieran contenidas. Y así, me limitaré a poner ante ustedes un soneto de Rafael Alberti cuyo título es AMARANTA, y que el autor sacó a la luz en su obra «CAL Y CANTO». El texto que digo irá en forma de «comentario», quiero decir que no lo voy a incluir en esta parte del post de hoy, la más prosaica y hasta puede que aburrida, sino que lo pondré, por así decirlo, de manera un tanto «exenta», libre de letras en torno. Como si fuera el texto que se escribe en una pizarra escolar y sobre el que luego el profesor divaga o explica o re-crea o… Pero vayamos a lo que se iba, y salga ya Amaranta de su claustro :

Rubios, pulidos senos de Amaranta,

por una lengua de lebrel limados.

Pórtico de limones, desviados

por el canal que asciende a su garganta.

Rojo, un puente de rizos se adelanta

e incendia sus marfiles ondulados.

Muerde, heridor, tus dientes desangrados,

y corvo, en vilo, al viento te levanta.

La soledad, dormida en la espesura,

calza su pie de céfiro y desciende

del alto olmo al mar de la llanura.

Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,

y gladiadora, como un ascua impura,

entre Amarante y su amador se tiende.

Reparen los lectores en las imágenes eróticas, en lo fálico del «alto olmo» y en lo femeninamente desnudo y oferente de «al mar de la llanura». Por no hablar de los rizos de la muchacha que  caen sobre sus labios, casi ante sus dientes, luego de haber paseado la «visión soñadora» por los senos pulidos de piel tan tersa que se diría han sido limados por una lengua de lebrel. ¿Están Alberti y Modigliani en una similar onda de pensamiento, el uno cuando escribe, cuando pinta el otro? Pintura, color, poema, ritmos y sonidos aliterados…, ¿no son acaso un modo de sueño sinfónico donde este efímero ser que somos los humanos tratamos de dimensionarnos? Tal vez sí, tal vez sí… Gracias, enano Bes : que tus dioses creadores te acunen siempre insomne.

2 respuestas a «SUEÑOS : LA LÍRICA ERÓTICA»

  1. La obra poética de Rafael Alberti, parte de la cual tuve en su día ocasión de exponer en clases de Literatura, y la pictórica de Modigliani, que siempre solía acompañarme en días de vino y rosas (valga la metáfora) ante las páginas de libros leves como la Antología poética de Losada (cuya séptima edición, del 27 del I del 1977 era la que utilizaba entonces, por mor de no llevar conmigo las Completas de R. Alberti a las clases) y ante las miradas de alumnos y alumnas que susurraban a veces supuestas procacidades de un profesor de pie sobre la mesa del aula, bien merece renovada atención lectora. Creo yo.

  2. El erotismo, ¿dónde más reside y se asienta, en la mirada, en la mente, o en el objeto o ser que se contempla? Y más : ¿son acaso separables esas cosas, -por así llamarlas-, «mirada», «mente», «objeto/ser contemplado»?

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