La relación entre sueño y sexo es muy curiosa. En el desarrollo de la vida del ser humano el sexo tiene una importancia de enorme relevancia, y en el ámbito de la psicología y de la psiquiatría, también. En los sueños, que es lo que más adelante vamos a plantear, el sexo adopta una extraordinaria variedad de «apariciones», esto es, se nos aparece o muestra desde múltiples perspectivas. Hasta cierto punto podemos decir que si soñar fuera un arte como lo es por ejemplo la pintura, más del 35% de los cuadros pintados serían de temática sexual.
Debo advertir que en estos textos o entradas del blog uso los términos dentro de una personal perspectiva y así, por ejemplo, cuando digo «terrores nocturnos» referido a los sueños lo equiparo a «pesadillas» (obvio : pesadillas terroríficas) con lo que me aparto de la terminología usual en psicología. Como en el contexto de mis post dichos términos suelen estar debidamente contextualizados, no creo que haya más problemas con su cabal entendimiento.
Con todo, y como las entradas están abiertas a debate y comentarios, no haya cuestión : donde yo yerre, como cuando hice un uso no claro del término específico que se conoce como narcolepsia, otros me rectifiquen como en el anterior texto titulado «Sueños de Terror» hicieron desde psicologiamalaga. Allí, yo ponía como en un mismo plano lo que se conoce como «pesadillas» y lo que llamo «sueños de terror», obviando eso que la Psicología, en algunos de sus más actuales planteamientos llama «terrores nocturnos». No me expliqué bien, posiblemente.
Ocurre con los sueños algo similar a lo que ocurre con mil y una de las cuestiones que aborda la ciencia, tanto la de la naturaleza como las ciencias humanas : que casi todo está en permanente estado de revisión y de perfeccionamiento, y a medida que se afinan y desarrollan los medios técnicos de análisis e investigaciones, cambian las tesituras y aumentan tanto los saberes como las nuevas dudas y preguntas. Nuestros enfoques de estos temas son, o eso pretenden, ser «abiertos a la especulación», básicamente literarios, y en absoluto de carácter científico. Si en alguna ocasión queremos dar una visión científica de algún aspecto, nos ceñimos a la bibliografía pertinente : ya sea C. G. Jung (a lo largo y lo ancho de sus Obras Completas), o Peretz Lavie (en su «El fascinante mundo del sueño»), Fraser Boas (en «El Camino de los Sueños». Conversaciones con Marie – Louise von Franz), por no citar más autores bien fundamentados en sus teorías y estudios. O las dispersas ideas que acá y allá nos topamos en obras sobre mitos, religiones del pasado, símbolos, etc. Quiero con esto decir que en modo alguno se sigue una determinada escuela psicológica, por un lado, y que lo que se aporta de carácter científico no es cosa nuestra, por otro.
Hay, de todos modos, un aspecto del que sí que me hago plenamente responsable : la conexión que trato a establecer entre el mundo del sueño y lo que se va descubriendo del mudo de los fenómenos cuánticos por otro. Y esto es así porque tengo el convencimiento de que los fenómenos del mundo de las partículas están sugiriendo de un modo muy claro (para mi modo de ver las cosas) que «todo está en todo» y no es prudente, a estas alturas, tratar de entender algún aspecto de la naturaleza o del ser humano desde perspectivas que se desconecten del conjunto total : desde las galaxias hasta las más desconocidas y raras enfermedades del ánimo o del cuerpo, todo está conectado. Y no creo que haya en ello ningún tipo de «misterio» ni de «poderes sobrenaturales» : las cosas tiene sus causalidades y también se dan en los fenómenos ciertas «sincronicidades». No existe, desde esta perspectiva, lo casual; y sí lo causal. O lo sincrónico.
En cuanto a la relación del SEXO y SUEÑO, el tema es tan amplio, sus vericuetos tan ricos y variados, que no va a ser ya ahora y aquí donde se aborde. Lo dejo para las próximas entradas. Pero sí que hago ahora esta advertencia : el los sueños de sexo o donde lo sexual es elemento de principal relevancia, lo que llamamos «moral» ( del tipo que sea : cristiana, musulmana, budista, atea y laica…etc. ) es algo que queda en un muy segundo plano. Más enfocaremos lo sexual en los sueños como algo que invita a maneras de acción en la vida de vigilia que no como síntomas de represiones de un modo absoluto, como quería S. Freud. Estoy más cerca de Jung que no de Freud. Y baste por hoy. Gracias.
Por lo pronto, esa teoría de que los sueños de contenido sexual son el fruto de «represiones» a nivel consciente y en ellos el inconsciente «se libera» dando rienda suelta a su deseo de lo prohibido, me parece errónea. Las cosas no son tan simples como a veces creemos. Los mundos mentales no son «chatos» ni de sólo un par de dimensiones. Las cosas esconden en sí una muy superior riqueza de todo tipo : interpretativa, de conexiones, valoraciones…
Estoy con usted señor Laza, yo lo he entendido siempre de esa manera todos sus comentarios y por esto mismo me atrevo a poner los mios.Cuando un hombre tiene razón solo cabe darsela.
Gracias, señor Kike! Quien no da la razón a otro cuando la tiene, sólo revela poco o nulo sentido de la justicia ( aquello del «ius suum cuique tribuere», del Derecho Romano : dar a cada uno lo que por justicia le pertenece) y, además, refleja una gran inseguridad en sí mismo, creo.
Porque negarse a reconocer un error propio y negar desde esa negativa la razón a quien la lleve, señal de gran cobardía es : hay que tener valor para reconocer los propios errores.